Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La oración°


Me parece muy indicado empezar el estudio de este tema mencionando una de las oraciones de nuestro Señor Jesucristo que de manera directa ha impactado a los cristianos hasta los momentos actuales y lo seguirá haciendo porque su Palabra es eterna y hará lo que el hará lo que ha destinado para la humanidad entera. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11). 

Es por su intercesión, su obra en la cruz y la ayuda del Espíritu Santo que estamos en los caminos de Dios bajo su amor y misericordia.

Juan 17. Este capítulo es la oración sacerdotal de Jesús para sí mismo (v. 1-5), sus discípulos (v. 6-19) y futuros seguidores (v.20-26). Se dio en una atmósfera de confianza, (v. 16:33). Es además la más larga oración registrada de Jesús. Encontramos también las características de discípulos en los versículos 6-19, como que son elegidos, son obedientes, conocen a Dios y Cristo, aceptan la verdad, viven en el mundo pero no son del mundo, el poder y presencia del Espíritu Santo los sostiene, son uno, así como el Padre y Jesús son uno, el gozo del Señor es su fortaleza, son consagrados por la Verdad, son enviados, así como él fue enviado, son amados, así como el Padre ama a Jesús. Esta es nuestra esperanza.

En la Biblia la oración es adoración que incluye todas las actitudes del espíritu humano en su acercamiento a Dios. El cristiano adora a Dios cuando le ofrece culto, confesión de pecados, alabanza, y súplica por medio de la oración. Esta máxima actividad de que es capaz el espíritu humano también puede llamarse comunión con Dios en tanto se destaque la iniciativa divina. El hombre ora porque Dios ya ha tocado su espíritu. En la Biblia la oración no es una “respuesta natural”. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Juan 4:24.  En consecuencia, el Señor no “oye” todas las oraciones (Isaías 1:15. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos; Isaías 29:13. Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.

La doctrina bíblica de la oración destaca el carácter de Dios, la necesidad que siente el ser del hombre de entrar en una relación salvadora con él, y de entrar plenamente en todos los privilegios y obligaciones de esa relación con Dios. La oración incluye hablar con Dios, rendirle adoración y presentarle peticiones, así como confesarle los pecados e interceder por otros. No hay nada más impactante, que surta tanto efecto, como el poder que hay en la oración cuando oramos bajo el poder del Espíritu Santo, hay estremecimientos tanto en el cielo como en el infierno. Porque cuando clamas el mismo cielo se abre de par en par para que descienda el poder glorioso de Dios, a la vez que el mismo infierno se revuelca por el poder de la voz de Dios en tu boca.

Debes entender en todo tu ser, que cuando oras se  produce el mismo efecto de poder tanto en el cielo como en la tierra. Dios delegó tal acción de poder y autoridad que te dijo: "y a ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" Mateo 16:17.

Jesús y la oración. Mateo 6:5-15. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

El poderoso efecto de la oración. Si bien, el reino de los cielos es espiritual, las llaves que Cristo te ha dado para abrir el reino es el poder de la oración en tu boca. Y te puede convencer por que Él mismo lo vivió: "... y orando el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi hijo amado; en ti tengo complacencia" Lucas 3:21-22.

Desenvaina la espada. Por lo tanto, si en la oración, el mismo efecto que se produce en el cielo se produce en la tierra, tenemos aprobación de Dios, permanente para deshacer toda obra de las tinieblas en cualquier circunstancia. Es nuestro deber como hijos del omnipotente derribar las fortalezas del maligno en toda ocasión mediante el poder de la oración... "porque para esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8.

¿Sabías que tu oración atormenta al diablo?  Muchos cristianos no son conscientes  de esta verdad aunque la sepan. Y como no mantienen una vida de oración permanente, el diablo los oprime para que no oren, puesto que lo atormentan. Y ellos deciden dejarse atormentar para no atormentar al diablo. Aunque Satanás y sus demonios saben muy bien esta verdad sobre su debilidad, fue traicionado por aquellos que no pudieron dejar de decirlo para su propia perdición en aquel anticipado encuentro con el Señor en la región de Gadara, con sus agonizantes palabras: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Mateo 8:29.

Si bien Jesús es la palabra y ella fluye en nuestras bocas,  cuando oramos bajo la poderosa  unción del Espíritu Santo, atormentamos a los mismos demonios en el segundo cielo, en la tierra y en el infierno. Querido hermano, atormenta al diablo para que él no te atormente a ti. En ti está el poder de la oración. Es cuestión de vida o muerte: si no destruyes sus obras, el destruirá las tuyas y te tocará tomar parte de su tormento, porque su intención es hacerte partícipe del juicio y tormento que está sobre él, si decides ignorarlo. Por eso amado, no dejes que el diablo decida por ti, toma el control absoluto del poder de la oración para que descienda fuego del cielo y acabes con las obras que el diablo maquina en todo tiempo contra los hijos de Dios. Haz que fluya el poder del Espíritu Santo, empieza ahora el avivamiento en tu vida.

Tu misión: deshacer continuamente las fortalezas del diablo. Empieza ahora tu vida ferviente de oración, porque "para esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8. Es mi compromiso decirte que en el pensamiento de Jesús nunca estuvo la idea de dejar pasar por alto el no destruir bajo la voluntad de Dios las obras de las tinieblas, sino deshacerla sin contemplaciones; así como en la mente destructiva de Satanás, que en todo instante maquina destrucción y muerte, también en la mente de Cristo, su iglesia, debe prevalecer la tendencia de destruir las obras de las tinieblas sin pensarlo dos veces. 

Si no transmitimos esta voz de alerta, el diablo que está al acecho encontrará una presa indefensa: El cristiano pasivo y conformista que lo ignora. El creyente que anda así es porque Satanás ha borrado con venda en sus ojos, el versículo que aparece en la Biblia de los cristianos que andan bajo la gloria de la unción de Dios: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" 1 Pedro 5:8; del cual han aprendido por lo menos que: estamos en una guerra espiritual permanente, y ni un instante podemos descuidarnos de la conexión espiritual con el reino de los cielos: andar llenos del Espíritu Santo. Porque cuando toda está en aparente calma, prepárate; es el  momento  de  defenderte,   el  devorador está al acecho. 

Existe un adversario, o mejor, tú tienes un enemigo peligroso que se opone a tu salvación y a tus bendiciones materiales y espirituales. Y que no solamente se opone como una pared, sino que en todo momento te lanza dardos para adormecerte y para destruirte, porque te odia a muerte y no descansa de maquinar, sino que siempre te querrá bajar de donde Dios te sentó.

El maligno está incesantemente a tu alrededor, y no es necesario que le toques para que te lance un zarpazo, sino que su naturaleza es buscarte y si encuentra una puerta no dudes que te asestará un golpe para matarte y destruirte. Y si está escrito que "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir...", no olvides que sus garras no son terciopelo y que siempre empieza hurtándote, luego matándote y destruyéndote, sino que si le das una oportunidad, no dudes que pondrá en ejecución el buen título de destructor que tiene. Porque si entendemos lo que dijo el Señor: hurta y mata y destruye, estas tres calamidades las hace simultáneamente si le has entregado en sus manos la credencial de acceso por la desobediencia.

Allí mismo está escrito también "… yo he venido para que tenga vida, y para que la tengan en abundancia” Juan 10:11. Porque esa vida que Jesús nos da, no solamente está en nosotros, sino que como ella es abundante, fluye de nosotros y es manantial de vida que destruye las maquinaciones más pretenciosas del príncipe de la muerte. Recuerda que el mismo poder que está en Jesús, es el que fluye en nosotros para destruir por medio de la oración todas las obras de las tinieblas. Si el diablo viene para destruir sin la aprobación perfecta de Dios, Jesucristo está derribando con la aprobación del Todopoderoso las fortalezas más abominables del diablo. Cristo tiene su espada desenvainada, por medio de la palabra en ejecución de cada cristiano, deshaciendo las obras de las tinieblas.

La autoridad de la palabra activa. El poder de la palabra de Dios se hace manifiesto cuando esta fluye mediante el poder del Espíritu Santo a través de sus hijos, entonces es viva y eficaz, capaz de producir vida y hacer un trabajo u obra creativa o regeneradora en este mundo. Los grandes avivamientos que el Espíritu Santo ha hecho en la tierra,  han sido a través de hombres  y mujeres ungidos, en los cuales el fuego del Espíritu en ellos se manifestó en palabra activa con gran poder, porque tomaron la determinación firme de recibir lo que Dios realmente ha dado a cada creyente, "porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia" 1 Corintios 1:5.

Cuando la oración salga por tu boca, y seas un cristiano conocedor de la experiencia de la palabra viva, entonces penetrará en los que estén a tu alrededor mostrando las condiciones de luz o tinieblas en que se encuentren, y serán desnudados sus corazones en medio de la unción; y aun sus pensamientos más escondidos se manifestarán públicamente,  para ser finalmente liberados por la mano poderosa de Jesús. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" Hebreos 4:12.

Veamos algunas promesas que encontramos en la Biblia acerca de la oración.

Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la luz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. Josué 10:14.

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14.

Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo. 2 Crónicas 30:27.

Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado. Y seré salvo de mis enemigos.... En mi angustia invoqué a Jehová Y clamé mi Dios El oyó mi voz desde su templo Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. Salmo 18:3,6.

Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Salmo 21:2.

Bendito sea Jehová que oyó la voz de mis ruegos. Salmo 28:6.

Busque a Jehová, y él me oyó, y me libro de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó y le oyó Jehová, y lo libro de todas sus angustias... Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos... Claman los justos, y Jehová oye, y los libera de todas sus angustias. Salmo 34:4-6,15,17.

Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Salmo 37:4-5.

Porque en tí, oh Jehová, he esperado; tú responderás, Jehová Dios mío. Salmo 38:15. 

E invócame en el día de la angustía; Te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15.

En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oiré mi voz. Salmo 55:16-17.

Tú oyes la oración; y a tí vendrá toda carne... Con tremendas cosas me responderás tú en justicia. Oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar. Salmo 65:2,5.

Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré. Salmo 81:10.

En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Salmo 86:7.

Me invocará, y yo le responderé: con él estaré yo en la angustia; lo liberaré y le glorificaré. Salmo 91:15.

Habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos. Salmo 102:17.

Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas. Salmo 116:1. 

Desde la angustia invoque a JAH, y me respondió JAH poniéndome en lugar espacioso. Salmo 118:8.

Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. Salmo 145:18-19.

Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos. Proverbios 15:29.

Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Isaías 58:9ª.

He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Isaías 59:1-2.

Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar. Jeremías 29:12-14.

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33:3. 


Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que no busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos ¿cuánto más vuestro Padre está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Mateo 7:7-11.

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieran de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mis Padre que está en los cielos. Mateo 18:19.

Y todo lo que pidiereis en oración creyendo, lo recibiréis. Mateo 21:22.

Respondiendo Jesús, les dijo: tened fe en Dios. Porque de ciertos os digo que cualquiera que dijere e este monte; quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Marcos 11:22-24.
Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Lucas 6:28.

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:13-14.

Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son. Juan 17:9.

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Hechos 12:5.


Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos 8:26. 

Bendiciones. 

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