Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Dios se ha hecho cargo de nuestras vidas-


Salmos 27:10. Traducción en lenguaje actual (TLA). Mis padres podrán abandonarme, pero tú me adoptarás como hijo.

Nuestro ideal como seres humanos es que podamos ser parte de la familia de Dios, es por eso que se planeo y ejecutó el plan de salvación para la humanidad; es por eso que nuestro Señor Jesucristo dio su vida para que seamos adoptados por el Padre Celestial, pero lo más importante es que podamos tener comprensión y entendimiento de ese acontecimiento, que podamos tener una conciencia de nuestra nueva naturaleza.

En la condición de hijos de Dios hay beneficios y responsabilidades, pero solo podemos vivir de esa manera cuando volvemos en sí, como el hijo prodigo, cuando nuestro espíritu es vivificado y regenerado por la obra y la presencia de nuestro Señor el Espíritu Santo.

Mateo 22:36-40. Nueva Biblia Viva (NBV). Señor, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley de Moisés? Jesús respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo es similar: “Amarás a tu prójimo con el mismo amor con que te amas a ti mismo”. Los demás mandamientos y demandas de los profetas se resumen en estos dos mandamientos que he mencionado. El que los cumpla estará cumpliendo todos los demás.

Nuestra mente y nuestra forma de vivir deben ser transformados para poder apreciar nuestra nueva naturaleza y nuestra nueva posición espiritual en los lugares celestiales; necesitamos despertar espiritualmente a la realidad de que el Padre Celestial nos ha rescatado de la muerte y condenación eterna, nos ha hecho sus hijos y se ha hecho cargo de nosotros a partir del momento en que decidimos entregar nuestras vidas al Señor Jesucristo.  

Salmos 27:10. Dios Habla Hoy (DHH). Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí.

Pero podemos obtener todo lo que el Padre Celestial ha determinado acercándonos por la fe al trono de la gracia para alcanzar ayuda y el oportuno socorro de todas las adversidades y los ataques del diablo y sus demonios. Para eso necesitamos que se nos abra la mente, que nos den entendimiento espiritual, porque la mente natural y mucho menos la mente carnal, pueden comprender las verdades espirituales de Dios y el evangelio eterno.

Romanos 12:1-2. Dios Habla Hoy (DHH). La vida nueva. Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.

Aquí vemos que el amor del Padre Celestial va mucho más allá de lo que podemos ver o comprender, porque el que nos da de su su naturaleza para adoptarnos como hijos de Dios; el nacer de nuevo del Espíritu Santo es el acontecimiento más glorioso que podamos experimentar porque nos da la oportunidad de poder conocer al creador de todo lo que existe en los cielos y en la tierra.

Juan 1:12. Dios Habla Hoy (DHH). Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.

Muchos hombres y mujeres han contado con el amor y protección de los padres terrenales y esa era la voluntad de Dios para todos, pero la maldad y la falta de amor en los corazones de los seres humanos han desfigurado y alejado a las personas de lo que es en realidad un hogar bendecido; a esto hay que agregar un sin número de situaciones y circunstancias que rodean a la humanidad por causa del pecado, como las maldiciones generacionales que traen enfermedades, problemas, escasez y muchas más aflicciones que todos nos podemos dar cuenta.

Muchos hombres y mujeres han tenido que vivir su vida sin padres o con padres maltratadores, rodeados de personas que intentan dañar sus vidas, personas que tienen en su corazón maldad, y que violan a los niños y niñas sólo por satisfacer las inmundicias de su carne, hombres y mujeres que no les importa aún llegar a asesinar con tal de satisfacer sus deseos.

Otros, aunque no fueron violados llegaron a ser menospreciados y humillados, sin poder defenderse en los años tempranos de su vida en esta tierra, todos estos y muchos más cómo vemos a diario en nuestras ciudades, en nuestros países por los noticieros y el internet rodeados de injusticias sin importar la edad, el sexo o su creencia religiosa.

Por eso es que Dios se acerca a nosotros, nos busca, nos perdona, nos rescata, nos hace sus hijos, nos da una nueva naturaleza, nos vivifica, nos renueva, nos regenera, nos bendice, nos apacienta, nos pastorea nos guía y dentro de todo este proceso tenemos como hijos una responsabilidad en el reino de los cielos, un compromiso de vivir a la altura de nuestro llamado y de nuestra adopción.

Sea cual sea tu situación o la mía, debemos entender y comprender que el Señor Jesucristo apareció en medio de nuestras vidas para destruir todas las obras del diablo y sus consecuencias en nuestras vidas para que la gloria de Dios nos llene toda nuestra existencia, sin importar tu edad, tus conocimientos a la falta de ellos, tus posesiones a la escasez en la que hayas podido vivir, es bueno para cada uno de nosotros abandonarnos en las manos y la voluntad de Dios, abandonarnos en su gracia, abandonarnos en su amor y buena, agradable y perfecta voluntad para nuestras vidas.

Jeremías 29:11-14. Nueva Biblia Viva (NBV). Pues conozco los planes que para ustedes tengo, dice el Señor. Son planes de bien y no de mal, para darles un futuro y una esperanza. En aquellos días cuando oren, yo escucharé. Me hallarán cuando me busquen, si con toda sinceridad me buscan. Sí, dice el Señor, me hallarán y yo pondré fin a su esclavitud y restauraré su fortuna y los reuniré de entre las naciones a donde los esparcí y los traeré de regreso a su casa y a su patria.

Mateo 6:6. Nueva Biblia Viva (NBV). Pero cuando ustedes oren, háganlo a solas, a puerta cerrada; y el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará.

Lo que Dios tiene para nosotros es mejor que los mejores planes humanos, Él no se equivoca, es el Constructor y Arquitecto de todo lo que existe en los cielos, el que hizo los querubines, los serafines, los arcángeles, ángeles, el Creador de todo lo que existe en la tierra, el fue quien nos creó, el que hizo nuestro espíritu, el que hizo nuestra alma con emociones, voluntad y sentimientos, el que hizo nuestro cuerpo, el que puede hacer milagros creativos y traer sanidad a nuestras vidas en todos nuestros aspectos, circunstancias y situaciones.   

1 Juan 3:8. La Biblia de las Américas (LBLA). El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.

Dios se nos apareció en medio de nuestras circunstancias y de nuestras vidas para darnos el verdadero propósito de nuestra existencia para darnos vida, para que podamos crecer y desarrollarnos a la imagen de nuestro hermano mayor, de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Salvador y Rey, pero es aquí donde necesitamos ser llenes de conocimiento espiritual, de entendimiento espiritual, y cumplir con nuestro nuevo rol que nos ha sido dado por su gracia y misericordia.

No estamos llamados a llevar una vida en vacaciones y sin responsabilidad, estamos llamados a llevar una vida como embajadores del reino de los cielos, debemos comportarnos como verdaderos hijos de Dios en todos nuestros pensamientos, en todas nuestras situaciones.

El pueblo de Dios no está libre de muchas situaciones de pobreza, enfermedad ni aflicción externa, pero el Señor considera el caso de cada uno de nosotros y envía las necesarias provisiones en toda circunstancia. Pero debemos hacerlo a la manera de Dios.

Este texto de hoy con el que iniciamos este estudio es particularmente hermoso para aquellos que ya no cuentan con sus padres pues Dios llega a ser así nuestro Padre. Por cierto, el mejor Padre que uno pudiera tener, pues es perfecto, amoroso, tierno, amable, tiene en cuenta nuestras circunstancias y algo especial: nos conoce más que nosotros mismos.

Conocer las cualidades de Dios y examinarlas nos da verdadero vigor para sentir su amor... agradecemos sus sabios consejos, su instrucción en la congregación, los hombres y mujeres que él ha puesto para ayudarnos en sentido espiritual, y toda la congregación de hermanos en el mundo. No tenemos palabras para agradecerle a Dios que nos tenga como sus hijos.

Veamos ahora la continuación del Salmo 27 en la situación de David y que nos sea como fortaleza para nuestras vidas en los tiempos que nos ha tocado vivir. Que sea la misma Palabra de Dios y el mismo Señor el Espíritu Santo dándonos fortaleza, sabiduría y dirección.

El joven David, después de un comienzo brillante sirviendo en el palacio del rey Saúl, llega a un momento en que tiene que huir. Pierde su trabajo. Pierde a su mujer Mical, la hija del rey. Huye de la ciudad y empieza a vivir un tiempo de gran soledad. Cuando el rey se organiza y envía soldados a detenerle, David también sufre acoso. Parece que no se puede fiar de nadie, que las mismas paredes tienen oídos.

Salmos 27. Traducción en lenguaje actual (TLA). Padre Celestial Tú proteges mi vida. Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. Me puede atacar un ejército, pero yo no siento miedo; me pueden hacer la guerra, pero yo mantengo la calma. Dios mío, sólo una cosa te pido, sólo una cosa deseo: déjame vivir en tu templo todos los días de mi vida, para contemplar tu hermosura y buscarte en oración.

Cuando vengan tiempos difíciles, tú me darás protección: me esconderás en tu templo, que es el lugar más seguro. Tú me darás la victoria sobre mis enemigos; yo, por mi parte, cantaré himnos en tu honor, y ofreceré en tu templo sacrificios de gratitud. Dios mío, te estoy llamando: ¡escúchame! Ten compasión de mí: ¡respóndeme!

Una voz interna me dice: «¡Busca a Dios!» Por eso te busco, Dios mío. Yo estoy a tu servicio. No te escondas de mí. No me rechaces. ¡Tú eres mi ayuda! Dios mío, no me dejes solo; no me abandones; ¡tú eres mi salvador! Mis padres podrán abandonarme, pero tú me adoptarás como hijo.

Dios mío, por causa de mis enemigos dime cómo quieres que viva y llévame por el buen camino. No dejes que mis enemigos hagan conmigo lo que quieran. Falsos testigos se levantan, me acusan y me amenazan. ¡Pero yo sé que viviré para disfrutar de tu bondad junto con todo tu pueblo! Por eso me armo de valor, y me digo a mí mismo: «Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!»

David reconoce la gravedad de la situación: son personas empeñadas en hacer daño ("los malignos"), son muchos ("se juntaron contra mí"), se han organizado y están dispuestos a tomarse todo el tiempo necesario para conseguir lo que quieren, como si pusieran sitio contra una ciudad para tomarla ("aunque un ejército acampe contra mí"), y desean ensañarse con él para quitarle de en medio definitivamente ("para comer mis carnes"). Si David encuentra paz en el Señor a pesar de sus temores -tan bien fundadas- esto nos anima a pensar que nosotros también podremos.

Contemplar a Jesucristo por la fe es la prioridad frente a nuestras situaciones, a nuestras circunstancias y nuestra soledad, porque conlleva la respuesta a todos ellos. Las situaciones adversas y maldiciones como la enfermedad, la escasez, el rechazo, la separación de la familia, accidentes, el fracaso, entre otras, son fruto de la maldición en el mundo, y Jesucristo llevó toda la maldición por el pecado sobre sí en la cruz. El sufrió la soledad más intensamente que ninguno de nosotros cuando se quedó solo en el momento de entregar su vida en la cruz, y por tanto entiende perfectamente cómo duele la soledad.

Por eso, la petición constante del creyente es que resplandezca el rostro del Señor, es decir, que se manifiesten sus buenas intenciones para con sus hijos

Salmos 31:16. Nueva Biblia Viva (NBV). Que tu gracia brille sobre tu siervo; ¡sálvame tan sólo por tu misericordia!

Salmos 67:1. Nueva Biblia Viva (NBV). ¡Oh Dios, bendícenos por tu misericordia! ¡Que resplandezca tu rostro cuando nos miras desde lo alto!

Salmos 80:3. Nueva Biblia Viva (NBV). Restáuranos, oh Dios. Derrama sobre nosotros tu mirada; sólo entonces seremos salvos.

Eso es lo que busca David: no la solución inmediata a sus problemas, sino la confirmación del buen propósito de Dios. Porque si Dios está de su parte, todo se arreglará.

La ayuda de Dios se concreta cuando él pone personas a nuestro lado, cuando se concretan las circunstancias, cuando su favor llega a nuestras vidas, cuando cambian las situaciones. Por eso, David dice "mi ayuda has sido" y pide "no me dejes a estas alturas" porque es el Dios de su salvación, el Dios que le ha formado, le ha llamado, le ha dado oportunidades y ahora le ha salvado la vida.

Que se cumpla el plan de Dios para nuestras vidas es lo que necesitamos y es el deseo del corazón del Padre Celestial, del Señor Jesucristo, de nuestro Señor el Espíritu Santo.

Salmos 138:8. Nueva Biblia Viva (NBV). El Señor cumplirá sus planes para mi vida. Porque tu gran amor, Señor; es para siempre. No me abandones, pues tú me hiciste.

Bendiciones.

Guiados por el Señor el Espíritu Santo-


Romanos 8:14-16. Dios Habla Hoy (DHH). Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!» Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.

El Padre Celestial solamente guía a los que son hijos de Dios, a aquellos que hemos confiado en nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, a quienes le hemos recibido en nuestro corazón, a aquellos que somos templo y morada del Espíritu Santo. Ahora bien, debemos entender que no todos los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios, porque muchos son guiados por las emociones, los sentimientos y sus deseos carnales.

Que importante es que podamos vivir pastoreados y guiados por el Señor el Espíritu Santo en todo tiempo y más que un asunto importante, es realmente que lleguemos a andar como verdaderos hijos de Dios en este mundo hasta que él nos llame a su presencia.

Para vivir realmente como hijos de Dios nos es necesario la presencia y la vida del Señor el Espíritu Santo en nuestras vidas, nos es necesario su obra regeneradora, su guía, su consejo, nos es necesario ser pastoreados, pero para eso debemos entender la obra de la trinidad a favor nuestro. 

El Padre Celestial nos amó de tal manera que dio a su Hijo Jesucristo en expiación como la única forma de redimirnos de la muerte y la condenación eterna para darnos salvación, es nuestro camino y nos mostró la forma de vivir de acuerdo a la voluntad del Padre; nuestro Señor Jesucristo puso su vida en expiación de manera voluntaria por nosotros y envió al Espíritu Santo como las arras de nuestra herencia celestial y para que esté con nosotros hasta el fin del mundo.

Juan 1:12-13. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.

2 Corintios 5:17-19. Traducción en lenguaje actual (TLA).Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.

Cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y su resurrección, fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas criaturas, por lo tanto, por ese nuevo nacimiento fuimos engendrados por el Espíritu Santo y hechos hijos de Dios. Nos es necesario descansar en Él, reposar en Dios, que su presencia nos llene, que su presencia nos de la libertad espiritual que necesitamos, que su presencia nos capacite, que su presencia nos enseñe, que su presencia nos guié, que su presencia nos apaciente, que su presencia nos pastoree y nos conforte en medio del lugar donde nos encontremos y en medio de todas las situaciones y circunstancias que nos rodean.

2 Corintios 3:16-18. Traducción en lenguaje actual (TLA). Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento! Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.

Proverbios 20:27. La Biblia de las Américas (LBLA). Lámpara del Señor es el espíritu del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.

El Padre Celestial nos ha creado a su imagen y semejanza, Dios es Espíritu y nosotros somos seres espirituales, que tenemos un alma y que vivimos en un cuerpo físico humano y es a través de lo que somos en esencia, de nuestro espíritu, que Dios nos guía, nos habla, nos pastorea. Dios no nos guía a través del alma, ni de los sentimientos, ni de las emociones, ni mucho menos de nuestros cuerpos, ese no es el orden de Dios.

Isaías 63:14. Reina Valera Contemporánea (RVC). El Espíritu del Señor fue su pastor. Los guió como al ganado cuando baja a las cañadas. ¡Así, Señor, guiaste a tu pueblo, y te ganaste fama y gloria!

El Padre Celestial nos guía y nos pastorea por su Espíritu Santo en estos tiempos, después de que nuestro Señor Jesucristo fue recibido en gloria y se sentó a la diestra; es el Espíritu Santo quien está ejecutando el ministerio de la salvación y la reconciliación a través de la iglesia y la Palabra de Dios. Es el mismo Espíritu Santo que pastoreo al pueblo de Israel en el antiguo testamento quien nos llena de vida y nos sostiene sobre la Roca Eterna hasta que seamos llamados a la presencia de Dios para vivir eternamente y dar cuentas de nuestra mayordomía por los talentos, los dones y el llamamiento.

Hebreos 12:9. Reina Valera Contemporánea (RVC). Por otra parte, tuvimos padres terrenales, los cuales nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los espíritus, y así vivir?

La obra del Espíritu de Dios en nosotros. Jesús promete enviar al Espíritu Santo. Juan 14:15-17. Traducción en lenguaje actual (TLA). Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad. Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no lo ven ni lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con ustedes, y siempre estará en medio de ustedes.

Para poder conocer y comprender a el Padre Celestial nos es necesario que sea despertado nuestro espíritu, nos es necesario que busquemos las cosas espirituales, por eso nuestro Señor Jesucristo nos ha dicho que debemos buscar primero el reino de Dios y su justicia, en otras palabras, buscar agradar a Dios andando de la manera correcta en todos nuestros asuntos y también nos ha dicho que el Padre Celestial busca en toda la tierra adoradores en espíritu y verdad y que es necesario que le adoren. Los únicos beneficiados somos nosotros si buscamos a Dios de todo nuestro corazón, pues Dios sigue siendo Dios, Eterno, Poderoso, Amoroso, Misericordioso y Justo, el Creador de todo lo que existe en los cielos y en esta tierra.

Aquel que conoce a Dios en la intimidad de ser, en su forma de pensar, en su forma de hablar, en su forma de actuar y en su vivencia diaria será un excelente candidato para ser un verdadero adorador. 

Jeremías 9:23-24. Nueva Biblia Viva (NBV). El Señor dice: No se enorgullezca el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza. Sientan orgullo sólo de esto: de conocerme bien y comprender que yo soy el Señor que exige vivir de manera justa y actuar siempre con rectitud, de saber que mi amor es firme, y que así me gusta ser.

Es verdad que nos debemos congregar para glorificar a Dios, es verdad que debemos leer la Biblia y memorizarla, es verdad que que debemos predicar su evangelio, es verdad que debemos tener en nosotros y nuestros hogares una cultura del reino de los cielos. pues esto es agradable a Él, pero solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento y en todo lugar, vamos en camino para convertirnos en verdaderos adoradores, una vida diferente, separada de los deseos pecaminosos que batallan nuestro ser en todo tiempo.

Dios pide todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente, y todas nuestras fuerzas. El resultado es el llevar una vida que le agrada, una vida que es luz a otros a través del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, es el manejar todos nuestros asuntos de acuerdo a los parámetros divinos, es tomar nuestras decisiones de guiados por su Espíritu. Acá es bueno aclarar que como seres humanos todos los días de nuestra existencia en esta tierra enfrentamos situaciones y circunstancias que afectan nuestro presente y futuro, para bien o para mal.  

Marcos 12:30. (RVR60). Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 

La palabra adorar también significa ofrendar, y a través de las escrituras encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra "sacrificio" u ofrenda. Pero una vida de adoración es aquella que tiene en su interior hace las cosas con rectitud de corazón, es el que maneja todos sus asuntos de acuerdo a la enseñanzas de Dios; esto no quiere decir que sea una persona que se desconecte del mundo y se aísle, sino una persona que viva en dependencia de Dios de manera voluntaria.   

Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y como somos. Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras emociones deben ser acorde a lo que queremos expresar.

Al adorarlo con toda nuestra mente, lo adoramos con el entendimiento de lo que estamos haciendo, con profundidad, tomando el control de nuestros pensamientos, no permitir que éstos divaguen mientras le adoramos. Pero también debemos adorarlo con todas nuestras fuerzas, con intensidad, desde lo profundo de nuestras entrañas. Si no lo hacemos así podemos terminar ofreciendo una adoración superficial, seca, indiferente y sin propósito. A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de nuestro tiempo. Quiere nuestra entrega total a Él, no sólo unas partes de nuestra vida.

Andando en el Espíritu. Gálatas 5:16,22-25. (RVR60). Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 

Todos quisiéramos satisfacer los deseos de la carne, el que diga que no, es un mentiroso, ya que mientras estemos en la tierra y con este cuerpo corruptible seguiremos teniendo los deseos provocados por la carne, esa que nos impulsa a hacer cosas que van en contra del Espíritu de Dios.

Cuando vinimos a Cristo, nuestro espíritu fue renovado, nuestra alma encontró salvación, pero nuestra carne siguió siendo la misma, con la única diferencia que ahora ya no vivimos para satisfacerla, sino para contradecirla y agradar a los deseos del Espíritu Santo. Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos tenido que enfrentar al hecho de: ¿Satisfacer a la carne o satisfacer al Espíritu?, lo más fácil es lo primero, ya que por naturaleza somos orientados a ello, pero lo segundo es lo que estamos aprendiendo, ese proceso diario de negarnos a nosotros mismos, tratando de hacer vivas esas palabras de Jesús al decirnos que el que quisiera ir en pos de Él tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo.

Este proceso de Andar en el Espíritu no es fácil y solamente lo lograremos cuando comencemos a llenarnos de la presencia de Dios en nuestra vida y eso solo se logra con una vida de devocional diario y de comunión intensa con el Señor. Andar en el Espíritu Santo es evitar satisfacer los deseos de la carne llámense estos: mentiras, idolatría, borracheras, drogadicción, vicios contra naturaleza, inmoralidades de todo tipo, fornicaciones, adulterios, homosexualismo de hombres y mujeres, calumnias, injusticias, envidia, rencor, odio, enemistades, pleitos, celos, contiendas, disensiones, brujerías, hechicerías, etc. Pero esto solo se logrará a través de una relación personal verdadera con el Señor. 

Andar en el Espíritu es analizar cada cosa que haré en el día para evaluar si es o no agradable a Dios, es negarse a lo que realmente quisiera hacer, pero que se que va en contra de su voluntad y por ello prefiero aguantarme las ganas y no fallar, todo por amor a Dios y no por imposición.

Guiados por el Espíritu Santo. Juan 16:13. (RVR60). Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 

La importancia de ser guiados por el Espíritu Santo es la clave y la garantía de tener victoria y cumplir con la voluntad de Dios en nuestra vida, en nuestro hogar y ministerio (nuestro servicio para Él, de acuerdo a nuestro llamado y los dones que nos han dado). ¿Habrá algo más grandioso que saber que Dios mismo nos está guiando? Puede que nos diga: "Ve por aquí" o "Haz esto y aquello" y cuando entendemos el valor de tener detrás a Dios como guía no podemos menos que buscar siempre su dirección. Nadie jamás podría guiarnos mejor que Él. Para ser guiados por el Espíritu Santo debemos tener una vida rendida a Dios de manera voluntaria, amándolo, temiéndole y obedeciéndole.

Nosotros por nuestra cuenta podremos hacer cosas buenas en nuestro ministerio y vida en general, pero el Espíritu Santo siempre nos guiará a hacer las cosas a la manera de Dios, de la manera que le agrademos. En cuanto a nuestra ofrenda a Dios nos guiará a dar la mejor adoración. Debemos pedirle siempre al Espíritu Santo que nos guié a adorar a Dios como Él quiere que le adoremos, debemos pedirle en todo tiempo que nos llene con su presencia y su unción, para poder vivir la vida que agrada a Dios, la vida que nos conviene y nos bendice.

Así, la vida abundante para nosotros, se da en la llenura del Espíritu y la obediencia a Dios. Es el Espíritu de Dios, que mora en nosotros, es quien finalmente nos da ese reposo.

1 Corintios 14:15. (RVR60). ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

El espíritu del hombre tiene tres funciones principales que son la conciencia, la intuición y la comunión. La conciencia es el área del espíritu donde Dios nos hace distinguir lo bueno y lo malo. La comunión es el área de nuestro espíritu que adora a Dios y en la cual Él se comunica con nosotros. La intuición es el área donde recibimos revelaciones de Dios. Par ser verdaderos adoradores las funciones de comunión e intuición de nuestro espíritu deben activarse y desarrollarse, para que podamos vivir una vida espiritual, como seres espirituales que somos, y así aprender a conocer como Dios quiere que le adoremos en cada momento. 

La única forma de ser guiados por el Espíritu Santo es desarrollando la habilidad de oírlo en tiempos de una vida devocional. Desarrollamos o activamos nuestro espíritu cuando oramos en lenguas, cuando mantenemos una comunión constante con Dios.

1 Corintios 14:2. (RVR60). El que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. Cuando oramos en lenguas, nuestro espíritu ora. 1 Corintios 14:14. (RVR60). Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. Cuando oramos en lenguas nuestro espíritu se edifica. 1 Corintios 14:4. (RVR60). El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

Es crucial la vida de Dios en nosotros, sin ella lo único que nos espera es la muerte y condenación eterna; esa vida divina es impartida en nosotros por la presencia del Espíritu Santo, esa vida que nos da descanso en nuestro caminar como peregrinos y extranjeros. Vivir en la presencia de Dios es uno de los propósitos más santos y sublimes a los que cualquier persona puede aspirar en esta tierra, porque nos hace conscientes de una importante y profunda realidad para nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad apremiante de la presencia de Dios para todo nuestro ser.

Éxodo 33:14. (RVR60). Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
  
Éxodo 33:15. (RVR60). Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 1 Juan 3:8. (RVR60). El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 2 Corintios 3:17-18. (RVR60). Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Vivir como Elías o como Eliseo, es la más bella meta que el cristiano puede proponerse, porque nos mantiene en comunión constante con Dios. Es algo que debemos y podemos alcanzar como seres humanos. ¿Y cómo lograrlo? Lo primero es que le hayamos entregado nuestro corazón y nuestra vida al Señor Jesucristo, que realmente estemos viviendo en su palabra y en el perfecto amor.

Salmos 16:11. (RVR60). Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Salmos 100:2. (RVR60). Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 119:58. (RVR60). Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra. 2 Crónicas 33:12. (RVR60). Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.

Lo segundo es la oración y comunión con Dios. Si nosotros nos presentamos delante de Dios, lo alabamos y lo adoramos es entonces que nos llenamos de su amor y le decimos que le amamos con toda nuestra alma y con todo nuestro ser, estamos haciendo provisión para todo el día de su presencia.

Daniel 6:11. (RVR60). Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Daniel 6:26. (RVR60). De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. Daniel 10:12. (RVR60). Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Hechos 3:19. (RVR60). Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero una vez que comienzan las tareas del día, que absorben toda su nuestra atención, es muy difícil pensar en un Dios al que no vemos ni oímos. Unos y otros tenemos ocupaciones exigentes en las que debemos concentrarnos para hacerlas bien, dedicándoles todas nuestras energías. ¿Cómo podremos en medio de esa actividad mantenernos conscientes de la presencia de Dios? Pues bien, podemos aprovechar para recordarlo precisamente aquellas cosas que apartan nuestra mente de Él. ¿De qué manera? Haciéndolas todas en el nombre de Jesús y para su gloria.

Solo a través de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, el Hijo del Dios Todopoderoso, podemos encontrar esa comunión con el Padre, gracias a la ayuda y revelación del Señor el Espíritu Santo. Solo hay una manera de acercarnos a Dios y es a través de su Hijo, es a la manera que está revelada en la Palabra de Dios. La única manera de estar y vivir en la presencia de Dios es estar unidos con Cristo, amar su Palabra y obedecerla en todos nuestros asuntos, con la ayuda y guía del Espíritu Santo, él es quien nos enseña cómo debemos vivir en todos nuestros asuntos. Es sólo por la obra del Señor el Espíritu Santo que podemos conocer realmente al Padre Celestial.

Jeremías 9:24. Nueva Biblia al Día (NBD). Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—.


1 Corintios 2:10. Palabra de Dios para Todos (PDT). Pero Dios nos ha mostrado eso por medio del Espíritu porque el Espíritu lo sabe todo, incluso los secretos más profundos de Dios.

Colosenses 1:9-18. Nueva Biblia al Día (NBD). Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.

Qué bueno apropiarnos de la oración intercesora de Pablo por los Colosenses, que fue inspirada y guiada por el Señor el Espíritu Santo. Que sea el mismo Espíritu Santo haciendo la obra como el desea en nuestras vidas. Bendiciones. 

Formados y transformados por la gracia de Dios: solo por amor-


Efesios 4:11-16. Nueva Versión Internacional (NVI). Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.

Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.

Como hijos e hijas de Dios, sabemos que necesitamos y dependemos de la gracia del Padre Celestial en todo tiempo y circunstancias; pero partamos del hecho de que nuestros peores días no son tan malos que en esos momentos lleguemos a estar fuera de la gracia de Dios o que lleguen a ser tan buenos que no la necesitamos.

Lo primero que debemos tomar en cuenta es que esa gracia inicialmente fue necesaria para llegar a entregar nuestro corazón y nuestra vida al Señor Jesucristo, pero eso es sólo el comienzo de nuestra nueva vida porque gracias a ese amor desbordado hemos renacido para Dios por medio de la obra regeneradora del Señor el Espíritu Santo en nuestras vidas.

Juan 17:3. Reina-Valera 1960 (RVR1960). Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

El inicio de nuestro camino que es Cristo va tomando el rumbo hacia nuestro destino eterno que es nuestro Padre Celestial, que por la gracia que nos ha sido otorgada se nos ha concedido el don de recibir en nuestras vidas a la tercera persona de la Deidad Divina: el Señor el Espíritu Santo, esa misma gracia nos concede el que seamos vivificados, el que seamos investidos por Él, el que seamos regenerados, el que seamos guiados, el que seamos vivificados, el que seamos apacentados y pastoreados en los caminos que se nos presentan mientras estemos en este mundo como peregrinos y extranjeros que somos porque nuestra ciudadanía está en los cielos, pertenecemos a la Ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios: la Nueva Jerusalén.

Gálatas 4:19. Nueva Versión Internacional (NVI). Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes.

La gracia nos abre el corazón del Padre Celestial, nos permite conocerlo y entenderlo como el Creador de todo lo que existe, nos permite conocerlo en su naturaleza de amor y santidad, pero también nos ayuda a que nos acerquemos a Él por la santificación del Espíritu Santo y el poder liberador y limpiador de la Palabra de Dios.

Jeremías 9:23-26. Nueva Biblia Viva (NBV). El Señor dice: No se enorgullezca el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza. Sientan orgullo sólo de esto: de conocerme bien y comprender que yo soy el Señor que exige vivir de manera justa y actuar siempre con rectitud, de saber que mi amor es firme, y que así me gusta ser.

Dentro de algún tiempo, dice el Señor, castigaré a cuantos han realizado la circuncisión en su cuerpo, pero no en su espíritu: egipcios, edomitas, amonitas, moabitas, árabes y también tú, pueblo de Judá. Porque todas esas naciones paganas también se circuncidan. Pero a menos que la circuncisión que realizan en su cuerpo se corresponda con su dedicación de toda su vida a mí, su circuncisión no pasa de ser un rito pagano como el de esas naciones.

Todos queremos el favor de Dios a favor en todos nuestros asuntos, todos queremos recibir las bendiciones y prosperidad económica, sin embargo lo que más necesitamos entender de la gracia es que nos fue dada una nueva vida, la vida del Hijo de Dios en nosotros, que debemos crecer, madurar y desarrollarnos en esa gracia, que los planes del Padre Celestial al proveernos la salvación es la de que lleguemos a la estatura y a la medida de nuestro Señor Jesucristo, a que nos asemejemos en su carácter y en su forma de actuar, que nos asemejemos en tomar decisiones en cada situación y circunstancia que se nos presente de la manera correcta, por eso es necesario que seamos formados en la disciplina de la gracia.

Juan 17:20-23. Dios Habla Hoy (DHH). No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas como me amas a mí.

Juan 17:25-26. Dios Habla Hoy (DHH). Oh Padre justo, los que son del mundo no te conocen; pero yo te conozco, y éstos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos, y para que yo mismo esté en ellos.

Los cambios que experimentamos en la vida son influenciados por muchas cosas, tales como la herencia, nuestro ambiente, las decisiones que hacemos, y los diversos tipos de educación. Pero la influencia más poderosa en la vida de un creyente es la gracia transformadora de Dios, que es Su bondad para con nosotros, sin tener en cuenta nuestra indignidad, y a pesar de todo lo que merecemos.

La voluntad suprema de Dios es que cada creyente sea conformado a la semejanza de Su Hijo. Su Gracia es la responsable de nuestro nuevo nacimiento, y es la que nos dirige, mueve e influencia para que seamos cada vez más semejantes a Él. Así, podemos decir con el apóstol Pablo: "Por la gracia de Dios soy lo que soy" (1 Corintios 15:10).

1 Corintios 15:10. Nueva Biblia Viva (NBV). Pero lo que soy, lo soy por la gracia de Dios. Y su gracia no ha sido en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no he sido yo, sino la gracia de Dios que ha obrado por medio de mí.

La vida del apóstol Pablo es un ejemplo impresionante de la gracia transformadora de Dios. En Filipenses 3, Pablo habla de cómo una vez dependía de sus buenas obras, y conducta para ganar la aceptación de Dios. Él no entendía al principio que hay sólo una manera ser aceptados ante los ojos de Dios: por Su gracia.

Si las buenas obras pudieran ganarnos la aprobación divina, Pablo nunca habría escrito acerca de sus vanos esfuerzos anteriores por ganar el favor de Dios, y de sus numerosas razones equivocadas en cuanto a esa confianza: había sido un judío practicante que pertenecía a una familia de antepasados meritorios (Filipenses 3:5); había guardado celosamente la ley (Filipenses 3:6); y había perseguido sin descanso a la iglesia, a la que veía como enemiga de su fe (Filipenses 3:6).

Su encuentro con el Cristo vivo transformó totalmente a Pablo, por lo que dijo: "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo" (Filipenses 3:7). Reconoció que todos sus títulos y logros humanos no tenían ningún valor espiritual. Nosotros, igualmente, debemos entender que jamás ganaremos la vida eterna si dependemos de lo que somos o de lo que hagamos; la salvación no tiene nada que ver con el mucho dinero que demos, ni con los excelentes ciudadanos que seamos, ni con lo bien que tratemos a nuestra familia. Es por gracia, y sólo por gracia, que somos salvos (Efesios 2:8-9).

Recordemos que es por Su tierno amor, no por condena ni por castigo, que nuestro Padre celestial nos crea circunstancias y dificultades. Lo que Él nos pide que hagamos es para nuestro beneficio, y será parte del proceso que nos conforma a la imagen de Cristo. Si usted reconoce que puede desobedecer una y otra vez, necesita hacerse algunas preguntas en cuanto a su relación con Él: Cuando todo se reduce a una decisión final, ya sea a favor o en contra de Dios, ¿cómo puedo decirle no a un Cristo que me amó tanto hasta sufrir una muerte humillante y dolorosísima en mi lugar?

Esta gracia que salva y transforma hoy, es la misma gracia que convirtió a Saulo, el pecador, en Pablo, el santo. El apóstol reconoce que la gracia de Dios es la responsable del cambio producido en él (1 Corintios 15:10), y es por eso que se gloría en la Cruz, él no tenía ninguna intención de ser salvo, pero Dios, por Su amor misericordioso, tenía planes maravillosos para su vida.

Pablo fue un ejemplo para aquellos que lo rodeaban, y también para las generaciones futuras. Dios quiso que todos nosotros supiéramos que, si Él pudo derribar a Pablo, ponerlo ciego y transformarlo, también puede salvar a cualquiera.

Hechos 14:22. La Biblia de las Américas (LBLA). Fortaleciendo los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

1 Juan 2:6. Reina-Valera 1960 (RVR1960). El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Salmos 40:8. Nueva Biblia Viva (NBV). Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío, tu ley la llevo dentro de mí.

Ahora bien habiendo estudiado todo lo anterior nos damos cuenta de que una vida agradecida y llena de la gracia de Dios se desborda en amor hacia el Padre Celestial. Es en esa experiencia que realmente somos transformados a la semejanza de nuestro Señor Jesucristo por medio de la obra regeneradora y vivificadora del Señor el Espíritu Santo. 

Cuando decidimos entregar nuestra vida y nuestro corazón a nuestro Creador, empieza el camino de la santidad que nos lleva a nuestra transformación; la realidad de la santificación comienza en el momento de la conversión cuando por el nuevo nacimiento o la regeneración del Espíritu Santo, el principio de vida es implantado dentro de nosotros. La regeneración es el principio de nuestra santificación y de nuestra transformación, ambas tienen su origen en el amor desbordado de Dios y la gracia gratuita de Dios, ambas cosas las recibimos por la fe. 

La verdadera meta para nuestras vidas es llegar a ser semejantes a nuestro Señor Jesucristo, que es lo que realmente nos puede acercar al Padre Celestial, es a través de una vida que agrade a Dios en la que seremos transformados y eso se llama la justificación que aun siendo pecadores fuimos perdonados y adoptados por Dios, que se nos abre el entendimiento espiritual para comprender que estamos en el camino de Dios y que todo es un proceso fundamentado en decisiones frente a cada decisión, circunstancia y situación que debemos enfrentar mientras estemos en esta tierra como peregrinos y extranjeros.

La unión con Cristo nos capacita y nos ayuda a vivir una vida que agrada a Dios en todos los sentidos, es la única manera de vencer la muerte y el pecado que nos asedia todo el tiempo, es la única manera de doblegar nuestra carne y nuestra naturaleza pecaminosa o como se refiere en algunos textos de la Biblia: la concupiscencia de la carne.

Tito 2:11-12. Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST). En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio.

Necesitamos ser formados en Cristo, pero eso requiere que seamos disciplinados, pero esta palabra para muchos sugiere restricción, legalismo y órdenes, una vida sin libertad y aburrida. Para otros la gracia parece significar libertad de cualquier regla, una vida espontanea y no estructurada en otras palabras una vida desordenada. Si vemos estos dos conceptos no están ajustados a la realidad y verdad espiritual que nos revela la Biblia.

La disciplina y la gracia que nos imparte Dios son lo mejor que nos puede pasar y poder entender en nuestro corazón que es cada una del modo en que el Padre Celestial las diseño, todo esto esta para nuestro bien y nuestro beneficio.

Necesitamos de ambas, para ser enseñados, para ser instruidos, para recibir sabiduría, para recibir amonestación, reprensión y corrección pero en el perfecto amor del Padre Celestial para que podamos crecer espiritualmente conforme a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.

Vemos entonces que la gracia que trae salvación a nuestras vidas es la misma que también nos ejercita para vivir vidas que le agraden a Dios por medio de la santidad que viene por la Palabra de Dios y la obra regeneradora del Señor el Espíritu Santo. 

La Disciplina de Dios para nuestras vidas viene para el cuidado de nuestras alma, es firme, pero amorosa. Necesitamos ser llenos del Espíritu Santo, que nos conceda domino propio para ser formados en la disciplina y la gracia de Dios.

El comentarista Matthew Henry nos dejó el siguiente comentario que creo que viene al estudio del tema de hoy: 

"Las obligaciones personales y relativas deben hacerse en obediencia a sus mandamientos, con el debido propósito de agradarlo y honrarlo a partir de los principios de un amor santo y el temor de Dios, pero también hay una obligación explícita que le debemos a Él. Específicamente la creencia y el reconocimiento de su ser y perfecciones, rindiéndole adoración y reverencia tanto interior como exteriormente; amándole, temiéndole y confiando en Él; dependiendo de Él y consagrándonos a vivir de acuerdo a todas las ordenanzas y responsabilidades que ha establecido, buscando su presencia, orando en todo tiempo, alabándolo y adorándolo por todo lo que es: Santo, Santo, Santo, Dios Todopoderoso, el Creador de todo lo que existe. Con la ayuda del Señor el Espíritu Santo, con su guía y su obrar en nosotros podemos llevar una vida que agrade a Dios, una vida que someta la vida carnal y pecaminosa al señorío de Jesucristo".

Hebreos 12:1-14. Dios Habla Hoy (DHH). Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios.

Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se cansen ni se desanimen. Pues ustedes aún no han tenido que llegar hasta la muerte en su lucha contra el pecado, y han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura: «No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Porque el Señor corrige a quien él ama, y castiga a aquel a quien recibe como hijo.»

Ustedes están sufriendo para su corrección: Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos. Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida? 

Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud.

Así pues, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas, y busquen el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más. Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.

Bendiciones.