Nuestro Señor Jesucristo dijo a los discípulos la obra que tenían que hacer, pero les hizo entender que sin Dios no la podían hacer, que humanamente, por más y mejores intenciones, no se lograría: los apóstoles se reunieron en Jerusalén y se les ordenó que no se fueran de ahí hasta que viniera el derramamiento del Espíritu Santo sobre sus vidas. Esto sería un bautismo por el Espíritu Santo, que les daría poder para vivir la vida cristiana que agrada a Dios y cumplir la gran comisión: la salvación de almas y la extensión del Reino de los cielos en medio de las naciones de la tierra.
Esto confirma la promesa divina y nos anima para depender de ella, porque la oímos del Señor Jesucristo y en Dios todas las promesas son sí y amén. El bautismo en agua de los cristianos es un mandamiento para testimonio de lo que ocurre en el ámbito Espiritual; representa la unidad y la identificación con Cristo que se establece por medio del bautismo con el Espíritu Santo: es nuestro testimonio de fe.
Hechos 1:1-9. En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
Cuando somos bautizados en agua públicamente, estamos dando testimonio de que estamos unidos al Señor Jesucristo y tomamos parte en su muerte y su resurrección.
Para vivir la vida cristiana bíblica en estos tiempos finales y peligrosos de cumplimiento de la Palabra de Dios, nosotros, los que hacemos parte de la iglesia de Cristo en las naciones de la tierra, nos es necesario ser llenos del presencia del Espíritu Santo, nos es necesario recibir la unción de Dios, no es necesario ser enseñados y guiados por Dios, nos es necesario recibir la sabiduría divina y el entendimiento espiritual para poder enfrentar todas las circunstancias y situaciones que se nos presenten en nuestro diario vivir. Es necesario que seamos bautizados en el Espíritu Santo
Necesitamos la llenura del Espíritu Santo, porque sin Dios nada podemos hacer conforme a la voluntad del Padre Celestial. Necesitamos la presencia de Dios en nosotros y con nosotros para cumplir con el llamado y los propósitos de Dios en nuestras vidas y también poder enfrentar todos los ataques del diablo; no debemos ignorar que el enemigo de Dios quiere destruir las vidas de todos aquellos que hemos aceptado al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal, quienes voluntariamente hemos decidido que el Reino de los cielos gobierne nuestros corazones por Jesucristo y su Palabra.
Una de las cosas que genera gozo y fuerza en el cristiano es el poder hacer la voluntad de Dios en medio de todas las circunstancias que nos rodean.
1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Romanos 6:3-4. ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Cuando el Creyente recibe a Cristo como Salvador de su vida, se identifica con Él en su muerte y resurrección, (El mensaje del Evangelio) y el mismo Cristo le bautiza en el agua (simbólica) del Espíritu Santo y lo identifica consigo mismo (la cabeza) y con la iglesia (su cuerpo) y le da a beber el agua del Espíritu Santo; Él hace su morada dentro del creyente, El Cual (El Espíritu Santo) corre como ríos de agua viva en su interior, llenando (controlando), limpiando, redarguyendo, santificando, dando vida, guiando, aconsejando y consolando; esta es la nueva vida en Cristo.
Con el llamado de salvación de parte de Dios para cada creyente, viene la implicación de recibir el poder sobrenatural del Espíritu Santo para vivir la vida que agrada a Dios y también con ello viene el llamado a servirle al Señor dentro del cuerpo de Cristo que es su iglesia.
Hechos 1:8. LBLA. Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Este llamado está acompañado de los dones ministeriales y de los dones espirituales los cuales son para la edificación del cuerpo de Cristo, pues somos sólo administradores de la gracia divina, quienes tenemos que dar cuentas de nuestra mayordomía en el tribunal de Cristo. Pero es necesario entender que no es en nuestras capacidades y nuestros esfuerzos humanos por mas buenos que parezcan, es en realidad con la presencia, la ayuda y el poder del Espíritu Santo en cada uno de nosotros como lo vemos en el siguiente texto. Es necesario que sepamos que es la unción que Dios da a su pueblo, la iglesia de Cristo y para qué es.
Zacarías 4:6. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
La Biblia nos enseña y nos revela como vino el Espíritu Santo sobre la persona de nuestro Señor Jesucristo en el evangelio de Lucas 4:14-21. Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Podemos ver también como se cumplió lo que fue profetizado por Isaías en el Antiguo Testamento. Isaías 61:1-6. El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes;
Pedro en su sermón en el día del Pentecostés en Hechos 2 declarando que el derramamiento del Espíritu fue un cumplimiento de la promesa Hechos 2:16-18. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Pedro termina su poderoso sermón ofreciendo la promesa del Espíritu Santo a aquellos que se arrepintieran y fueran bautizados Hechos 2:38-44. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas.
Encontramos tres frases que nos muestran esta gran verdad de Dios para nuestras vidas.
"Él os bautizará en Espíritu Santo" Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16.
"El que bautiza con el Espíritu Santo" Juan 1:33.
"Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo" Hechos 1:5; 11:16.
¿Cómo y cuándo ocurre el bautismo en el Espíritu Santo? El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en todos los que verdaderamente ponen su fe en Cristo como su salvador. El bautismo del Espíritu Santo es la promesa del Padre, profetizada por Juan el Bautista y anunciada por el mismo Jesucristo. Aunque el bautismo es efectuado por Jesús, no puede ocurrir sin el Espíritu Santo.
Todos los creyentes que han creído en la muerte y resurrección de Cristo, han participado con el Señor Jesucristo a través del bautismo. Así fueron sepultados y levantados a novedad de vida junto con Él. La vida que tenemos en Cristo es más que la vida que tuvo el pueblo con Moisés y más que la vida que tenían o tienen los prosélitos Judíos y aún más que la vida que tenían aquellos que eran bautizados por Juan para arrepentimiento. Esta vida es eterna en unión a Cristo.
La Superioridad Del Bautismo En El Espíritu Santo. A diferencia del bautismo de Moisés, del bautismo de los convertidos al judaísmo y del bautismo de Juan, el bautismo en el Espíritu Santo, además de unir al creyente al cuerpo de Cristo, le hace participe en su interior de ese Espíritu.
Cuando una persona es bautizada en agua, su exterior se "lava" pero su interior queda igual. En el bautismo efectuado por Jesucristo, el del Espíritu Santo, la persona recibe el Espíritu Santo dentro de sí. Por lo tanto dice: 1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
"A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Esta oración tiene que ver con el lugar que toma el Espíritu Santo haciendo morada dentro de cada creyente. Es de acuerdo con la promesa de Jesús: Juan 14:16-17. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y ESTARÁ EN VOSOTROS.
Jesús les asegura a los discípulos que 'creen' en él que el Espíritu Santo no solamente mora (vive dentro) con los creyentes individualmente en el presente sino que "estará" (permanecerá permanentemente) morando corporativamente "dentro" de los creyentes después de su partida. Este Espíritu Santo es comparado con el agua, el agua es tipo del Espíritu Santo: Juan 7:37-39ª. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, DE SU INTERIOR CORRERAN RIOS DE AGUA VIVA. ESTO DIJO DEL ESPÍRITU QUE HABIAN DE RECIBIR LOS QUE CREYESEN EN ÉL...
El Ministerio el Espíritu Santo nos muestra la gran realidad para todo creyente, ya que la regeneración solo puede ser posible por Él, por el nuevo nacimiento: eso es lo que produce un estilo de vida en el reino de los cielos. Es el mismo poder y autoridad del Espíritu Santo que operó en nuestro Señor Jesucristo, el que hoy en día actúa en los hijos de Dios capacitándolos para predicar las buenas nuevas de salvación, para la sanidad de los enfermos, para ejercer la expulsión de demonios y la liberación de los cautivos, en otras palabras cumplir con lo que se conoce como la gran comisión. Mateo 28:16-20. Marcos 16:14-20. Lucas 24:44-49.
Tito 3:4-7. "Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna."
Nosotros recibimos el Espíritu Santo cuando recibimos a Jesucristo. El bautismo del Espíritu Santo debe entenderse a la luz de su obra total en los cristianos. El Espíritu Santo marca el comienzo de la experiencia cristiana. No podemos pertenecer a Cristo sin su Espíritu. Romanos 8:9. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
No podemos estar unidos a Cristo sin su Espíritu. 1 Corintios 6:17. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
No podemos ser adoptados como sus hijos sin su Espíritu. Romanos 8:14-17. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Gálatas 4:6-7. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
No podemos estar en el cuerpo de Cristo excepto por el Espíritu. 1 Corintios 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El Espíritu es el poder de nuestra nueva vida. Empieza el largo proceso de una vida de cambios para asemejarnos más a Cristo. Gálatas 3:3. ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? Filipenses 1:6. Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Cuando recibimos a Cristo por la fe, empezamos una relación personal e inmediata con Dios. El Espíritu Santo obra en nosotros para ayudarnos a ser como Cristo. Es el Espíritu une a todos los creyentes en Jesucristo.
Efesios 2:19-22. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Todos pueden experimentar el Espíritu Santo y El obrar a través de todos. 1 Corintios 12:11. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Efesios 4:4. Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación
Jesús instruyó a sus discípulos para que fueran testigos a las personas de todas las naciones acerca de Él, pero se les dijo que debían esperar antes la venida del Espíritu Santo. Dios tiene una labor importante que quiere que usted haga en su nombre, pero debe desarrollarla por el poder del Espíritu Santo. A menudo nos gusta cumplir con la tarea, aunque esto signifique ir delante de Dios. Pero algunas veces la espera es parte del plan de Dios. ¿Está esperando y escuchando las instrucciones completas de Dios o se antepone a sus planes? Necesitamos el tiempo y el poder de Dios para ser en verdad eficaces.
Es en su presencia que vamos a encontrar el poder para llevar una vida fructífera delante de Dios, es en dependencia a Dios que podemos encontrar la verdadera vida espiritual, es por el deseo de su buena voluntad que Dios coloca en nuestro ser que seremos hacedores de los planes Dios en estos tiempos, es en su presencia en el lugar secreto que lo vamos a encontrar la fuente de vida eterna, es en lo íntimo de nuestro ser, de nuestro corazón que podemos recibir esa unción y poder del Espíritu Santo para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
El poder del Espíritu Santo nos da la energía que proviene de Dios e involucra valor, entrega, confianza, conocimiento, habilidad y autoridad. Nosotros como discípulos necesitamos de todo esto para cumplir con su misión, necesitamos ser llenos del Señor el Espíritu Santo. Necesitamos mostrar y decirle a otros lo que Dios ha hecho por nosotros, lo que es revelado en la Biblia.
Colosenses 1. Versión Biblia en lenguaje sencillo. BLS. Queridos hermanos de la iglesia de Colosas: Nosotros, Pablo y Timoteo, les enviamos nuestros saludos. Ustedes son parte del pueblo especial de Dios y han puesto su confianza en Cristo. Yo soy apóstol de Jesucristo porque Dios, nuestro Padre, así lo quiso. Deseo de todo corazón que Dios y el Señor Jesucristo les den mucho amor y paz.
Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos sabido que ustedes confían mucho en Cristo y aman a todos los que forman parte del pueblo de Dios. Ustedes se comportan así porque, desde que oyeron el mensaje verdadero de la buena noticia, saben bien lo que Dios les tiene guardado en el cielo. Esta buena noticia se está anunciando por todo el Imperio Romano, y está dando buenos resultados. Así ocurrió entre ustedes desde el día en que supieron de verdad cuánto los ama Dios.
Eso lo aprendieron de labios de Epafras, nuestro querido compañero de trabajo, que tan fielmente les sirve por amor a Jesucristo. Él nos ha traído noticias de ustedes, y nos ha contado cómo el Espíritu Santo les hace amar a los demás.
Desde el momento en que supimos todo eso, no hemos dejado de orar por ustedes. Y siempre le pedimos a Dios que puedan conocer su voluntad, y que tengan toda la sabiduría y la inteligencia que da el Espíritu Santo. Así podrán vivir de acuerdo con lo que el Señor quiere, y le agradarán al hacer toda clase de buenas acciones y al aumentar su conocimiento de Dios; por su gran poder cobrarán nuevas fuerzas, y podrán soportar con paciencia todas las dificultades. Así, con gran alegría, darán gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo elegido.
Dios nos rescató de la oscuridad en que vivíamos, y nos llevó al reino de su amado Hijo, quien por su muerte nos salvó y perdonó nuestros pecados.
Cristo es el Hijo de Dios, y existe desde antes de la creación del mundo; él es la imagen del Dios que no podemos ver. Por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, lo que puede verse y lo que no se puede ver, y también los espíritus poderosos que tienen dominio y autoridad. En pocas palabras: Dios creó todo por medio de Cristo y para Cristo. Cristo existía antes de todas las cosas. Por medio de él, todo se mantiene en orden, y él gobierna a su iglesia y le da vida. Él es la cabeza, y la iglesia es su cuerpo. Cristo es el principio de todas las cosas. Por eso él fue el primero en resucitar, para que ocupe el primer lugar en todo.
Y en él se encuentra todo el poder divino. Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la cruz. Antes, ustedes estaban lejos de Dios y eran sus enemigos, pues pensaban y hacían lo malo. Sin embargo, ahora Dios los ha hecho sus amigos por medio de la muerte de su Hijo, quien se hizo hombre. Dios lo hizo así para que ustedes pudieran presentarse ante él sin pecado y libres de culpa.
Pero esto será así, sólo si mantienen su confianza en Cristo y siguen creyendo en lo que nos promete el mensaje de la buena noticia. Este mensaje ha sido anunciado por todo el Imperio Romano, y yo colaboro anunciándolo.
Ahora me alegro de sufrir por ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Por el bien de ustedes, Dios me ha hecho servidor de la iglesia y me ha enviado a anunciar su mensaje. Este mensaje habla del plan que, desde hacía muchos siglos, Dios había mantenido en secreto, pero que ahora ha revelado a su pueblo elegido. Dios decidió darles a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones, y que es el siguiente: Dios envió a Cristo, para que habite en ustedes y les dé la seguridad de que van a compartir el poder y la gloria de Dios. Nosotros anunciamos a Cristo, y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para que lleguen a ser perfectos como Cristo. Para esto trabajo y lucho con la fuerza y el poder que Cristo me da.
Bendiciones.
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