Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Jesucristo es el gran tesoro°


Mateo 13:44. “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”.

Para muchos cristianos hoy, las parábolas suenan muy simples. Sin embargo de acuerdo a Cristo, cada parábola contiene un increíble secreto. Hay una verdad del reino escrita en cada parábola que Jesús dijo, y esa verdad es descubierta solo por aquellos que diligentemente la buscan. Muchos creyentes leen las parábolas muy rápidamente. Ellos creen que ven una lección obvia y rápidamente prosiguen. O descartan el significado de la parábola como algo no aplicable a ellos. Así que ellos a cambio van a los escritos de Pablo, buscando “verdades más profundas.” Ellos quieren una teología que está claramente explicada para ellos en detalle.

En las parábolas el Señor Jesús habla muchas verdades y misterios de lo que representa el Reino de los cielos, en otras palabras es una gran semejanza llena de verdades de lo que representa la morada de Dios en los cielos. Pero estas verdades y misterios no son para ser reveladas a todos, por esta razón están escondidas para aquellos, que dirigidos por el Espíritu Santo de Dios puedan ser encontradas.

Jeremías 33:3. “Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.”

Por eso interesados los apóstoles le preguntaron al Señor Jesús. Mateo 13:10–11. “Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”. Esto nos enseña que no a todos les es revelado  los misterios de la Palabra de Dios, de allí que se puede oír, en muchas personas que leen la Biblia pero no la entienden. Y el Señor Jesús a sus discípulos les contesto "a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.

Así que los misterios de la Palabra de Dios les es revelado aquellos, solo aquellos que permanezcan cerca de Jesús, como lo estuvieron sus discípulos. Mateo 13:34–35. “Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”.

“Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo”. En estas palabras hay poder de revelación, pues dice la escritura que en las parábolas se declaran verdades escondidas (revelaciones) desde la fundación del mundo. Quiere decir que ya existían para que pudiesen ser escondidas desde antes del Génesis que es lo que comúnmente el pueblo de Dios conoce como la fundación del mundo.

Dejemos que el Espíritu Santo nos hable de la pequeña parábola de los tesoros escondidos. Mateo 13:44. “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”.

Podemos pensar, “¿Qué está escondido en estas verdades? Todos sabemos que Jesús es la perla preciosa, el tesoro escondido en el campo. Eso no es un gran secreto.” Yo te digo que hay un mana escondido en estas dos parábolas. Y solo un puñado de creyentes lo ha descubierto ¿Por qué? Ellos nunca han tomado tiempo para cavar como el hombre en esta parábola cavo. Ciertamente, estas dos figuras dispares—el hombre que cavaba y el tenaz mercader—hacen el significado de Jesús claro: Los secretos de Dios deben ser deseados sobre todas las cosas en la vida.

Curiosa resulta está parábola pues un hombre encuentra un tesoro escondido en un terreno y logra comprar aquella tierra. Hay que tener en cuenta algunos detalles.

El dueño del terreno antes de venderlo al que encontró el tesoro no era de seguro el dueño del tesoro escondido, pues donde hubiese sido el dueño, no vendería tal terreno y tampoco lo tendría enterrado allí sino lo tendría más seguro en un banco, como el hombre de la parábola de los talentos que el Señor Jesús le exhortó por haberlo enterrado y no haberlo guardado en el banco donde generarían intereses a su favor (Mateo 25:24–27) Entonces quiere decir que un antiguo dueño tuvo que haberlo guardado.

Con qué seguridad un hombre va a buscar un tesoro escondido en un terreno que no es de él, tendría que conocer de alguna manera al dueño del tesoro y saber dónde se encontraba el tesoro para poderlo hallar. Y también debía conocer al dueño actual del terreno para poderlo comprar. También nos deja ver que no estaba confiado del todo si realmente el tesoro permanecía todavía allí, pues cuando lo encuentra lo esconde de nuevo… “Y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.” Esto enseña que si estuviese totalmente seguro de aquel tesoro, primero vendería todo lo que tiene para comprar aquel campo y trabajar tranquilo y confiado en él, o mejor aún, si encontró el tesoro ¿para qué lo esconde de nuevo? ¿Por qué no negoció el tesoro y con la ganancia compraba el terreno? ¡De ésta manera no tendría necesidad de haber vendido todas sus cosas!

Cuando se trabaja incansablemente hasta encontrar tal tesoro, pues aquel hombre que encontró el tesoro, tuvo que haber trabajado en aquel campo en la noche y la madrugada, porque de día, debía trabajar en su propio campo ya que este no era su campo y en el día podía ser visto por otros como un intruso (Que ha decir verdad lo era) también tuvo que emplear herramientas para poder cavar y tapar nuevamente el lugar en que encontró el tesoro, lo que significa que invirtió primero para las herramientas y después para comprar el campo. Y también se movió con interés por encontrar el tesoro

Salmo 63:1. “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas”. El salmista nos enseña lo valiosos que es buscara Dios de madrugada, pues el Señor sabe recompensa el esfuerzo de aquellos que quieren hallarle. Después de trabajar en aquel campo por un buen tiempo llega la recompensa su tesoro se puede descubrir (REMA – Revelación de la Palabra a nuestras vidas) allí viene nuestro interés, pues todo lo que en nosotros vale merece el desprendimiento de todo lo demás para poderlo conseguir y debe comprar no el tesoro sino el terreno que contiene el tesoro“Y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”

Este hombre escondió el tesoro de nuevo, pues bien lo pudo haber robado ya que estaba buscando con interés en la propiedad que no le correspondía, pero él sabía que el tesoro no era lo que valía pues el campo de seguro guardaba más tesoros.

Juan 5:39. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mi” Así es la Palabra de Dios, como un campo lleno de tesoros, que cuando escudriñamos las Escrituras encontraremos allí Vida Eterna. Todos los tesoros que podamos encontrar en la Palabra de Dios tienen un valor diferente uno de otro y es necesario esconder en algunas ocasiones algunos tesoros, hasta el tiempo que Dios nos muestre el momento de exhibirlo como el gran tesoro invaluable que Él ha dado a nuestro corazón y aún hay tesoros que solamente deben ser enseñados a algunos y no a todos

1 Reyes 10:1,3. “Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles…Y Salomón le contestó todas las preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase”

Busquemos al Señor de noche y de madrugada, pues Jesús es el gran tesoro que se quiere dejar descubrir en la Palabra de Dios para nuestras vidas. Él se entregó a sí mismo por nosotros por lo cual debemos de darlo todo por el Señor; como el Apóstol Pablo lo expresa. Filipenses 3:8. “y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”

Escudriñemos sus Escrituras: Así como aquel hombre utilizó herramientas para encontrar el tesoro, hoy Dios nos permite trabajar con excelentes herramientas (Biblias, concordancias, diccionarios bíblicos, etc.) Con la ventaja que el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad (Juan 16: 13) Y no olvidemos no hay revelación en la palabra si no hay interés por encontrarla. Isaías 45:3. “Y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre”

Ahora bien, todos sabemos que el regalo de la salvación es gratis. Jesús pago el precio de nuestra salvación completamente, por toda la eternidad. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia” (Romanos 3:24). ¿Quién está dispuesto a trabajar duro para encontrar estos secretos? ¿Quién esperara pacientemente en el Señor para que sus secretos le sean revelados? ¿Quién esperará con el Espíritu Santo el tiempo suficiente para obtener algo de sus verdades vivificantes?

Nosotros encontramos una clave en el testimonio de Pablo. El apóstol nos dice, “Cuando agrado a Dios, que me aparto… y me llamo por su gracia, revelar a su hijo en mi, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulte enseguida con carne y sangre ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia” (Gálatas 1:15-17). Pablo recibió una revelación increíble de Cristo. Así que, ¿Por qué escogió mantenerlo en secreto? Fue porque este tesoro fue absolutamente precioso para él, más querido que cualquier otra cosa. Pablo había ayunado por esta verdad, orado por ella, la había buscado diligentemente. El sirvió a Dios con celo como un fariseo, pero sin conocimiento de la verdad (Romanos 10:2). Y ahora que había encontrado la verdad que era Cristo, no iba a ser despojado de esta.

Así que Pablo fue al desierto de Arabia para esconder su tesoro. En esencia, él estaba “vendiendo todo lo que tenía para comprar el campo donde el tesoro estaba escondido” (Mateo 13:44). Pablo estaba declarando, “yo no quiero que nadie ni nada me desvíe de esta gran verdad que he encontrado en Cristo. No quiero escuchar la opinión de nadie al respecto en estos momentos. Debo poseerlo por mí mismo. Y solo lo compartiré con otros después de haber entendido el significado completo de lo que he hallado.”

Me imagino el trabajador del campo en la parábola maravillado con el tesoro que encontró. Una vez que abrió el cofre, el sostuvo su tesoro, lo examinó, se regocijó en él. Sin embargo, inmediatamente, él sintió que sostenerlo y mirarlo no era suficiente. Él se dijo asimismo, “Debo tener esto. Debo poseer esto totalmente. Si lo hago, estará conmigo hasta el día de mi muerte. ”

Pablo es un ejemplo de aquellos que han descubierto el tesoro sin precio de una revelación al corazón de Cristo. Él cavó profundamente, encontró el tesoro, y estuvo gozoso con su hallazgo. Sin embargo, él lo escondió profundamente en su corazón. Él estaba diciendo, “No es suficiente para mi simplemente admirar a Jesús o maravillarme por él. Lo necesito viviendo dentro de mí. Yo debo tenerlo como mi misma vida. Ya no necesito más teología acerca del Salvador. He pasado una vida aprendiendo doctrinas. Mi objetivo ahora es conocer a Cristo y poseerlo. Quiero que Jesús viva a través de mí, y que mi antiguo yo muera”.

Aquí está lo que le costó a Pablo poseer su tesoro: “Cuantas cosas eran para mi ganancia las he estimado como pérdida por amor de Cristo… estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”(Filipenses 3:7-8).

¿Quién enterró el tesoro en el campo? Nuestro Padre Creador posee todas las cosas. Y posee el campo donde el tesoro fue enterrado. Esto significa que él fue quien lo enterró allí. Ahora, él sabía que el hombre excavando en el campo era pobre. Después de todo, los hombres ricos no necesitan hacer trabajos manuales. Así que este trabajador del campo tuvo que ir al propietario y hacer un trueque para comprar el campo.

Nosotros sabemos que no podemos comprar cosas espirituales con dinero. Así que ¿Cómo es posible comprar algo de nuestro bendito Padre? Isaías responde: “Venid comprad sin dinero, y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1). En otras palabras. Dios está diciendo, “¿qué valor tiene para ti?

Pablo ganó a Cristo. El salió del desierto en completa posesión de su tesoro. Y Cristo está vivo en mí. Todas mis ambiciones se fueron. Todo lo que yo quería hacer o ser antes, lo he dejado atrás en el desierto. Yo he encontrado el tesoro de mi vida, y él es todo suficiente para mí. Jesús es todo lo que alguna vez necesitare.”

Puedes preguntar, “¿Dónde está escondido el misterio en esta parábola del tesoro? ¿Qué secreto está enterrado allí? Pablo nos da la respuesta: “El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria” (Colosenses 1:26-27).

La segunda parábola es acerca de la perla de gran precio. “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busaca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compra” (Mateo13:45-46). ¿Quién es el mercader en esta parábola? La raíz griega aquí lo explica como un comerciante viajante de ventas al por mayor. Este mercader también era un probador. En otras palabras, él se ganaba la vida valorando perlas costosas por su calidad y valor.

Ahora, nosotros sabemos que Jesús es la perla de gran precio que el mercader halla. Él es muy costoso, de incalculable valor, porque el mercader vende todas sus otras posesiones para ganarla. ¿Quién era el propietario original de esta perla preciosa? Y ¿Por qué él estaría dispuesto a separarse de ella?

Creo que encontramos el significado de la perla en los propósitos eternos Dios. Obviamente la perla pertenecía al Padre. Él poseía a Cristo como cualquier otro padre posee a su hijo. De hecho, Jesús es la posesión más valorada del Padre.

Solo una cosa haría que el Padre ceda su invalorable perla. Él lo hizo por amor. Él y su hijo habían hecho un pacto antes de la creación del mundo. Y en este pacto el Padre consintió en ceder a su Hijo. Él lo entregó como un sacrificio para redimir a la humanidad.


Dios quiere que su perla sea hallada por aquellos que están obsesionados con poseerlo a él. Es como si él estuviera diciendo, “Mi perla está disponible solo para aquellos que le ponen un gran valor.” Así pues, el mercader en esta parábola representa a un grupo pequeño de creyentes hoy en día. Estos siervos han encontrado en Jesús la respuesta a cada necesidad y clamor de sus corazones. Él se ha vuelto el centro de sus vidas. Ellos han dispuesto su corazón para ir tras este premio con todo su ser. Y ellos van a obtenerlo, a cualquier precio. Bendiciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario