Juan 8:31-32. Jesús
dijo: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Que el Señor Creador de todo lo que existe, el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, nos afirme en su Palabra y en sus caminos con la
ayuda del Espíritu Santo en estos tiempos para comprender el propósito para
cada uno de nosotros, nuestros deberes y responsabilidades ante Dios y los
hombres. También el poder entender el lugar y lo que nos pertenece en Cristo.
Veamos primero que todo el significado bíblico de lo que es
ser un cristiano. La palabra cristiano viene del griego jristianos, que a su
vez proviene de jristos, "Cristo"
o "Ungido". Por tanto, un cristiano es un seguidor de Cristo Jesús; la palabra se emplea como sinónimo de "discípulo".
Un cristiano es una persona que se reconoce pecadora, incapaz
de ganar con sus méritos el perdón de Dios, pero que ha decidido reconocer que
el sacrificio de Jesús le cubra sus culpas y recibe el galardón que Dios otorga
a los santos, no por ser un santo sino porque ha sido santificado por la sangre
de Jesús y vive procurando hacer la voluntad de Dios, plenamente seguro de que
será salvo por el mérito de Jesucristo si se mantiene dejándose guiar por el
Espíritu Santo de Dios que es esa fuerza que le ayuda a tomar la opción
correcta cuando se le presenta una tentación.
Un cristiano verdadero, como persona, no es, necesariamente,
mejor que otros que no son cristianos, es más, en muchos casos puede ser una
peor persona, entonces, su aparente buena conducta, es el resultado de la
influencia del Espíritu Santo de Dios en su vida, y, aunque las personas no lo
consideren digno de ser cristiano, no pueden negar que es una persona diferente
y que, sin ser mejor que otros, recibirá la vida eterna por haber creído a
Jesucristo.
Entendiendo que creerle a Jesucristo implica reconocerse
perdonado por todos sus pecados y que será ayudado en adelante para no pecar
como lo hacía antes e incluso a levantarse de inmediato si comete un error
porque su salvación es tan cierta como cierta es la palabra de Dios: El que
cree en el Señor Jesucristo será salvo, no será tentado más de lo que pueda
soportar y fiel es Dios para guardar sin caída a los que en él confían.
En la Biblia se emplea por primera vez el término
"cristiano" en Hechos
11:26, donde dice: "A los discípulos se les llamó cristianos
por primera vez en Antioquía". En esta
ciudad de Siria había una iglesia muy
dinámica, fundada por cristianos hebreos procedentes de Jerusalén y fortalecida
por la predicación de Pablo y Bernabé, los cuales a su vez fueron luego
comisionados como misioneros. Hechos
11:19-30. Hechos 13:1-3.
La palabra "cristiano"
se aplica a los discípulos de Jesús solamente
en otros dos pasajes más del Nuevo Testamento. Hechos 26:28. Entonces Agripa
dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 1 Pedro 4:16. Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence,
sino glorifique a Dios por ello.
Jesús extendió una invitación para que se le siguiera. “Si alguien quiere venir
en pos de mí —dijo—, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame
de continuo.” Mateo
16:24. Los verdaderos cristianos tienen fe absoluta
en que Jesucristo es en un sentido especial el Ungido de Dios y su Hijo
unigénito, la Descendencia Prometida que sacrificó su vida humana como rescate.
También creen que resucitó y está a la diestra de Dios Padre, y que recibió
autoridad para para establecer el reino de los cielos en medio de la humanidad
a través de su iglesia con la ayuda del Espíritu Santo.
Mateo 20:25-28. Entonces
Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se
enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas
entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será
vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 28:18. Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Lucas 24:46. Y
les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y
resucitase de los muertos al tercer día.
Juan 3:16. Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Gálatas 3:16. Ahora
bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la
cual es Cristo.
Filipenses 2:9-11. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios
Padre.
Hebreos 10:12-13. Pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado
a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean
puestos por estrado de sus pies.
Para los cristianos la Biblia es la Palabra inspirada de
Dios, la verdad absoluta, provechosa para enseñar y disciplinar al hombre. Juan 17:17. Santifícalos en tu verdad;
tu palabra es verdad. 2 Timoteo 3:10-17. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe,
longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me
sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido,
y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los
engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que
has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la
niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para
la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra.
2 Pedro 1:21. Porque nunca la profecía
fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo.
De los cristianos verdaderos se requiere más que simplemente
confesar que tienen fe. Es necesario que la creencia se demuestre a través de
una vida consagrada a Dios a través de la obediencia en amor. Juan 14:15. Si
me amáis, guardad mis mandamientos. Romanos 10:10-11. Porque con el corazón se
cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la
Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Santiago 2:17,26. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí
misma. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
obras está muerta.
A pesar de nacer en pecado, los que llegan a ser cristianos
se arrepienten, se vuelven, dedican su vida a la adoración y el servicio a Dios.
Hechos 2:38. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo. Hechos 3:19. Así
que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Colocan su vida en armonía con los principios bíblicos
dejando atrás su vieja manera de vivir.
Gálatas 5:19-25. Y manifiestas son las
obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del
Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han
crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu,
andemos también por el Espíritu.
1 Corintios 6:9-11; Efesios 4:17-24; Col
3:5-10. “Que ninguno de ustedes —escribió Pedro a los cristianos—
sufra como asesino, o ladrón, o malhechor, o como entremetido en asuntos
ajenos.” 1 Pedro 4:15.
Los cristianos han de ser amables, de temperamento apacible, deben
tener gran paciencia y dominio propio. Colosenses 3:12-14. Vestíos,
pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas
cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Proveen para los suyos y cuidan de ellos, y además aman al
prójimo como a sí mismos. 1 Timoteo
5:8. Porque si alguno no provee para los suyos, y
mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo; Gálatas
6:10. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos
bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe; Mateo 22:36-40.
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende
toda la ley y los profetas; Ro 13:8-10. No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo,
ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás
falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal
al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
La principal cualidad por la que se ha de identificar a los
cristianos verdaderos es el amor sobresaliente que se tienen entre sí. Juan 13:34,35. Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también
os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros; Juan 15:12,13. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como
yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus
amigos.
Los cristianos verdaderos imitan el ejemplo de Jesús, el Gran
Maestro y el Hijo de Dios Padre. Juan
18:37. Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió
Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido
al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye
mi voz; Apocalipsis 1:5-6. Y de Jesucristo
el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de
la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los
siglos de los siglos. Amén; Apocalipsis 3:14. Y
escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto.
Otra de las características que identifican a un cristiano
verdadero es el deseo de cumplir con el mandato de llevar el mensaje de
salvación, el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, a las almas perdidas en
todos los lugares de la las naciones de la tierra. Al llevarlo a cabo, los
cristianos testifican públicamente, exhortando a las personas a huir del pecado
y del mundo al depositar su esperanza y confianza en el reino de Dios. Marcos 16:15-20. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán
fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si
bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el
cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas
partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la
seguían. Amén.
No hay duda de que estas son buenas nuevas, pero la
proclamación de este mensaje les ocasiona gran persecución y sufrimiento, tal
como le ocurrió a Jesucristo. Sus seguidores no son mayores que él; les basta
llegar a ser como él. Hechos
5:42. Y ellos salieron de la presencia del
concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa
del Nombre; Hechos 20:20-21. Y cómo nada que
fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,
testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y
de la fe en nuestro Señor Jesucristo; Apocalipsis 18:2-4. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la
gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu
inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las
naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la
tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido
de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de
ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis
parte de sus plagas.
Los verdaderos cristianos sufrirán persecución en medio de
este mundo, pero esto es necesario pasar por esto para poder entrar en el reino
de los cielos. Es comprensible que en el primer siglo estas personas —que
tenían unos principios cristianos de moralidad e integridad tan elevados, y
que, además, predicaban con franqueza y gran celo un mensaje tan emocionante—
en seguida atrajeran la atención. 1 Pedro
4:16. Si alguno “sufre como cristiano —aconsejó Pedro—, no se
avergüence, sino siga glorificando a Dios en este nombre”. Mateo 10:24-25;
Mateo 16:21; Mateo 24:9; Juan 15:20; 2 Timoteo 3:12; 1 Pedro 2:21. Mateo 22:21;
Juan 17:16; Romanos 13:1-7, y por eso el mundo
los odia. Juan 15:19; Juan 18:36;
1 Pedro 4:3, 4; Santiago 4:4; 1 Juan 2:15-17.
Los viajes misionales de Pablo, por ejemplo, eran como un
fuego del evangelio de salvación que se propagaba por ciudad tras ciudad
—Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe y Perga, en un viaje; Filipos,
Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto, en otro— y que movía a la gente a
reflexionar y tomar una posición con respecto a las buenas nuevas del reino de
Dios. Miles de personas abandonaron sus organizaciones religiosas falsas,
abrazaron el cristianismo de todo corazón y emprendieron con celo la actividad
de predicar, en imitación de Cristo Jesús y los apóstoles.
Esto hizo que fuesen
objeto de odio y persecución, promovidos sobre todo por los líderes religiosos
y los gobernantes políticos mal informados.
El cristianismo del primer siglo no utilizaba ni templos ni
altares ni crucifijos, ni tampoco favoreció a eclesiásticos con títulos e
indumentaria especial. Los cristianos primitivos no celebraban fiestas
estatales y rehusaban prestar servicio militar. No obstante, como indicaba la
carta de Plinio, no todos los que se llamaban cristianos demostraron ser tales
cuando se les puso a prueba. Como se había predicho, el espíritu de la
apostasía empezó a obrar durante el período apostólico. (Hch 20:29, 30; 2Pe
2:1-3; 1Jn 2:18, 19, 22.)
En los versículos que hemos estudiado hoy, Jesús nos está
enseñando que si permanecemos en la Palabra de Dios y si nos mantenemos fieles
a sus enseñanzas, es entonces cuando nos convertimos en sus verdaderos discípulos.
El significado de un discípulo
literalmente se traduce como “un aprendiz”… denota “el que sigue las enseñanzas
de alguien”…. En términos bíblicos, un “discípulo” es un creyente que sigue las
enseñanzas de Cristo y sigue Su ejemplo.
Así que el discipulado no es simplemente una decisión de la
creencia en algún momento, sino un proceso continuo de seguir y obedecer. Esto
significa que debemos leer su palabra con mucho cuidado y aplicarla a nuestra
vida cotidiana. Se nos ordena abandonar cualquier enseñanza que no están de
acuerdo con las palabras de Dios como Pablo advierte a Timoteo. “Predica la Palabra;
persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha
paciencia, sin dejar de enseñar. Porque llegará el tiempo en que no van a
tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán
de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar
la verdad y se volverán a los mitos.” 2 Timoteo 4:2-4.
El resultado de permanecer en la palabra de Cristo es la
libertad, la libertad espiritual de la esclavitud del pecado. Juan 8:31-34. Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás
hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les
respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado,
esclavo es del pecado.
Gálatas 5:1. Cristo
nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no
se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.
Ser sus discípulos y enseñar a otros a conocer la verdad es
un proceso que no sucede de repente. Al obedecer la palabra de Jesús y
continuar la búsqueda de sus verdades, vamos a empezar a mirarnos a nosotros
mismos de manera diferente, no nos vemos más de la misma manera como en el
pasado. Vamos a ver a la gente de manera diferente y las preciosas enseñanzas
de Cristo cambiarán nuestro sistema de valor. Vamos a empezar a entender que “el Hijo de Dios ha venido
y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero.” (1 Juan 5:20)
La Verdad es un título para Jesús. Él dijo: Juan 14:6. Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por Mí. Y Él ha revelado Su verdad a través de Su Palabra.
Conocer la verdad absoluta sólo es posible a través de una relación personal
con Aquel que es la Verdad – Jesucristo. La verdad nos liberará y nos permitirá
ser todo lo que estamos destinados a ser, ya que la verdad se usa en las
Escrituras como un resumen de la vida piadosa, porque decir la verdad y ser
honesto con uno mismo y con Dios, es la esencia del ser un discípulo de
Jesucristo, que Dios quiere que seamos.
Lucas 8:19-21. Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no
podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu
madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les
dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
Tenemos que entender que no es suficiente leer acerca de la
verdad de Dios, debemos caminar en ella. Es sólo cuando recibimos la verdad, la
amamos, nos aferramos a su enseñanza, y andamos por ella, que somos auténticos
discípulos de Cristo.
Isaías 5:20-23. ¡Ay
de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz
tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce
por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes
delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres
fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al
justo quitan su derecho!
Por sus frutos los conoceréis. Mateo
7:15-23. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros
con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así,
todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede
el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol
que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos
los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
El Señor nos dice aquí que es por los frutos de amor y justicia de acuerdo a su
Palabra, porque nuestra justificación delante del Padre Celestial es el
gobierno del Señor Jesucristo en nuestros corazones y nuestras vidas, no por
los dones, no por los ministerios, no por la determinada iglesia a la que se
pertenezca, no por el dinero o los bienes materiales, no por la cantidad de
conocimiento, no por nuestra educación, no por la familia a la que
pertenezcamos, no por la posición social.
Bendiciones.
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