Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Los caminos espirituales que llevan a la condenación eterna


Entren por la puerta angosta. Porque la puerta y el camino que llevan a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos; pero la puerta y EL CAMINO QUE LLEVA A LA VIDA ES ANGOSTO Y DIFÍCIL, Y POCOS LO ENCUENTRAN. Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones. (DHH Mt 7:13-20)

Empecemos por el orden correcto de estos principios espirituales: Toda la humanidad fue sembrada en la tierra para que se desarrollara y alcanzara la plenitud de hijo de Dios, como está escrito en una versión (Ef 4:13-24): hasta que todos lleguemos a la plenitud de la estatura del Señor Jesucristo, a un varón perfecto como es el Hijo de Dios y dentro de ese contexto debemos tener presente que sólo existe un camino para alcanzar la Salvación y la vida eterna: El Señor Jesucristo. 

Tomás le dijo: —Señor, nosotros no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le dijo: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se llega al Padre. Si ustedes me conocieran, también conocerían al Padre. Ya lo conocen y lo han visto. Felipe le dijo: —Señor, todo lo que pedimos es que nos muestres al Padre. Jesús le dijo: —He estado con ustedes mucho tiempo, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Por qué pides que les muestre al Padre? ¿Cierto que tú crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Lo que yo les digo no lo digo por mi propia cuenta. El Padre que está en mí hace sus propias obras. Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o por lo menos créanme por las obras mismas. (PDT Jn 14:5-11)

Viendo las posturas espirituales de muchas personas y confrontándonos con las verdades de la Palabra de Dios que han sido reveladas para nosotros, podemos ver que hay muchos caminos espirituales que llevan a la condenación eterna y que millones son los que andan por ellos: la religiosidad, el misticismo, la idolatría, son los que se transitan muchos pueblos en nuestro entorno de países latinoamericanos.

El camino angosto y la puerta estrecha: este camino no es nada fácil, pues el mismo hecho de ser angosto es señal de que se necesitara esfuerzo para caminar en él y más aún para entrar por la puerta estrecha, no es a través de ritos, ni a través de algún grupo religioso específico, no es sólo por realizar buenas obras o por pertenecer a sociedades o fundaciones humanitarias, no es por creerse relativamente bueno, no es por decir que creemos en Dios, no es por haber leído la Biblia o algunos libros de las religiones más fundamentalistas de la humanidad como el budismo y todas las creencias orientales, como el islam, como los mormones, como los testigos de Jehová, etc.

En este camino que es nuestro Señor Jesucristo se necesita varias condiciones que son el ser redargüido y guiado por el Señor el Espíritu Santo a un arrepentimiento genuino para así llegar a nacer de nuevo espiritualmente y se nos pide una vida santa apartada de los deseos de la carne y que sea incompatible con las corrientes de este mundo, lo que conlleva a negarnos a nosotros mismos para vivir en esta tierra de acuerdo a los principios del Reino de Dios en todo lo que pensemos, en todo lo que hablemos y en todo lo que realicemos.

Será necesario que hallan tropiezos, caídas, equivocaciones, pruebas, tentaciones, aflicciones en el diario caminar de aquellos que han sido redimidos, pero debemos tener presente en todo momento que de todo eso nos librara el Señor y lo más especial de este camino es su final, puesto que la puerta por la que tendremos que pasar pese a ser angosta detrás suya tiene una vida eterna por heredar para estar en la presencia de Dios Padre cumpliendo con su perfecta voluntad para nuestras vidas dentro de toda su creación.

La mayoría de gente le huye a este camino, porque no se trata de satisfacer al hombre carnal que todos llevamos dentro, sino más bien de mantenerlo atado, de mantenerlo sujeto por nuestras decisiones. Los placeres que el mundo ofrece en estos tiempos están desbordados a través de la tecnología, del internet, de las redes sociales, que saturan los sentidos físicos de las personas y despiertan toda clase de deseos lujuriosos y pecaminosos. A lo anterior hay que agregarle el amor al dinero (avaricia que es idolatría delante de Dios) por el cual millones de hombres y mujeres hacen cosas que pasan la moral, la ética, el respeto, que pasan el valor de la vida. (Corrupción, narcotráfico, economías mafiosas que cometen toda clase de delitos, bandas de delincuencia común, bandas criminales que operan de manera tecnológica).

De esta manera, todos llegaremos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, hasta que lleguemos a ser una humanidad en plena madurez, tal como es Cristo. Así dejaremos de ser como niños que cambian de creencias cada vez que alguien les dice algo diferente o logra astutamente que sus mentiras parezcan verdades. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos y cada vez seremos más semejantes en todo a Cristo, que es nuestra Cabeza. (NBD Ef 4:13-15)

La corrupción espiritual hace que se nublen los valores morales, los valores familiares y los valores éticos, llevando a las personas a que pasen por encima de los demás, a que mientan, a que estafen, a que roben, que consuman toda clase de licores y drogas alucinógenas, a que asesinen, a que dañen a los demás. 

Hay infinidad de religiones, sectas, doctrinas, diferentes creencias y filosofías que profesan tener la verdad, y cada una, a su manera, expone y enseña lo que tiene que hacer el hombre para salvarse o prepararse para una vida mejor en la eternidad.  Pero... el camino hacia Dios no lo traza, ni lo alcanza el hombre con sus religiones, creencias, rituales, conocimientos, tradiciones, esfuerzo propio, o buenas obras; lo trazó Dios en su infinito amor y misericordia, para alcanzarnos por medio de la fe en su Hijo Jesucristo. 

No es lo que el hombre haga o deje de hacer lo que nos lleva camino al cielo, sino, lo que el Señor Jesucristo hizo ya, no es hacer, es creer para luego hacer las obras de Dios en nuestro diario caminar, no son las obras, producto del esfuerzo humano, lo que nos garantiza salvación eterna: es la fe que nos lleva a poner en práctica los principios del Reino de Dios, una vida apartada de la mentira, apartada del engaño, una vida que busque la rectitud que agrada al Creador, una vida que busque la justicia.

De aquí se desprenden varias preguntas para nuestras vidas: de que manera manejamos nuestros asuntos en lo laboral, en lo profesional, en lo personal, en lo familiar……somos coherentes en lo que creemos, con lo que pensamos, con lo que hacemos, ¿cómo somos con aquellas personas que forman parte de nuestro hogar e incluso cómo somos con los animales?

Muchos son influenciados por doctrinas aprendidas desde la niñez, las cuales, si se detienen a analizarlas, encontrarán que ninguna de ellas ha podido hacer una diferencia en sus vidas; por el contrario, han sido impedimento para que puedan llegar a la verdad. Y es que, aunque tú no lo creas, la religión, fundamentada en tradiciones, mandamientos y doctrinas de hombres, no es una bendición como tú piensas, sino todo lo contrario, es maldición y abominación a Dios.  Si tú eres religioso o religiosa, te entiendo perfectamente, pues yo también lo era, hasta aquel día en el que brillo la luz de Dios en mi vida para comprender la verdadera dimensión del evangelio de nuestro Señor Jesucristo 

El conocimiento que tenía de Dios dejó de ser meras palabras huecas y vacías y se hicieron vida, para salir del cementerio espiritual y poder nacer de nuevo en el Espíritu Santo para de esa manera resucitar juntamente con Cristo y sentarme con Él en los lugares celestiales.

El camino espacioso es el mundo y sus deleites, ¿Por qué espacioso?, pues porque hay mucho por donde perderse, el mundo está lleno de deseos engañosos que llevan al pecado, es decir a la desobediencia a Dios. Hay una enorme porque no decirlo, gigantesca gama de pecados en este camino espacioso, a donde quiera que veas, veras pecado, a donde quiera que vayas encontraras deleites carnales, este camino es el que la mayoría recurren, por ser el más “divertido y que está de moda”; pero como toda compra tiene su factura, así también este camino espacioso te pasara la factura en momento determinado y el pago será tu vida, puesto que la perderás por causa de tus deseos carnales.

Este camino tiene como fin una puerta muy pero muy ancha, una puerta tan ancha que no necesitas ningún esfuerzo para entrar en ella, esta puerta es la puerta de la perdición o la puerta de la muerte eterna, aparentemente no es así, pues su camino es fácil, no encontraras tropiezos en él, no vendrán pruebas a tu vida, sino que todo te será puesto en bandeja de oro para que logres llegar y entrar a través de esa puerta de perdición.

Uno de los caminos espirituales por los que muchos transitan es el de la religiosidad, que coloca en las mentes de las personas ritos, creencias fuera de la Palabra de Dios, tradiciones humanas pasadas de generación a generación, idolatrías, rezos que nublan la mente y el corazón de las personas colocando un velo espiritual que hacen que hacen perder las vidas en condenación eterna, incluso personas que se quedan con la lectura de la Biblia pero no la practican, o si lo llegan a hacer se convierten en fariseos modernos, pero que sus vidas interiormente no reflejan al Señor Jesucristo. 

Sus sacrificios me tienen harto, no me los traigan más. No quiero sus carneros engordados, no quiero ver la sangre de sus ofrendas. ¿Cómo he de querer los sacrificios de ustedes si ni siquiera son capaces de sentir dolor por sus pecados? El incienso que me traen hiede en mis narices. Sus santas celebraciones de la luna nueva y el sábado, y sus días de ayuno especial —aun sus más santas reuniones—, ¡todo es fraude! No quiero nada más con ellos. Los detesto a todos, no puedo verlos ni pintados. De ahora en adelante, cuando oren con las manos levantadas al cielo, no miraré ni escucharé. Por más oraciones que hagan, no escucharé, porque sus manos son manos de asesinos, están manchadas con la sangre de víctimas inocentes. ¡Oh, lávense, límpiense! Que no les vea yo nunca más cometer esas maldades; dejen sus malos caminos. (NBD Is 1:11-16) 

Otro camino por el cual millones de vidas transitan es el de la idolatría, que entendido desde el punto espiritual es el de tener en nuestro corazón como el primer lugar a otras personas u otras cosas en lugar de Dios. 

En el orden de prioridades del corazón de cada ser humano, debe estar Dios en primer lugar y de ahí se desprende el orden correcto para todas las cosas; de no ser así vamos errados en nuestro caminar y por ende a nuestro destino eterno, la decisión es de cada uno; podemos hacer una alto en el camino y llegar a pensar cuando llegue ese momento el de la muerte, el de partir de esta tierra y sus consecuencias, para poder reflexionar y tomar la decisión correcta. 

Todos los seres humanos morirán una sola vez y después vendrá el juicio. (PDT Heb 9:27) 

Jesús le dijo: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento parecido a este: “Ama a tu semejante como te amas a ti mismo”. Toda la ley y los escritos de los profetas dependen de estos dos mandamientos. (PDT Mt 22:37-40)

Oiréis de guerras y de rumores de guerras, pero procurad no alarmaros. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes. Todo esto será apenas el comienzo de los dolores. Entonces os entregarán para que os persigan y os maten, y os odiarán todas las naciones por causa de mi nombre. En aquel tiempo muchos se apartarán de la fe; unos a otros se traicionarán y se odiarán; y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos. Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. (BAD Mt 24:6-14) 

Qué podamos disponer nuestro corazón y poder buscar los caminos de Dios para alcanzar la salvación de nuestras almas; y obteniendo salvación poder mantenernos hasta que pasemos a dar cuentas a Dios el Padre Eterno. 

Bendiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario