Isaías 41:10. No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia. 1 Juan 4:18. En el amor no hay
temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor involucra
castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.
El temor es una emoción propia del ser humano. Es necesaria
para su supervivencia porque le indica cuando el peligro está cerca. Puede
nacer de estímulos externos o internos que habitan en su mundo interior como
los malos recuerdos, traumas, carencias etc. Hay diferentes tipos de temores.
Entre los más comunes están: El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la
crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte,
temor al futuro, temor a las enfermedades... Todos estos temores son
manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre
la situación.
La mayoría de tus temores desaparecen cuando crece la
confianza en la fidelidad y poder de Dios. Sin embargo algunos temores no
desaparecen a pesar de la fe. Esto se debe a tus recuerdos y traumas del pasado
que han creado inseguridades en tu personalidad e imágenes exageradas y
desvirtuadas sobre el hecho del pasado. El temor más destructivo es del que no
conoces su procedencia, porque actúa en el fondo de tu corazón. Puede nacer
también de imágenes de temor creadas en tu mente y en tus recuerdos ocultos.
Los temores a situaciones específicas como a la oscuridad, a los insectos, a
las alturas, al permanecer encerrado, si son muy fuertes y paralizantes son
llamados fobias.
El temor, entonces puede nacer de situaciones pasadas que
están reprimidas, de situaciones presentes y también de pensamientos
destructivos acerca del futuro y que solo están en tu imaginación y te traen
afán, ansiedad y te hacen perder seguridad en tu comportamiento ante los demás
provocando complejos, tartamudez y muchas enfermedades sin causa física porque
el temor altera tus reacciones físicas, tu metabolismo y tus períodos de sueño.
Para liberarse de esos temores es necesario conocer la raíz
de lo que lo produce y apropiarse de la palabra de Dios. La única forma de que
un temor desaparezca es enfrentándosele. El temor hace a la persona incapaz
para enfrentar la vida. Le pone grandes obstáculos para superarse y le produce
ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una persona con temor no
se enfrentará a riesgos para crecer ni cambiar porque lo desconocido le produce
inseguridad.
Tener un temor específico constante puede desencadenar que se
haga realidad porque la mente tratará de construir lo que se tiene presente en
los pensamientos. Ejemplo de ello es temer a una enfermedad específica y que
esta se desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta situación en
la experiencia de Job: Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha
acontecido lo que yo temía. Job
3:25.
Las reacciones ante el temor pueden ser: tratar de huir,
evadirlo o paralizarte. En el siguiente versículo vemos como el salmista trata
de huir ante el temor que lo invade internamente. Sin embargo debes saber que
la solución no es huir sino enfrentarlo. Pasar el túnel de una crisis y atravesarlo
para luego ver la luz, pero esto solo es posible en compañía del poder, de la
fuerza que te dé la seguridad y la victoria. Esto solo es posible con Dios
porque El habita dentro de tu mente y corazón donde se anida el temor.
En el siguiente versículo vemos cómo el salmista se siente
agobiado por el temor y la única respuesta que encuentra es huir lejos de la
situación. Si la situación es externa esto puede ser una solución, pero si la
situación está dentro de tu mente, no importa cuán lejos huyas siempre te
acompañará, por eso deberás enfrentarlo.
Angustiado está mi corazón
dentro de mí y sobre mí han caído los terrores de la muerte. Terror y temblor
me invaden, y horror me ha cubierto. Y dije: Quién me diera alas como la
paloma, volaría y hallaría el reposo. Salmo 55:4-6.
Para vencer el temor debes aferrarte a las promesas de Dios
específicas para cada caso y confiar en su poder y fidelidad. Hay momentos de
lucha espiritual donde se establece una verdadera batalla en la que tu
voluntad, la calidad de tu corazón y la perseverancia en la fe y en la palabra
de Dios, son indispensables para liberarte de las cadenas del temor. El temor
puede ser usado por el enemigo cuando trates de dejar una atadura, un mal
hábito o pecado poniendo dudas en tu corazón. Este temor es a lo desconocido.
Cuando trates de restaurar tu vida en tu mente surgirán grandes dudas nacidas
de la inseguridad de poder enfrentar nuevas situaciones y necesidades.
Por eso es muy importante estar decidido a creerle a Dios y a
sus promesas bíblicas y no a tus pensamientos negativos que afectan tus
emociones y sentimientos. Recuerda que Dios tiene una respuesta para vencer
cualquier clase de temor por eso debes escudriñar siempre la Biblia. El
Espíritu Santo te dará el pasaje bíblico o versículo que necesitas y que debes
interiorizar en tu corazón. Sentir temor en situaciones peligrosas reales es
normal, pero estar atado al temor te impide libertad interior. Cuando estés en
ese trance debes recordar lo siguiente: El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra
a tu mano derecha. Salmo.
121:5.
Por eso es muy importante confiar plenamente en Dios. Debes
recordar, para vencer, que no estás solo pues cuentas con la presencia de Dios
cuando duermes y cuando estás despierto: ¡Siempre! Si temes debes permitir que
Dios trabaje en tu corazón y te perfeccione en su amor. Para eso es necesario
que confíes. Él tiene el control de todas las cosas en tu mundo interior y el
mundo que te rodea. Para ser libre del temor debes enfrentarlo y declararle la
Palabra de Dios específica que tiene poder para vencer. También debes buscar
apoyo en la oración y en el compañerismo con hermanos espirituales con una sana
doctrina.
Tienes la palabra de poder que vence el temor y te
transforma. ¡Porque tienes el poder, respaldo, protección de Dios y puedes
confiar en Él. Esto es lo que te dice el Señor y debes asumir su palabra para
actuar y en temores específicos y momentos de crisis. Sal del polvo, levántate,
cautiva Jerusalén: "Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de
Sión. Isaías 52:2. Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al
hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al
Señor, tu hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra,
para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor
mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la furia del opresor. Isaías
51:12-13.
Mira que te mando que te
esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo
dondequiera que vayas. Josué
1:9. Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu
mano derecha, y te dice: No temas. Yo te ayudo. Isaías 41:13. No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy
contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en
esta ciudad. Hechos 18: 9-10. Aunque pase
por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás
conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. Salmo 23:4.
Cuando intentas hacer algo importante, te detienes porque te
sientes inseguro de poder terminarlo? No sabes a qué se debe el temor que te
asalta sin previo aviso? Está afectando tu salud física, sueño y relaciones con
los demás algún temor específico? Sientes que los fracasos del pasado te
perseguirán en el presente, por eso no realizas proyectos que te gustaría
hacer?
Jehová es mi luz y mi
salvación, de quien temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, de quien he de
atemorizarme? Salmo
27:1. He aquí Dios es salvación mía, me aseguraré y
no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido mi
salvación para mí. Isaías 12:2. Dios
fortaleza mía, roca, valuarte, libertador, refugio, escudo, cuerno de mi
salvación, altura inexpugnable. Salmo 18:1-2. Él
está en medio de mí y es guerrero victorioso. Sofonías 3:17.
Porque ha oído la voz de
mis suplicas, el Señor es mi fuerza y mi escudo. En el confía mi corazón, y soy
socorrido, por tanto, mi corazón se regocija y le daré gracias con mi cántico. Salmo 28:6-7.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !Abba,
Padre! Romanos 8:15. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de
poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7. Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú
has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias y no me
entregaste en mano del enemigo, hiciste que mis pies se posasen en lugar
espacioso. Salmo 31: 7-8.
El Señor es mi luz y mi
salvación, ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿De quién
tendré temor? Cuando para devorar mis carnes, vinieron sobre mí lo malhechores,
mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe
contra mi, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar
de ello estaré confiado. Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré; que habite
yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura
del Señor, y para meditar en su templo, porque en el día de la angustia me
esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una
roca me pondrá en alto.
Entonces será levantada mi
cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios
con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al Señor. Ten piedad de mí
y respóndeme. Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu
rostro Señor buscaré no escondas tu rostro de mí; no rechaces con ira a tu
siervo; tú has sido mi ayuda, no me abandones ni me desampares, oh Dios de mi
salvación. Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me
recogerá.
Señor enséñame tu camino,
y guíame por senda llana por causa de mis enemigos. No me entregues a la
voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí,
y los que respiran violencia. Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que
habría de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera al
Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor. Salmo 27.
En un momento de gran angustia, vemos a Jesús en el Huerto de
Getsemaní orando toda la noche. Está teniendo una gran lucha. Sabe que la única
manera de traer redención a la humanidad es siguiendo el plan que el Padre le
encargó de entregarse como sacrificio perfecto, en pago por todos los pecados
del mundo. Sin embargo, siendo hombre mismo. Jesús sabía que lo que le esperaba
sería extremadamente difícil. Su naturaleza divina no sufrió, sino su
naturaleza humana. Jesús entendía que estar colgado en la Cruz del Calvario
sería uno de los dolores más intensos y horribles que, como humano, tendría que
experimentar.
En la vida nos encontraremos en muchas situaciones donde no
tendremos otra opción que salir adelante. Tendremos que hacer ciertas cosas a
pesar de tener miedo. Tendremos que actuar con fe y valor a pesar de lo difícil
de ciertas situaciones, haciendo nuestro mayor esfuerzo de no prestarle
atención a nuestros temores. Es parte de la decisión de vivir. ¡Hágalo… aunque
tenga miedo!
Algunas preguntas Para Reflexionar. ¿Estoy enfrentando
valientemente mis compromisos y dándole la cara a los desafíos? ¿Me intimidan
los compromisos y me da miedo hacerlos? ¿Estoy perdiendo la oportunidad de disfrutar
la vida por estar siempre analizándola? ¿Qué metas aún no he logrado a causa de
mis temores? ¿Qué decisiones puedo empezar a tomar para disipar estos temores y
alcanzar mis sueños? ¿Qué tipo de palabras son parte de mi vocabulario? ¿Están
mis palabras llenas de fe y optimismo? ¿Qué clase de pensamientos estoy
permitiendo que entren en mi mente? ¿Tengo una actitud optimista hacia mis
metas? Piense en frases optimistas que pueda pronunciar en voz alta para
disipar sus temores y comience a hacerlo.
Podemos Orar de la siguiente manera. “Señor, ayúdame a
enfrentar mis compromisos y a vencer todo temor, inseguridad e intimidación.
Quita de mi toda parálisis mental y psicológica y ayúdame a actuar en pos de
mis sueños. Cambia mi forma de hablar; haz que mi vocabulario esté siempre
lleno de fe, optimismo y palabras positivas. Llévate todo pensamiento pesimista
que quiera invadir mi mente y todo sentimiento negativo que quiera llegar a mi
corazón. Gracias porque me has prometido que sí creo, todo me será posible”.
Ah!, que lindas palabras de Dios para nuestras vidas, “no
temas”, como si supiese que sentimos temor de lo que nos rodea, “no desmayes”,
como que conociera nuestro corazón que cuando tenemos temor estamos propensos a
desmayar, pero que lindo es saber que “yo soy tu Dios que te esfuerzo”, quiere
decir que no es que yo quiera esforzarme, sino que es El en persona a través de
su Espíritu Santo quien me esfuerza, luego viene una promesa preciosa: “siempre
te ayudare”, en pocas palabras confirmándote que estará ahí siempre aun cuando
todo parece desierto, luego te dice: “siempre te sustentare con la diestra de
mi justicia”, quiere decir que aun cuando nos encontremos en sequedales
espirituales, El vendrá y nos sustentara, nuestra alma no morirá de sed de Él,
nuestro espíritu no se puede secar, pues Él es la fuente de agua viva.
Posiblemente estés pasando por momentos en los cuales
pareciera que todo está en tu contra, tienes una sed espiritual tremenda y no
encuentras nada en medio del desierto, es ahí en donde Dios propicia el momento
idóneo para encontrarse contigo, para tener uno de esos momentos inolvidables
en tu vida, en donde a lo mejor estarás derramando lágrimas y sintiendo como
nunca su presencia, Él te ama y jamás te ha dejado, solamente quería recordarte
que cuando lo buscas de corazón, lo encuentras. Dios es Fiel y no puede negarse
a sí mismo, es por eso que Él te ama con amor eterno y aun cuando tú eres
infiel, El permanece Fiel a ti y esta vez no será la excepción, así que te digo
en el Nombre del Señor: No temas, ni desmayes, porque Él es tu Dios y mi Dios.
Cuando Isaías escribió estas palabras el pueblo de Dios se
encontraba cautivo en Babilonia. Su ciudad estaba prácticamente destruida y
sólo quedó desorden, ruinas y desorganización. Muchos hombres y mujeres
murieron; esposos tuvieron que ver como sus esposas eran violadas; otros como
sus hijos eran arrancados de sus brazos, etc. El pueblo estaba respirando un
aire de derrota; miraban sus aspiraciones rotas: sus sueños fueron eliminados,
su energía desgastada y su futuro su futuro se veía oscuro. Fue en esta
atmósfera que el salmista escribió el salmo 137, en el cual se describe
el desconsuelo del pueblo en el cautiverio. Es en medio de esta situación de
desconsuelo y desesperanza que Dios le dice a su pueblo que no tienen por qué
temer porque Él es más grande que sus circunstancias; Él es más grande que sus
enemigos; Él es más grande que sus temores.
En este pasaje Dios nos presenta cuatro razones por las
cuales su pueblo no debe temer. ¿Por qué el pueblo de Dios no debe temer?
Porque somos hechura especial de Dios. La palabra "formador" que
aparece en el versículo
1, es traducida en la Biblia de Jerusalén como
"plasmador". La palabra que se usa aquí es la misma que se usa en Génesis 2:7, donde dice que Dios "formó al hombre del polvo de la
tierra" El salmo
139:13-16, también nos presenta una hermosa descripción
de la actividad y cuidado de Dios en nuestra creación El creyente no debe temer
porque él no es un accidente de la naturaleza, ni llegó a este mundo por error.
Independientemente de lo que creamos, hemos salido de las
manos de un Dios sabio, que nos ha creado con un propósito: "para que
seamos para alabanza de su gracia" Porque Dios ha prometido estar presente
en medio de los mayores peligros y dificultades. No importa que tan grande sea
la situación por la cual tú estés pasando: Que tu hogar se esté haciendo
pedazos, que tu matrimonio esté pasando por dificultades, que tengas un ser
querido en el lecho de muerte, que sientas que nadie te comprende, que tu
situación económica se venga abajo.
No importa cuán amarga o difícil sea nuestra situación, Dios
ha dicho que no nos ahogará y que el fuego no nos quemará. Pero también hay
otra razón por la que el creyente no debe temer: Porque somos objetos de su
amor especial. vs. 4. Una de las declaraciones más hermosas del amor se
encuentra en Cantares
8:7 "Las muchas aguas no podrán apagar el amor
ni lo ahogaran los ríos". Pero una de las más impresionantes se encuentra en Óseas 11 donde se describe el inmutable amor de Dios hacia su
pueblo obstinado. Siendo, pues, nosotros objetos de tal amor no hay razón para
temer.
Consideremos, en último lugar, otra razón por la que el
creyente no debe temer. Porque Dios quitara todo obstáculo que impida que su
pueblo alcance lo que Él ha prometido. vs. 9. Luego de recordar a su pueblo los
milagros que hizo en el pasado para llevarle a la tierra prometida, Dios
promete convertir el desierto en un oasis. No importa que tan árido parezca
nuestro desierto, podemos tener la seguridad de que Dios, a su tiempo, lo
convertirá en un oasis. No hay obstáculos, por grande que parezca, que pueda
impedir que el pueblo de Dios alcance la realización a la cual Él los ha
llamado. Bendiciones.
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