Dios tiene planes y propósitos para cada
ser humano como lo podemos ver a través de la cita bíblica de. Nuestro Dios es
amoroso y muy paciente, pero no permitirá que su pueblo more en incredulidad. Jeremías 29:11-14. La Biblia de las
Américas (LBLA) “Porque yo sé los planes que tengo para
vosotros” —declara el Señor— “planes de bienestar y no de calamidad, para daros
un futuro y una esperanza. “Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os
escucharé. “Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.
“Me dejaré hallar de vosotros” —declara el Señor— “y restauraré vuestro
bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os
expulsé” —declara el Señor— “y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al
destierro.”
Quizás te puedas identificar con algunas
de las situaciones que voy a describir a través de pasajes y personajes de la
Biblia; si es así entonces vamos a poder recibir consolación a través de la Palabra
de Dios y del Espíritu Santo.
Te sientes sólo, abandonado, te han
traicionado, te han menospreciado, te han olvidado, te han dado por muerto en
lo que tiene que ver con tus sueños, tus anhelos, tus metas, el ministerio que
sientes que te ha dado el Señor. ¿Has sufrido persecución espiritual y física
por causa de tu fe? Aún tus familiares te han dado la espalda o los que creías
que eran tus amigos y amigas desaparecieron. ¿Has vivido situaciones de prueba
económica y laboral, de enfermedad, de soledad? ¿Has encontrado falsos
creyentes, (engañadores y engañadoras) que tienen apariencia de piedad y amor
pero que en realidad son lobos disfrazados con corazones secos por falta del
verdadero amor que proviene de Dios y que vienen con malas intenciones a tu
vida para destruirte?
Isaías 43 La Biblia de las Américas
(LBLA) Dios, único libertador de Israel. Mas ahora,
así dice el Señor tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: No temas,
porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. Cuando
pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando
pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará. Porque yo soy el
Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; he dado a Egipto por tu
rescate, a Cus y a Seba en lugar tuyo. Ya que eres precioso a mis ojos, digno
de honra, y yo te amo, daré a otros hombres en lugar tuyo, y a otros pueblos
por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu
descendencia, y del occidente te reuniré. Diré al norte: “Entrégalos;” y al
sur: “No los retengas.” Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los
confines de la tierra, a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he
creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho.
Tengo una buena noticia para ti y para mí
acompañada de promesas de parte de Dios.
Dios usa las pruebas y adversidades para
enseñarnos humildad, para darnos consuelo y para su gloria. También para
despertar nuestro espíritu y que nos aferremos al Señor y su Palabra con la
ayuda del Espíritu Santo con un único objetivo 1
Pedro 1:9. La Biblia de las Américas (LBLA) Obteniendo,
como resultado de vuestra fe, la salvación de vuestras almas.
Hoy veremos por la Escrituras más
respuestas a las preguntas: Para que Dios permite las aflicciones en nuestra
vida. Si estas en un desierto puede ser porque estás dentro de los planes de
Dios. El propósito de Dios es tratar con nuestras vidas para que no te quedes
en el desierto. Podemos llegar a engañarnos con la prosperidad y la ambición
personal porque es un error que todo ser humano tiende a cometer cuando
empezamos a vernos con un poco de ventaja sobre cualquier adversidad. No debemos
llegar a sentirnos satisfechos con nosotros mismos y pensar que por nuestra
fuerza logramos estas cosas.
El plan de Dios tienen un propósito: Prepararnos
para las bendiciones porque para ver el Arco Iris, primero tenemos que soportar
la lluvia. Debemos comprender el propósito que Dios tiene con las pruebas y de
qué manera, podemos aprender a beneficiarnos porque son la antesala de las
bendiciones.
Deuteronomio 8:2. Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu
Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte,
probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus
mandamientos.
Podemos ver que por su poder y amor,
recibimos provisión, no solo en medio de las pruebas sino cuando hemos
atravesado exitosamente los desiertos. El recuerdo de las experiencias vividas
en el desierto ofrece un nuevo motivo para despertar los recuerdos de la bondad
de Dios. Esta humillación no es un castigo, sino que tiene valor educativo, es
amor de Padre. La fidelidad al Señor no se demuestra hasta que no pasa por la
prueba de la adversidad. Ahí se ve si es auténtica esa fidelidad. Él quiere
saber cómo está tu corazón y tu actitud. Sabemos que el corazón es propenso a seguir
sus propios caminos. Dios te pone al límite de tus posibilidades para saber si
puede contar contigo. Ya sabemos que tenemos libre albedrío. La obediencia a
Dios es un asunto voluntad y de corazón. Las pruebas revelan lo que hay en
nuestro corazón y nos preparan para las bendiciones. En las adversidades, es
difícil llevar una vida de obediencia absoluta.
Deuteronomio 8:3. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del SEÑOR.
La palabra “humillarte” en hebreo
significa estar literalmente “pasando hambre, sin nada”. La humillación de
Israel fue su pobreza, su falta de recurso económico y es el problema de mucha
gente hoy en día. Israel aprendió a confiar en Dios y depender de la provisión
divina. Cada día tenían que creer que Dios iba a proveer el pan, fue una gran
prueba. Dios le permitió experimentar el hambre. Siempre en medio de las
pruebas Dios nos provee.
El Señor Jesucristo citó este texto en Mateo 4:4 cuando confrontó las tentaciones de
Satanás en el desierto. Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: “No solo de pan
vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
A Moisés lo sacó Dios del desierto, para
gobernar a su pueblo. (Éxodo
3:1-10), y fue conocido
como el hombre más humilde de la tierra.
Elías anduvo por el desierto y luego Dios
habló con Él. (1 Reyes
19:4-15), estando en el desierto deseó morirse
hasta que el ángel del Señor lo alimento, y fue conocido como el profeta de
fuego.
David estuvo mucho tiempo en el desierto
antes de ser Rey. (1 Samuel
23:14-18), (2 Samuel 5:3), después de estar mucho tiempo exiliado
por el desierto, fue el rey más grande de Israel, y a Jesús se le dice “hijo de
David”, no hijo de Abraham, o hijo de Jacob.
Jesús antes de comenzar su ministerio
pasó por el desierto. (Mateo
4:1-11), y después comenzó
un ministerio que aun dura (más de 2000 años), redimiéndonos de la muerte con
el acto de amor más grande jamás conocido.
Muchos vamos a tener que pasar por la
prueba del desierto. Cuando hablamos de maná, hablamos de alimento espiritual,
la palabra de Dios, el alma no puede vivir sin la cantidad diaria de la palabra
de Dios. En (1 Pedro
2:2)
declara que la Palabra de
Dios es tan esencial para el creyente como la leche para un niño.
Deuteronomio 8:4. Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante
estos cuarenta años. (Bendiciones silenciosas) A veces no nos damos cuenta pero no se
nos rompen las cosas materiales. Casi nunca notamos ni agradecemos a Dios
cuando nuestro automóvil no se descompone, nuestras ropas no se desgarran, ni
se rompen nuestras herramientas. Recuerde agradecer a Dios estas bendiciones
silenciosas. Dios provee todo lo que necesitas: Dios
marcha junto a nosotros. Dios nos
protege.
Deuteronomio 8:5. Por tanto, debes comprender en tu corazón que el SEÑOR tu
Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo. Dios te estaba disciplinando: La palabra
“disciplinar” en el hebreo, quiere decir “educar”. Por medio de las pruebas,
Dios nos disciplina.
Deuteronomio 8:6. Guardarás, pues, los mandamientos del SEÑOR tu Dios, para
andar en sus caminos y para temerle. "Guardaras los mandamientos", "andarás
en sus caminos" y "temerás al Señor", en este versículo enfatiza
antes de recibir las bendiciones lo que ha de ser normal en nuestra vida y a
veces no lo es, tres condiciones que cuando las pasamos por alto, nos pueden
llevar a un desierto en nuestra vida, por eso hace énfasis en este versículo
que si hacemos esto parte de nuestra vida disfrutaremos de lo que viene del versículo
7 al 10, las bendiciones de ser aprobado por Dios.
Deuteronomio 8:7. Porque el SEÑOR tu Dios te trae a una tierra buena, a una
tierra de corrientes de aguas, de fuentes y manantiales que fluyen por valles y
colinas. Esta
abundancia de “agua=Bendición”. Cuando
pasamos con éxito la prueba que Él Padre nos ha puesto, dejaremos atrás la
pobreza tanto física como espiritual, y disfrutaremos de las riquezas de la
nueva tierra. Las
bendiciones no pueden llevarnos a olvidar el propósito que tuvo Dios con las
pruebas. Tierra de corrientes de aguas, de fuertes
y manantiales: Gran variedad de bendiciones te van a llegar. Comunión con Dios. Trabajo. Felicidad
con los tuyos. Fortaleza
espiritual. Las
cosas se te pondrán de cara sin saber cómo. En fin
las cosas te vendrán como si las empujara un torrente de agua.
Deuteronomio 8:8. Una tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y
granados; una tierra de aceite de oliva y miel. Estos frutos son producto de la bendición
y se consiguen cuando pasas el desierto, porque en el desierto no hay fruta ni
flores.
Deuteronomio 8:9. Una tierra donde comerás el pan sin escasez, donde nada
te faltará; una tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes puedes sacar
cobre. La
palabra en hebreo traducida escasez se traduce como “pobreza”. "Pan sin escasez" y "nada
te faltara", sin problemas de ninguna clase.
Deuteronomio 8:10. Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás al
SEÑOR tu Dios por la buena tierra que Él te ha dado. (Formas verbales que te
aseguran que lo tendrás, lo disfrutarás y lo recibirás) Las pruebas en el plan de Dios están
ligadas a las bendiciones. Siempre
las bendiciones de Dios sobrepasan nuestras expectativas. Buena tierra: (Cuando sales del desierto). La palabra declara que el Señor te trae
una buena tierra. Con esto
quiero decir que el Señor después de la prueba, te trae un tiempo de
importantes bendiciones de la tierra buena salen buenas cosechas.
Acuérdate que el desierto pasará y que gozaras de lo que Dios te prometió. Porque en el desierto se curten los buenos soldados. Porque en el desierto aprenderás a valorar lo poco como si fuera mucho. Cuando conquistes alguna meta en tu vida no te olvides que es por la Gracia de Dios, por lo tanto debes de agradecerle esa bendición. Recordar en las oraciones la bondad de Dios para con ustedes.
La experiencia de Israel en el desierto
fue una prueba de fe que sirvió para humillarla como te puede servir a ti para
aprender a confiar en Dios. Dios tiene un propósito en medio de las pruebas que
nos sobrevienen:
Atravesar el desierto. Doblegar el
orgullo. Aprender de los periodos de escasez. Él es fiel en cada momento de
nuestra vida. Mateo
6:25-30. La Biblia de las Américas (LBLA) Por eso os digo, no os preocupéis por
vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué
vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad
las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin
embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más
valor que ellas? ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una
hora al curso de su vida? Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo
crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; pero os digo que ni Salomón
en toda su gloria se vistió como uno de éstos. Y si Dios viste así la hierba
del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por
vosotros, hombres de poca fe?
Cuando hayamos sido abundantemente
bendecidos, no podemos olvidar quién fue el que lo hizo: Nuestro Padre
celestial. Recuerda que aunque estés cansado y lleno de arena, Jesús también
paso por eso. Y te dice en esta noche:
Apocalipsis 3:19. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé, pues,
celoso y arrepiéntete. Filipenses 4:19. Y mi
Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús.
Ahora bien, si todo creyente va a pasar
por tiempos de prueba, la pregunta que debemos hacer es, ¿cómo podremos
soportar esos tiempos de prueba? En 1 Pedro 1:8-9, el apóstol indica CUATRO cosas
que son importantes, si queremos triunfar sobre las pruebas:
1. AMAR A CRISTO (“a
quien amáis sin haberle visto”, v.8a) La primera característica del
creyente es que AMA a Cristo. Pedro
amaba mucho al Señor; lo valoraba mucho, como lo expresa en 1 Pedro 2:7 (“él es precioso”).
Pero lo que parece sorprender a Pedro es que los creyentes a quienes él
estaba escribiendo, amaban al Señor a pesar de nunca haberlo visto. ¿Cómo es
posible que el creyente ame al Señor, a pesar de nunca haberlo visto? Bueno, Juan lo explica, en 1 Juan 4:19,
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”.
Habiendo experimentado el amor del Señor (Su perdón, Su gracia, Su
misericordia, etc.), nosotros sentimos un profundo afecto por Él. Y es ese amor que nos lleva a sacrificarnos
por Él.
Por ejemplo, antes de conocer a Cristo,
Pablo era un hombre orgulloso, que valoraba muchas cosas de sí mismo. Los menciona en Filipenses
3:5-6 –
circuncidado según la ley, de sangre judía, de la tribu de Benjamín, fariseo,
etc. Sin embargo, cuando conoció al
Señor, la actitud de Pablo cambió rotundamente.
Por eso afirma, ahora como creyente, Filipenses 3:7-8. “Pero cuantas cosas eran
para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas
como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por
amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.
Para el creyente, Cristo es el “tesoro
escondido” (Mateo
13:44). Y es el amor a Él que le lleva al creyente a
estar dispuesta a vender todo lo que tenga, con tal de poder ganar ese Tesoro. Él
es también ‘la perla de gran precio’ (Mat
13:45-46). Con tal de obtenerlo, ningún sacrificio es
demasiado grande. Se vende todo lo que
uno tiene, con tal de ganar esa Perla.
Ahora, es esta clase de amor que le ayuda
al creyente a soportar las pruebas.
Miren lo que leemos en Hechos
5:41.
Los apóstoles (Pedro y Juan) habían sido arrestados y azotados. El Sanedrín (el “concilio”) les había
prohibido predicar más el evangelio de Cristo.
¿Cuál fue la reacción de los
apóstoles? Lucas nos dice que “ellos
salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos
de padecer afrenta por causa del Nombre”.
Vemos, aquí, como el amor el Señor les ayudó a salir triunfantes de este
tiempo de prueba. La realidad
es que nos amamos demasiado a nosotros mismos, y por eso fallamos muchas veces
en las pruebas. Pidamos a Dios que nos conceda un amor más sincero, serio y
profundo.
2. CREER EN CRISTO (“en quien
creyendo…”, v.8b) La
segunda característica del creyente es que CREE en Cristo. Su fe viene a ser tan importante, que es por
medio de ella que Dios nos salva (Efesios
2:8; 1 Pedro 1:5). La fe también es muy importante para salir
victoriosos en tiempos de prueba. Juan afirma, “esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).
Sin embargo, es importante aprender esta
lección: si queremos soportar tiempos de prueba, y salir victoriosos de ellos,
¡necesitamos fortalecer nuestra fe! Y
esto encaja perfectamente con el contexto del pasaje que estamos estudiando en
esta parte del mensaje. En 1 Pedro 1:5-7, el apóstol indica que tiempos de prueba
venían pero que el propósito de esas pruebas era fortalecer su fe. Dado a que somos salvos y guardados por la
fe, esa fe debe ser genuina y fuerte. Y
es justo para ayudarnos a entender qué clase de fe tenemos, y para fortalecer
esa fe, que Dios permite pruebas en nuestras vidas. Las pruebas evalúan la calidad de fe que
tenemos, y también la fortalece (si es que es una fe genuina).
3. EXPERIMENTAR PROFUNDO GOZO (“os
alegráis con gozo inefable y glorioso”, v.8c) Una tercera característica del creyente
es que se GOZA en Cristo. A los
creyentes en Filipos, Pablo los exhorta, “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4). Pero, ¿es posible gozarse en tiempos de
prueba? Parece que sí, porque eso es
precisamente lo que Cristo nos manda hacer.
En las Bienaventuranzas de Mateo
5, Cristo termina diciendo, “Bienaventurados los que
padecen persecución por causa de la justicia…Bienaventurados sois cuando por mi
causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo. Gozaos y alegraos…” (Mat 5:10-12).
Quizá Pedro estaba recordando estas
palabras del Señor, cuando redactó su epístola, diciendo: “Amados, no os sorprendáis
del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os
aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de
Cristo…” (1
Pedro 4:12-13).
4. OBTENER LA SALVACIÓN (“obteniendo el
fin de vuestra fe, que es la salvación…”, v.9) Una cuarta característica de verdadero
creyente es que está seguro de su salvación. ¡YA ES SALVO! Ya ha sido
resucitado con Cristo; ya está sentado con Cristo en lugares celestiales; ya
está reinando con Cristo (Efesios
2:5-6. La Biblia de las Américas (LBLA). Aun cuando
estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia habéis sido salvados), y con Él nos resucitó, y con El nos sentó en los
lugares celestiales en Cristo Jesús. Pablo expresa la seguridad de la salvación en la siguiente manera en Romanos 8:30:
“A los que predestinó, a éstos también llamó; y a
los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos
también glorificó”.
El creyente está esperando su salvación.
La espera con seguridad. Y es esa ‘esperanza’ que le trae gozo, aun en medio de
las pruebas. Todo esto es un anticipo de la salvación Apocalipsis 19:6-7 La Biblia de las
Américas (LBLA) Y oí como la voz de una gran
multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes
truenos, que decía ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina. Regocijémonos
y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han
llegado y su esposa se ha preparado. Por ende, el creyente que experimenta
estas cosas (amor, fe, gozo, en tiempos de prueba), ya está experimentando algo
de la salvación final. ¡Ya lo tiene por adelantado! Y esa experiencia es lo que
le ayuda a salir victorioso de los momentos difíciles de su vida.
¿Tenemos esta esperanza firmemente en
nuestros corazones? ¿Sirve como un ancla en las pruebas? Si somos creyentes,
podemos estar seguros que tendremos pruebas a lo largo de nuestras vidas. La
pregunta es, ¿Cómo vamos a responder ante estas pruebas? ¿Saldremos victoriosos? Bendiciones.
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