Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La voluntad del Padre Celestial para nuestras vidas-


Mateo 7:21-23. Nueva Traducción Viviente (NTV). Verdaderos hijos de Dios. No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.

Marcos 3:31-35. Nueva Traducción Viviente (NTV). La verdadera familia de Dios. Luego la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo. Se quedaron afuera y le mandaron a decir que saliera para hablar con ellos. Había una multitud sentada alrededor de Jesús, y alguien dijo: «Tu madre y tus hermanos están afuera y te llaman». Jesús respondió: «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?». Entonces miró a los que estaban a su alrededor y dijo: «Miren, estos son mi madre y mis hermanos. Todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Es de vital importancia para todos aquellos que hemos sido redimidos por nuestro Señor Jesucristo y hechos hijos del Padre Celestial por medio del nuevo nacimiento hecho por el Espíritu Santo, que conozcamos a Dios y su voluntad, pero que podamos entender con claridad su voluntad para nuestras vidas, para nuestras familias y el entornos en dónde nos movemos a diario.

Porque la voluntad del Padre Celestial se hace en todo tiempo en los cielos, que su reino gobierna con poder y autoridad a través de su Hijo Jesucristo y nos hace comprender que su voluntad debe establecerse en la tierra y en nuestras vidas por nuestro propio bien. Ya sabemos que la tierra y nuestras vidas fueron entregadas al diablo con un argumento espiritual y real a causa del pecado que cometieron Adán y Eva en los comienzos de la humanidad trayendo graves consecuencias, muerte, dolor, enfermedad y toda clase de caos contra la humanidad, en otras palabras hizo entrada la maldición y la muerte espiritual.

Por eso desde antes de la fundación del mundo el Padre Celestial, el Señor Jesucristo y el Señor el Espíritu Santo idearon el plan de salvación, ya que en su conocimiento de todo lo que él ha creado y existe, sólo había una manera de redimir a la humanidad que iba a caer, sólo había una manera de restaurar todas las cosas al orden divino y era por nuestro Salvador, el Mesías, por quien hizo todas las cosas. Nos ha provisto redención, salvación, vida eterna, regeneración, restauración y bendición. Más importante es que debemos vivir en dependencia al Espíritu Santo y a la Palabra de Dios, pero no podemos con nuestras buenas intenciones o nuestro conocimiento teológico, o con llevar una vida buena y religiosa, debemos vivir la vida espiritual que agrada a Dios, debemos vivir rendidos y pastoreados por el Señor el Espíritu Santo, esa debe ser nuestra realidad espiritual en todo tiempo.

Romanos 8:14-16. Palabra de Dios para Todos (PDT). Los hijos de Dios se dejan guiar por el Espíritu de Dios. El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: «¡Querido padre!»  El Espíritu mismo le habla a nuestro espíritu y le asegura que somos hijos de Dios.    

El Espíritu de Dios solamente guía a los que son hijos de Dios, a aquellos que hemos confiado en nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, a quienes le hemos recibido en nuestro corazón, a aquellos que somos templo y morada del Espíritu Santo. Ahora bien, debemos entender que no todos los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios, porque muchos son guiados por las emociones, los sentimientos y sus deseos carnales.

Salmos 32:8. Dios Habla Hoy (DHH). El Señor dice: Mis ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir.

Isaías 30:21. Palabra de Dios para Todos (PDT). Cuando te desvíes a la izquierda o a la derecha, oirás una voz detrás de ti diciéndote: «Por ahí es el camino, sigue por él».

Que importante es que podamos vivir pastoreados y guiados por el Señor el Espíritu Santo en todo tiempo y más que un asunto importante, es realmente que lleguemos a andar como verdaderos hijos de Dios en este mundo hasta que él nos llame a su presencia.

Para vivir realmente como hijos de Dios nos es necesario la presencia y la vida del Señor el Espíritu Santo en nuestras vidas, nos es necesario su obra regeneradora, su guía, su consejo, nos es necesario ser pastoreados, pero para eso debemos entender la obra de la trinidad a favor nuestro.

Cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y su resurrección fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas criaturas, por lo tanto por ese nuevo nacimiento fuimos engendrados por el Espíritu Santo y hechos hijos de Dios. Nos es necesario descansar, reposar en Dios, que su presencia nos llene, que su presencia nos de la libertad espiritual que necesitamos.

Jeremías 29:12-14. Reina Valera Contemporánea (RVC). Entonces ustedes me pedirán en oración que los ayude, y yo atenderé sus peticiones. Cuando ustedes me busquen, me hallarán, si me buscan de todo corazón. Ustedes me hallarán, y yo haré que vuelvan de su exilio, pues los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los arrojé. Yo haré que ustedes vuelvan al lugar de donde permití que se los llevaran.

Hay una voluntad general de Dios y que gobierna en los cielos, pero es necesario que experimentemos su voluntad en la tierra, en los tiempos que estamos viviendo, en nuestras vidas, en nuestros asuntos, en todos nuestros caminos, como nuestro Señor Jesucristo nos ha enseñado, es la de presentarnos allí en el lugar secreto.

Mateo 6:6-10. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará. Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra vez. No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas. Ora de la siguiente manera: Padre nuestro que estás en el cielo, que sea siempre santo tu nombre. Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

Conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas es la clave de la oración, del crecimiento espiritual y de la productividad en nosotros.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que conocer la voluntad de Dios y el vivir en obediencia a ella es lo que realmente necesitamos y nos produce vida. El Padre Celestial es el alfarero, nosotros la arcilla. Dios nos mantiene girando en su rueda de alfarero, dándonos forma y reformándonos, para asemejarnos más a Cristo, y así poder incluirnos en sus planes y propósitos de acuerdo a su voluntad.

Dios está interesado en hacer conocer su pacto o su voluntad a la humanidad, pero este privilegio no lo pueden disfrutar todos, ni siquiera todos los hijos e hijas de Dios, este privilegio está restringido a los que tienen íntima comunión con Dios, es en esto que debemos trabajar, esa es nuestra meta diaria.

Salmos 25:14. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Los secretos del Señor son para los que Le temen, y El les dará a conocer Su pacto.

Si verdaderamente deseamos conocer la voluntad de Dios, debemos estar en íntima comunión con Dios. La comunión íntima con Dios la obtenemos al invertir tiempo en orar, en interceder, en leer, estudiar, meditar y memorizar su palabra, la obtenemos cuando llevamos todo ese conocimiento a una vida práctica en todos nuestros asuntos, eso es realmente comunión.  

Cuando caminamos con Dios en todos nuestros asuntos, o dicho de otra manera cuando manejamos todo de la manera que Dios nos enseña, de la manera correcta, con justicia, misericordia y amor. Es muy necesario que todos los hijos e hijas de Dios conozcamos la voluntad de Dios en todas sus facetas para vivir la vida correcta y experimentar la verdadera vida del reino de Dios. Es necesario tener la motivación correcta y un deseo firme de querer agradar a nuestro Padre Celestial.

Salmos 40:8. Traducción en lenguaje actual (TLA). Dios mío, cumplir tu voluntad es mi más grande alegría; ¡tus enseñanzas las llevo muy dentro de mí!

Salmos 37:4. Dios Habla Hoy (DHH). Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos.

Hechos 13:22. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero Dios quitó a Saúl y lo reemplazó con David, un hombre de quien Dios dijo: “He encontrado en David, hijo de Isaí, a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga”

Debemos participar de lo que está haciendo en medio de nuestros tiempos, debemos sensibilizarnos de modo que podamos entender y discernir la voluntad de Dios. Así como lo hizo Pablo, que se movió en lo que Dios estaba haciendo y se dejó guiar por el Señor el Espíritu Santo, necesitamos de manera urgente entrar en esa voluntad que es buena, agradable y perfecta para nuestras vidas y la humanidad, entendiendo que nuestros pensamientos, deseos y planes por muy buenos que sean no alcanzan a la perfección a los de Dios. Debemos tener la disposición correcta, para que nos sean revelados los planes de Dios para nuestras vidas, es bueno conocer doctrina, memorizar versos bíblicos, asistir a nuestra congregación dónde Dios nos ha colocado, es bueno llevar una vida acorde a sus enseñanzas, pero mejor y más excelente es andar conforme a los planes y propósitos que Dios tiene para nosotros.

Salmos 25:14. La Biblia de las Américas (LBLA). Los secretos del Señor son para los que le temen, y El les dará a conocer su pacto.

Romanos 12:1-2. Dios Habla Hoy (DHH). La vida nueva. Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.

Isaías 55:8-9. Reina Valera Contemporánea (RVC). El Señor ha dicho: «Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes.

Jeremías 29:11. Dios Habla Hoy (DHH). Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.

Juan 16:13-15. Reina Valera Contemporánea (RVC). Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío y se lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y se lo dará a conocer a ustedes.

Les comparto a continuación algunos pensamientos del pastor Watchman Nee y que me parecen muy validos acerca de este tema: cuando el Señor nos atrae, a algunos los atrae por medio de su intelecto, a otros les conmueve sus emociones y aún a otros por medio de su voluntad. Por lo general, la voluntad es el medio que Dios menos utiliza para atraer a los hombres. Muchos aman las verdades de la Biblia. Desean conocer más de estas verdades y esperan que otros puedan ser edificados con ellas. Pasan horas estudiando la Biblia y son versados en estudios bíblicos. Cuando no pueden interpretar un pasaje, se sienten frustrados. Cuando creen que pueden interpretar un pasaje, se alegran. Tales personas sólo se acercan a la Biblia con su mente. No llevan necesariamente una vida cristiana apropiada. Hay que admitir que es difícil llevar una vida cristiana auténtica sin usar la mente. Pero aquellos que sólo tienen una comprensión intelectual de las doctrinas, no experimentan la vida cristiana que esapropiada, la vida del Espíritu.

Hay otro grupo de personas que no son tan brillantes; no son muy versadas, pero tienen mucho celo. Ríen y lloran con gran facilidad. Tienen sus emociones a flor de piel. Cuando tocan la Biblia, son conmovidas fácilmente. Laboran solamente cuando sienten que algo arde en su interior. En su celo, les predican a todos los que se encuentran y no se detienen ni aunque queden afónicos. A dondequiera que van, llevan consigo un aire de emotividad, pero cuando su celo se desvanece, ni siquiera diez personas lograrían hacerlos mover un solo centímetro. Tales personas tienen un alma fuerte. Pueden avivarse fácilmente, y pueden avivar a muchos cuando sus corazones están ardiendo. Pueden llorar o reír con otros, pero cuando baja la ola de sus emociones, no pueden llevar a nadie al Señor. Tocan a otros con su emotividad. Cuando se encuentran avivados, tienen un buen concepto de sí mismos, pero cuando se enfrían, nada hará que los haga emprender algo.

Damos gracias al Señor, porque nuestro espíritu ha sido renovado y regenerado. Este espíritu es nuestro hombre interior. Todo creyente ha recibido la vida de Dios en su espíritu. El mismo Espíritu que habitó en Pablo también habita en un hermano débil. Si somos del Señor, la nueva creación que tenemos en nuestro espíritu será la misma que en los demás, pues Dios no hace acepción de personas. Sin embargo, cuando el hombre interior expresa la vida del Señor, pueden verse grandes diferencias, las cuales se relacionan con la constitución natural del hombre. La mente, la parte emotiva y la voluntad, son las facultades naturales del hombre, mientras que el Espíritu Santo, quien mora en su interior, y su espíritu regenerado, han venido a ser el hombre nuevo, el hombre interior.

Sin embargo, la persona aún tiene un hombre exterior, el hombre viejo, el hombre natural. El hombre exterior se relaciona con el pecado. Al hombre viejo se le puso fin en la cruz, pero la vida de la vieja creación aún permanece. Puesto que el hombre interior sólo puede expresarse por medio del hombre exterior, las expresiones y manifestaciones son diferentes en distintas personas. La vida interior se ve estorbada por el hombre exterior. Por lo tanto, el hombre exterior debe llegar a su fin. De no ser así, siempre habrá obstáculos que impedirán que el hombre sirva al Señor dentro de la perfecta voluntad.

A fin de que la persona salva y regenerada pueda expresar la vida del Señor, necesita dar dos pasos. El primero es creer, que consiste en recibir la vida nueva, y el segundo, es consagrarse, que consiste en entregar al Señor su hombre exterior para que la vida nueva se exprese. Es como tener una casa rodeada por un terreno. Podemos pensar que la casa es el hombre interior, y que el terreno que la rodea es el hombre exterior. Si la casa pertenece a una persona, y el terreno a otra, habrá problemas. Por consiguiente, tan pronto como un hombre cree, debe consagrar su vida al Señor. La consagración consiste en entregar nuestro hombre exterior al Señor, para que le pertenezca a El, de la misma forma que el hombre interior.

Muchos creyentes no se han definido todavía. Cuando se les pregunta si son salvos, dicen que sí. Pero a pesar de que son salvos, su hombre exterior nunca ha sido tocado. La vida interior que tienen está limitada al no poder expresarse. Por consiguiente, no debemos simplemente creer en el Señor y quedarnos en la etapa de ser salvos y regenerados. También debemos consagrar nuestro hombre exterior al Señor. Si un hombre está dispuesto a consagrar al Señor su mente, su parte afectiva y su voluntad, expresará la vida del Señor.

El problema que vemos hoy, es que aunque muchos se han consagrado, lo hacen a su propio antojo. Se consagran sólo cuando quieren hacerlo, y cuando les conviene, cuando no quieren, no lo hacen. La mayoría de las personas son guiadas por su intelecto y sus emociones, y su interés fundamental es satisfacer su propia carne, sus propios deseos.

Muchos se comunican con el Señor valiéndose de su mente y de sus emociones. Son pocos los que se comunican con El usando su voluntad. Es fácil encontrar creyentes que valoran las doctrinas de la Biblia. No se requiere mucho esfuerzo para escuchar un mensaje que no nos exige pagar ningún precio. Después de escuchar un buen mensaje, regresan contentos a casa, pero no sucede nada más. Otros tienen emociones sensibles. Siempre están activos trabajando para el Señor. Estos son mejores que los que son insensibles, pero son tan inestables como las olas del mar. Quizás ellos preparen un mensaje con mucho celo. Después de compartir el mensaje, es posible que piensen secretamente en su corazón cuán bueno fue su mensaje y cuántos fueron conmovidos.

Quizás estén tan gozosos que no puedan dormir en toda la noche. (Muchas personas no pueden dormir por causa del dolor, pero éstos no pueden dormir por causa del gozo). Estas personas se complacen con las actividades de la carne. Aunque estén sirviendo al Señor exteriormente, en realidad se satisfacen a sí mismas. No han entregado su voluntad plenamente al Señor. Deben consagrar su voluntad incondicionalmente al Señor y ser disciplinadas por El. Antes de ofrecer algún servicio válido al Señor, deben permitirle que guíe su mente y su parte emotiva, a fin de no ser gobernadas por una mente activa ni ser impulsadas por sus emociones.

En Génesis 18, cuando Dios estaba a punto de destruir la ciudad de Sodoma, fue a ver a Abraham, porque no podía ocultarle lo que iba a hacer. Abraham era amigo de Dios. El no era un esclavo de Dios, porque el esclavo no sabe lo que hace su señor; sólo el amigo conoce la mente de un amigo. No había barreras entre Abraham y Dios, y por esto Dios no podía ocultar lo que iba a hacer. Lot era pariente de Abraham; él pudo haber tenido mucho conocimiento espiritual, pero Dios no habló con él; sólo habló con Abraham.

Sería muy extraño si Lot se me acercara y me preguntara: “¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios?” Abraham era apto para conocer la voluntad de Dios, pero Lot no. Sería inútil que Lot supiera cuál era la voluntad de Dios. Lot aún seguiría siendo Lot. ¿Quién es usted? ¿Es usted Abraham o Lot? Muchos prestan atención sólo a los métodos para conocer la voluntad de Dios. Es necesario conocer los métodos, pero debemos ser como Abraham para comprenderlos. Si es alguien como Lot, quien está aprendiendo estos métodos, aunque sean los mejores, de nada servirán, porque es una persona que vive en el mundo. No ha puesto fin a su relación con el mundo ni con la posición que tiene en él.

Necesitamos aplicar la luz de Dios para ver si en nosotros hay pecados, sean grandes o pequeños. ¿Hemos cometido alguna injusticia? ¿Le debemos algo a alguien? ¿Hemos sido negligentes en nuestro comportamiento o hemos sido incorrectos en nuestras palabras, gestos o actitudes? ¿Estamos todavía aferrados a algo? Todos estos pecados, grandes y pequeños, afectan nuestra aptitud para conocer la voluntad de Dios.

En cuanto a conocer la voluntad de Dios, Pablo dijo que no debemos ser insensatos, sino entender cuál es la voluntad del Señor, así que manos a la obra.

Efesios 5:17. Nueva Biblia al Día (NBD). Por tanto, no se insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.

Bendiciones.



Pastoreados por el Espíritu Santo-


Romanos 8:14-16. Palabra de Dios para Todos (PDT). Los hijos de Dios se dejan guiar por el Espíritu de Dios. El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: «¡Querido padre!»  El Espíritu mismo le habla a nuestro espíritu y le asegura que somos hijos de Dios.

El Espíritu de Dios solamente guía a los que son hijos de Dios, a aquellos que hemos confiado en nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, a quienes le hemos recibido en nuestro corazón, a aquellos que somos templo y morada del Espíritu Santo. Ahora bien, debemos entender que no todos los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios, porque muchos son guiados por las emociones, los sentimientos y sus deseos carnales.

Que importante es que podamos vivir pastoreados y guiados por el Señor el Espíritu Santo en todo tiempo y más que un asunto importante, es realmente que lleguemos a andar como verdaderos hijos de Dios en este mundo hasta que él nos llame a su presencia.

Para vivir realmente como hijos de Dios nos es necesario la presencia y la vida del Señor el Espíritu Santo en nuestras vidas, nos es necesario su obra regeneradora, su guía, su consejo, nos es necesario ser pastoreados, pero para eso debemos entender la obra de la trinidad a favor nuestro. El padre Celestial nos amó de tal manera que dio a su Hijo Jesucristo en expiación como la única forma de redimirnos de la muerte y la condenación eterna para darnos salvación; nuestro Señor Jesucristo puso su vida en expiación voluntaria por nosotros y envió al Espíritu Santo como las arras de nuestra herencia celestial y para que esté con nosotros hasta el fin del mundo.

Juan 1:12-13. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.

2 Corintios 5:17-19. Traducción en lenguaje actual (TLA).Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.

Cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y su resurrección fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas criaturas, por lo tanto por ese nuevo nacimiento fuimos engendrados por el Espíritu Santo y hechos hijos de Dios. Nos es necesario descansar, reposar en Dios, que su presencia nos llene, que su presencia nos de la libertad espiritual que necesitamos.

2 Corintios 3:16-18. Traducción en lenguaje actual (TLA). Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento! Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.

Proverbios 20:27. La Biblia de las Américas (LBLA). Lámpara del Señor es el espíritu del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.

El Padre Celestial nos ha creado a su imagen y semejanza, Dios es Espíritu y nosotros somos seres espirituales, que tenemos un alma y que vivimos en un cuerpo físico humano y es a través de lo que somos en esencia, de nuestro espíritu, que Dios nos guía, nos habla, nos pastorea. Dios no nos guía a través del alma, ni de los sentimientos, ni de las emociones, ni mucho menos de nuestros cuerpos, ese no es el orden de Dios.

Isaías 63:14. Reina Valera Contemporánea (RVC). El Espíritu del Señor fue su pastor. Los guió como al ganado cuando baja a las cañadas. ¡Así, Señor, guiaste a tu pueblo, y te ganaste fama y gloria!

El Padre Celestial nos guía y nos pastorea por su Espíritu Santo en estos tiempos, después de que nuestro Señor Jesucristo fue recibido en gloria y se sentó a la diestra; es el Espíritu Santo quien está ejecutando el ministerio de la salvación y la reconciliación a través de la iglesia y la Palabra de Dios. Es el mismo Espíritu Santo que pastoreo al pueblo de Israel en el antiguo testamento quien nos llena de vida y nos sostiene sobre la Roca Eterna hasta que seamos llamados a la presencia de Dios para vivir eternamente y dar cuentas de nuestra mayordomía por los talentos, los dones y el llamamiento.

Hebreos 12:9. Reina Valera Contemporánea (RVC). Por otra parte, tuvimos padres terrenales, los cuales nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los espíritus, y así vivir?
 
La obra del Espíritu de Dios en nosotros. Jesús promete enviar al Espíritu Santo. Juan 14:15-17. Traducción en lenguaje actual (TLA). Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad. Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no lo ven ni lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con ustedes, y siempre estará en medio de ustedes.

Para poder conocer y comprender a el Padre Celestial nos es necesario que sea despertado nuestro espíritu, nos es necesario que busquemos las cosas espirituales, por eso nuestro Señor Jesucristo nos ha dicho que debemos buscar primero el reino de Dios y su justicia, en otras palabras, buscar agradar a Dios andando de la manera correcta en todos nuestros asuntos y también nos ha dicho que el Padre Celestial busca en toda la tierra adoradores en espíritu y verdad y que es necesario que le adoren. Los únicos beneficiados somos nosotros si buscamos a Dios de todo nuestro corazón, pues Dios sigue siendo Dios, Eterno, Poderoso, Amoroso, Misericordioso y Justo.

Aquel que conoce a Dios en la intimidad y en su vivencia diaria será un excelente candidato para ser un verdadero adorador. Es verdad que nos debemos congregar para glorificar a Dios, pues esto es agradable a Él, pero solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento y en todo lugar, vamos en camino para convertirnos en verdaderos adoradores.

Dios pide todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente, y todas nuestras fuerzas.

Marcos 12:30. (RVR60). Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 

La palabra adorar también significa ofrendar, y a través de las escrituras encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra "sacrificio" u ofrenda. 

Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y como somos. Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras emociones deben ser acorde a lo que queremos expresar.

Al adorarlo con toda nuestra mente, lo adoramos con el entendimiento de lo que estamos haciendo, con profundidad, tomando el control de nuestros pensamientos, no permitir que éstos divaguen mientras le adoramos. Pero también debemos adorarlo con todas nuestras fuerzas, con intensidad, desde lo profundo de nuestras entrañas. Si no lo hacemos así podemos terminar ofreciendo una adoración superficial, seca, indiferente y sin propósito. A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de nuestro tiempo. Quiere nuestra entrega total a Él, no pedacitos de nuestra vida.

Andando en el Espíritu. Gálatas 5:16,22-25. (RVR60). Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 

Todos quisiéramos satisfacer los deseos de la carne, el que diga que no, es un mentiroso, ya que mientras estemos en la tierra y con este cuerpo corruptible seguiremos teniendo los deseos provocados por la carne, esa que nos impulsa a hacer cosas que van en contra del Espíritu de Dios.

Cuando vinimos a Cristo, nuestro espíritu fue renovado, nuestra alma encontró salvación, pero nuestra carne siguió siendo la misma, con la única diferencia que ahora ya no vivimos para satisfacerla, sino para contradecirla y agradar a los deseos del Espíritu Santo. Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos tenido que enfrentar al hecho de: ¿Satisfacer a la carne o satisfacer al Espíritu?, lo más fácil es lo primero, ya que por naturaleza somos orientados a ello, pero lo segundo es lo que estamos aprendiendo, ese proceso diario de negarnos a nosotros mismos, tratando de hacer vivas esas palabras de Jesús al decirnos que el que quisiera ir en pos de Él tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo.

Este proceso de Andar en el Espíritu no es fácil y solamente lo lograremos cuando comencemos a llenarnos de la presencia de Dios en nuestra vida y eso solo se logra con una vida de devocional diario y de comunión intensa con el Señor. Andar en el Espíritu es evitar satisfacer los deseos de la carne llámense estos: envidia, rencor, odio, enemistades, pleitos, celos, contiendas, disensiones, etc. Pero esto solo se logrará a través de una relación personal verdadera con el Señor. Andar en el Espíritu es analizar cada cosa que haré en el día para evaluar si es o no agradable a Dios, es negarse a lo que realmente quisiera hacer, pero que se que va en contra de su voluntad y por ello prefiero aguantarme las ganas y no fallar, todo por amor a Dios y no por imposición.

Guiados por el Espíritu Santo. Juan 16:13. (RVR60). Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 

La importancia de ser guiados por el Espíritu Santo es la clave y la garantía de tener victoria y cumplir con la voluntad de Dios en nuestra vida y ministerio. ¿Habrá algo más grandioso que saber que Dios mismo nos está guiando? Puede que nos diga: "Ve por aquí" o "Haz esto y aquello" y cuando entendemos el valor de tener detrás a Dios como guía no podemos menos que buscar siempre su dirección. Nadie jamás podría guiarnos mejor que Él. Para ser guiados por el Espíritu Santo debemos tener una vida rendida a Dios, amándolo, temiéndole y obedeciéndole.

Nosotros por nuestra cuenta podremos hacer cosas buenas en nuestro ministerio y vida en general, pero el Espíritu Santo siempre nos guiará a hacer lo mejor en todo. En cuanto a nuestra ofrenda a Dios nos guiará a dar la mejor adoración. Debemos pedirle siempre al Espíritu Santo que nos guie a adorar a Dios como Él quiere que le adoremos, debemos pedirle en todo tiempo que nos llene con su presencia y su unción, para poder vivir la vida que agrada a Dios y la que nos conviene y nos bendice.

Así, la vida abundante para nosotros, se da en la llenura del Espíritu y la obediencia a Dios. Es el Espíritu de Dios, que mora en nosotros, quien finalmente nos da ese reposo.

1 Corintios 14:15. (RVR60). ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

El espíritu del hombre tiene tres funciones principales que son la conciencia, la intuición y la comunión. La conciencia es el área del espíritu donde Dios nos hace distinguir lo bueno y lo malo. La comunión es el área de nuestro espíritu que adora a Dios y en la cual Él se comunica con nosotros. La intuición es el área donde recibimos revelaciones de Dios. Par ser verdaderos adoradores las funciones de comunión e intuición de nuestro espíritu deben activarse y desarrollarse, para que podamos vivir una vida espiritual, como seres espirituales que somos, y así aprender a conocer como Dios quiere que le adoremos en cada momento. La única forma de ser guiados por el Espíritu Santo es desarrollando la habilidad de oírlo. Desarrollamos o activamos nuestro espíritu cuando oramos en lenguas.

1 Corintios 14:2. (RVR60). El que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. Cuando oramos en lenguas, nuestro espíritu ora. 1 Corintios 14:14. (RVR60). Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. Cuando oramos en lenguas nuestro espíritu se edifica. 1 Corintios 14:4. (RVR60). El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

Es crucial la vida de Dios en nosotros sin ella lo único que nos espera es la muerte y condenación eterna; esa vida divina es impartida en nosotros por la presencia del Espíritu Santo, esa vida que nos da descanso en nuestro caminar como peregrinos y extranjeros. Vivir en la presencia de Dios es uno de los propósitos más santos y sublimes a los que cualquier persona puede aspirar en esta tierra, porque nos hace conscientes de una importantísima y profunda realidad para nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad apremiante de la presencia de Dios para nuestras almas. 

Éxodo 33:14. (RVR60). Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.

Vivir en la presencia de Dios es uno de los propósitos más santos y sublimes a los que cualquier persona puede aspirar en esta tierra, porque nos hace conscientes de una importantísima y profunda realidad para nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad apremiante de la presencia de Dios para nuestras almas.

Éxodo 33:15. (RVR60). Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 1 Juan 3:8. (RVR60). El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 2 Corintios 3:17-18. (RVR60). Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Vivir como Elías o como Eliseo, es la más bella meta que el cristiano puede proponerse, porque nos mantiene en comunión constante con Dios. Es algo que debemos y podemos alcanzar como seres humanos. ¿Y cómo lograrlo? Lo primero es que le hayamos entregado nuestro corazón y nuestra vida al Señor Jesucristo, que realmente estemos viviendo en su palabra y en le perfecto amor.

Salmos 16:11. (RVR60). Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Salmos 100:2. (RVR60). Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Salmos 119:58. (RVR60). Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra. 2 Crónicas 33:12. (RVR60). Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.

Lo segundo es la oración y comunión con Dios. Si nosotros nos presentamos delante de Dios, lo alabamos y lo adoramos es entonces que nos llenamos de su amor y le decimos que le amamos con toda nuestra alma y con todo nuestro ser, estamos haciendo provisión para todo el día de su presencia.

Daniel 6:11. (RVR60). Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Daniel 6:26. (RVR60). De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. Daniel 10:12. (RVR60). Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Hechos 3:19. (RVR60). Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Pero una vez que comienzan las tareas del día, que absorben toda su nuestra atención, es muy difícil pensar en un Dios al que no vemos ni oímos. Unos y otros tenemos ocupaciones exigentes en las que debemos concentrarnos para hacerlas bien, dedicándoles todas nuestras energías. ¿Cómo podremos en medio de esa actividad mantenernos conscientes de la presencia de Dios? Pues bien, podemos aprovechar para recordarlo precisamente aquellas cosas que apartan nuestra mente de Él. ¿De qué manera? Haciéndolas todas en el nombre de Jesús y para su gloria.

Solo a través de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, el Hijo del Dios Todopoderoso, podemos encontrar esa comunión con el Padre, gracias a la ayuda y revelación del Señor el Espíritu Santo. Solo hay una manera de acercarnos a Dios y es a través de su Hijo, es a la manera que está revelada en la Palabra de Dios. La única manera de estar y vivir en la presencia de Dios es estar unidos con Cristo, amar su Palabra y obedecerla en todos nuestros asuntos, con la ayuda y guía del Espíritu Santo, él es quien nos enseña cómo debemos vivir en todos nuestros asuntos. Es sólo por la obra del Señor el Espíritu Santo que podemos conocer realmente al Padre Celestial.

Jeremías 9:24. Nueva Biblia al Día (NBD). Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—.

1 Corintios 2:10. Palabra de Dios para Todos (PDT). Pero Dios nos ha mostrado eso por medio del Espíritu porque el Espíritu lo sabe todo, incluso los secretos más profundos de Dios.

Colosenses 1:9-18. Nueva Biblia al Día (NBD). Por eso, desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.

Qué bueno apropiarnos de la oración intercesora de Pablo por los Colosenses, que fue inspirada y guiada por el Señor el Espíritu Santo. Que sea el mismo Espíritu Santo haciendo la obra como el desea en nuestras vidas. Bendiciones.  

Creados para buenas obras-



Efesios 2:10. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

Todas las cosas buenas, santas y justas, para todas las creaciones de Dios se encuentran hechas en Jesucristo para que abunden en buenos frutos; es por eso que necesitamos conocer toda la voluntad de Dios para nuestras vidas y poder entender los tiempos en los que nos estamos moviendo, para así pedir la sabiduría y la inteligencia espiritual que viene del Padre Celestial por medio del Señor el Espíritu Santo y la Palabra de Dios, asimismo pedir el poder espiritual y la capacitación para movernos como es digno del Señor llevando fruto en abundancia en toda buena obra.

Romanos 11:33-36. Nueva Traducción Viviente (NTV). ¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus decisiones y sus caminos! Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo? ¿Y quién le ha entregado tanto para que él tenga que devolvérselo? Pues todas las cosas provienen de él y existen por su poder y son para su gloria. ¡A él sea toda la gloria por siempre! Amén.

El resultado del amor de Dios, la gracia y la misericordia, es nuestra salvación y adopción en la familia celestial por medio del Señor Jesucristo, que deben dar como resultado la manifestación de los hijos de Dios en buenas obras. No que las obras den como resultado la salvación y la vida eterna, sino que como salvos e hijos e hijas de Dios nuestras vidas deben dar buenos frutos, sólo si andamos en el camino de Dios, en la senda antigua.

Hebreos 1:2-3. La Biblia de las Américas (LBLA). En estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

No hay otra forma de agradar al Padre Celestial, es a la manera de él, la religión no nos alcanza, los ritos no nos alcanza, las obras por si solas no nos alcanza, las buenas intenciones tampoco nos alcanza, es sólo la vida del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo a través del Espíritu Santo en nuestros corazones quien nos da la capacidad de andar como es digno de Dios para llevar buenos frutos en toda buena obra.

Hebreos 13:20-21. Traducción en lenguaje actual (TLA). El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros. Somos el rebaño de Jesús, y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que ustedes sean buenos y perfectos en todo, y que Jesucristo los ayude a obedecerlo. ¡Que Jesús reciba la gloria y la honra por siempre! Amén.

Dios ya ha preparado las obras que tiene para nosotros, y lo hizo con el propósito de que caminemos en ellas. Por lo tanto, no somos nosotros los que preparamos las buenas obras, sino Dios quien ya las ha preparado para nosotros. Sin embargo, nosotros necesitamos caminar en ellas, es decir, realizarlas, hacerlas, vivirlas y brillar a otros por medio del evangelio eterno.

Juan 14:6. Traducción en lenguaje actual (TLA). Jesús le respondió: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre.

Cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y su resurrección fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas criaturas, por lo tanto por ese nuevo nacimiento fuimos engendrados por el Espíritu Santo y hechos hijos de Dios.

Juan 1:12-13. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.

2 Corintios 5:17-19. Traducción en lenguaje actual (TLA). Ahora que estamos unidos a Cristo, somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.

Es muy importante que entendamos que la salvación no se alcanza por obras, sino por gracia y que las obras son el resultado de la obediencia de nuestra fe en Dios y su Palabra, para lo cual fuimos creados, hechos para las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros desde antes de la fundación del mundo.

Efesios 2:8-9. Reina-Valera 1960 (RVR1960). Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

El Padre Celestial nos está diciendo que nos hizo completamente capaces en Cristo, que nos ha creado para glorificarlo y esto viene de nuestra nueva naturaleza espiritual: el hacer esas buenas obras que Él ha preparado para nosotros. El hacer estas buenas obras debe ser algo natural para nosotros, para nuestra nueva naturaleza, porque fuimos creados para ellas. De lo contrario, el no caminar en estas buenas obras, sería como no llevar a cabo el plan de Dios para lo que fuimos creados.

1 Corintios 12:18. Traducción en lenguaje actual (TLA). Pero Dios puso cada parte del cuerpo en donde quiso ponerla.

1 Corintios 12:27. Traducción en lenguaje actual (TLA). Cada uno de ustedes es parte de la iglesia, y todos juntos forman el cuerpo de Cristo.

Cada uno de nosotros es miembro del cuerpo de Cristo con una función particular que le fue dada por Dios. Dios nos ha puesto en el cuerpo con un rol específico y como Él quiso. Y como en el cuerpo físico el responsable en dar las órdenes es la cabeza, el cerebro, así también en el cuerpo espiritual el responsable en dar las órdenes es la cabeza, la cual es: Cristo.

Efesios 5:23. Traducción en lenguaje actual (TLA). Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia, y también su Salvador. Cristo es la cabeza, y la iglesia es el cuerpo.

Los miembros del cuerpo de Cristo, así como los miembros del cuerpo natural, tienen la misión de hacer lo que la cabeza les ordene. Nosotros no somos los que decidimos las buenas obras, el rol que tenemos en el cuerpo de Cristo. Dios ya las ha decidido y preparado para nosotros.

Nuestra misión es la de caminar en estas buenas obras, ejecutarlas, funcionar para lo que fuimos creados. Si ignoramos esto, si escogemos cerrar los ojos a esta verdad y no hacerlas o ejecutarlas, entonces nuestra misión nunca será completada, los planes y los propósitos para nuestras vidas se verán truncados.

Salmos 139:16. Nueva Traducción Viviente (NTV). Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.

Dios es nuestro punto de partida, nuestro Creador, existimos tan solo porque él lo ha deseado, fuimos creados por Dios y para Dios, y hasta que lo entendamos nuestra vida no tendrá ningún sentido. Muchos tratan de usar a Dios para su propio beneficio, pero eso es antinatural y está condenado al fracaso. Fuimos creados para Dios y no al contrario, la vida consiste en permitir que Él nos use para sus propósitos y no que lo usemos a Él para los nuestros. Tener Éxito y cumplir el propósito de nuestras vidas son dos temas muy distintos. Podríamos alcanzar todas las metas y ser triunfadores de acuerdo con los estándares del mundo y aun así no saber la razón para la cual Dios nos creó.

Una persona sin propósito en su vida tiene las siguientes características: aparentemente se ve feliz pero interiormente puede que este destruido. La mayoría de las personas sin un propósito fijo en su vida, tratan de reflejar éxito y felicidad, pero la verdad es que la mayor parte de estas personas interiormente se sienten solas, puesto que pueden tener mucho éxito pero no tener en claro porque fueron creados.

Jeremías 29:11-14. Traducción en lenguaje actual (TLA). Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. Cuando ustedes me pidan algo en oración, yo los escucharé. Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón. Estaré con ustedes y pondré fin a su condición de esclavos. Los reuniré de todas las naciones por donde los haya dispersado, y los haré volver a Jerusalén. Les juro que así lo haré.

El Padre Celestial ya ha preparado las buenas obras para nosotros, pero nosotros somos los que debemos caminar en estas obras de amor, justicia y misericordia, somos nosotros los que tenemos que ejecutar lo que la cabeza diga. Si no lo hacemos, entonces en el cuerpo nadie lo hará por nosotros. Si no llevamos a cabo nuestro rol y el plan para lo que hemos sido llamados y comisionados en el cuerpo, entonces como el cuerpo natural sufre cuando alguno de sus miembros no funciona bien, así también el cuerpo de Cristo se ve afectado.

La cabeza que es Cristo es el único que da las órdenes y espera que cada uno de los miembros realice la parte que le corresponde. Muchos de los que han creído y son hijos de Dios, tienen un significado distorsionado de lo que la iglesia es y creen que el ministerio, que el hacer la obra de Dios, las obras que Él ha preparado para nosotros, es algo que le pertenece solo a los que sirven de tiempo completo en el ministerio.

Mateo 28:19-20. Dios Habla Hoy (DHH). Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.

Es muy importante que cada hijo e hija de Dios tomemos la decisión correcta frente a la verdad de vivir haciendo buenas obras en todos nuestros asuntos y colocar en nuestro corazón el deseo de agradar a Dios por encima de todas las cosas, porque al fin y al cabo esto es lo que realmente nos conviene en esta vida y en la vida eterna.

Salmos 40:8. La Biblia de las Américas (LBLA). Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.

Isaías 6:8. Traducción en lenguaje actual (TLA). Enseguida oí la voz de Dios que decía: ¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero? Yo respondí: Envíame a mí, yo seré tu mensajero.

Algo a tener en cuenta es que no pasará nada que permanezca para vida eterna, si no tenemos la disposición correcta frente al deber que debemos cumplir en esta tierra y podemos apreciarlo en el siguiente texto de la Biblia. Si no estamos disponibles para Dios y para obedecerle, entonces no va a pasar nada, no vamos a llevar una vida fructífera.

Mateo 25:14-30. Nueva Traducción Viviente (NTV). Parábola de los tres siervos. También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata; al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje.

El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más. Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero. El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”.

Se presentó el siervo que había recibido las dos bolsas de plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata para invertir, y he ganado dos más”. El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”.

Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”. Pero el amo le respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”.

Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen. Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.

En este caso vas a ser como un miembro del cuerpo que aunque absolutamente está en el cuerpo, no se comunica con la cabeza. Ese es un miembro enfermo, un miembro que no funciona bien. El Padre Celestial desea y ha planeado que llevemos fruto y que le glorifiquemos a través de nuestras vidas en obediencia a su Palabra viva por medio de la presencia y la vida impartida por el Espíritu Santo.

Juan 15:5-8. Nueva Traducción Viviente (NTV). Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos discípulos. Eso le da mucha gloria a mi Padre.

Recordemos nuevamente que la nueva vida en Cristo nos imparte la naturaleza divina de Dios por su Espíritu Santo en nuestros corazones, haciéndonos parte de la familia del Padre Celestial; por lo tanto nos es dada una nueva identidad como hijos de Dios, como herederos de Dios y coherederos con Cristo en los lugares celestiales. Somos ciudadanos de la Nueva Jerusalén, la patria celestial, que nos espera para estar en la presencia de Dios Padre, el Creador de todo lo que existe por la gracia divina.

En la carta a los Romanos 8 vemos la obra amorosa y poderosa de  la santificación, la seguridad, y la adopción de Dios para cada persona que ha creído en el Señor Jesucristo como Señor y Salvador; también vemos la nueva provisión de Dios para nuestra santificación y para llevar la vida que agrada a Dios. Los misterios más profundos en las cosas majestuosas que pertenecen sólo a Dios son encontrados en la revelación de la Palabra Viva: “en Cristo”. Permitamos que esas palabras penetren profundamente en nuestro corazón.

Para dar fruto para Dios, para llevar una vida fructífera en Cristo, debemos vivir en la ley del Espíritu no sólo quiere decir el principio de una ley, sino también la autoridad que ejerce el Espíritu. El "Espíritu de vida" quiere decir que el Espíritu Santo trae vida porque esencialmente es vida. Él es el "Espíritu de vida". Y la expresión "en Cristo Jesús" da a entender que el Espíritu Santo está completamente unido a Cristo Jesús, porque el hijo o la hija de Dios comparte la vida de Cristo y el Señor trae libertad como está escrito: que para esto apareció el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo y darnos vida en abundancia, la vida eterna, pero la santidad es la que nos lleva a dar frutos en abundancia.

Romanos 8:9-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Pero, si el Espíritu de Dios vive en ustedes, ya no tienen que seguir sus malos deseos, sino obedecer al Espíritu de Dios. El que no tiene al Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Por culpa del pecado, sus cuerpos tienen que morir. Pero si Cristo vive en ustedes, también el espíritu de ustedes vivirá, porque Dios los habrá declarado inocentes. Dios resucitó a Jesús, y él también hará que los cuerpos muertos de ustedes vuelvan a vivir, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Esto Dios lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.

El apóstol Pablo dice en su carta a los Efesios, capítulo 5, versículo 18: "No os embriaguéis con vino, pues eso lleva el desenfreno; antes bien sed llenos del Espíritu". La santificación es la obra del Espíritu Santo en la vida regenerada del creyente, liberándolo del poder del pecado, incluso ante la misma presencia del pecado, y obrando la voluntad de Dios en la vida del creyente. Al creyente se le ha dado una nueva naturaleza. Él puede entregarse a esa nueva naturaleza y ése es un acto de la voluntad. Y ésa es la nueva lucha que se nos presenta.

La expresión bíblica "la carne" describe al hombre natural. El Señor Jesucristo, 
en el evangelio de Juan, capítulo 3, versículo 6, dijo que: "Lo que es nacido de la carne, carne es". Siempre será carne. Dios no tiene un plan para cambiar esa débil naturaleza humana. Pero Él brinda algo nuevo. Y la parte final de ese versículo 6, en el evangelio de Juan, capítulo 3, dice: "Y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". Eso es algo diferente. Tenemos ante nosotros ahora, una nueva lucha. Ya no es la nueva naturaleza del hijo de Dios tratando de vencer al pecado en el cuerpo, sino que es el Espíritu Santo luchando contra la vieja naturaleza.

Pues, bien, el creyente tiene a su lado al Espíritu Santo para que éste le defienda de la carne. Yo no puedo vencer la carne. Aprendí eso hace mucho tiempo. Así que debo confiar en alguien que sí puede hacerlo y ese alguien es el Espíritu Santo que reside dentro de cada hijo e hija de Dios y Él quiere hacerlo y puede lograrlo en nosotros.

Romanos 8:12-17. Traducción en lenguaje actual (TLA). Por eso, hermanos, ya no estamos obligados a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos. Si ustedes viven de acuerdo a esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna. Todos los que viven en obediencia al Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!» El Espíritu de Dios se une a nuestro espíritu, y nos asegura que somos hijos de Dios. Y como somos sus hijos, tenemos derecho a todo lo bueno que él ha preparado para nosotros. Todo eso lo compartiremos con Cristo. Y si de alguna manera sufrimos como él sufrió, seguramente también compartiremos con él la honra que recibirá.

Muchos viven según la carne, cometiendo todo tipo de pecado y maldad sin poder vivir con su conciencia tranquila. Viven sin esperanza, sin alegría, sin imaginación, renegados, en arrogancia y en rebeldía, viven en los deseos de la carne, en los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, viven encerrados en sí mismos, sólo buscan sus intereses personales, se pelean por los primeros puestos, antes que servir, quieren ser servidos, son como los huesos secos que describe el profeta Ezequiel en el capítulo 37 de su libro. En ellos se evidencia los frutos de la carne, descritos en el libro de Gálatas, capítulo 5:19-21, ellos son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas.

El vivir en la carne produce muerte. Sólo con el poder del Espíritu Santo se puede cambiar esta situación caótica en cada uno de nosotros; sólo Él puede producir ese verdadero cambio existencial y espiritual. El Espíritu Santo nos permite y nos ayuda para que vivamos plenamente y encontremos el verdadero valor delante de Dios y delante de las demás personas.

Romanos 8:31-39. Traducción en lenguaje actual (TLA) ¡Cuánto nos ama Dios! Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. Como dice la Biblia: Por causa tuya nos matan; ¡por ti nos tratan siempre como a ovejas para el matadero!»

En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!

Bendiciones.