Algunos creen que la
santidad es algo de otra dimensión y le colocan mucho misticismo y religiosidad
desenfocando el verdadero concepto que Dios nos revela en su Palabra. El camino
de la santidad es una experiencia de victoria sobre el pecado y la muerte
espiritual, es una vida práctica basada en los principios revelados a través de
la Palabra de Dios por el Espíritu Santo, es una vida que vence las
adversidades en el nombre de Jesucristo, es una vida que se vive paso a paso.
Esta vida práctica de santidad es necesaria para estar preparado para la venida
de Jesús y para aquel día que le vamos a dar cuentas como nos muestra en la carta
a los Hebreos 9:27. La Biblia de las
Américas (LBLA). Y así como está decretado que los
hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.
Isaías 35:8. RVR1960. Y habrá
allí calzada y camino, y será llamado Camino de SANTIDAD; no pasará inmundo por
él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe
que sea, no se extraviará.
Isaías 57:15. RVR1960. Porque
así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el
Santo: Yo habito en la altura y la SANTIDAD, y con el quebrantado y humilde de
espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el
corazón de los quebrantados.
La vida cristiana
normal es muy sencilla y práctica, la santidad que Dios pide para cada persona
que ha creído en Jesucristo como Salvador y Señor, es leer su Palabra, meditar
en ella y colocarla por obra en cada acción y pensamiento de nuestras vidas, es
pedir y permitirle al Espíritu Santo que nos de sabiduría y entendimiento, eso
es andar por camino de santidad; la santidad bíblica es andar el perfecto amor,
es amar a Dios sobre todas las cosas, es amar a nuestro prójimo, es un amor
demostrado, es vivir en rectitud, no es legalismo, no es religión, no es
fanatismo, es demostrar al mundo entero que vivir bajo los preceptos de la
Palabra de Dios trae vida eterna, paz y bendición, es entender los planes y
propósitos divinos para cada ser humano, para cada familia y nación, la
santidad que Dios nos pide nos lleva a amar a nuestro prójimo, nos lleva a
dejar el pecado y la maldad con la que nacimos, esa herencia espiritual de
maldición que fue cortada en la cruz del calvario cuando el Señor Jesucristo
entregó su vida y su sangre por cada una de nosotros.
1 Pedro 1:15-16. RVR1960. Así
como Aquél que os llamó es Santo, así también sed vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; porque escrito está: “Sed santos porque Yo soy santo”.
Hebreos 12:12-14. RVR1960. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas
paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se
salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor.
La palabra “santo” es una traducción del hebreo “quodesh”
que quiere decir “separado para Dios.” Esta palabra hebrea se traduce “santo,
consagrar, santificar.” Esto es siempre la idea básica de una persona o cosa que
es santa, consagrada, separada, o santificada—algo separado para Dios.
Ha habido épocas y
tiempos en que todos los cristianos ponían gran énfasis en la realidad del
llamado de Dios a la santidad y hablaban con profundo conocimiento acerca de
cómo el Señor nos capacita para ello a través del Espíritu Santo, pero la
contaminación espiritual y la sensualidad del mundo y sus placeres, al igual
que los afanes de la vida y el amor por las cosas del mundo han colocado una
venda en el corazón haciendo creer a muchos que con solo creer en Dios, o leer
la Biblia, o hacer oraciones, o ser buenos desde el punto de vista humano, o
tener un ministerio y otras cosas o que el pertenecer a cierta religión o grupo
religioso nos da acceso al Padre Celestial y al cielo por la eternidad; que
gran mentira y engaño si es que estamos viviendo de esa manera.
Dios nos llama a
vivir una vida en santidad, una vida separada y apartada para él conforme a su
Palabra eterna y a la obra vivificante, renovadora y restauradora del Señor el
Espíritu Santo. Sólo quien ha aceptado el señorío del Rey de Reyes Jesucristo,
sólo quien le ha entregado el corazón a Dios puede comenzar el camino de
santidad a través de su Palabra. Dios nos ha llamado a ser sal y luz en medio de
dónde nos encontremos, nos ha mostrado que su voluntad es que anunciemos a las
personas que están perdidas en el pecado y maldad, de que hay salvación y vida
eterna disponible de manera gratuita a todo aquel que crea en el Hijo de Dios
como Salvador y Mesías.
Mateo 25:1-13. RVR1960. Entonces
el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.
Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y
tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí
viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes:
Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes
respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más
bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el
esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la
puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor,
ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad,
pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
La santidad es el
objetivo de nuestra redención. La santidad es el objetivo de nuestra nueva
creación. Nacemos de nuevo para que podamos crecer en nuestra semejanza a Cristo.
Esto significa que como el pueblo de Dios que somos tenemos que asumir la
responsabilidad que se nos ha encomendado. Tenemos que tomar en serio el
llamado que Dios hace a todo creyente fiel, y tenemos que obrar para
engrandecer el reino de Dios aquí en la tierra. Tenemos que dejar las excusas;
tenemos que dejar de pasar la responsabilidad que se nos ha encargado a cada a
otros; como obreros para el reino de Dios no podemos tener nuestras manos
caídas, sino que tenemos que tener nuestras manos activas. El cristiano obra
para engrandecer y edificar lo eterno.
1 Pedro 2:9-10. La Biblia de las Américas (LBLA). Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis
las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; pues
vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; no
habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia.
“Y haced sendas derechas para vuestros
pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” ¿Qué quiere decir
esto? Esto significa que como cristianos tenemos que escoger cuidadosamente los
caminos que hemos de tomar. Tenemos que usar la sabiduría al escoger el camino
por el que hemos andar. Tenemos que hacer como no enseña la Biblia en 1 Corintios 2:13. (RVR1960) cuando leemos, “lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando
lo espiritual a lo espiritual.” La
Palabra nos dice, “haced sendas derechas para vuestros pies”, en
otras palabras tenemos que permitir que nuestros pasos sean dirigidos por el
Espíritu Santo en todo momento.
Tenemos que dejar de
depender de nuestra propia opinión y de la sabiduría que ofrece éste mundo,
recordando siempre lo que encontramos en 1
Corintios 3:19. RVR1960. “Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con
Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.” La
sabiduría de éste mundo solo busca separarnos de la presencia de Dios. Esto es
algo que queda muy bien reflejado en Gálatas
5:16-17. (RVR1960) cuando leemos “Digo, pues:
Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo
de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y
éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
Ninguno de nosotros
es perfecto, perfecto sólo es Dios, pero esto no es una excusa para que dejemos
de esforzarnos hacia la perfección. La realidad de todo es que nosotros estamos
llamados a esforzarnos hacia la perfección. Filipenses 3:12-14. RVR1960. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto;
sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido
por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una
cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús.”
Hemos sido llamados a
esforzarnos hacia la perfección, es decir, estamos llamados a ser más como
Cristo, pero en ocasiones cojeamos. En ocasiones permitimos que la sabiduría de
éste mundo influencie nuestro caminar y
si no estamos en el camino de la rectitud, entonces tropezamos y caemos. ¿Por qué
sucede esto? Esto sucede porque la
sabiduría de éste mundo es corrupta y nunca nos ayudara a permanecer en los
caminos de Dios; sin embargo, la sabiduría que nos ofrece Dios a través del
Espíritu Santo es una que nos ayuda a cumplir lo que Dios demanda de Su pueblo.
Santiago 3:17. RVR1960.
“Pero la
sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía.”
“Seguid la paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor.” Esto nos enseña que existe una línea
divisora entre Dios y el hombre, y ésta línea divisora es el pecado. En el
mundo existen muchas personas que piensan que pase lo que pase o hagan lo que
hagan, Dios está con ellos. Existen muchas personas que piensan que una vez que
aceptaron a Cristo pueden continuar pecando y que Dios les guía y los bendice
en todo momento. Esta es una mentira muy grande que existe en la mente y el
corazón de muchas personas. La mayor causa por la que muchas personas caen en
ésta trampa es porque desconocen la Palabra de Dios.
Oseas 4:6. La Biblia de las Américas (LBLA). Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por
cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no
seas mi sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré
de tus hijos.
1 Corintios 10:21. RVR1960. “No
podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar
de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.”
Pero cuando
permitimos que el pecado abunde en nuestra vida; es decir, cuando nos dejamos
dominar por el pecado, entonces no estamos con Dios, no estamos en camino de
santidad. Cuando dejamos que el pecado domine nuestra manera de pensar, actuar
y ser, Dios no está con nosotros así leamos la Biblia a diario, así oremos en
todo momento, así estemos sirviendo en algún ministerio, así estemos viviendo
vidas buenas en apariencia para los demás. La verdad es que Dios es Santo y
Dios no habita en el pecado. Y es por eso mismo que aquí encontramos que se nos
dice, “Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
Debemos buscar al
Señor en nuestros corazones y nuestra forma de vivir, y buscarle en oración en
el lugar secreto para orar e interceder por todos aquellos que conocemos que
están perdidos en éste mundo de maldad, por nuestros hermanos y hermanas que hacen
parte de la iglesia de Cristo en toda las naciones de la tierra, debemos pedirle al Padre que nos fortalezca y
capacite para que podamos ser dignos de su reino, para que podamos ser tenidos
en cuenta cuando nos llame a su presencia.
Colosenses 1:1-12. La Biblia de las Américas (LBLA). Pablo, apóstol de Jesucristo por la
voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en
Cristo que están en Colosas: Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro
Padre. Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando
siempre por vosotros, al oír de vuestra
fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos, a causa de la
esperanza reservada para vosotros en los cielos, de la cual oísteis antes en la
palabra de verdad, el evangelio que ha llegado hasta vosotros. Así como en todo el mundo está dando fruto
constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en vosotros,
desde el día que oísteis y comprendisteis la gracia de Dios en verdad; tal como
lo aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de
Cristo de parte nuestra, el cual también nos informó acerca de vuestro amor en
el Espíritu.
Por esta razón, también nosotros, desde el
día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis
llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión
espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando
fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos
con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia
y paciencia, con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir
la herencia de los santos en luz.
Tenemos que escoger
cuidadosamente por los caminos que hemos de andar, siempre concentrándonos en
el sacrificio perfecto que nuestro Señor hizo por nosotros en la cruz del
calvario. Tenemos que conducir una vida de santidad, porque a esto mismo fuimos
llamados. Recordemos algunos versículos bíblicos aceca de la santidad.
Éxodo 28:36. RVR1960. Harás
además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello,
SANTIDAD A JEHOVÁ. Éxodo 39:30. RVR1960. Hicieron
asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como
grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ. 1 Crónicas 16:29. RVR1960. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed
ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de
la SANTIDAD. Salmos 29:2. RVR1960. Dad a
Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la
SANTIDAD. Salmos 30:4. RVR1960. Cantad
a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su SANTIDAD. Salmos 93:5. RVR1960. Tus
testimonios son muy firmes; la SANTIDAD conviene a tu casa, oh Jehová, por los
siglos y para siempre. Salmos 96:9. RVR1960. Adorad
a Jehová en la hermosura de la SANTIDAD; temed delante de él, toda la tierra. 2 Corintios 7:1. RVR1960. Así
que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la SANTIDAD en el temor de
Dios. Efesios 4:24. RVR1960. Y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la
verdad. 1 Tesalonicenses 3:13. RVR1960. Para
que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de
Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus
santos. 1 Tesalonicenses 4:4. RVR1960. Que
cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en SANTIDAD y honor. Hebreos 12:10. RVR1960. Y
aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les
parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
SANTIDAD.
Sabiendo que tenemos
un propósito definido en esta tierra, uno que muchos no logran identificar, lo
podemos identificar como el "cumplir
la voluntad del padre". Nuestro objetivo debe ser vivir la vida que le
agrada a Dios, pero la dura realidad es que millones de personas no saben o
simplemente no quieren saber quién es Dios y la santidad que demanda de
nosotros. Dios quiere un pueblo santo y ese es el que muestra obediencia a su Palabra.
La Santidad es lo que
nos identifica como Hijos de Dios, y como coherederos del reino con Cristo
Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo,
y ama las cosas del mundo. La santidad es lo único que puede desencadenar la
unidad de la Iglesia en el Espíritu Santo. “Mas no te ruego solamente por éstos, sino también por
los que han de creer en mí por medio de la palabra de ellos, PARA QUE TODOS
SEAN UNO; Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que
el mundo conozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos como también a
mí me has amado.” Juan 17:20, 23. RVR1960.
Sin el amor de Dios
no podemos hacer nada. Dios es un Dios de amor, y si le pedimos amor en
abundancia para nuestro prójimo, familiares, amigos, esposos, pastores,
hermanos en la fe, y hasta nuestros perseguidores, Dios hará. Por medio del
amor, Dios actúa en nosotros trayéndonos la fuerza necesaria para vivir en santidad
por medio del amor de Dios para nosotros, a través de nosotros, y en nosotros. “El que dice
que permanece en él, debe Andar como él anduvo” 1 Juan 2:6. RVR1960.
La santidad es un
escudo que nos guarda de las acechanzas del enemigo, es vivir en el mundo pero
no hacer parte de él. Cuando caminamos en santidad le estamos cerrando la
puerta al pecado que nos hace perder la comunión con el Señor. Andando en
santidad nos hace sensibles a la voz del Espíritu Santo que está en esta tierra
para guiarnos en el caminar con Jesucristo. Vivir en santidad nos hace mejor
esposos, hijos, padres, madres y cristianos en esta tierra. Pero la recompensa más
grande es que seremos dignos de ver al Señor cara a cara como él lo promete en
su palabra. Hebreos 12:14 dice “Seguid la paz
con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Bendiciones.
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