Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Dios recompensa a los que le buscan

 


Dios nuestro Creador, el Padre Eterno quiere que en todo momento le busquemos, que le hallemos en su lugar secreto y es por esas razones que debemos entender lo que él quiere decir para nuestro propio bien.

De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad. (NTV Hebreos 11:6)

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (NBLH Mt 6:6)

Buscar el rostro de Dios significa desear conocer Su carácter y anhelar Su presencia, más que cualquier otra cosa que pueda darnos.

Al entrar en obediencia al buscarlo, al buscar su rostro continuamente, vamos a recibir las recompensas que él tiene para cada uno de nosotros. Estas recompensas son personales y únicas de acuerdo con el propósito para cada persona que ha llamado por medio de su Hijo Jesucristo y de su Espíritu Santo.

Esto dice el SEÑOR: Que el sabio no haga alarde de su sabiduría, ni el fuerte de su fuerza, ni el rico de su riqueza. Si alguien quiere hacer alarde de algo, que lo haga de que aprendió a conocerme, y de que entiende que yo soy el SEÑOR que actúa con fiel amor, justicia y rectitud, pues es lo que a mí me gusta. Lo dice el SEÑOR. (PDT Jer 9:23-24)

En la Biblia buscar el rostro de Dios, hace referencia a conocerlo, a entender Su carácter, a escuchar Su voz, a saber, cuál es la revelación de su voluntad para la humanidad, para Israel, para su Iglesia y para nuestras vidas. El resultado de buscar a Dios es el de servirle en su reino y su iglesia que son los redimidos por la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Dios nos garantiza que quienes dedican sus vidas, energías y voluntades a su servicio recibirán recompensas de parte suya, pero esto no debe ser la única motivación de acción para los creyentes, pues su dedicación al Señor debe tener una motivación real y sincera de todo corazón para agradarle. Dios valora enormemente el servicio y la dedicación de aquellos quienes lo adoran y los que le buscan con humildad y amor, llenándoles de bendiciones.

En la Biblia nos hace un llamado a que busquemos el rostro de Dios: "Buscad al Señor y su poder; buscad siempre su rostro" (Salmo 105:4). Pero, ¿por qué debemos buscar el rostro de Dios? La respuesta está en la traducción de la palabra "rostro". Diferentes versiones traducen la palabra rostro como "presencia".

El Padre Celestial, quiere que busquemos pasar más tiempo con Él en Su presencia y Él nos promete que vamos a encontrarlo y que nos va a recompensar en medio de todas nuestras circunstancias; recordemos que el sabe quienes somos, sabe en que momento de nuestras vidas nos encontramos, sabe por qué estamos atravesando, sabe cuales son nuestras debilidades, sabe nuestros errores, sabe nuestros pecados, pero también sabe en qué le hemos sido fieles, sabe la intención de nuestros corazones, sabe lo que el diablo ha planeado contra nuestras vidas y nos recuerda que peleará por nosotros por amor de su Nombre y debemos comprender que no nos ha dejado, no nos ha abandonado, Dios siempre está ahí en el lugar secreto esperándonos para bendecirnos de todas las formas que Él ha planeado en su mente y en su corazón.

Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el SEÑOR, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me llamarán, vendrán y orarán, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Dejaré que ustedes me encuentren, dice el SEÑOR. Les devolveré lo que les quitaron y los traeré de regreso de todos los lugares a los que los arrojé, dice el SEÑOR. Los traeré de regreso al lugar de donde los desterré. (PDT Jer 29:11-14)

Cuando buscamos a Dios y lo encontramos, el resultado es una vida de adoración y de alabanza; en otras palabras, el resultado de buscar su presencia, de buscar su rostro, es el empezar a dar frutos de una vida renovada por el Espíritu Santo, una mente renovada y con el deseo de hacer lo bueno, lo recto, lo justo, se nos va a notar que hemos pasado tiempo con Dios, el Creador de todo lo que existe en el Universo (los cielos) y en esta tierra.

Cuando pasamos tiempo en el secreto de Dios, la vida del Señor Jesucristo empieza fluir de manera natural por medio de la obra y el poder regenerador del Espíritu Santo; es allí donde somos transformados y la luz de Cristo empieza a brillar para Salvación y vida eterna de quienes nos rodean. Esto lo podemos ver en cada hombre y mujer que la Biblia menciona cuando pasaron tiempo en la presencia de Dios, en el secreto de Dios, buscando su rostro, buscando agradarle, buscando hacer lo que le agrada y lo que les convenía a cada uno de ellos, buscando su sabiduría, buscando su guía y su consejo en cada asunto que tenían que enfrentar y también debe ser así para cada uno de nosotros, en el tiempo y el lugar que nos ha tocado vivir.

Dios quiere recompensarnos, premiarnos, bendecirnos, prosperarnos de todas las maneras espirituales y que seamos un reflejo de su amor hacia nuestro prójimo, hacia nuestros seres amados, hacia nuestros enemigos.

Dios ha redimido nuestro pasado en su Hijo Jesucristo, restaura nuestro presente presente y bendice nuestro futuro por medio de la obra redentora de la cruz, lo hace por medio de la obra y la presencia del Señor el Espíritu Santo, lo hace de acuerdo con el deseo de su corazón, lo hace de acuerdo a sus planes y propósitos, lo hace por amor de su nombre, lo hace porque nos ama y nos ha rescatado, lo hace porque le place bendecirnos y recompensarnos, lo hace porque Dios es bueno por la eternidad.

Nuestra tarea es buscar su rostro, buscar su presencia en el lugar secreto y el compromiso de Dios que el mismo ha fijado, es que nos va a recompensar, el lo ha dicho, Dios lo ha prometido, el lo va a cumplir soló porque es Dios, porque así le ha placido, por amor de su Nombre lo va a hacer.

¿Cómo podemos buscar el rostro de Dios? A través de su Palabra, de la oración y de la adoración, a través de una vida dispuesta a agradarlo, de una vida renovada y con frutos de arrepentimiento. Se trata de vivir permitiendo que sea Cristo gobernándonos y dirigiéndonos por medio de su Espíritu Santo.

Acá no se trata de tener una vida religiosa, no se trata de pertenecer a alguna religión, no se trata de tener credos y normas éticas o normas morales, no se trata llenarnos de conocimientos meramente teológicos, se trata realmente de vivir en el perfecto amor de Dios, se trata de amar a nuestro prójimo, se trata de saber que es el amor perfecto demostrado a través de nuestros corazones, se trata de hacer lo bueno, se trata de hacer lo recto, se trata de ser misericordiosos, se trata de amar a nuestros enemigos, se trata de hacer lo que nuestro Señor Jesucristo nos dejó revelado en los evangelios y lo que nos reveló a través del nuevo testamento: debemos andar en el amor de Dios, debemos andar en el camino que es Jesucristo, es sólo de esa manera, sólo hay una forma y es a la manera de Dios, a la manera que el ha establecido en su Palabra Eterna, es a la manera de la obra y la guía de su Espíritu Santo y de lo que nos ha revelado, no hay ninguna otra manera de hacerlo.

Mienten y engañan como dice el Señor, aquellos que con doctrinas humanas, doctrinas religiosas, doctrinas llenas de odio y maldad como vemos que muchas personas profesan en diferentes naciones y pueblos, que dicen amar a Dios pero asesinan, torturan, violan, destruyen vidas de bebes, de niños, de mujeres, hombres, que por su luz de maldad y oscuridad dicen estar sirviendo a Dios, pero en realidad sirven al diablo, muestran su verdadera naturaleza, muestran realmente quien es su verdadero padre espiritual.

¿Por qué no entienden lo que digo? Porque no pueden aceptar mi mensaje. Ustedes son de su padre el diablo y les gusta hacer las maldades que el diablo quiere que hagan. Desde el comienzo él fue un asesino y no tiene nada que ver con la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice mentiras, habla de lo suyo porque es un mentiroso y padre de la mentira. (PDT Jn 8:43-44)

Tengan cuidado con los falsos profetas, pues ellos están disfrazados de mansas ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los reconocerán por la clase de fruto que den. El bien no viene de la gente mala, así como las uvas no se recogen de los espinos, ni los higos se recogen de los cardos. De la misma manera, todo árbol bueno da fruto bueno, pero un árbol malo da fruto malo. Un buen árbol no puede dar fruto malo ni tampoco un árbol malo puede dar fruto bueno. Todo árbol que no dé fruto bueno, será cortado y echado al fuego. Por eso digo que reconocerán a los falsos profetas por la clase de fruto que den. No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además, hicimos muchos milagros en tu nombre”. Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”. (PDT Mt 7:15-23)

Cuando leemos Su Palabra, la Biblia, aprendemos sobre Su carácter y Sus caminos, cuando oramos a Dios y pasamos tiempo con Él, aprendemos a escuchar Su voz, cuando lo adoramos, Él se manifiesta en medio de nosotros cuando celebramos Su presencia, cuando buscamos y encontramos el rostro de Dios, nos encontramos con Su mirada de favor, de misericordia y amor hacia nosotros.

El Antiguo Testamento se refiere al rostro de Dios brillando con gracia sobre Su pueblo y como medio de restauración y salvación (Números 6:24-27; Salmo 80:3, 7, 19).

Cuando verdaderamente buscamos el rostro de Dios, podemos comprender más profundamente Su amor y Su santidad, y reflejamos más Su carácter.

Cuando buscamos el rostro de Dios, estamos reconociendo que es el Padre Eterno, el Creador de todo lo que existe en el Universo y en esta tierra, por eso nos acercamos a Él con una lista de lo que queremos y necesitamos; nos acercamos a Dios porque lo amamos de verdad y queremos conocerlo mejor, porque queremos aprender a depender de Dios.

Podemos enumerar varias recompensas que podemos recibir cuando buscamos a Dios y cuando le servimos a la manera que lo ha dispuesto por medio de su Hijo Jesucristo y con la ayuda de su Espíritu Santo.

Vida eterna: La recompensa más grande que Dios ofrece es la vida eterna en el cielo, un lugar de paz, gozo y felicidad sin fin. (Juan 3:16, Apocalipsis 21:4)

Perdón de pecados: Cuando buscamos a Dios con sinceridad, Él nos perdona todos nuestros pecados y nos limpia de toda maldad. (1 Juan 1:9, Salmo 103:12)

Paz interior: Dios nos da una paz que sobrepasa todo entendimiento, una paz que nos ayuda a enfrentar las dificultades de la vida con tranquilidad y confianza. (Filipenses 4:7, Juan 14:27)

Guía y sabiduría: Dios nos guía y nos da la sabiduría necesaria para tomar decisiones correctas en la vida. (Proverbios 3:5-6, Santiago 1:5)

Fuerza y esperanza: Dios nos da la fuerza que necesitamos para superar los desafíos y la esperanza de un futuro mejor. (Isaías 40:31, Romanos 15:13)

Amor y gozo: Dios nos llena de su amor y gozo, permitiéndonos vivir una vida plena y significativa. (Juan 15:11, Romanos 15:13)

Bendiciones materiales: Dios también puede bendecirnos con provisiones materiales, como un trabajo, un hogar o una familia y todo lo que necesitemos para sacar adelantes estos proyectos. (Salmo 34:10, Deuteronomio 28:1-14)

Relación personal con Dios: La mayor recompensa de todas es la posibilidad de tener una relación personal con Dios, nuestro creador y nuestro Padre Celestial. (Juan 17:3, 1 Corintios 1:9)

Otras recompensas: La Biblia también menciona otras recompensas como la sanidad física, la protección de Dios, la prosperidad y la victoria sobre nuestros enemigos.

Es importante recordar que las recompensas de Dios no son solo para el futuro, sino también para que las podamos experimentar en el presente a medida que lo buscamos con un corazón sincero y le servimos con fidelidad.

Los que respetaban al SEÑOR hablaron de esto unos a otros, y el SEÑOR los escuchó atentamente. Entonces hizo escribir un libro recordatorio donde estaban los nombres de aquellos que respetan al SEÑOR y honran su nombre. El SEÑOR Todopoderoso dice: «El día que tengo señalado, ellos serán mi tesoro. Tendré compasión de ellos como el papá con el hijo que lo obedece. Ustedes volverán a notar la diferencia que hay entre la gente buena y la gente mala, entre el que sirve a Dios y el que no lo hace». (PDT Mal 3:16-18)

Bendiciones

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