Nuestro Señor Jesucristo dijo a los discípulos la
obra que tenían que hacer, pero les hizo entender que sin Dios no la podían
hacer, que humanamente, por más y mejores intenciones, no se lograría: los
apóstoles se reunieron en Jerusalén y se les ordenó que no se fueran de ahí hasta
que viniera el derramamiento del Espíritu Santo sobre sus vidas. Esto sería un
bautismo por el Espíritu Santo, que les daría poder para vivir la vida
cristiana que agrada a Dios y cumplir la gran comisión: la salvación de almas y
la extensión del Reino de los cielos en medio de las naciones de la tierra.
Esto confirma la promesa divina y nos anima para
depender de ella, porque la oímos del Señor Jesucristo y en Dios todas las
promesas son sí y amén. El bautismo en agua de los cristianos es un mandamiento
para testimonio de lo que ocurre en el ámbito Espiritual; representa la unidad
y la identificación con Cristo que se establece por medio del bautismo con el
Espíritu Santo: es nuestro testimonio de fe.
Hechos 1:1-9. En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas
las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue
recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los
apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se
presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante
cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
Y estando
juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa
del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó
con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no
muchos días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo:
Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
Y les dijo:
No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su
sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue
alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
Cuando somos bautizados en
agua públicamente, estamos dando testimonio de que estamos unidos al Señor Jesucristo y tomamos parte en su
muerte y su resurrección.
Para vivir la vida cristiana bíblica en estos
tiempos finales y peligrosos de cumplimiento de la Palabra de Dios, nosotros,
los que hacemos parte de la iglesia de Cristo en las naciones de la tierra, nos
es necesario ser llenos del presencia del Espíritu Santo, nos es necesario
recibir la unción de Dios, no es necesario ser enseñados y guiados por Dios,
nos es necesario recibir la sabiduría divina y el entendimiento espiritual para
poder enfrentar todas las circunstancias y situaciones que se nos presenten en
nuestro diario vivir. Es necesario que seamos bautizados en el Espíritu Santo
Necesitamos la llenura del Espíritu Santo, porque
sin Dios nada podemos hacer conforme a la voluntad del Padre Celestial.
Necesitamos la presencia de Dios en nosotros y con nosotros para cumplir con el
llamado y los propósitos de Dios en nuestras vidas y también poder enfrentar
todos los ataques del diablo; no debemos ignorar que el enemigo de Dios quiere
destruir las vidas de todos aquellos que hemos aceptado al Señor Jesucristo
como nuestro Salvador personal, quienes voluntariamente hemos decidido que el
Reino de los cielos gobierne nuestros corazones por Jesucristo y su Palabra.
Una de las cosas que genera gozo y fuerza en el
cristiano es el poder hacer la voluntad de Dios en medio de todas las
circunstancias que nos rodean.
1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a
beber de un mismo Espíritu.
Romanos 6:3-4. ¿O
no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva.
Cuando el Creyente recibe a
Cristo como Salvador de su vida, se identifica con Él en su muerte y
resurrección, (El mensaje del Evangelio) y el mismo Cristo le bautiza en el
agua (simbólica) del Espíritu Santo y lo identifica consigo mismo (la cabeza) y
con la iglesia (su cuerpo) y le da a beber el agua del Espíritu Santo; Él hace
su morada dentro del creyente, El Cual (El Espíritu Santo) corre como ríos de
agua viva en su interior, llenando (controlando), limpiando, redarguyendo,
santificando, dando vida, guiando, aconsejando y consolando; esta es la nueva
vida en Cristo.
Con
el llamado de salvación de parte de Dios para cada creyente, viene la
implicación de recibir el poder sobrenatural del Espíritu Santo para vivir la
vida que agrada a Dios y también con ello viene el llamado a servirle al Señor
dentro del cuerpo de Cristo que es su iglesia.
Hechos
1:8. LBLA. Pero recibiréis poder cuando el
Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Este llamado está acompañado de los
dones ministeriales y de los dones espirituales los cuales son para la
edificación del cuerpo de Cristo, pues somos sólo administradores de la gracia
divina, quienes tenemos que dar cuentas de nuestra mayordomía en el tribunal de
Cristo. Pero es necesario entender que no es en nuestras capacidades y nuestros
esfuerzos humanos por mas buenos que parezcan, es en realidad con la presencia,
la ayuda y el poder del Espíritu Santo en cada uno de nosotros como lo vemos en
el siguiente texto. Es necesario que sepamos que es la unción que Dios da a su
pueblo, la iglesia de Cristo y para qué es.
Zacarías 4:6.
Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es
palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino
con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
La
Biblia nos enseña y nos revela como vino el Espíritu Santo sobre la persona de
nuestro Señor Jesucristo en el evangelio de Lucas 4:14-21. Y Jesús
volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la
tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado
por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró
en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el
libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde
estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados
de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner
en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al
ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Podemos
ver también como se cumplió lo que fue profetizado por Isaías en el Antiguo
Testamento. Isaías 61:1-6. El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me
ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a
los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar
que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo
en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán
las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las
ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros
apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y
vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros
de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con
su gloria seréis sublimes;
Pedro
en su sermón en el día del Pentecostés en Hechos 2 declarando que el derramamiento del Espíritu fue un
cumplimiento de la promesa.
Hechos 2:16-18. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Hechos 2:16-18. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Pedro
termina su poderoso sermón ofreciendo la promesa del Espíritu Santo a aquellos
que se arrepintieran y fueran bautizados.
Hechos 2:38-44. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 2:38-44. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque
para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así
que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino
temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas
las cosas.
Encontramos
tres frases que nos muestran esta gran verdad de Dios para nuestras vidas.
"Él os bautizará en Espíritu
Santo" Mateo 3:11;
Marcos 1:8; Lucas 3:16.
"El que bautiza con el Espíritu
Santo" Juan 1:33.
"Vosotros seréis bautizados con
el Espíritu Santo" Hechos 1:5; 11:16.
¿Cómo y cuándo ocurre el bautismo en el
Espíritu Santo? El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en todos los que verdaderamente
ponen su fe en Cristo como su salvador. El bautismo del Espíritu Santo es
la promesa del Padre, profetizada por Juan el Bautista y anunciada por el mismo
Jesucristo. Aunque el bautismo es efectuado por Jesús, no puede ocurrir
sin el Espíritu Santo.
Todos los creyentes que han creído en la muerte y
resurrección de Cristo, han participado con el Señor Jesucristo a través del
bautismo. Así fueron sepultados y levantados a novedad de vida junto con
Él. La vida que tenemos en Cristo es más que la vida que tuvo el pueblo
con Moisés y más que la vida que tenían o tienen los prosélitos Judíos y aún
más que la vida que tenían aquellos que eran bautizados por Juan para
arrepentimiento. Esta vida es eterna en unión a Cristo.
La Superioridad del Bautismo en El Espíritu
Santo. A
diferencia del bautismo de Moisés, del bautismo de los convertidos al judaísmo
y del bautismo de Juan, el bautismo en el Espíritu Santo, además de unir al
creyente al cuerpo de Cristo, le hace participe en su interior de ese Espíritu.
Cuando una persona es bautizada en agua, su
exterior se "lava" pero su interior queda igual. En el bautismo
efectuado por Jesucristo, el del Espíritu Santo, la persona recibe el Espíritu
Santo dentro de sí. Por lo tanto dice: 1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a
beber de un mismo Espíritu.
"A todos
se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Esta oración tiene que ver con el lugar que
toma el Espíritu Santo haciendo morada dentro de cada creyente. Es de
acuerdo con la promesa de Jesús: Juan 14:16-17. Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y ESTARÁ EN
VOSOTROS.
Jesús les asegura a los discípulos que 'creen' en
él que el Espíritu Santo no solamente mora (vive dentro) con los creyentes
individualmente en el presente sino que "estará" (permanecerá permanentemente) morando corporativamente "dentro" de los creyentes
después de su partida. El Espíritu Santo es comparado con el agua, el
agua es tipo del Señor el Espíritu Santo: Juan 7:37-39ª. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso
en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, DE SU INTERIOR CORRERAN RIOS DE AGUA
VIVA. ESTO DIJO DEL ESPÍRITU QUE HABIAN DE RECIBIR LOS QUE CREYESEN
EN ÉL...
El Ministerio el
Espíritu Santo nos muestra la gran realidad para todo creyente, ya que la regeneración
solo puede ser posible por Él, por el nuevo nacimiento: eso es lo que produce
un estilo de vida en el reino de los cielos. Es el mismo poder y autoridad del Espíritu
Santo que operó en nuestro Señor Jesucristo, el que hoy en día actúa en los
hijos de Dios, capacitándolos para predicar las buenas nuevas de salvación, para
la sanidad de los enfermos, para ejercer con la autoridad divina la expulsión de demonios y la liberación
de los cautivos, en otras palabras cumplir con lo que se conoce como la gran comisión. Mateo 28:16-20. Marcos 16:14-20. Lucas 24:44-49.
Tito 3:4-7. "Pero
cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por
Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a
ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna."
Nosotros
recibimos el Espíritu Santo cuando recibimos a Jesucristo. El bautismo del
Espíritu Santo debe entenderse a la luz de su obra total en los cristianos. El
Espíritu Santo marca el comienzo de la experiencia cristiana. No podemos
pertenecer a Cristo sin su Espíritu. Romanos 8:9.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él.
No podemos
estar unidos a Cristo sin su Espíritu. 1 Corintios 6:17.
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
No podemos ser
adoptados como sus hijos sin su Espíritu. Romanos 8:14-17. Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados.
Gálatas 4:6-7. Y por
cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el
cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo,
también heredero de Dios por medio de Cristo.
No podemos
estar en el cuerpo de Cristo excepto por el Espíritu. 1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados
en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu.
El Espíritu es
el poder de nuestra nueva vida. Empieza el largo proceso de una vida de cambios
para asemejarnos más a Cristo. Gálatas 3:3. ¿Tan necios sois?
¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? Filipenses 1:6. Estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de
Jesucristo. Cuando
recibimos a Cristo por la fe, empezamos una relación personal e inmediata con
Dios. El Espíritu Santo obra en nosotros para ayudarnos a ser como Cristo. Es el
Espíritu Santo quien une a todos los creyentes en Jesucristo.
Efesios 2:19-22. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Todos los creyentes pueden
experimentar la presencia del Espíritu Santo y el obrar a través de todos los miembros del cuerpo del Cuerpo de Cristo, a través de los dones y la llenura de su presencia. 1 Corintios 12:11. Pero
todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere. Efesios 4:4.
Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también
llamados en una misma esperanza de vuestra vocación
Jesús instruyó
a sus discípulos para que fueran testigos a las personas de todas las naciones
acerca de Él, pero se les dijo que debían esperar antes la venida del Espíritu
Santo. Dios tiene una labor importante que quiere que usted haga en su nombre,
pero debe desarrollarla por el poder del Espíritu Santo. A menudo nos gusta
cumplir con la tarea, aunque esto signifique ir delante de Dios. Pero algunas
veces la espera es parte del plan de Dios. ¿Está esperando y escuchando las
instrucciones completas de Dios o se antepone a sus planes? Necesitamos el
tiempo y el poder de Dios para ser en verdad eficaces.
Es en su
presencia que vamos a encontrar el poder para llevar una vida fructífera
delante de Dios, es en dependencia a Dios que podemos encontrar la verdadera
vida espiritual, es por el deseo de su buena voluntad que Dios coloca en
nuestro ser, que seremos hacedores de los planes Dios en estos tiempos, es en su
presencia en el lugar secreto que lo vamos a encontrar, es bebiendo de la fuente de vida eterna,
es en lo íntimo de nuestro ser, de nuestro corazón que podemos recibir esa unción
y poder del Espíritu Santo para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
El poder del
Espíritu Santo nos da la energía que proviene de Dios e involucra valor,
entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad. Nosotros como
discípulos, necesitamos de todo esto para cumplir con su misión, necesitamos ser
llenos del Señor el Espíritu Santo. Necesitamos mostrar y decirle a otros lo
que Dios ha hecho por nosotros, lo que es revelado en la Biblia para la humanidad.
Colosenses 1.
Versión Biblia en lenguaje sencillo. BLS. Queridos
hermanos de la iglesia de Colosas: Nosotros, Pablo y Timoteo, les enviamos
nuestros saludos. Ustedes son parte del pueblo especial de Dios y han puesto su
confianza en Cristo. Yo soy apóstol de Jesucristo porque Dios, nuestro Padre,
así lo quiso. Deseo de todo corazón que Dios y el Señor Jesucristo les den
mucho amor y paz.
Siempre que oramos por ustedes, damos
gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos sabido que
ustedes confían mucho en Cristo y aman a todos los que forman parte del pueblo
de Dios. Ustedes se comportan así porque, desde que oyeron el mensaje verdadero
de la buena noticia, saben bien lo que Dios les tiene guardado en el cielo. Esta
buena noticia se está anunciando por todo el Imperio Romano, y está dando
buenos resultados. Así ocurrió entre ustedes desde el día en que supieron de
verdad cuánto los ama Dios.
Eso lo aprendieron de labios de
Epafras, nuestro querido compañero de trabajo, que tan fielmente les sirve por
amor a Jesucristo. Él nos ha traído noticias de ustedes, y nos ha contado cómo
el Espíritu Santo les hace amar a los demás.
Desde el momento en que supimos todo
eso, no hemos dejado de orar por ustedes. Y siempre le pedimos a Dios que
puedan conocer su voluntad, y que tengan toda la sabiduría y la inteligencia
que da el Espíritu Santo. Así podrán vivir de acuerdo con lo que el Señor
quiere, y le agradarán al hacer toda clase de buenas acciones y al aumentar su
conocimiento de Dios; por su gran poder cobrarán nuevas fuerzas, y podrán
soportar con paciencia todas las dificultades. Así, con gran alegría, darán
gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su
reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo elegido.
Dios nos rescató de la oscuridad en
que vivíamos, y nos llevó al reino de su amado Hijo, quien por su muerte nos
salvó y perdonó nuestros pecados.
Cristo es el Hijo de Dios, y existe
desde antes de la creación del mundo; él es la imagen del Dios que no podemos
ver. Por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, lo
que puede verse y lo que no se puede ver, y también los espíritus poderosos que
tienen dominio y autoridad. En pocas palabras: Dios creó todo por medio de
Cristo y para Cristo. Cristo existía antes de todas las cosas. Por medio de él,
todo se mantiene en orden, y él gobierna a su iglesia y le da vida. Él es la
cabeza, y la iglesia es su cuerpo. Cristo es el principio de todas las cosas.
Por eso él fue el primero en resucitar, para que ocupe el primer lugar en todo.
Y en él se encuentra todo el poder
divino. Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en
paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la
cruz. Antes, ustedes estaban lejos de Dios y eran sus enemigos, pues pensaban y
hacían lo malo. Sin embargo, ahora Dios los ha hecho sus amigos por medio de la
muerte de su Hijo, quien se hizo hombre. Dios lo hizo así para que ustedes
pudieran presentarse ante él sin pecado y libres de culpa.
Pero esto será así, sólo si mantienen
su confianza en Cristo y siguen creyendo en lo que nos promete el mensaje de la
buena noticia. Este mensaje ha sido anunciado por todo el Imperio Romano, y yo
colaboro anunciándolo.
Ahora me alegro de sufrir por
ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del
cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Por el bien de ustedes, Dios me ha hecho
servidor de la iglesia y me ha enviado a anunciar su mensaje. Este mensaje
habla del plan que, desde hacía muchos siglos, Dios había mantenido en secreto,
pero que ahora ha revelado a su pueblo elegido. Dios decidió darles a conocer
este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones, y que es el
siguiente: Dios envió a Cristo, para que habite en ustedes y les dé la
seguridad de que van a compartir el poder y la gloria de Dios. Nosotros
anunciamos a Cristo, y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para
que lleguen a ser perfectos como Cristo. Para esto trabajo y lucho con la
fuerza y el poder que Cristo me da.
Bendiciones.
GLORIA A DIOS POR ESTA IMPORTANTE REFLEXION..... LA COMPARTO TOTALMENTE Y ES MI DESEO QUE MUCHOS HERMANOS QUE ESTAN POCO CLAROS EN CUANTO AL BAUTISMO DEL ESPIRITU PUEDAN RECIBIR LUZ PARA SU VIDA... BENDICIONES AMADOS JORGE Y NIVIA CROSA.
ResponderEliminarAmén, bendiciones mis hermanos y gracias por el comentario, que bueno saber que el blog y lo que se publica viene con inspiración del cielo para edificación de los creyentes. Nuestro deseo ha sido siempre ser útiles en la obra del Señor.
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