Para vivir
la vida cristiana bíblica en estos tiempos finales y peligrosos de cumplimiento
de la Palabra de Dios, nosotros, los que hacemos parte de la iglesia de Cristo
en las naciones de la tierra, nos es necesario ser llenos del presencia del
Espíritu Santo, nos es necesario recibir la unción de Dios, no es necesario ser
enseñados y guiados por Dios, nos es necesario recibir la sabiduría divina y el
entendimiento espiritual para poder enfrentar todas las circunstancias
y situaciones que se nos presenten en nuestro diario vivir.
Necesitamos
la llenura del Espíritu Santo porque sin Dios nada podemos hacer conforme a la
voluntad del Padre Celestial. Necesitamos la presencia de Dios en nosotros y
con nosotros para poder enfrentar todos los ataques del diablo, no debemos
ignorar que el enemigo de Dios quiere destruir las vidas de todos aquellos que
hemos aceptado al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal, quienes
voluntariamente hemos decidido que el Reino de los cielos gobierne nuestros
corazones por Jesucristo y su Palabra.
Una de las
cosas que genera gozo y fuerza en el cristiano es el poder hacer la voluntad de
Dios en medio de todas las circunstancias que nos rodean.
Salmo 40:8. El hacer tu voluntad,
Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.
Pero
debemos entender que nos ha dotado de dones para administrar y ministrar, que
debemos ser buenos administradores de la gracia divina y que como buenos
mayordomos debemos dar fruto en abundancia y que permanezca por la eternidad.
1 Pedro 4:10. Cada uno según
el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de
la multiforme gracia de Dios.
1 Pedro 2:9-15. Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois
pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero
ahora habéis alcanzado misericordia. Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis
de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra
manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros
como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al
considerar vuestras buenas obras. Por causa del Señor someteos a toda
institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como
por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen
bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la
ignorancia de los hombres insensatos.
Con el
llamado de salvación de parte de Dios viene la implicación de recibir el poder
sobrenatural para vivir la vida que agrada a Dios y también con ello viene el
llamado a servirle al Señor dentro del cuerpo de Cristo que es su iglesia: las
almas que el añade.
Hechos 1:8. LBLA. Pero
recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la
tierra.
Este llamado
está acompañado de los dones ministeriales y de los dones espirituales los
cuales son para la edificación del cuerpo de Cristo, pues somos sólo
administradores de la gracia divina, quienes tenemos que dar cuentas de nuestra
mayordomía en el tribunal de Cristo. 2
Corintios 5:10. Porque es necesario que todos
nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba
según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Romanos 12:3-10,28. Efesios 4:11. 1 Corintios 12:28.
Es
necesario que como discípulos de Jesucristo o cómo se nos dice hoy día, “cristianos”, podamos entender a que nos ha
llamado Dios, que dones nos ha dado, como ministrarlos y administrarlos de
acuerdo a la Palabra de Dios. Nuestro deber es a la obediencia a la Palabra de
Dios y al llamado que nos ha sido hecho a cada uno de nosotros. Romanos 11:29. Porque
irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Juan 4:13-14. Respondió Jesús
y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo
le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
También es
necesario que sepamos que es la unción que Dios da a su pueblo, la iglesia de
Cristo y para qué es. Este tema es el objeto de este estudio el día de hoy. El
señor Jesucristo nos ha dado del Espíritu Santo para poder vivir la vida
cristiana y hacer la obra del ministerio. La palabra escrita en Isaías 61:1-6 tuvo cumplimiento en la vida de
nuestro salvador para cumplir tiempos proféticos dentro de la voluntad del
Padre Celestial Lucas 4:18-21.
Romanos 9:16. RVR1960. Así
que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia. TLA. Así que la elección de
Dios no depende de que alguien quiera ser elegido, o se esfuerce por serlo. Más
bien, depende de que Dios le tenga compasión.
La manera
de recibir la unción de parte de Dios, es con un corazón rendido al Señor, un corazón renovado y transformado, con una
actitud de reverencia y de temor santo, pues Dios es que la da a quien Él
quiere, como dice la escritura, porque que no depende de los deseos humanos de
nuestro corazón por más buenos que creamos que sean. Es en el lugar secreto que
lo encontramos, es en nuestros tiempos de intimidad y devoción, es en los
tiempos a solas con nuestro Creador en oración, en el estudio y meditación de
su Palabra, que recibimos consuelo, que recibimos su restauración, que
recibimos su guía y dirección para vivir en estos tiempos con la sabiduría e
inteligencia impartida por el Espíritu Santo.
Isaías 61:1-6. El Espíritu
del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas
nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de
corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros;
para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro
Dios; para consolar a todos los que lloran, para conceder que a los que lloran
en Sion se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto,
manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de
justicia, plantío del SEÑOR, para que Él sea glorificado. Entonces reedificarán
las ruinas antiguas, levantarán los lugares devastados de antaño, y restaurarán
las ciudades arruinadas, los lugares devastados de muchas generaciones. Se
presentarán extraños y apacentarán vuestros rebaños, e hijos de extranjeros
serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados
sacerdotes del SEÑOR; ministros de nuestro Dios se os llamará. Comeréis las
riquezas de las naciones, y en su gloria os jactaréis.
Quizás el más grande secreto para experimentar la unción de Dios sobre su
vida, es tener una relación personal y viva con el Espíritu Santo. ¿Cuántos entendemos
lo que es la unción? Zacarías
4:6. No con ejército, ni con fuerza, sino con mi
Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. La unción
proviene de Dios y fluye en un corazón quebrantado y humilde delante del Señor.
¿Qué es la Unción? Es el acto mediante el cual Dios consagra, unge y capacita a
un individuo con sus cualidades y virtudes, con el propósito de que le sirva
para su obra. Salmo 92:10. Pero tú aumentarás mis fuerzas
como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco.
1 Samuel 10:6. Entonces
el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y
serás mudado en otro hombre. 1
Corintios 2:4-5. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el
poder de Dios.
Dios desea un balance entre lo que es el
carácter y los dones, el fruto y el poder. Hay gente que hace demasiado énfasis en los dones y poco al carácter. ¿Qué es el carácter? Es lo que somos
internamente, es lo que pensamos y hacemos cuando estamos solos. Es la
manera de reaccionar cuando estamos bajo presión en público o en privado, es la
actitud cuando nos maldicen y nos critican. El fundamento de todo líder es su
carácter, esa es la base donde se edifica un ministerio.
Si estás bien fundamentado podrás
levantar un ministerio fuerte, una empresa fuerte, un matrimonio sólido. Una
persona con mal carácter puede destruir en un segundo lo que le ha tomado años
en edificar. Con un mal carácter se puede herir al otro. Con un mal testimonio se
puede manchar el evangelio, causar conflictos en la iglesia, tener matrimonios
en conflictos y muchas cosas más que afecten vidas.
Isaías
57:15. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que
habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.
¿Cuáles son los propósitos de la unción en la vida de un creyente? ¿Para qué es la Unción? Para
consagrar personas y cosas a Dios y a su servicio, la unción en una persona es
lo que la aparta para ser consagrado al servicio de Dios. Éxodo 28.41. Y
con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y
los consagrarás y santificarás, para que sean mis sacerdotes. Éxodo
29:29. Y las vestiduras santas, que son de Aarón,
serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y para ser en
ellas consagrados.
Capacita al
creyente para llevar a cabo su ministerio, la unción no solo consagra y aparta,
sino que también capacita para toda buena obra. Si la unción no está , las
personas se cansan, se desgastan realizando tareas y obras sin contar con la
presencia de Dios. El Poder que Dios da a través de su Espíritu Santo significa
la habilidad y fuerza para llevar a cabo cualquier obra y trabajo dado por el
Señor. La unción desarrolla celo y pasión de Dios en el creyente.
Hay dos cosas
que hoy le hace falta a la iglesia de Cristo. La pasión y celo por la
obra del Señor. Hoy en día hay cristianos que hacen la obra del ministerio sin
pasión. Debemos desarrollar un celo santo por la obra del Señor buscándolo en
rectitud, en adoración, en el lugar secreto con oración, con alabanzas, escudriñando
en la Biblia y con una vida de buen testimonio.
Juan
2.14-17. Y halló en el templo a los que vendían
bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote
de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y
esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que
vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa
de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de
tu casa me consume.
La unción es dada para destruir las
obras del diablo. Isaías
10:27. Acontecerá en aquel tiempo que su carga será
quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de
la unción. 1 Juan 3:8. El que practica el
pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
La unción es dada para sanar los
quebrantados de corazón: la unción del Espíritu Santo es la medicina para
aquellos que están heridos emocionalmente y necesitan ser sanados. Lucas 4:18. El
Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a
pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. La unción es dada para traer libertad a los cautivos. La unción nos fue
dada para liberar a personas cautivas del pecado, de las obras de la carne, del
vicio y de otras ataduras, de heridas del pasado, de malos patrones de conducta,
de los malos deseos compulsivos de sexo, de las depravaciones, de las malas
palabras, de las groserías.
Juan
16.13-14. Pero cuando venga el Espíritu de verdad,
él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
La unción del Espíritu Santo también es
dada para liberar a los oprimidos. Juan
10.10. El ladrón no viene sino para hurtar y matar
y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.
Es un llamado a liberar a los cautivos,
a sanar enfermos, a sanar quebrantados de corazón y a predicar salvación a
otros. La unción nos trae la revelación de la Palabra y la voluntad de Dios
para nuestras vidas, ensancha y enriquece el entendimiento de cada uno de nosotros. Dios nos demanda una entrega total, una consagración genuina y en
rectitud de corazón.
En el Nuevo Testamento no existen más
los oficios del sacerdocio, el profeta, ni de los reyes en Judá que se
manejaron dentro del Antiguo Testamento. Jesucristo inauguro el Nuevo Pacto que
Dios había prometido en Jeremías 31:31. Jesucristo
es el perfecto sacerdote que entró al lugar santísimo una vez y para siempre
para presentar la ofrenda de su propio sacrificio a fin de salvarnos y
reconciliarnos con Dios (Hebreos
7).
Jesucristo es la última revelación de Dios
como el profeta perfecto que habría de venir a revelarnos a Dios y su plan (Deuteronomio 18:18; Hebreos
1:1-2; Juan 1:18). Jesucristo es descendiente del rey
David de Israel del cual de su simiente se establecería un reino eterno que no
tendría fin (Daniel 7:13-14: Mateo 1:1). Los
tres oficios de Cristo son rey, sacerdote y profeta. Es por eso que es llamado
“el Cristo”, del verbo griego Krio (ungir), traducción del Hebreo ha Mashia, que significa “El Ungido”
de Dios. Jesucristo fue consagrado, apartado, para la tarea específica de
redimir a la humanidad del pecado. Jesucristo es el “ungido” de Dios por
excelencia, el Cristo.
Dios usa la unción para enseñarnos todas
las cosas. 1 Juan
2:27. Pero la unción que vosotros recibisteis de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como
la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira,
según ella os ha enseñado, permaneced en él. La unción que está dentro de
nosotros representa el carácter de Dios desarrollado. Esa Unción nos capacita
para llevar el fruto del Espíritu.
1 Juan
2:20. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y
conocéis todas las cosas.
Juan 14:12-17. De cierto, de
cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también;
y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará
en vosotros.
Vivimos bajo el nuevo pacto. Hebreos 8. Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo
es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de
la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero
tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Porque todo sumo sacerdote
está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es
necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese sobre
la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan
las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las
cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el
tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te
ha mostrado en el monte. Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto
es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si
aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado
lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice
el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo
pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi
pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el
pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré
mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a
ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su
prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me
conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus
injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al
decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer.
Bendiciones.
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