http://www.seminarioabierto.com/doctrina232.htm
Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que
empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las
doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e
infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres
de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las
doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la
regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la
plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original
y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
2. Es el
estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución,
redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección,
predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la
unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las
doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto,
organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la
Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la
iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial,
los juicios finales y el estado eterno.
Clase 32. La Salvación: La
Seguridad Presente por Lewis Sperry Chafer
http://www.seminarioabierto.com/doctrina232.htm
A. La importancia de la seguridad.
En la experiencia
cristiana, la seguridad de que uno es salvo por la fe en Cristo es esencial
para el cumplimiento de todo el programa de crecimiento en la gracia y el
conocimiento de Cristo. La seguridad es asunto de experiencia y se relaciona
con la confianza personal en la salvación presente. No se debe confundir con la
doctrina de la seguridad eterna del creyente, que discutiremos en el próximo
capítulo. La seguridad eterna es una cuestión de doctrina, mientras la
seguridad presente es un asunto de lo que la persona cree en un momento dado
acerca de su salvación personal.
La seguridad presente
depende de tres aspectos importantes de la experiencia:
1) Comprensión de que la salvación provista en Cristo Jesús es completa;
2) El testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana;
3) Aceptación por fe de las promesas bíblicas de la salvación.
B. Comprensión de la naturaleza de la salvación.
Para tener una verdadera
seguridad de salvación es esencial tener una clara comprensión de lo que Cristo
obtuvo por medio de su muerte en la cruz. La salvación no es una obra del
hombre para agradar a Dios, sino una obra de Dios en favor del hombre. Depende
completamente de la gracia divina, sin tener en consideración ningún mérito
humano. La persona que comprende que Cristo murió en su favor y proveyó una
salvación completa que se ofrece a cualquiera que cree sinceramente en Cristo,
puede tener la seguridad de su salvación en cuanto cumple la condición de
confiar en Cristo como Salvador.
En muchos casos la falta
de seguridad se debe a una comprensión incompleta de la naturaleza de la
salvación. Una vez que se ha comprendido que la salvación es un obsequio que no
puede obtenerse por esfuerzos humanos, que no puede merecerse y que está
disponible como un don de Dios para todo aquel que la reciba por fe, se ha
echado una base adecuada para la seguridad de la salvación, y la cuestión se
resuelve por si sola en la respuesta a la pregunta de si uno ha creído
realmente en Cristo. Esta pregunta puede ser respondida por las confirmaciones
que se encuentran en la experiencia cristiana de una persona que ha recibido la
salvación.
Entre las diversas
realizaciones divinas que en conjunto constituyen la salvación de un alma, la
Biblia da un énfasis supremo a la recepción de una nueva vida de parte de Dios.
Más de 85 pasajes del Nuevo Testamento confirman este rasgo de la gracia
salvadora. La consideración de estos pasajes deja ver el hecho de que esta vida
impartida es don de Dios para todo aquel que cree en Cristo.
Jn. 10:28. Ro. 6:23. Jn. 14:6. Es Cristo que
mora en el creyente en el sentido de que la vida eterna es inseparable de Él.
Y, por lo tanto, es eterna como Él es eterno. Col. 1:27. 1 Jn. 5:11-12.
C. Testimonio confirmatorio de la experiencia cristiana
Basado en el hecho de que
Cristo mora en él, el creyente debe probarse a sí mismo si está en fe. 2 Co. 13:5. Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en
ustedes? ¡A menos que fracasen en la
prueba! Porque es razonable esperar que el corazón en que Cristo mora, en
condiciones normales, esté consciente de su maravillosa presencia.
Sin embargo, el cristiano
no es dejado a merced de sus sentimientos e imaginaciones equívocos en cuanto a
la forma precisa en que se manifestará Cristo en su vida interior, y esto queda
claramente definido en las Escrituras. Esta revelación particular tiene un propósito
doble para el cristiano que está sujeto a la Palabra de Dios: lo protege contra
la suposición de que el emocionalismo carnal es de Dios—creencia que ha
encontrado muchos seguidores en la actualidad— y establece una norma de
realidad espiritual, para alcanzar la cual deben esforzarse constantemente los
cristianos.
Es obvio que una persona
inconversa, aunque sea fiel en su conformidad exterior a la práctica religiosa,
jamás manifestará la vida que es Cristo. De igual manera, el cristiano carnal
es anormal en el sentido de que no tiene modo de probar por la experiencia que
tiene la salvación. Aunque la vida eterna en sí es ilimitada, toda experiencia
cristiana normal es limitada por lo carnal.
1 Co. 3:1-4. El cristiano carnal está tan perfectamente
salvado como el cristiano espiritual, porque ninguna experiencia, mérito o servicio
forman parte de la base de la salvación. Aunque aún sea un bebé, está en
Cristo. 1 Co. 3:1. Su obligación
hacia Dios no es ejercer la fe salvadora, sino someterse al propósito y
voluntad de Dios. Es de importancia fundamental comprender que una experiencia
cristiana normal solo pueden tenerla quienes están llenos del Espíritu.
La nueva vida en Cristo
que viene como resultado de ser salvo por la fe produce ciertas manifestaciones
importantes.
1. El conocimiento de que Dios es nuestro Padre Celestial es
una de las preciosas experiencias que pertenecen a quien ha puesto su confianza
en Cristo. En Mateo 11:27 se declara
que ninguno conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo lo quiera
revelar.
Una cosa es saber algo
acerca de Dios, experiencia posible en una persona no regenerada, pero es algo
muy distinto conocer a Dios, lo que solo puede ser realizado en la medida que
el Hijo lo revele, y <esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado> (Jn. 17:3). La comunión con el Padre y con el Hijo es algo conocido
solamente por quienes «andan en luz» (1 Jn. 1:7). Por lo tanto, una experiencia cristiana normal incluye
una apreciación personal de la paternidad de Dios.
2. Una realidad nueva en la oración es otra experiencia confirmatoria que
conduce a la seguridad presente. La oración asume un lugar muy importante en la
experiencia del cristiano espiritual. Se convierte gradualmente en su recurso
más vital. Por medio de la acción interior del Espíritu que mora en él, el
creyente ofrece alabanzas y acciones de gracias. Ef. 5:18-19. Y par obra del Espíritu es capacitado para orar en
conformidad con la voluntad de Dios. Ro. 8:26-27. Jud. 20. Además, es razonable creer que, puesto que el ministerio
de Cristo en la tierra y en el cielo ha sido y es en gran parte un ministerio
de oración, la persona en la cual El mora será guiada a la oración en forma
normal.
3. Una nueva capacidad para comprender las Escrituras es otra importante
experiencia relacionada con la salvación. Según la promesa de Cristo, el hijo
de Dios entenderá por obra del Espíritu las cosas de Cristo, las cosas del
Padre y las cosas venideras. Jn. 16:12-15. En el camino de
Emaus, Cristo abrió las Escrituras a los que lo oían. Lc. 24:32. Y abrió los corazones de ellos a las Escrituras al mismo
tiempo. Lc. 24:45. Semejante
experiencia, a pesar de ser tan maravillosa, no es solamente para ciertos
cristianos que gozan de un favor especial de Dios; es la experiencia normal de
todos los que están a cuentas con Dios, puesto que es una manifestación natural
de Cristo que mora en el creyente. 1 Jn. 2:27.
4. Un nuevo sentido de la pecaminosidad del pecado es una experiencia
normal de la persona que es salva. Así como el agua quita todo lo que es ajeno
e inmundo. Ez. 36:25. Jn. 3:5. Tito.
3:5-6. 1 P. 3:21. 1 Jn. 5:6-8. La Palabra de Dios
desplaza todas las concepciones humanas e implanta los ideales de Dios, y por
la acción de la Palabra de Dios aplicada por el Espíritu, la manera divina de
estimar el pecado desplaza la estimación humana. Sal. 119:11. Es imposible que Cristo, que no tuvo pecado y sudó gotas
de sangre al ser ofrecido como ofrenda por el pecado, no produzca una nueva
percepción de la naturaleza corrompida del pecado en la persona en la cual
mora, cuando tiene libertad para manifestar su presencia.
5. Se recibe un nuevo amor por los inconversos. El hecho de
que Cristo murió por todos los hombres es la base que permite a Pablo decir: «De aquí en adelante a nadie conocemos según la carne» (2
Co. 5:16).
2 Co. 5:14-16,19. Dejando a un lado
todas las distinciones terrenales, él consideraba a los hombres, a través de
sus ojos espirituales, como almas por las cuales Cristo murió. Por la misma
razón, Pablo no cesaba de orar por los perdidos. Ro. 10:1. Ro. 9:1-3.
Ro. 15:20. Esta compasión divina debiera ser
experimentada por cada creyente lleno del Espíritu, como resultado de la presencia
divina en su corazón. Ro. 5:5. Ga. 5:22.
6. Se experimenta también
un nuevo amor por los salvados. En 1 Juan 3:14 se presenta el amor por los hermanos como
una prueba absoluta de la salvación personal. Esto es razonable, ya que por la
obra regeneradora del Espíritu Santo el creyente es introducido a un nuevo
parentesco con la casa y familia de Dios. Solo en ella existe la paternidad
verdadera de Dios y la verdadera hermandad entre los hombres. El hecho de que
la misma presencia divina esté en el interior de dos individuos los relaciona
en una forma vital y les otorga un lazo correspondiente de devoción. El amor de
un cristiano por otro es, de este modo, la insignia del verdadero discipulado,
y este afecto es la experiencia normal de todos los que son nacidos de Dios. Jn.
13:34-35.
7. Una base suprema para la seguridad de la salvación es la manifestación
del carácter de Cristo en el creyente. Las experiencias subjetivas resultantes
debidas a la Presencia divina no estorbada en el corazón se señalan con nueve
palabras: «Amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, (Ga. 5:22-23), y
cada palabra representa un mar de realidad en el plano del carácter ilimitado
de Dios. Esta es la vida que Cristo vivió. Jn. 13:34. Jn. 14:27. Jn. 15:11. Es la
vida de semejanza con Cristo. Fil. 2:5-7. Y es la vida que es Cristo. Fil.
1:21. Debido a que estas gracias son producidas
par el Espíritu que mora en cada creyente, esta experiencia ha sido provista
para todos.
8. Las experiencias combinadas de la vida cristiana producen una conciencia
de salvación por fe en Cristo. La fe salvadora en Cristo es una experiencia bien
clara. El apóstol Pablo decía acerca de Si: «Yo sé a quién he creído»
2 Ti. 1:12. La confianza personal en el Salvador es un acto tan
definido de la voluntad y una actitud tan clara de la mente, que difícilmente
podría uno engañarse al respecto. Pero Dios tiene el propósito de que el
cristiano normal esté seguro en su propio corazón de que ha sido aceptado por
Dios. El cristiano espiritual recibe el testimonio del Espíritu de que es hijo
de Dios. Ro. 8:16. En forma similar, habiendo aceptado a Cristo, el creyente
no tendrá más conciencia de condenación a causa del pecado. Jn. 3:18.
Jn. 5:24. Ro. 8:1. He. 10:2. Esto no implica
que el cristiano no estará consciente del pecado que comete; se trata más bien
de que esté consciente de haber sido aceptado eternamente por Dios por media de
la obra de Cristo, que es la porción de todo aquel que cree. Ef. 1:6.
Col. 2:13.
Al concluir la
enumeración de los elementos esenciales de una verdadera experiencia cristiana,
debemos dejar claramente establecido que en todo ello queda excluido el
emocionalismo puramente carnal, y que la experiencia del creyente será normal
solamente cuando anda en la luz. 1 Jn. 1:7.
D. Aceptación de la veracidad de las promesas de la Biblia.
1. La confianza en la veracidad de la Biblia y en el
cumplimiento cierto de sus promesas de salvación es esencial para tener la
seguridad de la salvación. Por sobre toda experiencia y aparte de cualquier
experiencia que el cristiano pueda tener —experiencia que a menudo es muy
indefinida a causa de la carnalidad—, se ha dado la evidencia permanente de la
infalible Palabra de Dios. El apóstol Juan se dirige a los creyentes en los
siguientes términos: «Estas cosas he
escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna» (1 Jn. 5:13). Por
medio de este pasaje se da seguridad a todo creyente, carnal o espiritual por
igual, para que sepan que tienen vida eterna. Esta seguridad se hace descansar,
no en experiencias cambiantes, sino sobre las cosas que están escritas en la
inmutable Palabra de Dios. Sal. 119:89. Sal. 119:160. Mt. 5:18. Mt.
24:35. 1 P. 1:23,25.
Las promesas escritas de
Dios son como un título de dominio. Jn. 3:16,36. Jn. 5:24. Jn. 6:37. Hch. 16:31. Ro. 1:16. Ro. 3:22,26. Ro.
10:13. Y así exigen confianza. Estas promesas de salvación forman el pacto
incondicional de Dios baja la gracia, sin exigencia de méritos humanos, sin
necesidad de experiencias humanas que prueben su verdad. Estas poderosas
realidades deben ser consideradas como cumplidas sobre la única base de la
veracidad de Dios.
2. Dudar si uno realmente ha puesto su fe en Cristo y las
promesas de Dios es destructivo de la fe cristiana. Hay multitudes que no
tienen ninguna certeza de haber hecho una transacción personal con Cristo
acerca de su salvación. Aunque no es esencial que uno sepa el día y la hora de
su decisión, es imperativo que sepa que ahora está confiando en Cristo sin
referencia al tiempo en que comenzó a confiar. El apóstol Pablo afirma que está
«seguro que [Dios] es poderoso para
guardar mí deposito», esto es, lo que él
había entregado a Dios para que se lo guardara (2 Ti. 1:12).
Obviamente, la cura para
la incertidumbre acerca de si se ha recibido a Cristo es recibir a Cristo
ahora, teniendo en cuenta que ningún mérito personal ni obra religiosa tiene
valor: sólo Cristo puede salvar. La persona que no está segura de haberse
entregado a Dios pan fe para recibir la salvación que solo Dios puede dan,
puede remediar esta falta dando un paso definitivo de fe. Este es un acto de la
voluntad, aunque podría estar acompañado de la emoción y exige necesariamente
la comprensión de la doctrina de la salvación. A muchos ha ayudado el decir en
oración: «Señor, si nunca
he puesto mi confianza en ti antes, ahora lo hago.» No
se puede experimentar una verdadera seguridad de salvación si no hay un acto
específico de recibir por fe a Cristo como Salvador.
3. Dudar de la fidelidad de Dios es también fatal para cualquier
experiencia verdadera de seguridad. Algunos no están seguros de su salvación porque
no están seguros de que Dios los haya recibido y salvado. Este estado mental
normalmente es provocado por la búsqueda de un cambio en los sentimientos en
lugar de ponen la mirada en la fidelidad de Cristo. Los sentimientos y las
experiencias tienen su lugar, pero, coma se dijo antes, la evidencia definitiva
de la salvación personal es la veracidad de Dios. La que El ha dicho, hará, y
no es piadoso ni digno de elogio el que una persona desconfíe de su salvación
después de haberse entregado en forma definida a Cristo.
4. La seguridad de salvación, consecuentemente, depende de la comprensión
de la naturaleza de la salvación completa de Dios para quienes ponen su con
fianza en Cristo. En parte, puede hallarse una confirmación en la experiencia
cristiana, y normalmente hay un cambio de vida en la persona que ha confiada en
Cristo como su Salvador. Es esencial que comprenda que la seguridad de
salvación depende de la certeza de las promesas de Dios y de la seguridad de
que el individuo se ha entregado a Cristo pon fe confiando en que El cumplirá
estas promesas. La persona que se ha entregado de este modo puede descansar en
que la fidelidad de Dios, que no puede mentir, cumplirá su promesa de salvar al
creyente par su divino poder y gracia.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo puede usted distinguir
la doctrina de la seguridad pnesente de la doctrina de la seguridad eterna?
2. ¿Por qué es importante
la seguridad de la salvación?
3. ¿Cómo se relaciona la
seguridad de la salvación con el significada de la muerte de Cristo?
4. ¿En qué forma se relaciona
la seguridad con el conocimiento de que la salvación es un dan?
5. ¿En qué forma se
relaciona la seguridad con el conocimiento de que la salvación es por gracia
solamente?
6. ¿Es razonable suponer
que un cristiano sabrá que es salvo?
7. ¿Hasta qué punto
estará sujeto a la pérdida de su seguridad de salvación un cristiano carnal?
8. ¿En qué forma se
relaciona la seguridad con el conocimiento de que Dios es nuestro Padre
Celestial?
9. ¿En qué sentido
constituye la realidad de la oración una experiencia confirmatoria de la
salvación?
10. Relacionan la
capacidad de entender las Escrituras con la seguridad de la salvación.
11. ¿En qué sentido se
relaciona la percepción de la pecaminosidad del pecado con la seguridad de la
salvación?
12. ¿En qué forma constituye
una base para la segunidad la salvación el amar par los perdidos?
13. ¿Por qué da seguridad
de salvación el amor por otro cristiano?
14. Relacionan el fruto
del Espíritu con la seguridad de salvación.
15. ¿En qué forma ayuda a
la seguridad de la salvación el poner la fe en Cristo en un acto definido?
16. ¿En qué forma se
relaciona la aceptación de las promesas de salvación en la Biblia con la
seguridad de salvación?
17. ¿Es necesario saber
el momento exacto en que el creyente confió en Cristo?
18. ¿Es importante saber
que ahora uno confía en Cristo coma su Salvador?
19. ¿Qué debe hacen una
persona si no tiene la seguridad de la salvación?
20. ¿Qué relación hay
entre Ia seguridad de la salvación y la fidelidad de Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario