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Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos
con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las
doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e
infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres
de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las
doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la
regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la
plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original
y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
2. Es el
estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución,
redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección,
predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la
unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las
doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto,
organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la
Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la
iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial,
los juicios finales y el estado eterno.
Clase 31. La Santificación por
Lewis Sperry Chafer
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A. La importancia de una interpretación correcta.
La doctrina de la
santificación adolece de malos entendidos a pesar del hecho de que la Biblia
provee de una revelación extensa acerca de este importante tema. A la luz de la
historia de la doctrina es importante observar tres leyes de interpretación.
1. El entendimiento correcto de la doctrina de la
santificación depende de todo lo que la Escritura contenga con relación a este
tema. La presentación escritural de esta doctrina es mucho más extensiva de lo
que parece a aquel que únicamente lee el texto español; pues la misma palabra
original, griega o hebrea, que se traduce «santificar», en sus diferentes
formas, se traduce también «santo», ya sea en forma de sustantivo o de
adjetivo. Por lo tanto, si vamos a contemplar esta doctrina de las Escrituras
en todo su alcance, tenemos que examinar no solo los pasajes donde aparece la
palabra «santificar», sino también
aquellos donde se emplea la palabra «santo» en sus distintas formas.
Levítico 21:8 ilustra la
similitud de significado entre las palabras «santo» y «santificar» según el uso
de la Biblia. Hablando de los sacerdotes, Dios dice: «Le santificarás, por
tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo
Jehová que os santifico.» La misma palabra original, usada cuatro veces en este
texto, se traduce en tres formas diferentes: «santificarás», «santifico» y
«santo».
2. La doctrina de la santificación no puede interpretarse
por la experiencia. Solamente uno de los tres aspectos de la santificación se
relaciona con los problemas de la experiencia humana en la vida diaria. Por lo
tanto, la enseñanza de la Palabra de Dios no debe sustituirse por un análisis
de alguna experiencia personal. Aun en el caso de que la santificación
estuviese limitada a la esfera de la experiencia humana, no habría experiencia
que pudiera presentarse en forma indiscutible como ejemplo perfecto, ni habría
una explicación humana de esa experiencia que fuera capaz de describir en su
plenitud esa divina realidad. Es la función de la Biblia interpretar la
experiencia, antes que ésta pretenda interpretar la Biblia. Toda experiencia
que viene por obra de Dios debe estar de acuerdo a las Escrituras.
3. La doctrina de la santificación debe encuadrarse en el
contexto de la doctrina bíblica. El dar un énfasis desproporcionado a cierta
doctrina, o el hábito de buscar toda la verdad siguiendo solamente una línea de
enseñanza bíblica, conduce a serios errores. La doctrina de la santificación,
al igual que cualquier otra doctrina de las Escrituras, representa y define un
campo exacto dentro del propósito de Dios, y puesto que ella tiende a fines
bien determinados, sufre tanto cuando es exagerada como cuando es presentada en
forma incompleta.
B. El significado de las palabras que se relacionan con la santificación
1. «Santificar», en sus varias formas, es usada 106 veces en
el Antiguo Testamento y 31 veces en el Nuevo Testamento y significa «poner
aparte», o el estado de separación. Tiene que ver con posición y relación. La
base de la clasificación es que la persona o cosa ha sido puesta aparte, o
separada de los demás en posición y relación delante de Dios, de lo que no es
santo. Este es el significado general de la palabra.
2. «Santo», en sus varias formas, es usado alrededor de 400
veces en el Antiguo Testamento y 12 veces en el Nuevo Testamento, con relación
a los creyentes y dando a entender el estado de separación o ser puesto aparte,
o ser separado de aquello que no es santo. Cristo fue «santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores». Por consiguiente, Él estaba santificado.
Pero hay también algunas cosas que las palabras «santo» y «santificar», en su
uso bíblico, no implican.
a) No implican necesariamente la impecabilidad, pues leemos
de «gente santa», «sacerdotes santos», «profetas santos», «apóstoles santos»,
«hombres santos», «mujeres santas», «hermanos santos», «monte santo» y «templo
santo». Ninguno de ellos estaba sin pecado delante de Dios. Eran santos de
acuerdo a alguna norma que constituya la base de su separación de otros. Aun
los cristianos de Corinto, quienes estaban cometiendo una gran falta, fueron
llamados santos. Muchas cosas inanimadas fueron santificadas, y éstas no podían
estar relacionadas con el problema del pecado.
b) La palabra «santo» no implica necesariamente finalidad.
Todas las personas que mencionamos en el punto anterior fueron llamadas
repetidamente a unos niveles más altos de santidad. Ellas fueron apartadas una
y otra vez. Las personas o cosas llegaban a ser santas cuando eran apartadas
para un propósito santo. Así fueron ellas santificadas.
3. «Santo» se usa con relación a Israel cerca de cincuenta
veces y con relación a los creyentes alrededor de sesenta y dos veces; se
aplica solo a personas y tiene que ver con su posición ante Dios. En este caso,
la palabra no se asocia con la clase de vida de los creyentes. Ellos son santos
porque han sido particularmente separados en el plan y propósito de Dios. Son
santos porque han sido santificados.
En varias epístolas los
creyentes son identificados como aquellos que son «llamados a ser santos».
Esto es muy engañoso; las
palabras «llamados a ser» deberían omitirse. Los cristianos son santos mediante
el llamado de Dios. Los pasajes antes citados no están anticipando un tiempo
cuando los hijos de Dios llegarán a ser santos. Ellos ya están santificados,
apartados y, por consiguiente, ya son santos. Ro. 1:7. 1 Co. 1:2. La santidad no es algo progresivo. Cada persona nacida de
nuevo es tan santa en el instante de su salvación como lo será en el tiempo
futuro y en la eternidad. La iglesia, la cual es el cuerpo de Cristo ha sido
llamada a apartarse, a formar un pueblo separado; ellos son los santos de esta
dispensación. De acuerdo al uso de estas palabras, todos ellos están
santificados. Todos ellos son santos. Debido a que ignoran la posición que
tienen en Cristo, muchos cristianos no creen que ellos sean santos. Entre los
títulos que el Espíritu da a los hijos de Dios, solo hay uno que se usa más que
el de santos. Los creyentes son llamados «hermanos» 184 veces, «santos» 62
veces y «cristianos» solamente 3 veces.
C. Los medios de santificación.
1. Por causa de su infinita santidad Dios mismo —Padre, Hijo
y Espíritu—es eternamente santificado. Él está puesto aparte y separado de todo
pecado. Él es santo. El Espíritu es llamado Espíritu Santo. Él es santificado. Lv.
21:8. Jn. 17:19.
2. Dios —Padre, Hijo y Espíritu— santifica a otras personas.
a) El Padre santifica. 1 Ts. 5:23.
b) El Hijo santifica. Ef. 5:26. He. 2:11. He.
9:12,14. He. 13:12.
c) El Espíritu santifica. Ro. 15:16. 2 Ts. 2:13.
d) Dios el Padre santificó al Hijo. Jn. 10:36.
e) Dios santifico a los sacerdotes y al pueblo de Israel. Ex.
29:44. Ex. 31:13.
f) La voluntad de Dios es nuestra santificación. 1
Ts. 4:3. pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación; que os apartéis de
fornicación;
g) Nuestra santificación de parte de Dios se efectúa: por
medio de nuestra unión con Cristo. 1 Co. 1:2,30. Por la Palabra de
Dios. Jn. 17:17. 1 Ti. 4:5.
Por la sangre de Cristo. He. 9:13. He.
13:12. Por el cuerpo de Cristo. He.
10:10. Por el Espíritu. 1 P. 1:2.
Por nuestra propia elección. He. 12:14. 2
Ti. 2:21-22. Por la fe.
Hch. 26:18.
3. Dios santifica días, lugares y cosas. Gn. 2:3. Ex.
29:43.
4. El hombre puede santificar a Dios. Esto puede hacerlo al poner a Dios
aparte en el pensamiento como un Ser santo. Santificado sea tu nombre. Mt. 6:9. Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones. 1
P. 3:15.
5. El hombre puede santificarse a sí mismo. Muchas veces
Dios llamó a los israelitas a que se santificaran a sí mismos. Él nos exhorta: «Sed santos porque yo soy santo.» También: «Así que, si alguno se limpia de estas cosas [vasos de
deshonra e iniquidad], será instrumento para honra, santificado, útil al Señor»
(2 Ti. 2:21). El auto santificación se
puede realizar solamente por los medios divinamente provistos. Los cristianos
son exhortados a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios. Ro. 12:1. Se les
exhorta a salir de en medio de los hombres y apartarse de ellos. 2 Co.
6:17. 2 Co. 7:1. «Digo, pues: Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne» Ga.
5:16.
6. El hombre puede santificar a personas y cosas. 1
Co. 7:14. Moisés santificó al pueblo. Ex.
19:14. 2 Cr. 29:17.
7. Una cosa puede santificar a otra. Mt. 23:17,19. En esta limitada consideración de las Escrituras sobre el
tema de la santificación y la santidad se hace evidente que el significado de
la palabra es separar con un propósito santo. Lo que es puesto aparte no
siempre es purificado. A veces, lo que es separado puede participar del
carácter de santidad, y en otras ocasiones esto es imposible, como cuando se
trata de cosas inanimadas. Sin embargo, una cosa que en sí misma no puede ser
santa ni tampoco no santa, es tan santificada cuando Dios la separa como lo es
una persona cuyo carácter moral puede ser transformado. También es evidente
que, cuando estas cualidades morales existen, la limpieza y purificación son
requeridas, aunque no siempre. 1 Co.7:14.
D. Los tres aspectos principales de la santificación.
Aunque el Antiguo
Testamento contiene una extensa revelación de la doctrina de la santificación,
especialmente relacionada con la ley de Moisés e Israel, el Nuevo Testamento
proporciona una clara visión de los principales aspectos de la santificación.
El Nuevo Testamento considera tres divisiones de la doctrina:
1) santificación posicional,
2) santificación experimental,
3) santificación final.
1. La santificación posicional es una santificación y una
santidad que se efectúa por Dios a través del cuerpo y la sangre derramada de
nuestro Señor Jesucristo. Los creyentes han sido redimidos y purificados en su
preciosa sangre; se nos han perdonado todos nuestros pecados y hemos llegado a
ser justos por medio de nuestra identificación con Él; justificados y
purificados. Ellos son los hijos de Dios. Y todo esto indica una separación y
clasificación profunda y eterna, por medio de la gracia salvadora de Cristo.
Está basada sobre los hechos de una posición que son una verdad para cada
cristiano. De ahí que se dice que cada cristiano esta posicionalmente
santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición no tiene otra relación
con la vida diaria del creyente que la de poder inspirarle a vivir santamente.
De acuerdo a las Escrituras, la posición del cristiano en Cristo es el
incentivo más poderoso para una vida de santidad.
Las grandes epístolas
doctrinales observan este orden. Declaran primero las maravillas de la gracia
salvadora, y entonces concluyen con una exhortación a los creyentes para que
vivan de acuerdo a la nueva posición que Dios les ha concedido. Ro. 12:1. Ef. 4:1. Col. 3:1. No hemos sido aceptos en nuestros propios méritos; somos
aceptados en el Amado. No somos justos en nosotros mismos: Él ha sido hecho
nuestra justicia. No somos redimidos en nosotros mismos, sino que Cristo ha
venido a ser nuestra redención. No somos santificados posicionalmente por la
clase de vida que diariamente estamos viviendo; sino que Él nos ha sido hecho
nuestra santificación. La santificación posicional es tan perfecta como Él es
perfecto. Del mismo modo como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los que
estamos en Él, hemos sido puestos aparte.
La santificación
posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los
santos. Depende solamente de su unión y posición en Cristo. Todos los creyentes
son considerados como « los santos». Y también como «los santificados» Hch. 20:32. 1 Co. 1:2. 1 Co. 6:11. He. 10:10,14. Jud. 1:1. La prueba de que, a pesar de su imperfección, los
creyentes están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en
1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa. 1 Co.
5:1-2; 1 Co. 6:1-8.
Y, sin embargo, dos veces
se dice que ellos habían sido santificados. 1 Co.1:2; 6:11. Por su posición, entonces, los cristianos son
correctamente llamados «los santos hermanos», y «santos». Ellos han sido
«santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez» He.
10:10, y son «nuevos hombres» creados «conforme
a Dios en justicia y en santidad de verdad» Ef. 4:24. La santificación posicional y la santidad posicional son
santificación y santidad «verdaderas». En su posición en Cristo, el cristiano
es justo y acepto delante de Dios para siempre. Comparado con esto, ningún otro
aspecto de esta verdad puede tener igual importancia. Sin embargo, no debe
concluirse que una persona es santa o santificada solo porque se diga que está
en una posición santa o de santificación.
Aunque todos los
creyentes están posicionalmente santificados, no hay referencias en las
Escrituras a su vida diaria. El aspecto de la santificación y la santidad de la
vida diaria se encuentran en un conjunto muy diferente de porciones de la
Escritura que pueden asociarse bajo el tema de la santificación experimental.
2. La santificación experimental es el segundo aspecto de la
doctrina en el Nuevo Testamento y tiene que ver con la santificación como una
experiencia para el creyente. Así como la santificación posicional está
absolutamente desligada de la vida diaria, así la santificación experimental
está absolutamente desligada de la posición en Cristo. La santificación
experimental puede depender:
a) del grado de rendición del creyente a Dios,
b) del grado de separación del pecado,
c) del grado del crecimiento espiritual.
a) La santificación experimental es el resultado de la
rendición a Dios. La completa dedicación de nosotros mismos a Dios es nuestro
culto racional: Ro. 12:1. Hacienda
esto, el cristiano es puesto aparte por su propia elección. Esta es una
voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la santificación
experimental. Ro. 6:22.
Lo mismo que en el caso
de la justificación y del perdón, la santificación no se puede experimentar
como sentimiento o emoción. Una persona puede disfrutar de paz y tener plenitud
de gozo por creer que él está puesto aparte para Dios. Así también, par el
hecho de rendirse a Dios, se hace posible una nueva plenitud del Espíritu, que
produce bendiciones antes no conocidas. Esto puede suceder gradual a
súbitamente. Pero en todo caso no es la santificación lo que se experimenta; es
la bendición del Espíritu realizada a través de la santificación o de una
separación para Dios.
b) La santificación experimental es el resultado de la liberación del
pecado. La Biblia toma en cuenta los pecados de los cristianos de una manera
completa. No enseña solamente que los que no tienen pecado son salvos; pon el
contrario, existe una exacta consideración de ellos y una abundante provisión
pana los pecados de los santos. Esta provisión puede ser preventiva y curativa.
Hay tres provisiones
divinas para la prevención del pecado en el cristiano:
1) La Palabra de Dios con sus claras instrucciones. Sal. 119:11.
2) el ministerio actual de intercesión que Cristo realiza
desde el cielo. Ro. 8:34. He. 7:25. Lc. 22:31-32. Jn. 17:1-26.
3) el poder capacitador del Espíritu que mora en el
creyente. Ga. 5:16. Ro. 8:4. Sin embargo, si el cristiano cae en pecado, hay un
remedio provisto por Dios, y es el oficio de abogado defensor que Cristo
realiza desde el cielo en virtud de su muerte expiatoria. Solamente por este
medio pueden ser guardados con seguridad los imperfectos creyentes.
Es imperativo que Dios
prevenga el pecado en el caso de cada hijo suyo, por cuanto mientras el
creyente esté en el cuerpo, conservará su naturaleza caída y será vulnerable al
pecado. Ro. 7:21. 2 Co. 4:7. 1 Jn. 1:8. Las Escrituras no prometen la erradicación de esta
naturaleza; en cambio, promete una victoria permanente, momento a momento, por
el poder del Espíritu. Ga. 5:16-23. Esta
victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones
necesarias para una vida llena del Espíritu.
Jamás se dice que la
naturaleza pecaminosa misma haya muerto. Fue crucificada, muerta y sepultada
con Cristo; pero puesto que esto sucedió hace dos mil años y aún la vemos en
acción, la expresión se refiere a un juicio divino contra la naturaleza
pecaminosa que fue ejecutado en Cristo cuando Él «murió al pecado». No existe
una enseñanza bíblica en el sentido de que algunos cristianos han muerto al
pecado y otros no. Los pasajes incluyen a todos los que son salvos. Ga. 5:24. Col. 3:3. En la muerte de Cristo todos los creyentes han muerto al pecado;
pero no todos los creyentes han tomado posesión de las riquezas provistas en
aquella muerte.
No se nos pide que muramos experimentalmente, o que pongamos en
práctica su muerte; se nos pide que nos «consideremos» muertos al pecado. Esta
es responsabilidad humana. Ro. 6:1-14. Toda
victoria sobre el pecado es en sí misma una separación hacia Dios y, por lo
tanto, es una santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el
creyente se va dando cuenta de su incapacidad y comienza a maravillarse en el
poder divino.
c) La experiencia de la santificación está relacionada con
el crecimiento cristiano. A los cristianos les falta madurez en la sabiduría,
el conocimiento, la experiencia y la gracia. Se les dice que deben crecer en
todas estas cosas, y ese crecimiento debe sea manifiesto. 2 P. 3:18.
Al contemplan la gloria del Señor como en un
espeja, 2 Co. 3:18. Esta
transformación tendrá el efecto de ponerlos cada vez más lejos del pecado. En
ese sentido serán más santificados.
El cristiano puede ser
«irreprensible», aunque no se puede decir que no tiene faltas. El niño que con
mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la
tarea realizada, pero su trabajo no es perfecto. Podemos caminar en la medida
completa de nuestro entendimiento actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a
la altura de la mayor luz y experiencia que tendremos mañana. Hay perfección
dentro de la imperfección. Nosotros, siendo tan imperfectos, tan faltos de
madurez, tan dadas al pecada, podemos «permanecen en Él»
3. Santificación definitiva es aquel aspecto relacionado con
nuestra perfección final, y la poseeremos en la gloria. Por su gracia y par su
poder transformador, Él nos habrá transformada de tal modo —espíritu, alma y
cuerpo— que seremos coma él es, seremos «conformados a su imagen» Entonces nos
hará entrar «perfectos» en la presencia de su gloria. Su esposa estará libre de
toda «mancha y arruga» Por lo tanto, es propia que nos «abstengamos de toda
apariencia de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida
de nuestro Señor Jesucristo» 1 Ts. 5:22-23.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué es necesario
tener una comprensión correcta de la doctrina de la santificación?
2. ¿Cuál es el sentido
básico de la santificación en las Escrituras y qué palabras se usan para
expresarla?
3. ¿Cuáles son los
peligros de interpretar la doctrina de la santificación por la experiencia?
4. ¿Cómo se puede
relacionar adecuadamente la doctrina de la santificación con otras doctrinas
bíblicas?
5. ¿Hasta qué punto se
menciona en la Biblia la santificación en sus diversas formas?
6. ¿Implica la
santificación una perfección total en relación al pecado, a una decisión de
llegar a la santidad?
7. ¿Hasta qué punto está
relacionada la santificación con la calidad de nuestra vida cotidiana?
8. ¿Por qué la santidad
no está sujeta a progresos?
9. ¿En qué sentido se
dice que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo santifican a las personas?
10. ¿En qué sentido
santifica Dios los días, lugares y cosas?
11. ¿En qué sentido puede
un hombre santificar a Dios?
12. ¿En qué sentido puede
un hombre santificarse a si misma?
13. ¿.Es posible que un
hombre santifique personas y cosas?
14. ¿Cómo puede una cosa
santificar a otra cosa?
15. ¿Cómo se relaciona la
santificación a la purificación de un objeto, en sus diversos usos?
16. ¿Cuáles son los tres
aspectos importantes de la santificación?
17. ¿Cómo se efectúa la
santificación posicional?
18. ¿Cuál es la relación
entre santificación posicional y vida santa en las epístolas doctrinales?
19. ¿Hasta qué punto está
la santificación posicional inmediatamente completa para cada hijo de Dios?
20. ¿Cuál es la
diferencia entre santificación experimental y santificación posicianal?
21. ¿De qué factores
depende la santificación experimental?
22. ¿Qué relación han
entre la rendición a Dios y la santificación experimental?
23. ¿Qué relación hay
entre la santificación experimental y las emociones?
24. ¿Cuál es la relación
entre la santificación experimental y la liberación del pecado?
25. ¿Cuáles son las tres
provisiones de Dios para que el cristiano pueda prevenir el pecado?
26. Hacer un contraste
entre el método divino pana la liberación del pecado con el método sugerido de
la erradicación de la naturaleza pecaminosa del hombre.
27. ¿Es verdadero afirmar
que algunos cristianos han muerto al pecado y otras no?
28. ¿Qué significa el
mandamiento de que nos «consideremos» muertos al pecado?
29. ¿En qué forma está
relacionada la santificación experimental con el crecimiento cristiano?
30. ¿Cuál es la
diferencia entre afirmar que un cristiano es «irreprensible» y afirmar que es
perfecto?
31. Hacer un contraste
entre nuestra experiencia actual de santificación y nuestra santificación
definitiva en los cielos.
32. Hacer un contraste
entre la posición y estado espiritual actual del creyente y su posición y
estado en el cielo.
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