Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La intercesión: un deber de los hijos de Dios°




Con frecuencia usamos la palabra intercesión como sinónimo de oración. En las conversaciones comunes y corriente es aceptable pero no cuando la usamos en el enfoque adecuado. La oración en sentido general significa hablar con Dios. La intercesión es acercarse a Dios a favor de otro. Toda intercesión es una oración, pero no toda oración es una intercesión.   

Cuando Dios te muestra un problema puede ser que te está pidiendo que seas parte de la solución.

Veamos la definición de MEDIADOR o INTERCESOR. Alguien que se interpone entre dos o más partes en desacuerdo a fin de reconciliarlas; agente intermediario o medianero. En las Escrituras el término se aplica a Moisés y a Jesucristo, mediadores del pacto de la Ley y del nuevo pacto, respectivamente. (Gálatas 3:19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. 1 Timoteo 2:5. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre). 

Este término se puede definir de una manera amplia como aquel que actúa entre dos partes, bien para reconciliarlas, bien entre partes en las que no se dé hostilidad, con el propósito de que concierten un acuerdo o pacto. Evidentemente, el mediador debe estar en relación con ambas partes. En su sentido bíblico, el mediador es aquella persona que interviene entre Dios y el hombre, con el fin de comunicar la mente de Dios al hombre, y con el fin de representar al hombre a Dios abogando por su causa.

Jesucristo, el gran de intercesor. Vamos a estudiar acerca de nuestra posición en Cristo respecto al tema de la oración y la intercesión para que de esa manera con la ayuda del Espíritu Santo entendamos y desarrollemos el llamado de servir a los demás en el mundo espiritual. Primero que todo veremos el papel de nuestro Señor Jesucristo como el gran intercesor y luego nuestro papel como cristianos.

Es muy importante que entendamos que nuestra posición como intercesores depende de nuestra relación personal con Cristo, es a través de nuestra relación con Él que tendremos acceso completo al Padre Celestial. Juan 15:7. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. ¡Esta es la llave maestra para orar e interceder! Para tener poder de Dios en la oración, debemos vivir en una comunión inquebrantable con Cristo. Jesús dijo: “si permanecéis en mí“, debemos grabar su Palabra en nuestros corazones y hacerla parte de nuestra vida diaria, andando de acuerdo a ella, de lo contrario nuestras oraciones serán solo palabras y vanas repeticiones.

Mateo 6:7. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.  Romanos 8:26-29. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Jesús y la oración. Lucas 11:1-13. Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

La oración verdadera requiere la entrega de la persona entera delante de Dios con todo su ser, no solo repitiendo vanas palabras o siguiendo una fórmula de oración. Es a través de su relación con Cristo como Sumo Sacerdote Intercesor que usted tendrá acceso completo al lugar Santísimo y podrá venir ante la presencia de Dios. Nuestro total y libre acceso a la presencia de Dios es posible a través de la sangre de Cristo derramada en la cruz por nosotros. La vida entera de Jesús fue un acto de intercesión, él se puso en la brecha entre Dios y el hombre ya que no había ningún ser humano que pudiera salvar de la muerte y el pecado. 

Isaías 59:15-17. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto. 

Como nuestro intercesor Jesucristo se identificó con el hombre, no se exaltó a si mismo sobre nosotros, Él se despojó de sus propios atributos divinos haciéndose como uno de nosotros, compartiendo la naturaleza humana y siendo como nosotros en todos los aspectos, Hebreos 2:14-17. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.  

Como nuestro intercesor, el Señor Jesús quiso ponerse en nuestro lugar. En nuestra condición de pecado estamos separados de Dios. El hombre le dio la espalda a Dios y decidió seguir sus propios caminos, nos encontrábamos muertos, pero Jesús, como nuestro Intercesor, quiso venir a la tierra y colocarse en la brecha, Él quiso dar su propia vida y morir en nuestro lugar, para reconciliarnos con Dios. Como nuestro intercesor lloró por nuestro pecado y el juicio que venía sobre nosotros. Nuestra salvación no fue adquirida fácilmente, le costó todo al Señor Jesús: Isaías 53: 10-11. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.   

2 Timoteo 2:5. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Juan 14:14. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.  Hebreos 7:25. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 1 Juan 2:6.  El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

La mediación de Cristo se ejerce, en consecuencia, en todas las fases de la redención, desde la elección en el consejo eterno de Dios hasta la consumación de la salvación. Él es Mediador en humillación y exaltación. Por lo tanto, su actividad mediadora es multiforme, y no puede definirse en función de una sola idea o actividad. Su mediación tiene tantas facetas como su persona, su oficio y su obra. Y así como hay diversidad en los oficios y las tareas que lleva a cabo, y en las relaciones que mantiene con los hombres como Mediador, así también hay diversidad en las relaciones que mantiene con el Padre y el Espíritu Santo en el asunto de la redención.

La fe y el culto de adoración por parte del hombre requieren que reconozcamos esta diversidad. Y su gloria única como Mediador exige que no atribuyamos a otro ni siquiera la sombra de esa acción divina, que a él le pertenece como único Mediador entre Dios y el hombre.

Cuando Dios te muestra un problema puede ser que te está pidiendo que seas parte de la solución.

1 Timoteo 2:1-8. Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad. Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Efesios 6:18-20. Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

"¿Qué es la oración intercesora?" Es el acto de orar en favor de otros. El papel del mediador en la oración era común en el Antiguo Testamento (como con Abraham, Moisés, David, Samuel, Ezequías, Elías, Jeremías, Ezequiel y Daniel). Pero Cristo es señalado en el Nuevo Testamento como el intercesor fundamental: y es por ello que toda la oración cristiana se convierte en intercesora, puesto que es ofrecida a Dios por y a través de Cristo. Jesús cerró la brecha entre Dios y nosotros cuando Él murió en la cruz. Romanos 8:34. “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”

Un maravilloso modelo de oración intercesora se encuentra en Daniel 9, mientras oraba por su pueblo quien se había alejado de Dios. Tiene todos los elementos de una verdadera oración intercesora. Es en respuesta a la Palabra (v.2); caracterizada por el fervor (v.3) y la auto-negación (v.4); identificándose sin egoísmo con el pueblo de Dios (v.5); e intensificada por la confesión (v.5-15); dependiente del carácter de Dios (vs. 4,7,9,15); y teniendo como meta la gloria de Dios (vs.16-19). 

Como Daniel, los cristianos debemos venir ante Dios intercediendo por otros con un corazón contrito y una actitud de arrepentimiento, reconociendo nuestra propia insignificancia y con el sentido de auto-negación. Daniel no fue y dijo, “Tengo el derecho de demandar esto de Ti, Dios, porque yo soy uno de tus especialmente elegidos intercesores.” El fue y dijo, “Soy un pecador,” y en efecto, él dice, “No tengo el derecho de demandar nada.” La verdadera oración intercesora, busca no sólo conocer la voluntad de Dios y ver que se cumpla, sino verla cumplida, sin importar si nos beneficia y sin importar lo que nos cueste. Se busca la gloria de Dios, no la nuestra.

La siguiente, es sólo una lista parcial de aquellos por quienes debemos ofrecer oraciones intercesoras: Todos los que están en autoridad (1 Timoteo 2:2); ministros (Filipenses 1:19); la iglesia (Salmos 122:6); amigos (Job 42:8); compatriotas (Romanos 10:1); los enfermos (Santiago 5:14); enemigos (Jeremías 29:7); por quienes nos persiguen (Mateo 5:44); aquellos que nos abandonan (2 Timoteo 4:16); y por todos los hombres (1 Timoteo 2:1).

Hay una idea errónea en el cristianismo contemporáneo, de que aquellos que ofrecen oraciones intercesoras por otros, son una clase especial de super-cristianos, llamados por Dios para un ministerio de intercesión. La Biblia es clara en que todos los cristianos son llamados a ser intercesores. Todos los cristianos tenemos al Espíritu Santo en nuestros corazones, y, así como Él intercede por nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27), nosotros debemos interceder unos por otros. Esto no es un privilegio limitado a una exclusiva élite de cristianos; este es un mandato para todos. De hecho, el no ofrecer intercesión por otros, es pecado. 1 Samuel 12:23. “Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros.”

Ciertamente, cuando Pedro y Pablo le pedían a otros que intercedieran por ellos, no limitaban su petición a aquellos con un llamado especial a la intercesión. Hechos 12:5. “Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.” Nótese que era toda la iglesia la que oraba por él, no sólo aquellos con el don de la intercesión.

En Efesios 6:16-18, Pablo exhorta a los creyentes efesios –a todos ellos— sobre los fundamentos de la vida cristiana. “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” Más aún, Pablo solicitó a los creyentes en Roma que oraran por él: Romanos 15:30. “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis, orando por mí a Dios.” Él también urgía a los colosenses a interceder por él: Colosenses 4:2-3. “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso.”

En ninguna parte, en ninguna petición bíblica de intercesión, hay alguna indicación de que sólo cierto grupo de gente pudiera interceder. Por el contrario, aquellos que buscan a otros para interceder por ellos, pueden usar toda la ayuda que puedan conseguir. La idea de que la intercesión es el privilegio y llamado de sólo algunos cristianos, carece de base bíblica. Peor aún, es una idea destructiva que con frecuencia conduce al orgullo, a un sentido de elitismo, y al gnosticismo.

El amor preside la oración intercesora. Para interceder legítimamente hemos de ser hombres y mujeres llenos del amor de Dios. Miremos la iglesia primitiva. Hechos 12:5. "Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él" iQue fidelidad! En medio del peligro los hermanos dejaron ver su amor por Pedro. Tenían fe en Dios, pero tenían un gran amor por Pedro, (todos) la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Arrancaron un importante milagro de la mano de Dios a favor de Pedro que fue librado de la cárcel y de la muerte. Moisés intercede por el pueblo con estas palabras: "Borrame de tu libro si no has de perdonar a este pueblo". Es el amor del pastor que está dispuesto a morir por sus ovejas. El mucho amor que Pablo le tenía a los hermanos en Cristo le hacía rogar por ellos constantemente, y escribir a las iglesias, con las dificultades que esto suponía, para que todos recibieran de sus revelaciones, su fe y su profundo amor.

La intercesión: un deber de los hijos de Dios. La oración nos lleva a la vida adulta en Cristo: 1 Corintios 13:11. Cuando yo era niño, pensaba corno niño, juzgaba como niño, mas cuando fui adulto deje lo que era de niño. Asimismo el amor nos lleva a oraciones adultas. El niño ora por los suyos, por sí mismo, pero no se acuerda de interceder por los demás, simplemente no los ama. En Juan 17 Jesús intercede por sus discípulos y luego por los que habríamos de creer por la palabra de ellos. Su amor iba más allá del presente a amar a los que no conoció en la carne. 

Los grandes evangelistas que han visto verdaderos avivamientos, sentían pasión y compasión por los perdidos. De más está decir que eran intercesores que derramaban sus almas con gemidos y lágrimas. Y este amor que nace de una intensa relación con Dios, lleva a los creyentes maduros a amar a sus hermanos y aún al mundo.

Nuestra oración intercesora, es un área de acción de la vida cristiana, en la cual, nosotros debemos poner mucha atención. Porque a través de la oración intercesora, nosotros podemos ser un canal de bendición para tantas personas que necesitan del favor de Dios. Por tal razón, hermanos, dediquémonos a interceder por las iglesias, pastores, misioneros, evangelistas, por las naciones y por los seres humanos en sentido general, para que disfrutemos de las bendiciones del Señor Jesús en nuestras vidas y de esa manera podamos ser un instrumento de bendición para las demás personas. ¡Que el Dios Todopoderoso nos ayude a sumergirnos en tan ardua labor de interceder en oración delante del Señor a favor de nuestro prójimo!

La Biblia no sólo nos proporciona muchos ejemplos de la oración, sino nos instruye una y otra vez a orar: 1 Tesalonicenses 5:17. Orad sin cesar;  Lucas 18:1. La necesidad de orar siempre, y no desmayar;  Efesios 6:8. Orando en todo tiempo; Romanos 12:12. Constantes en la oración;  Santiago 5:16. Orad unos por otros;  El apóstol Pablo mostraba su apreciación de la oración intercesora al solicitar que los creyentes orasen por él: Romanos 15:30.  “que me ayudéis orando por mí a Dios”; 2 Tesalonicenses 3:15. Orad por nosotros;  2 Corintios 1:11. Cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración;  Colosenses 4:3. Orando al mismo tiempo por nosotros;  1 Tesalonicenses 5.25. Hermanos, orad por nosotros.

No sólo se nos exhorta a orar, sino se nos da toda suerte de estímulo por las promesas de Dios que Él contestará la oración. Mateo 21.22. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”, Las promesas de Dios son vastas y explícitas. Por ejemplo: Juan 14:13. Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré;  Juan 15:7. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.  Juan 16.23-24. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Él nos invita a entrar en sociedad plena con él.

Grandes bendiciones Dios quiere derramar sobre la humanidad, su iglesia, nuestros hogares y nuestras vidas, pero es necesario que nosotros los hijos de Dios busquemos su rostro en oración e intercesión ferviente, misericordiosa y benevolente la pregunta en este momento es ¿será que tenemos el amor y la fe necesaria para orar por los demás y así cumplir con el llamado de Dios en nuestras vidas en esta área? Pues si la respuesta es afirmativa mis hermanos y hermanas, entonces, manos a la obra y que el Seños sea ayudándonos en esta hermosa y santa labor. Mateo 6:6. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.


Bendiciones.

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