Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Confiando en Dios°



Salmo 78:7.  A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos. Salmo 94:22.  Mas Jehová me ha sido por refugio, y mi Dios por roca de mi confianza.

Este mensaje va dirigido a aquellas personas que en su corazón aman a Dios de manera sincera y que están pasando situaciones desesperantes, perseguidos por toda clase de mal, perseguidos por enemigos ocultos, que han sido calumniados, que han sido víctimas de difamaciones con mentiras para dañar su nombre y honra, perseguidos por  deudas, por escasez y algunas veces por falsos hermanos, por enfermedad. Se siente que no hay escapatoria, que no hay salida, los que creíamos nuestros amigos desaparecen como le sucedió a Job en los capítulos uno y dos del libro que lleva su nombre. Puede que todo esto haya acontecido por alguna prueba o ataque del diablo o como consecuencia de errores propios y malas decisiones.

Salmo 3. Dios es nuestro socorro. !Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí,  desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición.

Pero en este salmo 3 encontramos las palabras de aliento del rey David, un hombre como tú o como yo con defectos y virtudes pero con un corazón conforme al corazón de Dios, que en el momento de la crisis supo en quien confiar y refugiarse. Pero en el capítulo 11 de la carta a los hebreos vemos que la vida cristiana normal no siempre es un camino lleno prosperidad y abundancia como muchos lo muestran. Al final de este estudio cito el capítulo 16 del evangelio de Juan en dónde las palabras del mismo Señor Jesucristo nos muestran la verdad y nos da entendimiento para estas situaciones, esperando que seamos fortalecidos interiormente por el poder de su amor y el Espíritu Santo.

La verdadera bendición y vida eterna es vivir para Cristo y rendirnos sólo a Él, a su voluntad y propósito para nuestras vidas, no estamos solos, Dios es la fuente de todo bien y don perfecto. 

En la vida hay tantas circunstancias que quieren robarnos la paz que Dios ha depositado en nuestro corazones. No podemos evitar que estas cosas vengan a nuestra vida, pero si podemos evitar que estorben nuestro caminar.

Una de las cosas que Dios me ha permitido tener durante mi vida en el Señor es: La fe y la certeza de que El es mi pronto auxilio en la tribulación. Muchas cosas han pasado en mi vida, pero en medio de todo eso siempre he tenido presente de que Dios es quien me protege y que si confió en El, jamás me defraudara.

Por esa razón con convicción y por experiencia propia puedo decirte que no tienes de que temer. Posiblemente estas a travesando tribulaciones terribles, a lo mejor tu animo a menguado y tu comunión con el Señor se ha venido a bajo. Quizá no hallas que hacer y tienes temor de lo que puede ser de ti o de tu familia en los próximos días, pero en esta hora quiero decir que no temas, que no desmayes, que no te des por vencido, que hay un Dios el cual es mi Dios y el tuyo que puede sacarte de cualquier situación en la que puedas estar metido. 

Las tribulaciones nos vienen como la escuela de Dios en la formación del carácter. Las pruebas, los conflictos y las dificultades son las herramientas a través de las cuales vamos afinando el propósito de Dios en nuestra vida.

Este texto se relaciona a la parábola del sembrador y la semilla en los varios terrenos en la cual es puesta. El apóstol afirma que el se gloria juntamente con toda la comunidad de fe en las tribulaciones. Las tribulaciones producen paciencia. La paciencia es el espíritu que no se da por vencido. Es la determinación a permanecer firmes a pesar de los conflictos. Permanecemos firmes mientras las tribulaciones van obrando en nuestra vida interior. Es en esta etapa de firmeza que se va desarrollando el carácter. Pablo expresa que un carácter probado. Que ha pasado por la escuela de las aflicciones y ha permanecido firme a pesar de la adversidad.

El gloriarse en las tribulaciones es el resultado de entender que los creyentes nos amparamos en las promesas de Dios que son fieles. Y esta confianza produce esperanza. Y esta esperanza no nos desilusiona por cuanto en el camino vamos experimentando la presencia de amor que sostiene. Este es el amor de Dios que nos acompaña en las tribulaciones. Es la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo que nos conforta.

No permitas que el enemigo robe la paz que Dios quiere depositar en tu vida, no permitas que el temor te robe la confianza de que Dios es tu fortaleza. Comienza a practicar la palabra del Señor y comienza a confiar plenamente en El, pues El jamás te defraudara y te lo digo por experiencia propia.

El por tal razón que los creyentes se mantienen de pie en las tribulaciones. De rodillas estamos de pie. En la paciencia y firmeza estamos de pie. Así como el carácter se va formando se hace de pie. La esperanza es la confianza de que no estamos solos en la batalla y en los conflictos. La esperanza no avergüenza ni nos desilusiona porque las tempestades de afuera que nos azotan no pueden minar la fortaleza de un carácter probado en el interior del creyente.

Vienen las tribulaciones y nosotros seguimos firmes. Vienen las pruebas y nosotros seguimos confiados. Vienen los conflictos y nosotros seguimos de pie.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:3-5.

Ya fortalecidos en nuestra fe por la Palabra de Dios continuemos con el estudio del salmo 3. ¿Qué hacemos cuando nos encontramos desesperados, cuando somos perseguidos y parece que no tenemos salida? Salmo 3:1 “¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!  Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. 

La única solución de David es exponerle a su Señor cuál es su situación, cuando sus adversarios se han multiplicado. Le expone a Dios que sus adversarios no creen que  Jehová es grande y poderoso, que no creen que en Él haya salvación. Esta es una bella forma de decirle a Dios, mira todos creen que en Ti no hay salvación. Se lo dice porque él si confía que en su Señor si hay salvación.

Cuando nuestra situación es difícil no nos queda más que clamar, implorar a Dios por su ayuda. David, en medio de grande tribulación, con mucha confianza en Dios como su amigo, implora el socorro divino. Esta es la parte más interesante de esta porción de la Palabra; David está confesando y afirmando que Dios es su escudo, su gloria y el que levanta su cabeza. Si lo trajéramos a nuestro contexto, esta es la sola verdad, Dios es nuestro escudo y nuestra gloria y el que levanta nuestra cabeza. No hay nadie más que pueda hacer esto por nosotros sus hijos. Si el pueblo de Dios levanta su cabeza con gozo en el peor de los momentos, sabiendo que todo les ayudará a bien, reconocerán a Dios como quien les da motivo y corazón para regocijarse. Esto nos enseña que tenemos que clamar por Su ayuda. 

Salmos  3:4  Con mi voz clamé a Jehová,  Y él me respondió desde su monte santo. David siempre halló que Dios estaba dispuesto a responder sus oraciones.

Solo en Él podemos confiar y descansar. Salmos 3:5-6. Yo me acosté y dormí, Y desperté,  porque Jehová me sustentaba. 6  No temeré a diez millares de gente,  Que pusieren sitio contra mí. Cuando tenemos a Dios de nuestro lado no debemos de temer de nadie, ni de nada. Nos la confianza de poder dormir y descansar sabiendo que es Jehová quien nos sustenta. Muchos se acuestan y no pueden dormir por dolor del cuerpo, por angustia mental o por la alarma continua del terror nocturno. Pero aquí más bien parece que se refiere a la calma del espíritu de David en medio del peligro. El Señor lo puso en paz por su gracia y por las consolaciones de su Espíritu. Gran misericordia es que nuestra mente persevere en Dios cuando estamos con problemas.

Cuando nosotros tenemos confianza en Dios y lo convertimos en nuestro Padre y amigo, le podremos decir como el salmista: Salmos 3:7  Levántate,  Jehová;  sálvame,  Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. David estaba seguro de que Dios peleaba sus batallas, lo mismo tenemos que hacer nosotros, pero para eso hay un requisito muy especial que debemos de cumplir primero, y hacerlo a Él el Señor de nuestras vidas. Salmos 3:8. La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Este es un Tributo de alabanza a un Dios libertador, cuyo favor es beneficio eficiente. Dios es un Dios de salvación, en su Palabra, lo único que nos pide es que lo hagamos nuestro Padre y amigo como lo hizo David en su tiempo. Hoy tenemos la facilidad de hacerlo nuestro Señor y Salvador personal, por su gracia. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros,  pues es don de Dios (Efesios 2:8).

Cuando hemos creído que Jesús es la Luz verdadera, solamente tenemos que creer en que Él vino para dar testimonio del Padre, y que vino para reconciliar por si mismo al mundo con Dios, que vino a morir por los pecadores, y que todos nosotros somos pecadores y que por su inmenso amor dio su vida por nosotros para librarnos del pecado, Si nosotros hemos creído esto y lo confesamos con nuestra boca, somos salvos y pasamos a ser sus hijos.

Mi deseo es que la paz y consolación sean ministrados a nuestro ser a través de este estudio y de estás palabras finales del capítulo de Juan 16 dichas por nuestro Señor Jesucristo. Que sea el mismo Espíritu Santo infundiendo vida en la más profundo de nuestra alma, nuestro corazón y nuestra mente, Que sea Dios mismo gobernando nuestro corazón y que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento nos inunde.

Juan 16. Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. 

Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. 

Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. 

Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre. Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre? Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla. Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis? De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. 

También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo. En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,  pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. 

Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Refugiémonos en Dios, busquémosle en el lugar secreto porque el no nos rechazará, el es un buen Padre, amoroso , compasivo y protector, sólo el Señor conoce nuestro corazón y nuestras intenciones, dejemos que sea el tomando el control de nuestras vidas y circunstancias. Bendiciones.

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