Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

No temas°



Isaías 41:10. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. 1 Juan 4:18. En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.



El temor es una emoción propia del ser humano. Es necesaria para su supervivencia porque le indica cuando el peligro está cerca. Puede nacer de estímulos externos o internos que habitan en su mundo interior como los malos recuerdos, traumas, carencias etc. Hay diferentes tipos de temores. Entre los más comunes están: El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades... Todos estos temores son manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre la situación.

La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo algunos temores no desaparecen a pesar de la fe. Esto se debe a tus recuerdos y traumas del pasado que han creado inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y desvirtuadas sobre el hecho del pasado. El temor más destructivo es del que no conoces su procedencia, porque actúa en el fondo de tu corazón. Puede nacer también de imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos ocultos. Los temores a situaciones específicas como a la oscuridad, a los insectos, a las alturas, al permanecer encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son llamados fobias.

El temor, entonces puede nacer de situaciones pasadas que están reprimidas, de situaciones presentes y también de pensamientos destructivos acerca del futuro y que solo están en tu imaginación y te traen afán, ansiedad y te hacen perder seguridad en tu comportamiento ante los demás provocando complejos, tartamudez y muchas enfermedades sin causa física porque el temor altera tus reacciones físicas, tu metabolismo y tus períodos de sueño.

Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios. La única forma de que un temor desaparezca es enfrentándosele. El temor hace a la persona incapaz para enfrentar la vida. Le pone grandes obstáculos para superarse y le produce ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una persona con temor no se enfrentará a riesgos para crecer ni cambiar porque lo desconocido le produce inseguridad.

Tener un temor específico constante puede desencadenar que se haga realidad porque la mente tratará de construir lo que se tiene presente en los pensamientos. Ejemplo de ello es temer a una enfermedad específica y que esta se desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta situación en la experiencia de Job: Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía. Job 3:25.

Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir, evadirlo o paralizarte. En el siguiente versículo vemos como el salmista trata de huir ante el temor que lo invade internamente. Sin embargo debes saber que la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el túnel de una crisis y atravesarlo para luego ver la luz, pero esto solo es posible en compañía del poder, de la fuerza que te dé la seguridad y la victoria. Esto solo es posible con Dios porque El habita dentro de tu mente y corazón donde se anida el temor.

En el siguiente versículo vemos cómo el salmista se siente agobiado por el temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la situación. Si la situación es externa esto puede ser una solución, pero si la situación está dentro de tu mente, no importa cuán lejos huyas siempre te acompañará, por eso deberás enfrentarlo.

Angustiado está mi corazón dentro de mí y sobre mí han caído los terrores de la muerte. Terror y temblor me invaden, y horror me ha cubierto. Y dije: Quién me diera alas como la paloma, volaría y hallaría el reposo. Salmo 55:4-6.

Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad. Hay momentos de lucha espiritual donde se establece una verdadera batalla en la que tu voluntad, la calidad de tu corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra de Dios, son indispensables para liberarte de las cadenas del temor. El temor puede ser usado por el enemigo cuando trates de dejar una atadura, un mal hábito o pecado poniendo dudas en tu corazón. Este temor es a lo desconocido. Cuando trates de restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y necesidades.

Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que afectan tus emociones y sentimientos. Recuerda que Dios tiene una respuesta para vencer cualquier clase de temor por eso debes escudriñar siempre la Biblia. El Espíritu Santo te dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes interiorizar en tu corazón. Sentir temor en situaciones peligrosas reales es normal, pero estar atado al temor te impide libertad interior. Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente: El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha. Salmo. 121:5.

Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. Debes recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas con la presencia de Dios cuando duermes y cuando estás despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que Dios trabaje en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es necesario que confíes. Él tiene el control de todas las cosas en tu mundo interior y el mundo que te rodea. Para ser libre del temor debes enfrentarlo y declararle la Palabra de Dios específica que tiene poder para vencer. También debes buscar apoyo en la oración y en el compañerismo con hermanos espirituales con una sana doctrina.

Tienes la palabra de poder que vence el temor y te transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de Dios y puedes confiar en Él. Esto es lo que te dice el Señor y debes asumir su palabra para actuar y en temores específicos y momentos de crisis. Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: "Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión. Isaías 52:2. Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al Señor, tu hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la furia del opresor. Isaías 51:12-13.

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas. Josué 1:9. Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas. Yo te ayudo. Isaías 41:13. No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Hechos 18: 9-10. Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4.

Cuando intentas hacer algo importante, te detienes porque te sientes inseguro de poder terminarlo? No sabes a qué se debe el temor que te asalta sin previo aviso? Está afectando tu salud física, sueño y relaciones con los demás algún temor específico? Sientes que los fracasos del pasado te perseguirán en el presente, por eso no realizas proyectos que te gustaría hacer?

Jehová es mi luz y mi salvación, de quien temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, de quien he de atemorizarme? Salmo 27:1. He aquí Dios es salvación mía, me aseguraré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido mi salvación para mí. Isaías 12:2. Dios fortaleza mía, roca, valuarte, libertador, refugio, escudo, cuerno de mi salvación, altura inexpugnable. Salmo 18:1-2. Él está en medio de mí y es guerrero victorioso. Sofonías 3:17.

Porque ha oído la voz de mis suplicas, el Señor es mi fuerza y mi escudo. En el confía mi corazón, y soy socorrido, por tanto, mi corazón se regocija y le daré gracias con mi cántico. Salmo 28:6-7. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !Abba, Padre!  Romanos 8:15. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias y no me entregaste en mano del enemigo, hiciste que mis pies se posasen en lugar espacioso. Salmo 31: 7-8.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿De quién tendré temor? Cuando para devorar mis carnes, vinieron sobre mí lo malhechores, mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron.

Aunque un ejército acampe contra mi, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello estaré confiado. Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré; que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo, porque en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto.

Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al Señor. Ten piedad de mí y respóndeme. Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro Señor buscaré no escondas tu rostro de mí; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi ayuda, no me abandones ni me desampares, oh Dios de mi salvación. Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me recogerá.

Señor enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia. Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que habría de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor. Salmo 27.

En un momento de gran angustia, vemos a Jesús en el Huerto de Getsemaní orando toda la noche. Está teniendo una gran lucha. Sabe que la única manera de traer redención a la humanidad es siguiendo el plan que el Padre le encargó de entregarse como sacrificio perfecto, en pago por todos los pecados del mundo. Sin embargo, siendo hombre mismo. Jesús sabía que lo que le esperaba sería extremadamente difícil. Su naturaleza divina no sufrió, sino su naturaleza humana. Jesús entendía que estar colgado en la Cruz del Calvario sería uno de los dolores más intensos y horribles que, como humano, tendría que experimentar.

En la vida nos encontraremos en muchas situaciones donde no tendremos otra opción que salir adelante. Tendremos que hacer ciertas cosas a pesar de tener miedo. Tendremos que actuar con fe y valor a pesar de lo difícil de ciertas situaciones, haciendo nuestro mayor esfuerzo de no prestarle atención a nuestros temores. Es parte de la decisión de vivir. ¡Hágalo… aunque tenga miedo!

Algunas preguntas Para Reflexionar. ¿Estoy enfrentando valientemente mis compromisos y dándole la cara a los desafíos? ¿Me intimidan los compromisos y me da miedo hacerlos? ¿Estoy perdiendo la oportunidad de disfrutar la vida por estar siempre analizándola? ¿Qué metas aún no he logrado a causa de mis temores? ¿Qué decisiones puedo empezar a tomar para disipar estos temores y alcanzar mis sueños? ¿Qué tipo de palabras son parte de mi vocabulario? ¿Están mis palabras llenas de fe y optimismo? ¿Qué clase de pensamientos estoy permitiendo que entren en mi mente? ¿Tengo una actitud optimista hacia mis metas? Piense en frases optimistas que pueda pronunciar en voz alta para disipar sus temores y comience a hacerlo.

Podemos Orar de la siguiente manera. “Señor, ayúdame a enfrentar mis compromisos y a vencer todo temor, inseguridad e intimidación. Quita de mi toda parálisis mental y psicológica y ayúdame a actuar en pos de mis sueños. Cambia mi forma de hablar; haz que mi vocabulario esté siempre lleno de fe, optimismo y palabras positivas. Llévate todo pensamiento pesimista que quiera invadir mi mente y todo sentimiento negativo que quiera llegar a mi corazón. Gracias porque me has prometido que sí creo, todo me será posible”.

Ah!, que lindas palabras de Dios para nuestras vidas, “no temas”, como si supiese que sentimos temor de lo que nos rodea, “no desmayes”, como que conociera nuestro corazón que cuando tenemos temor estamos propensos a desmayar, pero que lindo es saber que “yo soy tu Dios que te esfuerzo”, quiere decir que no es que yo quiera esforzarme, sino que es El en persona a través de su Espíritu Santo quien me esfuerza, luego viene una promesa preciosa: “siempre te ayudare”, en pocas palabras confirmándote que estará ahí siempre aun cuando todo parece desierto, luego te dice: “siempre te sustentare con la diestra de mi justicia”, quiere decir que aun cuando nos encontremos en sequedales espirituales, El vendrá y nos sustentara, nuestra alma no morirá de sed de Él, nuestro espíritu no se puede secar, pues Él es la fuente de agua viva.

Posiblemente estés pasando por momentos en los cuales pareciera que todo está en tu contra, tienes una sed espiritual tremenda y no encuentras nada en medio del desierto, es ahí en donde Dios propicia el momento idóneo para encontrarse contigo, para tener uno de esos momentos inolvidables en tu vida, en donde a lo mejor estarás derramando lágrimas y sintiendo como nunca su presencia, Él te ama y jamás te ha dejado, solamente quería recordarte que cuando lo buscas de corazón, lo encuentras. Dios es Fiel y no puede negarse a sí mismo, es por eso que Él te ama con amor eterno y aun cuando tú eres infiel, El permanece Fiel a ti y esta vez no será la excepción, así que te digo en el Nombre del Señor: No temas, ni desmayes, porque Él es tu Dios y mi Dios.

Cuando Isaías escribió estas palabras el pueblo de Dios se encontraba cautivo en Babilonia. Su ciudad estaba prácticamente destruida y sólo quedó desorden, ruinas y desorganización. Muchos hombres y mujeres murieron; esposos tuvieron que ver como sus esposas eran violadas; otros como sus hijos eran arrancados de sus brazos, etc. El pueblo estaba respirando un aire de derrota; miraban sus aspiraciones rotas: sus sueños fueron eliminados, su energía desgastada y su futuro su futuro se veía oscuro. Fue en esta atmósfera que el salmista escribió el salmo 137, en el cual se describe el desconsuelo del pueblo en el cautiverio. Es en medio de esta situación de desconsuelo y desesperanza que Dios le dice a su pueblo que no tienen por qué temer porque Él es más grande que sus circunstancias; Él es más grande que sus enemigos; Él es más grande que sus temores.

En este pasaje Dios nos presenta cuatro razones por las cuales su pueblo no debe temer. ¿Por qué el pueblo de Dios no debe temer? Porque somos hechura especial de Dios. La palabra "formador" que aparece en el versículo 1, es traducida en la Biblia de Jerusalén como "plasmador". La palabra que se usa aquí es la misma que se usa en Génesis 2:7, donde dice que Dios "formó al hombre del polvo de la tierra" El salmo 139:13-16, también nos presenta una hermosa descripción de la actividad y cuidado de Dios en nuestra creación El creyente no debe temer porque él no es un accidente de la naturaleza, ni llegó a este mundo por error.

Independientemente de lo que creamos, hemos salido de las manos de un Dios sabio, que nos ha creado con un propósito: "para que seamos para alabanza de su gracia" Porque Dios ha prometido estar presente en medio de los mayores peligros y dificultades. No importa que tan grande sea la situación por la cual tú estés pasando: Que tu hogar se esté haciendo pedazos, que tu matrimonio esté pasando por dificultades, que tengas un ser querido en el lecho de muerte, que sientas que nadie te comprende, que tu situación económica se venga abajo.

No importa cuán amarga o difícil sea nuestra situación, Dios ha dicho que no nos ahogará y que el fuego no nos quemará. Pero también hay otra razón por la que el creyente no debe temer: Porque somos objetos de su amor especial. vs. 4. Una de las declaraciones más hermosas del amor se encuentra en Cantares 8:7 "Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogaran los ríos". Pero una de las más impresionantes se encuentra en Óseas 11 donde se describe el inmutable amor de Dios hacia su pueblo obstinado. Siendo, pues, nosotros objetos de tal amor no hay razón para temer.

Consideremos, en último lugar, otra razón por la que el creyente no debe temer. Porque Dios quitara todo obstáculo que impida que su pueblo alcance lo que Él ha prometido. vs. 9. Luego de recordar a su pueblo los milagros que hizo en el pasado para llevarle a la tierra prometida, Dios promete convertir el desierto en un oasis. No importa que tan árido parezca nuestro desierto, podemos tener la seguridad de que Dios, a su tiempo, lo convertirá en un oasis. No hay obstáculos, por grande que parezca, que pueda impedir que el pueblo de Dios alcance la realización a la cual Él los ha llamado. Bendiciones.

Promesas: Dios protector y libertador°


Es muy importante conocer las promesas de Dios que encontramos en la Biblia y darle el verdadero valor que tienen para nosotros y la familia. 2 Corintios 1:20. Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.

En el libro de los Hechos de los apóstoles podemos encontrar el mandato de creer en el Señor Jesucristo y ser salvo con toda la casa (es decir que la familia es parte de la promesa), por esa razón solemos decir que el mejor regalo que los padres podemos dar a los hijos, es confesar a Jesucristo como su Señor y salvador.

El 
salmo 117 nos enseña una verdad muy grande que tiene mucha utilidad para todo el que sepa creer en Dios, nos dice que su fidelidad es para siempre. Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Tanto el pueblo de Israel (de lo cual da testimonio el Antiguo Testamento), como la iglesia del Señor, deben aceptar, con fe, las promesas de Dios y aguardar con esperanza su realización. 1 Pedro 1.4. Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros

Dios prometió a Israel la tierra que fluye leche y miel. 
Exodo 3.8. Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo y un rey futuro de justicia y paz, el cual es nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo. Isaias 11.

Cristo Jesús le prometió a su iglesia que regresaría en gloria (Mateo 25), y que habrá un nuevo mundo creado por Dios (2 Pedro 3.13). El cambiará en su venida todo el sistema de cosas creadas y las promesas que tenemos para este y ese tiempo, son maravillosas. Una de las promesas bíblicas que deberíamos tomar muy en cuenta en estos tiempos tan modernos y peligrosos en donde sólo se habla de una falza prosperidad, es la que Dios hace a Josué a manera de mandato, le dice que guarde su ley y de esa forma prosperará en todos sus caminos (Josué 1.8).

La biblia está llena de promesas de Dios para sus hijos, un buen ejemplo es el 
Salmo 1 en donde el Señor promete grandes bendiciones para el que cuida sus pasos y se regocija en su palabra. También tenemos el Salmo 23, el cual nos recuerda que el Señor es Nuestro Pastor y eso implica un cuidado especial.

Tenemos el capítulo 61 de Isaías, en donde se profetiza la llegada del mesías y su misión en la tierra. Fueron las palabras con las que el mismo Cristo se presentó al decir que él era el enviado de Jehová a dar libertad a los cautivos, pero cual es la más grande promesa que tenemos como pueblo de Dios? La Gran Promesa De Dios es La Salvación. Dios tiene en su Palabra "preciosas y grandísimas promesas", pero los pasajes bíblicos que hablan de la Salvación constituyen en una gigantesca promesa, y para obtenerla no hay que pagar nada, es gratuita. El plan de Dios es sencillo para recibir esta maravillosa y gigante promesa.

Isaías 1:18: "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuentas: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí vendrán a ser como blanca lana". El pecado separa al hombre de Dios (Romanos 3:23). Pero Dios promete "vida eterna en Cristo Jesús" (Romanos 6:23).Arrepentirse es cambiar de dirección y tomar por el verdadero camino, que es Cristo.

Dios promete:

1- Hechos 3:19. 
"Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio". Arrepentirse es pedir perdón y confesar el nombre de Jesús.
2- 2 Crónicas 7:14. 
"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra". 
3- Romanos 10:9. "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo". Crea que Jesucristo es el único que puede salvarle de la condenación eterna.
4- Juan 3:36. 
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él".
5- Juan 5:24. 
"De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida".
6- Juan 11:25-26. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente ¿Crees esto?, Reciba a Cristo e invítele a su vida. Conoce quien es Dios y sus promesas de vida.

Dios es fiel y verdadero, de igual manera sus promesas. Muchas las podemos encontrar en la biblia de manera generalizada y siguiendo vigentes hasta nuestros días o bien específica para un hombre o mujer en particular, pero también en el día de Hoy, Dios nos habla con su palabra (que es la biblia) y con la ministración de su Santo Espíritu. Dios nunca retrae o cambia sus promesas. Salmo 89:34. "No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios".

Ninguna de las promesas de Dios falla jamás. 
Josué 23:14. "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas". Dios puede hacer lo imposible. Lucas 18:27. "Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios". Se nos ha prometido corazones y deseos nuevos. Ezequiel 36:26. "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne".

Dios nos ha prometido el perdón. 
1 Juan 1:9. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Él ha prometido el fruto del Espíritu.Gálatas 5:22-23. "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". Él ha prometido libertad del temor. Salmo 34:4. "Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores". Dios ha prometido la salvación para nuestros hijos. Isaías 49:25. "Y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos".

Se nos promete el Espíritu Santo. 
Lucas 11:13. "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Todas nuestras necesidades serán abastecidas. Filipenses 4:19."Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". Él ha prometido sabiduría. Santiago 1:5. "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Dios ha prometido paz. Isaías 26:3. "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado".

Dios ha prometido escape de la tentación. 
1 Corintios 10:13. "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". Tenemos la promesa de la salud. Jeremías 30:17. "Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas". Se nos promete protección contra daños y peligros. Salmo 91:10. "No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada".

Jesús prometió que vendría otra vez. 
Juan 14:2-3. "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". El ha prometido el fin de la muerte, la aflicción y el dolor. Está en la Biblia, Apocalipsis 21:4."Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron".

Veamos algunos pasajes bíblicos que nos hablan de promesas de parte de Dios.

Jeremías 15:15-21. El Jeremías invoca al Señor. Señor, tú que lo sabes todo, ¡acuérdate de mí y ven en mi ayuda! ¡Toma venganza de los que me persiguen! No seas con ellos tan paciente que me dejes morir a mí; mira que por ti soporto insultos. Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras; ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón, porque yo te pertenezco, Señor y Dios todopoderoso. Yo he evitado juntarme con los que sólo piensan en divertirse; desde que tú te apoderaste de mí he llevado una vida solitaria, pues me llenaste de tu ira. ¿Por qué mi dolor nunca termina? ¿Por qué mi herida es incurable, rebelde a toda curación? Te has vuelto para mí como el agua engañosa de un espejismo.

Respuesta del Señor. Entonces el Señor me respondió: Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por hablar y dices sólo cosas que valgan la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos. Yo haré que seas para este pueblo como un muro de bronce, difícil de vencer. Te harán la guerra, pero no te vencerán, pues yo estoy contigo para salvarte y librarte. Yo, el Señor, doy mi palabra. Te libraré del poder de los malvados, ¡te salvaré del poder de los violentos!

Jesús, la vid verdadera. Juan 15. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.  

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.

El mundo os aborrecerá. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.  Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.

El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Misericordia gratuita para todos. Isaías 55. A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

Viviendo en el Espíritu. Romanos 8. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 

Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 

Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 

Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? 

Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 

Como está escrito: por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Las pruebas del cristiano°



Gálatas 4:19. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.

Dios quiere formar de nosotros Reyes y Sacerdotes, Dios quiere formar el carácter de Cristo en nuestro corazón, que desarrollemos el fruto del Espíritu Santo en nosotros, pero para lograrlo tiene que dejar que aprendamos en medio de la prueba, tiene que hacernos pasar por el desierto para llevarnos de Egipto, la tierra de la esclavitud, hacia Canaán, la tierra que fluye leche y miel. Como fue pasado Moisés,

No hay Reino sin prueba, por lo tanto debemos prepararnos para no desmayar, porque es un hecho que vendrán las tribulaciones. Tenemos que estar dispuestos a permanecer en la fe, como David que fue probado en medio de persecuciones e incómodos exilios, pero venció la tentación de darse por vencido y pacientemente esperó que Dios le llevara al trono, aunque tuvo oportunidades doradas para lograrlo por sí mismo, terminando así con sus problemas. Esto hizo que Dios le levantara muy en alto, hasta convertirse en el ícono del reino de Israel.

Es necesario que a través de muchas tormentas, aflicciones y dolores entremos en el Reino de los Cielos.  Jesús dijo que en el mundo tendríamos aflicción, pero que debíamos confiar porque Él había vencido al mundo (Juan 16:33).  Por lo tanto soportar las tribulaciones nos hace “vencer” al mundo, y esto es necesario.

No nos desanimemos en medio de la prueba, pues logrando esto, Dios nos hará subir de nivel. Recordemos que la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta la perfección (Proverbios 4:18). Si te está costando caminar es porque estás subiendo, pues cualquier senda que va en aumento, cualquier camino que sube, se vuelve dificultoso y traerá cansancio; pero si nos centramos en el premio, que es estar en la presencia de Dios por la eternidad, si dejamos a un lado el vituperio, si nos concentramos en el gozo puesto delante de nosotros (Hebreos 12:2), menospreciaremos el oprobio y nos sentaremos en el trono preparado para nosotros en el reino de Dios.

Hechos 14:21-22. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

El Apóstol Pablo había sido apedreado y dejado por muerto en la Ciudad de Listra. Pero Pablo fue alzado y los discípulos estuvieron a su alrededor, sin duda orando. Dios respondió sus oraciones. Él se alzó de estar a un paso de la muerte, o de la muerte misma (la Escritura no lo dice claramente). Volvió a predicar poco tiempo después de alzarse. ¡Qué gran ejemplo para todos nosotros! Pablo se alzó en fuerza completa y fue con Bernabé, su asistente, a la ciudad de Derbe. De allí viajaron a Listra, y a Iconio, y por último a Antioquía, predicando a las multitudes el Evangelio de la crucifixión y de la resurrección de Cristo.

En estas ciudades también, Pablo y Bernabé les predicaban a los discípulos, o sea que le predicaban a aquellos que recientemente habían querido seguir a Cristo. Pero Pablo quería estar seguro de que ellos habían experimentado la conversión verdadera. Él quería que ellos fueran “confirmados”, o sea, fortalecidos en su fe. Él quería estar seguro de que ellos no solamente habían creído los hechos del Evangelio, sino que habían experimentado la conversión verdadera. ¿Cómo lo hizo?
Primero, Pablo confirmaba y fortalecía las almas de los discípulos nuevos y los exhortaba a continuar en la fe que habían profesado creer. 

Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe. Hechos 14:22.

Pablo quería estar seguro de que “las almas” de estos jóvenes discípulos realmente habían sido convertidas. Él quería estar seguro de que ellos no eran solamente Cristianos nominales, no solamente gente que aprendía las doctrinas del Evangelio, sino que ellos continuarían como Cristianos verdaderos. Él quería que ellos procuran hacer firme su vocación y elección. 2 Pedro 1:10.

Entonces Pablo los confirmaba, asegurándose de que ellos entendieran el sufrimiento que atravesarían si continuaban “en la fe”. De otro modo, si no sabían de las tribulaciones que atravesarían para ser cristianos verdaderos, ellos saldrían de la iglesia y apostatarían de Cristo, y no entrarían en el reino de Dios. Las meras palabras “aceptaron a Cristo” no le eran suficiente a Pablo. Él sabía que ellos tenían que ser fortalecidos al oír lo que les costaría hacerse Cristianos verdaderos, firmes, que durarían por Cristo y la iglesia hasta el fin de sus vidas. Pablo no quería que ellos fueran como aquellos que

“No tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Marcos 4:17.

Y Lucas añade que cuando las tribulaciones llegan muchos que no son verdaderamente convertidos se apartan.

“Pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan”. Lucas 8:13.

El Señor Jesucristo dice que la aflicción, la persecución y la tentación causarían que muchos cristianos falsos se aparten de la iglesia y de su supuesta “fe” en Cristo. La fe de ellos debería ser más fuerte y más profunda que eso.

Mateo 7:12-23. Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Practicar la obediencia se convierte en fundamento sólido para resistir las tormentas de la vida. Aquí Cristo muestra que no bastará reconocerlos como nuestro amor sólo de palabra y de lengua. Es necesario para nuestra dicha que creamos en Cristo, que nos arrepintamos del pecado, que vivamos una vida santa, que nos amemos unos a otros. Esta es su voluntad, nuestra santificación.

Pongamos cuidado de no apoyarnos en los privilegios y obras externas, no sea que nos engañemos y perezcamos eternamente con una mentira a nuestra derecha, como lo hacen multitudes. Que cada uno que invoca el nombre de Cristo se aleje de todo pecado. Hay otros cuya religión descansa en el puro oír, sin ir más allá; sus cabezas están llenas de nociones vacías. Estas dos clases de oidores están representados por los dos constructores. 

Esta parábola nos enseña a oír y hacer los dichos del Señor Jesús: algunos pueden parecer duros para carne y sangre, pero deben hacerse. Cristo está puesto como cimiento y toda otra cosa fuera de Cristo es arena. Algunos construyen sus esperanzas en la prosperidad mundanal; otros, en una profesión externa de religión. Sobre estas se aventuran, pero esas son todo arena, demasiado débiles para soportar una trama como nuestras esperanzas del cielo.

Hay una tormenta que viene y probará la obra de todo hombre. Cuando Dios quita el alma, ¿dónde está la esperanza del hipócrita? La casa se derrumbó en la tormenta, cuando más la necesitaba el constructor, y esperaba que le fuera un refugio. Se cayó cuando era demasiado tarde para edificar otra. El Señor nos haga constructores sabios para la eternidad. Entonces, nada nos separará del amor de Cristo Jesús.

Mateo 7:24-29. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

El apóstol Pedro escribió esta carta para animar y fortalecer a los creyentes que enfrentaban pruebas y persecución bajo el emperador Nerón. En gran parte del primer siglo, la persecución no era la regla en todo el Imperio Romano. Los soldados buscaban a los cristianos para torturarlos. Los cristianos, sin embargo, podían esperar persecución social y económica de tres fuentes principales: los romanos, los judíos y sus propios familiares. Todos serían mal entendidos. Algunos serían hostigados; otros serían torturados e incluso condenados a muerte.

La carta de 1 Pedro pudo haberse escrito sobre todo para los nuevos cristianos y para los que planeaban bautizarse. Debía advertírseles acerca de lo que tenían por delante y requerían las palabras de aliento de Pedro para ayudarles a enfrentar dicha experiencia. Esta carta es todavía de ayuda para los cristianos que enfrenten pruebas. Muchos discípulos de Cristo en todo del mundo viven bajo gobernantes mucho más represivos que el Imperio Romano del primer siglo.

En todas partes los cristianos están sujetos a malos entendidos, ridiculizados y hasta hostilizados por sus amigos incrédulos, empleadores y miembros de la familia. Nadie está libre de catástrofes, dolor, enfermedad y muerte, pruebas que, como la persecución, nos hacen depender por completo de la gracia de Dios. Para los lectores de hoy, como también para los lectores originales de Pedro, el tema de esta carta es la esperanza.

Una esperanza viva. 1 Pedro 1:3-9. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Hechos 14:19-23. Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

Santiago 1:2.  Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

2 Timoteo 2:1-13. Un buen soldado de Jesucristo. Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 

El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo. Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. 

Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.

Pruebas Las encontramos todos los días. El enemigo viene por todos los lados: es la pérdida del empleo; un divorcio doloroso; el descubrimiento de que el hijo está en las drogas; la traición del mejor amigo; las injusticias del trabajo, en fin... Pero, Santiago dice que debes alegrarte cuando te veas atravesando el valle de las pruebas. ¿No es demasiado pedir? En el original griego, la palabra "pruebas", peirasmos, literalmente significa estado de lucha mental en el que te ves inclinado a separarte de Dios.

Tal vez, esto lo explique todo. Cuando el enemigo coloca pruebas en tu camino, su objetivo es separarte de Dios; hacerte creer que es el Señor quien te envía el dolor. Si en ese momento te vuelves en contra de Dios, el enemigo ha logrado su objetivo. Pero, si en el instante de la prueba te vuelves hacia Dios, entiendes que el dolor puede constituir un instrumento de edificación. Todo depende de la perspectiva de la realidad. El presente estado de cosas no es el fin; no juzgues las actitudes divinas cuando el trabajo aún no ha sido terminado. Si tu visión del mundo es materialista, las pruebas son motivo de tristeza. Si es espiritual, serán motivo de agradecimiento y de gozo. Es en el fuego que el oro se refina. ¡Y tú eres oro!

Lo que la carta a Santiago nos dice es que podremos ver más allá de las pruebas: "Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada." Santiago 1.2-4 (NVI). Esta es una promesa maravillosa! Te está diciendo, que si superas la prueba serás más constante, y esta constancia te llevará a feliz término, serás perfecto e íntegro.

Hebreos 11. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 

Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 

Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 

Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 

Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.


Por eso hoy, a pesar de lo que puedas estar viviendo, levanta las manos al cielo y agradece. Después, parte confiado para enfrentar las dificultades de la vida. Y "Considérate muy dichosos cuando tengas que enfrentarte con diversas pruebas, pues ya sabes que la prueba de tu fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada." Bendiciones.