Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Las diversas pruebas del creyente°

Gálatas 4:19. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.

Dios quiere formar de nosotros Reyes y Sacerdotes, Dios quiere formar el carácter de Cristo en nuestro corazón, que desarrollemos el fruto del Espíritu Santo en nosotros, pero para lograrlo tiene que dejar que aprendamos en medio de la prueba, tiene que hacernos pasar por el desierto para llevarnos de Egipto, la tierra de la esclavitud, hacia Canaán, la tierra que fluye leche y miel. Como fue pasado Moisés,

No hay Reino sin prueba, por lo tanto debemos prepararnos para no desmayar, porque es un hecho que vendrán las tribulaciones. Tenemos que estar dispuestos a permanecer en la fe, como David que fue probado en medio de persecuciones e incómodos exilios, pero venció la tentación de darse por vencido y pacientemente esperó que Dios le llevara al trono, aunque tuvo oportunidades doradas para lograrlo por sí mismo, terminando así con sus problemas. Esto hizo que Dios le levantara muy en alto, hasta convertirse en el ícono del reino de Israel.

Es necesario que a través de muchas tormentas, aflicciones y dolores entremos en el Reino de los Cielos.  Jesús dijo que en el mundo tendríamos aflicción, pero que debíamos confiar porque Él había vencido al mundo (Juan 16:33).  Por lo tanto soportar las tribulaciones nos hace “vencer” al mundo, y esto es necesario.

No nos desanimemos en medio de la prueba, pues logrando esto, Dios nos hará subir de nivel. Recordemos que la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta la perfección (Proverbios 4:18). Si te está costando caminar es porque estás subiendo, pues cualquier senda que va en aumento, cualquier camino que sube, se vuelve dificultoso y traerá cansancio; pero si nos centramos en el premio, que es estar en la presencia de Dios por la eternidad, si dejamos a un lado el vituperio, si nos concentramos en el gozo puesto delante de nosotros (Hebreos 12:2), menospreciaremos el oprobio y nos sentaremos en el trono preparado para nosotros en el reino de Dios.

Hechos 14:21-22. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

El Apóstol Pablo había sido apedreado y dejado por muerto en la Ciudad de Listra. Pero Pablo fue alzado y los discípulos estuvieron a su alrededor, sin duda orando. Dios respondió sus oraciones. Él se alzó de estar a un paso de la muerte, o de la muerte misma (la Escritura no lo dice claramente). Volvió a predicar poco tiempo después de alzarse. ¡Qué gran ejemplo para todos nosotros! Pablo se alzó en fuerza completa y fue con Bernabé, su asistente, a la ciudad de Derbe. De allí viajaron a Listra, y a Iconio, y por último a Antioquía, predicando a las multitudes el Evangelio de la crucifixión y de la resurrección de Cristo.

En estas ciudades también, Pablo y Bernabé les predicaban a los discípulos, o sea que le predicaban a aquellos que recientemente habían querido seguir a Cristo. Pero Pablo quería estar seguro de que ellos habían experimentado la conversión verdadera. Él quería que ellos fueran “confirmados”, o sea, fortalecidos en su fe. Él quería estar seguro de que ellos no solamente habían creído los hechos del Evangelio, sino que habían experimentado la conversión verdadera. ¿Cómo lo hizo?
Primero, Pablo confirmaba y fortalecía las almas de los discípulos nuevos y los exhortaba a continuar en la fe que habían profesado creer. Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe. Hechos 14:22.

Pablo quería estar seguro de que “las almas” de estos jóvenes discípulos realmente habían sido convertidas. Él quería estar seguro de que ellos no eran solamente Cristianos nominales, no solamente gente que aprendía las doctrinas del Evangelio, sino que ellos continuarían como Cristianos verdaderos. Él quería que ellos procuran hacer firme su vocación y elección. 2 Pedro 1:10.

Entonces Pablo los confirmaba, asegurándose de que ellos entendieran el sufrimiento que atravesarían si continuaban “en la fe”. De otro modo, si no sabían de las tribulaciones que atravesarían para ser cristianos verdaderos, ellos saldrían de la iglesia y apostatarían de Cristo, y no entrarían en el reino de Dios. Las meras palabras “aceptaron a Cristo” no le eran suficiente a Pablo. Él sabía que ellos tenían que ser fortalecidos al oír lo que les costaría hacerse Cristianos verdaderos, firmes, que durarían por Cristo y la iglesia hasta el fin de sus vidas. Pablo no quería que ellos fueran como aquellos que

“No tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan”. Marcos 4:17.

Y Lucas añade que cuando las tribulaciones llegan muchos que no son verdaderamente convertidos se apartan.

“Pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan”. Lucas 8:13.

El Señor Jesucristo dice que la aflicción, la persecución y la tentación causarían que muchos cristianos falsos se aparten de la iglesia y de su supuesta “fe” en Cristo. La fe de ellos debería ser más fuerte y más profunda que eso.

Mateo 7:12-23. Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Practicar la obediencia se convierte en fundamento sólido para resistir las tormentas de la vida. Aquí Cristo muestra que no bastará reconocerlos como nuestro amor sólo de palabra y de lengua. Es necesario para nuestra dicha que creamos en Cristo, que nos arrepintamos del pecado, que vivamos una vida santa, que nos amemos unos a otros. Esta es su voluntad, nuestra santificación.

Pongamos cuidado de no apoyarnos en los privilegios y obras externas, no sea que nos engañemos y perezcamos eternamente con una mentira a nuestra derecha, como lo hacen multitudes. Que cada uno que invoca el nombre de Cristo se aleje de todo pecado. Hay otros cuya religión descansa en el puro oír, sin ir más allá; sus cabezas están llenas de nociones vacías. Estas dos clases de oidores están representados por los dos constructores. 

Esta parábola nos enseña a oír y hacer los dichos del Señor Jesús: algunos pueden parecer duros para carne y sangre, pero deben hacerse. Cristo está puesto como cimiento y toda otra cosa fuera de Cristo es arena. Algunos construyen sus esperanzas en la prosperidad mundanal; otros, en una profesión externa de religión. Sobre estas se aventuran, pero esas son todo arena, demasiado débiles para soportar una trama como nuestras esperanzas del cielo.

Hay una tormenta que viene y probará la obra de todo hombre. Cuando Dios quita el alma, ¿dónde está la esperanza del hipócrita? La casa se derrumbó en la tormenta, cuando más la necesitaba el constructor, y esperaba que le fuera un refugio. Se cayó cuando era demasiado tarde para edificar otra. El Señor nos haga constructores sabios para la eternidad. Entonces, nada nos separará del amor de Cristo Jesús.

Mateo 7:24-29. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

El apóstol Pedro escribió esta carta para animar y fortalecer a los creyentes que enfrentaban pruebas y persecución bajo el emperador Nerón. En gran parte del primer siglo, la persecución no era la regla en todo el Imperio Romano. Los soldados buscaban a los cristianos para torturarlos. Los cristianos, sin embargo, podían esperar persecución social y económica de tres fuentes principales: los romanos, los judíos y sus propios familiares. Todos serían mal entendidos. Algunos serían hostigados; otros serían torturados e incluso condenados a muerte.

La carta de 1 Pedro pudo haberse escrito sobre todo para los nuevos cristianos y para los que planeaban bautizarse. Debía advertírseles acerca de lo que tenían por delante y requerían las palabras de aliento de Pedro para ayudarles a enfrentar dicha experiencia. Esta carta es todavía de ayuda para los cristianos que enfrenten pruebas. Muchos discípulos de Cristo en todo del mundo viven bajo gobernantes mucho más represivos que el Imperio Romano del primer siglo.

En todas partes los cristianos están sujetos a malos entendidos, ridiculizados y hasta hostilizados por sus amigos incrédulos, empleadores y miembros de la familia. Nadie está libre de catástrofes, dolor, enfermedad y muerte, pruebas que, como la persecución, nos hacen depender por completo de la gracia de Dios. Para los lectores de hoy, como también para los lectores originales de Pedro, el tema de esta carta es la esperanza.

Una esperanza viva. 1 Pedro 1:3-9. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Hechos 14:19-23. Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

Santiago 1:2.  Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.

2 Timoteo 2:1-13. Un buen soldado de Jesucristo. Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 

El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo. Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. 

Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna. Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.

Pruebas Las encontramos todos los días. El enemigo viene por todos los lados: es la pérdida del empleo; un divorcio doloroso; el descubrimiento de que el hijo está en las drogas; la traición del mejor amigo; las injusticias del trabajo, en fin... Pero, Santiago dice que debes alegrarte cuando te veas atravesando el valle de las pruebas. ¿No es demasiado pedir? En el original griego, la palabra "pruebas", peirasmos, literalmente significa estado de lucha mental en el que te ves inclinado a separarte de Dios.

Tal vez, esto lo explique todo. Cuando el enemigo coloca pruebas en tu camino, su objetivo es separarte de Dios; hacerte creer que es el Señor quien te envía el dolor. Si en ese momento te vuelves en contra de Dios, el enemigo ha logrado su objetivo. Pero, si en el instante de la prueba te vuelves hacia Dios, entiendes que el dolor puede constituir un instrumento de edificación. Todo depende de la perspectiva de la realidad. El presente estado de cosas no es el fin; no juzgues las actitudes divinas cuando el trabajo aún no ha sido terminado. Si tu visión del mundo es materialista, las pruebas son motivo de tristeza. Si es espiritual, serán motivo de agradecimiento y de gozo. Es en el fuego que el oro se refina. ¡Y tú eres oro!

Lo que la carta a Santiago nos dice es que podremos ver más allá de las pruebas: "Pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada." Santiago 1.2-4 (NVI). Esta es una promesa maravillosa! Te está diciendo, que si superas la prueba serás más constante, y esta constancia te llevará a feliz término, serás perfecto e íntegro.

Hebreos 11. Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 

Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 

Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 

Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 

Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

Por eso hoy, a pesar de lo que puedas estar viviendo, levanta las manos al cielo y agradece. Después, parte confiado para enfrentar las dificultades de la vida. Y "Considérate muy dichosos cuando tengas que enfrentarte con diversas pruebas, pues ya sabes que la prueba de tu fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada." Bendiciones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario