Hebreos 12:2. (DHH). Fijemos
nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la
perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa
muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se
sentó a la derecha del trono de Dios.
Es
nuestro deseo de que con el estudio del día de hoy sobre la epístola a los
Hebreos podamos ser fortalecidos en nuestro hombre interior, para afirmarnos en
las verdades del evangelio llegando a comprender cuál es nuestra verdadera posición en Jesucristo en los
lugares celestiales y que de esa manera podamos accionar en fe en nuestro
diario caminar por este mundo, que podamos alinear nuestra mente y corazón con
el corazón de Dios.
Puestos
los ojos, Strong #872; de «lejos de», y, «ver». La palabra significa atención no dividida,
alejar la mirada de todas las distracciones, con el fin de contemplar un objeto,
en Hebreos 12:2 es poner los ojos en Jesús y no en ningún
otro.
“Y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante.” El autor del libro de Hebreos confirmó el valor de la fe y la paciencia del
cristiano en Hebreos
6:10-12. Siempre habrá trabajos
duros, dificultades y necesidades grandes, y problemas que parecen sin
solución, de toda índole en la iglesia. Hechos
14:21-23. A través los trabajos, dificultades, necesidades, y
problemas en la iglesia vamos a acecarnos a Dios y Su voluntad. Santiago 1:2-4. Mantengamos la fe con toda paciencia, y vamos a dar la gloria a Dios en
todo, y esperemos en Él por todo. Santiago
4:13-15. Vamos seguir constantes en oración. Santiago
5:16. “La
oración del justo puede mucho.” Pidamos como la Biblia nos enseña. Santiago 4:2-4. Orar sin cesar.
¿Qué
situación está viviendo en estos momentos mi hermano y mi hermana? ¿Qué pensamientos
pasan por su mente? ¿Qué decisiones está por tomar? ¿Está dependiendo del
Espíritu Santo para ser guiado, pastoreado y ministrado? ¿Tiene en su corazón
agradar a Dios en su manera de pensar, hablar y de vivir? ¿Es Dios el centro de
su vida y su familia? ¿Ha entendido el deseo de Dios para su vida y su familia?
¿Ha entendido las verdades del evangelio? ¿Está buscando el reino de Dios y su
justicia? ¿En su corazón está el deseo de amar a Dios por lo que él es y no por
el temor de que su alma se pueda ir al infierno?
Hebreos 12:1-3. Por tanto,
nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad
a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Aunque
la epístola a los Hebreos está dedicada específicamente a
los judíos cristianos, sus enseñanzas y amonestaciones prácticas también eran
aplicables a los creyentes gentiles. En Cristo no hay distinción entre judío y
gentil.
Colosenses 3:11. Donde
no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita,
siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
Esta
carta fue escrita a un grupo de judíos cristianos, probablemente alrededor del
año 64 d.C. antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Esta
epístola nos muestra el ministerio de nuestro Señor Jesucristo y su propósito
en la tierra a favor de todo aquel que deposita su fe y su confianza en Dios y
su Palabra Eterna.
Estos
cristianos, que habían pasado por la persecución, se estaban alejando de su fe
y estaban cediendo a la tentación de volver al judaísmo. El autor escribe esta
carta para señalar la superioridad del cristianismo y animarles en la fe. Como
hijos de Dios debemos perseverar en los caminos del Señor y no volver atrás. Cada
creyente sabe de dónde ha sido rescatado, es por eso que en medio de las circunstancias se debe poner en acción la fe en la Palabra de Dios y continuar
caminando en obediencia a los planes y propósitos de Dios dependiendo en todo
momento del Espíritu Santo.
Mateo13:16-23. Pero
bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que
veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. Oíd, pues, vosotros la
parábola del sembrador:
Cuando alguno oye la palabra del
reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su
corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en
pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la
aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de
este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la
palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Mateo 13:37-43. Respondiendo
él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo
es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del
siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la
cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el
Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven
de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego;
allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán
como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
Enfáticamente
el autor de la carta a los Hebreos señala que Cristo es superior a los
profetas, los ángeles, Moisés, Josué, y Aarón. Dios había hablado a través de
cada uno de ellos, ¡pero ahora Él ha hablado a través de Su Hijo! Después de Romanos, Hebreos ha ejercido la influencia más grande en el
pensamiento de las generaciones sucesivas de cristianos.
La iglesia (Todo creyente que ha puesto su confianza y esperanza en
Jesucristo y su obra redentora) necesita hoy en día las enseñanzas ofrecidas
por las leyes y prescripciones del Antiguo Testamento, que Hebreos relaciona
tan bellamente con Cristo y el evangelio de eterna salvación.
El
cristianismo no es algo añadido al judaísmo, es la revelación de Dios a través
del Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo. Mateo 5:17-18. No
penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley
hasta que toda se cumpla.
Esta
verdad es algo nuevo para la humanidad; sin embargo, un conocimiento profundo
del Antiguo Testamento, proporciona una apreciación más rica y maravillosa del
nuevo pacto de la gracia de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Aunque
la epístola es fundamentalmente doctrinal en su contenido, también es extremadamente
práctica para cada creyente sin importar la época o el contexto en el que se
mueva.
La
Epístola a los Hebreos describe en detalle cómo Jesucristo no solo cumple las promesas
y las profecías del Antiguo Testamento, sino también cómo Jesucristo es mejor que
todo el sistema de pensamiento judío. Los judíos aceptaron el Antiguo
Testamento, pero muchos de ellos rechazaron a Jesús como el Mesías por tanto
tiempo anhelado. Los destinatarios de esta carta dan la impresión de haber sido
judíos cristianos. Tenían un buen conocimiento de las Escrituras y habían
profesado su fe en Cristo. Ya sea debido a la duda, a la persecución o a la
falsa enseñanza, pudieron haber estado en peligro de abandonar su fe cristiana
y regresar al judaísmo.
El
énfasis en el sacerdocio Levítico y en los sacrificios, como también en la
ausencia de cualquier referencia a los gentiles, apoyan la conclusión de que
una comunidad de hebreos era la destinataria de la epístola. Aunque estos
hebreos eran primordialmente convertidos a Cristo, probablemente había un número
de incrédulos en medio de ellos, quienes fueron atraídos por el mensaje de
salvación, pero quienes aún no habían hecho un compromiso total de fe en Cristo.
Una cosa es clara a partir del contenido de la epístola: la comunidad de
Hebreos estaba enfrentando la posibilidad de una persecución intensificada
(10:32-39;12:4).
Conforme
confrontaban esta posibilidad, los hebreos estaban siendo tentados a deshacerse
de cualquier identificación con Cristo. Quizás consideraron reducir a Cristo de
ser el Hijo de Dios a un mero ángel. Tal precedente ya había sido establecido
por la comunidad Qumrán de judíos mesiánicos viviendo cerca del Mar Muerto.
Ellos se habían dado de baja de la sociedad, estableciendo una comuna
religiosa, e incluyeron la adoración de ángeles en su rama de judaísmo
reformado. La comunidad Qumrán había llegado al punto de decir que el ángel
Miguel era más alto en estatus que el Mesías venidero. Este tipo de
aberraciones doctrinales podrían explicar el énfasis en hebreos capítulo uno de
la superioridad de Cristo sobre ángeles.
Nuestro
Señor Jesucristo atravesó muchas pruebas mientras estaba en la tierra. ¿Qué le ayudó a
lograr la victoria? El gozo puesto delante de Él. (v.2). Esta era su meta: el gozo de presentar su
Iglesia ante el Padre en el cielo un día (Judas 24). Nótese
también Juan 15.11; 16.20–24 y 17.13. Su batalla contra el pecado le llevó a
la cruz y le costó la vida. ¡Considerad
a aquel! ¡Mire a Jesús! Estas palabras son el secreto
del aliento y la fuerza cuando la carrera se pone difícil. Necesitamos apartar
los ojos de nosotros mismos, de otras personas, de las circunstancias y
ponerlos en Cristo solamente.
La
obediencia perseverante por fe en Cristo era la carrera puesta ante los hebreos
en la cual debían ganar la corona de gloria o tener la miseria eterna como su
porción.
Por el pecado que tan fácilmente nos asedia, entendamos que el pecado es a lo que más nos inclinamos, a lo cual estamos más expuestos, por costumbre, edad o circunstancias. Esta es una exhortación de suma importancia, porque mientras permanezca sin ser subyugado el pecado favorito, sea cual sea, de un hombre o una mujer, le impedirá correr la carrera cristiana, porque le quita toda motivación para correr y da entrada al desaliento más completo.
Por el pecado que tan fácilmente nos asedia, entendamos que el pecado es a lo que más nos inclinamos, a lo cual estamos más expuestos, por costumbre, edad o circunstancias. Esta es una exhortación de suma importancia, porque mientras permanezca sin ser subyugado el pecado favorito, sea cual sea, de un hombre o una mujer, le impedirá correr la carrera cristiana, porque le quita toda motivación para correr y da entrada al desaliento más completo.
Cuando estén agotados y débiles en sus mentes,
recuerden que el Señor Jesucristo sufrió para salvarlos de la desgracia eterna. Mirando fijamente a Jesús, sus pensamientos se fortalecerán y subyugarán los deseos carnales; entonces,
pensemos frecuentemente en Él. ¿Qué son nuestras pequeñas pruebas comparadas
con sus agonías o siquiera con nuestras desolaciones? ¿Qué son en comparación
con los sufrimientos de tantos otros? Hay en los creyentes una inclinación a
agotarse y debilitarse cuando son sometidos a pruebas y aflicciones; esto es
por la imperfección de sus virtudes y los vestigios de la corrupción.
Los cristianos no deben desmayar bajo sus pruebas. Aunque sus enemigos y perseguidores sean
instrumentos para infligir sufrimientos, son de todos modos, disciplina divina;
su Padre celestial tiene su mano en todo y su fin sabio es responder por todo.
No deben tomar con liviandad sus aflicciones ni entristecerse bajo ellas,
porque son la mano y la vara de Dios, su reprimenda por el pecado. No deben
deprimirse ni hundirse bajo las pruebas, afanarse ni irritarse, sino soportar
con fe y paciencia. Dios puede dejar solos a los demás en sus pecados, pero
corregirá el pecado en sus propios hijos. Actúa en esto como corresponde a un
padre.
Nuestros
padres terrenales nos castigan a veces para satisfacer sus propias pasiones más
que para reformar nuestros modales. Pero el Padre de nuestras almas nunca
quiere apenar ni afligir a sus hijos. Siempre es para nuestro provecho. Toda
nuestra vida aquí es un estado infantil e imperfecto en cuanto a las cosas
espirituales; por tanto, debemos someternos a la disciplina de tal estado.
Cuando lleguemos al estado perfecto estaremos plenamente reconciliados con
todas las disciplinas presentes de Dios para con nosotros.
La corrección de Dios no es condenación; el castigo
puede ser soportado con paciencia y fomenta grandemente la santidad. Entonces, aprendamos a considerar las
aflicciones que nos acarrea la maldad de los hombres como correcciones enviadas
por nuestro bondadoso y santo Padre para nuestro bien espiritual.
Estos
cristianos se habían olvidado de las verdades básicas de la Palabra (5:12); y el versículo 5 nos dice que hasta habían olvidado
lo que Dios dice respecto a la disciplina. El escritor citó Proverbios 3:11ss y
les recordó que el sufrimiento en la vida del cristiano no es un castigo, sino
disciplina. La palabra «disciplina»
significa literalmente la «disciplina de criar o educar a un niño».
Eran bebés espirituales; una manera en que Dios los hacía madurar era permitir
que atravesaran pruebas.
El castigo es obra de un juez; la disciplina es la
obra de un padre.
El
castigo se aplica para confirmar la ley; la disciplina se aplica como prueba de amor, para
el bien del niño. Demasiado a menudo nos rebelamos contra
la mano amorosa de Dios que aplica la disciplina; en lugar de eso debemos
someternos y crecer. Satanás nos dice que nuestras pruebas son evidencia de que
Dios no nos ama; ¡pero la Palabra de Dios nos dice que los sufrimientos son la mejor
prueba de que Él en realidad nos ama!
Cuando
el sufrimiento viene sobre los creyentes, estos pueden responder de diferentes
maneras. Pueden resistir las circunstancias y luchar contra la voluntad de
Dios, amargarse en lugar de mejorarse. ¿Por qué tiene que ocurrirme esto a mí?
¡A Dios ya no le interesa! ¡De nada sirve ser cristiano! Esta actitud no
producirá sino tristeza y amargura del alma. El escritor argumenta: «Tuvimos
padres terrenales que nos disciplinaban, y los respetábamos. ¿No deberíamos,
entonces, respetar a nuestro Padre celestial que nos ama y desea hacernos
madurar? Después de todo, la mejor prueba de que somos hijos de Dios, y no
hijos ilegítimos, es que Dios nos disciplina. Lo que el versículo 9 sugiere es que si no nos sometemos
a Dios, podemos morir.
El cristiano puede también darse por vencido y dejarse derrotar. Esta
es una actitud incorrecta (vs. 3,12,13). La disciplina de Dios tiene el propósito de ayudarnos a crecer, no a
destrozarnos. La actitud correcta es que soportemos por fe (v.7), permitiendo que Dios realice su perfecto plan.
Punto
fundamental es “Puestos los ojos en Jesús.” Cristo es nuestra vida. Colosenses 3:4. Cristo vive
en nosotros, y vivimos en la fe de Cristo. Gálatas
2:20. Enseñamos a Jesús. Mateo
28:18-20. Permanezcamos en la palabra de Jesús. Juan 8:31-31. Y
permanezcamos hasta el fin para ser salvos. Mateo
10:22; 24:13. “Despojémonos de todo peso.” Mateo
13:22. “El
que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el
engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
Despojémonos del pecado que nos asedia.
Despojémonos del pecado que nos asedia.
Dejar
el pecado es una decisión que muestra que escogimos a Dios, Su palabra y Su voluntad en
lugar de nuestra. Santiago
1:21-25. Es cosa en que la Biblia
enseña que se ocupa cada cristiano y cristiana en todas las naciones. Filipenses
2:13. 2 Corintios 13:5. Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en
vosotros, a menos que estéis reprobados? Nuestra meta es ser libre de nuestros
pecados y tener dominio propio de todo nuestro ser y nuestro diario vivir. Mateo
5:48; Efesios 4:12. Pero para nuestros
pecados tenemos remedio. 1 Juan
1:5-10.
La
fe acepta las verdades bíblicas sobre la vida de Jesús y lo que Él ha realizado
por nosotros. También nos acerca a Dios y hace que nos aferremos al Señor con
tenacidad. El creyente acepta los beneficios del sacrificio de Jesús y entra
con confianza en la presencia de Dios. La fe cree implícitamente en la Biblia,
la considera la expresión viva de Dios y así se somete a su juicio. Por último,
la fe es querer sufrir junto con Cristo, sabiendo que se recibirá la mejor recompensa por la eternidad.
Reconoce
que Jesús ha destruido el temor a la muerte venciendo al diablo. Mantén
constantemente el valor y la esperanza que están implícitos en tu confesión de
fe por la Palabra Viva y Eterna de Dios. Permite a la Palabra de Dios juzgar las intenciones y pensamientos de tu
corazón. Sé tenaz al aferrarte a las promesas de Dios. Busca activamente a
Dios, estudia su Palabra, y edifica tu fe. Acércate confiadamente a Dios cuando
estés en necesidad. Cree que Él comprende tus sufrimientos. ¡Mantén la
esperanza! Desarrolla el sentido de que un gran futuro te espera.
Debes tener muy presente que seguir a Cristo provoca reproches de las personas que te rodean, pero no temas al ridículo, al rechazo y al desprecio humanos, por que lo más hermoso sobre la tierra es tener la gracia y la bondad de la presencia de Dios sobre nuestras vidas, Jesucristo nuestro Señor, ya ha vencido al mundo por nosotros y nos ha dado la victoria. Bendiciones.
Debes tener muy presente que seguir a Cristo provoca reproches de las personas que te rodean, pero no temas al ridículo, al rechazo y al desprecio humanos, por que lo más hermoso sobre la tierra es tener la gracia y la bondad de la presencia de Dios sobre nuestras vidas, Jesucristo nuestro Señor, ya ha vencido al mundo por nosotros y nos ha dado la victoria. Bendiciones.
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