Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Congregarnos como pueblo de Dios

Jesús le contestó: —Créeme, mujer, que llega la hora en que ustedes adorarán al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén. Ustedes no saben a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién adoramos, pues la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. (DHH Jn 4:21-24)

Después de nuestra conversión a Dios para seguir el camino de salvación, lo que para muchos es el haber dejado atrás una vida de pecado y de los deseos de la carne. Como seres sociales buscamos identidad dentro del entorno donde nos movemos y más como cristianos, que somos parte del cuerpo de Jesucristo como resultado del nuevo nacimiento, nace un deseo genuino y transparente por agradar al Creador, a nuestro Padre Celestial.

Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos los que nuestro Dios quiera salvar en otras partes del mundo. Pedro siguió hablando a la gente con mucho entusiasmo. Les dijo: "Sálvense del castigo que les espera a todos los malvados". Ese día, unas tres mil personas creyeron en el mensaje de Pedro. Tan pronto como los apóstoles los bautizaron, todas esas personas se unieron al grupo de los seguidores de Jesús y decidieron vivir como una gran familia. Y cada día los apóstoles compartían con ellos las enseñanzas acerca de Dios y de Jesús. También celebraban la Cena del Señor y oraban juntos. (BLS Hch 2:39-42)

Por ello Dios instituyo el plan de Salvación para la humanidad y dentro ese plan instituyó la Iglesia, cuya cabeza es nuestro Señor Jesucristo y que se rige por la Palabra de Dios. Su verdadero sentido, lo reveló nuestro Señor Jesucristo y sólo podemos entenderlo a través de la persona y obra de nuestro Señor el Espíritu Santo.

Les aseguro que si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedirle algo a Dios que está en el cielo, él se lo dará. Porque allí donde dos o tres de ustedes se reúnan en mi nombre, allí estaré yo. (BLS Mt 18:19-20)

Antes de entrar de lleno en el mensaje de este sermón, quiero trabajar sobre el fundamento de algunas verdades eternas, sabiendo como siempre que la base de nuestra fe es Cristo, él es nuestra Roca Eterna.

Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo (Jesucristo), y el Espíritu Santo, y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: (NBLH 1J 5:7)

Algo muy importante para los hijos e hijas de Dios es el tener comunión dentro del cuerpo de Cristo, es el de tener crecimiento y desarrollo dentro de la iglesia de Cristo, el de poder cumplir con el plan de Dios para nuestras vidas. Por eso es necesario poder estar cerca de los demás hermanos en Cristo en la unidad del Espíritu Santo, por eso es necesario tener amistad y compañerismo con otros creyentes. Esa es la razón por lo que vemos iglesias en todas las naciones de la tierra, en donde habitualmente se congregan los cristianos para recibir instrucción y tener compañerismo.

Sólo hay un Dios, y es Padre de todos: gobierna sobre todos, actúa por medio de todos, y está en todos. A cada uno de nosotros Cristo nos dio las capacidades que quiso darnos. Como dice la Biblia: "Cuando subió al cielo, llevó muchos prisioneros, y dio capacidades a la gente". Pero, ¿qué significa eso de que "subió"? Pues significa que primero bajó a las partes más profundas de la tierra. Y el que bajó es el mismo que después subió a lo más alto del cielo, para llenar todo el universo. Él fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. Así seremos un grupo muy unido y llegaremos a tener todo lo que nos falta; seremos perfectos, como lo es Cristo, porque conocemos al Hijo de Dios y hemos confiado en él. (BLS Ef 4:6-13)

Partiendo de lo anterior, podemos aplicar la lógica a nuestras vidas y ver con entendimiento espiritual lo que NO es sano, en especial el de continuar con aquellas costumbres y amistades que nos conducían al pecado, a esas vidas desenfrenadas llenas de vicios, de lujuria y de maldad, de placeres mundanos que no suman nada a nuestra eternidad.

La vida de templo como se ve en la Biblia y quedó registrada en el Antiguo Testamento: consistía en estar en constante comunión entre los creyentes, en asistir a las reuniones de las sinagogas de una manera colegial y ordenada para recibir las instrucciones de parte de los maestros quienes eran llamados para esas tareas esenciales de educar al pueblo en lo referente a los parámetros del reino y de la Palabra de Dios.

Inicialmente, como cristianos debemos comprender que nuestras raíces están en Israel. Por eso es necesario ver nuestro trasfondo y el porqué esta nación es parte de nuestra herencia espiritual. Dios estableció a Israel como nación por varias razones: La primera razón fue su amor por Abraham, el patriarca de los israelitas. Dios le prometió a Abraham que haría de su descendencia una gran nación y que les daría la tierra de Canaán como herencia. Esta promesa fue incondicional, lo que significa que no dependía de que los israelitas fueran dignos o merecedores.

Escúchenme, todos los que tienen esperanza de ser liberados, todos los que buscan al SEÑOR. Consideren la piedra de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos. Sí, piensen en Abraham, su antepasado, y en Sara, que dio a luz a su nación. Cuando llamé a Abraham, era un solo hombre; pero, cuando lo bendije, se convirtió en una gran nación. (NTV Is 51:1-2)

Un día el Señor le dijo a Abram: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te voy a mostrar. Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo. (DHH Gn 12:1-3)

La segunda razón por la que Dios estableció a Israel como nación fue para ser un testimonio a las demás naciones. Dios quería que Israel fuera un pueblo diferente, una nación que viviera según sus leyes y principios. Israel debía ser un ejemplo de justicia, misericordia y amor para el resto del mundo.

Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas. Pues de Sión saldrá la enseñanza del SEÑOR; de Jerusalén saldrá su palabra». (NTV Is 2:3)

La tercera razón por la que Dios estableció a Israel como nación fue para preparar el camino para la venida de Jesús. Jesucristo, el Mesías, nació de una mujer israelita, María. Dios eligió a Israel para ser el pueblo de Jesús porque quería que su mensaje de salvación fuera accesible a todos los pueblos. Las razones específicas por las que Dios eligió a Israel como nación se pueden ver en las siguientes citas bíblicas:

"Así dice el Señor, el Rey de Israel y su Redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el último; fuera de mí no hay Dios. ¿Quién, como yo, proclamará lo venidero, y lo declarará desde el principio? Que les diga lo que ha de venir, y lo que ha pasado." (Isaías 44:6-8)

El establecimiento de Israel como nación fue un acto de amor, gracia y misericordia por parte de Dios. Dios quería que Israel fuera un pueblo especial, un pueblo que lo representara en el mundo.

Veamos el concepto de Sinagoga para entrar un poco más en el tema y para ver el desarrollo del pueblo de Dios. Ahora volvamos a contextualizar sobre nuestra ascendencia espiritual, porque para nosotros es muy importante entender nuestras raíces espirituales de nuestra fe: somos hijos e hijas de Dios por haber aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, somos descendencia espiritual del pueblo judío, somos descendencia de Abraham, nuestra Biblia cómo la conocemos fue revelada al pueblo judío para que la diera a conocer a todas las naciones; tanto el Antiguo Testamento, así como el Nuevo Testamento fueron escritos por judíos.

Sinagoga: Templo o congregación de los judíos, en el que el propósito principal fue el estudio de las sagradas escrituras, en el pasado era uno de los lugares más importantes y organizados, estaba dirigido por una estructura jerárquica que mantenía y supervisaba el orden, todo lo que se hacia dentro de ella era bajo una disciplina estricta.

En las sinagogas se impartía la enseñanza de la ley de Moisés, en este lugar aparte de aprender sobre las escrituras, se tomaban decisiones morales y hasta judiciales, era un lugar religioso al cual se le dio un valor muy grande ante la sociedad; en ella se podía tomar la decisión de juzgar y condenar a las personas, tal acción era aprobada por una organización y por el pueblo, todo pecado se condenaba de manera inmediata.

Hoy en día podemos decir que las iglesias tradicionales tienen similitud refiriéndose a sus estructuras, con la diferencia de que no se vive conforme a ley de Moisés, si no conforme a la gracia de Cristo, conforme a todo lo que está escrito en los evangelios, en el Nuevo Testamento y en General en toda la Biblia pero entendiendo que muchas cosas han sido cumplidas y que otras tantas eran para tiempos y dispensaciones específicos.

Pero ustedes son miembros de la familia de Dios; son sacerdotes al servicio del Rey; son su pueblo. Fue Dios quien los sacó de la oscuridad del pecado y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho. Antes, ustedes no eran nada, pero ahora son el pueblo de Dios. Antes, Dios no les tenía compasión, pero ahora los ama mucho. (BLS 1P 2:9-10)

Todo esto  es importante para tenerlo muy en claro y así poder comprender que cómo todas las cosas que Dios creó en esta tierra, el pueblo de Dios ha tenido un desarrollo junto con todo el plan de Salvación y son varias las dispensaciones en la que ha avanzado. En la de estos tiempos los cristianos somos llamados a manifestarnos en nuestra manera de pensar, en nuestra manera de hablar, en nuestra manera de hacer las cosas, debemos ser sal y luz, debemos ser ejemplo y testimonio en nuestra manera de vivir, debemos hacer las cosas a la manera de Dios haciendo la diferencia; pero muchas personas, cientos de miles no lo han entendido aún, llevan vidas religiosas, vidas enmarcadas en costumbres calcadas de las sinagogas y que se transmitieron por tradiciones a la iglesia.

La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios. Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. (DHH Ro 8:19-21)

Denominaciones, iglesias, grupos que mantienen una religiosidad y misticismo en todo lo que hacen, creando formatos y enseñando mal al pueblo de Dios. Lo que digo les puede parecer a muchos no puy agradable y popular, pero debemos comprender la esencia de las verdades que nuestro Señor Jesucristo nos vino a revelar.

Siempre vemos personas que dicen ser hijos e hijas de Dios, pero su manera de pensar, de hablar, de actuar y de manejar todos sus asuntos dejan mucho que decir. Se comportan de la manera vieja y pecaminosa, no han entendido la vida en Cristo, en sus negocios, en sus empresas, en sus entornos, en sus hogares, los vemos con actitudes egoístas, pasan por encima de los otros por buscar sus propios intereses, dicen amar a Dios, pero sus acciones demuestran todo lo contario, o como nos dice nuestro Señor Jesucristo, por sus frutos podremos saber si son de verdad hijos e hijas de Dios.

Durante años he visto a personas, hombres y mujeres de diferentes iglesias, de diferentes denominaciones y de diferentes grupos religiosos, en el que su fe sólo es conocimiento bíblico y estructuras religiosas de sus organizaciones pero que no han cambiado y manejan todos los asuntos y relaciones de manera carnal, de manera mundana, no teniendo en cuenta que lo que más valora Dios que es a las personas y la vida.

Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones. (DHH Mt 7:15-20)

Miremos detenidamente en los registros de los evangelios lo que nuestro Señor Jesucristo nos mostró. Una cosa que siempre recalcó fue que saliéramos a mostrar a nuestras familias, a nuestros entornos todo lo que Dios había hecho por nosotros, lo que es realmente la manifestación del Reino de Dios en medio nuestro, que no nos quedáramos encerrados en la vida de templo, que lo que aprendemos en las reuniones debemos ponerlo en práctica con nuestros seres queridos, con nuestros hogares y comunidades. Nuestro deber es mostrar el amor de Dios con una vida de servicio, con actitudes que construyan vidas, que construyan amor, el verdadero amor.

—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le dijo: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” Éste es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas. (DHH Mt 22:36-40)

Bendiciones.


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