La palabra pecado es mencionada
en la Biblia aproximadamente 590 veces desde el libro del Génesis capítulo 4:7. RVR1960. Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres
bien, el PECADO está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te
enseñorearás de él; hasta el libro del Apocalipsis 18:5. RVR1960. Porque sus
PECADOS han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
El pecado hace
referencia a quebrantar la ley de Dios revelada en su Palabra. Se usa también
como una expresión que se emplea para describir el efecto del pecado de Adán
sobre toda su descendencia. La traducción literal es errar en el blanco. El
origen del pecado se encuentra en la rebelión de Satanás en contra de Dios, en
como su corazón se enorgulleció, en otras palabras el diablo es el padre del
pecado como nos lo enseña el Señor Jesucristo.
En Ezequiel 28:11-19, vemos que fue
Lucifer quien introdujo el pecado en el universo: “Se enalteció tu corazón a causa de tu
hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por
tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. (v. 17)”. No había pecado antes que Lucifer
pecara y se convirtiera en Satanás. Su
pecado, el primero en el universo, fue cuando el eligió su voluntad por encima
de la voluntad de Dios, deseando ser igual a Dios.
Es por eso que para
cada uno de cristianos en todas las naciones de la tierra es muy importante
darle la relevancia del caso en nuestras vidas porque sus consecuencias se
viven en esta tierra y son para toda la eternidad. Que mejor que estudiemos los textos de la Biblia acerca de este asunto
y que sea Dios el Espíritu Santo enseñándonos, redarguyéndonos y ayudándonos para
apartarnos de toda clase de pecado que nos puede separar de la presencia de
Dios, que se alcanza cuando aceptamos al Señor Jesucristo como Señor y Salvador
y le entregamos todo nuestro ser.
Así como hay pecado
en la raza humana, debe haber habido un principio del pecado. Si no hubiese un principio para el pecado, el
hombre hubiese sido creado en pecado, y entonces, Dios sería el creador del
pecado; pero no lo es. El pecado entró
en la raza humana a través del engaño y la desobediencia, motivados por la
incredulidad o la duda. “Adán no fue
engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en trasgresión.” (1
Timoteo 2:14 RVA1960).
Juan 8:43-45. Dios Habla Hoy (DHH). ¿Por qué no pueden entender ustedes mi mensaje? Pues
simplemente porque no pueden escuchar mi palabra. El padre de ustedes es el
diablo; ustedes le pertenecen, y tratan de hacer lo que él quiere. El diablo ha
sido un asesino desde el principio. No se mantiene en la verdad, y nunca dice
la verdad. Cuando dice mentiras, habla como lo que es; porque es mentiroso y es
el padre de la mentira. Pero como yo digo la verdad, ustedes no me creen.
El pecado de
naturaleza es la pre-disposición del ser humano y su inclinación a hacer cosas
que se oponen a Dios y a su voluntad.
El hombre y la mujer sin Dios están
controlados por el diablo quien es dueño de su naturaleza, su mente y su corazón;
su mente está en oscuridad y su corazón tiene tendencia a hacer lo malo (a
cometer pecado). En 2
Corintios 4:4. RVR1960 dice: "en los cuales el dios de este siglo [el diablo] cegó
el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo". En
Efesios 4:18. RVR1960 dice: "teniendo
el entendimiento oscurecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en
ellos hay, por la dureza de su corazón". El ser humano nace
predispuesto a pecar, esa es su naturaleza. Dios refiriéndose a la actitud del
hombre en Génesis
8:21 dice: "porque el intento del corazón del hombre es malo desde su
juventud"; en el Salmo 51:5, el
salmista dice: "He
aquí en maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre". El pecado está
ligado al ser humano desde su niñez, en Proverbios 22:6. RVR1960 dice: "La
necedad está ligada en el corazón del muchacho".
Romanos 5:12-21. Traducción en lenguaje actual (TLA). El primer pecado en el mundo fue la desobediencia de
Adán. Así, en castigo por el pecado, apareció la muerte en el mundo. Y como
todos hemos pecado, todos tenemos que morir. Antes de que Dios diera la ley, todo el mundo
pecaba. Pero cuando no hay ley, no se puede acusar a nadie de desobedecerla. Sin
embargo, los que vivieron desde Adán hasta Moisés tuvieron que morir, porque
pecaron, aun cuando su pecado no fue la desobediencia a un mandato específico
de Dios, como en el caso de Adán.
En algunas cosas, Adán se parece a Cristo. Sin
embargo, no hay comparación entre el pecado de Adán y el regalo que Dios nos ha
dado. Por culpa de Adán, muchos murieron; pero por medio de Jesucristo Dios nos
ha dado un regalo mucho más importante, y para el bien de todos. El pecado de
Adán no puede compararse con el regalo de Dios. El pecado de Adán hizo que Dios
lo declarara culpable. Pero gracias al regalo de Dios, ahora él declara
inocentes a los pecadores, aunque no lo merezcan. Si por el pecado de Adán, la
muerte reina en el mundo, con mayor razón, por medio de Jesucristo, nosotros
reinaremos en la nueva vida, pues Dios nos ama y nos ha aceptado, sin pedirnos
nada a cambio.
Por el pecado de Adán, Dios declaró que
todos merecemos morir; pero gracias a Jesucristo, que murió por nosotros, Dios
nos declara inocentes y nos da la vida eterna. O sea, que la desobediencia de
uno solo hizo que muchos desobedecieran, pero por la obediencia de Jesús, Dios
declaró inocentes a muchos.
La ley apareció para que el pecado se
hiciera fuerte; pero si bien el pecado se hizo fuerte, el amor de Dios lo
superó. Y si el pecado reinó sobre la muerte, el amor de Dios reinó sobre la
vida. Por eso Dios nos ha declarado inocentes, y nos ha dado vida eterna por
medio de nuestro Señor Jesucristo.
El pecado nos puede
llevar al lago de fuego y azufre que arde por la eternidad. Cada uno de nosotros
elegimos nuestro destino eterno: el cielo o el infierno. Dios ya ha realizado
su gran obra de salvación a través de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del
calvario. Juan 3:16-21. Dios Habla Hoy (DHH). Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su
Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para
salvarlo por medio de él. "El que cree en el Hijo de Dios, no está
condenado; pero el que no cree, y a ha sido condenado por no creer en el Hijo
único de Dios. Los que no creen, y a han sido condenados, pues, como hacían
cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos
los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra
lo que están haciendo. Pero los que viven de acuerdo con la verdad, se acercan
a la luz para que se vea que todo lo hacen de acuerdo con la voluntad de Dios.
La Biblia nos muestra
que tenemos al menos una cosa en común con cada hombre, mujer y niño que haya
vivido alguna vez: Romanos 3:23.
RVR1960. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios.
El pecado comienza en
la mente. Lo que pensamos eventualmente se convierte en lo que hacemos. Proverbios 23:7a. RVR1960. Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Pero lo que sale de la boca, del corazón [mente]
sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios [Sexto Mandamiento], los adulterios [Séptimo Mandamiento], las
fornicaciones, los hurtos [Octavo Mandamiento], los falsos testimonios [Noveno
Mandamiento], las blasfemias [Tercer Mandamiento]. Estas son las cosas que
contaminan al hombre” Mateo 15:18-20. RVR1960.
Santiago 1:14-15 muestra que cuando los hombres tienen malos
pensamientos, ellos eventualmente producirán malas acciones. “Sino que cada
uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a luz la muerte [la paga del pecado]”.
Pecar — quebrantar la
ley espiritual de Dios — nos corta de Dios. “Pero vuestras iniquidades han hecho
división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de
vosotros Su rostro para no oír” Isaías 59:2. RVR1960. Y en libro de Jeremías 5:25 está escrito: “Vuestras
iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros
el bien”
Cuando permitimos que
el pecado tome fuerza en nuestras vidas, nos lleva a la destrucción y es algo
que, sencillamente, no podemos permitir. Dios desea que rompamos
definitivamente con aquello que nos destruye. Él no ha hecho saber que
necesitamos de su ayuda para ser transformados y Dios desea ayudarnos en este
proceso.
Veamos diez cosas que son
el pecado (Les invito a leer y estudiar cada una de la citas bíblicas para
profundizar más sobre el tema):
1. Pecado es perder la marca, errar al blanco. “Por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” Romanos
3:23. Romanos 5:12. Pecado significa
“no acertar con la divina puntería”
2. Pecado es Trasgresión. “Todo aquel que comete pecado, infringe
también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” 1 Juan 3:4. La transgresión de la Ley puede ser casual o intencional.
Aun así, en ambos casos es pecado. Había pecado antes de la Ley, pero no era transgresión. Números
4:15; Josué 7:11, 15; Isaías 24:5; Daniel 9:11; Oséas 6:7; Oséas 8:1.
3. Pecado es la distorsión de lo que es recto. “Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel
que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas
ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi
padre.” (2 Samuel 24:17). Romanos 1:18; 6:13; 2 Tesalonicenses 2:12; 2
Pedro 2:15; 1 Juan 5:17.
4. Pecado es rebelión contra Dios. “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque
habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías
1:2). 2 Tesalonicenses 2:4,8.
5. Pecado es una deuda.
“Y
perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores.” (Mateo 6:12). Lucas 11:4. Las palabras “debéis” (Juan
13:14) y “debemos” (2 Tesalonicenses
2:13) provienen todas de una misma raíz en el griego que denota deuda.
6. Pecado es desobediencia. Pecado es una falta en responder a Dios. “En los cuales
anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia” (Efesios 2:2). Efesios 5:6; Juan 3:36.
7. Pecado es una desviación ante los requerimientos de
Dios.
Esto significa una caída; cada ofensa contra Dios es una caída. Pecado es siempre una caída que hiere. “Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial” (Mateo 6:14). Gálatas
6:1; Romanos 5:15-20.
8. Pecado es incredulidad. “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el
testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no
ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.” (1 Juan
5:10).
9. Pecado es impiedad. “Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al
impío, su fe le es contada por justicia.” (Romanos 4:5). “Porque Cristo,
cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.” (Romanos
5:6). 1 Timoteo 1:9; 1 Pedro 4:18; 2 Pedro 2:5, 7; Judas 4,15.
10. Pecado es iniquidad. Esto significa un proceder equivocado ante el
orden moral del universo. “Y manifiestas
son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y
cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas
5:19-21). Colosenses 3:5-9; Marcos 7:19, 20.
Dios ha provisto un
remedio de modo que el hombre no necesite sufrir la condenación eterna por sus
pecados. Él envió a Su Hijo Jesucristo a este mundo para proveer una vía de
escape para el hombre.
El Señor Jesucristo
nació de la virgen María, quien concibió por el Espíritu Santo, este nacimiento
virginal fue absolutamente necesario a fin de que Él naciera sin pecado y de este
modo no heredar la naturaleza pecaminosa de Adán. Él es el único hombre sin
pecado que ha existido. En la cruz sufrió voluntariamente la paga del pecado y
satisfizo todas las demandas santas de Dios. Desde que la pena por el pecado ha
sido pagada, Dios puede dar vida eterna a todo pecador que se confiesa como tal
y recibe al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador. 2 Corintios 5:21. Al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él.
Cuando una persona
confía en Cristo, esa persona es salva de la pena y del poder del pecado. Esto
no significa que no cometerá más pecado, sino que quiere decir que todos sus
pecados, pasados, presentes y futuros han sido perdonados y que nunca más será
juzgado por ellos. Recordemos que todos nuestros pecados eran futuros cuando
Cristo murió.
En Cristo, cada
persona tiene el poder para vivir en victoria sobre el pecado en vez de vivir
para los placeres, poder del pecado y Satanás. Por esto es que Cristo Jesús
murió en la cruz. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre
el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia” 1 Pedro 2:24.
Algunos dicen que las
palabras “por siempre” y “eterno”
significan “una larga vida, una edad”,
en otras palabras, dicen que los pecadores culpables sufrirán el fuego
del infierno solamente por un tiempo; y después de ser purificados, disfrutaran
vida eterna con el resto de los santos de Dios.
Pero a esto decimos, “si el infierno y la condenación no son por siempre
y eternos, entonces tampoco hay tal cosa como vida eterna, ni eterna
salvación.” Es que la misma palabra
“eterna,” o “para siempre,” es usada para referirse a Dios, “¿cuánto más la
sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis
al Dios vivo?” Hebreos 9:14. “Pero que ha
sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el
mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que
obedezcan a la fe” Romanos 16:26.
La decisión de nuestro
destino eterno está en nosotros mismos. Dios ya ha provisto el perdón de
pecados y la salvación. Bendiciones.
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