Este es el momento en nuestras vidas para dejar que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo obren en nuestras vidas.
SEÑOR, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de aflicción! El SEÑOR dice: «Ahora les mostraré mi poder; ahora les mostraré mi fuerza. Al fin sabrán y entenderán que yo soy el SEÑOR. (NTV Jr 16:19a,21)
Hay personas que pasan por momentos críticos en sus vidas en el que experimentan que no tienen fuerzas para vivir o que simplemente ven que el vigor de la vida va en disminución a causa de las muchas pruebas y dificultades. Mientras estemos caminando por esta tierra experimentaremos muchas situaciones difíciles y eso hace parte de la naturaleza humana, sin embargo, hay situaciones en las que sentimos desfallecer.
Cuando las pruebas vienen, los cristianos nos preguntamos ¿POR QUE YO? Y buscamos justificarnos a nosotros mismos diciendo: ¡Soy un fiel servidor de Cristo y aun así me pasan estas cosas! Dios sabe que nosotros nos cansamos. Él sabe que nosotros muchas veces perdemos el ánimo y la fuerza para seguir luchando en esta vida por todo lo que es bueno, oportuno y constructivo, y que es necesario para nuestra salvación y santificación.
Y si hay algo que debemos entender es que los hijos e hijas de Dios, los que hemos sido lavados por la sangre de Jesucristo para salvación, no somos inmunes a las pruebas. Cuando ya no nos queda nada de fuerzas, nuevamente pongamos nuestra esperanza en Jesucristo, quien es Nuestra Fortaleza y nuestro Redentor. Vamos ahora a su Palabra la Biblia, para fortalecernos en sus promesas.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los jóvenes se fatigan, y se cansan; los niños flaquean y caen; pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (SSE Is 40:29-31)
Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones. (BLS Filipenses 4:13)
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. (NTV Sal 46:1)
Fortaleciendo los ánimos de los discípulos; y exhortándolos a permanecer en la fe, les decían: Es necesario que entremos en el reino de Dios a través de muchas tribulaciones. (BTX3 Hch 14:22)
Los hijos e hijas de Dios nunca estamos solos, puede ser que estemos pasando por tentaciones, por dificultades, por persecuciones, por falta de las cosas necesarias y diversas pruebas, pero dentro de la Fortaleza que es nuestro SEÑOR JESUCRISTO, encontramos el amparo y la protección necesaria. Manteniéndonos en Cristo también nosotros seremos vencedores.
Yo les he dicho estas cosas para que en mí encuentren paz. En este mundo van a sufrir, pero anímense, yo he vencido al mundo. (NBD'08 Jn 16:33)
¿Cuántos de ustedes ahora mismo, están pasando por tribulaciones? ¿Cuántos cristianos se están ahogando en un mar de problemas, de vicisitudes, de tiempos de sufrimiento? ¿En medio de la tribulación, que vamos a hacer?
Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios. Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni desanimarse, pues en su lucha contra el pecado todavía no han tenido que morir como él. (BLS Heb 12:2-4)
El Señor por el otro lado, desea que usemos estos tiempos de pruebas y tribulaciones para desarrollar nuestra fe en él.
Por eso no nos desanimamos. Aunque nuestro cuerpo se va gastando, nuestro espíritu va cobrando más fuerza. Las dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre. Pero, gracias a ellas, Dios nos llenará de la gloria que dura para siempre: una gloria grande y maravillosa. Porque nosotros no nos preocupamos por lo que nos pasa en esta vida, que pronto acabará. Al contrario, nos preocupamos por lo que nos pasará en la vida que tendremos en el cielo. Ahora no sabemos cómo será esa vida. Lo que sí sabemos es que será eterna. (BLS 2 Co 4:16-18)
No tengas miedo de lo que vas a sufrir. El diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel, para ver si en verdad confían en mí. Ustedes tendrán muchas dificultades durante un corto tiempo. Pero si confían en mí hasta la muerte, yo les daré como premio la vida eterna. Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios les dice a las iglesias. Los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, jamás serán separados de Dios. (BLS Ap 2:10-11)
Ustedes confían en Dios, y por eso él los protege con su poder, para que puedan ser salvados tal y como está planeado para los últimos tiempos. Confiar en Dios Por eso, alégrense, aunque sea necesario que por algún tiempo tengan muchos problemas y dificultades. Porque la confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se prueba con fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que se ha probado tanto merece ser muy alabada. (BLS 1P 1:5-7)
Es al responder en la forma correcta a todas las situaciones que se nos presentan, que somos capaces de progresar hacia la meta eterna que es poder estar en la presencia de Dios el Padre Celestial por toda la eternidad.
El apóstol Pablo nos recuerda que no prestemos atención a las cosas que vemos en el presente porque son temporales; todas están sujetas al cambio. El Apóstol Santiago nos dice en el siguiente verso de la Biblia: Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades. Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades. Por lo tanto deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y capaces de obedecer lo que se les ordene. (BLS Stg 1:2-4)
Para vencer cualquier prueba, o tribulación debemos caminar por fe, no por vista. No nos dejamos guiar por lo que vemos, escuchamos o sentimos, sino por los principios de la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo.
Cuando comenzamos a regocijarnos en el medio de una prueba, desatamos fuerzas espirituales invisibles que nos ayudan. ¿Recuerdan la historia del rey Josafat en 2 Crónicas 20? Un gran ejército estaba en camino a Jerusalén. Entonces Josafat junto a la gente para orar por liberación y el Señor les respondió que la batalla no era de ellos sino suya. Luego, la próxima mañana Josafat, el ejército y la gente marcho para ver la liberación que Dios les había dado.
Después de consultar con el pueblo, Josafat designó a los que irían al frente del ejército para cantar al Señor y alabar el esplendor de su santidad con el cántico: «Dad gracias al Señor; su gran amor perdura para siempre.» Tan pronto como empezaron a entonar este cántico de alabanza, el Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte de Seír que habían venido contra Judá, y los derrotó. (BAD'1989 2Cr 20:21-22)
El enemigo fue derrotado cuando ellos se regocijaron y cantaron alabanzas a Dios. El pueblo del reino de Judá no lo sabia, pero estaban utilizando fuerzas espirituales como Ellos lo derrotaron con la sangre del Cordero y con su testimonio, porque despreciaron la vida hasta morir. (BNP Ap 12:11)…. Jesús nos dijo: El que da vida eterna es el Espíritu de Dios; ninguna persona puede dar esa vida. Las palabras que les he dicho vienen del Espíritu que da esa vida. (BLS Jn 6:63)
¿Cómo podemos aprender a caminar de acuerdo al Espíritu de Dios? Al continuar caminando de acuerdo a la palabra de Dios, nuestros pensamientos se alinearán con los pensamientos de Dios y nuestros caminos se alinearán con los caminos de Dios, cuando aprendamos que podemos poner nuestra carne en sujeción al Espíritu de Dios, entonces seremos libres de los impedimentos que tratan de desanimarnos de seguir la voluntad de Dios y estaremos listos para recibir la sabiduría que necesitamos para vencer las pruebas o tribulaciones.
Si Dios nos liberara instantáneamente de cada prueba o tribulación nunca creceríamos, es por eso que nos es muy necesario el pasar por esas situaciones porque nos ayudan a crecer en la fe.
El camino de los justos es como la luz de un nuevo día: va en aumento hasta brillar en todo su esplendor. Pero el camino de los malvados es oscuro; ¡ni siquiera saben contra qué tropiezan! Atiende a mis palabras, hijo mío; préstales atención. Jamás las pierdas de vista, ¡grábatelas en la mente! Ellas dan vida y salud a todo el que las halla. Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque es fuente de vida. Evita el decir cosas falsas; apártate de la mentira. Mira siempre adelante, mira siempre de frente. Fíjate bien en dónde pones los pies y pisarás siempre terreno firme. No te desvíes de tu camino; evita el andar en malos pasos. (DHH Pr 4:18-27)
Es necesario que nosotros guardemos nuestros corazones, de mantener fuera cosas como la duda, aflicción, pánico, ansiedad, depresión y temor. ¿Cómo guardamos nuestros corazones? Pedro nos dice que echemos todas nuestras preocupaciones en Dios: Por eso, sean humildes y acepten la autoridad de Dios, pues él es poderoso. Cuando llegue el momento oportuno, Dios los tratará como a gente importante. Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes. Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo el diablo anda buscando a quien destruir, como si fuera un león rugiente. Resistan sus ataques confiando en Dios y sin dudar un solo momento. Ya saben que en todo el mundo otros seguidores de Cristo están sufriendo como ustedes. Pero después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios hará que todo vuelva a estar bien y que ustedes nunca dejen de confiar en él; les dará fuerzas para que no se desanimen, y hará que siempre estén seguros de lo que creen. Recuerden que Dios nos ha elegido por medio de Jesucristo, para que formemos parte de su maravilloso reino. (BLS 1P 5:6-10)
Transferimos la responsabilidad de nuestra ansiedad a Dios y se lo dejamos a Él. Pablo nos dice que guardemos nuestros corazones utilizando la paz de Dios: No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello. Lo que ustedes aprendieron y recibieron de mí; lo que de mí vieron y oyeron, pónganlo por obra, y el Dios de paz estará con ustedes. (RVC Flp 4:6-9)
Entonces es a través de la oración que transferimos nuestras preocupaciones a Dios y le agradecemos por la respuesta. Desarrolla la actitud correcta que te llevara hasta el final de la prueba o tribulación.
¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. Como dice la Biblia: "Por ti nos enfrentamos a la muerte todo el día. Somos como las ovejas que se llevan al matadero". En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida, ni la muerte, ni los ángeles, ni los espíritus, ni lo presente, ni lo futuro, ni los poderes del cielo, ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo! (BLS Ro 8:35-39)
Cuando hay crisis que golpean nuestra existencia es necesario orar a Dios, el creador de todo lo que existe en los cielos y en la tierra, creer que Él es el Dios que hace posible lo que para el hombre es imposible y tener claridad que las circunstancias adversas pueden ser modificadas por el Creador para darnos la victoria. Él nos llamó a ser vencedores y en esa condición permite que todo salga conforme a Su voluntad. ¿En quién has depositado tu confianza en los momentos de mayor dificultad?
Recuerda que nunca estamos solos, puede ser que estés pasando por tribulaciones, dificultades, tentaciones y pruebas, pero dentro de la fortaleza que es nuestro Señor Jesucristo, encontraremos el amparo y la protección que necesitamos. ¡Nosotros necesitamos a Dios en todo tiempo y en todo lugar! es por eso que, al poner la confianza en el Señor, es como entrar en un castillo fuerte, bajo la protección del todo poderoso.
Que sea el mismo Señor fortaleciéndonos en medio de tus circunstancias, en medio de las pruebas y dificultades, que sea la Palabra de Dios y el Espíritu Santo levantándonos y dándonos fortaleza. Que la Palabras de Dios fluyan, corran y sea glorificadas en nuestras vidas, que de nuestro interior salten para vida eterna, para salvación, para redención, para sanidad, para santificación, para restauración, para llenarnos de amor, para llenarnos de la misericordia de parte del Señor.
Este es el momento en nuestras vidas para dejar que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo obren en nuestras vidas. Bendiciones.
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