He
visto asimismo que todo trabajo y toda obra excelente despierta la envidia del
hombre contra su prójimo. (BTX Ec 4:4a)
El
corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. (Pr 14:30 NVI)
¿Qué es la envidia? ¿Qué provoca la envidia en una
persona? ¿Cómo podemos evitar caer en la envidia?
A
los seres humanos nos gusta saber de las otras personas porque somos seres
sociales, queremos ver cómo sienten, cómo actúan, cómo hablan y cómo viven. No
hay nada de malo en eso, el asunto se vuelve un problema solo cuando en la
mente y el corazón de las personas sienten rabia y tristeza cuando a otros les
va bien, cuando los vecinos, los familiares o los amigos consiguen cosas que
ellos quisieran tener y empieza a nacer el pecado de envidiar lo que otros
poseen, de hacer cosas en contra de esas personas sin tener en cuenta los daños
que puedan ocasionar.
La
envidia es una trampa. “¿Por qué esa persona puede vivir en esa casa o en ese
apartamento?” “¿Por qué le dieron a él ese trabajo, porque le va mejor que a mí?”.
“¿Por qué yo no puedo ser así de atractivo, o así de rico, así de inteligente,
así de famoso”? “¿Dicen en su corazón: yo quiero tener a su esposa o novia en
el caso de los hombres sin importar lo que me cueste o en el caso de las
mujeres dicen: yo quiero tener a su novio, o a su esposo sin importar lo que me
cueste, llegando muchas veces a cometer actos llenos de maldad, matando, robando,
mintiendo, engañando, manipulando.
En
otras palabras, la envidia: Es el “disgusto o tristeza por las cosas que poseen
los demás”, es la tristeza causada en una persona por el bienestar de otro…, se
dice que uno de los males culturales arraigados dentro de los países de América
es la envidia, de la cual provienen muchísimos males.
El
Señor Jesucristo nos enseña que ese sentimiento de envidia nace y se anida en
el corazón humano y de ahí, desde dentro, sale y contamina a la persona ¿Cómo
contamina? ¿Qué es lo que produce la envidia? Veamos nuevamente las cosas negativas
que produce: desobediencia, robo, enfermedad, celos, codicia, crítica,
traición, manipulación, amargura, asesinatos…
La Biblia aporta cantidad de ejemplos en personas
envidiosas y los efectos y perjuicios que cada uno se acarreó al actuar con
envidia. Seguramente que esos ejemplos, están registrados en la Palabra de
Dios, para que no dejemos entrar a la envidia y no suframos sus consecuencias.
Veamos
que el diablo que se llamaba Lucero de la mañana fue el ser que introdujo la
envidia a la humanidad. (Génesis 3:4 RV60) La serpiente dijo: …serán abiertos
vuestros ojos y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal… ¡qué oferta! ¡Qué oportunidad! imagine: ser como Dios… En forma velada,
sentían envidia de Dios, tanto que Eva vio el árbol bueno y codiciable… y
comió…y dio a su marido… y cuando fueron abiertos sus ojos, por su
desobediencia, por su envidia, por su pecado, ya era tarde.
Ellos
iniciaban la vida; no tenían conocimiento de pecado; no sabían que la envidia
estaba ya en el mundo ¿Quién entonces, les comunicó ese sentimiento? Uno que ya
la había sentido antes y que por eso fue arrojado del cielo. (Isaías 14:14 RV60) “… sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo.” Eso era sentir
envidia de Dios; ahora ya sabemos quién la comunica al hombre.
Un
mal sentimiento que no sólo contamina, sino que va arrinconando al hombre y le
va minando, impidiéndole vivir la santidad y lo lleva a la muerte (Eclesiastés 4:4). Muchas veces en lugar de alegrarnos de que a nuestro prójimo le vaya
mejor que a nosotros se despierta la envidia y los celos.
Raquel: ella envidiaba a su hermana Lea porque tenía más hijos que ella. (Génesis 30:1)
El
hermano del hijo pródigo: Él era el dueño absoluto de todo lo que había en su
casa, pero envidiaba el amor del papá, el vestido, el anillo y el becerro
gordo. (Lucas
15:22-32)
Uno
de esos ejemplos lo que le sucedió a José: Dice claramente en el libro de Génesis 37:11 que sus hermanos le tenían envidia y por esa envidia quisieron matarlo,
pero uno de ellos le preservó la vida.
Otro
de los problemas de la envidia es que puede encerrar un intento de homicidio,
que a veces es completado… recordemos a Caín. ¿Qué lo ocasionó? la envidia ¿Y
la envidia? el homicidio…
¡Es
de vital importancia considerar el daño que puede hacer este pecado en las
personas, en la familia, en la sociedad, en las empresas, en los colegios, en
las universidades! (Génesis 4:3-8) La envidia también genera otro tipo de pecados como la crítica, que
puede ir desde el chisme, pasar por la murmuración y alcanzar incluso la
calumnia.
Recordemos
el pasaje cuando Jesús fue ungido en Betania. (Juan 12:3-5 RV60) “Entonces María tomó una libra de
perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó
con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus
discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por
qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?”
Aquí en este pasaje podemos ver al
envidioso, al criticón, al codicioso, al pecador. Como puede verse la envidia
también está conectada con celos y con robo y con tantos pecados descritos en
la Biblia, que no podemos menos que pensar que la envidia ha estado siempre
presente el ser humano y en el mundo.
(Mateo 27:15-18 RV60) “Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el
gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. Y tenían entonces un
preso famoso llamado Barrabás. Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién
queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía
que por envidia le habían entregado.”
El
verso 18 consigna uno de los pecados que significaron para Jesús el Señor la
sentencia de muerte… Vea… es nada menos que… la envidia. Puede advertirse al
final de ese verso 18 un plural: le habían entregado ¿Quiénes?
Primero: Judas,
quien fue a los principales sacerdotes y les dijo: ¿Qué me dan si se los
entrego? su codicia le hizo ver más valor en 30 piezas de plata, que en la vida
del Maestro y varios años de amistad con El ¿Cómo pudo Judas vender al Maestro
al precio de un esclavo? ¿Qué quería Judas? ¿Fama? ¿Trascender? …bueno, pues lo
logró… pasó a la historia pero por envidioso.
Segundo: Toda aquella gente que
con espadas y palos acompañaba a Judas en el momento del prendimiento en el
huerto de Getsemaní. Misma que después gritaría frenéticamente:
¡Crucifícale! ¡Crucifícale!
Tercero:
Caifás, sumo pontífice de aquel tiempo, ante quien Jesús compareció.
Cuarto:
los escribas, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo, es decir,
el sanedrín, solidario al acusar a un inocente.
Quinto: Herodes, que creía que
el Señor actuaba por magia y que por supuesto nunca pudo ver a Jesús haciendo
una señal delante de él
Sexto:
Pilato, que era lo suficientemente soberbio para ni siquiera interesarse por
Jesús a pesar de su fama… como gobernador romano no estuvo nunca en
conocimiento cabal del ministerio de Jesús. Es más, Pilato es quien advierte
que la causa principal por la que entregan al Señor, era precisamente ese
pecado terrible que se llama la envidia. Dice el v18 “porque sabía que por envidia lo habían
entregado…”
Grande
es este pecado, que fue causal de la muerte del Único Justo que ha nacido sobre
este planeta, nuestro Señor Jesucristo. “Podemos afirmar que la envidia es un
pecado que condena a inocentes”, por lo que es obvio que, en la vida de un
cristiano, no debe tener cabida nunca, la envidia.
Una
de las cosas que nos ayudan como seres humanos a poder repeler este pecado de
la envidia es el de ser agradecidos con Dios por lo que somos y por lo que
tenemos. Como lo dirían los profetas antiguos y modernos, la gratitud es un
principio que trae felicidad, paz y la bondad del Padre Celestial sobre las personas
agradecidas.
Efesios 5:20 (PDT) dice: "Siempre den gracias a Dios Padre por
todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo."
Vuestra
manera de vivir sea sin avaricia de dinero, estad satisfechos con las cosas que
tenéis, porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé. De manera que podemos
decir osadamente: El Señor es mi ayudador, no temeré. ¿Qué me puede hacer el
hombre? (BTX He
13:5-6)
Mateo 15:36 (PDT) dice: "Tomó los siete panes y los pescados, dio
gracias a Dios, los partió y comenzó a dárselos a sus seguidores para que se
los repartieran a la multitud."
La
otra cosa poderosa que podemos ver es la acción del Amor de Dios fluyendo a
través de las personas y que desbarata toda obra de maldad y que destruye todos
los efectos de la envidia en los seres humanos y que podemos ver el siguiente
texto de la Biblia.
Si
yo puedo hablar varios idiomas humanos e incluso idiomas de ángeles, pero no
tengo amor, soy como un metal que resuena o una campanilla que repica. Yo puedo
tener el don de profetizar y conocer todos los secretos de Dios. También puedo
tener todo el conocimiento y tener una fe que mueva montañas. Pero si no tengo
amor, no soy nada. Puedo entregar todo lo que tengo para ayudar a los demás,
hasta ofrecer mi cuerpo para que lo quemen. Pero si no tengo amor, eso no me
sirve de nada. El amor es paciente y bondadoso. El amor no es envidioso. No es
presumido ni orgulloso. El amor no es descortés ni egoísta. No se enoja
fácilmente. El amor no lleva cuenta de las ofensas. No se alegra de la
injusticia, sino de la verdad. El amor acepta todo con paciencia. Siempre
confía. Nunca pierde la esperanza. Todo lo soporta. El amor no tiene fin. Algún
día, el don de profetizar cesará. El don de hablar en lenguas se acabará. El de
conocimiento se terminará. Ahora sólo en parte conocemos y profetizamos, pero
cuando venga lo perfecto, todo lo que es en parte se acabará. Cuando era niño
hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño. Pero ya de adulto,
dejé de comportarme como niño. Sucede lo mismo con nosotros. Ahora vemos todo
como el reflejo tenue de un espejo oscuro, pero cuando llegue lo perfecto, nos
veremos con Dios cara a cara. Ahora mi conocimiento es parcial, pero luego mi
conocimiento será completo. Conoceré a Dios tal como él me conoce a mí. Ahora
permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero el más grande
de todos es el amor. (PDT 1Co 13:1-13)
El
amor es sufrido, al ser paciente con las imperfecciones de la gente. El amor es
benigno, activo en hacer el bien. El amor no tiene envidia; en razón de que no
es posesivo y competitivo, sino que desea lo mejor para los demás. Por lo
tanto, no es jactancioso. El amor posee la cualidad de ocultarse, no hace
ostentación de sí mismo. El amor no es indecoroso, no trata a otros con
arrogancia; no se comporta con rudeza, sino son cortesía y buenas maneras.
El
amor no busca lo suyo, al no insistir en sus derechos o demandar precedencia
alguna; al contrario, es generoso. El amor no se irrita; no es susceptible, no
es grosero ni hostil, sino que en los momentos difíciles mantiene la
compostura. El amor no guarda rencor; no lleva la cuenta de los males que ha
sufrido, sino que borra el resentimiento.
El
amor no se goza de la injusticia, no se alegra del infortunio ajeno, ni difunde
rumores maliciosos, sino se goza de la verdad, al propagar activamente el bien.
El amor todo lo sufre, al defender y sostener a otros. El amor cree lo mejor de
los demás, les acredita buenas intenciones y no es suspicaz. El amor todo lo
espera, no se desanima con la gente, sino cree en su futuro. El amor todo lo
soporta, al perseverar y permanecer leal hasta el final.
La
presencia del amor afirma a otros y supera los aspectos destructivos de nuestro
carácter. La paciencia, la bondad y la verdad importan, así como el evitar
aquellos pecados mencionados en los Diez Mandamientos que tratan de las
relaciones con otros seres humanos, porque lo que hace el
amor es nutrir de manera positiva el ser interior de cada persona.
Con el amor se
evitan la envidia, la ostentación, la arrogancia, la ira y el mal. El amor
provee tanto la estabilidad como la consistencia en la que palpita la vida,
pero es un asunto de una decisión interna y personal, cada quien escoge el
camino a tomar….. si se deja dominar y llevar por la envidia o si se sigue el
camino de Dios en el amor, que nos es dado en Jesucristo por el Espíritu Santo.
Bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario