Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

SVR Clase 32. La Salvación: La Seguridad Presente°

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Es tiempo de sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina Valera: TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.

Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2. Es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

Clase 32. La Salvación: La Seguridad Presente por Lewis Sperry Chafer

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A. La importancia de la seguridad.

En la experiencia cristiana, la seguridad de que uno es salvo por la fe en Cristo es esencial para el cumplimiento de todo el programa de crecimiento en la gracia y el conocimiento de Cristo. La seguridad es asunto de experiencia y se relaciona con la confianza personal en la salvación presente. No se debe confundir con la doctrina de la seguridad eterna del creyente, que discutiremos en el próximo capítulo. La seguridad eterna es una cuestión de doctrina, mientras la seguridad presente es un asunto de lo que la persona cree en un momento dado acerca de su salvación personal.

La seguridad presente depende de tres aspectos importantes de la experiencia:

1) Comprensión de que la salvación provista en Cristo Jesús es completa;
2) El testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana;
3) Aceptación por fe de las promesas bíblicas de la salvación.

B. Comprensión de la naturaleza de la salvación.

Para tener una verdadera seguridad de salvación es esencial tener una clara comprensión de lo que Cristo obtuvo por medio de su muerte en la cruz. La salvación no es una obra del hombre para agradar a Dios, sino una obra de Dios en favor del hombre. Depende completamente de la gracia divina, sin tener en consideración ningún mérito humano. La persona que comprende que Cristo murió en su favor y proveyó una salvación completa que se ofrece a cualquiera que cree sinceramente en Cristo, puede tener la seguridad de su salvación en cuanto cumple la condición de confiar en Cristo como Salvador.

En muchos casos la falta de seguridad se debe a una comprensión incompleta de la naturaleza de la salvación. Una vez que se ha comprendido que la salvación es un obsequio que no puede obtenerse por esfuerzos humanos, que no puede merecerse y que está disponible como un don de Dios para todo aquel que la reciba por fe, se ha echado una base adecuada para la seguridad de la salvación, y la cuestión se resuelve por si sola en la respuesta a la pregunta de si uno ha creído realmente en Cristo. Esta pregunta puede ser respondida por las confirmaciones que se encuentran en la experiencia cristiana de una persona que ha recibido la salvación.

Entre las diversas realizaciones divinas que en conjunto constituyen la salvación de un alma, la Biblia da un énfasis supremo a la recepción de una nueva vida de parte de Dios. Más de 85 pasajes del Nuevo Testamento confirman este rasgo de la gracia salvadora. La consideración de estos pasajes deja ver el hecho de que esta vida impartida es don de Dios para todo aquel que cree en Cristo.

Jn. 10:28. Ro. 6:23. Jn. 14:6. Es Cristo que mora en el creyente en el sentido de que la vida eterna es inseparable de Él. Y, por lo tanto, es eterna como Él es eterno. Col. 1:27. 1 Jn. 5:11-12.

C. Testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana 

Basado en el hecho de que Cristo mora en él, el creyente debe probarse a sí mismo si está en fe. 2 Co. 13:5. Examínense para ver si están en la fe;  pruébense a sí mismos.  ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes?  ¡A menos que fracasen en la prueba! Porque es razonable esperar que el corazón en que Cristo mora, en condiciones normales, esté consciente de su maravillosa presencia.

Sin embargo, el cristiano no es dejado a merced de sus sentimientos e imaginaciones equívocos en cuanto a la forma precisa en que se manifestará Cristo en su vida interior, y esto queda claramente definido en las Escrituras. Esta revelación particular tiene un propósito doble para el cristiano que está sujeto a la Palabra de Dios: lo protege contra la suposición de que el emocionalismo carnal es de Dios—creencia que ha encontrado muchos seguidores en la actualidad— y establece una norma de realidad espiritual, para alcanzar la cual deben esforzarse constantemente los cristianos.

Es obvio que una persona inconversa, aunque sea fiel en su conformidad exterior a la práctica religiosa, jamás manifestará la vida que es Cristo. De igual manera, el cristiano carnal es anormal en el sentido de que no tiene modo de probar por la experiencia que tiene la salvación. Aunque la vida eterna en sí es ilimitada, toda experiencia cristiana normal es limitada por lo carnal.

1 Co. 3:1-4. El cristiano carnal está tan perfectamente salvado como el cristiano espiritual, porque ninguna experiencia, mérito o servicio forman parte de la base de la salvación. Aunque aún sea un bebé, está en Cristo. 1 Co. 3:1. Su obligación hacia Dios no es ejercer la fe salvadora, sino someterse al propósito y voluntad de Dios. Es de importancia fundamental comprender que una experiencia cristiana normal solo pueden tenerla quienes están llenos del Espíritu.

La nueva vida en Cristo que viene como resultado de ser salvo por la fe produce ciertas manifestaciones importantes.

1. El conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial es una de las preciosas experiencias que pertenecen a quien ha puesto su confianza en Cristo. En Mateo 11:27 se declara que ninguno conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo lo quiera revelar.

Una cosa es saber algo acerca de Dios, experiencia posible en una persona no regenerada, pero es algo muy distinto conocer a Dios, lo que solo puede ser realizado en la medida que el Hijo lo revele, y <esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado> (Jn. 17:3). La comunión con el Padre y con el Hijo es algo conocido solamente por quienes «andan en luz» (1 Jn. 1:7). Por lo tanto, una experiencia cristiana normal incluye una apreciación personal de la paternidad de Dios.

2. Una realidad nueva en la oración es otra experiencia confirmatoria que conduce a la seguridad presente. La oración asume un lugar muy importante en la experiencia del cristiano espiritual. Se convierte gradualmente en su recurso más vital. Por medio de la acción interior del Espíritu que mora en él, el creyente ofrece alabanzas y acciones de gracias. Ef. 5:18-19. Y par obra del Espíritu es capacitado para orar en conformidad con la voluntad de Dios. Ro. 8:26-27. Jud. 20. Además, es razonable creer que, puesto que el ministerio de Cristo en la tierra y en el cielo ha sido y es en gran parte un ministerio de oración, la persona en la cual El mora será guiada a la oración en forma normal.

3. Una nueva capacidad para comprender las Escrituras es otra importante experiencia relacionada con la salvación. Según la promesa de Cristo, el hijo de Dios entenderá por obra del Espíritu las cosas de Cristo, las cosas del Padre y las cosas venideras. Jn. 16:12-15. En el camino de Emaus, Cristo abrió las Escrituras a los que lo oían. Lc. 24:32. Y abrió los corazones de ellos a las Escrituras al mismo tiempo. Lc. 24:45. Semejante experiencia, a pesar de ser tan maravillosa, no es solamente para ciertos cristianos que gozan de un favor especial de Dios; es la experiencia normal de todos los que están a cuentas con Dios, puesto que es una manifestación natural de Cristo que mora en el creyente. 1 Jn. 2:27.

4. Un nuevo sentido de la pecaminosidad del pecado es una experiencia normal de la persona que es salva. Así como el agua quita todo lo que es ajeno e inmundo. Ez. 36:25. Jn. 3:5. Tito. 3:5-6. 1 P. 3:21. 1 Jn. 5:6-8. La Palabra de Dios desplaza todas las concepciones humanas e implanta los ideales de Dios, y por la acción de la Palabra de Dios aplicada por el Espíritu, la manera divina de estimar el pecado desplaza la estimación humana. Sal. 119:11. Es imposible que Cristo, que no tuvo pecado y sudó gotas de sangre al ser ofrecido como ofrenda por el pecado, no produzca una nueva percepción de la naturaleza corrompida del pecado en la persona en la cual mora, cuando tiene libertad para manifestar su presencia.

5. Se recibe un nuevo amor por los inconversos. El hecho de que Cristo murió por todos los hombres es la base que permite a Pablo decir: «De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne» (2 Co. 5:16).

2 Co. 5:14-16,19. Dejando a un lado todas las distinciones terrenales, él consideraba a los hombres, a través de sus ojos espirituales, como almas por las cuales Cristo murió. Por la misma razón, Pablo no cesaba de orar por los perdidos. Ro. 10:1. Ro. 9:1-3. Ro. 15:20. Esta compasión divina debiera ser experimentada por cada creyente lleno del Espíritu, como resultado de la presencia divina en su corazón. Ro. 5:5. Ga. 5:22.

6. Se experimenta también un nuevo amor por los salvados. En 1 Juan 3:14 se presenta el amor por los hermanos como una prueba absoluta de la salvación personal. Esto es razonable, ya que por la obra regeneradora del Espíritu Santo el creyente es introducido a un nuevo parentesco con la casa y familia de Dios. Solo en ella existe la paternidad verdadera de Dios y la verdadera hermandad entre los hombres. El hecho de que la misma presencia divina esté en el interior de dos individuos los relaciona en una forma vital y les otorga un lazo correspondiente de devoción. El amor de un cristiano por otro es, de este modo, la insignia del verdadero discipulado, y este afecto es la experiencia normal de todos los que son nacidos de Dios. Jn. 13:34-35.

7. Una base suprema para la seguridad de la salvación es la manifestación del carácter de Cristo en el creyente. Las experiencias subjetivas resultantes debidas a la Presencia divina no estorbada en el corazón se señalan con nueve palabras: «Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, (Ga. 5:22-23), y cada palabra representa un mar de realidad en el plano del carácter ilimitado de Dios. Esta es la vida que Cristo vivió. Jn. 13:34. Jn. 14:27. Jn. 15:11. Es la vida de semejanza con Cristo. Fil. 2:5-7. Y es la vida que es Cristo. Fil. 1:21. Debido a que estas gracias son producidas par el Espíritu que mora en cada creyente, esta experiencia ha sido provista para todos.

8. Las experiencias combinadas de la vida cristiana producen una conciencia de salvación por fe en Cristo. La fe salvadora en Cristo es una experiencia bien clara. El apóstol Pablo decía acerca de Si: «Yo sé a quién he creído»

2 Ti. 1:12. La confianza personal en el Salvador es un acto tan definido de la voluntad y una actitud tan clara de la mente, que difícilmente podría uno engañarse al respecto. Pero Dios tiene el propósito de que el cristiano normal esté seguro en su propio corazón de que ha sido aceptado por Dios. El cristiano espiritual recibe el testimonio del Espíritu de que es hijo de Dios. Ro. 8:16. En forma similar, habiendo aceptado a Cristo, el creyente no tendrá más conciencia de condenación a causa del pecado. Jn. 3:18. Jn. 5:24. Ro. 8:1. He. 10:2. Esto no implica que el cristiano no estará consciente del pecado que comete; se trata más bien de que esté consciente de haber sido aceptado eternamente por Dios por media de la obra de Cristo, que es la porción de todo aquel que cree. Ef. 1:6. Col. 2:13.

Al concluir la enumeración de los elementos esenciales de una verdadera experiencia cristiana, debemos dejar claramente establecido que en todo ello queda excluido el emocionalismo puramente carnal, y que la experiencia del creyente será normal solamente cuando anda en la luz. 1 Jn. 1:7.

D. Aceptación de la veracidad de las promesas de la Biblia.

1. La confianza en la veracidad de la Biblia y en el cumplimiento cierto de sus promesas de salvación es esencial para tener la seguridad de la salvación. Por sobre toda experiencia y aparte de cualquier experiencia que el cristiano pueda tener —experiencia que a menudo es muy indefinida a causa de la carnalidad—, se ha dado la evidencia permanente de la infalible Palabra de Dios. El apóstol Juan se dirige a los creyentes en los siguientes términos: «Estas cosas he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna» (1 Jn. 5:13). Por medio de este pasaje se da seguridad a todo creyente, carnal o espiritual por igual, para que sepan que tienen vida eterna. Esta seguridad se hace descansar, no en experiencias cambiantes, sino sobre las cosas que están escritas en la inmutable Palabra de Dios. Sal. 119:89. Sal. 119:160. Mt. 5:18. Mt. 24:35. 1 P. 1:23,25.

Las promesas escritas de Dios son como un título de dominio. Jn. 3:16,36. Jn. 5:24. Jn. 6:37. Hch. 16:31. Ro. 1:16. Ro. 3:22,26. Ro. 10:13. Y así exigen confianza. Estas promesas de salvación forman el pacto incondicional de Dios baja la gracia, sin exigencia de méritos humanos, sin necesidad de experiencias humanas que prueben su verdad. Estas poderosas realidades deben ser consideradas como cumplidas sobre la única base de la veracidad de Dios.

2. Dudar si uno realmente ha puesto su fe en Cristo y las promesas de Dios es destructivo de la fe cristiana. Hay multitudes que no tienen ninguna certeza de haber hecho una transacción personal con Cristo acerca de su salvación. Aunque no es esencial que uno sepa el día y la hora de su decisión, es imperativo que sepa que ahora está confiando en Cristo sin referencia al tiempo en que comenzó a confiar. El apóstol Pablo afirma que está «seguro que [Dios] es poderoso para guardar mí deposito», esto es, lo que él había entregado a Dios para que se lo guardara (2 Ti. 1:12).

Obviamente, la cura para la incertidumbre acerca de si se ha recibido a Cristo es recibir a Cristo ahora, teniendo en cuenta que ningún mérito personal ni obra religiosa tiene valor: sólo Cristo puede salvar. La persona que no está segura de haberse entregado a Dios pan fe para recibir la salvación que solo Dios puede dan, puede remediar esta falta dando un paso definitivo de fe. Este es un acto de la voluntad, aunque podría estar acompañado de la emoción y exige necesariamente la comprensión de la doctrina de la salvación. A muchos ha ayudado el decir en oración: «Señor, si nunca he puesto mi confianza en ti antes, ahora lo hago.» No se puede experimentar una verdadera seguridad de salvación si no hay un acto específico de recibir por fe a Cristo como Salvador.

3. Dudar de la fidelidad de Dios es también fatal para cualquier experiencia verdadera de seguridad. Algunos no están seguros de su salvación porque no están seguros de que Dios los haya recibido y salvado. Este estado mental normalmente es provocado por la búsqueda de un cambio en los sentimientos en lugar de ponen la mirada en la fidelidad de Cristo. Los sentimientos y las experiencias tienen su lugar, pero, coma se dijo antes, la evidencia definitiva de la salvación personal es la veracidad de Dios. La que El ha dicho, hará, y no es piadoso ni digno de elogio el que una persona desconfíe de su salvación después de haberse entregado en forma definida a Cristo.

4. La seguridad de salvación, consecuentemente, depende de la comprensión de la naturaleza de la salvación completa de Dios para quienes ponen su con fianza en Cristo. En parte, puede hallarse una confirmación en la experiencia cristiana, y normalmente hay un cambio de vida en la persona que ha confiada en Cristo como su Salvador. Es esencial que comprenda que la seguridad de salvación depende de la certeza de las promesas de Dios y de la seguridad de que el individuo se ha entregado a Cristo pon fe confiando en que El cumplirá estas promesas. La persona que se ha entregado de este modo puede descansar en que la fidelidad de Dios, que no puede mentir, cumplirá su promesa de salvar al creyente par su divino poder y gracia.

PREGUNTAS

1. ¿Cómo puede usted distinguir la doctrina de la seguridad pnesente de la doctrina de la seguridad eterna?
2. ¿Por qué es importante la seguridad de la salvación?
3. ¿Cómo se relaciona la seguridad de la salvación con el significada de la muerte de Cristo?
4. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que la salvación es un dan?
5. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que la salvación es por gracia solamente?
6. ¿Es razonable suponer que un cristiano sabrá que es salvo?
7. ¿Hasta qué punto estará sujeto a la pérdida de su seguridad de salvación un cristiano carnal?
8. ¿En qué forma se relaciona la seguridad con el conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial?
9. ¿En qué sentido constituye la realidad de la oración una experiencia confirmatoria de la salvación?
10. Relacionan la capacidad de entender las Escrituras con la seguridad de la salvación.
11. ¿En qué sentido se relaciona la percepción de la pecaminosidad del pecado con la seguridad de la salvación?
12. ¿En qué forma constituye una base para la segunidad la salvación el amar par los perdidos?
13. ¿Por qué da seguridad de salvación el amor por otro cristiano?
14. Relacionan el fruto del Espíritu con la seguridad de salvación.
15. ¿En qué forma ayuda a la seguridad de la salvación el poner la fe en Cristo en un acto definido?
16. ¿En qué forma se relaciona la aceptación de las promesas de salvación en la Biblia con la seguridad de salvación?
17. ¿Es necesario saber el momento exacto en que el creyente confió en Cristo?
18. ¿Es importante saber que ahora uno confía en Cristo coma su Salvador?
19. ¿Qué debe hacen una persona si no tiene la seguridad de la salvación?
20. ¿Qué relación hay entre Ia seguridad de la salvación y la fidelidad de Dios?

SVR Clase 31. La Santificación°

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Es tiempo de sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina Valera: TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.

Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2. Es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

Clase 31. La Santificación por Lewis Sperry Chafer

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A. La importancia de una interpretación correcta.

La doctrina de la santificación adolece de malos entendidos a pesar del hecho de que la Biblia provee de una revelación extensa acerca de este importante tema. A la luz de la historia de la doctrina es importante observar tres leyes de interpretación.

1. El entendimiento correcto de la doctrina de la santificación depende de todo lo que la Escritura contenga con relación a este tema. La presentación escritural de esta doctrina es mucho más extensiva de lo que parece a aquel que únicamente lee el texto español; pues la misma palabra original, griega o hebrea, que se traduce «santificar», en sus diferentes formas, se traduce también «santo», ya sea en forma de sustantivo o de adjetivo. Por lo tanto, si vamos a contemplar esta doctrina de las Escrituras en todo su alcance, tenemos que examinar no solo los pasajes donde aparece la palabra «santificar», sino también aquellos donde se emplea la palabra «santo» en sus distintas formas.

Levítico 21:8 ilustra la similitud de significado entre las palabras «santo» y «santificar» según el uso de la Biblia. Hablando de los sacerdotes, Dios dice: «Le santificarás, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo Jehová que os santifico.» La misma palabra original, usada cuatro veces en este texto, se traduce en tres formas diferentes: «santificarás», «santifico» y «santo».

2. La doctrina de la santificación no puede interpretarse por la experiencia. Solamente uno de los tres aspectos de la santificación se relaciona con los problemas de la experiencia humana en la vida diaria. Por lo tanto, la enseñanza de la Palabra de Dios no debe sustituirse por un análisis de alguna experiencia personal. Aun en el caso de que la santificación estuviese limitada a la esfera de la experiencia humana, no habría experiencia que pudiera presentarse en forma indiscutible como ejemplo perfecto, ni habría una explicación humana de esa experiencia que fuera capaz de describir en su plenitud esa divina realidad. Es la función de la Biblia interpretar la experiencia, antes que ésta pretenda interpretar la Biblia. Toda experiencia que viene por obra de Dios debe estar de acuerdo a las Escrituras.

3. La doctrina de la santificación debe encuadrarse en el contexto de la doctrina bíblica. El dar un énfasis desproporcionado a cierta doctrina, o el hábito de buscar toda la verdad siguiendo solamente una línea de enseñanza bíblica, conduce a serios errores. La doctrina de la santificación, al igual que cualquier otra doctrina de las Escrituras, representa y define un campo exacto dentro del propósito de Dios, y puesto que ella tiende a fines bien determinados, sufre tanto cuando es exagerada como cuando es presentada en forma incompleta.

B. El significado de las palabras que se relacionan con la santificación

1. «Santificar», en sus varias formas, es usada 106 veces en el Antiguo Testamento y 31 veces en el Nuevo Testamento y significa «poner aparte», o el estado de separación. Tiene que ver con posición y relación. La base de la clasificación es que la persona o cosa ha sido puesta aparte, o separada de los demás en posición y relación delante de Dios, de lo que no es santo. Este es el significado general de la palabra.

2. «Santo», en sus varias formas, es usado alrededor de 400 veces en el Antiguo Testamento y 12 veces en el Nuevo Testamento, con relación a los creyentes y dando a entender el estado de separación o ser puesto aparte, o ser separado de aquello que no es santo. Cristo fue «santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores». Por consiguiente, Él estaba santificado. Pero hay también algunas cosas que las palabras «santo» y «santificar», en su uso bíblico, no implican.

a) No implican necesariamente la impecabilidad, pues leemos de «gente santa», «sacerdotes santos», «profetas santos», «apóstoles santos», «hombres santos», «mujeres santas», «hermanos santos», «monte santo» y «templo santo». Ninguno de ellos estaba sin pecado delante de Dios. Eran santos de acuerdo a alguna norma que constituya la base de su separación de otros. Aun los cristianos de Corinto, quienes estaban cometiendo una gran falta, fueron llamados santos. Muchas cosas inanimadas fueron santificadas, y éstas no podían estar relacionadas con el problema del pecado.

b) La palabra «santo» no implica necesariamente finalidad. Todas las personas que mencionamos en el punto anterior fueron llamadas repetidamente a unos niveles más altos de santidad. Ellas fueron apartadas una y otra vez. Las personas o cosas llegaban a ser santas cuando eran apartadas para un propósito santo. Así fueron ellas santificadas.

3. «Santo» se usa con relación a Israel cerca de cincuenta veces y con relación a los creyentes alrededor de sesenta y dos veces; se aplica solo a personas y tiene que ver con su posición ante Dios. En este caso, la palabra no se asocia con la clase de vida de los creyentes. Ellos son santos porque han sido particularmente separados en el plan y propósito de Dios. Son santos porque han sido santificados.
En varias epístolas los creyentes son identificados como aquellos que son «llamados a ser santos».

Esto es muy engañoso; las palabras «llamados a ser» deberían omitirse. Los cristianos son santos mediante el llamado de Dios. Los pasajes antes citados no están anticipando un tiempo cuando los hijos de Dios llegarán a ser santos. Ellos ya están santificados, apartados y, por consiguiente, ya son santos. Ro. 1:7. 1 Co. 1:2. La santidad no es algo progresivo. Cada persona nacida de nuevo es tan santa en el instante de su salvación como lo será en el tiempo futuro y en la eternidad. La iglesia, la cual es el cuerpo de Cristo ha sido llamada a apartarse, a formar un pueblo separado; ellos son los santos de esta dispensación. De acuerdo al uso de estas palabras, todos ellos están santificados. Todos ellos son santos. Debido a que ignoran la posición que tienen en Cristo, muchos cristianos no creen que ellos sean santos. Entre los títulos que el Espíritu da a los hijos de Dios, solo hay uno que se usa más que el de santos. Los creyentes son llamados «hermanos» 184 veces, «santos» 62 veces y «cristianos» solamente 3 veces.

C. Los medios de santificación.

1. Por causa de su infinita santidad Dios mismo —Padre, Hijo y Espíritu—es eternamente santificado. Él está puesto aparte y separado de todo pecado. Él es santo. El Espíritu es llamado Espíritu Santo. Él es santificado. Lv. 21:8. Jn. 17:19.

2. Dios —Padre, Hijo y Espíritu— santifica a otras personas.

a) El Padre santifica. 1 Ts. 5:23.
b) El Hijo santifica. Ef. 5:26. He. 2:11. He. 9:12,14. He. 13:12.
c) El Espíritu santifica. Ro. 15:16. 2 Ts. 2:13.
d) Dios el Padre santificó al Hijo. Jn. 10:36.
e) Dios santifico a los sacerdotes y al pueblo de Israel. Ex. 29:44. Ex. 31:13.
f) La voluntad de Dios es nuestra santificación. 1 Ts. 4:3. pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;  que os apartéis de fornicación;
g) Nuestra santificación de parte de Dios se efectúa: por medio de nuestra unión con Cristo. 1 Co. 1:2,30.  Por la Palabra de Dios. Jn. 17:17.  1 Ti. 4:5. Por la sangre de Cristo. He. 9:13. He. 13:12. Por el cuerpo de Cristo. He. 10:10. Por el Espíritu. 1 P. 1:2. Por nuestra propia elección. He. 12:14. 2 Ti. 2:21-22. Por la fe.
Hch. 26:18.

3. Dios santifica días, lugares y cosas. Gn. 2:3. Ex. 29:43.

4. El hombre puede santificar a Dios. Esto puede hacerlo al poner a Dios aparte en el pensamiento como un Ser santo. Santificado sea tu nombre. Mt. 6:9. Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones. 1 P. 3:15.

5. El hombre puede santificarse a sí mismo. Muchas veces Dios llamó a los israelitas a que se santificaran a sí mismos. Él nos exhorta: «Sed santos porque yo soy santo.» También: «Así que, si alguno se limpia de estas cosas [vasos de deshonra e iniquidad], será instrumento para honra, santificado, útil al Señor» (2 Ti. 2:21). El auto santificación se puede realizar solamente por los medios divinamente provistos. Los cristianos son exhortados a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Ro. 12:1. Se les exhorta a salir de en medio de los hombres y apartarse de ellos. 2 Co. 6:17. 2 Co. 7:1. «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» Ga. 5:16.

6. El hombre puede santificar a personas y cosas. 1 Co. 7:14. Moisés santificó al pueblo. Ex. 19:14. 2 Cr. 29:17.

7. Una cosa puede santificar a otra. Mt. 23:17,19. En esta limitada consideración de las Escrituras sobre el tema de la santificación y la santidad se hace evidente que el significado de la palabra es separar con un propósito santo. Lo que es puesto aparte no siempre es purificado. A veces, lo que es separado puede participar del carácter de santidad, y en otras ocasiones esto es imposible, como cuando se trata de cosas inanimadas. Sin embargo, una cosa que en sí misma no puede ser santa ni tampoco no santa, es tan santificada cuando Dios la separa como lo es una persona cuyo carácter moral puede ser transformado. También es evidente que, cuando estas cualidades morales existen, la limpieza y purificación son requeridas, aunque no siempre. 1 Co.7:14.

D. Los tres aspectos principales de la santificación.

Aunque el Antiguo Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación, especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una clara visión de los principales aspectos de la santificación. El Nuevo Testamento considera tres divisiones de la doctrina:

1) santificación posicional,
2) santificación experimental,
3) santificación final.

1. La santificación posicional es una santificación y una santidad que se efectúa por Dios a través del cuerpo y la sangre derramada de nuestro Señor Jesucristo. Los creyentes han sido redimidos y purificados en su preciosa sangre; se nos han perdonado todos nuestros pecados y hemos llegado a ser justos por medio de nuestra identificación con Él; justificados y purificados. Ellos son los hijos de Dios. Y todo esto indica una separación y clasificación profunda y eterna, por medio de la gracia salvadora de Cristo. Está basada sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el incentivo más poderoso para una vida de santidad.

Las grandes epístolas doctrinales observan este orden. Declaran primero las maravillas de la gracia salvadora, y entonces concluyen con una exhortación a los creyentes para que vivan de acuerdo a la nueva posición que Dios les ha concedido. Ro. 12:1. Ef. 4:1. Col. 3:1. No hemos sido aceptos en nuestros propios méritos; somos aceptados en el Amado. No somos justos en nosotros mismos: Él ha sido hecho nuestra justicia. No somos redimidos en nosotros mismos, sino que Cristo ha venido a ser nuestra redención. No somos santificados posicionalmente por la clase de vida que diariamente estamos viviendo; sino que Él nos ha sido hecho nuestra santificación. La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que estamos en Él, hemos sido puestos aparte.

La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos. Depende solamente de su unión y posición en Cristo. Todos los creyentes son considerados como « los santos». Y también como «los santificados» Hch. 20:32. 1 Co. 1:2. 1 Co. 6:11. He. 10:10,14. Jud. 1:1. La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa. 1 Co. 5:1-2; 1 Co. 6:1-8.

Y, sin embargo, dos veces se dice que ellos habían sido santificados. 1 Co.1:2; 6:11. Por su posición, entonces, los cristianos son correctamente llamados «los santos hermanos», y «santos». Ellos han sido «santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez» He. 10:10, y son «nuevos hombres» creados «conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad» Ef. 4:24. La santificación posicional y la santidad posicional son santificación y santidad «verdaderas». En su posición en Cristo, el cristiano es justo y acepto delante de Dios para siempre. Comparado con esto, ningún otro aspecto de esta verdad puede tener igual importancia. Sin embargo, no debe concluirse que una persona es santa o santificada solo porque se diga que está en una posición santa o de santificación.

Aunque todos los creyentes están posicionalmente santificados, no hay referencias en las Escrituras a su vida diaria. El aspecto de la santificación y la santidad de la vida diaria se encuentran en un conjunto muy diferente de porciones de la Escritura que pueden asociarse bajo el tema de la santificación experimental.

2. La santificación experimental es el segundo aspecto de la doctrina en el Nuevo Testamento y tiene que ver con la santificación como una experiencia para el creyente. Así como la santificación posicional está absolutamente desligada de la vida diaria, así la santificación experimental está absolutamente desligada de la posición en Cristo. La santificación experimental puede depender:

a) del grado de rendición del creyente a Dios,
b) del grado de separación del pecado,
c) del grado del crecimiento espiritual.

a) La santificación experimental es el resultado de la rendición a Dios. La completa dedicación de nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional: Ro. 12:1. Hacienda esto, el cristiano es puesto aparte por su propia elección. Esta es una voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la santificación experimental. Ro. 6:22.

Lo mismo que en el caso de la justificación y del perdón, la santificación no se puede experimentar como sentimiento o emoción. Una persona puede disfrutar de paz y tener plenitud de gozo por creer que él está puesto aparte para Dios. Así también, par el hecho de rendirse a Dios, se hace posible una nueva plenitud del Espíritu, que produce bendiciones antes no conocidas. Esto puede suceder gradual a súbitamente. Pero en todo caso no es la santificación lo que se experimenta; es la bendición del Espíritu realizada a través de la santificación o de una separación para Dios.

b) La santificación experimental es el resultado de la liberación del pecado. La Biblia toma en cuenta los pecados de los cristianos de una manera completa. No enseña solamente que los que no tienen pecado son salvos; pon el contrario, existe una exacta consideración de ellos y una abundante provisión pana los pecados de los santos. Esta provisión puede ser preventiva y curativa.

Hay tres provisiones divinas para la prevención del pecado en el cristiano:

1) La Palabra de Dios con sus claras instrucciones. Sal. 119:11.
2) el ministerio actual de intercesión que Cristo realiza desde el cielo. Ro. 8:34. He. 7:25. Lc. 22:31-32. Jn. 17:1-26.
3) el poder capacitador del Espíritu que mora en el creyente. Ga. 5:16. Ro. 8:4. Sin embargo, si el cristiano cae en pecado, hay un remedio provisto por Dios, y es el oficio de abogado defensor que Cristo realiza desde el cielo en virtud de su muerte expiatoria. Solamente por este medio pueden ser guardados con seguridad los imperfectos creyentes.

Es imperativo que Dios prevenga el pecado en el caso de cada hijo suyo, por cuanto mientras el creyente esté en el cuerpo, conservará su naturaleza caída y será vulnerable al pecado. Ro. 7:21. 2 Co. 4:7. 1 Jn. 1:8. Las Escrituras no prometen la erradicación de esta naturaleza; en cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por el poder del Espíritu. Ga. 5:16-23. Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones necesarias para una vida llena del Espíritu.

Jamás se dice que la naturaleza pecaminosa misma haya muerto. Fue crucificada, muerta y sepultada con Cristo; pero puesto que esto sucedió hace dos mil años y aún la vemos en acción, la expresión se refiere a un juicio divino contra la naturaleza pecaminosa que fue ejecutado en Cristo cuando Él «murió al pecado». No existe una enseñanza bíblica en el sentido de que algunos cristianos han muerto al pecado y otros no. Los pasajes incluyen a todos los que son salvos. Ga. 5:24. Col. 3:3. En la muerte de Cristo todos los creyentes han muerto al pecado; pero no todos los creyentes han tomado posesión de las riquezas provistas en aquella muerte. 

No se nos pide que muramos experimentalmente, o que pongamos en práctica su muerte; se nos pide que nos «consideremos» muertos al pecado. Esta es responsabilidad humana. Ro. 6:1-14. Toda victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y, por lo tanto, es una santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de su incapacidad y comienza a maravillarse en el poder divino.

c) La experiencia de la santificación está relacionada con el crecimiento cristiano. A los cristianos les falta madurez en la sabiduría, el conocimiento, la experiencia y la gracia. Se les dice que deben crecer en todas estas cosas, y ese crecimiento debe sea manifiesto. 2 P. 3:18. Al contemplan la gloria del Señor como en un espeja, 2 Co. 3:18. Esta transformación tendrá el efecto de ponerlos cada vez más lejos del pecado. En ese sentido serán más santificados.

El cristiano puede ser «irreprensible», aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que con mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada, pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida completa de nuestro entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la mayor luz y experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo tan imperfectos, tan faltos de madurez, tan dadas al pecada, podemos «permanecen en Él»

3. Santificación definitiva es aquel aspecto relacionado con nuestra perfección final, y la poseeremos en la gloria. Por su gracia y par su poder transformador, Él nos habrá transformada de tal modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos coma él es, seremos «conformados a su imagen» Entonces nos hará entrar «perfectos» en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre de toda «mancha y arruga» Por lo tanto, es propia que nos «abstengamos de toda apariencia de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» 1 Ts. 5:22-23.

PREGUNTAS

1. ¿Por qué es necesario tener una comprensión correcta de la doctrina de la santificación?
2. ¿Cuál es el sentido básico de la santificación en las Escrituras y qué palabras se usan para expresarla?
3. ¿Cuáles son los peligros de interpretar la doctrina de la santificación por la experiencia?
4. ¿Cómo se puede relacionar adecuadamente la doctrina de la santificación con otras doctrinas bíblicas?
5. ¿Hasta qué punto se menciona en la Biblia la santificación en sus diversas formas?
6. ¿Implica la santificación una perfección total en relación al pecado, a una decisión de llegar a la santidad?
7. ¿Hasta qué punto está relacionada la santificación con la calidad de nuestra vida cotidiana?
8. ¿Por qué la santidad no está sujeta a progresos?
9. ¿En qué sentido se dice que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo santifican a las personas?
10. ¿En qué sentido santifica Dios los días, lugares y cosas?
11. ¿En qué sentido puede un hombre santificar a Dios?
12. ¿En qué sentido puede un hombre santificarse a si misma?
13. ¿.Es posible que un hombre santifique personas y cosas?
14. ¿Cómo puede una cosa santificar a otra cosa?
15. ¿Cómo se relaciona la santificación a la purificación de un objeto, en sus diversos usos?
16. ¿Cuáles son los tres aspectos importantes de la santificación?
17. ¿Cómo se efectúa la santificación posicional?
18. ¿Cuál es la relación entre santificación posicional y vida santa en las epístolas doctrinales?
19. ¿Hasta qué punto está la santificación posicional inmediatamente completa para cada hijo de Dios?
20. ¿Cuál es la diferencia entre santificación experimental y santificación posicianal?
21. ¿De qué factores depende la santificación experimental?
22. ¿Qué relación han entre la rendición a Dios y la santificación experimental?
23. ¿Qué relación hay entre la santificación experimental y las emociones?
24. ¿Cuál es la relación entre la santificación experimental y la liberación del pecado?
25. ¿Cuáles son las tres provisiones de Dios para que el cristiano pueda prevenir el pecado?
26. Hacer un contraste entre el método divino pana la liberación del pecado con el método sugerido de la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre.
27. ¿Es verdadero afirmar que algunos cristianos han muerto al pecado y otras no?
28. ¿Qué significa el mandamiento de que nos «consideremos» muertos al pecado?
29. ¿En qué forma está relacionada la santificación experimental con el crecimiento cristiano?
30. ¿Cuál es la diferencia entre afirmar que un cristiano es «irreprensible» y afirmar que es perfecto?
31. Hacer un contraste entre nuestra experiencia actual de santificación y nuestra santificación definitiva en los cielos.

32. Hacer un contraste entre la posición y estado espiritual actual del creyente y su posición y estado en el cielo.