Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La unción del Espíritu Santo en el cristiano°


Lucas 4:18-19. El Espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.

Hoy día es común escuchar la palabra “unción” en el vocabulario de muchas iglesias cristianas. Se habla de “hombres llenos de la unción de Dios”, se habla de que “el creyente o el ministro debe buscar la unción”.


La manera en que el término es utilizado hoy en la iglesia es para describir la llenura de la presencia o del poder de Dios en la vida de alguien o de un ministro cristiano. Pero es importante escudriñar el concepto bíblico de la unción. 

El Espíritu Santo trabaja en tres ámbitos del creyente: con, en, sobre (con: junto al creyente; en: dentro del creyente; y sobre: poder para hacer). En éste pasaje observamos algunos objetivos de la unción: “sobre” indica el hacer para Dios, para la predicación (“para dar buenas nuevas”), para sanar, para liberar. Entonces el poder o la unción del Espíritu Santo no es dada para un beneficio egoísta o personal, sino para bendición y ministración de otros. La unción es para sanar a los enfermos, echar fuera demonios, predicar el evangelio, ministrar milagros y ante todo glorificar a Cristo.

Ungir significa aplicar un ungüento o derramar aceite sobre algo o alguien. La unción en el sentido bíblico consistía en la práctica de un sacerdote o profeta de derramar aceite sobre un hombre u objeto con el fin de consagrarlo para el servicio de  Dios. Era la forma simbólica de mostrar que Dios había apartado a alguien para una tarea específica. Era una manera simbólica de santificar o apartar. Era el acto de derramar aceite sobre algo o alguien para consagrar, santificar, apartar o dedicar a ese objeto o a esa persona para una tarea especial.    

¿Pero qué es exactamente la unción?

Hechos. 1:1-9. En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

Muchas personas desean la unción para su vida pero no saben cómo adquirirla ni para qué sirve.  En 2 Reyes 2 encontramos la historia de Elías y Eliseo. Eliseo siguió y sirvió a Elías hasta el fin, y antes de que este último fuera arrebatado por el Señor para ir al cielo, le dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado de ti. Y él le respondió: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas sino, no.

Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes. Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. 2 Reyes 2.9-14.

La unción requiere humildad. Eliseo no tenía temor de imitar a Elías, sino que fue lo suficientemente humilde para aprender de su maestro y pedirle una doble porción de unción. Como es el maestro, es el discípulo. Eliseo golpeó las aguas del Jordán de la misma manera que lo hizo Elías, y después resucitó un muerto utilizando el mismo método. El poder de Dios vino a reposar sobre la humildad de Eliseo para hacer el doble de milagros que había hecho Elías.

Isaías 61:1-11. El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.

Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.

En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.

Podemos ver en las Escrituras que el deseo del corazón de Dios ha sido siempre que seamos personas que demos buenos frutos y de esa manera producir un impacto sobre todas las almas que nos rodean. 

¿Crees tú que puedes ser esa clase de persona ungida y apartada por Dios para cumplir planes y propósitos divinos a favor de otros? La educación que hemos logrado, ni las habilidades especiales, ni la posición social y económica, nos darán el poder y la capacidad para transformar las vidas de las almas. ¿Qué es lo que podrá transformarlas para llevarlas a la salvación que es en Cristo Jesús y a una vida conforme a la imagen de Jesucristo? La unción del Espíritu Santo únicamente confiere la capacitación celestial que necesitamos para cumplir con ese llamado y los propósitos eternos de nuestro Padre Celestial en nuestras vidas.

Apocalipsis 1:6. Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. El Señor quiere que tengamos el poder de reyes y la pureza de sacerdotes. Es vital que experimentemos su unción a plenitud a fin de obtener eso. "La unción" traerá liberación, fortaleza y salvación al pueblo de Dios. Cristo en griego y Mesías en hebreo, significan "El Ungido". Jesucristo inicio su ministerio al proclamar: Lucas 4:18 citando la palabra escrita en Isaías 61. Él aclaró que era porque el Espíritu del Señor le había ungido, que podía estar capacitado para tener un ministerio efectivo. La misma regla se aplica hoy en día a cada uno de nosotros. Hebreos 13:8-15. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Isaías habló acerca del poder de liberación de la unción en las siguientes palabras en Isaías 10:27. Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.

Es necesario tener el Espíritu Santo dentro de nosotros e impartir la unción plena para dirigir al pueblo de Dios y cumplir Su Voluntad en nuestra generación. ¿Cuál es esa unción? ¿Qué tiene que decir la Biblia acerca de ella? ¿Cómo ha venido sobre los líderes en las generaciones pasadas? La unción es indispensable para ser útil y usado por Dios dentro de su obra y sus propósitos, no importa la posición o el nombramiento en el que estés o que te hayan dado en tu iglesia.  La presencia de Dios puede estar en tu vida, puedes tener comunión con El, amarle y andar con El, pero al instante que entres en el ministerio necesitas del poder de luchar contra los poderes del infierno. No importa cuál sea tu llamado ministerial, necesitas el poder de la unción del Espíritu Santo si quieres ejercerlo. Sin la unción es imposible. Sin ella no habrá crecimiento ni bendición, ni victoria en tu ministerioRecordemos el énfasis que puso Jesús en sus palabras  antes de  su ascensión. “Recibiréis el poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos”

Necesitamos la unción del Espíritu Santo para escuchar, para servir y para andar como debemos. Tanto la sangre de Jesús como la unción del Espíritu Santo son partes necesarias de nuestra "gran salvación".

Hebreos 2:3. ¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. Hechos 2:4; 4:33; 5:12. "Y fueron todos llenos del Espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el espíritu les daba que hablasen… y los apóstoles les daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo [poder]… y muchos milagros y prodigios eran hechos por los apóstoles en el pueblo…"

Veamos ahora la vida de Moisés y que ejemplo de vida nos dejó en cuanto al tema que estamos tratando. Dios lo usó para liberar a su pueblo de Egipto. Luego, a través de él, Dios otorgó la ley a Israel. Moisés gobernó sobre los israelitas por cuarenta años. Él pudo hacer tal obra únicamente por la unción especial que llevaba de parte de Dios. Llevaba tanto la unción de profeta-sacerdote como la de rey. Como sacerdote, intercedía por Israel y los instruía en el camino de la justicia. También gobernó sobre ellos como rey. Su vida se caracterizó por una tremenda unción de poder y dedicación a la oración. Llevó sobre sí una plena unción. Fue un hombre que ejerció los derechos sacerdotales para tener acceso a Dios y también ejerció gran autoridad sobre el pueblo como rey. Es de especial interés notar que Moisés no recibió el título de "sacerdote", ni de "rey", aunque operó en ambas áreas.

La promesa de Dios para la restauración de la plena unción fue cumplida en Jesucristo. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros. Hebreos 1:9. Jesús reina, por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús. Hebreos 3:1 y como "Rey de Reyes y Señor de Señores". Apocalipsis 17:14. Solo El "ha sido hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención". 1 Corintios 1:30. "Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que baja hasta el borde de sus vestiduras". Salmo 133:2. 

Una hermosa ilustración y verdad son expresadas en el versículo anterior. La unción que venía sobre el sumo sacerdote corría desde la cabeza hasta las extremidades inferiores de su cuerpo. Debemos Llevar Su Unción. Ahora sabemos que somos miembros del Cuerpo de Cristo. 1 Corintios 12:27. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Sabemos que Cristo es cabeza y sumo sacerdote: Efesios 1:22. Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. Hebreos 3:1. Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús.

La unción de Jesús fue la ilustración final de la unción que Dios desea que nosotros tengamos. Como miembros de la Iglesia de Cristo, debemos llevar su presencia y unción para vivir vidas justas, santas y ungidas; Para sanar los enfermos, echar fuera demonios, predicar las Buenas Nuevas de Salvación en todos los rincones del mundo. 1 Pedro 2:9 dice que nosotros somos: "Linaje escogido, real sacerdocio (sacerdotes-reyes). "Y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios". Apocalipsis 1:6; 5:10.

Colosenses 1:1-14. Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Debemos Mantener la Unción en nuestras vidas; Juan nos dice: "Pero la unción que vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, mas como la unción misma os enseña de todas las cosas, y es verdadera… os ha enseñado a perseverar en Él. Y ahora hijitos, perseverad en Él; para que cuando apareciere, tengamos confianza, y no seamos confundidos de él en su venida" 1 Juan 2:27-28. La terminología "morar" parece ser la clave. "Estad en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuvieres en mí. "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden. Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho" Juan 15:4-7.

Pablo dijo eso de la siguiente manera: "Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él, arraigados y sobreedificados y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados abundando en acciones de gracias". Colosenses 2:6-7. El que el pámpano pueda permanecer en la vid significa que continúe conectado, a fin de que reciba la vida que fluye a través de la vid. El ser fructífero depende de esa conexión vital con la vid. De esa misma manera, nosotros tenemos que permanecer en relaciones íntimas con Jesús. Si lo hacemos, Su vida y Su unción siempre fluirán a través de nosotros. Entonces, ministraremos dentro de esa plena unción de Jesús: profeta-sacerdote y rey. La adoración y la alabanza vendrán a ser como el aliento de vida. Seremos equipados con Su poder y dones para liberar a otros en la misma libertad que disfrutamos.

Terrible y trágico es que un hombre o una mujer sobre quien Dios haya puesto Su mano, utilice tal unción para promover sus propios propósitos e intereses.

Cuando Elías tiró el manto, Eliseo tuvo la humildad de recogerlo, inclinándose para tomar lo que otro había tirado. La Biblia dice que Eliseo alzó el manto de Elías. Cuando Eliseo levantó el manto se fue inmediatamente al Jordán a hacer un milagro. El maestro Elías le enseño que el manto era para hacer milagros, no para jactarse del poder del mismo. No puedes caminar con la unción de Dios si tienes orgullo en el corazón. Por eso, el Señor se va ha encargar de levantar gente que te humille para que tu carne sea eliminada y puedas recibir la unción del Espíritu. La unción reside en quienes están muertos al yo.

La unción no se vende, Dios la da gratuitamente a quien Él quiere y a quien se la pida. El Señor conoce las intenciones de nuestro corazón y no le dará la unción a alguien que la busque para engrandecerse o jactarse de él mismo. La unción tampoco es para hacer una denominación alrededor de ella, ni para crear divisiones en la iglesia entre los que hablan lenguas y los que no, y entre los que tienen el gozo del Espíritu y entre los que no. La unción es para predicar el evangelio a un mundo perdido, para que a través de los milagros que se hagan a través de ella, se testifique que Cristo salva y sana.

Jesús quería que con la misma unción que Él fue investido, fuéramos ungidos nosotros. Él dijo que haríamos cosas mayores de las que Él hizo. Juan 14:12.

Jesús citó la fe, y demando fe de todo aquel que quería ser su discípulo. La fe es imprescindible para fluir en la unción, ésta se hará evidente a medida que tú lo creas, la expresión de ella sobre tu vida es directamente proporcional a tu fe. No depende de cuánto conoces o sabes de la Palabra, sino de cuánto crees lo que has aprendido. Cuando Eliseo tomó el manto no se distrajo en el camino, ni presumió por tenerlo, él se fue directamente al Jordán a hacer milagros. 

Ve y usa la unción para lo que Dios la dejo: Bendecir a otros a través de la salvación y los milagros. La unción te va ha servir para que cuando prediques la gente se convierta, para sanar enfermos, para sanar corazones quebrantados y para todo lo que Dios ha deseado.

La unción es para servir, nunca para engrandecerte. A quien se engrandece por la unción le pasará como a Simón el mago, quiso comprar la unción para ser grande y famoso en el pueblo, por lo tanto fue revelado su corazón, y cayó en amargura.

Debemos examinar nuestro corazón para ver por qué queremos la unción. Dios conoce las intenciones del corazón de cada uno, y dará a cada uno como Él crea. Y si ya tienes la unción, ve y has lo que Dios te mandó hacer. Si crees, las señales de las que Jesús habló, te seguirán a donde vayas.

Juan 15. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros. El mundo os aborrecerá, si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.

El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.  

Bendiciones.

El éxito para el Cristiano°


El conocer a Dios es amar a Dios, y amar a Dios es confiar en Él. Confiar en Él es obedecerle, y obedecerle es ser bendecido. El éxito a la manera de Dios está determinado en la medida que buscarnos la voluntad de Dios.

Todos los seres humanos queremos ser exitosos, pero a veces no tenemos claro el camino a seguir para alcanzar el éxito y eso nos puede llevar muchas veces a tomar los caminos equivocados, a formar en nosotros un carácter mal sano y no el carácter de Cristo, a tener nuestra escala de valores equivocada, a ver las cosas materiales que se alcanzan como la meta de nuestras vidas, mientras que el Señor nos enseña que eso es solamente la añadidura.

La mayoría de las personas creen que una vez que uno planifica, busca las estrategias y llega a las metas, sin importar el proceso ni nada más en el proceso, uno puede hablar de éxito. Exitosa, hoy en día, es aquella persona que puede llegar a concretar sus metas, aquel que puede utilizar cualquier medio con tal de llegar a ese fin. También se considera exitoso a los que buscan posicionarse, no solamente él sino su ministerio, su libro, etc., y tener un impacto, una gran influencia. Pero si miramos, notaremos que ese no es el todo del éxito, ni es el éxito a la manera de Dios. Si comenzamos a comparar con los valores el Reino, ahí empezaremos a ver algunas diferencias.

Juan 14:6.  Jesús le dijo: Yo soy el camino,  y la verdad,  y la vida;  nadie viene al Padre,  sino por mí.

Hechos 5:29. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

Sal 40:7-11.  Entonces dije: He aquí,  vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; El hacer tu voluntad,  Dios mío,  me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón. He anunciado justicia en grande congregación;  He aquí,  no refrené mis labios, Jehová,  tú lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;  He publicado tu fidelidad y tu salvación; No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. Jehová,  no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. Romanos 8:5-6. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu,  en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

El ejemplo de éxito más grande para los seres humanos es la vida de nuestro Señor Jesucristo:

Juan 4:34. Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,  y que acabe su obra.

Juan 5:30.  No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo,  así juzgo;  y mi juicio es justo,  porque no busco mi voluntad,  sino la voluntad del que me envió,  la del Padre. 

Juan 6:38. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,  sino la voluntad del que me envió. Juan 6:39  Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere,  no pierda yo nada,  sino que lo resucite en el día postrero.

Hebreos 5:7-9.  Y Cristo,  en los días de su carne,  ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte,  fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo,  por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado,  vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

En este mundo en el que vivimos nos enseñan desde muy pequeños que el éxito para nuestras vidas consiste en alcanzar bienes materiales, dinero, posición económica, posición social, conocimiento, el mejor auto, el mejor cónyuge, fama, pero Jesucristo vino a nuestras vidas a mostrarnos y enseñarnos la verdad.

El primer paso en descubrir el éxito es el manifestar una TOTAL DEPENDENCIA en el Señor. Proverbios 3:5-6 dice: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas."

¿Por qué se nos hace difícil confiar en el Señor? Una razón es porque no le conocemos lo suficientemente bien como para confiar en Él. El conocer a Dios es amar a Dios, y amar a Dios es confiar en Él. Confiar en Él es obedecerle, y obedecerle es ser bendecido.

Otro problema que tenemos es que no nos desprendemos de la situación en la cual necesitamos confiar en Dios. Queremos hacerlo nosotros mismos. Sin embargo, para poder tener éxito, debemos entregárselo todo a Él. Él es digno de tenerlo todo.

No tenga temor de la voluntad de Dios. Se dirá: "¿Qué si me envía a una villa remota en el extranjero como misionero?" Si es que Él le envía allá, entonces ése es exactamente el lugar en que a usted le gustaría estar. "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses 2:13).

Cuando usted depende completamente del Señor, entonces Él le proveerá la dirección fiel. Proverbios 3:5-6 dice: "Él enderezará tus veredas." O eso es verdad o es una mentira.

¿Cómo Él dirigirá su camino? Primero, lo hará por medio de su Palabra (Salmo 119:105). La Palabra de Dios le mostrará la voluntad de Dios. Segundo, Dios le dirigirá por medio de la oración (Filipenses 4:6-7). No toda pregunta es contestada en la Biblia. La oración es una avenida de dos vías. Deje que Dios le hable. Tercero, Dios le dirigirá por medio de su providencia. Dios cierra y abre puertas (Apocalipsis 3:8).

Cuando usted depende completamente del Señor, y Él le da dirección, habrá una poderosa dinámica en su vida. Revise la última frase de Proverbios 3:6: "Él enderezará tus veredas." Esto literalmente significa que Dios abrirá paso, construirá un camino, delante de usted. No sólo que Dios le muestra el camino, sino que Él despejará el camino. Cuando usted depende completamente del Señor, Él lo dirigirá.

Juan 8:31-32. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,  seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad,  y la verdad os hará libres, vino a hacernos libres de la esclavitud del mundo.

Lucas 12:15-21.  Y les dijo: Mirad,  y guardaos de toda avaricia;  porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí,  diciendo: ¿Qué haré,  porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros,  y los edificaré mayores,  y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma,  muchos bienes tienes guardados para muchos años;  repósate,  come,  bebe,  regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio,  esta noche vienen a pedirte tu alma;  y lo que has provisto,  ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro,  y no es rico para con Dios.   

Mateo 6:31-34. No os afanéis,  pues,  diciendo: ¿Qué comeremos,  o qué beberemos,  o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas;  pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas. Así que,  no os afanéis por el día de mañana,  porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

En una sociedad en la que la gente culpa a todos, desde sus padres hasta el gobierno por su incapacidad de salir adelante, debemos asumir la responsabilidad individual de la conquista de nuestro éxito y de nuestra misión de vida tomando conciencia de que al decir: Somos Arquitectos de Nuestra Vida, esto será así en la realidad dependiendo de nuestra fe, paciencia, perseverancia y voluntad.

2 Timoteo 1:7.  Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. El Señor mismo nos ayuda a desear, buscar, pedir y encontrar lo que él tiene preparado para cada uno de nosotros.

Romanos 8:26-28.  Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene,  no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,  porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

En la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado de rendir completamente nuestras vidas al Creador del universo, nuestro Señor Jesucristo y vivir para él guardando sus mandamientos guiados siempre por el Espíritu Santo,

Juan 14:16.  Y yo rogaré al Padre,  y os dará otro Consolador,  para que esté con vosotros para siempre.

Juan 14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Juan 14:21-28.  El que tiene mis mandamientos,  y los guarda,  ése es el que me ama;  y el que me ama,  será amado por mi Padre,  y yo le amaré,  y me manifestaré a él. Le dijo Judas  (no el Iscariote): Señor,  ¿cómo es que te manifestarás a nosotros,  y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama,  mi palabra guardará;  y mi Padre le amará,  y vendremos a él,  y haremos morada con él. El que no me ama,  no guarda mis palabras;  y la palabra que habéis oído no es mía,  sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador,  el Espíritu Santo,  a quien el Padre enviará en mi nombre,  él os enseñará todas las cosas,  y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo,  mi paz os doy;  yo no os la doy como el mundo la da.  No se turbe vuestro corazón,  ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy,  y vengo a vosotros.  Si me amarais,  os habríais regocijado,  porque he dicho que voy al Padre;  porque el Padre mayor es que yo.

Pero Dios no se olvida de nuestras necesidades y deseos, él quiere darnos lo mejor, lo que realmente nos conviene, debemos cada día aprender a depender de su dirección y sabiduría, seguir su Palabra, sus enseñanzas. En las matemáticas del Reino, por ejemplo, hay que perder para ganar. Uno tiene que renunciar a sí mismo para que pueda ganar otras cosas. Uno tiene que dejar de hacer ciertas cosas que uno quiere y cree, para ser de beneficio a otros. 

En el Reino uno tiene que servir y no ser servido. Parte del éxito en el mundo es llegar a conquistar nuestras metas y que los otros estén a nuestro servicio. Pero en el Reino de los cielos el éxito se da cuando uno puede romper ese paradigma y estar sirviendo a otros. Esa es una persona exitosa según el Reino de los cielos. En el Reino de los cielos, uno tiene que dar para recibir algo mucho mejor.

Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,  dice Jehová,  pensamientos de paz,  y no de mal,  para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis,  y vendréis y oraréis a mí,  y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis,  porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros,  dice Jehová,  y haré volver vuestra cautividad,  y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé,  dice Jehová;  y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Romanos 8:14-19.  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos: ¡Abba,  Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios. Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.

Y por último una agradable reflexión: ¡SE FUERTE! No hay más fortaleza que la del Espíritu de Dios. No fundes tus fuerzas en los demás, sólo en el SEÑOR. Aprende a bastarte a ti mismo y serás el vencedor y no el vencido. Arráncale triunfos a la vida y no derrotas; todo infortunio ha de darte una lección para el porvenir; cada nuevo día que se te da es un regalo para crecer, amar y compartir. Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco y los días se convierten en años….

Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad; tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada hay uno de partida; detrás de cada logro hay otro desafío; mientras estés vivo, siéntete vivo; si extrañas lo que alguna vez hiciste, vuelve a hacerlo; no vivas de fotos amarillas…. Sigue aunque todos esperen que abandones, no dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón, pero nunca te detengas.

Vuelve a empezar aunque sientas el cansancio, aunque el triunfo te abandone, aunque el error te lastime, aunque una traición te hiera, aunque una ilusión se apague, aunque ignoren tus esfuerzos, aunque la ingratitud sea la paga, aunque todo te parezca nada…… ¡vuelve a empezar! Porque sólo las personas como tú le permiten al mundo avanzar. ¡Ánimo!  Comienza y recomienza siempre, no te dejes vencer de la indiferencia. Si caíste levántate y vuelve a empezar; si te equivocaste, párate y recomienza, si no lograste educar tu voluntad empieza de nuevo.

!No pierdas los ánimos jamás¡ Tal vez al concluir la lucha queden cicatrices que serán tu gloria delante de DIOS. !Esfuérzate¡ no triunfa en la vida quien nunca tuvo momentos difíciles……Triunfa quien los tuvo y supo superarlos. Todo lo puedes en Jesús que te fortalece y recuerda que DIOS en su amor Omnipotente siempre tiene preparadas para ti la ayuda y la fuerza que tú necesitas. Ten presente que él siempre tiene sus brazos abiertos para recibirte, porque el que a él va no le hecha fuera, ya que él dijo: venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar.

Deuteronomio 30:14-16.  Porque muy cerca de ti está la palabra,  en tu boca y en tu corazón,  para que la cumplas. Mira,  yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien,  la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios,  que andes en sus caminos,  y guardes sus mandamientos,  sus estatutos y sus decretos,  para que vivas y seas multiplicado,  y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.


La decisión es de cada uno de nosotros, ¿cuál es tu decisión?, ¿quieres ver la vida y alcanzar el éxito a la manera de Dios? El tiempo es ahora. Bendiciones.

Buscando la presencia de Dios°


Proverbios 15:3. Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos. 1 Corintios 2:14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Mateo 28:20. Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. 

Recordemos estas promesas en este día. Dios está de nuestro lado, está a favor nuestro y con nosotros siempre y cuando aceptemos el señorío de Jesucristo en nuestras vidas por siempre. Y es que muchas veces no logramos entender  todo lo bueno y maravilloso que es nuestro Padre Celestial con cada de nosotros, si con solo el hecho de levantarnos cada mañana y ver un nuevo día es un regalo de parte suya, ahora imagínate el hecho de que Él está contigo y conmigo cuidándonos siempre donde quiera que vamos.

Romanos 8:35-39. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Como podemos estar consciente de la presencia de Dios? Dios es Espíritu y para poder estar conscientes y sentir la presencia de Dios, necesitamos estar en el Espíritu también. El hombre natural no percibe a Dios, realmente no puede; es por eso que no le importa pecar pues la ausencia de la santidad es lógicamente ausencia de Dios, su consciencia está cauterizada.

Cuando pongo a Dios en primer lugar y me dejo llevar por los deseos de Dios, me voy haciendo más consciente de la presencia de Dios y la santidad es algo tan natural que no tengo que esforzarme para que Dios me use, él lo hará sin duda. Dios usa lo que sea, todo es de él, no te alegres de que te use, sino en que lo agrades. ¿Qué agrada a Dios? Que guarde sus mandamientos, ¿cómo puede Dios complacerse en mi vida? !VIVIENDO en la santidad!

Éxodo 33:14. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Salmos 16:11. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Salmos 139:7. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Jeremías 23:39. Por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres. Sofonías 1:7. Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados.

Una reflexión muy importante para nosotros: Si no amamos la presencia de Dios, si no anhelamos la presencia de Dios en nuestras vidas, este año será para un año de tristeza, de problemas, de depresiones, de incertidumbre. La presencia de Dios en nosotros como cristianos es lo más importante para nuestra existencia. Nos da entender que Jesucristo está en nuestro corazón señoreando, también de que somos hijos de Dios y que tenemos Salvación y vida eterna. 

Veamos la vida de Moisés: él fue comisionado por Dios para sacar a Israel de Egipto como un gobernador, él se pasó toda su vida cuidando ovejas y Dios lo llamo para sacar a Israel de Egipto, él sabía que sus hermanos judíos que ya eran  dos millones, eran difíciles, judíos complicados, además habían estado 430 años viviendo bajo el yugo de faraón, con una mentalidad de esclavo, y el esclavo es dependiente, es quejoso, no tiene iniciativa, así que la misión que Dios le estaba encomendando a Moisés era, sacar a dos millones de esclavos del yugo del faraón, y Moisés dijo: “Señor si tu presencia no va conmigo, no nos saques de aquí”, Dios le dice: “Mi presencia ira contigo”, que no es lo mismo que yo iré contigo, quiero que me entiendas que, no es lo mismo que su presencia vaya contigo a que él vaya contigo, Dios esa en todos lados por su omnipresencia, pero no es lo mismo que la presencia de él este contigo, a que Él vaya contigo.  

No es solo el favor de Dios, ni la bendición de Dios, porque tú corres el riesgo de tener la bendición de Dios, de tener el favor de Dios, de tener la prosperidad de Dios y con todo no tenerlo a Él. ¡No confundamos la bendición de Dios, con la presencia de Dios!

Salmos 91:1-2. El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.

Si has aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, Dios vive en tu espíritu lo sientas o no, pero él quiere que tú lo disfrutes, que lo experimentes, que toque todo tu ser. Dios no te ha dejado sin su guía, la presencia de Dios no se ha ido de tu vida, sigue disfrutando de la presencia de Dios porque el Espíritu de Dios está sobre ti y no te dejará si decides seguir los pasos de Jesucristo, sus mandamientos. 

No tener la presencia de Dios en tu vida es lo más parecido a la muerte; Moisés estaba convencido que sin la presencia de Dios en su vida, era inútil que él intentara cualquier cosa. Cuando él habló cara a cara con el Señor, él dijo, “…Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí.” (Éxodo 33:15). Él estaba diciendo, “Señor, si tu presencia no está conmigo, entonces no iré a ninguna parte. ¡No daré un solo paso si no estoy seguro que estás conmigo!”

Moisés sabía que era la presencia de Dios en Israel que distinguía al pueblo de otras naciones. Y lo mismo es cierto de la iglesia de Jesucristo hoy en día. Lo único que nos distingue de los incrédulos es que Dios “está con nosotros” – dirigiéndonos, guiándonos, obrando su voluntad en y a través de nosotros de acuerdo a su Palabra. A Moisés no le importaba como otras naciones recibían su dirección, formaban sus estrategias, dirigían sus gobiernos o sus ejércitos. Él dijo, “Nosotros operamos en un principio. La única forma en que podemos ser guiados o gobernados, para hacer guerra y sobrevivir en esta tierra, ¡es teniendo la presencia de Dios con nosotros! 

“Cuando la presencia del Señor está en nuestros medios, nadie nos puede hacer daño. Pero sin él, somos impotentes, reducidos a nada. Deja que todas las naciones de este mundo confíen en sus ejércitos poderosos, sus carros de hierro, sus soldados amaestrados, y sus armas nuevas. ¡Nosotros confiaremos en la presencia manifiesta de nuestro Dios!”

Esta es la forma en que Dios contesto la audaz declaración de Moisés: “…Mi presencia irá contigo, y yo te daré descanso.” (v.14). ¡Qué increíble promesa! La palabra hebrea para “descanso” aquí es “un descanso tranquilo y confortable.” Dios estaba diciendo, “¡No importa los enemigos o las pruebas que enfrentes, siempre podrás encontrar un descanso tranquilo en mí!” Piensa en esto: Si una iglesia tiene la presencia manifiesta de Dios en sus medios, no habrá ajetreo ni bullicio, sudor o lucha. Las reuniones de adoración no serán apuradas, con tres canciones, una ofrenda y un sermón corto. Al contrario, habrá un paz calmante, un descanso tranquilo – ¡y todos los que entren por las puertas lo sentirán! Por supuesto que esto no quiere decir que una iglesia no experimente alabanzas estrepitosas o adoración exuberante. Por el contrario, creo que esas cosas son el resultado de un pueblo que está en descanso. Un cuerpo que tiene la presencia de Dios en sus medios vivirá, se moverá y adorara con una confianza tranquila en el Señor en todo tiempo.

Lo mismo es cierto para todo cristiano individualmente. Si tienes la presencia de Jesús en tu vida, experimentarás el orden divino de Dios. Tendrás una paz y una calma, sin apuro o ansiedad, sin correr de un lado a otro buscando consejo, sin sentirse sin fundamento. ¡Vivirás en descanso, sabiendo que Dios tiene todo bajo control! Veamos pasajes del Antiguo Testamento. La presencia de Dios era tan evidente en la vida de Abrahán, hasta los impíos a su alrededor reconocieron la diferencia entre sus vidas y la de él: “…Abimelec…habló a Abrahán, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces;” (Gen. 21:22). Este rey impío estaba diciendo, “Abrahán, existe algo diferente en ti. ¡Dios te guía, te preserva y te bendice dondequiera que vas!”

Dios le prometió a Josué que ningún enemigo podría enfrentarse contra él mientras la presencia de Dios estaba con él: “Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Sé fuerte y valiente,…” (Josué 1:5-6). Cuando el Espíritu de Dios está presente con nosotros, podemos ser fuertes y valientes – ¡porque ningún enemigo puede hacernos daño!

Dios le dijo a Gedeón. “…¡El Señor está contigo, guerrero valiente! …Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel…” (Jueces 6:12, 14). La frase “la fuerza” en este verso se refiere al verso anterior – “el Señor está contigo.” ¿Puedes ver lo que Dios está diciendo? “Gedeón, hay un poder en ti que es tan poderoso, que puede salvar a Israel. ¡Y ese poder es mi presencia!” Las Escrituras revelan a Gedeón como un cobarde – así que, ¿por qué Dios le llamó “guerrero valiente?” ¡Es porque Dios quería demostrarle a Gedeón lo que cualquier persona puede hacer cuando la presencia del Señor esta con él!

Dios le advirtió a Jeremías que la nación entera se volvería contra él y rechazaría sus profecías. Sin embargo, Dios prometió, “…pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte…” (Jeremías 15:20). Dios estaba diciendo, “No importa si un país entero se pone en contra tuya, Jeremías. Lo único que importa es que mi presencia está contigo. ¡Ten confianza, yo estoy contigo!”

Estos pasajes del antiguo testamento no son historietas de letras muertas. Su propósito es animarnos y exhortarnos a buscar la presencia de Dios en nuestras vidas. Podemos dar gracias a Dios por lo que su presencia hizo por Abrahán, Josué, Gedeón, Jeremías y todo Israel. Aun así, cada uno de nosotros tiene un poderoso testimonio de lo que la presencia de Dios ha hecho por nosotros – guiando nuestras vidas, abriendo puertas, quitando obstáculos, derritiendo corazones, y haciéndonos intrépidos.

Dios da una condición a su presencia en nuestras vidas. Esta condición se encuentra en 2 de Crónicas 15. En el capítulo anterior, el rey Asa había dirigido los ejércitos de Judá a una gran victoria contra el ejército de un millón de hombres de Etiopía. Sin embargo, Asa testificó que fue la presencia de Dios que dispersó al enemigo: “Entonces Asa invocó al Señor su Dios, y dijo: Señor, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerzas; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud… Y el Señor derrotó a los etíopes delante de Asa…” (2 Crónicas 14:11-12).

Mientras Asa y sus ejércitos tomaban la delantera en la procesión triunfal de regreso a Jerusalén, un profeta llamada Azarías los encontró a la entrada de la ciudad con este mensaje de Dios: “Vino el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed;
15:2 Y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: el Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Y si le buscáis, se dejará encontrar por vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará. Y por muchos días Israel estuvo sin el Dios verdadero, y sin sacerdote que enseñara, y sin ley. Pero en su angustia se volvieron al Señor, Dios de Israel, y le buscaron, y él se dejó encontrar por ellos.” (2 Crónicas 15:1-4).

Este es el secreto de conseguir y mantener la presencia de Dios en tu vida. El Señor le recordó a Asa, claramente, sin rodeos: “Asa, nunca olvides como conseguiste esta victoria. Me buscaste con todo tu corazón, te volviste a mí completamente, cuando estabas en problemas – y yo te envié mi presencia. ¡Fue mi presencia que hizo huir a tus enemigos!” Ahora Azarías le estaba diciendo a Asa, “Recuerdas, ¿cómo estaba el reino antes que tomaras el poder? Todo estaba descentrado, sin ley, sin dirección, sin enseñanza recta. ¡Todos eran una ley a sí mismos, haciendo como les pareciera!”

Esta es una imagen correcta de muchos hogares cristianos en la actualidad. Todo está fuera de orden, sin autoridad, paz o descanso. Todos hacen como les place. Muchas de las tales familias se han convertido en desordenes trágicos y disfuncionales. Sin embargo, no tiene que ser así. Ningún hogar cristiano tiene que permanecer disfuncional. Las promesas de Dios no cambian y su palabra promete, “Por el resto de tu vida – mientras continúes buscándome – yo estaré contigo. ¡Cada vez que clames a mí, siempre seré hallado por ti!” Esta no es una teología complicada. Sencillamente, si ambos, esposo y esposa – o uno de los dos – están buscando del Señor, no hay necesidad para que su hogar este agitado o “sin ley.” Cualquiera puede tener la presencia del Señor, si él o ella sencillamente buscan de él.

“…el Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él….” (2 Crónicas 15:2). La palabra hebrea para “estáis” o buscar aquí es “matsa,” que significa, “su presencia que viene a capacitar, a bendecir.” En resumen, este verso nos dice, “Busca al Señor con todo tu corazón, y él vendrá a ti con su presencia. ¡Ciertamente, su presencia será un poder todopoderoso que emanará de tu vida!” Según las Escrituras, nuestra mayor preocupación es seguir buscando de Dios, para asegurar su presencia con nosotros.

Dios hace su pacto de gracia con cada creyente. Este pacto está incorporado en promesas tales como“Dios ha puesto en Cristo la iniquidad de todos nosotros.” “Jesús se convirtió en maldición por nosotros.” Él no nos dejará, ni desamparará.” Aun, Dios también asegura ciertas promesas especiales para aquellos que determinan buscarle con todo sus corazones. Una de esas promesas es el pacto de la presencia de Dios. No obstante, este pacto es estrictamente condicional. Las escrituras aclaran que si nos atenemos a la regla de este pacto, gozaremos de increíbles bendiciones de la presencia de Dios en nuestras vidas. Y esto no se refiere tan solo a asuntos de salvación. Habla de ser tal buscador de Dios que su impresionante presencia es derramada sobre nosotros – ¡y es vista y conocida por todos!

Sólo cuando la presencia de Dios está sobre nosotros podemos contemplar, ver y comprender su gloria. Las promesas de Dios nunca fallan. Pero algunas – como el pacto de su presencia – son absolutamente condicionales. Requieren algo más que nuestra cooperación. Por supuesto, Dios nunca nos abandonará ni dejará de amarnos. Pero si continuamos en pecado, su presencia no estará con nosotros – y nuestras vidas no serán instrumentos de su poderosa presencia. ¡Viviremos según la carne – luchando, pataleando, sin poder ni dirección!

Cuando Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube. Esta nube fue una manifestación física del juramento de Dios de estar con su pueblo. Bajaba y cubría el tabernáculo de noche y de día. Y actuaba como su guía para cada tarea. Cuando la nube se movía, ellos se movían, y cuando se quedaba, ellos se quedaban. El pueblo no necesitaba un comité para averiguar su dirección o futuro. Ellos ponían su confianza en la nube visible de la presencia de Dios. En la actualidad, esa misma nube de la su presencia ronda sobre tu habitación secreta de oración. Espera todos los días para envolverte en su paz. Te guiará, te dará poder y paz. Y te dará dirección detallada para tu hogar, tu trabajo y relaciones.

Tu habitación secreta puede ser dondequiera – en la ducha, en el bus camino a tu trabajo, en tu trayecto al trabajo. Puedes cerrar todo lo demás y decir, “Señor, tengo media hora ahora mismo. Te amo, Jesús, y te adoro. ¡Esta es mi habitación secreta contigo!” Es algo maravilloso estar encerrado con Dios, desarrollando una vida de oración consistente. Dios promete que mientras te conviertes en un siervo que le busca y ora, su presencia saldrá como fuente en tu vida – cerrando y abriendo puertas y obrando su orden divino a tu alrededor. Mas sin embargo, algo mayor que esto sucederá: ¡la presencia de Dios te llevará a una revelación de su gloria!

Dios estaba diciendo, “aquí está mi gloria personificada – en Jesucristo!” Ciertamente, Jesús es el cumplimiento de todo lo que Dios dijo que él era para Moisés – lleno de gracia, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad, el que guarda misericordia a millares, perdonando la iniquidad y la transgresión de pecados. Y ahora el Señor está diciendo, “Aquí está una imagen viva de mi gloria. ¡Todo está personificado en mi Hijo!” ¿Dónde podemos encontrar esa revelación de Cristo? ¡La encontramos solamente cuando vamos a las escrituras! Pablo dice que mientras permitimos que la palabra de Dios refleje en nosotros una revelación creciente de Jesús, seremos cambiados de gloria en gloria: “Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.” (2 Corintios 3:18).

Esta revelación de la gloria de Dios provee poder de mantenimiento a nuestra vida: “Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda la gloria habrá un dosel;…” (Isaías 4:5). En otras palabras, la gloria de Dios nos mantendrá limpios en la peor hora de nuestra vida.

Lo que Dios nos está diciendo aquí es tan sencillo: “¡Toma tiempo para conocer a mi hijo! ESCUDRIÑA MI PALABRA Y BÚSCAME EN TU HABITACIÓN SECRETA DE ORACIÓN. Entonces, mientras habitas en mi presencia, tus ojos comenzarán abrirse a mi gloria. Todo está revelado en Cristo. Él es la revelación plena de mi amor, gracia, misericordia y bondad. “Mientras reflexiones continuamente en esta revelación, te limpiará y purificará – porque serás cada vez más como Jesús. Mientras ves cuán amoroso y misericordioso que él es contigo, serás más amoroso y misericordioso con los demás. ¡Y esa será mi gloria revelada en tí!”

Deja de buscar una señal. Deja de esperar que alguna fuerza sacuda el edificio de tu iglesia, o que algún predicador te imponga las manos y solucione todos tus problemas. ¡Busca al Señor a solas! Su palabra lo dice claro – o disfrutarás de su continua presencia o la menospreciarás: “Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo…” (2 Crónicas 16:9). Búscale con todo tu corazón y desea su presencia diariamente en tu vida. ¡Entonces conocerás y experimentarás la increíble gloria de Dios! Bendiciones.