Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Volviendo al amor de Dios°


Apocalipsis 2:4. TLA. Sin embargo, hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano.

Apocalipsis 2:4. LBLA. Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor.

El ser humano por naturaleza se adapta, se habitúa, se acostumbra al entorno donde vive, donde trabaja, donde estudia. Mayormente cuando las personas comienzan a realizar una actividad nueva, sea un proyecto, un trabajo, un negocio, una dieta o un plan determinado, inician con mucho entusiasmo. Comienzan con gran ánimo y con mucha dedicación. Sus esperanzas y sueños lo fundamentan en esto que están comenzando. Calcula, evalúa y determina como hacer mejor lo que está comenzando, en sus inicios dedica mucho tiempo a cumplir su  meta.

Una pequeña parte de los seres humanos lo que determinan terminar, lo concluyen, pero una gran mayoría no concluyen lo que comenzaron, se desaniman, pierden interés o por diversas razones no continúan. Y Abandonan sus sueños, sus esperanzas. Otro grupo de personas inician con gran entusiasmo pero ese entusiasmo se va perdiendo en el tiempo por problemas, dificultades o por diversas razones. Siguen trabajando en lo que empezaron pero ya no lo hacen con entusiasmo, no están motivados, ya lo hacen por obligación.

Cuando un hombre y una mujer se conocen y se enamoran, los primeros tiempos del noviazgo son maravillosos, se aman, desean pasar mucho tiempo, juntos. Comparten alimentos, pasan mucho tiempo juntos y se profesan el amor que se tienen. Cuando deciden casarse los primeros años de matrimonio son maravillosos, pero con el tiempo muchas parejas van perdiendo el entusiasmo y el matrimonio para muchos se hace una carga, una costumbre y una obligación.

Cuando nos hacemos cristianos la mayoría de nosotros tenemos un deseo de servir a Dios, de aprender, de crecer, queremos conocer a los hermanos, participamos de todas las actividades que realiza los hermanos en la evangelización, en la comunión entre hermanos, ese es nuestro primer amor por Dios, por Cristo, por la iglesia. Pero con los años los cristianos pierden el entusiasmo, pierden el primer amor, y ya lo que le damos a Dios, a la iglesia es lo mínimo, lo básico.  Cristo le reclamo a la iglesia de Éfeso por haber perdido su primer amor.

Lucas 4:8. LBLA. Respondiendo Jesús, le dijo: Escrito está: “Al Señor tu Dios adoraras, y a Él solo servirás.”

¿Cómo cristiano hemos perdido el primer amor? ¿Cómo iglesia hemos perdido el primer amor?

Juan 14:15. RVR1960. Si me amáis, guardad mis mandamientos.

Juan 14:15. BLS. Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos.

Mateo 22:34-40. RVR1960. El gran mandamiento. Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

El mensaje a Éfeso. La iglesia que dejó el primer amor.

Éfeso fue la capital de Asia Menor, un centro de comercio de tierra y mar y, junto a Alejandría y Antioquía en Siria, una de las tres ciudades con mayor influencia en la parte oriental del imperio Romano. El templo de Diana (Artemisa), una de las maravillas del mundo antiguo, se hallaba en esta ciudad, y una importante industria era la creación de imágenes de esta diosa (Hechos 29:21-41). Era un centro religioso y de todo tipo de prácticas supersticiosas y era famosa por todo el mundo por sus artes mágicas. A pesar de todo este ambiente contrario, allí se levantó una iglesia cristiana. Éfeso significa deseo ardiente. Y describe el primer siglo de la historia de la iglesia, el cual se caracterizó por un profundo amor, un ardiente celo por Cristo y una inflexible oposición a los falsos maestros y a doctrinas erradas.

Pablo ministró en Éfeso por tres años y advirtió a los efesios que falsos maestros tratarían de apartar de la fe a la gente (Hechos 20:29-31). Los falsos maestros llegaron a causar problemas en la iglesia de Éfeso, pero la iglesia los resistió, como podemos ver en la carta de Pablo a los Efesios. Juan pasó mucho de su ministerio en esta ciudad.

Pablo había elogiado a la iglesia de Éfeso por su amor a Dios y a los demás (Efesios 1:15. RVR1960. Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos), pero muchos de los fundadores de la iglesia habían muerto, y la segunda generación de creyentes había perdido su fervor espiritual. Era una iglesia muy activa y sus miembros hacían mucho en beneficio propio y de la comunidad, pero por motivos equivocados. El hacer algo por Dios debe estar motivado por el amor a Dios, o no perdurará.

La vitalidad espiritual que se desprende del amor al Señor había degenerado en rutina, Éfeso era una iglesia carente de amor en la más importante ciudad proconsular de Asia y de acuerdo con algunos testimonios antiguos, la residencia de Juan antes y después de su prisión en Patmos.

En un mundo convulsionado como el que estamos viviendo, necesita de más cristianos que vuelvan al primer amor. Lamentablemente el conformismo, y la religiosidad no nos permite ver que en estos últimos tiempos la iglesia debe despertar a volver a ese encuentro profundo con Dios que transforme la realidad de nuestro tiempo.

Los siete mensajes, fueron escritas a las siete iglesias históricas que existieron en Asia. Siguen un patrón en común y se distinguen por rasgos específicos. En ellas va actuando las cualidades antes descritas de Jesucristo, quien conoce las situaciones de las iglesias, reprocha y amonesta, promete pide atención e interpela.

Mateo 24:12. RVR1960. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

Apocalipsis 2:1-7. RVR1960. Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. 

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

Me propongo hoy a analizar el mensaje a la iglesia de los efesios y sacar algunas enseñanzas eternas que hay en ella y que nos servirán para saber si también hemos perdido o dejado el primer amor. Cada iglesia tiene su mensajero o pastor, que es responsable delante de dios (Apocalipsis 2:1). La responsabilidad de los pastores se menciona en Hebreos 13:17. RVR1960. Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Dios cuida a sus mensajeros: Salmo 105:15. RVR1960. No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.

Jesucristo está activo en medio de su iglesia (Apocalipsis 2:1c). Aquí nos dice que Jesús camina (participio presente) en medio de los candeleros, que representan a las 7 iglesias (Apocalipsis 1:20). Vemos que Él está activo en medio de ellas, cumpliendo su palabra (Mateo 18:20; Mateo 28:20). Podemos notar que Jesús se interesa por lo que ocurre en Su iglesia.

El señor sabe lo que hacemos (Apocalipsis 2:2-4). Conoce nuestras obras: el servicio que prestamos o dejamos de hacer. Conoce nuestro trabajo: la palabra griega que se emplea aquí, describe el trabajo que nos hace sudar; el trabajo duro; el que nos deja exhaustos; que demanda toda nuestra energía y concentración mental. Conoce nuestra paciencia: paciencia, en el idioma original del N.T., significa permanecer debajo; sostenerse firme frente a cualquier dificultad. Es la valentía que acepta los sufrimientos y las dificultades y siempre sale victoriosa. ¡Cuánta falta nos hace la paciencia!

Conoce la defensa que hacemos del evangelio: Pablo había predicho que lobos rapaces causarían dificultades en la iglesia de Éfeso (Hechos 20:29-30) y aquí vemos el cumplimiento de esa palabra. Conoce nuestro sufrimiento: Todo aquel que se ha propuesto seguir a Jesús se expone al sufrimiento.

Pablo dijo: (Hechos 14:22; Salmo 56:8) Conoce nuestra constancia: La palabra que se traduce no has desmayado, también se puede traducir: no te has cansado de trabajar. ¡Hermanos, todavía no ha terminado la batalla! (Hebreos 12:3-4) Conoce nuestra apatía (Apocalipsis 2:4): Esta es la terrible acusación que se le lanza a la iglesia de Éfeso. La palabra has dejado, se puede traducir has abandonado. Puede ser que hayan perdido su primer amor hacia Cristo; o que lo hayan perdido hacia sus hermanos en la fe.

El Señor había enseñado que el amor mutuo debía ser la señal de la cristiandad (Juan 13:34-35) Pero ellos habían abandonado el amor, sin el cual todo lo demás de nada sirve (1 Corintios 13:1-3) 

¿Somos tan ardientes y fervorosos en el Señor hoy como lo éramos en los primeros días de nuestra vida cristiana? Esto nos debe hacer reflexionar.

Jesús nos presenta la solución para volver a ese primer amor (Apocalipsis 2:5a). Jesús exhorta a los efesios a dar los tres pasos de retorno al primer amor. Estos son:

Recordar: Este es el primer paso en el camino de regreso. Jesús no está hablando a inconversos, sino a miembros de iglesia que habían extraviado el camino de regreso. En un país lejano el hijo pródigo recordó su hogar. Lucas 15:17. RVR1960. Y volviendo en sí, dijo: !Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Arrepentimiento: Esta es una orden dada en tiempo aoristo, es decir, que destaca la determinante ruptura con el mal. Los cristianos nunca debemos entretenernos con el mal. Arrepentirnos significa admitir, reconocer que tuvimos la culpa. Pero aquí no termina esto.

Hacer las primeras obras: es decir, debemos producir el fruto, que indica que en verdad estamos arrepentidos y que hemos cambiado. Este pasaje nos enseña que podemos ir deslizándonos gradualmente, poco a poco, sin darnos cuenta de lo que está sucediendo en nuestra vida (Hebreos 2:1; 1 Corintios 10:12)

Jesús nos advierte del peligro que corremos si somos indiferentes a su voz (Apocalipsis 2:5). Cuando Dios habla debemos creer lo que dice. El Señor amenazó con quitar el candelero de la iglesia de Éfeso y lo cumplió, porque la iglesia no se arrepintió. Un desierto, cubierto de ruinas es todo lo que queda de la antigua ciudad de Éfeso. Las palabras vendré pronto se traducen mejor estoy yendo (pues está en tiempo presente en el griego). 

Es decir, el Señor les dijo que estaba caminando hacia allá para quitarlos de en medio porque no estaban cumpliendo con el propósito para el cual Él los había llamado. ¿Estará Jesús caminando hacia ti porque no estás cumpliendo con el propósito para el cual te llamó? Si hay arrepentimiento hay esperanza; pero si no lo hay vendrá el juicio.

El mensaje de Éfeso es también para nosotros hoy (Apocalipsis 2:7). Es para todo el que tenga oído para oír. Es para todas las iglesias. Jesús da aliento o ánimo para que venzamos (Apocalipsis 2:7b). Después del pecado de Adán el camino al árbol de la vida fue cerrado y quedó bajo la custodia de querubines (Génesis 3:24. RVR1960. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida); pero ahora, Cristo lo entrega a sus seguidores que triunfen.

El árbol de la vida simboliza la vida eterna y el paraíso simboliza nuestra entrada a la presencia de Dios. ¿No es éste un buen aliciente para continuar la batalla contra el mal? Que en este momento, muchos de nosotros que estábamos desanimados por los problemas de la vida, continuemos con nuevos bríos la carrera hacia el hogar celestial por el camino que Jesucristo y con la ayuda del Señor el Espíritu Santo.

En nuestra vida diaria, cada uno de nosotros podemos haber perdido el primer amor. 
Cuando comenzamos nuestra vida cristiana leíamos mucho la Biblia, buscábamos que nos enseñaran, queríamos aprender, queríamos servir al Señor en todo momento, orábamos más tiempo, hacíamos preguntas, queríamos crecer, a todo quien se nos presentaba por el medio queríamos convertirlo a Cristo, queríamos hablar de Cristo en todas las naciones, queríamos decirles a los demás lo  grandioso que habíamos aprendido de parte de Dios, queríamos que en la iglesia se hicieran más cosas, teníamos un gran entusiasmo, todo estudio de cualquier hermano lo leíamos. ¿Cómo estamos hoy?


¿Oramos por cumplir? ¿Oramos poco? ¿Leemos poco la biblia, la abrimos solo los domingos? ¿Ya todo lo sé? ¿Ya no me interesa reunirme con mis hermanos para estudiar, para compartir los alimentos? ¿Cuándo voy a la reunión de la iglesia, me aburro, me duermo, quiero que termine pronto? ¿No me preocupo por mis hermanos? ¿Estamos haciendo las primeras obras o hemos perdido el primer amor? ¿Estamos firmes en la fe o estamos caídos como la iglesia de Éfeso?

Esta esperanza es por lo que la fe cristiana está por todas partes. Alabemos a Dios y agradezcámosle por la preciosa promesa que tenemos. Pueda esto guardarnos constantes a través de toda prueba. Pero, ¿cómo andamos en nuestro primer amor?

Vamos a comprobar si andamos en el primer amor:

1. Cuando mi deleite en el Señor ya no es tan grande como mi deleite por otras personas o por las cosas del mundo, he perdido mi “primer amor” (Marcos 12:30; Lucas 14:25-27).

2. Cuando mi alma no anhela la comunión íntima con el Señor a través de la oración o la lectura de la Palabra, he perdido mi “primer amor” (Salmo 84:2).

3. Cuando mis pensamientos en mis momentos de ocio no se dirigen al Señor, he perdido mi “primer amor” (Salmo 10:4).

4. Cuando me excusó fácilmente diciendo “es que soy humano” y cuando caigo fácilmente en cosas que yo sé que no le agradan al Señor, he perdido mi “primer amor” (Juan 14:15).

5. Cuando me cuesta dar con alegría para la obra del Señor o para las necesidades de otros, he perdido mi “primer amor” (1 Juan 3:17).

6. Cuando dejo de tratar a mis hermanos cristianos como trataría al Señor, he perdido mi “primer amor” (Mateo 25:40).

7. Cuando empiezo a ver los mandamientos del Señor como “legalismo” o como restricciones para mi felicidad, he perdido mi “primer amor” (Juan 14:21).

8. Cuando me preocupo más por “quedar bien” con la gente del mundo en vez de buscar la aprobación del Señor, he perdido mi “primer amor” (Juan 15:29; 1 Juan 2:15).

9. Cuando dejo de dar a conocer al Señor por temor a ser rechazado, he perdido mi “primer amor” (Juan 15:20).

10. Cuando me niego a dejar de hacer algo que está ofendiendo a un hermano más débil, he perdido mi “primer amor” (Romanos 14:15).

11. Cuando me vuelvo complaciente hacia el pecado que me rodea, he perdido mi “primer amor” (Mateo 24:12).

12. Cuando no puedo perdonar a alguien que me ha ofendido, he perdido mi “primer amor” (Mateo 17:1-4).

Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete y haz las primeras obras; pues sino, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, sino te hubieres arrepentido. Apocalipsis 2:5. RVR1960. Bendiciones.

SRV Clase 15. Dios el Espíritu Santo: Su Advenimiento°


 http://www.seminarioabierto.com/doctrina115.htm

Es tiempo de sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina Valera: TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.

Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2. Es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

Clase 15. Dios el Espíritu Santo: Su Advenimiento por Lewis Sperry Chafer

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La venida del Espíritu al mundo en el día de Pentecostés debe verse en relación a su obra en dispensaciones previas. En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo estaba en el mundo como el Dios omnipresente; sin embargo, se dice que El vino al mundo en el día de Pentecostés. Durante la edad presente se dice que El permanece en el mundo, pero que partirá fuera del mundo en el mismo sentido como vino en el día de Pentecostés cuando ocurra el arrebatamiento de la iglesia. Con el propósito de entender esta verdad del Espíritu Santo, deben ser considerados varios aspectos de la relación del Espíritu con el mundo.       

A. El espíritu santo en el antiguo testamento.

A través del extenso período antes de la primera venida de Cristo, el Espíritu estaba presente en el mundo en el mismo sentido en el cual está presente en cualquier parte, y El obraba en y a través del pueblo de Dios de acuerdo a su divina voluntad.

Gn. 41:38. Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Ex. 31:3. Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte. Ex. 35:31. Y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte. Nm. 27:18. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él. Job 33:4. El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida. Sal. 139:7. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Hag. 2:4-5. Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. 5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. Zac. 4:6. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

En el Antiguo Testamento el Espíritu de Dios se ve teniendo una relación con respecto a la creación del mundo. El tuvo parte en la revelación de la verdad divina a los santos profetas. El inspiró las Escrituras que están escritas, y tiene un ministerio en general hacia el mundo restringiendo el pecado, capacitando a los creyentes para el servicio y ejecutando milagros. Todas estas actividades indican que el Espíritu era muy activo en el Antiguo Testamento; sin embargo, no hay evidencia en el Antiguo Testamento de que el Espíritu morara en cada creyente.

Como indica Juan 14:17, El estaba «con» ellos pero no «en» ellos. De la misma manera, no hay mención de la obra de sellar del Espíritu o acerca del bautismo del Espíritu Santo antes del día de Pentecostés. De acuerdo a ello, podía anticiparse que después de Pentecostés habría una obra mucho mayor del Espíritu que en las edades precedentes.

Jn. 14:17. El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

B. El Espíritu Santo durante la vida de cristo en la tierra

Es razonable suponer que la presencia encarnada y activa de la Segunda Persona de la Trinidad en el mundo afectaría los ministerios del Espíritu, y encontramos que esto es cierto.

1. En relación a Cristo, el Espíritu era el poder generador por medio del cual el Dios-hombre fue formado en la matriz virginal. (Quedaría mejor así: “Por medio del Espíritu Santo, Cristo es engendrado en María y llamado Hijo de Dios”. Dado que de la otra manera pareciera que al Espíritu Santo se le despersonaliza en un mero “poder”) El Espíritu también es visto descendiendo, en la forma de una paloma, sobre Cristo en el momento de su bautismo. Y otra vez se revela que era solamente a través del Espíritu eterno que Cristo se ofreció a sí mismo a Dios.

He. 9:14. ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

2. La relación del Espíritu para con los hombres durante el ministerio terrenal de Cristo era progresiva. Cristo les dio primeramente a sus discípulos la seguridad de que ellos podrían recibir el Espíritu pidiéndolo.

Lc. 11:13. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

Aunque el Espíritu había venido previamente sobre los hombres de acuerdo a la soberana voluntad de Dios, su presencia en el corazón humano nunca había estado antes condicionada a la petición, y este nuevo privilegio nunca fue reclamado por ninguno en aquel tiempo, con respecto a lo que las Escrituras muestran. Al término de su ministerio y justamente antes de su muerte, Cristo dijo: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad» (Jn. 14:16-17). De igual manera, después de su resurrección el Señor sopló sobre ellos y dijo:

«Recibid el Espíritu Santo» (Jn. 20:22); pero, a pesar de este don temporal del Espíritu, ellos deberían de permanecer en Jerusalén hasta que fueran investidos permanentemente con poder de lo alto.

Lc. 24:49. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Hch. 1:4. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 

C. La venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

Como fue prometido por el Padre y por el Hijo, el Espíritu, quien como el único Omnipresente había estado siempre en el mundo, vino al mundo en el día de Pentecostés. Jn. 14:16-17,26. 16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. 26 Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Jn. 16:7. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

La fuerza de esta repetición aparente de ideas se ve cuando queda comprendido que su venida en el día de Pentecostés era para que Él pudiera hacer su morada en el mundo. Dios el Padre, aunque Omnipresente (Ef. 4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.), es, en cuanto a su morada, «Padre nuestro que estás en los cielos» (Mt. 6:9).

De la misma manera, Dios el Hijo, aunque omnipresente. Mt. 18:20. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Col. 1:27. A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.

En cuanto a su morada ahora está sentado a la diestra de Dios. He. 1:3. El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, He. 10:12. Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.

Del mismo modo, el Espíritu, aunque Omnipresente, está ahora aquí en la tierra en lo que respecta a su morada. El ocupar su morada en la tierra era el sentido en el cual el Espíritu vino en el día de Pentecostés. Su lugar de habitación fue cambiado del cielo a la tierra. Fue por esta venida del Espíritu al mundo que se dijo a los discípulos que esperaran. El nuevo ministerio de esta edad de gracia no podría comenzar aparte de la venida del Espíritu.

En los capítulos que siguen será presentada la obra del Espíritu en la edad presente. El Espíritu de Dios primeramente tiene un ministerio hacia el mundo, como se indica en Juan. Jn. 16:7-11.  7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Aquí El está revelado convenciendo al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Esta obra que prepara a un individuo para recibir a Cristo inteligentemente es una obra especial del Espíritu, una obra de gracia, la cual ilumina a las mentes de los hombres incrédulos, cegados por Satanás, respecto a tres grandes doctrinas.

1. Al incrédulo se le hace entender que el pecado de la incredulidad en Jesucristo como su Salvador personal es el único pecado que permanece entre él y su salvación. No es cuestión de su justicia, sus sentimientos o cualquier otro factor. El pecado de la incredulidad es el pecado que impide su salvación. Jn. 3:18. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

2. El incrédulo es informado en lo que concierne a la justicia de Dios. Mientras que en la tierra Cristo fue la viva ilustración de la justicia de Dios, luego de su partida el Espíritu es enviado para revelar la justicia de Dios hacia el mundo. Esto incluye el hecho de que Dios es un Dios justo, quien demanda mucho más de lo que cualquier hombre puede hacer por sí mismo, y esto elimina cualquier posibilidad de obras humanas como base para la salvación. Más importante, el Espíritu de Dios revela que hay una justicia obtenible por la fe en Cristo, y que cuando uno cree en Jesucristo puede ser declarado justo, justificado por la fe y aceptado por su fe en Cristo, quien es justo en ambas cosas, su persona y su obra en la cruz

Ro. 1:16-17. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Ro. 3:22. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia. Ro. 4:5. Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

3. Se revela el hecho de que el príncipe de este mundo, esto es, el mismo Satanás, ha sido juzgado en la cruz y está sentenciado al castigo eterno.

Esto revela el hecho de que la obra en la cruz está terminada, que ese juicio ha tenido lugar, que Satanás ha sido vencido y que la salvación es obtenible para aquellos quienes ponen su confianza en Cristo. Mientras que no es necesario para un incrédulo comprender completamente todos estos hechos para ser salvado, el Espíritu Santo debe revelar lo suficiente de manera que, a medida que él cree, inteligentemente recibe a Cristo en su persona y su obra.

Hay un sentido en el cual esto fue parcialmente cierto en las edades pasadas, ya que incluso en el Antiguo Testamento era imposible para una persona creer y ser salvada sin una obra del Espíritu. Sin embargo, en la edad presente, siguiendo a la muerte y la resurrección de Cristo, estos hechos se vuelven ahora mucho más claros, y la obra del Espíritu, al revelarlos a los incrédulos, es parte de la razón importante para su venida a la esfera del mundo y hacer de ella su residencia.

En su venida al mundo en el día de Pentecostés, la obra del Espíritu en la iglesia tomó lugar en muchos aspectos nuevos. Esto será considerado en los últimos capítulos. Se dice que el Espíritu Santo regenera a cada creyente.

Jn. 3:3-7;36. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

El Espíritu Santo mora en cada creyente.

Jn. 7:37-39. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Hch. 11:15-17. Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. 17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?

Ro. 5:5. Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Ro. 8:9-11. 9 Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

1 Co. 6:19-20. 19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Habitando en el creyente, el Espíritu Santo es nuestro sello hasta el día de la redención. Ef. 4:30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Luego, cada hijo de Dios es bautizado dentro del cuerpo de Cristo por el Espíritu. 1 Co. 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Todos estos ministerios se aplican igualmente a cada creyente verdadero en esta edad presente. En adición a estas obras que están relacionadas a la salvación del creyente, está la posibilidad del ser lleno del Espíritu y el andar por el Espíritu, lo cual abre la puerta a todo el ministerio del Espíritu en cuanto al creyente en esta edad presente. Estas grandes obras del Espíritu son la llave no solamente de la salvación sino que también para una vida cristiana efectiva en la edad presente.

Cuando el propósito de Dios en esta edad sea completado por el arrebatamiento de la iglesia, el Espíritu Santo habrá cumplido el propósito de su especial advenimiento al mundo y partirá del mundo en el mismo sentido de que Él vino en el día de Pentecostés. Puede verse un paralelo entre la venida de Cristo a la tierra para cumplir su obra y su partida hacia el cielo. Como Cristo, sin embargo, el Espíritu Santo continuará siendo omnipresente y seguirá una obra después del arrebatamiento similar a aquella que fue verdadera antes del día de Pentecostés.

La época presente es, de acuerdo a esto, en muchos aspectos, la edad del Espíritu, una edad en la cual el Espíritu de Dios está obrando en una manera especial para llamar a una compañía de creyentes de los judíos y los gentiles a formar el cuerpo de Cristo. El Espíritu Santo continuará trabajando después del arrebatamiento, como lo hará también en la edad del reino, la cual tendrá sus propias características y probablemente incluirá todos los ministerios del Espíritu Santo en la edad presente excepto aquel del bautismo del Espíritu.

La venida del Espíritu debería ser vista como un acontecimiento importante, esencial para la obra de Dios en la edad presente, así como la venida de Cristo es esencial para la salvación y el propósito elemental de Dios para proveer salvación para todo el mundo y especialmente para aquellos que creerían.

PREGUNTAS.

1. ¿En qué sentido el Espíritu Santo estaba en el mundo antes de Pentecostés?
2. ¿Qué obras importantes del Espíritu Santo se encuentran en el Antiguo Testamento?
3. Distinguir el significado de que el Espíritu Santo estuvo «con» los santos del Antiguo Testamento, en contraste a la edad presente, en la que el Espíritu Santo está «en» ellos.
4. ¿Cómo se relaciona el Espíritu Santo con la concepción y el nacimiento de Cristo?
5. ¿Qué ministerio tuvo el Espíritu Santo en el período de los Evangelios?
6. ¿Por qué tuvieron que esperar los discípulos hasta Pentecostés para la venida del Espíritu Santo aun cuando el Señor había soplado sobre ellos?  Jn. 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
7. ¿En qué sentido Pentecostés significaba un nuevo ministerio del Espíritu?
8. ¿En qué sentido el Espíritu Santo vino en el día de Pentecostés, y cómo se relaciona esto con su omnipresencia?
9. ¿Qué tres doctrinas son enseñadas por el Espíritu en lo que se refiere a convencer al mundo?
10. En su venida en el día de Pentecostés, ¿qué obras importantes del Espíritu pueden contemplarse?
11. ¿Dónde está el hogar del Padre y el Hijo durante la era presente?
12. ¿Dónde está el sitio de morada del Espíritu Santo durante esta edad presente?
13. ¿Qué cambio en el ministerio del Espíritu Santo tendrá lugar en el tiempo del arrebatamiento?
14. ¿Continuará obrando el Espíritu Santo en la tierra después del arrebatamiento?
15. ¿Qué puede esperarse del ministerio del Espíritu en el milenio?

16. ¿Cuán importante es el ministerio del Espíritu para el propósito presente de Dios?