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Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que
empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las
doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e
infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres
de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las
doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la
regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la
plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original
y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
2. Es el
estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución,
redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección,
predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la
unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las
doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto,
organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la
Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la
iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial,
los juicios finales y el estado eterno.
Clase 11. Dios el Hijo: Su
Ascención y Sacerdocio por Lewis Sperry Chafer
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A. El hecho de la ascensión
de Cristo.
Puesto que la resurrección de Cristo es la primera
en una serie de exaltaciones de Cristo, su ascensión a los cielos puede ser
considerada como el segundo paso importante. Esto está registrado en Marcos,
Lucas y Hechos. Mr. 16:19. Lc. 24:50-51. Hch. 1:9-11. La pregunta que se ha
levantado es si Cristo ascendió a los cielos antes de su ascensión formal. Se
citan a menudo las palabras de Cristo a María Magdalena en Juan 20:17, donde Cristo dijo: «Subo a mi
Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.»
También se cita la tipología del Antiguo Testamento
donde el sacerdote, después del sacrificio, traía la sangre dentro del lugar
Santísimo. He. 9:12,23-24. Aunque los
expositores han diferido en sus opiniones, la mayoría de los evangélicos
interpretan el tiempo presente de Juan
20:17 «subo»
como un futuro vivido. Las expresiones en
Hebreos de que Cristo entró al cielo con su sangre se traducen más
correctamente «por medio de su sangre» o «a través de su
sangre». La
aplicación física de la sangre sólo ocurrió en la cruz. Los beneficios de la
obra acabada continúan para ser aplicados a los creyentes hoy día. 1 Jn. 1:7.
Una última pregunta se ha levantado con respecto a
si la ascensión en Hechos 1 fue literalmente un acto.
Todo el pasaje sostiene completamente el hecho de que Cristo literalmente fue
al cielo, tanto como El vino literalmente a la tierra cuando fue concebido y
nacido. Hechos 1 usa cuatro
palabras griegas para describir la ascensión: «Fue alzado» (v. 9); «le recibió una nube que le ocultó de sus ojos» (v. 9); «El se iba» (v. 10);
y «ha
sido tomado de vosotros al cielo» (v. 11), mejor traducido como «recibido
arriba» (cf. 9). Estas cuatro
declaraciones son significativas porque en el versículo 11 está predicho que su
segunda venida será en igual manera; esto es, su ascensión y su segunda venida
serán graduales, visibles, corporales y con nubes (Hch. 1:9-11). Esto se refiere a su
venida para establecer su reino, más que al rapto de la iglesia. Hch. 1:1-11.
B. Evidencia para la
llegada de Cristo al cielo.
Aunque la evidencia para su ascensión desde la
tierra al cielo es completa, el hecho de que se afirme que Cristo haya llegado
al cielo confirma el hecho de su ascensión. Hch. 2: 33-36. Hch. 3:21. Hch.
7:55-56. Hch. 9:3-6. Hch. 22:6-8. Hch. 26:13-15. Ro. 8:34. Ef. 1:20-22. Ef.
4:8-10. Fil. 2:6-11. Fil. 3:20. 1 Ts. 1:10. 1 Ts. 4:16. 1 Ti. 3:16. He. 1:3. He.
2:7. He. 4:14. He. 6:20. He. 7:26. He. 8:1. He. 9:24. He. 10:12-13. He. 12:2. 1
Jn. 2:1. Ap. 1:7. Ap. 1:13-18. Ap. 5:5-12. Ap. 6:9-17. Ap. 7:9-17. Ap. 14:1-5. Ap.
19: 11-16.
C. El significado de la
ascensión.
La ascensión señaló el fin de su ministerio
terrenal. Así como Cristo había venido, nacido en Belén, también ahora El había
retornado al Padre. También marcó el retorno a su gloria manifiesta, la cual
estaba oculta en su vida terrena aun después de su resurrección. Su entrada en
los cielos fue un gran triunfo, significando el acabamiento de su obra en la
tierra y una entrada dentro de su nueva esfera de trabajo a la diestra del
Padre. La posición de Cristo en los cielos es de señorío universal mientras
espera su último triunfo y su segunda venida, y se presenta frecuentemente a
Cristo a la diestra del Padre. Sal. 110:1. Mt. 22:44. Mr. 12:36. Mr. 16:19. Lc. 20:42-43. Lc. 22:69. Ro. 8:34. Ef.
1:20. Col. 3:1. He. 1:3-13. He. 8:1. He. 10:12. He. 12:2. 1 P. 3:22.
El trono que Cristo ocupa en los cielos es el trono
del Padre; no debe confundirse con el trono davídico, el cual es terrenal. La
tierra aún espera el tiempo cuando será hecho el estrado de sus pies y su trono
será establecido sobre la tierra. Mt. 25:31. Su posición
presente es, por supuesto, de honor y autoridad, y manteniéndose siempre como
Cabeza de la Iglesia.
D. La obra presente de
Cristo en los cielos.
En su posición a la diestra del Padre, Cristo
cumple las siete figuras que lo relacionan con la iglesia:
1) Cristo como el
último Adán y cabeza de una nueva creación;
2) Cristo como la
Cabeza del cuerpo de Cristo;
3) Cristo como el
Gran Pastor de sus ovejas;
4) Cristo como la Vida
Verdadera en relación a las ramas;
5) Cristo como la principal
Piedra de Angulo en relación a la iglesia como piedras de un edificio;
6) Cristo como nuestro Sumo
Sacerdote en relación a la iglesia como sacerdocio real;
7) Cristo como el
Esposo en relación a la iglesia como su novia. Todas estas figuras están llenas
de significado en describir su obra presente. Su ministerio principal, sin
embargo, es como Sumo Sacerdote representando a la Iglesia ante el trono de
Dios.
Se revelan cuatro importantes verdades en su obra
como Sumo Sacerdote:
1. Como Sumo Sacerdote sobre
el verdadero tabernáculo en lo alto, el Señor Jesucristo ha entrado en el mismo
cielo para ministrar como Sacerdote en favor de aquellos quienes son su
propiedad en el mundo. He. 8:1-2. El hecho de que
El, cuando ascendió, fue recibido por su Padre en los cielos es una evidencia
que su ministerio terrenal fue aceptado. El que se sentara indicó que su obra a
favor del mundo estaba completada.
El que se sentara en el trono de su Padre y no en
su propio trono revela la verdad, tan constante y consistentemente enseñada en
las Escrituras, que El no estableció un reino en la tierra en su primera venida
al mundo, pero que El está ahora «esperando» hasta el tiempo cuando aquel reino
vendrá en la tierra y lo divino será hecho en la tierra así como en el cielo. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro
Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (Ap. 11:15); el Hijo -Rey aún- pedirá de su Padre, el cual le
dará «por herencia las naciones
y como posesión suya los confines de la tierra» (Sal. 2:8).
Sin embargo, la Escritura claramente indica que El
no está estableciendo ahora esta legislación del reino en la tierra, sino que
más bien está llamando de ambos, judíos y gentiles, un pueblo celestial el cual
está relacionado con El como su cuerpo y novia.
Mt. 25:31-46. Hch. 15:13-18.
He. 5:10. He. 7:1. El que viene otra vez y será entonces el
Rey de reyes, está ahora ascendido para ser «cabeza sobre todas las cosas». Ef.
1:22-23.
2. Como nuestro Sumo
Sacerdote, Cristo es el dador de los dones espirituales. De acuerdo al Nuevo
Testamento, un don es una capacitación divina traída al creyente y a través del
creyente por medio del Espíritu que mora en él. Es el Espíritu trabajando para
cumplir ciertos propósitos divinos y usar a quien El habita para este fin. El
mora con ese fin. No es de ninguna manera una obra humana ayudada por el
Espíritu.
Aunque ciertos dones generales están mencionados en
las Escrituras, la variedad posible es innumerable, puesto que nunca se viven
dos vidas exactamente bajo las mismas condiciones. Ro. 12:3-8. 1 Co. 12:4-11. Sin embargo, a
cada creyente le es dado algún don; pero la bendición y el poder del don será
experimentado solamente cuando la vida está totalmente rendida a Dios. Ro. 12:1-2, 6-8. Habrá poca necesidad de exhortación para un servicio
honrado por Dios para aquel que está lleno con el Espíritu; porque el Espíritu
estará trabajando en él en ambos sentidos, tanto para querer como para hacer su
buena voluntad. Fil. 2:13.
De igual manera, ciertos hombres que son llamados
de «entre los hombres» son provistos y colocados localmente en su servicio por
el Cristo ascendido. Ef. 4:7-11. El Señor no dejó
su obra al juicio incierto e insuficiente de los hombres. 1 Co. 12:11, 18.
3. El Cristo
ascendido como Sacerdote vive siempre para hacer intercesión por los suyos.
Este ministerio comenzó antes de que El dejara la tierra, y es para los salvos
más bien que para los no salvos, y continuará en los cielos tanto tiempo como
los suyos estén en el mundo. Jn.
17:1-26. Jn. 17:9. Su obra de intercesión tiene
que ver con la debilidad, necesidad de ayuda y la inmadurez de los santos que
están sobre la tierra -cosas en las cuales ellos no son en ninguna manera
culpables-. El, quien conoce las limitaciones de los suyos, y el poder y la
estrategia del enemigo con quien ellos tienen que luchar, les es a ellos un
Pastor y Obispo para sus almas. Su cuidado de Pedro es una ilustración de esta
verdad.
Lc. 22:31-32. La intercesión
sacerdotal de Cristo no es sólo eficaz, sino que también sin fin. Los
sacerdotes de la antigüedad fallaron a causa de la muerte; pero Cristo, puesto
que vive para siempre, tiene un sacerdocio inmutable. «Por lo cual
puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo
siempre para interceder por ellos» (He. 7;25). David reconoce el mismo cuidado pastoral y su garantía de
seguridad eterna. Sal. 23:1.
4. Cristo se presenta
actualmente por los suyos en la presencia de Dios. A menudo el hijo de Dios es
culpable de algún pecado que le separaría completamente de Dios si no estuviera
de por medio la abogacía de Cristo y la obra que El efectuó por su muerte en la
cruz. El efecto del pecado sobre el cristiano es la pérdida de gozo, paz y
poder espirituales. Por otra parte, estas bendiciones se restauran según la
gracia infinita de Dios sobre la sola base de la confesión del pecado, pero más
importante es considerar el pecado del cristiano en relación con el carácter
santo de Dios. 1 Jn. 1:9.
Por medio de la presente abogacía sacerdotal de
Cristo en los cielos, hay absoluta seguridad de salvación para los hijos del
Padre Celestial aun mientras ellos están pecando. Un abogado es aquel que
expone y defiende la causa de otro ante los tribunales públicos. En el
desempeño de sus funciones de Abogado, Cristo está ahora en el cielo
interviniendo a favor de los suyos cuando ellos pecan. He. 9:24. 1 Jn. 2:1.
Se revela que su defensa la hace ante el Padre, y
que Satanás está allí también acusando sin cesar día y noche a los hermanos, en
la presencia de Dios. Ap. 12:10. Es posible que
al cristiano le parezca que el pecado que ha cometido es insignificante; pero
no es así para el Dios santo, quien no podría nunca tratar con ligereza lo que
representa una ofensa a su divina justicia. Aun el pecado que es secreto en la
tierra es un gran escándalo en el cielo. En la gracia maravillosa de Dios, y
sin necesidad de que intervenga solicitud alguna de parte de los hombres, el Abogado
defiende la causa del cristiano culpable.
Y lo que el Abogado hace para garantizar así la
seguridad del creyente está tan de acuerdo con la justicia divina, que El es
llamado, en relación con este ministerio de abogar por los suyos, «Jesucristo el justo». El defiende a los hijos de
Dios a base de la sangre que fue derramada en la cruz, y en esta forma el Padre
tiene completa libertad para defenderles contra toda acusación proveniente de
Satanás o de los hombres y contra todo juicio que en otras circunstancias el
pecado impondría sobre el pecador; y todo esto se hace posible porque Cristo, a
través de su muerte, llegó a ser la «propiciación por nuestros
pecados» (los pecados de los
cristianos). 1 Jn. 2:2.
La verdad referente al ministerio sacerdotal de
Cristo en los cielos no está de ninguna manera facilitando para los verdaderos
cristianos la práctica del pecado. Al contrario, estas mismas cosas son
escritas para que no pequemos; porque ninguno puede pecar con ligereza o
descuido cuando considera la enorme tarea de defensa que a causa del pecado del
cristiano tiene que realizar necesariamente el Abogado Cristo Jesús.
1 Jn. 2:1. Puede decirse,
en conclusión, que Cristo cumple su ministerio de Intercesor y Abogado para la
eterna seguridad de aquellos que ya son salvos en El. Ro. 8:34.
E. La obra presente de
Cristo sobre la tierra.
Cristo está también obrando en su iglesia sobre la
tierra al mismo tiempo que está a la diestra del Padre en el cielo. En
numerosos pasajes se dice que Cristo habita en su iglesia y está con su
iglesia. Mt. 28:18-20. Jn. 14:18,20. Col. 1:27. El está en su
iglesia en el sentido de que es El quien da vida a su iglesia. Jn. 1:4. Jn. 10:10. Jn. 11:25. Jn. 14:6. Col.
3:4. 1 Jn. 5:12.
Se puede concluir que la obra presente de Cristo es
la clave para entender la presente tarea de Dios de llamar a un pueblo para
formar el cuerpo de Cristo, y el poder y la santificación de este pueblo para
ser testigos de Cristo hasta lo último de la tierra. Su obra presente es
preliminar y a ella seguirán los eventos que tienen relación con su segunda
venida.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo se relaciona la ascensión de Cristo con su
exaltación?
2. Tratar el punto sobre si Cristo ascendió en el
día de su resurrección.
3. ¿Qué evidencia puede ofrecerse para probar que
la ascensión relatada en Hechos fue una ascensión literal?
4. ¿Hasta qué grado la Escritura testifica la
llegada de Cristo al cielo después de su ascensión?
5. ¿Cómo se relaciona la ascensión de Cristo con su
ministerio terrenal?
6. ¿En qué sentido la ascensión de Cristo fue un
triunfo?
7. Distinguir el trono de Cristo en los cielos del
trono davídico.
8. Nombrar las siete figuras relativas a Cristo con
su Iglesia.
9. ¿Cuál es el significado de Cristo ahora sentado
en el trono del Padre?
10. ¿Cómo se relaciona Cristo como nuestro Sumo
Sacerdote y el dador de los dones espirituales a los hombres?
11. Contrastar la intercesión sacerdotal de Cristo
con los sacerdotes del Antiguo Testamento.
12. Describir la obra de Cristo como nuestro
Abogado en los cielos.
13. ¿Hasta qué grado está Cristo también trabajando
en la tierra durante esta edad presente?
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