Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La santidad del cristiano°

Algunos creen que la santidad es algo de otra dimensión y le colocan mucho misticismo y religiosidad desenfocando el verdadero concepto que Dios nos revela en su Palabra. El camino de la santidad es una experiencia de victoria sobre el pecado y la muerte espiritual, es una vida práctica basada en los principios revelados a través de la Palabra de Dios por el Espíritu Santo, es una vida que vence las adversidades en el nombre de Jesucristo, es una vida que se vive paso a paso. Esta vida práctica de santidad es necesaria para estar preparado para la venida de Jesús y para aquel día que le vamos a dar cuentas como nos muestra en la carta a los Hebreos 9:27. La Biblia de las Américas (LBLA). Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.

Isaías 35:8. RVR1960. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de SANTIDAD; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.

Isaías 57:15. RVR1960. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la SANTIDAD, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.  

La vida cristiana normal es muy sencilla y práctica, la santidad que Dios pide para cada persona que ha creído en Jesucristo como Salvador y Señor, es leer su Palabra, meditar en ella y colocarla por obra en cada acción y pensamiento de nuestras vidas, es pedir y permitirle al Espíritu Santo que nos de sabiduría y entendimiento, eso es andar por camino de santidad; la santidad bíblica es andar el perfecto amor, es amar a Dios sobre todas las cosas, es amar a nuestro prójimo, es un amor demostrado, es vivir en rectitud, no es legalismo, no es religión, no es fanatismo, es demostrar al mundo entero que vivir bajo los preceptos de la Palabra de Dios trae vida eterna, paz y bendición, es entender los planes y propósitos divinos para cada ser humano, para cada familia y nación, la santidad que Dios nos pide nos lleva a amar a nuestro prójimo, nos lleva a dejar el pecado y la maldad con la que nacimos, esa herencia espiritual de maldición que fue cortada en la cruz del calvario cuando el Señor Jesucristo entregó su vida y su sangre por cada una de nosotros.  

1 Pedro 1:15-16. RVR1960. Así como Aquél que os llamó es Santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: “Sed santos porque Yo soy santo”. Hebreos 12:12-14. RVR1960. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

La palabra “santo” es una traducción del hebreo “quodesh” que quiere decir “separado para Dios.” Esta palabra hebrea se traduce “santo, consagrar, santificar.” Esto es siempre la idea básica de una persona o cosa que es santa, consagrada, separada, o santificada—algo separado para Dios.

Ha habido épocas y tiempos en que todos los cristianos ponían gran énfasis en la realidad del llamado de Dios a la santidad y hablaban con profundo conocimiento acerca de cómo el Señor nos capacita para ello a través del Espíritu Santo, pero la contaminación espiritual y la sensualidad del mundo y sus placeres, al igual que los afanes de la vida y el amor por las cosas del mundo han colocado una venda en el corazón haciendo creer a muchos que con solo creer en Dios, o leer la Biblia, o hacer oraciones, o ser buenos desde el punto de vista humano, o tener un ministerio y otras cosas o que el pertenecer a cierta religión o grupo religioso nos da acceso al Padre Celestial y al cielo por la eternidad; que gran mentira y engaño si es que estamos viviendo de esa manera.

Dios nos llama a vivir una vida en santidad, una vida separada y apartada para él conforme a su Palabra eterna y a la obra vivificante, renovadora y restauradora del Señor el Espíritu Santo. Sólo quien ha aceptado el señorío del Rey de Reyes Jesucristo, sólo quien le ha entregado el corazón a Dios puede comenzar el camino de santidad a través de su Palabra. Dios nos ha llamado a ser sal y luz en medio de dónde nos encontremos, nos ha mostrado que su voluntad es que anunciemos a las personas que están perdidas en el pecado y maldad, de que hay salvación y vida eterna disponible de manera gratuita a todo aquel que crea en el Hijo de Dios como Salvador y Mesías.

Mateo 25:1-13. RVR1960. Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

La santidad es el objetivo de nuestra redención. La santidad es el objetivo de nuestra nueva creación. Nacemos de nuevo para que podamos crecer en nuestra semejanza a Cristo. Esto significa que como el pueblo de Dios que somos tenemos que asumir la responsabilidad que se nos ha encomendado. Tenemos que tomar en serio el llamado que Dios hace a todo creyente fiel, y tenemos que obrar para engrandecer el reino de Dios aquí en la tierra. Tenemos que dejar las excusas; tenemos que dejar de pasar la responsabilidad que se nos ha encargado a cada a otros; como obreros para el reino de Dios no podemos tener nuestras manos caídas, sino que tenemos que tener nuestras manos activas. El cristiano obra para engrandecer y edificar lo eterno.

1 Pedro 2:9-10. La Biblia de las Américas (LBLA). Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia.

“Y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” ¿Qué quiere decir esto? Esto significa que como cristianos tenemos que escoger cuidadosamente los caminos que hemos de tomar. Tenemos que usar la sabiduría al escoger el camino por el que hemos andar. Tenemos que hacer como no enseña la Biblia en 1 Corintios 2:13. (RVR1960) cuando leemos, “lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” La Palabra nos dice, “haced sendas derechas para vuestros pies”, en otras palabras tenemos que permitir que nuestros pasos sean dirigidos por el Espíritu Santo en todo momento.

Tenemos que dejar de depender de nuestra propia opinión y de la sabiduría que ofrece éste mundo, recordando siempre lo que encontramos en 1 Corintios 3:19. RVR1960. “Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.” La sabiduría de éste mundo solo busca separarnos de la presencia de Dios. Esto es algo que queda muy bien reflejado en Gálatas 5:16-17. (RVR1960) cuando leemos “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

Ninguno de nosotros es perfecto, perfecto sólo es Dios, pero esto no es una excusa para que dejemos de esforzarnos hacia la perfección. La realidad de todo es que nosotros estamos llamados a esforzarnos hacia la perfección. Filipenses 3:12-14. RVR1960. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Hemos sido llamados a esforzarnos hacia la perfección, es decir, estamos llamados a ser más como Cristo, pero en ocasiones cojeamos. En ocasiones permitimos que la sabiduría de éste mundo influencie nuestro caminar  y si no estamos en el camino de la rectitud, entonces tropezamos y caemos. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque la sabiduría de éste mundo es corrupta y nunca nos ayudara a permanecer en los caminos de Dios; sin embargo, la sabiduría que nos ofrece Dios a través del Espíritu Santo es una que nos ayuda a cumplir lo que Dios demanda de Su pueblo.

Santiago 3:17. RVR1960. “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.”

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Esto nos enseña que existe una línea divisora entre Dios y el hombre, y ésta línea divisora es el pecado. En el mundo existen muchas personas que piensan que pase lo que pase o hagan lo que hagan, Dios está con ellos. Existen muchas personas que piensan que una vez que aceptaron a Cristo pueden continuar pecando y que Dios les guía y los bendice en todo momento. Esta es una mentira muy grande que existe en la mente y el corazón de muchas personas. La mayor causa por la que muchas personas caen en ésta trampa es porque desconocen la Palabra de Dios.

Oseas 4:6. La Biblia de las Américas (LBLA). Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.

1 Corintios 10:21. RVR1960. “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.”

Pero cuando permitimos que el pecado abunde en nuestra vida; es decir, cuando nos dejamos dominar por el pecado, entonces no estamos con Dios, no estamos en camino de santidad. Cuando dejamos que el pecado domine nuestra manera de pensar, actuar y ser, Dios no está con nosotros así leamos la Biblia a diario, así oremos en todo momento, así estemos sirviendo en algún ministerio, así estemos viviendo vidas buenas en apariencia para los demás. La verdad es que Dios es Santo y Dios no habita en el pecado. Y es por eso mismo que aquí encontramos que se nos dice, “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”

Debemos buscar al Señor en nuestros corazones y nuestra forma de vivir, y buscarle en oración en el lugar secreto para orar e interceder por todos aquellos que conocemos que están perdidos en éste mundo de maldad,  por nuestros hermanos y hermanas que hacen parte de la iglesia de Cristo en toda las naciones de la tierra,  debemos pedirle al Padre que nos fortalezca y capacite para que podamos ser dignos de su reino, para que podamos ser tenidos en cuenta cuando nos llame a su presencia.

Colosenses 1:1-12. La Biblia de las Américas (LBLA). Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre. Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros,  al oír de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos, a causa de la esperanza reservada para vosotros en los cielos, de la cual oísteis antes en la palabra de verdad, el evangelio que ha llegado hasta vosotros. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en vosotros, desde el día que oísteis y comprendisteis la gracia de Dios en verdad; tal como lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra, el cual también nos informó acerca de vuestro amor en el Espíritu.

Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en luz.

Tenemos que escoger cuidadosamente por los caminos que hemos de andar, siempre concentrándonos en el sacrificio perfecto que nuestro Señor hizo por nosotros en la cruz del calvario. Tenemos que conducir una vida de santidad, porque a esto mismo fuimos llamados. Recordemos algunos versículos bíblicos aceca de la santidad.

Éxodo 28:36. RVR1960. Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Éxodo 39:30. RVR1960. Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ. 1 Crónicas 16:29. RVR1960. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la SANTIDAD. Salmos 29:2. RVR1960. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la SANTIDAD. Salmos 30:4. RVR1960. Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su SANTIDAD. Salmos 93:5. RVR1960. Tus testimonios son muy firmes; la SANTIDAD conviene a tu casa, oh Jehová, por los siglos y para siempre. Salmos 96:9. RVR1960. Adorad a Jehová en la hermosura de la SANTIDAD; temed delante de él, toda la tierra. 2 Corintios 7:1. RVR1960. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la SANTIDAD en el temor de Dios. Efesios 4:24. RVR1960. Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la verdad. 1 Tesalonicenses 3:13. RVR1960. Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos. 1 Tesalonicenses 4:4. RVR1960. Que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en SANTIDAD y honor. Hebreos 12:10. RVR1960. Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su SANTIDAD.

Sabiendo que tenemos un propósito definido en esta tierra, uno que muchos no logran identificar, lo podemos identificar como el "cumplir la voluntad del padre". Nuestro objetivo debe ser vivir la vida que le agrada a Dios, pero la dura realidad es que millones de personas no saben o simplemente no quieren saber quién es Dios y la santidad que demanda de nosotros. Dios quiere un pueblo santo y ese es el que muestra obediencia a su Palabra.

La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios, y como coherederos del reino con Cristo Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y ama las cosas del mundo. La santidad es lo único que puede desencadenar la unidad de la Iglesia en el Espíritu Santo. “Mas no te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por medio de la palabra de ellos, PARA QUE TODOS SEAN UNO; Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Juan 17:20, 23. RVR1960.

Sin el amor de Dios no podemos hacer nada. Dios es un Dios de amor, y si le pedimos amor en abundancia para nuestro prójimo, familiares, amigos, esposos, pastores, hermanos en la fe, y hasta nuestros perseguidores, Dios hará. Por medio del amor, Dios actúa en nosotros trayéndonos la fuerza necesaria para vivir en santidad por medio del amor de Dios para nosotros, a través de nosotros, y en nosotros. “El que dice que permanece en él, debe Andar como él anduvo” 1 Juan 2:6. RVR1960.

La santidad es un escudo que nos guarda de las acechanzas del enemigo, es vivir en el mundo pero no hacer parte de él. Cuando caminamos en santidad le estamos cerrando la puerta al pecado que nos hace perder la comunión con el Señor. Andando en santidad nos hace sensibles a la voz del Espíritu Santo que está en esta tierra para guiarnos en el caminar con Jesucristo. Vivir en santidad nos hace mejor esposos, hijos, padres, madres y cristianos en esta tierra. Pero la recompensa más grande es que seremos dignos de ver al Señor cara a cara como él lo promete en su palabra. Hebreos 12:14 dice “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Bendiciones.

Las buenas obras°


Romanos 8:19. RVR1960. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.

En estos momentos hay una gran necesidad de hombres y mujeres que se preparen para toda buena obra como nos lo enseña la Biblia en la segunda carta a Timoteo capítulo 3. Hombres y mujeres que se preparen para asumir un liderazgo en cada uno de los lugares en los que viven, trabajan y estudian, un liderazgo al interior de cada hogar y familia; un liderazgo moral y espiritual, guiado por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. Personas con la presencia y la llenura del Señor, con corazones dispuestos para servir con amor, misericordia y rectitud.

Juan 15:1-17. RVR1960. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.

Hemos sido rescatados para salvación y vida eterna, hemos sido elegidos para ser sanados, restaurados en todas nuestras áreas, Dios mismo nos ha elegido para llenarnos de su Palabra, para llenarnos de su Espíritu Santo, para llenarnos de sabiduría, de entendimiento, de amor, de misericordia y compasión; somos llamados a prepararnos para ser instrumentos en las manos de Dios y de esa manera alcanzar a la mayor cantidad de personas a través del evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

1 Pedro 2:9-10. RVR1960. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

La maldad, la depravación, la anarquía, la rebelión, la avaricia, el sadismo, la falta de misericordia, la falta de perdón, la venganza, el odio, el amor por el mundo y las cosas que este ofrece como fama, riqueza, placeres malvados y torcidos, vicios de toda clase entre muchas obras de maldad siguen en aumento en todas las naciones como se aprecia a través de los canales de noticias y del internet; todo esto es cumplimiento de las profecías para los postreros días y a nosotros nos ha correspondido vivir y conocer del Señor Jesucristo y su evangelio en estos tiempos.

2 Timoteo 3:1-9. RVR1960. También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

Dios está esperando que se levante una generación que esté dispuesta a creerle al Señor y su Palabra, una generación con un actitud como la de Josué y Caleb. Dios es verdadero y lo que Él dice es la última palabra, es el Creador de todos y de todas las cosas, es el Eterno. En ocasiones, cuando alguno de sus hijos tiene muy en claro la voluntad de Dios y el llamado ministerial para sus vidas pueden asumir la conquista de las promesas que le han sido dadas en Cristo,  lo que Él le ha dado, a cada persona. Es entonces que debemos estar dispuestos a asumir los retos y a enfrentar todas las circunstancias que se nos presenten para ver en nuestras vidas y la de nuestras familias los planes y propósitos de Dios de manera palpable, para ver la gloria de Dios en medio nuestro.

Jeremías 29:11-14. RVR1960. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Caleb no era tanto un hombre de una gran fe, sino un hombre de fe en un gran Dios. Su valentía descansaba en su conocimiento de Dios, no en la confianza de Israel para conquistar la tierra.

Nosotros a menudo basamos nuestras decisiones en lo que los demás están haciendo. En realidad tenemos la actitud de los diez espías, y se la pasamos al resto del pueblo. Frente a las circunstancias la mayoría de las veces preguntamos a expertos en el tema, a amigos; pero evitamos por completo preguntar qué dice Dios sobre el mismo asunto. El mismo Dios que guio y dio seguridad extrema a Caleb y a Josué, es el mismo que anhela darnos a nosotros lo mismo.

2 Timoteo 3:10-17. RVR1960. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

El líder cristiano es la persona dedicada a producir un despertamiento moral y social; con esto en mente dedica su vida a Cristo comparte el amor de Dios con todos los hombres en todas partes y enseña a otros a hacer lo mismo. La mejor forma de recibir el futuro es hacer un buen presente y olvidar el pasado.

Daniel 12:1-4. RVR1960. En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

La más grande empresa del Universo, la empresa de Dios requiere para su departamento de proclamación personas que reúnan los siguientes requisitos.

Personas valientes que crean en Dios y que estén dispuestas a servirle aunque se le caiga el mundo encima. Personas que digan siempre la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad aunque por ello tengan que perder la simpatía y el afecto de quienes lo rodean. Personas que huyan de las pasiones juveniles y que tengan el firme propósito de no contaminarse con las costumbres de un mundo corrompido.

Personas que tengan en su corazón una profunda vocación de servicio a su prójimo y una determinación completa de agradar a Dios por encima de todo. Personas que estén listas en donde el Señor de la empresa así lo determine sin pensar en su comodidad, ni en sus intereses personales. Personas que se atrevan a vivir y hablar como Dios lo manda aunque sean tildados de locos, fanáticos, rebeldes o peligrosos. Personas que estén dispuestos a perderlo todo, que duerman menos, que trabajen más, que hablen poco y sirvan mucho.

Personas que se muevan siempre con la sinceridad de Dios y no con la diplomacia e hipócrita conveniencia de los hombres. Personas honradas, ejemplares y comprometidas con los valores cristianos que nuestra sociedad ha extraviado. Personas que se preparen para dirigir los destinos del país, no con la soberbia de grandes reyes, sino con la actitud de grandes servidores.

Si usted llena estos requisitos será bienvenido a esta gigantesca empresa de Dios, en ella se trabaja para conquistar el mundo entero con el único mensaje que puede salvarlo y para decirle a los hombres que no todo está perdido, que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Si hay vacantes, esta es una gran oportunidad y no hay otra igual. Necesitamos un liderazgo que ame y no que manipule, que sirva y no que lucre, que comparta y no que amarre, que anime y no que oprima, que levante y no que aplaste.

Veamos algunos principios que debemos tener en cuenta para avanzar en la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Esforcémonos. Ningún vencedor avanza en medio de las circunstancias adversas de la vida, a menos que aporte una alta cuota de esfuerzo. Cuando Josué, el conquistador de la Tierra Prometida, se encontraba en el umbral de entrar a territorios en poder de poderosos enemigos, Dios lo instó a esforzarse y a seguir adelante aun cuando arrecien las condiciones difíciles. El Señor lo animó y le dijo: "Sé fuerte y valiente (...)."(Josué 1:6 NTV). Si avanzamos, con decisión, valentía y esfuerzo, no solo aseguramos que superaremos los obstáculos sino que, además, nos prepararemos para llegar a nuevos niveles. Los vencedores son dinámicos, no estáticos. Siempre tienen nuevos proyectos que emprender. No se resignan.

Definamos planes específicos. Cuando Dios llamó a Josué a asumir una actitud valerosa y emprendedora, tal como leímos en Josué 1:6, 7, 9 también enfatizó en atender las instrucciones impartidas por Moisés con antelación; es decir, avanzar hacia una meta específica. Quien no tiene metas, no llega a ninguna parte. Si vamos de un lado a otro, sin poner la mirada en el objetivo que procuramos lograr, lo más probable es que nos desviaremos de la línea final. Planificar es esencial para alcanzar grandes metas.

Aprendamos y asumamos principios y valores. En medio de una sociedad en crisis como aquella en la que nos desenvolvemos, es fundamental que aprendamos y pongamos en práctica principios y valores. Constituyen los cimientos para llegar a nuevos niveles de crecimiento personal y espiritual, y para alcanzar grandes metas. Las bases principales que aprendemos, se encuentran en la Biblia. Dios recordó a Josué la necesidad de tener presente esas pautas de vida que aseguran el éxito en todo cuanto emprendamos: "Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas."(Josué 9, Nueva Traducción Viviente). La mayoría de las personas que alcancen la cumbre, que llegan donde los demás jamás siquiera imaginaron, comparten un común denominador: su existencia estuvo marcada por principios y valores.

Descansemos en Dios. Como líderes cristianos — hombres y mujeres llamados a vencer — es natural que enfrentemos dificultades y también, períodos de fuerte presión. Lo que hace la mayoría es renunciar. Quedamos entonces ante tres escenarios: volver atrás por considerar que jamás podemos alcanzar nuestras metas; estancarnos y permanecer en ese estado por mucho tiempo hasta que las metas se vayan desdibujando con el tiempo y, por último, afianzarnos y seguir adelante.

Cuando nos sintamos a las puertas de tirar la toalla, lo esencial es que volvamos la mirada a Dios y descansemos en Él, como enseñan las Escrituras: "Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán."(Isaías 40:29-31, Nueva Traducción Viviente) Descansar en Dios está íntimamente ligado a confiar en Él. Tener presente que Dios sabe qué hacer en el momento apropiado y bajo las circunstancias propicias. Dios tiene el control de todo, y además, la última palabra.

No debemos compararnos con los demás. Cada hombre y mujer es único y por lo tanto Dios ha diseñado planes específicos para cada uno.  Un poderoso enemigo de los vencedores es medirse a partir de los logros de quienes les rodean. La Biblia enseña: "No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan."(Salmo 37: 1, 2. Nueva Traducción Viviente)

Sometamos nuestros planes y proyectos en manos de Dios. En nuestras fuerzas podemos concebir planes y proyectos ambiciosos, pero nada determina que puedan materializarse. Recuerde que nuestra perspectiva no siempre es la mejor y lo que consideramos que tendrá éxito, puede tornarse en un rotundo fracaso.

Si entregamos nuestras iniciativas, por grandes que parezcan, en manos de Dios, tenemos asegurada la victoria. Él nos guiará a aplicar ajustes pero también, a dar los pasos apropiados en cada circunstancia, tal como nos instruye la Palabra: "Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará." (Salmo 37:1-5. Nueva Traducción Viviente) Si confiamos en Dios, no tendremos reticencia en someter a Su voluntad todo cuanto emprendemos. Esto es fundamental para alcanzar el éxito a la manera de Dios.

Debemos perseverar. Pablo tenía plena conciencia de la necesidad de perseverar, tal como lo describe en la carta que dirigió a los creyentes de Filipos: "No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús."(Filipenses 3:12-14. Nueva Traducción Viviente) Examinemos con cuidado si somos de aquellos líderes cristianos que echan por la borda sus sueños ante los primeros obstáculos, o por el contrario, sigue avante por encima de las circunstancias adversas.

Fuimos creados para vencer. Cuando nos encontremos inmersos en situaciones difíciles, recordemos que usted y yo fuimos creados por Dios para ser vencedores. Contamos con las potencialidades para llegar lejos. Nuestro amoroso Padre celestial nos creó como vencedores, no como fracasados.

No permitamos que nos gobierne el miedo. Dios llamó al pueblo de Israel, en cabeza de sus líderes Moisés y Josué, a avanzar sin dejarse gobernar por el temor: "¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará. (...)"(Deuteronomio 31:6. NTV).

Filipenses 4:13. (TLA).  Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.

Hay dos estrategias que utiliza nuestro Adversario espiritual, Satanás, para llevarnos a desistir de los grandes sueños, planes y proyectos: la primera, el temor, y la segunda, el desánimo. Una meta que debemos fijarnos a cada momento, es avanzar. No miremos las circunstancias, coloquemos nuestra mirada en lo que está delante. Dios está con nosotros y nos asegura la victoria.

Hebreos 12.1-2. RVR1960. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


Bendiciones.

Viviendo en la presencia de Dios°


Éxodo 33:14. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Vivir en la presencia de Dios es uno de los propósitos más santos y sublimes a los que cualquier persona puede aspirar en esta tierra, porque nos hace conscientes de una importantísima y profunda realidad para nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad apremiante de la presencia de Dios para nuestras almas. Éxodo 33:15. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 1 Juan 3:8. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 2 Corintios 3:17-18. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Vivir como Elías o como Eliseo, es la más bella meta que el cristiano puede proponerse, porque nos mantiene en comunión constante con Dios. Es algo que debemos y podemos alcanzar como seres humanos. ¿Y cómo lograrlo? Lo primero es que le hayamos entregado nuestro corazón y nuestra vida al Señor Jesucristo, que realmente estemos viviendo en su palabra y en le perfecto amor.

Salmos 16:11. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Salmos 100:2. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 119:58. Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra. 2 Crónicas 33:12. Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.

Lo segundo es la oración y comunión con Dios. Si nosotros nos presentamos delante de Dios, lo alabamos y lo adoramos es entonces que nos llenamos de su amor y le decimos que le amamos con toda nuestra alma y con todo nuestro ser, estamos haciendo provisión para todo el día de su presencia.

Daniel 6:11. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Daniel 6:26. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. Daniel 10:12. Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero una vez que comienzan las tareas del día, que absorben toda su nuestra atención, es muy difícil pensar en un Dios al que no vemos ni oímos. Unos y otros tenemos ocupaciones exigentes en las que debemos concentrarnos para hacerlas bien, dedicándoles todas nuestras energías. ¿Cómo podremos en medio de esa actividad mantenernos conscientes de la presencia de Dios? Pues bien, podemos aprovechar para recordarlo precisamente aquellas cosas que apartan nuestra mente de Él. ¿De qué manera? Haciéndolas todas en el nombre de Jesús y para su gloria. Colosenses 3:17. Y todo lo que hagáis, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él. Juan14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Solo a través de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, el Hijo del Dios Todopoderoso, podemos encontrar esa comunión con el Padre, gracias a la ayuda y revelación del Señor el Espíritu Santo. Solo hay una manera de acercarnos a Dios y es a través de su Hijo, es a la manera que está revelada en la Palabra de Dios. 1 Timoteo 2:3-5. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. La única manera de estar y vivir en la presencia de Dios es estar unidos con Cristo, amar su Palabra y obedecerla en todos nuestros asuntos.

Juan 15:1-17. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.

Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos. Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros.

Cristo, que es la plenitud de Dios y la cabeza de la iglesia. Los creyentes estamos llenos de su Espíritu y hemos sido hechos completos en Él. Encontramos todo lo que necesitamos para nuestra vida en Cristo, y ya que hemos resucitado espiritualmente con Cristo, tenemos que buscar las cosas de arriba, las cosas celestiales, donde se encuentra Cristo, a la derecha de Dios. Hemos visto que esta realidad nos conducirá a la santidad personal, nos conducirá la santidad en nuestra relación con otros. La vida cristiana consiste en vivir en la presencia de Dios, llenos de la plenitud de Cristo en nuestra conducta diaria, en el hogar, en nuestros empleos, en nuestras profesiones y en nuestras relaciones familiares e interpersonales.

El profeta Elías vivía y estaba en la presencia de su Dios todo el tiempo y es por eso que podía asegurar. 1 Reyes 17:1 RV1995. Entonces Elías, el tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: ¡Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga! Esa expresión no solamente nos habla de cercanía con Dios sino que también nos habla de una relación directa, de una posición de confianza y seguridad espiritual. Buscar el rostro de Dios en el lugar secreto y andar con un corazón conforme al del Señor en rectitud nos dan esa seguridad y confianza. La llenura que nos imparte el Espíritu Santo nos mantiene en esa presencia divina. Pero debemos tener muy claro y entender que esto hace parte de la voluntad de Dios para nuestras vidas, para poder cumplir con el llamado y la gran comisión como se le ha denominado en los evangelios: llevar las buenas nuevas de salvación a las a las almas que aún no le han entregado su corazón a Cristo.

Para el creyente genuino la presencia de Dios es real en todo momento y este conocimiento produce tanto gozo y seguridad que da ánimo al cristiano para vivir una vida limpia y apartada del pecado. Creer y entender que la presencia de Dios es real y que nos acompaña siempre nos libra de vivir vidas dobles, nos libra de la hipocresía y de la falta de honestidad, porque dejamos de vivir de apariencias y procurando que los demás tengan una buena opinión de nosotros, y por el contrario aprendemos a vivir para Dios, procurando agradarle, sea en público o en privado, rodeados de gente o en la soledad.

La inefectividad del testimonio cristiano radica muchísimas veces en que aquellos que profesan la fe, no viven en la presencia de Dios, tienen cierto conocimiento acerca de Cristo, pero no parece que caminen con Él diariamente. Examinémonos en este momento  ¿La presencia de Dios está en nuestras vidas en este momento? ¿Vivimos conscientes de su presencia? ¿Estamos llevando vidas religiosas enmarcadas en formatos de algunas congregaciones y denominaciones, cumpliendo con muchas actividades pero sin contar con lo que realmente desea para nosotros y su iglesia? ¿Estamos haciendo la obra del ministerio por intereses personales o por emociones sin contar con la presencia de Dios, su dirección a través del Espíritu Santo y la Palabra de Dios?

Santiago 4:8. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Isaías 55:6. Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Jeremías 29:11-13. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón

Para vivir conscientes de la presencia de Dios, nuestros sentidos espirituales deben haber sido despertados por el Espíritu Santo y Él lo hace por medio de la Palabra de Dios. Cuando eso sucede se despierta una gran necesidad de amar y agradar a Dios por sobre todas las cosas, se despierta también un deseo de servir en la obra del ministerio compartiendo las buenas nuevas de salvación.

Qué bueno es saber que como personas que hemos aceptado al Señor Jesucristo como Señor y Salvador “moramos bajo la sombra del Omnipotente”, como da cuenta el Salmo 91:1. Hablamos del hecho de ser hijos de Dios, de ser bendecidos por Dios, de ser protegidos por Dios, y podemos decir muchas cosas más sobre el privilegio de “habitar al abrigo del Altísimo”.

Pero si sólo vemos desde este punto de vista es tener una visión corta de lo que es andar en la presencia de Dios. Elías habitaba en la presencia del Dios Todopoderoso y hablaba de parte de él, ejerciendo el ministerio profético que no era nada sencillo dadas las circunstancias de la época: anunciar palabra de juicio frente al mismísimo impío rey de Israel.

De nada vale decir que vivimos en la presencia de Dios si no servimos de testimonio vivo a los demás, si no servimos al Señor y las personas con nuestros dones espirituales, con nuestros dones ministeriales y el llamado de parte de Dios a nuestras vidas. Romanos 11:29. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Servir a Dios es sinónimo de vivir en su presencia. A manera de ejemplo podemos ver el caso del oficial romano llamado Cornelio, en el libro de Hechos 10:2, de quien se dice que era “piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”. Más adelante cuando llegó Pedro estaba dispuesto a escuchar el mensaje de Dios: Hechos 10:33. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Cornelio entendía acerca de estar junto con los suyos en la presencia de Dios: significa llevar una vida limpia.

Estar en la presencia de Dios nos asegura que nuestros sentidos espirituales se despierten y se desarrollen para escuchar la voz de Dios y recibir la revelación de su voluntad para nuestras vidas, nuestras familias y nuestros ministerios siendo de esa manera más efectivos en las manos de Dios para llevar a cabo sus planes y propósitos. Hebreos 4:16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Podemos salir con la convicción de Elías de que hemos escuchado la voz de Dios, su consejo y su revelación. 1 Reyes 18:36. Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

Efectivamente, Dios manifestó que Él era el único y soberano Dios y que Elías era siervo suyo. Es obvio que Elías llevaba una vida intachable delante del Señor a pesar de ser “un hombre con pasiones semejantes a las nuestras”, como dice la epístola de Santiago 5:17. El mandato de llevar una vida intachable viene de tiempos antiguos, como podemos ver en Génesis 17:1. Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

Este mandato de llevar una vida en santidad no era solamente para Abraham, sino que se extiende a todos los cristianos de todas las épocas. Pero ¿cómo es una vida perfecta? En el Salmo 15 encontramos algunas respuestas: Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás. El Salmo 2: 3-4 nos dice “al de manos limpias y puro de corazón; al que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni ha jurado con engaño”.

Estemos preparados y dispuestos para lo que el Señor quiera hacer con nosotros de aquí en adelante. Vivir en la presencia de Dios es estar preparados para el llamado a la obra del ministerio de parte de Dios. El Señor le había asignado a Elías la tarea de hacer volver el corazón de Israel hacia su Dios; tenía que advertirles del juicio del Señor si no se arrepentían de sus pecados.

Cuando Acab vio a Elías, le dijo: 1 Reyes 18: 17-18. ¿Eres tú el que turbas a Israel? Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales. Elías tuvo que encarar a Acab, el más cruel y perverso rey de Israel hasta entonces. Lo que consiguió fue desatar el odio y la furia del rey y su malvada esposa Jezabel, debiendo por ello vivir huyendo y escondiéndose para que no lo maten.

Vivir en la presencia de Dios es descansar que él será nuestro proveedor en todas las cosas que necesitemos bien sean espirituales o materiales. Filipenses 4:19. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 1 Reyes 17: 2-4. Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Dios nunca abandonó a Elías a su suerte, sino que lo alimentó allí donde no había qué comer.

Dios también puede hacer lo mismo con nosotros en estos tiempos. Él sabe bien de qué cosas tenemos necesidad y quiere suplirlas. Mateo 6: 25-34. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?

Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Nada se puede comparar al privilegio de ser hijos de Dios con todas las bendiciones que podemos disfrutar y la herencia eterna que nos espera según su promesa. Pero no olvidemos que hemos sido salvados para servir a Dios en medio de un mundo que no lo conoce y peor aún, que lo rechaza. Todo discípulo de Cristo tiene una misión que cumplir y debe saber cómo llevarla a cabo. Que la vida de Elías nos inspire a vivir en la presencia de Dios, sirviéndole conforme a su voluntad.

En todo tiempo nuestros pensamientos y nuestros hechos deben ser para Dios: Hechos 17:28. Él está presente, “porque en él vivimos, y nos movemos, y somos. Es una experiencia que todo cristiano debe procurar tener y alcanzar en su vida personal. Ello debería constituir el principal objetivo de todo creyente, antes que cualquier otra meta. El Padre Celestial y el Señor Jesucristo nos han enviado al Espíritu Santo para ayudarnos porque sin Dios nada podemos hacer. Juan 15:5. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Juan 14:15-20. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Es necesario que procuremos y busquemos ésta experiencia espiritual de estar continuamente en la presencia de Dios. Romanos 8:26-27. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Él nos quiere dar mucho más de lo que pedimos o entendemos. El Padre nos ha dado a su Hijo Jesucristo y juntamente con Él nos ha entregado todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad. Bendiciones.