Estos son tiempos finales de cumplimientos de
algunas profecías y que nos muestran que estamos viviendo los días peligrosos y
malos que menciona la Biblia en algunos pasajes del Nuevo Testamento; por eso
es muy necesario para nosotros los hijos de Dios en buscar su ayuda, su guía y
su sabiduría para entender las situaciones y cada uno de los escenarios en los
que nos movemos diariamente para encaminarnos de la manera correcta; pero aún
más importante es el rendirnos a su perfecta voluntad que se encuentra en
nuestro Señor Jesucristo para nuestras vidas y de esa manera descansar en Él,
trayendo paz y tranquilidad a nuestros corazones, de que Dios tiene el control
de todo lo existe y que sus planes para nuestras vidas son lo mejor que nos
puede pasar.
¡Tú eres la roca que me protege!¡Tú eres la
muralla que me salva! Guíame y dirígeme, pues así lo prometiste. (TLAD Sal 31:3)
Que tu verdad sea nuestra luz y nos guíe
hasta tu templo, el lugar donde tú vives. (TLAD Sal 43:3)
Dios mío, ¡atiéndeme! Dios de Israel, Dios
del universo, ¡escucha mi oración! Dios y protector nuestro, muéstranos tu
bondad, pues somos tu pueblo elegido. (TLAD Sal 84:8-9)
Para nosotros los hijos de Dios, quienes hemos
entregado nuestro corazón al Padre Eterno, el Creador de todo lo que existe en
los cielos y en esta Tierra, y al Señorío de Jesucristo, nos es muy necesario el ser
guiados por el Espíritu Santo en todos nuestros asuntos. Nuestro Padre Celestial
ha prometido que sostendrá, restaurará, guiará y protegerá a aquellos que hemos
creído en su Salvación a través de su Hijo, que la presencia y ayuda de su Espíritu
Santo nos guiará, estará con nosotros, que nos enseñará todas las cosas que
debemos saber para vivir la vida que agrada a Dios y que nos conviene.
El Señor es mi pastor, nada me falta. En
verdes praderas me hace descansar, junto a aguas tranquilas me lleva. El Señor
me reconforta, me conduce por caminos rectos haciendo honor a su nombre. (BHTI Sal 23:1-3)
La vida de cada ser humano se construye sobre
la base de las decisiones, sean buenas o malas y en ese camino hay momentos de
grandes encrucijadas, de momentos y circunstancias en la que todo parece
oscuro, confuso y en algunas ocasiones hasta imposible y sin esperanza; en
ocasiones nos encontramos en situaciones en las que no pedimos estar, otras
veces, esas situaciones han llegado por causa de otras personas y otro tanto son
por nuestras propias decisiones.
Cuando hemos aceptado al Hijo de Dios como
Señor y Salvador en nuestras vidas, nos es necesario e imperativo vivir una
vida dependiente de Él, no hay otro camino, es una sujeción voluntaria para
poder entrar y ser parte del Reino de los Cielos.
Cuando Dios se refiere a su pueblo como ovejas
de su prado, nos recuerda la naturaleza de estos animales y que somos muy
similares a ellas. Es bueno repasar este perfil de la naturaleza y así poder
asimilar las verdades que se encuentran en la Biblia para nosotros los hijos e
hijas de Dios para poder ubicarnos en lugares celestiales y vivir nuestro presente el que a cada uno de nosotros nos ha tocado vivir en la nación y el lugar que
habitamos.
Dios Padre se revela a nuestras vidas como el
Gran Pastor de las ovejas y ha delegado nuestro cuidado a su Hijo Jesucristo, juntamente con el Señor el Espíritu Santo, hasta que podamos estar en su
presencia después de los diferentes cumplimientos proféticos que nos ha
revelado en su Palabra Eterna: La Biblia.
Cuando estamos conscientes de que todo lo que
tenemos lo hemos recibido de parte de la bondad de Dios, viene a nuestro
corazón la satisfacción del cuidado providencial de Dios en todo tiempo, que nos da
reposo y contentamiento.
Dios utilizó su poder para darnos todo lo
que necesitamos, y para que vivamos como él quiere. Dios nos dio todo eso
cuando nos hizo conocer a Jesucristo. Por medio de él nos eligió para que
seamos parte de su reino maravilloso. Además, nos ha dado todas las cosas
importantes y valiosas que nos prometió. Por medio de ellas, ustedes podrán ser
como Dios y no como la gente pecadora de este mundo, porque los malos deseos de
esa gente destruyen a los demás. (BLS 2P 1:3-4)
Los hijos de Dios somos conocidos por nuestro
buen pastor Jesucristo como sus ovejas, somos parte de su rebaño.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y
me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará
de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede
arrebatar de la mano del Padre. (LBLA Jn 10:27-29)
La oveja es animal muy tierno, frágil, y
dependiente, que no puede valerse por sí mismo, sino de su pastor o cuidador, es
un animal que come pastos, en donde su pastor le lleva y le dirige. Es también
presa fácil para los animales feroces o depredadores, y por estas razones Dios
nos compara con las ovejas.
¿Cuáles son las características de las ovejas de Cristo?
TIENEN IDENTIDAD DADA POR SU PASTOR. “Mis ovejas”. Jesús al decir “Mis ovejas” expresa sentido de propiedad y
pertenencia, porque fuimos comprados por el precio de su sangre. También “Mis
ovejas” expresa sentido de identidad. Jesús nos da nombre de “ovejas” y no de
“cabras” ni “lobos” ni de ningún otro. Pero no es raro que en la iglesia puede
haber cabras y lobos disfrazado de ovejas.
OYEN LA VOZ DE SU PASTOR. “Oyen mi voz”, es decir sus oídos espirituales están capacitados para
escuchar la voz de Jesús y su palabra. Los oídos de los verdaderos hijos de
Dios (ovejas) están capacitados espiritualmente para discernir la voz de la
carne, del mundo, y la del diablo.
SON CONOCIDAS POR SU PASTOR. “Y yo las conozco”, expresa su Omnisciencia, Jesús el buen Pastor conoce todas
sus necesidades. Definitivamente no hay nada que podemos ocultarle a Jesús, Él
sabe y conoce en absoluto todo: lo que pensamos, decimos y hacemos, por que es
Dios mismo, Omnisciente, Omnipresente, Omnipotente.
SON OBEDIENTES A SU PASTOR. “Me siguen”, es una expresión que manifiesta una absoluta obediencia a Jesús. Los verdaderos hijos de Dios no solo le siguen y le sirven, sino que lo hacen por amor y convicción, mas no por obligación o imposición.
TIENEN LA VIDA ETERNA. Juan 10:28. “Y yo les doy vida eterna…” La vida eterna que Jesús, les promete a sus
ovejas, es el resultado de su muerte en la cruz y su resurrección. La vida
eterna es para todos aquellos que le creen, y le aceptan en su corazón como el
Señor y Salvador de su vida.
ESTAN SEGURAS EN LAS MANOS DE SU PASTOR. Juan 10:28b. “…y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mis
manos”. Las
ovejas que permanecen en su redil, están seguros de todos los peligros y asechanzas
del enemigo.
Les he dicho todo lo anterior para que en
mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero
anímense, porque yo he vencido al mundo. (NTV Jn 16:33)
Pues todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu que
los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los
adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues su
Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios. Así
que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos
herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de
su gloria, también debemos participar de su sufrimiento. Sin embargo, lo que
ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más
adelante. (NTV Ro 8:14-18)
Los que aceptan mis mandamientos y los
obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a
ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos. (NTV Jn 14:21)
Bendiciones.
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