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Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que
empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las
doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e
infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres
de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las
doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la
regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la
plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original
y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
2. Es el
estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución,
redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección,
predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la
unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las
doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto,
organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la
Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la
iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial,
los juicios finales y el estado eterno.
Clase 14. Dios el Espíritu
Santo: Su Personalidad por Lewis Sperry Chafer
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A. La importancia de su
personalidad.
En la enseñanza de las verdades fundamentales
relativas al Espíritu Santo debería hacerse un énfasis especial sobre el hecho
de su personalidad. Esto es porque el Espíritu no habla ahora de sí mismo; más
bien, El habla lo que El oye, y El dice que ha venido al mundo para glorificar
a Cristo.
Jn. 16:13. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Hch. 13:2. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu
Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Jn.
16:14. El me glorificará; porque tomará de lo mío,
y os lo hará saber.
En contraste a esto, la Escritura representa a
ambos, el Padre y el Hijo, como hablando de sí mismos; y esto, no sólo con
autoridad final y por medio del uso del pronombre personal Yo, sino que también
presentándoles como en una inmediata comunión, cooperación, conversión, el uno
con el otro. Todo esto tiende a hacer menos real la personalidad del Espíritu
Santo, quien no habla desde sí o de sí. Como consecuencia, en la historia de la
iglesia, la personalidad del Espíritu fue descuidada por algunos siglos; sólo
cuando la doctrina del Padre y del Hijo fue definida, como sucedió en el Credo
de Nicea (325 d.C.), el Espíritu fue reconocido como una personalidad en los
credos de la iglesia.
La forma como fue definida más tarde la doctrina
ortodoxa, la verdad escritural de que Dios el Padre subsiste o existe en tres
Personas -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo-, fue generalmente reconocida.
La Escritura es completamente clara cuando dice que el Espíritu Santo es una
Persona tanto como Dios el Padre y Dios el Hijo, y aun así, como se ve en el
estudio de la doctrina de la Trinidad , las tres Personas forman un Dios y no
tres.
B. La personalidad del
espíritu santo en las escrituras
1. El Espíritu hace aquello
que sólo una persona puede hacer.
a) El convence al mundo: «Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio» (Jn. 16:8).
b) El enseña: «El os enseñará todas las cosas» Jn. 14:26. Mas el Consolador, el Espíritu
Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y
os recordará todo lo que yo os he dicho. Neh. 9:20. Y
enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y
agua les diste para su sed. Jn. 16:13-15. Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo
mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que
tomará de lo mío, y os lo hará saber. 1
Jn. 2:27. Pero la unción que vosotros recibisteis
de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así
como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira,
según ella os ha enseñado, permaneced en él.
c) El Espíritu habla: «Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros
corazones al Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!» (Ga. 4:6).
d) El Espíritu intercede: «Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles» (Ro. 8:26).
e) El Espíritu guía: «Guiados por el Espíritu» Ga. 5:18. Pero si sois guiados por el Espíritu,
no estáis bajo la ley. Hch. 8:29. Y el
Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Hch. 10:19. Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el
Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Hch. 13:2. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu
Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Hch.
16:6-7. Y atravesando Frigia y la provincia de
Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y
cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo
permitió. Hch. 20:23. Salvo que el Espíritu
Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan
prisiones y tribulaciones. Ro. 8:14. Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
f) El Espíritu señala a los
hombres para el servicio específico: «dijo el
Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado» (Hch. 13:2) Hch. 20:28. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en
que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del
Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
g) El Espíritu está El mismo
sujeto a un plan. Jn. 15:26. Pero cuando
venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
h) El Espíritu ministra: El
regenera. Jn. 3:6. Lo que
es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. El sella. Ef. 4:30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual
fuisteis sellados para el día de la redención. El bautiza. 1
Co. 12:13. Porque por un solo Espíritu fuimos todos
bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a
todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. El llena. Ef. 5:18. No os
embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu.
2. Él, como una persona, es
afectado por otros seres.
a) El Padre le envía al
mundo. Jn. 14:16,26. 16
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre: 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os
he dicho. Y el Hijo le envía al mundo. Jn. 16:7. Pero yo os digo la verdad: Os
conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
b) Los hombres
pueden hacer enojar al Espíritu. Is. 63:10. Mas ellos
fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos. Pueden contristarle. Ef. 4:30. Y
no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención. Pueden resistirle. 1 Ts.
5:19. No
apaguéis al Espíritu. Pueden blasfemarle. Mt. 12:31. Por
tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la
blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. Pueden mentirle. Hch.
5:3. Y
dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Pueden hacerle afrenta. He. 10:29. ¿Cuánto
mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere
por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta
al Espíritu de gracia? Pueden hablar en contra de El. Mt. 12:32. A
cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni
en este siglo ni en el venidero.
3. Todos los términos
bíblicos relativos al Espíritu implican su personalidad.
El es llamado «otro
Consolador» (Abogado), lo
cual indica que El es una persona tanto como lo es Cristo. Jn. 14:16-17;26. 16 Y yo rogaré al Padre, y
os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros. 26 Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en
mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he
dicho. Jn. 16:7. Pero yo os digo la verdad:
Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 1 Jn. 2:1-2. 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por
los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
b) A El se le llama Espíritu
en el mismo sentido personal que Dios es llamado Espíritu. Jn. 4:24. Dios es Espíritu;
y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
c) Los pronombres
usados para el Espíritu implican su personalidad. En el idioma griego la
palabra «espíritu» es un nombre neutro, el cual, naturalmente, requiere un
pronombre neutro, y en unas pocas oportunidades es usado. Ro. 8:16,26. 16
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles.
Pero a menudo se usa la forma masculina del
pronombre, enfatizando el hecho de la personalidad del Espíritu. Jn. 16:7-15. Jn. 14:16-17. 16
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir,
porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará en vosotros.
C. Como una persona de la
trinidad, el Espíritu Santo es co-igual con el Padre y el Hijo.
1. Él es llamado Dios. Este
hecho se verá comparando: Is. 6:8-9. Con Hch.
28:25-26. Jer. 31:31-34. 31 He aquí que vienen
días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con
la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que
haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos
me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Con: He. 10:15-17. 15 Y nos atestigua lo mismo el
Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 16 Este es el pacto que haré con
ellos después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en sus
corazones, y en sus mentes las escribiré, 17 añade: y nunca más me acordaré de
sus pecados y transgresiones.
(Notar también 2 Co. 3:18 y
Hch. 5:3, 4. « ¿Por qué llenó Satanás tu
corazón para que mintieses al Espíritu Santo?... No has mentido a los hombres
sino a Dios».) A pesar de que los juicios de Dios han caído tan drásticamente sobre
algunos que han mentido contra el Espíritu (Hch. 5:3), y aunque a los hombres
evidentemente no se les permite jurar en el nombre del Espíritu Santo, y aunque
El es llamado el Espíritu Santo, es cierto que El no es más santo que el Padre
o el Hijo; la absoluta santidad es el primer atributo del Trino Dios.
2. Él tiene los atributos de
Dios. Gn. 1:2. Y la
tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del
abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Job
26:13. Su
espíritu adornó los cielos; su mano creó la
serpiente tortuosa. 1 Co. 2:9-11.
9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no
vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 11
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el
Espíritu de Dios. He. 9:14. ¿Cuánto más la
sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin
mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis
al Dios vivo?
3. Él Espíritu Santo ejecuta
las obras de Dios. Job 33:4. El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente
me dio vida. Sal. 104:30. Envías tu
Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra. Lc. 12:11-12. 11 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los
magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de
responder, o qué habréis de decir; 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en
la misma hora lo que debáis decir. Hch. 1:5. Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Hch. 20:28. Por tanto, mirad por
vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por
obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre. 1 Co. 6:11. Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados
en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
1 Co. 2:8-11. 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 9
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido
en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10
Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios. 11 Porque ¿quién de los hombres sabe las
cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
2 P. 1:21. Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,
sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu
Santo.
4. Como se indica arriba, el
uso de los pronombres personales afirma su personalidad.
5. Se presenta al Espíritu
Santo en la Escritura como un objeto personal de fe. Sal. 51:11. No me eches de delante de
ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Mt. 28:19. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Hch.
10:19-21. 19 Y mientras Pedro pensaba en la visión,
le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, y
desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. 21 Entonces
Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por
Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la
que habéis venido?
Como objeto de fe, Él también es Alguien a quien se
le debe obedecer. El creyente en Cristo, caminando en compañerismo con el
Espíritu, experimenta su poder, su guía, su instrucción y su suficiencia, y
confirma experimentalmente las grandes doctrinas concernientes a la
personalidad del Espíritu, la cual es revelada en la Escritura.
PREGUNTAS.
1. ¿Por qué es necesario enfatizar la personalidad
del Espíritu Santo?
2. ¿Cuáles son algunas de las obras importantes del
Espíritu las cuales demuestran su personalidad?
3. ¿ La Escritura indica que el Espíritu Santo es
afectado como una persona por otros seres?
4. ¿Qué términos bíblicos implican la personalidad
del Espíritu Santo?
5. ¿Que el Espíritu Santo sea llamado Dios
demuestra su igualdad con el Padre y el Hijo?
6. ¿Cita algunos pasajes que indiquen que el
Espíritu Santo tiene los atributos de Dios?
7. ¿Cita algunos pasajes que demuestran su deidad?
8. ¿Cómo la experiencia cristiana, en la cual el
Espíritu Santo es el objeto de la fe y obediencia, sostiene su igualdad con el
Padre y el Hijo
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