Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Recompensas de parte de Dios al ciento por uno

 Recompensas de parte de Dios al ciento por uno

Y cualquiera que haya dejado hogar, hermanos, hermanas, padre, madre, esposa, hijos, tierras, por seguirme, recibirá cien veces lo que haya dejado, aparte de recibir la vida eterna. (NBD Mt 19:29)

En Mateo 19:29, Jesús promete recompensas significativas a aquellos que lo sigan y hagan sacrificios por seguirle a él. A primera vista, estas recompensas pueden parecer puramente materiales: cien veces más casas, hermanos, hermanas, padres, madres, hijos y tierras. Sin embargo, una interpretación más profunda revela un significado más espiritual ya que se refiere a una total consagración y a una vida consagrada al Padre Celestial, el Creador de todo lo que existe en los cielos y en la tierra.

Las posesiones terrenales mencionadas en el verso pueden verse como una representación de todo lo que nos ata a este mundo: familia, seguridad, comodidad y estatus. Cuando elegimos seguir a Jesús, es posible que tengamos que renunciar a algunas de estas cosas, porque aunque podemos obtener y hacer de acuerdo a nuestros deseos, no todo lo que hagamos nos conviene para alcanzar la vida eterna. Sin embargo, Jesús promete recompensarnos con mucho más en su reino en esta tierra y cuando pasemos a la vida eterna.

La gran recompensa que Jesús ofrece es la vida eterna en la presencia del Padre Eterno. Esta es una vida de comunión perfecta con Dios, libre del pecado y el sufrimiento, es una vida infinitamente más valiosa que cualquier cosa que podamos poseer en este mundo, de ahí radica la importancia de nuestra decisión y de poder dejar cosas y personas que no van de acuerdo a los planes y propósitos divinos para nuestras vidas.

Las recompensas de Dios no se dan sin costo alguno de ahí viene la importancia del sacrificio que hacemos al desprendernos de lo que nos aleja de Dios y de la vida eterna que nos ofrece. Requiere un sacrificio de parte nuestra y debemos estar dispuestos a dejar de lado lo que es importante para nosotros en este mundo para seguir a Jesús. Esto puede ser difícil en muchos aspectos de nuestra vida, pero lo más importante es poder tener la certeza y el entendimiento de las verdaderas situaciones y de nuestra condición espiritual, para poder alcanzar la recompensa eterna.

Mateo 19:29 es un llamado a la acción para todos los cristianos. Nos invita a considerar nuestras prioridades y a decidir a qué estamos dispuestos a renunciar por seguir a Jesús. Si lo hacemos, podemos estar seguros de que recibiremos grandes recompensas, tanto en esta vida como en la venidera.

Es importante recordar que este versículo no debe usarse como una excusa para buscar ganancias personales a costa de otros. El verdadero discipulado se trata de seguir a Jesús por amor, no por recompensa.

En todo momento necesitamos ser bendecidos y recompensados por el Padre Celestial en todas las formas posibles y mucho más en nuestro ser espiritual y por eso es muy importante reafirmarnos en la fe en Dios, en su Hijo Jesucristo y en el Señor el Espíritu Santo. Las recompensas son un regalo de Dios, pero no deben ser el foco principal de nuestra fe; La motivación por recibir recompensas de parte de Dios puede ser un factor poderoso en la vida de cada cristiano. Sin embargo, es importante que esta motivación esté arraigada en el amor a Dios y en el deseo de seguir sus mandamientos.

Si bien la promesa de recompensas puede ser un motivador poderoso para algunos cristianos, es importante destacar que no debe ser la única o principal motivación para seguir a Dios. La Biblia nos enseña que el amor a Dios y a los demás debe ser la base de nuestras acciones y que seguir a Dios por amor significa obedecerlo porque lo amamos y queremos agradarle.

Las recompensas de parte de Dios para los cristianos son mencionadas en varias partes de la Biblia y se refieren a las bendiciones y galardones que los creyentes recibirán por su fe y sus acciones: unas recompensas se reciben en esta tierra y otras cuando se pase a la vida eterna.

Veamos primero un concepto general acerca de las recompensas: también conocida como motivación teocéntrica, es un concepto complejo que ha sido interpretado y debatido de diversas maneras a lo largo de la historia del cristianismo. En esencia, se refiere a la búsqueda de las recompensas que Dios promete a aquellos que lo siguen y obedecen sus mandamientos. Estas recompensas pueden ser tanto terrenales como celestiales.

Las recompensas y bendiciones de parte de Dios tienen su fundamento en la verdadera fe y confianza en el Hijo de Dios: nuestro Señor Jesucristo.

Te amo, SEÑOR; tú eres mi fuerza. El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. Clamé al SEÑOR, quien es digno de alabanza, y me salvó de mis enemigos. (NTV Sal 18:1-3)

Confiar en Dios, según la información que he podido arraigar en mi corazón, tiene un significado profundo especialmente en todos aquellos que hemos depositado nuestras vidas en el Señor Jesucristo. En esencia, se trata de una fe inquebrantable en el amor, la sabiduría y el poder de Dios, así como en cada una de sus promesas reveladas en la Biblia, en todos los momentos y situaciones de nuestras vidas y mucho más cuando atravesamos momentos difíciles y dolorosos.

Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe? (NTV Mt 6:25-30)

Veamos los elementos clave de la confianza en Dios:

Fe: Creer en la existencia y bondad de Dios, aceptando que Él tiene un plan perfecto para nuestras vidas, incluso si no lo comprendemos del todo.

Entrega: Depositar nuestra voluntad y nuestros deseos en las manos de Dios, aceptando su guía y dirección en todos los aspectos de la vida.

Esperanza: Mantener una actitud positiva y llena de esperanza, incluso en medio de las pruebas y tribulaciones, creyendo que Dios nos sacará adelante y obrará para nuestro bien.

Gratitud: Expresar agradecimiento a Dios por sus bendiciones, tanto grandes como pequeñas, reconociendo su presencia constante en nuestras vidas.

Oración: Comunicarse con Dios de manera personal e íntima, expresando nuestras emociones, necesidades y peticiones, y escuchando atentamente su respuesta.

Veamos los beneficios de confiar en Dios:

Paz interior: Reduce la ansiedad y el estrés, brindando una sensación de calma y seguridad en medio de la incertidumbre.

Fuerza en la adversidad: Nos da la fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida con valentía y perseverancia.

Dirección y propósito: Nos ayuda a encontrar un sentido y un propósito en la vida, guiándonos hacia el camino correcto.

Crecimiento personal: Nos motiva a ser mejores personas, llenos de amor, compasión y bondad.

Relación profunda con Dios: Nos permite cultivar una conexión íntima y personal con Dios, enriqueciendo nuestra vida espiritual.

Cómo fortalecer la confianza en Dios:

Lectura de la Biblia: Estudiar y escudriñar las escrituras sagradas nos acerca a la sabiduría y el amor de Dios.

Oración constante: Hablar con Dios en cualquier momento y lugar, fortaleciendo la comunicación con Él.

Comunión con otros creyentes: Rodearse de personas que comparten la fe, brindando apoyo y aliento mutuo.

Gratitud: Practicar la gratitud diariamente, reconociendo las bendiciones de Dios en nuestras vidas.

Obediencia a Dios: Seguir sus mandamientos y principios, demostrando nuestro amor y compromiso con Él.

Confiar en Dios es un camino de constante crecimiento y transformación personal. A medida que profundizamos en nuestra fe, experimentamos una mayor paz, fortaleza, propósito y dirección en nuestras vidas. Todo lo anterior es la base firme en nuestros corazones y en el reino de los cielos para recibir bendiciones y recompensas de parte de Dios.

Las recompensas terrenales pueden incluir cosas como:

Gozo y paz: se describe como un estado espiritual de perfecta felicidad y paz, libre de dolor y sufrimiento que sólo lo da Dios y que protege el corazón de los hijos de Dios.

Salud y bienestar: La Biblia está llena de historias de personas que fueron sanadas milagrosamente o que experimentaron una buena salud después de seguir a Dios; es bueno reafirmarnos en que Dios es Eterno, el nunca cambia y que sus promesas las cumple por su fidelidad. En Jesucristo y la obra sacrificial de su muerte en la cruz, recibimos sanidad, liberación del dolor venciendo por la sangre del cordero de Dios.

Prosperidad material: Dios recompensa la obediencia con bendiciones financieras, él quiere que disfrutemos la buena vida y que esa estabilidad se irradie a nuestra familia y a quienes nos rodean.

Protección: Dios protege a sus hijos del peligro y les da fuerzas en tiempos difíciles; nos ha prometido que peleará todas las batallas que enfrentamos en nuestra vida diaria, así como en todas nuestras áreas.

Relaciones satisfactorias: Dios promete bendecir las relaciones de aquellos que lo siguen conforme a su voluntad y sus propósitos, obrando de maneras que los humanos no podemos entender y aún haciendo que aquellos que intentaron el mal contra nosotros de alguna manera serán utilizados para bendecirnos.

Las recompensas celestiales son aún más grandiosas e incluyen:

Vida eterna: La mayor recompensa es la promesa de pasar la eternidad con Dios en el cielo disfrutando de una relación cercana con Dios y sirviendo junto a él en su Creación.

Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente. Porque ya saben que Dios les dará en recompensa parte de la herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su verdadero dueño. (BLS Col 3:23-24)

Porque a cada uno Dios le dará lo que se merece: a los que hicieron lo bueno, con la esperanza de recibir de parte de Dios reconocimiento, honor y vida eterna, Dios los dejará vivir para siempre con él. (BLS Ro 2:6-7)

El amo le contestó: Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría. (BLPH Mt 25:21)

Al que soporta las dificultades Dios lo bendice. Porque cuando las supera, Dios le da el premio y el honor más grande que puede recibir: la vida eterna que ha prometido a quienes lo aman. (BLS Stg 1:12)

Como dice la Biblia: "Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar". Dios nos dio a conocer todo esto por medio de su Espíritu, porque el Espíritu de Dios lo examina todo, hasta los secretos más profundos de Dios. (BLS 1Co 2:9-10)

Estos versículos sugieren que las recompensas divinas pueden ser espirituales, como la herencia eterna y la presencia en el reino de Dios, así como también pueden ser recompensas terrenales por vivir una vida de acuerdo a los mandamientos y enseñanzas cristianas. La idea central es que Dios valora y recompensa la fidelidad, el servicio y la perseverancia en la fe. Todas las recompensas de parte de Dios son dispensadas de acuerdo con las normas del Cielo y no de la tierra; por eso es por lo que se nos pide confianza y fe en nuestro Padre Eterno, pero sobre todo debemos pedir que se nos de una mente entendida y también que se nos revele a nuestro ser, el reino de los cielos y sus leyes que lo gobiernan. De esa manera podemos despertar a la verdadera realidad de Dios, al verdadero estado para nosotros en esta tierra y en los lugares celestiales.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (LBLA Ef 2:4-10)

Así que la invitación en estos momentos es a que pongamos toda nuestra confianza en Dios que tiene cuidado de nosotros y que está atento a todo lo que necesitamos y a todo lo que nos sucede. Bendiciones.