Me parece muy indicado empezar el estudio de este tema mencionando una de
las oraciones de nuestro Señor Jesucristo que de manera directa ha impactado a
los cristianos hasta los momentos actuales y lo seguirá haciendo porque su
Palabra es eterna y hará lo que el hará lo que ha destinado para la humanidad
entera. “Así será
mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11).
Es por su
intercesión, su obra en la cruz y la ayuda del Espíritu Santo que estamos en
los caminos de Dios bajo su amor y misericordia.
Juan 17. Este
capítulo es la oración sacerdotal de Jesús para sí mismo (v. 1-5), sus
discípulos (v. 6-19) y futuros
seguidores (v.20-26). Se dio en
una atmósfera de confianza, (v. 16:33).
Es además la
más larga oración registrada de Jesús. Encontramos también las características
de discípulos en los versículos 6-19, como que son elegidos, son obedientes, conocen
a Dios y Cristo, aceptan la verdad, viven en el mundo pero no son del mundo, el
poder y presencia del Espíritu Santo los sostiene, son uno, así como el Padre y
Jesús son uno, el gozo del Señor es su fortaleza, son consagrados por la Verdad,
son enviados, así como él fue enviado, son amados, así como el Padre ama a
Jesús. Esta es nuestra esperanza.
En la Biblia la oración es adoración que incluye todas las actitudes del
espíritu humano en su acercamiento a Dios. El cristiano adora a Dios cuando le
ofrece culto, confesión de pecados, alabanza, y súplica por medio de la
oración. Esta máxima actividad de que es capaz el espíritu humano también puede
llamarse comunión con Dios en tanto se destaque la iniciativa divina. El hombre
ora porque Dios ya ha tocado su espíritu. En la Biblia la oración no es una
“respuesta natural”. Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Juan 4:24. En consecuencia, el Señor no “oye” todas las oraciones (Isaías
1:15. Cuando extendáis vuestras
manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la
oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos; Isaías 29:13. Dice, pues, el Señor: Porque este
pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón
está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que
les ha sido enseñado.
La doctrina bíblica de la oración destaca el carácter de Dios, la
necesidad que siente el ser del hombre de entrar en una relación salvadora con
él, y de entrar plenamente en todos los privilegios y obligaciones de esa
relación con Dios. La oración incluye hablar con Dios, rendirle adoración y
presentarle peticiones, así como confesarle los pecados e interceder por otros.
No hay nada más impactante, que surta tanto efecto, como el poder que hay en la
oración cuando oramos bajo el poder del Espíritu Santo, hay estremecimientos
tanto en el cielo como en el infierno. Porque cuando clamas el mismo cielo se
abre de par en par para que descienda el poder glorioso de Dios, a la vez que
el mismo infierno se revuelca por el poder de la voz de Dios en tu boca.
Debes entender en todo tu ser, que cuando oras se produce el mismo efecto de poder tanto en el
cielo como en la tierra. Dios delegó tal acción de poder y autoridad que te
dijo: "y a
ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares en la
tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será
desatado en los cielos" Mateo
16:17.
Jesús y la
oración. Mateo 6:5-15. Y cuando
ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las
sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de
cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu
aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas
repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas
tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan
nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos
los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres
sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
El poderoso efecto de la oración. Si bien, el reino de los cielos es
espiritual, las llaves que Cristo te ha dado para abrir el reino es el poder de
la oración en tu boca. Y te puede convencer por que Él mismo lo vivió: "... y orando el cielo se abrió,
y descendió el Espíritu Santo sobre Él en forma corporal, como paloma, y vino
una voz del cielo que decía: Tú eres mi hijo amado; en ti tengo
complacencia" Lucas
3:21-22.
Desenvaina
la espada. Por lo tanto, si en la oración, el mismo efecto que se produce en el
cielo se produce en la tierra, tenemos aprobación de Dios, permanente para
deshacer toda obra de las tinieblas en cualquier circunstancia. Es nuestro
deber como hijos del omnipotente derribar las fortalezas del maligno en toda
ocasión mediante el poder de la oración... "porque para esto apareció el
hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8.
¿Sabías que tu oración atormenta al diablo? Muchos cristianos no son conscientes de esta verdad aunque la sepan. Y como no
mantienen una vida de oración permanente, el diablo los oprime para que no
oren, puesto que lo atormentan. Y ellos deciden dejarse atormentar para no
atormentar al diablo. Aunque Satanás y sus demonios saben muy bien esta verdad
sobre su debilidad, fue traicionado por aquellos que no pudieron dejar de
decirlo para su propia perdición en aquel anticipado encuentro con el Señor en
la región de Gadara, con sus agonizantes palabras: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús hijo
de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Mateo 8:29.
Si bien Jesús es la palabra y ella fluye en nuestras bocas, cuando oramos bajo la poderosa unción del Espíritu Santo, atormentamos a los
mismos demonios en el segundo cielo, en la tierra y en el infierno. Querido
hermano, atormenta al diablo para que él no te atormente a ti. En ti está el
poder de la oración. Es cuestión de vida o muerte: si no destruyes sus obras,
el destruirá las tuyas y te tocará tomar parte de su tormento, porque su
intención es hacerte partícipe del juicio y tormento que está sobre él, si
decides ignorarlo. Por eso amado, no dejes que el diablo decida por ti, toma el
control absoluto del poder de la oración para que descienda fuego del cielo y
acabes con las obras que el diablo maquina en todo tiempo contra los hijos de
Dios. Haz que fluya el poder del Espíritu Santo, empieza ahora el avivamiento
en tu vida.
Tu misión: deshacer
continuamente las fortalezas del diablo. Empieza ahora tu vida ferviente de
oración, porque "para
esto apareció el hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" 1 Juan 3:8. Es mi
compromiso decirte que en el pensamiento de Jesús nunca estuvo la idea de dejar
pasar por alto el no destruir bajo la voluntad de Dios las obras de las
tinieblas, sino deshacerla sin contemplaciones; así como en la mente
destructiva de Satanás, que en todo instante maquina destrucción y muerte,
también en la mente de Cristo, su iglesia, debe prevalecer la tendencia de
destruir las obras de las tinieblas sin pensarlo dos veces.
Si no transmitimos
esta voz de alerta, el diablo que está al acecho encontrará una presa indefensa:
El cristiano pasivo y conformista que lo ignora. El creyente que anda así es
porque Satanás ha borrado con venda en sus ojos, el versículo que aparece en la
Biblia de los cristianos que andan bajo la gloria de la unción de Dios: "Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar" 1 Pedro
5:8; del
cual han aprendido por lo menos que: estamos en una guerra espiritual
permanente, y ni un instante podemos descuidarnos de la conexión espiritual con
el reino de los cielos: andar llenos del Espíritu Santo. Porque cuando toda
está en aparente calma, prepárate; es el
momento de defenderte,
el devorador está al acecho.
Existe un adversario, o mejor, tú tienes un enemigo peligroso que se opone a tu
salvación y a tus bendiciones materiales y espirituales. Y que no solamente se
opone como una pared, sino que en todo momento te lanza dardos para adormecerte
y para destruirte, porque te odia a muerte y no descansa de maquinar, sino que
siempre te querrá bajar de donde Dios te sentó.
El maligno está incesantemente a tu alrededor, y no es necesario que le
toques para que te lance un zarpazo, sino que su naturaleza es buscarte y si
encuentra una puerta no dudes que te asestará un golpe para matarte y
destruirte. Y si está escrito que "El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir...", no
olvides que sus garras no son terciopelo y que siempre empieza hurtándote,
luego matándote y destruyéndote, sino que si le das una oportunidad, no dudes
que pondrá en ejecución el buen título de destructor que tiene. Porque si
entendemos lo que dijo el Señor: hurta y mata y destruye, estas tres
calamidades las hace simultáneamente si le has entregado en sus manos la credencial
de acceso por la desobediencia.
Allí mismo está escrito también "… yo he venido para que tenga vida, y para que la tengan en
abundancia” Juan 10:11.
Porque esa
vida que Jesús nos da, no solamente está en nosotros, sino que como ella es
abundante, fluye de nosotros y es manantial de vida que destruye las
maquinaciones más pretenciosas del príncipe de la muerte. Recuerda que el mismo
poder que está en Jesús, es el que fluye en nosotros para destruir por medio de
la oración todas las obras de las tinieblas. Si el diablo viene para destruir
sin la aprobación perfecta de Dios, Jesucristo está derribando con la
aprobación del Todopoderoso las fortalezas más abominables del diablo. Cristo
tiene su espada desenvainada, por medio de la palabra en ejecución de cada
cristiano, deshaciendo las obras de las tinieblas.
La autoridad de la palabra activa. El poder de la palabra de Dios se hace
manifiesto cuando esta fluye mediante el poder del Espíritu Santo a través de
sus hijos, entonces es viva y eficaz, capaz de producir vida y hacer un trabajo
u obra creativa o regeneradora en este mundo. Los grandes avivamientos que el
Espíritu Santo ha hecho en la tierra,
han sido a través de hombres y
mujeres ungidos, en los cuales el fuego del Espíritu en ellos se manifestó en
palabra activa con gran poder, porque tomaron la determinación firme de recibir
lo que Dios realmente ha dado a cada creyente, "porque en todas las cosas
fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia" 1 Corintios 1:5.
Cuando la oración salga por tu boca, y seas un cristiano conocedor de la
experiencia de la palabra viva, entonces penetrará en los que estén a tu
alrededor mostrando las condiciones de luz o tinieblas en que se encuentren, y
serán desnudados sus corazones en medio de la unción; y aun sus pensamientos
más escondidos se manifestarán públicamente,
para ser finalmente liberados por la mano poderosa de Jesús. “Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón" Hebreos
4:12.
Veamos algunas promesas que encontramos en la Biblia acerca de la
oración.
Y no hubo
día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la luz de
un hombre; porque Jehová peleaba por Israel. Josué 10:14.
Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos,
y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14.
Después
los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de
ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo. 2 Crónicas 30:27.
Invocaré a
Jehová, quien es digno de ser alabado. Y seré salvo de mis enemigos.... En mi
angustia invoqué a Jehová Y clamé mi Dios El oyó mi voz desde su templo Y mi
clamor llegó delante de él, a sus oídos. Salmo
18:3,6.
Le has
concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Salmo 21:2.
Bendito
sea Jehová que oyó la voz de mis ruegos. Salmo
28:6.
Busque a
Jehová, y él me oyó, y me libro de todos mis temores. Los que miraron a él
fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó y le
oyó Jehová, y lo libro de todas sus angustias... Los ojos de Jehová están sobre
los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos... Claman los justos, y
Jehová oye, y los libera de todas sus angustias. Salmo 34:4-6,15,17.
Deléitate asimismo
en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová
tu camino, y confía en él; y él hará. Salmo 37:4-5.
Porque en
tí, oh Jehová, he esperado; tú responderás, Jehová Dios mío. Salmo 38:15.
E invócame
en el día de la angustía; Te libraré, y tú me honrarás. Salmo 50:15.
En cuanto
a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y
clamaré, y él oiré mi voz. Salmo 55:16-17.
Tú oyes la
oración; y a tí vendrá toda carne... Con tremendas cosas me responderás tú en
justicia. Oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la
tierra, y de los más remotos confines del mar. Salmo 65:2,5.
Yo soy
Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la
llenaré. Salmo 81:10.
En el día
de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Salmo 86:7.
Me
invocará, y yo le responderé: con él estaré yo en la angustia; lo liberaré y le
glorificaré. Salmo 91:15.
Habrá
considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de
ellos. Salmo 102:17.
Amo a
Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas. Salmo 116:1.
Desde la
angustia invoque a JAH, y me respondió JAH poniéndome en lugar espacioso. Salmo
118:8.
Cercano
está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los
salvará. Salmo 145:18-19.
Jehová
está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos. Proverbios 15:29.
Entonces
invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Isaías 58:9ª.
He aquí
que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído
para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro
Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Isaías 59:1-2.
Entonces
me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me
hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por
vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas
las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré
volver al lugar de donde os hice llevar. Jeremías
29:12-14.
Clama a
mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces. Jeremías 33:3.
Bendiciones.
Pedid, y
se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que no busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué
hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si
le pide un pescado, le dará una serpiente? pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos ¿cuánto más vuestro Padre está en
los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Mateo 7:7-11.
Otra vez
os digo, que si dos de vosotros se pusieran de acuerdo en la tierra acerca de
cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mis Padre que está en los
cielos. Mateo 18:19.
Y todo lo
que pidiereis en oración creyendo, lo recibiréis. Mateo 21:22.
Respondiendo
Jesús, les dijo: tened fe en Dios. Porque de ciertos os digo que cualquiera que
dijere e este monte; quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto
os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:22-24.
Bendecid a
los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Lucas 6:28.
Y todo lo
que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:13-14.
Yo ruego
por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son. Juan 17:9.
Así que
Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a
Dios por él. Hechos 12:5.
Y de igual
manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles. Romanos 8:26.
Bendiciones.
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