El Dios todopoderoso Creador de todo el universo y de los cielos, es el mismo Dios que es bueno y sabio para con la humanidad; el poder de Dios se convierte en una fuente de gran consuelo y ánimo para el cristiano en medios de los tiempos y circunstancias en las que vive. La Bondad de Dios es uno de sus Atributos. La bondad no sólo es un atributo de Dios, sino una verdad fundamental que todo cristiano debería abrazar. Consideremos algunas de las razones de la importancia de la bondad de Dios para nosotros.
“Alabad a
Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia”. Salmo
107:1. “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado
para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los
hijos de los hombres!” Salmo 31:19. “Después
volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y
temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días” Oseas 3:5.
La ‘bondad’ de Dios es prominente en los primeros
capítulos de la Biblia. Reiteradamente, Dios dijo ‘es bueno’, cada vez que
terminó de crear algo (Génesis 1:4,10,18; 1 Timoteo 4:4). En el capítulo
2, Dios
vio que ‘no era bueno’ que Adán estuviera solo, por lo que creó una esposa para
él (2:18-25). En el jardín del Edén, donde Dios ubicó a Adán y a Eva, existía
‘el árbol de la sabiduría del bien y del mal’. El hombre y la mujer tenían
prohibición de comer de este árbol único. Regresaremos a este asunto de la
‘bondad’ en el jardín, pues es una verdad de vital importancia. Por el momento,
sólo diremos que la ‘bondad’ y el ‘mal’, tienen preeminencia al comienzo de la
Biblia.
La bondad de Dios es la suma total de Sus atributos.
Es así que la bondad de Dios puede ser vista como una faceta de Su gloriosa
naturaleza y también como la suma global de Su naturaleza y carácter. “Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y
proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que
tendré misericordia, y seré clemente con el que seré clemente”. Éxodo
33:19; Éxodo 34:5-7.
“Oh alma
mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. Salmo
16:2. “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno,
¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?
Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos” Mateo 18:16-17.
Ningún ser es
humano es bueno en su naturaleza carnal. “Dice el
necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables;
no hay quien haga el bien” Salmo 14:1; Salmo 53:1;
Romanos 3:9-18.
Dios es la fuente de todo lo que es bueno: “Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre
de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” Santiago
1:17. Dios no le quita nada que sea verdadero, a sus
hijos: “Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No
quitará el bien a los que andan en integridad” Salmo 84:11. No podemos enseñar valores, no podemos
enseñar moral, sin enseñar sobre Dios. Él dijo: “Sed santos porque yo soy santo”. 1 Pedro 1:16; Levítico
11:44s.
El destino eterno del hombre, está determinado por
la decisión que tome con respecto a cómo puede ser verdaderamente bueno a los
ojos de Dios. Juan 5:28-29; Romanos 3:1-26; Tito 3:3-7. Aparte de la divina revelación de las
Escrituras, no podemos reconocer la verdadera bondad, pues ésta no se puede
comprender sin conocer a Dios y sin ver la vida bajo Su perspectiva. Esto es
precisamente el punto de vista del Salmo 73 que ahora estudiaremos,
pues nos da una definición radicalmente distinta de lo que es ‘bueno”.
Asaf, un levita que era jefe de los músicos en el
tiempo de David. 1 Crónicas 16:4-7, 37), compuso el Salmo 73. Estoy convencido que el
tema central del Salmo 73, es la
bondad de Dios. El primero y último versículos del salmo, contienen la palabra
‘bueno’. A través del curso del tiempo y del salmo, Asaf experimenta un cambio
radical en la comprensión del significado del término ‘bueno’. Por cuanto la
incomprensión de Asaf del significado de la palabra ‘bueno’, es prácticamente
la misma de los cristianos evangélicos en el día de hoy, debemos comprender el
mensaje de este salmo y del significado del término ‘bueno’.
Asaf describe un período en su vida, cuando sufrió
serias luchas espirituales. Su premisa fue la bondad de Dios, especialmente Su
bondad hacia Su pueblo: Israel. “Ciertamente
es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón” Para Asaf, esta afirmación de la verdad,
significó que debido a que Dios fue ‘bueno’ con Israel, Sus bendiciones serian
constantemente vertidas sobre aquellos judíos que fueran rectos. Por otro lado,
los que no eran rectos, podían esperar muchas dificultades. Pues bien, existe
un elemento de verdad en esto, según lo podemos ver de las bendiciones y
maldiciones de Deuteronomio 28-30.
Pero no es completamente
verdadero y esto es evidente en el libro de Deuteronomio: “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído
Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para
probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus
mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná,
comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber
que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de
Jehová vivirá el hombre”. Deuteronomio 8:2-3.
Asaf estaba tan lejos de la verdad, que llegó cerca
de su destrucción. En sus palabras: “casi se
deslizaron mis pies”. v. 2. Parece que está confesando estar
considerando abandonar su fe y olvidar el camino de la rectitud, suponiendo que
ya no le brinda beneficio alguno.
El problema de Asaf se debía casi en su totalidad a
su perspectiva distorsionada. Primero que todo, sentía envidia de los malvados.
No odiaba el pecado de ellos; envidió su éxito (versículo
3). Segundo,
se sentía recto. Se consideraba a sí mismo, mejor de lo que en realidad era.
Creía que era merecedor de las bendiciones de Dios y concluyó que su forma
recta de vivir, había sido en vano: “Verdaderamente
en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido
azotado todo el día y castigado todas las mañanas”. Salmo 73:13-14.
Estos versículos también sugieren que Asaf veía que
sus sufrimientos venían de Dios. Él le estaba castigando, suponía, por ser
piadoso. Al parecer Asaf estaba siendo consumido por la autocompasión. Es
realmente difícil ver claramente la vida cuando la miramos con ojos llenos de
lágrimas. Y estas lágrimas, eran lágrimas de autocompasión. Las palabras de
Asaf en los versículos 4-9, que describen a los malvados, son una descripción
de aquellos a quienes él veía en la congregación de israelitas que venían a
adorar. Asaf está hablando más de malvados judíos que de paganos gentiles. El
análisis de Asaf es muy distorsionado e inexacto.
Asaf hace algunas generalizaciones en la primera
mitad del salmo, implicando que todos los malvados prosperan y que los rectos
—que por cierto lo incluían a él— sufrían. Supone erróneamente que los malvados
son siempre sanos y con riquezas y cree que ninguno de ellos experimentan las
dificultades de la vida. Incluso en su muerte, no tienen incomodidades. De la
misma forma cree que quienes prosperan son todos arrogantes, que blasfeman contra
Dios, haciendo que Él se preocupe por lo que los impíos están haciendo.
Hay algo de verdad en esto. Algunos de estos impíos
ricos, son tal cual Asaf los ha descrito. Pero Asaf ha generalizado en extremo,
haciendo parecer que Dios bendice a todos los malvados y que castiga a todos
los rectos. Los malvados ostentan de su maldad y además, son bendecidos. Los
rectos practican su rectitud y son castigados por hacerlo. En lo que a Asaf se
refiere, existe una buena razón para considerar unirse a los malvados más que
luchar en contra de ellos (versículos 10-14).
Pero Asaf estaba equivocado y esto él lo confesa en
varios puntos del salmo: “En cuanto a mí, casi se
deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los
arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos”. versículos 2-3. “Si dijera
yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la generación de tus hijos engañaría”.
versículo 15. “Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.
Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti”.
versículos 21-22.
El punto de regreso del salmo, es el versículo
15. Hasta
este punto, Asaf tuvo una visión de la vida desde una perspectiva humana. Para
él, la bondad de Dios significaba salud y riquezas, igual que la que tienen los
‘evangelistas de buena vida’ de nuestra época. Pero como él mismo lo admite,
estaba equivocado. En los versículos 15-28, explica los motivos de su error, terminando con una
definición completamente diferente de los que es ‘bueno’.
Cuando Asaf entró al ‘santuario de Dios’, fue capaz
de ‘comprender el final de ellos’ (versículo 17). Ahora Asaf vio la
prosperidad de los malvados a la luz de la eternidad, más que desde el punto de
vista de la posición ventajosa del tiempo. Ahora vio el gran peligro en que
estaban aquellos que aparentemente lo estaban haciendo tan bien en su maldad.
Sus pies se apoyaban en tierra resbaladiza. En poco tiempo más, estarían
enfrentando el juicio de Dios. Es posible que el día de pago por el pecado, no
llegara en esta vida; pero con certeza llegaría en la eternidad.
“Ciertamente
los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido
asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores. Como sueño del que
despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia” (versículos
18-20).
Qué necio, incluso detestable, fue Asaf al pensar
que los malvados podían seguir adelante con su pecado y que no habría para
ellos un día de arreglo de cuentas. Qué necio haber concluido que Dios le estaba
castigando por haber estado evitando los caminos ruines de los malvados. Asaf
ahora ve su relación con Dios, en la luz verdadera. La eternidad tiene para él
la esperanza brillante de la gloriosa presencia de Dios. Pero además de esta
futura bendición, Asaf tiene el placer de tener la presencia de Dios en su
vida.
“Con
todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado
según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los
cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón
desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (versículos
23-26).
Asaf ahora ve que la prosperidad de los malvados, ha
endurecido sus corazones hacia Dios. Se han vuelto orgullosos, arrogantes e
independientes de Él. Asaf también ve su ‘aflicción’, cualquiera que ésta sea,
como fuente de gran bendición. Su sufrimiento y agonía le acercaron a Dios; la
prosperidad de los impíos, le alejaron de Dios. Sus pruebas fueron en realidad,
un don de Dios para su bien. Sus luchas le condujeron a tener una intimidad mas
profunda con Él y es así que éstas fueron la agonía y la aflicción de su alma.
Confiando en Dios y viviendo una vida santa, no sólo son los medios para
recibir bendiciones eternas, sino que son también el camino para recibir
bendiciones temporales.
Ahora, Asaf comprende la ‘bondad’ de Dios de un modo
diferente. Tiene una nueva definición para el vocablo ‘bueno’. En el versículo
1, ‘bueno’
significa ausencia de dolor, dificultad, problema, pena, enfermedad o pobreza.
En el versículo 28, ‘bueno’ significa algo mucho mejor que la
prosperidad física: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he
puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras” (versículo
28).
La cercanía con Dios —el tener una relación intima
con Él— es nuestro gran bien. Entonces podemos decir que cualquier cosa que
interfiera con nuestra proximidad con Dios, con nuestra comunión con Él, es
esencialmente malo. Y cualquier cosa que nos conduzca a tener una comunión aún
más profunda con Dios, es fundamentalmente ‘buena’. Cuando Dios nos da
sufrimiento o adversidad, nuestra confianza en Su bondad, no debería
debilitarse. Por el contrario, estas circunstancias deberían asegurarnos de Su
bondad para con nosotros.
Al final, el sufrimiento de Job le llevó más cerca
de Dios; por lo tanto esos sufrimientos fueron buenos y Dios fue bueno al
afligirlo. El sufrimiento de Pablo le llevó más cerca de Dios y él lo consideró
como una bendición (Filipenses 3:10). La medida disciplinaria
que Dios impone a la vida de los cristianos, no sólo es una evidencia del hecho
que somos Sus hijos, es la obra Suya actuando en nosotros para bien (Hebreos
12:1-3; Romanos 8:28).
La bondad de Dios es una verdad que transforma
vidas. Concluyamos considerando las formas en que la bondad de Dios debería
interceptar nuestras actitudes y nuestras acciones: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu
palabra”. Salmo 119:67. “Conozco,
oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me
afligiste”. Salmo 119:75. “A fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejantes a él en su muerte”. Filipenses
3:10.
“Y para
que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado
un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona
en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor
a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2
Corintios 12:7-10.
En ninguna parte se hace más evidente la bondad de
Dios, que en la persona de nuestro Señor Jesucristo. En Su bondad, Dios proveyó
un camino de perdón para los pecadores y que éstos fueran declarados rectos. No
logramos esta declaración de rectitud, haciendo buenas obras, sino en base a la
bondad de nuestro Señor Jesucristo (3:19-26; Tito 3:4-7). Si usted nunca ha
confiado en Su obra redentora, tengo palabras para recordar: “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que
confía en él”. Salmo 34:8. La bondad de
Dios va dirigida a nuestro arrepentimiento (Romanos 2:4). Si rechazamos la bondad de Dios en Cristo, si rechazamos
el evangelio, traeremos sobre nosotros la divina ira de Dios: “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la
severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado”. Romanos
11:22.
Que Dios haga que Su bondad sea una verdad que no
sólo aceptemos, sino que también la abracemos, de manera que sea la perspectiva
desde la cual observemos todos los eventos de nuestras vidas.
Bueno es
el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él
confían. Nahúm 1:7 (NVI).
¿Deseas
que el Señor mantenga sus ojos abiertos y atentos sus oídos a tus oraciones?
¿Deseas que Dios te escoja y te consagre para habitar en ti? ¿Y que Sus ojos y
Su corazón siempre estén en ti? Te tengo una noticia... Dios desea con todo su
corazón que esto se haga realidad en tu vida! Y es por eso que en 2
Crónicas 7.14 te dice cómo debes lograrlo.
"si mi pueblo, que lleva mi
nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su
pecado y restauraré su tierra. Mantendré abiertos mis ojos, y
atentos mis oídos a las oraciones que se eleven en este lugar. Desde
ahora y para siempre escojo y consagro este templo para habitar en él. Mis ojos
y mi corazón siempre estarán allí." 2
Crónicas 7.14-16. Humillarse implica reconocer que necesitamos el perdón de Dios.
También
nos dice que oremos y busquemos de Dios, este "buscarlo" no es para
jugar a las escondidas, es para que lo conozcamos! "Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y
no holocaustos." Oseas 6.6. "Conozcamos
al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él
habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la
lluvia de primavera que riega la tierra". Oseas 6:3.
Y por
último... "abandona tu mala conducta". Sé que es difícil abandonar
una conducta, sobre todo cuando se nos ha hecho hábito. Y no importa si recién
conoces a Dios o si te criaste en un hogar cristiano y hasta tienes un súper
ministerio. Nadie está exento de caer. "Si alguien piensa que está firme,
tenga cuidado de no caer." 1 Corintios 10.12.
Pero no
es imposible! Simplemente se trata de intentarlo y si caes, te levantas! Y si
vuelves a caer te vuelves a levantar! Todas las veces que sea necesario. La
única manera que tiene el diablo de vencerte es que tú decidas no volver a
levantarte. Mientras aún luches no estarás
vencido! Intenta de una manera activa vencer el pecado, confiésalo, pide
consejo a personas que amen a Dios y sean maduras espiritualmente. Tomate de la
mano de Dios y levántate!
Y no dudes en acercarte nuevamente a
Dios "Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera
que nosotros, aunque sin pecado. Así
que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia
y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la
necesitemos." Hebreos
4.15-16. Dios quiere perdonarte, escucharte y
restaurarte, así que recuerda que "El Señor afirma los pasos del
hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque
el Señor lo sostiene de la mano." Salmos 37.23-24.
Esto es lo que Dios dice de ti: "A
cambio de ti entregaré hombres; ¡A cambio de tu vida entregaré pueblos! Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno
de honra. No temas, porque yo estoy contigo; desde el oriente traeré a
tu descendencia, desde el occidente te reuniré." Isaías
43.4-5.
"Por eso, aunque pasamos por
muchas dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no
perdemos la calma. La gente nos persigue, pero Dios no nos abandona. Nos hacen
caer, pero no nos destruyen." 2 Corintios 4:8-9 (Traducción Lenguaje Actual). Sabiendo
esto, podemos decir como el salmista: "Aunque pase yo por grandes
angustias, tú me darás vida; contra el furor de mis enemigos extenderás la mano:
y tu mano derecha me pondrá a salvo!" Salmos 138:7 (NVI). Podemos decir
con gratitud: "Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi
aflicción y conoces las angustias de mi alma. Salmos 31:7 (NVI).
Hay muchísimas cosas de las cuales
tal vez nunca entenderemos, pero "sabemos que Dios va preparando todo para
el bien de los que le aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con
su plan". Romanos 8:28 (TLA). Sabiendo que Dios tiene un propósito en medio de la
situación que estoy viviendo, puedo decir: "A las montañas levanto mis
ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del
cielo y de la tierra. Salmos
121:1-2 (NVI). Así que, pon tus
preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ti. 1 Pedro 5:7 (TLA) No te preocupes por lo que pasará mañana. Ya tendrás
tiempo para eso. Recuerda que ya tenemos bastante con los problemas de cada
día. Mateo 6:34 (TLA)
¡Dale gracias a Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda.
Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos
ayudar a los que sufren o tienen problemas. 2
Corintios 1:3-4 (TLA). No te preocupes por nada. Más bien, ora y pídele a Dios
todo lo que necesitas, y se agradecido. Así Dios te dará su paz, esa paz que la
gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el
entendimiento de los que ya son de Cristo. Filipenses 4:6-7 (TLA).
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