Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La salvación de la humanidad °


La necesidad más grande de la humanidad no es el dinero, no son las riquezas, no es el poder, no es la fama, no es la superación personal. La necesidad más grande que tiene este mundo es la Salvación que sólo Jesucristo puede dar.

Dios nos ofrece salvación por medio de Jesús. Mateo 1:21. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Hechos 4:12. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

La salvación significa que recibimos vida eterna si tenemos una relación personal con Dios y aceptamos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador. Juan 17:3. Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Hay sólo un camino hacia la salvación y no es un camino fácil. Mateo 7:13-14. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

La salvación no se gana, es un don de Dios. Efesios 2:8-9. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

El recibir la salvación es una respuesta poderosa al evangelio que incluye el arrepentimiento de los pecados. Hechos 2:37-38. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

El recibir la salvación es un acto sencillo, directo, personal y público. Romanos 10:8-10. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

Salmos 142. Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida. Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, Porque tú me serás propicio.

Salmos 106:8. Pero él los salvó por amor de su nombre, para hacer notorio su poder. La salvación es un plan divino creado por Dios para rescatar al hombre de una condenación y muerte eterna, por cuanto el hombre peco este no puede entrar ni participar del reino de Dios, nuestra mala manera de vivir, el pecado produce lejanía de las cosas de Dios, la misma palabra dice en el libro de Gálatas los deseos de la carne son contra el espíritu, y la carne se quedara en la tierra, pero el espíritu es el que va a vivir delante de Dios, así que busquemos sanar y salvar nuestro espíritu.

Romanos 3:23-25. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.
Todos pecaron y por eso no pueden participar de la gloria de Dios. Dios, por su generoso amor, aprueba a todos los que creen. Es un regalo de Dios hecho posible porque Cristo Jesús nos liberó del pecado. Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
Por la misericordia y el amor de Dios a través de Jesús su hijo amado es que recibimos el perdón y podemos tener acceso a su reino, pues dice que como todos pecaron esta destituidos de la gloria de Dios, quiere decir que no tenemos entrada, que no podemos tener acceso al reino de Dios, si primero no nos ponemos a cuentas y reconocemos que Jesús es el hijo de Dios quien nos da salvación, Dios nos da la oportunidad de recibir esta salvación, es un regalo, quieres tú el regalo de la misericordia de Dios, busca ser salvo por Jesús quien murió en la cruz tomando nuestro lugar.
Juan 3:16-21. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación; que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. Pero el que obra verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
Para algunos deben de ser versículos muy conocidos, pero para otros tal vez es la primera vez que los ven. Estas palabras de Jesús, se las estaba diciendo a un hombre anciano, un principal de la religión hebrea, y aun así no entendía estas cosas, y podríamos decir que era un ciego espiritual, como muchas veces lo vemos hoy día. Personas que son cegadas por la religión. Por dogmas humanos que han aprendido. Así que vamos a la Palabra de Dios que es la base y razón de nuestra fe.
Sin duda la salvación es un hecho sorprendente y nunca dejará de producir alabanza y gratitud en nuestras vidas. Sin embargo es el mismo Jesús que nos presenta tres razones por las cuales Dios nos ha salvado. Primeramente como lo vimos en el versículo 16“porque Dios envió a su Hijo” Dios nuestro creador y nuestro sustentador, mando a su hijo, a pesar de que le dimos la espalda, le negamos y preferimos las tinieblas.
Quizás tú has estado huyendo de Dios todos estos años, o has estado evitando confrontarte con él. Pero Dios te ama aun, y su amor le movió a buscarte, hasta tal punto que dio a su único hijo. En algunos versículos anteriores también Jesús había hecho referencia a la historia hebrea de cuando Moisés estaba en el desierto y el y todo el pueblo fueron atacados por serpientes ardientes. 

Todo el que era mordido por estas serpientes venenosas moría, y solo se salvaban los que miraban a la serpiente de bronce que estaba enroscada en un asta, que Dios mismo había indicado a Moisés que pusiera allí. De esta misma forma era necesario que Jesucristo fuera levantado en la cruz, y todo aquel que creyera en él, que le mirara, y que creyera realmente que él es el salvador, no quedara apartado de Dios para siempre. El propósito de Dios es que tú tengas vida eterna.
Pero también podemos ver otra razón, por la que su hijo no nos condena. En los versículos 17 y 18 vimos que él envió a su hijo para salvación, y no para condenarnos. Y esto mismo lo dijo Jesús en más de una oportunidad; yo no he venido a perder las almas, sino a salvarlas, no he venido a juzgar sino a perdonar. Algunas personas se preguntan ¿porque Dios nos hizo y después nos dejó pecar? Y la respuesta es que nos ha creado con libre albedrío, y somos nosotros los que tomamos la decisión. 

Somos nosotros los que optamos por rechazar a Jesús y de hecho estamos optando por la condenación eterna; por el infierno. Jesús dijo que el infierno fue creado para el diablo y sus ángeles.
Y en tercer lugar, él envió por la manifestación del amor del Señor para con nosotros, porque su hijo es luz. Pero la luz es rechazada por los que aman las tinieblas. Cuando levantamos una piedra grande, donde hay un poco de humedad encontramos algunas lombrices y bichitos de humedad que enseguida procuran esconderse de nuevo en la tierra. Y al igual muchas personas no aman la luz, porque están habituados a vivir en tinieblas, en la oscuridad espiritual y emocional. Y cuando la luz se acerca quedan en evidencia sus pecados y maldad.
Isaías 64:6. Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Muchas de estas personas son de apariencia muy correctas y sanas en la sociedad o en la familia, pero ni bien se acercan a la luz quedan en evidencia de que no le tocan ni los talones a la luz de Jesús. La Biblia dice que nuestra justicia delante de Dios es como trapo de inmundicia. Pero la luz además de manifestar nuestro pecado, manifiesta también las obras de Dios.
Dios Padre nos quiere perdonar, salvar y darnos un lugar con él en el cielo a través de la obra del Espíritu Santo y del Señor Jesucristo.
Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.
Jeremías 31:3. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

A partir de estas tres razones podemos concluir que nuestro Dios, es un Dios inmensamente grande, lleno de amor que no desea la condenación de nadie, pero su presencia es clarificadora, y pone de manifiesto nuestra profunda necesidad. Quizás esta en casa o viajando en un automóvil o donde sea que estés, acércate a él, mira tú profunda necesidad, y el vacío que hay en tu corazón. ¿Por qué no permites que Dios entre a tu vida y comience a llenarte y a alumbrar tu conciencia, comience a limpiarte y a gobernar tu vida, y conducirte? Esto es lo que él quiere hacer y darte la vida eterna y abundante. Acéptala y será la mejor decisión de tu vida.

Salmos 25:11. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande.

Salmos 79:9. Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.
Isaías 43:25. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

Isaías 48:9-11. Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré a otro.

Lucas 7:47. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.

Quiero dejar la siguiente lectura de una porción bíblica como reflexión para nuestras vidas y pidiendo a Dios que nos ayude y nos de la fuerza necesaria para buscarlo y obedecerle. Que nos llene de sabiduría y entendimiento espiritual.

Colosenses 1:3-14. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu. 

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Bendiciones.

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