Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Nuestra confianza está en Dios°


Nuestro caminar en esta vida como cristianos no es fácil pero Dios ha prometido que estará con nosotros, que nos ayudará y nos hará entender todas las cosas de la manera correcta, que nos dará la revelación de sus planes y de sus propósitos para nuestras vidas y todo lo que necesitemos.

Como cristianos en algún momento hemos sufrido algún tipo de discriminación o persecución por el simple hecho de ser cristianos (por la familia, vecinos, jefes o compañeros de trabajo, etc.), también muchos serán objeto de mentiras y difamaciones. En algunos casos esta discriminación puede ir más allá, hasta llegar a ser humillados y en algunos casos como perseguidos y asesinados. 


“¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!  ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!” (Salmo 46:7. RVR1960) "Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón.  Dios es juez justo…" (Salmos 7:10-11a RVR1960)

Mateo 5:1-12. (LBLA). Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a El. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:

Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.

Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.

Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí.

Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.

¿Estamos realmente dispuestos a seguir y servir al Señor Jesucristo y su Palabra viviendo una vida que agrade a Dios aún por encima de nuestros propios deseos? ¿Estamos dispuestos a enfrentar todas las circunstancias que se nos presenten? ¿Estamos dispuestos a pagar este precio por seguir a nuestro Señor? Más aún, ¿con qué actitud nos enfrentaremos a este tipo de discriminaciones? ¿Con una actitud rebelde? ¿Echándole la culpa a Dios? ¿O con una actitud como la que tuvo Esteban, mientras le apedreaban?

Hechos 7:60. RVR1960. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

Debemos ser fuertes cuando pasemos momentos de tribulación, con problemas a los que no veamos salida, cuando el seguir a Cristo nos suponga ser discriminado o humillado por los que nos rodean y debemos pensar que el Señor está de nuestro lado. Que pase lo que pase, nada escapa de su voluntad. Y así, podremos estar tranquilos y con una buena actitud, dando gracias a Dios en todo momento y proclamando el mensaje de salvación de Dios para el mundo, aunque éste nos oprima.

Como dice el versículo de nuestro inicio, “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en la tribulación. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.” Salmos 46:1-3. RVR1960. Que el Señor nos guarde, nos bendiga, y nos ayude a superar los momentos difíciles, sin dejar de seguirle y servirle con todo nuestro corazón.

Juan 15:18-27. RVR1960. El mundo os odia. Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me odia a mí, también a mi Padre odia. Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto, y me han odiado a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su Ley: Sin causa me odian. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Ser discípulo genuino es muy diferente a creer en Dios o ir a una iglesia determinada o incluso leer la biblia, o hacer buenas obras: es vivir para Dios como lo señala el siguiente texto. Salmos 40:8. RVR1960. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu Ley está en medio de mi corazón. En medio de estas tormentas que muchos podamos experimentar en nuestras vidas el Señor ha prometido que estará en medio de nosotros y con nosotros. Dios es el único que conoce nuestras circunstancias, luchas, pruebas y persecuciones.

Lo más importante es que dispongamos nuestro corazón de manera sencilla y honesta delante del Señor porque él ha dicho que al corazón contrito y humillado no lo despreciará. No importa que no tengas la suficiente fuerza de voluntad para dejar tus pecados que cometas o los que haya en tu mente, si eres sincero como David podrás obtener su fortaleza para sacarte de ese lodo cenagoso de la desesperación. A todas las cosas le podremos hacer frente por medio de Jesucristo.

Lucas 14:25-33. (PDT). El costo de seguir a Jesucristo.  Jesús estaba caminando con mucha gente, y les dijo: Si alguien viene a mí pero pone en primer lugar a su papá, a su mamá, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, no puede ser mi seguidor. El que me siga tiene que entregar hasta su propia vida. Si alguien no carga la cruz que se le entrega al seguirme, entonces no puede ser mi seguidor.

Cuando alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo. Si no hace primero un plan, empezará a construir el edificio pero no lo podrá terminar y todos se burlarán de él. Dirán: “Ese hombre empezó a construir el edificio, pero no fue capaz de terminarlo”.

O si un rey va a hacer la guerra contra otro, primero se sienta a hacer planes, ¿verdad? Si sólo tiene diez mil soldados hará planes para ver si puede derrotar al otro que tiene veinte mil soldados. Si no le es posible derrotar al enemigo, aprovechará que todavía está lejos y le mandará mensajeros para hacer la paz.

Es lo mismo con cada uno de ustedes: si no dejan todo lo que tienen, no pueden ser mis seguidores.

Salmos 71:5. (DHH). Pues tú, Señor, desde mi juventud eres mi esperanza y mi seguridad.

Salmos 91:1-2. (NBLH). El que habita al amparo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.

La humanidad necesita de Dios, las familias necesitan de Dios, cada ser humano necesita de Dios, todos necesitamos de presencia de Dios en nuestras vidas, sin embargo la anarquía se ve reflejada en todos los estamentos, maldad, muerte, injusticias, robo, mentiras, envidia, inmundicias sexuales, lascivias, contiendas, idolatría, ocultismo, humanismo, es lo que abundan por doquier. Muchas personas hablan del Dios pero en verdad no lo tienen en cuenta, se han olvidado del Dios de la creación, de amarle de acuerdo a lo que su Palabra nos enseña, en amarle de la manera correcta, este es un momento en el cual podemos ver si nuestra vida está en Dios realmente, si nuestra fe y esperanza están fundamentadas sobre la Roca que es Cristo.

Juan 14:15. (NBD). Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.

Dios continúa hablándonos, Dios continúa buscándonos, Juan 15:16-17. RVR1960. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros. 

Eclesiastés 9:4-5. RVR1960. Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.

A pesar de que la mayoría de los seres humanos sigan apartados de Dios por su propia decisión siguiendo sus propios deseos dando gusto a los deseos de la carne y la vanagloria de la vida, el Señor sigue hablándonos para salvar a cada alma perdida de sus propios pecados y concupiscencias, Juan 10:10. RVR1960. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 1 Juan 3:8. RVR1960. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Aún hay esperanza para cada ser humano que quiera alcanzar salvación, la mesa está puesta, Cristo es el pan de vida.

Veamos que la esperanza en el sentido bíblico específico es posible cuando se cree en el Dios viviente, que actúa e interviene en la vida humana y en quien podemos confiar en que llevará a cabo lo que ha prometido. Esta esperanza no es producto del temperamento, ni está condicionada por las circunstancias u otras posibilidades humanas. No depende de lo que posee el hombre, ni de lo que sea capaz de hacer por sí mismo. Por ejemplo, nada había en la situación en que se encontraba Abraham que justificara su esperanza de que Sara daría a luz un hijo, pero porque creyó a Dios, pudo creer “en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18).

En consecuencia, la esperanza bíblica es inseparable de la fe en Dios. A causa de lo que ha hecho Dios en el pasado y particularmente como preparación para la venida de Cristo y debido a lo que ha hecho y está haciendo a través de Cristo, podemos esperar las bendiciones que Dios tiene para cada uno de nosotros, que por el momento permanecen invisibles (2 Corintios 1:10. (BLPH). Fue él quien me libró de tan graves peligros de muerte; y continuará librándome, pues he puesto en él la esperanza de que así lo hará). Nunca se agota para nosotros la bondad de Dios, lo mejor es lo que todavía está por venir, nuestra esperanza aumenta cuando reflexionamos sobre la forma de actuar de Dios a través de la revelación que encontramos en la Biblia. 

(Romanos 12:12; 15:4). Cristo es la esperanza de gloria futura (Colosenses 1:27). Su salvación final descansa sobre esa esperanza (Romanos 8:24); y esa esperanza de salvación es un “yelmo”, parte esencial de su armadura defensiva en la lucha contra el mal (1 Tesalonicenses 5:8). Por cierto que la esperanza no es un barrilete a merced de los vientos cambiantes, sino “una segura y firme ancla del alma”, que penetra profundamente dentro del mundo eterno e invisible (Hebreos 6:19). Debido a esta fe el cristiano tiene la seguridad de que las cosas que espera son reales (Hebreos 11:1); y su fe nunca lo decepciona (Romanos 5:5).

La revelación de Dios al hombre es el tema de nuestro estudio y de cómo nos da entendimiento para colocar nuestra fe y nuestra esperanza en él, en aquel que nos creó y nos muestra su favor y su misericordia en todo tiempo. Al fin y al cabo, es asombroso que Dios nos hable a pesar de la condición de nuestro corazón y de la maldad que impera por todas partes en las naciones. Las personas son pecadoras y no desean escuchar a Dios y sin embargo, Él en su gracia continúa hablando.

Dios nos habla de distintas maneras: Jeremías 33:3. (LBLA). Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.

Dios nos habla en los cielos (Salmo 19:1–6). La sabiduría de Dios, su poder y gloria se ven en su creación. La ciencia moderna nos hace estudiar las «leyes naturales» y deja a Dios fuera, pero el salmista al mirar las maravillas de los cielos y la tierra veía a Dios. (Salmos 8 y 29, así como Isaías 40:12–31). Jesús vio la obra de las manos del Padre en los lirios y en las aves (Mateo 6:24–34). Tanto de día como de noche la creación de Dios habla (v.2), pero su palabra no la escucha el oído humano. El versículo 3 debería leerse: «No hay palabra ni lenguaje donde su voz no se oye». Oímos la voz de Dios en la creación al ver su sabiduría y poder. Es cierto que entidad tan compleja como nuestro universo exige un Creador y sustentador. Creer que el universo evolucionó de la nada y se las arregló por sí mismo de esta manera ordenada, es necedad.

La creación habla un lenguaje universal a todas las naciones. Es este hecho lo que Pablo usó en Romanos 1:18–32 para demostrar que todas las personas en todas partes están bajo la ira de Dios. «¿Están perdidos los paganos e incrédulos?», es una pregunta que se hace a menudo, y la respuesta es: «Sí». ¿En base a qué si nunca han oído el evangelio? En base a la revelación de Dios en la creación. El pagano ve el poder y sabiduría de Dios, su «deidad eterna», en la creación y sabe que tiene responsabilidad hacia Él. Pablo usa el Salmo 19:4 de nuevo en Romanos 10:18.

La naturaleza le predica mil sermones al día al corazón humano. Cada día empieza con luz y pasa a la oscuridad, de estar despierto a dormir, un cuadro de la vida sin Dios. Cada año pasa de la primavera al invierno, de la vida a la muerte. Vemos que se corta la hierba (Isaías 40:6–8), que se derriban los árboles (Lucas 13:6–9; Mateo 3.10), el fuego que destruye la cizaña (Mateo 13:40–42). Las actividades de la naturaleza bajo la mano de Dios, son lecciones objetivas para el corazón de los pecadores pero tristemente muchos no quieren ver ni oír. El pecador perdido, dondequiera que se encuentre, está condenado delante del trono de Dios.

Dios nos habla en las Escrituras (19:7–11). Los cielos declaran la gloria de Dios y las Escrituras su gracia. (Hebreos 1:1–3). Esta ley, testimonio, mandamiento, palabra es una revelación personal de Dios

La Biblia es para nosotros la perfecta ley (Salmos 119:128 y 160). No hay error en la Biblia, ya sea en cuanto a hecho histórico o verdad espiritual. Por supuesto, la Biblia narra las mentiras de los hombres o de Satanás, pero el mensaje total de la Biblia es el de la verdad.

Es el testimonio fiel (Mateo 5:18, Salmo 119:89). La Palabra no cambia; es firme y permanente, es el testimonio de Dios al hombre, su testigo de lo que es verdadero y correcto.

Es el precepto recto. «Precepto» significa «estatuto, reglas para la vida diaria». Algunas reglas son equivocadas; la Palabra de Dios es recta. Obedecer la Palabra trae bendiciones a la vida diaria. 

Es el mandamiento puro. (Salmos 12:6; 119:140, Proverbios 30:5). Los «libros sagrados» de algunas religiones son cualquier cosa menos puros, pero la Palabra de Dios es pura, incluso cuando se refiere al pecado. Nada en la Biblia, bien entendida puede conducir a la persona a pecar. 

Es el limpio temor de Jehová. La frase «el temor de Jehová» (v.9) es otra referencia a «la ley», puesto que la Palabra de Dios produce reverencia hacia Dios. (Deuteronomio 4:10;  Salmo 110:10). Temer a Dios hace limpia a la persona; adorar ídolos la ensucia. 

Es más dulce que la miel (Sal 119:103). El cristiano espiritual no necesita cosas artificiales de este mundo para su satisfacción; la Palabra sacia el apetito espiritual.

Lo que la Biblia hace en nosotros. 

Nos convierte. Esto es lo mismo que «restaura» o «conforta» en el Salmo 23:3. La Palabra convierte al pecador de sus caminos y restaura al santo cuando se desvía. Refresca y sana. 

Nos hace sabio. (Salmo 119:97–104; Isaías 8:20; Jeremías 8:9; Colosenses 1:9; Santiago 1:5). 

Nos regocija. El creyente espiritual halla gozo en la Palabra (Jeremías 15:16). 

Nos alumbra. «La exposición (manifestación) de tus palabras alumbra» (Salmo 119:130). 

Permanece. Otros libros desaparecen y los olvidan, pero la Palabra de Dios permanece. ¡Muchos martillos se han gastado contra el yunque de la Palabra de Dios! 

Nos enriquece. Es mejor que oro o plata (Proverbios 3:13–15). 

Nos satisface. La miel satisface al cuerpo; la Palabra satisface el alma. 

Nos advierte. (Proverbios 2). Es mejor prevenir el pecado y evitar los problemas, que confesar el pecado y tratar de remediar errores. Saber la Palabra y obedecerla guía al creyente por la senda segura. 

Nos recompensa. El dinero no puede comprar las recompensas de una vida santa: una conciencia limpia, un corazón puro, gozo, paz y la oración contestada. En el versículo 11 dice que hay recompensa en guardar la Palabra, no por guardarla. La recompensa viene al hacer: «Este será bienaventurado en lo que hace» (Santiago 1:25).

Dios nos habla en el alma (Salmo 19:12–14). Nadie puede comprender su corazón (Jeremías 17:9). Necesitamos el espejo de la Palabra para revelarnos nuestros pecados (Santiago 1:22–25). El salmista concluye pidiéndole a Dios que le revele sus pecados secretos (Salmo 119:23–24). Romanos 6 nos dice que el pecado no debe dominarnos. Por supuesto, es al permitir que la Palabra de Dios controle nuestras vidas que obtenemos la victoria sobre el pecado. Es importante que los cristianos confiesen sus pecados inmediatamente y le permitan a la Palabra de Dios y a la sangre de Cristo que limpien sus corazones.

Buscar a Dios mientras pueda ser hallado es nuestro deber, nuestra salvación, redención y nuestra esperanza. Pero hallaremos atención a nuestro clamor en procura de fortaleza cuando las tribulaciones golpean a nuestra puerta. El Señor no nos deja solos, el viene en nuestra ayuda. Está con nosotros en todo momento, incluso en esa situación por la que estás atravesando ahora ¿Qué te aflige ahora? ¿Cuál es tu sufrimiento? Volvamos nuestra mirada al Señor, presentemos y dejemos nuestras cargas y nuestras tribulaciones en sus manos y descansemos en Él. Busquemos a Dios en todo momento, adorémoslo y obedezcámoslo.

El gozo del Señor es nuestra fortaleza. Dios no sólo quiere que estemos en paz con Él, sino que además, experimentemos el gozo que el Espíritu Santo produce por su presencia en nosotros como creyentes. Ese gozo del Señor es nuestra verdadera fortaleza. El gozo verdadero, es la misma presencia del Espíritu Santo en el espíritu y en el corazón del creyente. Leemos en Nehemías 8:10. El gozo del Señor es vuestra fortaleza. En eso consiste el reino de Dios en nuestras vidas.  Romanos 14:17. Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Bendiciones.

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