La necesidad
más grande de la humanidad no es el dinero, no son las riquezas, no es el
poder, no es la fama, no es la superación personal. La necesidad más grande que
tiene este mundo es la Salvación que sólo Jesucristo puede dar.
Dios nos
ofrece salvación por medio de Jesús. Mateo 1:21. Y dará a luz
un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados. Hechos 4:12. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
La salvación
significa que recibimos vida eterna si tenemos una relación personal con Dios y
aceptamos al Señor Jesucristo como nuestro Salvador. Juan 17:3. Y esta es la vida eterna; que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan
3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.
Hay sólo un
camino hacia la salvación y no es un camino fácil. Mateo 7:13-14. Entrad por la puerta
estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta,
y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
La salvación
no se gana, es un don de Dios. Efesios
2:8-9. Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe.
El recibir la
salvación es una respuesta poderosa al evangelio que incluye el arrepentimiento
de los pecados. Hechos 2:37-38. Al oír
esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo.
El recibir la
salvación es un acto sencillo, directo, personal y público. Romanos 10:8-10. Mas ¿qué dice? Cerca de ti
está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en
tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Salmos
142. Con mi voz clamaré a Jehová; Con mi
voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de
él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú
conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi
diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; No tengo refugio, ni
hay quien cuide de mi vida. Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza,
y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy
afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. Saca
mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; Me rodearán los justos, Porque
tú me serás propicio.
Salmos
106:8. Pero
él los salvó por amor de su nombre, para hacer notorio su poder. La salvación es un
plan divino creado por Dios para rescatar al hombre de una condenación y muerte
eterna, por cuanto el hombre peco este no puede entrar ni participar del reino
de Dios, nuestra mala manera de vivir, el pecado produce lejanía de las cosas
de Dios, la misma palabra dice en el libro de Gálatas los deseos de la carne
son contra el espíritu, y la carne se quedara en la tierra, pero el espíritu es
el que va a vivir delante de Dios, así que busquemos sanar y salvar nuestro
espíritu.
Romanos 3:23-25. Por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados.
Todos pecaron y por eso no pueden
participar de la gloria de Dios. Dios, por su generoso amor, aprueba a todos los
que creen. Es un regalo de Dios hecho posible porque Cristo Jesús nos liberó
del pecado. Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su
muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él
ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en
lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los
pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
Por la misericordia y el amor de Dios
a través de Jesús su hijo amado es que recibimos el perdón y podemos tener
acceso a su reino, pues dice que como todos pecaron esta destituidos de la
gloria de Dios, quiere decir que no tenemos entrada, que no podemos tener
acceso al reino de Dios, si primero no nos ponemos a cuentas y reconocemos que
Jesús es el hijo de Dios quien nos da salvación, Dios nos da la oportunidad de
recibir esta salvación, es un regalo, quieres tú el regalo de la misericordia
de Dios, busca ser salvo por Jesús quien murió en la cruz tomando nuestro
lugar.
Juan 3:16-21. Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
Él. El que en Él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya es condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la
condenación; que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo el que hace lo malo
aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas.
Pero el que obra verdad, viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras
son hechas en Dios.
Para algunos deben de ser versículos
muy conocidos, pero para otros tal vez es la primera vez que los ven. Estas
palabras de Jesús, se las estaba diciendo a un hombre anciano, un principal de
la religión hebrea, y aun así no entendía estas cosas, y podríamos decir que
era un ciego espiritual, como muchas veces lo vemos hoy día. Personas que son
cegadas por la religión. Por dogmas humanos que han aprendido. Así que vamos a
la Palabra de Dios que es la base y razón de nuestra fe.
Sin duda la salvación es un hecho sorprendente
y nunca dejará de producir alabanza y gratitud en nuestras vidas. Sin embargo
es el mismo Jesús que nos presenta tres razones por las cuales Dios nos ha
salvado. Primeramente como lo vimos en el versículo 16, “porque Dios envió a su Hijo” Dios nuestro creador y nuestro sustentador, mando a
su hijo, a pesar de que le dimos la espalda, le negamos y preferimos las
tinieblas.
Quizás tú has estado huyendo de Dios
todos estos años, o has estado evitando confrontarte con él. Pero Dios te ama
aun, y su amor le movió a buscarte, hasta tal punto que dio a su único hijo. En
algunos versículos anteriores también Jesús había hecho referencia a la
historia hebrea de cuando Moisés estaba en el desierto y el y todo el pueblo
fueron atacados por serpientes ardientes.
Todo el que era mordido por estas serpientes venenosas moría, y solo se salvaban los que miraban a la serpiente de bronce que estaba enroscada en un asta, que Dios mismo había indicado a Moisés que pusiera allí. De esta misma forma era necesario que Jesucristo fuera levantado en la cruz, y todo aquel que creyera en él, que le mirara, y que creyera realmente que él es el salvador, no quedara apartado de Dios para siempre. El propósito de Dios es que tú tengas vida eterna.
Todo el que era mordido por estas serpientes venenosas moría, y solo se salvaban los que miraban a la serpiente de bronce que estaba enroscada en un asta, que Dios mismo había indicado a Moisés que pusiera allí. De esta misma forma era necesario que Jesucristo fuera levantado en la cruz, y todo aquel que creyera en él, que le mirara, y que creyera realmente que él es el salvador, no quedara apartado de Dios para siempre. El propósito de Dios es que tú tengas vida eterna.
Pero también podemos ver otra razón,
por la que su hijo no nos condena. En los versículos 17 y 18 vimos que él envió
a su hijo para salvación, y no para condenarnos. Y esto mismo lo dijo Jesús en
más de una oportunidad; yo no he venido a perder las almas, sino a salvarlas,
no he venido a juzgar sino a perdonar. Algunas personas se preguntan ¿porque
Dios nos hizo y después nos dejó pecar? Y la respuesta es que nos ha creado con
libre albedrío, y somos nosotros los que tomamos la decisión.
Somos nosotros los que optamos por rechazar a Jesús y de hecho estamos optando por la condenación eterna; por el infierno. Jesús dijo que el infierno fue creado para el diablo y sus ángeles.
Somos nosotros los que optamos por rechazar a Jesús y de hecho estamos optando por la condenación eterna; por el infierno. Jesús dijo que el infierno fue creado para el diablo y sus ángeles.
Y en tercer lugar, él envió por la
manifestación del amor del Señor para con nosotros, porque su hijo es luz. Pero
la luz es rechazada por los que aman las tinieblas. Cuando levantamos una
piedra grande, donde hay un poco de humedad encontramos algunas lombrices y
bichitos de humedad que enseguida procuran esconderse de nuevo en la tierra. Y
al igual muchas personas no aman la luz, porque están habituados a vivir en
tinieblas, en la oscuridad espiritual y emocional. Y cuando la luz se acerca
quedan en evidencia sus pecados y maldad.
Isaías 64:6. Si
bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos
llevaron como viento.
Muchas de estas personas son de
apariencia muy correctas y sanas en la sociedad o en la familia, pero ni bien
se acercan a la luz quedan en evidencia de que no le tocan ni los talones a la
luz de Jesús. La Biblia dice que nuestra justicia delante de Dios es como trapo
de inmundicia. Pero la luz además de manifestar nuestro pecado, manifiesta
también las obras de Dios.
Dios Padre nos quiere perdonar,
salvar y darnos un lugar con él en el cielo a través de la obra del Espíritu
Santo y del Señor Jesucristo.
Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de
vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os
oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré
volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los
lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os
hice llevar.
Jeremías 31:3. Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo,
diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
A partir de estas tres razones
podemos concluir que nuestro Dios, es un Dios inmensamente grande, lleno de
amor que no desea la condenación de nadie, pero su presencia es clarificadora,
y pone de manifiesto nuestra profunda necesidad. Quizás esta en casa o viajando
en un automóvil o donde sea que estés, acércate a él, mira tú profunda
necesidad, y el vacío que hay en tu corazón. ¿Por qué no permites que Dios
entre a tu vida y comience a llenarte y a alumbrar tu conciencia, comience a
limpiarte y a gobernar tu vida, y conducirte? Esto es lo que él quiere hacer y
darte la vida eterna y abundante. Acéptala y será la mejor decisión de tu vida.
Salmos 25:11. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande.
Salmos 79:9. Ayúdanos,
oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y líbranos, y perdona
nuestros pecados por amor de tu nombre.
Isaías 43:25. Yo,
yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de
tus pecados.
Isaías
48:9-11. Por amor de mi nombre diferiré mi
ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he
purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mí,
por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra
no la daré a otro.
Lucas
7:47. Por lo cual te digo que sus muchos
pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona
poco, poco ama.
Quiero
dejar la siguiente lectura de una porción bíblica como reflexión para nuestras vidas
y pidiendo a Dios que nos ayude y nos de la fuerza necesaria para buscarlo y
obedecerle. Que nos llene de sabiduría y entendimiento espiritual.
Colosenses 1:3-14. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos
de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es
digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y
creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a
la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando
gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los
santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados. Bendiciones.
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