Nuestro
caminar en esta vida como cristianos no es fácil pero Dios ha prometido que
estará con nosotros, que nos ayudará y nos hará entender todas las cosas de la
manera correcta, que nos dará la revelación de sus planes y de sus propósitos para
nuestras vidas y todo lo que necesitemos.
Como
cristianos en algún momento hemos sufrido algún tipo de discriminación
persecución por el simple hecho de ser cristianos (por la familia, vecinos,
jefes o compañeros de trabajo, etc.), también muchos serán objeto de mentiras y
difamaciones. En algunos casos esta discriminación puede ir más allá, hasta
llegar a ser humillados, y en algunos casos como perseguidos y asesinados.
“¡Jehová de los ejércitos está con
nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios de
Jacob!” (Salmo 46:7. RVR1960) "Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de
corazón. Dios es juez justo…" (Salmos
7:10-11a RVR1960)
Mateo 5:1-12. (LBLA). Y
cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus
discípulos se acercaron a El. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres en
espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, pues
ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes, pues
ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre
y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
pues ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio
corazón, pues ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que procuran la
paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados aquellos que han sido
perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os
insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por
causa de mí.
Regocijaos y alegraos, porque vuestra
recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que
fueron antes que vosotros.
¿Estamos realmente dispuestos a
seguir y servir al Señor Jesucristo y su Palabra viviendo una vida que agrade a
Dios aún por encima de nuestros propios deseos? ¿Estamos dispuestos a enfrentar
todas las circunstancias que se nos presenten? ¿Estamos dispuestos a pagar este
precio por seguir a nuestro Señor? Más aún, ¿con qué actitud nos enfrentaremos
a este tipo de discriminaciones? ¿Con una actitud rebelde? ¿Echándole la culpa
a Dios? ¿O con una actitud como la que tuvo Esteban, mientras le apedreaban?
Hechos 7:60. RVR1960. Y
puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este
pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Debemos
ser fuertes cuando pasemos momentos de tribulación, con problemas a los que no
veamos salida, cuando el seguir a Cristo nos suponga ser discriminado o
humillado por los que nos rodean, y debemos pensar que el Señor está de nuestro
lado. Que pase lo que pase, nada escapa de su voluntad. Y así, podremos estar
tranquilos, y con una buena actitud, dando gracias a Dios en todo momento, y
proclamando el mensaje de salvación de Dios para el mundo, aunque éste nos
oprima.
Como dice
el versículo de nuestro inicio, “Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en la tribulación. Por
tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes
al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes
a causa de su braveza.” Salmos 46:1-3.
RVR1960.
Que el
Señor nos guarde, nos bendiga, y nos ayude a superar los momentos difíciles,
sin dejar de seguirle y servirle con todo nuestro corazón.
Juan 15:18-27. RVR1960. El mundo os odia. Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes
que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no
sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia. Acordaos
de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí
me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi
palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto os harán por causa de mi
nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les
hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.
El que me odia a mí, también a mi Padre odia. Si yo no hubiera hecho entre
ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto,
y me han odiado a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra
que está escrita en su Ley: Sin causa me odian. Pero cuando venga el
Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual
procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis
testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Ser
discípulo genuino es muy diferente a creer en Dios o ir a una iglesia determinada
o incluso leer la biblia, o hacer buenas obras: es vivir para Dios como lo
señala el siguiente texto. Salmos 40:8. RVR1960.
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y
tu Ley está en medio de mi corazón. En medio de estas tormentas
que muchos podamos experimentar en nuestras vidas el Señor ha prometido que
estará en medio de nosotros y con nosotros. Dios es el único que conoce
nuestras circunstancias, luchas, pruebas y persecuciones.
Lo más
importante es que dispongamos nuestro corazón de manera sencilla y honesta
delante del Señor porque él ha dicho que al corazón contrito y humillado no lo
despreciará. No importa que no tengas la suficiente fuerza de voluntad para
dejar tus pecados que cometas o los que haya en tu mente, si eres sincero como
David podrás obtener su fortaleza para sacarte de ese lodo cenagoso de la
desesperación. A todas las cosas le podremos hacer frente por medio de
Jesucristo.
Lucas 14:25-33. (PDT). El
costo de seguir a Jesucristo. Jesús
estaba caminando con mucha gente, y les dijo: Si alguien viene a mí pero pone
en primer lugar a su papá, a su mamá, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos
y hermanas, no puede ser mi seguidor. El que me siga tiene que entregar hasta
su propia vida. Si alguien no carga la cruz que se le entrega al seguirme, entonces
no puede ser mi seguidor.
Cuando alguien va a construir una torre, se
sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para
hacer el trabajo. Si no hace primero un plan, empezará a construir el edificio
pero no lo podrá terminar y todos se burlarán de él. Dirán: “Ese hombre empezó
a construir el edificio, pero no fue capaz de terminarlo”.
O si un rey va a hacer la guerra contra
otro, primero se sienta a hacer planes, ¿verdad? Si sólo tiene diez mil soldados
hará planes para ver si puede derrotar al otro que tiene veinte mil soldados. Si
no le es posible derrotar al enemigo, aprovechará que todavía está lejos y le
mandará mensajeros para hacer la paz.
Es lo mismo con cada uno de ustedes: si no
dejan todo lo que tienen, no pueden ser mis seguidores.
Salmos 71:5. (DHH). Pues
tú, Señor, desde mi juventud eres mi esperanza y mi seguridad.
Salmos 91:1-2. (NBLH). El
que habita al amparo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo
al Señor: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.
La
humanidad necesita de Dios, las familias necesitan de Dios, cada ser humano
necesita de Dios, todos necesitamos de presencia de Dios en nuestras vidas, sin
embargo la anarquía se ve reflejada en todos los estamentos, maldad, muerte,
injusticias, robo, mentiras, envidia, inmundicias sexuales, lascivias,
contiendas, idolatría, ocultismo, humanismo, es lo que abundan por doquier.
Muchas personas hablan del Dios pero en verdad no lo tienen en cuenta, se
han olvidado del Dios de la creación, de amarle de acuerdo a lo que su Palabra
nos enseña, en amarle de la manera correcta, este es un momento en el cual
podemos ver si nuestra vida está en Dios realmente, si nuestra fe y esperanza
están fundamentadas sobre la Roca que es Cristo.
Juan 14:15. (NBD). Si ustedes
me aman, obedecerán mis mandamientos.
Dios
continúa hablándonos, Dios continúa buscándonos, Juan 15:16-17. RVR1960. No me elegisteis vosotros a
mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis
fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Eclesiastés
9:4-5. RVR1960. Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los
vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben
que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su
memoria es puesta en olvido.
A
pesar de que la mayoría de los seres humanos sigan apartados de Dios por su
propia decisión siguiendo sus propios deseos dando gusto a los deseos de la
carne y la vanagloria de la vida, el Señor sigue hablándonos para salvar a cada
alma perdida en sus propios pecados y concupiscencias, Juan 10:10. RVR1960. El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia. 1
Juan 3:8. RVR1960. El que practica el
pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto
apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Aún hay esperanza para cada ser humano que quiera alcanzar salvación, la
mesa está puesta Cristo es el pan de vida.
Veamos
que la esperanza en el sentido bíblico específico es posible cuando se cree en
el Dios viviente, que actúa e interviene en la vida humana, y en quien podemos
confiar en que llevará a cabo lo que ha prometido. Esta esperanza no es producto
del temperamento, ni está condicionada por las circunstancias u otras
posibilidades humanas. No depende de lo que posee el hombre, ni de lo que sea capaz
de hacer por sí mismo. Por ejemplo, nada había en la situación en que se
encontraba Abraham que justificara su esperanza de que Sara daría a luz un
hijo, pero porque creyó a Dios, pudo creer “en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18).
En consecuencia, la esperanza bíblica es
inseparable de la fe en Dios. A
causa de lo que ha hecho Dios en el pasado, y particularmente como preparación
para la venida de Cristo, y debido a lo que ha hecho y está haciendo a través de
Cristo, podemos esperar las bendiciones que Dios tiene para cada uno de
nosotros que por el momento permanecen invisibles (2 Corintios 1:10. (BLPH). Fue él quien me
libró de tan graves peligros de muerte; y continuará librándome, pues he puesto
en él la esperanza de que así lo hará). Nunca se agota para nosotros la bondad de Dios, lo mejor es lo
que todavía está por venir, nuestra esperanza aumenta cuando reflexionamos sobre
la forma de actuar de Dios a través de la revelación que encontramos en la
Biblia.
(Romanos
12:12; 15:4). Cristo es la esperanza de
gloria futura (Colosenses 1:27). Su salvación final descansa sobre esa
esperanza (Romanos 8:24); y esa
esperanza de salvación es un “yelmo”, parte esencial de su armadura defensiva
en la lucha contra el mal (1 Tesalonicenses 5:8). Por cierto que la esperanza no es un barrilete a merced de
los vientos cambiantes, sino “una segura y firme ancla del alma”, que penetra
profundamente dentro del mundo eterno e invisible (Hebreos 6:19). Debido a esta fe el cristiano tiene la seguridad de que
las cosas que espera son reales (Hebreos 11:1); y su fe nunca lo decepciona (Romanos 5:5).
La
revelación de Dios al hombre es el tema de nuestro estudio y de cómo nos da entendimiento
para colocar nuestra fe y nuestra esperanza en él, en aquel que nos creó y nos
muestra su favor y su misericordia en todo tiempo. Al fin y al cabo, es
asombroso que Dios nos hable a pesar de la condición de nuestro corazón y de la
maldad que impera por todas partes en las naciones. Las personas son pecadoras
y no desean escuchar a Dios y, sin embargo, Él en su gracia continúa hablando.
Dios nos habla de distintas maneras: Jeremías 33:3.
(LBLA). Clama a mí, y yo te responderé y te
revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.
Dios nos en
los cielos (Salmo 19:1–6). La
sabiduría de Dios, su poder y gloria se ven en su creación. La ciencia moderna
nos hace estudiar las «leyes naturales» y deja a Dios fuera, pero el salmista
al mirar las maravillas de los cielos y la tierra veía a Dios. (Salmos
8 y 29, así como Isaías 40:12–31).
Jesús vio la obra de las manos del Padre en los lirios
y en las aves (Mateo 6:24–34). Tanto de día como de noche la creación
de Dios habla (v.2), pero su
palabra no la escucha el oído humano. El versículo 3 debería leerse: «No hay palabra
ni lenguaje donde su voz no se oye». Oímos
la voz de Dios en la creación al ver su sabiduría y poder. Es cierto que
entidad tan compleja como nuestro universo exige un Creador y sustentador.
Creer que el universo evolucionó de la nada y se arregló por sí mismo de esta
manera ordenada es necedad.
La
creación habla un lenguaje universal a todas las naciones. Es este hecho lo que
Pablo usó en Romanos 1:18–32 para
demostrar que todas las personas en todas partes están bajo la ira de Dios.
«¿Están perdidos los paganos e incrédulos?», es una pregunta que se hace a
menudo, y la respuesta es: «Sí». ¿En base a qué si nunca han oído el evangelio?
En base a la revelación de Dios en la creación. El pagano ve el poder y
sabiduría de Dios, su «deidad eterna», en la creación y sabe que tiene
responsabilidad hacia Él. Pablo usa el Salmo 19:4 de nuevo en Romanos 10:18.
La naturaleza le predica mil sermones al día al corazón humano. Cada día empieza con luz y pasa a la oscuridad, de estar despierto a dormir, un cuadro de la vida sin Dios. Cada año pasa de la primavera al invierno, de la vida a la muerte. Vemos que se corta la hierba (Isaías 40:6–8), que se derriban los árboles (Lucas 13:6–9; Mateo 3.10), el fuego que destruye la cizaña (Mateo 13:40–42). Las actividades de la naturaleza, bajo la mano de Dios, son lecciones objetivas para el corazón de los pecadores pero, tristemente, muchos no quieren ver ni oír. El pecador perdido, dondequiera que se encuentre, está condenado delante del trono de Dios.
Dios nos habla
en las Escrituras (19:7–11). Los
cielos declaran la gloria de Dios y las Escrituras su gracia. (Hebreos 1:1–3). Esta ley, testimonio, mandamiento, palabra, por supuesto, es
una revelación personal de Dios
La Biblia es para nosotros la perfecta ley (Salmos 119:128 y 160). No hay error en la Biblia, ya sea en cuanto a hecho histórico o verdad
espiritual. Por supuesto, la Biblia narra las mentiras de los hombres o de
Satanás, pero el mensaje total de la Biblia es el de la verdad.
Es el testimonio
fiel (Mateo 5:18, Salmo 119:89). La
Palabra no cambia; es firme y permanente, es el testimonio de Dios al hombre,
su testigo de lo que es verdadero y correcto, es el
precepto recto. «Precepto»
significa «estatuto, reglas para la vida diaria». Algunas reglas son
equivocadas; la Palabra de Dios es recta. Obedecer la Palabra trae bendiciones
a la vida diaria.
Es el
mandamiento puro. (Salmos 12:6; 119:140, Proverbios 30:5). Los «libros sagrados» de algunas religiones son cualquier cosa menos
puros, pero la Palabra de Dios es pura, incluso cuando se refiere al pecado.
Nada en la Biblia, bien entendida, puede conducir a la persona a pecar. Es el limpio temor de Jehová. La
frase «el temor de Jehová» (v.9) es otra referencia a «la ley», puesto que la Palabra de Dios produce
reverencia hacia Dios. (Deuteronomio 4:10; Salmo
110:10). Temer a Dios hace limpia
a la persona; adorar ídolos la ensucia.
Es más
dulce que la miel (Sal 119:103). El
cristiano espiritual no necesita cosas artificiales de este mundo para su
satisfacción; la Palabra sacia el apetito espiritual.
Lo que la Biblia hace en nosotros.
1.
Convierte. Esto es lo mismo que «restaura» o
«conforta» en el Salmo 23:3. La Palabra convierte al pecador de sus caminos y restaura al santo
cuando se desvía. Refresca y sana.
2. Hace
sabio. (Salmo 119:97–104; Isaías 8:20; Jeremías 8:9; Colosenses 1:9; Santiago
1:5).
3. Regocija. El creyente espiritual halla gozo en la Palabra (Jeremías 15:16).
4 Alumbra. «La exposición (manifestación) de tus palabras alumbra» (Salmo 119:130).
5.
Permanece. Otros libros desaparecen y los olvidan,
pero la Palabra de Dios permanece. ¡Muchos martillos se han gastado contra el
yunque de la Palabra de Dios!
6.
Enriquece. Es mejor que oro o plata (Proverbios
3:13–15).
7.
Satisface. La miel satisface al cuerpo; la Palabra
satisface el alma.
8. Advierte.
(Proverbios 2). Es mejor prevenir el pecado y evitar los
problemas, que confesar el pecado y tratar de remediar errores. Saber la
Palabra y obedecerla guía al creyente por la senda segura.
9.
Recompensa. El dinero no puede comprar las
recompensas de una vida santa: una conciencia limpia, un corazón puro, gozo,
paz y la oración contestada. En el versículo 11 dice que hay recompensa en
guardar la Palabra, no por guardarla. La recompensa viene al hacer: «Este será
bienaventurado en lo que hace» (Santiago 1:25).
Dios nos habla
en el alma (Salmo 19:12–14). Nadie puede comprender su corazón (Jeremías 17:9). Necesitamos el
espejo de la Palabra para revelarnos nuestros pecados (Santiago
1:22–25). El salmista concluye pidiéndole a Dios que le revele sus
pecados secretos (Salmo 119:23–24). Romanos 6 nos dice que el
pecado no debe dominarnos. Por supuesto, es al permitir que la Palabra de Dios
controle nuestras vidas que obtenemos la victoria sobre el pecado. Es
importante que los cristianos confiesen sus pecados inmediatamente y le
permitan a la Palabra de Dios y a la sangre de Cristo que limpien sus
corazones.
Buscar
a Dios mientras pueda ser hallado es nuestro deber, nuestra salvación,
redención y nuestra esperanza. Pero hallaremos atención a nuestro
clamor en procura de fortaleza cuando las tribulaciones golpean a nuestra puerta.
El Señor no nos deja solos, el viene en nuestra ayuda. Está con nosotros en
todo momento, incluso en esa situación por la que estás atravesando ahora ¿Qué
te aflige ahora? ¿Cuál es tu sufrimiento? Volvamos nuestra mirada al Señor, presentemos
y dejemos nuestras cargas y nuestras tribulaciones en sus manos y descansemos
en Él. Busquemos a Dios en todo momento, adorémoslo y obedezcámoslo.
El gozo
del Señor es nuestra fortaleza. Dios no sólo quiere que estemos en paz con Él,
sino que además, experimentemos el gozo que el Espíritu Santo produce por su
presencia en el nosotros, como creyentes. Ese gozo del Señor es nuestra
verdadera fortaleza. El gozo verdadero, es la misma presencia del Espíritu
Santo en el espíritu y en el corazón del creyente. Leemos en Nehemías 8:10. El gozo del
Señor es vuestra fortaleza. En eso consiste el reino de Dios
en nuestras vidas. Romanos 14:17. Porque el
reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu
Santo. Bendiciones.
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