La frase “cristiano
carnal” es de las más usadas en nuestro
contexto latinoamericano. Definimos como un “cristiano carnal” a aquel que vive en la
carne. Pero para tener una idea clara, tendríamos que ver qué significa ser
cristiano y qué significa vivir en la carne.
Gálatas 5:16-17. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Vivir por el poder del Espíritu. Por eso les
digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán
llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa
desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el
Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la
naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí,
entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones,
Gálatas 5:16-17. Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy (NBLH). Conflicto entre el Espíritu y la Carne. Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el
deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra[a] el Espíritu, y el
del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera
que ustedes no pueden hacer lo que deseen.
La palabra "cristiano" es utilizada en muchos contextos diferentes hoy en día. Sin
embargo, muy pocas personas entienden lo que significa ser un "cristiano
carnal. Si investigamos, no encontraremos la frase "cristiano Carnal"
en la Biblia, pero la Escritura sí enseña lo que significa ocuparse de la carne
y llevar una vida caracterizada por nuestra vieja naturaleza de pecado o lo que
heredamos como parte de la humanidad. Toda persona, sea hombre o mujer que ha
entregado su vida y su corazón a Jesucristo actúa y piensa de una manera carnal
en un grado u otro en alguna área de su vida; es por eso que debemos entender
que no todos estamos 0al mismo nivel de madurez espiritual, y que hay muchos grados de santificación.
2 Pedro 1:3-8. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Creciendo en la fe. Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que
necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar
a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y
excelencia; y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas
promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza
divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.
En vista de todo esto,
esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe
con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con
conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con
perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con
afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. Cuanto más crezcan
de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo.
Sin embargo, ya sea que un cristiano se comporte o no de una manera
carnal en varias ocasiones en su vida no es la cuestión en consideración. El
asunto es, ¿divide la Biblia a los hombres en tres categorías? O, para ser más
específico, ¿Enseña la Biblia que existen dos clases de cristianos?
La confusión se basa en la interpretación del adjetivo
"carnal" en 1
Corintios 3:3. El término griego sarkikoi y su contraparte basar hebrea a
menudo se refiere a la fragilidad, la falibilidad, y la naturaleza del hombre
caído (Romanos 7:14), y tal es su uso en este pasaje. Nunca se usa para
distinguir una clase de cristiano de otro. La vieja naturaleza carnal no se
erradica cuando Dios nos lleva a la salvación (Romanos 7:16-20), es por eso que
ansiosamente esperamos la redención de nuestros cuerpos (Romanos 8:23).
Pablo está reprendiendo a los Corintios por su falta de madurez espiritual
y conducta carnal en diferentes áreas de su vida. Más tarde, en su carta del
apóstol alabó los Corintios por la conducta cristiana que con firmeza estaban
viviendo y que él les había enseñado (1
Corintios 11:2).
Un cristiano es una persona que ha nacido de nuevo (Juan 3:3). Aquella que ha sido regenerada; que por misericordia de Dios
su corazón ha sido cambiado, de tener un corazón hostil y de piedra hacia Dios,
a tener un corazón de carne sensible a la voz de Dios, a Su Verdad y a Su
Espíritu (Ezequiel 36:26). Es una persona que, como resultado a este cambio de
naturaleza, ahora reconoce su condición miserable de pecador, se da cuenta de
la necesidad de un salvador y la imposibilidad de auto redimirse. Por lo tanto
ha corrido a los brazos de Cristo, reconociendo que la obra de Cristo es la
única suficiente para perdonarlo, redimirlo, salvarlo y resucitarlo luego de su
muerte.
Un cristiano es el que también tiene una actitud diferente hacia el
pecado, lo reconoce, se arrepiente y se aparta de él. Una persona que ha
entendido cómo el pecado ha afectado cada área de su vida, lo aborrece y sabe
que por causa del mismo estaba muerto (Efesios
2:1), enemistado con Dios (Romanos
5:10) y era alguien que no buscaba a Dios (Romanos 3:10).
El cristiano ahora puede seguir a Cristo, sus mandamientos y
ordenanzas; ahora puede adorarle con su manera de vivir y brillar por la fe por
medio de una vida de piedad, reconociendo que Jesús es Dios y que así como
Cristo resucitó, él también resucitará para vida eterna en la presencia de Dios
Padre (1 Corintios 13: 3). Un cristiano tiene una actitud diferente delante del prójimo,
busca servirle, crecer en la piedad, amándolo como así mismo (Marcos 12:31) y mostrándole perdón y gracia.
Como vemos, ser cristiano ¡no es un título! Antes de que la palabra
cristiano se usara por primera vez en Antioquia (Hechos
11:26), los discípulos de Jesús eran llamados “los del
camino”. Ahora se llaman cristianos porque en cada área de sus vidas reflejaban
a Cristo, se comportaban, hablaban, vivían de manera tal que las personas
podían ver a Cristo en ellos.
En contraste, vivir en la carne, es vivir
conforme a las obras de la carne, como os muestra la Biblia eN la carta a los
Gálatas 5:19-21 vemos: “Ahora bien, las obras de la
carne son evidentes, (si algunas de estas obras son evidentes es porque son
recurrentes), las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría,
hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones,
sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales
os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios.” Todo lo que se
parezca a esto o se derive de esto, es una obra de la carne.
Mira cómo Pablo termina estos versículos: “los que practican tales cosas
no heredarán el reino de Dios”. ¿Puedes ver la
contradicción que existe entre una persona que dice llamarse “cristiano” pero
vive carnalmente? Un cristiano es alguien que ahora ha sido aceptado en el
reino de los cielos por medio de la obra de Cristo, de hecho, Pablo en la carta
a los Romanos en el capítulo
8:17
dice que somos coherederos con Cristo: “Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios, y coherederos con Cristo;” Sin embargo,
por el otro lado una persona que vive conforme a la carne “no heredará el reino
de Dios”.
Veamos también lo que dice Romanos
8:4-8: “no andamos conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu. Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas
de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del
Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en
el Espíritu es vida y paz; ya que la
mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de
Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y
los que están en la carne no pueden agradar a Dios.”
Podemos ver el contraste en el
verso 6: “Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente
puesta en el Espíritu es vida y paz”. Recordemos que el
cristiano estaba muerto en sus delitos y pecados según Efesios 2:4 y este recibió vida por medio de Cristo. Ahora, el que tiene
la mente puesta en la carne sigue muerto, porque no se sujeta a la ley de Dios,
porque ni siquiera puede hacerlo, está inhabilitado de sujetarse a Dios, y el
que está en la carne NO puede agradar a Dios.
Entonces, ¿qué dice la Biblia de
aquel que vive en la carne? Tienen la mente puesta en la carne: piensa, medita,
toma decisiones conforme la carne, vive conforme a la carne: sus obras muestran
una vida carnal, no puede agradar a Dios por que no puede sujetarse a Dios.
En Gálatas
2:20 Pablo nos dice de nuestra nueva posición con respecto a la carne: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.” Debemos entender que ahora estamos
unidos en Cristo y nuestra vida está sujeta completamente a Él. Cristo en la
cruz murió y vivió la vida que tú y yo no podíamos vivir para que ahora por
medio de Él podamos tener vida eterna, perdón y redención por nuestros pecados
y reconciliación con Dios mismo.
La vida del cristiano es una vida de constante lucha con el pecado,
pero no de vivir bajo la ley del pecado y de la carne. Necesitamos todo el
tiempo que Dios nos ayude a andar, caminar y a vivir en Su gracia y por Su
gracia por medio del Espíritu Santo.
"De manera que yo,
hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a
niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces,
ni sois capaces todavía. Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros
celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?
Porque diciendo el uno: 'Yo ciertamente soy de Pablo'; y el otro: 'Yo soy de
Apolos' ¿no sois carnales?" 1
Corintios 3:1-8.
Mirad que nadie os engañe
por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los
hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8.
Vivir carnalmente satisface la carne, en vez de complacer y honrar
a Dios. Un cristiano carnal puede haber aceptado el regalo de la salvación,
pero no la obra santificadora del Espíritu Santo y la transformación de su
hombre interior. El espíritu de un cristiano carnal no ha sido despertado y no
tiene la capacidad de responder a la obra y bendiciones de Dios, y no puede
conocer a Dios en una relación personal.
El conocimiento de la Biblia puede subírsenos a la cabeza. Podemos
vivir de acuerdo a la letra de la ley, como los Fariseos; y no conocer a Dios (Tito 1:16). Dios mira el corazón, observando cómo trabaja Su amor en Sus
hijos y a través de ellos (1
Pedro 1:1-8). Dios sabe que un corazón que le
pertenece tiene el poder de abandonar los placeres terrenales y vivir la vida
que Dios ha planeado.
Todos los cristianos tienen alguna área en sus vidas en la que
viven carnalmente. Estamos siendo perfeccionados, pero todavía no somos
perfectos.
¿En qué se diferencia un cristiano carnal de uno que se deja guiar
por el Espíritu? Un cristiano guiado por el Espíritu exhibirá el fruto del
Espíritu (Gálatas 5:22). Un cristiano guiado por el Espíritu no permanecerá carnal; crecerá
y madurará debido a la obra de Dios en su vida (Hebreos
12:5-11, Romanos 12:1, Efesios 2:8-10, Santiago 2).
Un cristiano carnal no está dispuesto a "presentar su cuerpo
como un sacrificio vivo, santo, y agradable al Padre" (Romanos 12:2). El grado de sumisión a la obra de Dios en la vida de una persona
está indicado por el grado en que viven "satisfaciendo los deseos de su
naturaleza pecadora" (Efesios
2:3, 1 Juan 2:16, Gálatas 5:19-20, Romanos 1:21-28).
El cristiano carnal vive en los deseos de la carne, los deseos de
los ojos, y la vanagloria de la vida, que provienen del mundo (1 Juan 2:15-17). Así como el mundo pasa, la Escritura dice que algunos
dejarán el cuerpo de Cristo para mostrar que no todos los que parecen ser
cristianos son realmente cristianos (1
Juan 2:18-19). En ese momento, la oveja, la cual
conoce la voz de Jesús, será separada de las cabras (Mateo 25:31-6).
Ahora veamos la palabra bíblica traducida "carnal"
también es traducida "carne" y denota una mera naturaleza humana o la
naturaleza terrenal de la humanidad aparte de la influencia divina, y por lo
tanto, es propensa al pecado y en contra de Dios. En otras palabras, un
cristiano carnal es un creyente en Cristo, que está más influenciado por su
naturaleza humana o terrenal que de la naturaleza de Dios.
La Escritura enseña que tenemos nuestro tesoro en un vaso de barro (2 Corintios 4:7). Un vaso de barro se hace de tierra y Génesis
2:7 dice que Dios creó a Adán del polvo de la tierra. Podríamos decir
entonces que tenemos lo que es nuestro como creyentes en Cristo en un cuerpo de
carne o tierra. También se nos dice que cuando venimos a Cristo, somos una
"nueva creación" (2
Corintios 5:17). Sin embargo, la nueva
creación tiene que ver con nuestra vida espiritual y no es una transformación
de nuestra vieja carne o nuestro cuerpo carnal. La cuestión entonces es lo que
controla nuestro tesoro. Como cristianos carnales, ¿estamos siendo controlados
por nuestra naturaleza pecaminosa o nos sometemos a la nueva creación, la cual
es facultada por el Espíritu de Dios?
Por tanto, sabemos que un cristiano carnal es aquel que se
caracteriza por actitudes mentales internas que no están de acuerdo con el
punto de vista de Dios, y, de nuestra actitud mental interna provienen nuestras
acciones. Podríamos decir entonces que un cristiano carnal es aquel que no se
centra en la Palabra de Dios, no ve la necesidad de obedecer a Dios, y no
experimenta la abundante paz y alegría que son de los creyentes, si se someten
al poder del Espíritu en sus vidas, en lugar de ser llevados por su vieja
naturaleza carnal (Gálatas
5:16).
Es nuestro propósito como hijos de Dios traer gloria a Él en todas
nuestras decisiones y acciones, y así, cuando no estamos cumpliendo con nuestro
verdadero propósito espiritual.
¿Cómo puede usted ser transformado de ser
un cristiano carnal a ser un cristiano guiado por el Espíritu? Encontramos una respuesta en Romanos
12:1-2 donde leemos que usted puede decidir presentar
su cuerpo como un sacrificio vivo, separado para Dios, y no ser conformado o
moldeado por la presión del mundo y la carne. Usted y yo, podemos ser
transformados a la imagen de Cristo, lo cual es un proceso continuo,
permitiendo que la Palabra de Dios renueve nuestra mente para que podamos saber
lo que es bueno y agradable delante de Dios.
El proceso que lleva a un creyente en Cristo de un cristiano
carnal, o lo que Hebreos llama "un niño en Cristo," a uno que se
dedica a la maduración como un hijo de Dios, es la opción de tomar dentro el
alimento sólido de la Palabra, el cual nos equipa como cristianos para poder
discernir o razonar lo que es bueno y lo que es malo, y lo que es bueno y lo
que es mejor (Hebreos
5:13-14).
La clave para entenderlo es que, mientras que un cristiano puede
ser carnal por algún tiempo, un verdadero cristiano no permanecerá siéndolo de
por vida. Algunos han abusado de la idea de un “cristiano carnal”, diciendo que
es posible que la gente venga a la fe en Cristo y luego prosigan viviendo sus
vidas de manera totalmente carnal, sin evidencia alguna de haber “nacido de
nuevo” o de ser una “nueva criatura.” (2
Corintios 5:17). Tal concepto es
totalmente anti bíblico. Santiago
2 es abundantemente claro al exponer que la fe
genuina siempre se reflejará en las obras. Efesios 2:8-10 dice que mientras que somos
salvados solo por gracia a través de la fe solamente, la salvación resultará en
buenas obras. ¿Puede un cristiano, en un tiempo de caída o rebelión, parecer un
creyente carnal? Sí. ¿Un cristiano verdadero, permanecerá actuando carnalmente?
No.
En cuanto a los cristianos que se vuelven carnales en su
comportamiento, Dios los disciplina amorosamente (Hebreos
12:5-11), para que puedan ser restaurados a una estrecha
comunión con Él, y para ser enseñados a obedecerle. El deseo de Dios al
salvarnos, es que crezcamos progresivamente hacia una semejanza a la imagen de
Cristo (Romanos 12:1-2), incrementando nuestra espiritualidad y decreciendo nuestra
carnalidad, un proceso conocido como santificación. Hasta que seamos liberados
de nuestra carne de pecado, existirán los brotes de carnalidad. Sin embargo,
para el genuino creyente en Cristo, estos brotes de carnalidad serán la excepción,
y no la regla.
"Pero el hombre natural
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente, En cambio el
espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie (1 Corintios 2:14-15). De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a
espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo (1 Corintios 3:1). En este pasaje Pablo divide al hombre en tres categorías. Estas
categorías definen la forma en que todo hombre será juzgado.
El Hombre Natural. "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente."
El hombre natural vive de acuerdo con lo natural, su intelecto y
sus emociones lo gobiernan, nunca ha nacido de nuevo, es inconverso. El hombre
natural no está despierto a las cosas espirituales. No puede entender lo espiritual
porque su espíritu no ha recibido la vida que el Espíritu Santo. La palabra de
Dios, sus promesas, su gracia y la fe son cosas incomprensibles para el hombre
natural. El mundo del hombre natural es limitado por su entendimiento finito y
sus sentimientos. El hombre natural no puede entrar en el reino de Dios porque
en el no hay lugar para lo espiritual. Jesús dijo, "De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3).
El Hombre Carnal. "De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a
espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo."
Por todo el Nuevo Testamento hay ejemplos de la diferencia entre el
hombre carnal y el hombre espiritual. Estos dos tipos de hombres son
extremamente diferente pero tiene una cosa en común. Los dos son nacidos del
Espíritu. La frase "cristiano carnal" fue usada por primera vez en 1 Corintios 3:1 cuando Pablo habla a los cristianos en Corinto. Pablo les
dijo, "...no
pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en
Cristo."
Lo primero que aprendemos de este pasaje es que el cristiano carnal
es como niño. El cristiano carnal es uno que ha nacido de Dios pero vive fuera
del reino de Dios. No crece espiritualmente, no madura y no se puede cuidar. El
problema es que el cristiano carnal debe de haber ya pasado por esta etapa de
su vida espiritual. Es como un niño de la edad de diez años que todavía no
puede escribir ni leer. Debemos preocuparnos por los niños cristianos que
todavía son carnales.
Cuando nacemos, todos somos carnales y cuando nacemos de nuevo esta
carnalidad persiste. El problema con los cristianos corintios fue que después
de varios años todavía eran carnales. De manera que la carnalidad del hombre no
es removida por medio de la conversión, debe ser removida por medio de la obra
de santificación. Por esto Pablo dice, "pues la voluntad de Dios es vuestra santificación" (1 Tesalonicenses
4:3). A pesar de todos los frutos del
espíritu que poseían, los cristianos corintios no habían sido santificados. La
causa de todos los problemas en la iglesia corintia fue la carnalidad.
La libertad de la carnalidad viene solo
por medio de morir a nosotros mismos y aceptar y vivir en la vida que nuestro
Señor Jesucristo nos ofrece. La experiencia de la conversión ocurre en
un instante, pero la santificación es un proceso continuo. Debemos procurar ser
obedientes y negarnos a nosotros mismos diariamente para ser seguidores
verdaderos de Jesús.
El Hombre Espiritual. "En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero
él no es juzgado de nadie." El hombre
espiritual crucifica continuamente los deseos de la carne. La carnalidad nunca
perseguirá a Jesús, pero cuando negamos a nuestros deseos carnales llegamos a
la mente de Cristo.
Las características dominantes del hombre espiritual son el
entendimiento de los deseos de Cristo, los frutos del Espíritu Santo, la
dirección del Espíritu Santo, el anhelo constante en el corazón por los deseos
de Cristo. El cristiano carnal pone su enfoque en la experiencia de su
conversión, pero el cristiano espiritual es consumido por Cristo mismo. El
hombre espiritual ha sido transformado y piensa como Cristo piensa, actúa y
reacciona de una forma agradable al Señor. Todo lo que hace es precedido por su
deseo de agradar a Cristo.
Los Frutos del Espíritu. "Mas el
fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, y templanza" (Gálatas 5:22). Es importante distinguir entre los frutos del Espíritu y
las obras del Espíritu. Las obras del Espíritu son para la edificación de la
iglesia, pero los frutos del Espíritu son el resultado de la morada del
Espíritu dentro de nosotros.
La dirección del Espíritu. "Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de
Dios" (Romanos 8:14). El hombre
espiritual es dirigido por el Espíritu. El aprender a seguir al Espíritu es un
proceso también. Mientras aprendemos a seguir a Jesús, aprendemos también a
sentir la dirección del Espíritu. Jesús dijo, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen" (Juan 10:27).
Para seguir la vida que agrada a Dios, necesitamos escuchar la voz del Espíritu
Santo y no podemos escuchar si no hemos crucificado a nuestra vida carnal.
¿Qué tipo de creyentes somos? ¿El carnal? ¿El natural o el
espiritual? Cada uno de nosotros decide en que condición quiere vivir y en que
condición nos presentaremos delante de Dios cuando partamos de esta tierra. Hebreos 9:27. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Y así como cada persona está destinada a
morir una sola vez y después vendrá el juicio.
No basta con estar en Cristo, nos es necesario andar en Cristo,
andar en el Espíritu Santo. Si queremos experimentar todo lo que está en Cristo
entonces debemos aprender a andar en el Espíritu. No debemos andar en la carne
dando rienda suelta a todos los apetitos del alma que están alojado en la concupiscencia
de cada ser humano que fue adquirida por el pecado de la raza humana desde Adán
y Eva.
Nuestro deber es alimentar nuestro espíritu y no nuestra carne, si
es que en realidad deseamos agradar a Dios, quien nos ha rescatado del mundo y
de nuestra vana manera de vivir y nos ha dado vida eterna en su Hijo nuestro
Señor Jesucristo. Cristo crucificado, resucitado y glorificado es la base de
nuestra salvación y de nuestra santificación. Ahora bien esforcémonos en crecer
en la gracia por medio del Espíritu Santo y la Palabra de Dios arraigada en
nuestros corazones. Por la revelación de Dios en cada una de nuestras
necesidades, en cada una de nuestras situaciones, en medio de nuestras
circunstancias y en nuestra condición espiritual, es que llegamos a conocer a
Dios y a confiar en su poder y su misericordia sobre nosotros. Bendiciones.
Buenas tardes, solamente quisiera comunicarme con ustedes y saber de su ministerio gracias bendiciones.
ResponderEliminarinfoiglesia.cdeo@gmail.com
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