Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

SVR Clase 3. La Biblia: Su Tema y Propósito°



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Es tiempo de sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina Valera: TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.

Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2. Es el estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución, redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del creyente con Cristo.  Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.  Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el estado eterno.

Clase 3. La Biblia: Su Tema y Propósito por Lewis Sperry Chafer

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A. JESUCRISTO COMO TEMA.
Nuestro Señor Jesucristo es el supremo tema de la Biblia. Leyendo la Escritura, sin embargo, las perfecciones de Cristo en Su Persona y Su obra se hallan presentadas en diversos aspectos.

1. Jesucristo como Creador. Los primeros capítulos del Génesis describen la creación del mundo como llevada a cabo por Dios, utilizando la palabra Elohim, la cual incluye a Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Sólo cuando se llega al Nuevo Testamento es cuando queda revelada claramente que todas las cosas fueron hechas por Cristo. Jn. 1:3. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
De acuerdo con Colosenses 1:16-17: «Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.» Esto no quiere decir que Dios Padre y Dios Espíritu Santo no tuviesen parte en la creación, pero se da a Cristo el lugar principal como autor de la creación del universo. De acuerdo con esto, las perfecciones del universo reflejan la obra de Sus manos.
2. Jesucristo como el supremo gobernante del mundo. Puesto que El es el Creador, Jesucristo ocupa también el lugar de supremo gobernante del Universo. Puesto que la Escritura atribuye la completa soberanía al Dios Padre, está claro que es Su propósito el que Cristo debería gobernar el mundo. Sal. 2:7-9. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Es propósito de Dios que toda lengua tenga que confesar que Cristo es el Señor y que toda rodilla se inclinará ante, El.
Is. 45:23. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. Ro. 14:11. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Fil. 2:9-11. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La historia del hombre, aunque registra su rebelión contra Dios (Sal. 2:1-3), revela que Cristo está esperando el día en que su completa soberanía quede expresada sobre la totalidad del mundo (Sal. 110:1).
Sal. 2:1-3. ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. Sal. 110:1. Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. El día llegará en que Cristo será el Señor de todas las cosas; será juzgado el pecado y la soberanía de Jesucristo revelada. Ap. 19:15-16. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
En el cumplimiento de su propósito Dios ha permitido que los gobernantes terrenales hayan ocupado sus tronos. Grandes naciones e imperios se han levantado y han caído, tales como Egipto, Asiria, Babilonia, el imperio Medo persa, Grecia y Roma; pero el reino final será el reino procedente de los cielos, sobre el cual Cristo ha de reinar.
Dn. 7:13-14. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. No solamente es Cristo el Rey que gobernará todas las naciones, sino que gobernará en el trono de David como el Hijo de David, y especialmente será el Rey de Israel.
Lc. 1:31-33. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Esto, en particular, se hará evidente cuando El vuelva y reine sobre la totalidad del mundo, incluyendo el Reino de Israel. Su soberanía está también expresada en su relación con la iglesia, de la cual El es la cabeza.
Ef. 1:22-23. Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Como supremo gobernador del mundo, de Israel y de la Iglesia. Ef. 1:20-21. La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; Cristo es el Juez Supremo de todos los hombres. Jn. 5:27. Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
Is. 9:6-7. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Sal. 72:1-2, 8, 11. Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. El juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio. Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán.
3. Jesucristo como el Verbo Encarnado. En el Nuevo testamento especialmente, Jesucristo se revela como el Verbo Encarnado, La personificación física de lo que es el propio Dios, y una revelación de la naturaleza y el ser de Dios. En Cristo quedan revelados todos los atributos que pertenecen a Dios, especialmente su sabiduría, poder, santidad y amor. Mediante Jesucristo, los hombres pueden conocer a Dios en una forma más precisa y detallada que en cualquier otra forma de la revelación divina. Jesucristo es el Verbo. Jn. 1:1. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
De acuerdo con lo que se dice en Hebreos 1:3, Cristo, «siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados, por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas». Es un propósito fundamental de Dios revelarse a sí mismo a sus criaturas, mediante Jesucristo.
4. Jesucristo como Salvador. En el drama de la historia, comenzando con la creación del hombre, la caída y el fin con los nuevos cielos y la nueva tierra, la obra de Jesucristo como Salvador es un tema prominente de la Escritura. Cristo es la simiente prometida que conquistará a Satanás. Gn. 3:15. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. En el Antiguo Testamento, Cristo aparece descrito como el siervo de Jehová, quien echará sobre sí los pecados de la totalidad del mundo. Is. 53:4-6. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Jn. 1:29. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Como sacrificio por el pecado, El tiene que morir sobre la cruz y sufrir el juicio del pecado de todo el mundo. 1 Co. 15:3-4. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 2 Co. 5:19-21. Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
1 P. 1:18-19. Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Jn. 2:2. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Ap. 1:5. Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Como Salvador, El no solamente es el sacrificio por el pecado, sino también nuestro Sumo Sacerdote.
He. 7:25-27. Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Uno de los propósitos centrales de Dios, como se revela en la Escritura, es el de proveer la salvación mediante Jesucristo para una raza que está perdida. De acuerdo con esto, desde el Génesis hasta, el Apocalipsis, Jesucristo es presentado en forma suprema, como el único Salvador. Hch. 4:12. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

B. LA HISTORIA DEL HOMBRE EN LA BIBLIA.
Aunque la Biblia está fundamentalmente producida y diseñada para la glorificación de Dios, también registra la historia del hombre, en estrecha relación con tal propósito. La narrativa en la creación, en los primeros capítulos del Génesis culmina en la creación de Adán y Eva. La Escritura, considerada como un todo, contiene un plan de Dios y un propósito para la raza humana. Conforme van mostrándose los posteriores capítulos, los soberanos designios de Dios están majestuosamente manifestados en la historia de la raza.
Los inmediatos descendientes de Adán y Eva son borrados de la faz de la tierra en el Diluvio, acaecido en tiempos de Noé. En Génesis 10 se relata que los descendientes de Noé forman las tres importantes divisiones de la raza humana. Después, los descendientes de Noé también fallaron y fueron juzgados en la Torre de Babel, y Dios eligió a Abraham para llevar a cabo su propósito de revelarse a sí mismo mediante el pueblo de Israel.
Comenzando en Génesis 12, el tema dominante de la Biblia es la aparición y la historia de la nación de Israel. La mayor parte del Antiguo Testamento se ocupa de esta pequeña nación, en relación con la masa de los gentiles que existen respecto a ella. En los propósitos de Dios esto culmina en el Nuevo Testamento con la llegada de Jesucristo, quien de forma suprema cumplió la promesa dada originalmente a Abraham de que mediante su simiente todas las naciones del mundo serían bendecidas.
En el Nuevo Testamento emerge otra importante división de la Humanidad , esto es, la iglesia como el cuerpo de Cristo, comprendiendo tanto a judíos como a gentiles, quienes creen en Jesucristo como su Salvador. De esta forma, el Nuevo Testamento se ocupa, en especial mediante los Hechos y las Epístolas, de los procedimientos de Dios con la Iglesia. El libro del Apocalipsis es el gran clímax de todo el contexto.
La sucesión de los grandes imperios -comenzando con Egipto y Asiria y continuando con Babilonia, el imperio Medo persa, Grecia y Roma- tiene como culminación el Reino que viene de los cielos en la segunda venida de Cristo. Los judíos y los gentiles, igualmente, se encuentran en el reino milenario con Israel que ve las profecías cumplidas poseyendo la tierra bajo su Rey el Mesías, y las naciones del mundo gozando también de las bendiciones del reino milenial.
Mientras que el tema de la Escritura se centra en Jesucristo y relata la historia del mundo para el propósito de Dios y su glorificación, las acciones más importantes de Dios pueden, de acuerdo con ella, ser vistas en la demostración de su soberanía en relación con las naciones, su confianza y fe en relación con Israel y su gracia con respecto a la iglesia. La consumación de todo ello se encuentra en los nuevos cielos y la nueva tierra, y la nueva Jerusalén. Y así la historia retrocede y empieza la Eternidad.

C. EL PROPOSITO DE LA BIBLIA.
De acuerdo con la Palabra de Dios escrita, un propósito supremo se revela en todo lo que Dios ha hecho o hará, desde el comienzo de la creación hasta la más lejana eternidad. Este supremo propósito es la manifestación de la gloria de Dios. Para este propósito fueron creados los ángeles, fue diseñado el universo material que es como un reflejo de su gloria, y el hombre creado a la imagen y semejanza de Dios. En la inescrutable sabiduría de Dios, incluso el pecado fue permitido y provista la redención como una perspectiva hacia la realización de tal supremo propósito.
El que Dios manifieste su gloria está de acuerdo con sus infinitas perfecciones. Cuando el hombre intenta glorificarse a sí mismo es siempre una cuestión discutible, dada su imperfección. Para Dios, el manifestar su gloria es expresar y revelar la verdad, que tiene una infinita capacidad de bendición para la criatura. Puesto que Dios es infinito en su ser y absoluto en su perfección, El merece la gloria infinita, y sería una injusticia de infinitas proporciones si se le escatimara la completa expresión de tal honor y gloria que son totalmente suyas.
Al manifestar su gloria, Dios no está buscándose a sí mismo, sino más bien expresando su gloria para el beneficio de la creación, obra suya. La revelación de Dios a sus criaturas les ha proporcionado un objeto valiosísimo para el amor y la devoción, ha proporcionado asimismo materia para la fe, y la paz de la mente, y ha dado al hombre la seguridad de la salvación en el tiempo y en la eternidad. Cuanto más comprenda el hombre la gloria de Dios, mayor será la bendición que enriquezca su existencia y que se proporcione a sí mismo.
Puesto que la Biblia es el mensaje de Dios hacia el hombre, su propósito supremo es que Él pueda ser glorificado.
La Biblia refiere:
1. Que «todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean potestades, sean poderes; todo fue creado por medio de él y para él» (para su gloria Col. 1:16). Ángeles y hombres, el universo material y toda criatura, todo ha sido creado para su gloria. «Los cielos declaran la gloria de Dios» (Sal. 19:1).
2. La nación de Israel es para la gloria de Dios. Is. 43:7, 21, 25. Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. Is. 60:1, 3, 21. Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme. Jer. 13:11. Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.
3. Que la Salvación es para la gloria de Dios. Ro. 9:23. Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, ya que será una manifestación de la gracia de Dios. Ef. 2:7. Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Y es ahora una manifestación de la sabiduría de Dios. Ef. 3:10. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.
4. Que todo servicio tiene que ser para la gloria de Dios. Mt. 5:16. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Jn. 15:8. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 1 Co. 10:31. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 1 P. 2:12. Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.
1 P. 4:11,14. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. La Biblia, en sí misma, es el instrumento de Dios mediante el cual El prepara al hombre de Dios para toda buena obra. 2 Ti. 3:16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
5. Que la nueva pasión del cristiano es que Dios pueda ser glorificado. Ro. 5:2. Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
6. Incluso la muerte del creyente se dice que es para este fin. Jn. 21:19. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. Fil. 1:20. Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.
7. El que sea salvo está destinado a compartir la gloria de Cristo. Jn. 17:22. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Col. 3:4. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Tomada como un todo, la Biblia difiere en su tema y propósito de cualquier otro libro existente en el mundo. Se alza como algo glorioso, reflejando el lugar del hombre en la vida y su oportunidad de salvación, el supremo carácter y la obra de Jesucristo como Salvador, y proporciona, en detalle, las infinitas glorias que pertenecen al propio Dios.
Es el único libro que revela la criatura de parte de su Creador, el plan mediante el cual el hombre, con todas sus imperfecciones, puede ser reconciliado en una eterna coexistencia filial con el eterno Dios.
PREGUNTAS
1. ¿Qué evidencia se encuentra de que Cristo ha participado en la creación?
2. ¿En qué sentido es Cristo el supremo gobernante del mundo y cómo está expresado?
3. Explicar cómo Cristo es la suprema revelación de Dios.
4. Determinar la temática de la Escritura que trata a Cristo como Salvador, incluyendo la mención de los pasajes del Nuevo Testamento
5 ¿De qué forma registra la Biblia lo concerniente a la historia del hombre en el Génesis 1:1?
6. ¿Para qué propósito escogió Dios a Abraham?
7. ¿En qué manera culmina la historia de Israel en Cristo?
8. ¿Qué nuevo propósito se revela en el Nuevo Testamento?
9. ¿Qué grandes naciones caracterizan la historia?
10. Distinguir los propósitos de Dios en su relación con las naciones, Israel y la iglesia.
11 ¿En qué medida revela la Biblia la gloria de Dios como su propósito supremo?

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