Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que
empezamos con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
2. Es el
estudio de las doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución,
redención, reconciliación, propiciación, justificación, elección,
predestinación, regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la
unión mística del creyente con Cristo. Incluye el estudio de las
doctrinas acerca de la iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto,
organización y ordenanzas. Incluye el estudio de las profecías de la
Biblia: principalmente las no cumplidas todavía como el arrebatamiento de la
iglesia, la Tribulación, la segunda venida de Jesucristo, el reino milenial,
los juicios finales y el estado eterno.
Clase 40. La Iglesia: el
cuerpo y la esposa de Cristo por Lewis Sperry Chafer
A. Siete figuras de Cristo y su Iglesia.
En las Escrituras se usan
siete figuras para revelar la relación entre Cristo y su iglesia.
1. El Pastor y la oveja
que aparecen anunciados en el Salmo 23 se usan en Juan 10, donde Cristo es el
Pastor y los que creen son las ovejas.
Jn. 10:1-9. 1 De cierto, de cierto os digo: El
que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra
parte, ése es ladrón y salteador. 2 Más el que entra por la puerta, el pastor
de las ovejas es. 3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus
ovejas llama por nombre, y las saca. 4 Y cuando ha sacado fuera todas las
propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5
Más al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños. 6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo
que les decía. 7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones
son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9 Yo soy la puerta; el que
por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Según este pasaje:
a) Cristo vino por la puerta, esto es, a través del linaje
escogido de David;
b) El es el verdadero pastor, al que siguen las ovejas;
c) Cristo es también la Puerta de las ovejas, la puerta de entrada en la
salvación y la puerta que da seguridad. Jn. 10:28-29. Y yo
les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la
mano de mi Padre.
d) El Pastor da alimento y vida a las ovejas;
e) En contraste, otros pastores solo son asalariados que no
dan su vida por sus ovejas;
f) Hay comunión entre las ovejas y el Pastor; así como el
Padre conoce al Hijo y el Hijo conoce al Padre, las ovejas conocen al pastor;
g) Aunque Israel pertenecía a un redil diferente en el
Antiguo Testamento, en la era actual hay un redil y un Pastor, en el cual
judíos y gentiles por igual tienen salvación.
Jn. 10:16. También tengo otras ovejas que no son de este
redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un
pastor.
h) Como Pastor, Cristo no sólo pone su vida por sus ovejas,
sino que vive para siempre para interceder por ellas y darles la vida
espiritual y el alimento necesario.
He. 7:25. Por lo cual puede también salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para
interceder por ellos.
2. Cristo es La Vid
verdadera, y los creyentes son los pámpanos. Aunque Israel estaba vinculado con
Dios en la figura de la vid en el Antiguo Testamento, Cristo es la Vid
verdadera y los creyentes son los pámpanos, según Juan 15. La
figura había de la unión con Cristo y de la comunión con Cristo. Se exhorta a
los creyentes que permanezcan en una comunión inquebrantable con Cristo (15:10), y
el resultado de permanecer en El es la limpieza o poda (v. 2), la oración eficaz (v. 7), gozo celestial (v. 11) y verdad eterna (v. 16). La verdad central de la vid y los pámpanos es que el
creyente no puede gozar de la vida cristiana o ser fructífero en su servicio
sin estar unido vitalmente con Cristo, la Vid verdadera.
3. Cristo es La Piedra
del ángulo, y la iglesia comprende las piedras del edificio. En contraste con
el Antiguo Testamento, en que Israel tenía un templo, la iglesia es un templo. Ex. 25:8. Ef. 2:21. En la figura, Cristo es presentado como la principal
piedra del ángulo y los creyentes como piedras del edificio. Ef.
2:19-22. El propósito presente de Dios es
edificar su iglesia. Mt. 16:18. En la
construcción de la iglesia como un edificio, cada piedra es una piedra viva
porque participa de la naturaleza divina. 1 P 2:5. Cristo es la piedra principal del ángulo y el fundamento.
1 Co. 3:11 Porque nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Ef.
2:20-22. 1 P 2:6. Ef. 2:22. En la figura del edificio es evidente que cada creyente
depende de Cristo como fundamento, y como piedra del ángulo, y las piedras del
edificio, igualmente, revelan la interdependencia de los creyentes, siendo el
edificio, como un todo, el templo de Dios en el Espíritu.
4. El Nuevo Testamento
presenta a Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, y a los creyentes como
sacerdotes. Según se señaló en estudios anteriores, si creyente sacerdote tiene
un sacrificio cuádruple:
a) ofrece un servicio de sacrificio, presentándose a sí mismo de una vez
para siempre a Dios. Ro. 12:1-2.
b) ofrece un servicio de adoración, dando alabanza y acción de gracias a
Dios. He. 13:15. Incluyendo
un servicio de intercesión u oración por sus propias necesidades y por las de
los demás. Ro. 8:26-27. Col. 4:12. 1 Ti.
2:1. He. 10:19-22. Cristo, como Sumo Sacerdote nuestro, entra
en si cielo por medio de su sangre derramada en el Calvario. He.
4:14-16. He. 9:24. He. 10:19-22. Ro. 8:34. He. 7:25. Como miembros de un real sacerdocio, es importante
Señalar que los creyentes además ofrecen:
c) si sacrificio de buenas obras, y
d) si sacrificio de su sustancia, además de haber ofrecido sus
cuerpos en sacrificio vivo. He. 13:16.
5. Cristo como la Cabeza
y la iglesia como el cuerpo de Cristo revelan el propósito presente de Dios. A
esta figura le daremos consideración aparte y más detallada un poco más
adelante en este capítulo.
6. Cristo como el segundo
Adán y la iglesia como nueva creación es una figura en que Cristo, como el
resucitado, reemplaza a Adán, La cabeza del antiguo orden, y llega a ser cabeza
de las nuevas criaturas en Cristo. Esta figura está basada en la certeza de la
resurrección de Cristo y en la importancia de que Cristo haya establecido un
nuevo orden en su resurrección. El creyente está en Cristo por el bautismo del
Espíritu, en contraste con el estar en Adán. En su nueva posición en Cristo, él
recibe todo lo que Cristo hizo en su favor al proporcionarle justicia y nueva
vida en Cristo. Puesto que Cristo es cabeza de la nueva creación, es necesario
un nuevo día conmemorativo, si primer día de la semana, en contraste con el
Sabbat (sábado), que pertenecía al viejo orden.
7. Cristo como el Esposo
y la iglesia como la esposa es una figura profética de la relación presente y
futura entre Cristo y su iglesia. En contraste con Israel, presentado en el
Antiguo Testamento como una esposa infiel a Jehová, la iglesia se revela en si
Nuevo Testamento como una virgen que espera la venida de su Esposo. Esto será
objeto de una amplia discusión más adelante en este capítulo. Como la iglesia,
cuerpo de Cristo, es la figura más importante que revela el propósito presente
de Dios, así la iglesia como la esposa es la figura más importante que revela
la relación futura de la Iglesia con Cristo.
B. La iglesia como el cuerpo de Cristo.
La discusión del bautismo
del Espíritu en un capítulo anterior sacó a la luz la revelación
neotestamentaria de la iglesia unida y constituida en el cuerpo de Cristo por
el bautismo del Espíritu, según la declaración de 1 Co. 12:13: “Porque por un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o
libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu”.
En esta figura se presentan
tres verdades de gran importancia:
1. Como cuerpo que se desarrolla por sí mismo, presenta la
iglesia como una entidad compuesta por individuos que tienen dones
espirituales. Ef. 4:11-16. De aquí
que algunos sean apóstoles, otros profetas, evangelistas, pastores y maestros.
La verdad central es que los creyentes no solamente reciben la exhortación de
servir a Dios en sus diversas capacidades, sino que están equipados para hacer
un trabajo en particular para el cual Dios los ha llamado. El creyente cumple
sus propios servicios cuando cumple el rol particular que se le ha asignado en
el cuerpo de Cristo y participa en el perfeccionamiento del cuerpo de Cristo. Ef.
4:13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.
2. A los miembros del
cuerpo de Cristo se les asigna un servicio específico que está de acuerdo con
los dones que han recibido. Así como en el cuerpo humano los diferentes
miembros tienen funciones distintas, en el cuerpo de Cristo ocurre lo mismo. Es
importantísimo que cada creyente se examine seriamente a fin de ver qué dones
Dios le ha dado, y luego los use para la gloria de Dios. En Ro. 12:3-8. 1 Co. 12:28. Cada
creyente tiene algunos dones y hay creyentes que pueden tener más que otros.
Los dones espirituales, aunque a veces están relacionados con habilidades
naturales, no deben ser confundidos con ellas. Por ejemplo, aunque una persona
tenga naturalmente el don de la enseñanza, solamente Dios puede dar el don de
enseñar cosas espirituales.
Los dones espirituales no
se consiguen buscándolos, sino por el Espíritu que reparte «a cada uno en particular como
él quiere» (1Co. 12:11). En
la iglesia apostólica se recibieron algunos dones que han seguido hasta el
presente; otros fueron dones señales que ciertamente cesaron después de la
primera generación de cristianos. Sin embargo, cada don está sujeto a
regulación por la Palabra de Dios y no es una base adecuada para el orgullo,
siendo una gran responsabilidad por la cual cada creyente tendrá que rendir
cuentas.
Aunque las iglesias
locales pueden desarrollar complicadas organizaciones, la obra de Dios es
realizada primariamente por medio de la iglesia como un organismo dirigido por
Cristo, la Cabeza, en conformidad a las capacidades de cada miembro individual.
Aunque no es raro que a un creyente en Cristo se le pida que sirva en una
esfera para la cual no está especialmente dotado, obviamente su función más
elevada será la de realizar la tarea para la cual fue incorporado al cuerpo de
Cristo. Al presentar su cuerpo al Señor en sacrificio vivo puede conocer la perfecta
voluntad de Dios. Ro. 12:1-2.
3. El cuerpo es un
organismo vivo que está eternamente unido en Cristo. La unidad del cuerpo, que
comprende judíos, gentiles y personas de diversas razas y culturas, es
presentada en Efesios. Ef. 1:23. Ef. 2:15-16. Ef. 3:6. Ef. 4:12-16. Ef. 5:30. La iglesia como cuerpo de Cristo tiene una unidad
maravillosa en la que se ignora la división entre judío y gentil, y ambos
tienen los mismos privilegios y acceso a la misma gracia. El cuerpo de Cristo
acusa un agudo contraste con la relación entre Dios e Israel y los gentiles en
si Antiguo Testamento y es una situación única, limitada a la edad presente.
Según Efesios 3, los miembros del
cuerpo participan en la maravillosa verdad, que estuvo oculta para los profetas
del Antiguo Testamento, pero revelada en si Nuevo, de que los gentiles son
coherederos, forman el mismo cuerpo y participan de las mismas promesas en
Cristo que los judíos.
La unidad del cuerpo
enfatizada en Efesios 4:4-7 es una unidad eterna que es la base de la comunión y el
servicio cristiano en la edad actual y la base, para una comunión eterna en la
edad venidera.
C. Cristo como el esposo y la iglesia como la esposa.
De las siete figuras de
Cristo y la iglesia, solamente la figura del esposo y la esposa tiene una
significación profética En contraste con Israel, que fue la esposa infiel de
Jehová, la iglesia es representada en el Nuevo Testamento como la virgen pura
que espera la venida de su Esposo. Cristo como el Esposo ya es presentado por
Juan el Bautista. 2 Co. 11:2.
Jn. 3:29. Sin embargo, la revelación más importante la da Efesios
5:25-33 para ilustrar la relación correcta que
debe haber entre marido y mujer en Cristo.
Aquí se revela la triple
obra de Cristo:
a) En su muerte, «Cristo
amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella» (v. 25)
b) Cristo está realizando su obra presente para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la Palabra (v.
26)
c) A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa,
que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino quo fuese santa y sin
mancha (v. 27).
Al morir en la cruz
Cristo cumplió el simbolismo oriental de pagar una dote al precio necesario
para tomar una esposa. En la era actual, mediante el lavamiento de agua, la
aplicación de la Palabra de Dios y la santificación del creyente, Cristo está
preparando y purificando a su esposa para su relación futura. Al final del
siglo, en el arrebatamiento de la iglesia, el Esposo vendrá por su esposa y la
llevará al cielo. Allí El la presentará como la iglesia que refleja su gloria,
perfecta, sin mancha ni arruga, una esposa santa, digna de un Esposo santo. La
fiesta de bodas que seguirá, probablemente consumada en la comunión espiritual
del reino milenial, vera reunirse a todos los demás santos para la celebración
de la boda do Cristo y su iglesia. Esta fiesta de boda se anuncia en Apocalipsis 19:7-8 en si momento mismo en que Cristo está por venir a la
tierra a establecer su reino.
El amor de Cristo por su
iglesia que se revela en esta figura, es una notable demostración del amor de
Dios. Se pueden mencionar cinco características del amor de Dios.
1. La duración eterna del
amor de Dios brota del hecho de que Dios es amor. 1 Jn. 4:8. El que no
ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
El no ha obtenido si amor
por esfuerzo propio, o por cultivo do su persona, ni considera el amor coma
algo separado do su personalidad quo pudiera abandonar a voluntad. El amor es
una parte vital de su ser. Si El hubiera tenido principio, el amor habría
comenzado cuando El empezó. Si cesara su amor, dejaría de existir una parte
esencial de la persona de Dios. El es lo que es, en gran parte, porque es amor.
El amor de Dios no puede cambiar. A Israel le dijo: “Con amor eterno te he amado” (Jer. 31:3); y
de Cristo está escrito: «Como había amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el fin» (literalmente: «sin fin»; Jn. 13:1; cf. con 15:9). El amor de Dios hacia un individuo no tiene fluctuaciones
ni tiene fin.
2. El amor de Dios motiva
su incesante actividad. Aunque el amor de Dios se manifestó de una vez para
siempre en el sacrificio de su bien amado Hijo, lo que se manifestó en un
momento del tiempo es la revelación de la actitud eterna do Dios hacia el
hombre. Ro. 5:8. 1 Jn. 3:16. Si
hubiésemos podido mirar el corazón de Dios antes de la creación del universo
material, habríamos visto que ya había hecho la provisión del Cordero que
habría de ser sacrificado por el pecado del mundo. Ap. 5:6.
Si pudiésemos ahora mirar
en el corazón de Dios, veríamos la misma compasión no disminuida en favor de
los perdidos quo se manifestó en la muerte de su Hijo. La muerte de Cristo,
ocurrida en un momento, no fue un espasmo do amor divino; es el anuncio ante un
mundo perdido del hecho del amor eterno e inmutable de Dios.
3. El amor de Dios tiene
una pureza transparente. Acerca de este aspecto del amor de Dios no hay
palabras humanas que puedan describirlo. No hay egoísmo en el amor divino; Dios
jamás ha buscado beneficios para sí. El nada recibe; todo lo da. Pedro exhorta
a los creyentes a amar de corazón puro, entrañablemente; pero cuán pocos son
los que aman a Dios por lo que El es, sin consideración de sus beneficios.
1 P 1:22. ¡Qué
diferente es el amor de Dios! Nuestro juicio nos lleva a pensar que El necesita
nuestro dinero, nuestro servicio o nuestra influencia. El no necesita nada de
nosotros; pero El nos necesita a nosotros, y solamente porque su infinito amor
no puede ser satisfecho sin nosotros. El título «Amado», que se dirige a los
creyentes es altamente expresivo; porque, en su relación con Dios, su más alta
función es ser amado.
4. El amor de Dios tiene
una intensidad ilimitada. La cosa más costosa del mundo es la sangre de Cristo,
el Hijo único de Dios; sin embargo, Dios amó de tal manera al mundo que dio a
su Hijo unigénito. El sacrificio de su Hijo por hombres que aún eran pecadores
y enemigos parece alcanzar los más lejanos límites del infinito; sin embargo,
se nos habla de un amor que es « mucho más» que esto. Es el amor de Dios por
los que han sido reconciliados y justificados por medio do la muerte de Cristo;
por supuesto, nada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús
Señor nuestro. Ro. 5:8-10. Ro.
8:39.
5. El amor de Dios tiene
una benevolencia inagotable. No hay esperanza para este mundo sin el
maravilloso amor que Dios tiene hacia los que aún son pecadores. Pero el amor
de Dios no es pasivo. Movido en un grado infinito por su amor, Dios actuó en
favor de quienes, de otro modo, hubieran tenido quo expulsar de su presencia
para siempre. Dios no podía ignorar la justa condenación del pecador que su
justa santidad exigía; pero él podía tomar sobre sí la maldición quo debía caer
sobre el pecador: “Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn. 15:13), y
esto fue lo que El hizo a fin de que, sin violar su propia santidad, pudiera
tener libertad para salvar de la culpa. Ro. 3:26.
Estando libres por la
muerte vicaria de Cristo, Dios no conoce limitaciones y no cesa de obrar hasta que,
para su propia satisfacción, pone al pecador justamente condenado en la más
alta gloria celestial y conformada a la imagen de Cristo. La gracia salvadora
es más que amor; es el amor de Dios puesto en libertad de acción para imponerse
sobre sus justos juicios contra el pecador. «Por gracia sois salvos par
media do la fe» (Ef. 2:8). Ef. 2:4. Pero Dios,
que es rico en misericordia, por
su gran amor con que nos amó. Tito 3:4-5.
Además, Dios tiene un
perfecto odio por el pecado que, como contrapartida de su amor, lo prepara para
salvar al pecador de su condenación. De igual modo, este odio por el pecado,
combinado con su amor, hace de Dios un Padre que disciplina a su hijo. “Yo reprendo y castigo a todos
los que amo” (Ap. 3:19), y «el Señor al que ama, disciplina» (He. 12:6).
Debido a esta unión viva
con Cristo, el creyente es objeto del amor del Padre del mismo modo que el
Padre ama a Cristo, y este amor infinito nunca disminuye en la hora de la
corrección a de la prueba. 1 Co. 6:17. Jn. 17:23.
Además de estas
manifestaciones directas del amor de Dios, se pueden citar muchas
manifestaciones indirectas. En el Nuevo Testamento hay pocas referencias al
amor humano; el énfasis más bien está puesto en el amor divino quo ha sido
impartido y que experimenta solamente el creyente que está lleno del Espíritu.
El mensaje de Romanos 5:5 es que el amor de Dios brota del Espíritu que nos es
dado. Ro. 5:5 a cual no quedará
frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo, y por él el amor de Dios
se va derramando en nuestros corazones. El amor divino es fruto del Espíritu;
por lo tanto, El es su fuente. Ga. 5:22.
El amor divino se manifiesta indirectamente pasando a través del corazón del
creyente. 1 Juan pone énfasis en que
si hemos nacido de Dios, amaremos como Dios ama; 1 Corintios 13 es una descripción del carácter sobrehumano del amor. No
hay éxtasis en esta vida comparable a la afluencia libre y sobreabundante del
amor de Dios.
Debe observarse que, no
es el amor a Dios lo que estamos considerando; se trata más bien del amor quo
pertenece a Dios. Debemos notar algunas cosas en cuanto a este amor: Se
experimenta como respuesta a la oración de Cristo. Jn. 17:26. Dios
ama al mundo perdido, y así tan ciertamente aborrece al sistema mundano quo es
malo. Jn. 3:16. Ef. 2:4. 1 Jn. 2:15. 1 Jn. 4:7. Dios ama a quienes ha redimido. Jn. 13:34-35. Jn. 15:12-14. Ef. 5:25. 1 Jn. 3:16. 1 Jn.
4:12. Dios ama a la nación de Israel. Jer.
31:3. Dios ama a quienes han vagado lejos de
Él. Lc. 15:4,20. El amor de Dios es
eterno. Jn. 13:1. El amor de Dios es
sacrificial, hasta el punto de dar a su propio Hijo. Jn. 3:16. 2 Co.
8:9. Ef. 5:2. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
En el misterio de esta
compasión divinamente ordenada, el apóstol Pablo estaba dispuesto a ser
apartado do Cristo por amor a sus hermanos, sus parientes según la carne. Ro. 9:1-3. El
ejercicio del amor divino es el primer mandamiento do Cristo baja la gracia. Jn. 13:34-35. Jn. 15:12-14. Y
debiera ser característica sobresaliente de cada cristiano. Ga. 5:13. Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis
llamados; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne,
sino servíos por amor los unos a los otros. Ef. 4:2,15. Ef.
5:2. Col.: 2:2. 1 Ts. 3:12. 1 Ts. 4:9. El amor
impartido par Dios no so obtiene por cultivo, ni se puede producir por esfuerzos
de la carne. Es la experiencia normal de quienes, habiendo cumplido los requisitos,
están llenos del Espíritu. Ga. 5:22.
D. La esposa adornada y recompensada.
Entre los diversos
juicios de las Escrituras, uno de los más importantes es el juicio del tribunal
de Cristo en que se juzga y recompensa a la iglesia. Con referencia al pecado,
las Escrituras enseñan que el hijo de Dios que está bajo la gracia no vendrá a
juicio. Jn. 3:18. Jn. 5:24. Jn.6:37. Ro.5:1.
Ro. 8:1. 1 Co. 11:32. En su posición delante de Dios, y sobre la base de que el
castigo de todos los pecados —pasados, presentes y futuros— fue llevado por
Cristo como el perfecto sustituto el creyente se encuentra no solamente fuera
de toda condenación, sino que estando en Cristo es aceptado por la perfección
de Cristo es amado de Dios como Cristo es amado. 1 Co. 1:30. Ef. 1:6.
Col. 2:10. He. 10:14. Jn. 17:23. Pero en
relación a su vida cotidiana y su servicio a Dios, el cristiano debe dar cuenta
ante el tribunal de Cristo.
Ro. 14:10. 2 Co 5:10. Ef. 6:8. Juicio que se
celebrará a la venida de Cristo para recibir a los suyos. 1 Co. 4:5. 2
Ti. 4:8. Ap. 22:12. Mt. 16:27. Lc. 14:14. Cuando
se presenten ante el gran trono blanco para el juicio final, los inconversos serán
juzgados según sus obras. Ap. 20:11-15.
El propósito de este
juicio no es determinar si los que han sido presentados a él serán salvos o se
perderán; su propósito es más bien determinar el grado de castigo que
corresponde a los perdidos a causa de sus obras malas Del mismo modo, cuando
los salvados se presentan ante el tribunal do Cristo, en su venida, son
juzgados por sus obras no para determinar si se salvan a se pierden, sino para
determinar la recompensa o pérdida por el servicio que se esperaba de cada
creyente. Los que se presenten ante el tribunal de Cristo no solamente serán
salvos y estarán seguros, sino quo ya habrán sida llevados al cielo, no sobre
la base-de méritos u obras, sino por la gracia divina hecha posible por la
gracia salvadora de Cristo. Bajo la gracia, la salvación no es de ningún modo
condicionada por el servicio o el carácter de la vida del creyente; la vida y
el servicio del creyente llegan a ser un caso separado que ha de ser juzgado
por Cristo, pues a él pertenecemos y a él servimos.
Cuando todos sean
reunidos ante «su trono de gloria», también se darán recompensas sobre la base
del mérito de Israel y las naciones, pero esto se hará sin consideración de la
cuestión de la salvación personal. Mt. 25:31-34. Mt. 6:2-6. Mt. 24:45-46 ¿Quién
es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que
les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. Mt. 25: 1-46. En las
Escrituras se usan tres figuras importantes para revelar la naturaleza de las
recompensas del creyente en el tribunal de Cristo.
1. En Romanos 14:10-12 se presenta la firma de una mayordomía. En conexión con
el juicio de los demás se hace la exhortación: «¿Por qué a tu hermano? O tú
también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante
el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Viva yo, dice el Señor, que ante mí
se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Do manera que cada uno
de nosotros dará a Dios cuenta de sí».
En este pasaje se nos
exhorta a que no tratemos de evaluar la calidad de las obras de otro cristiano.
Esto no significa que no debamos juzgar y rechazar el pecado, sino que se
refiere más bien a la calidad y el valor de la vida. Con demasiada frecuencia
los cristianos se dejan llevar por el deseo de criticar a los demás a fin de
que sus propias vidas parezcan un poco mejores ante sus propios ojos. En otras
palabras, reducen a la nada a sus hermanos en un esfuerzo de exaltarse a sí
mismos.
Este pasaje revela quo
cada cristiano tendrá que rendir cuenta a Dios. La figura es de un mayordomo o
persona a la que se ha confiado algo. Todo lo que el creyente tiene en la vida
—su capacidad intelectual, dones naturales, salud física, dones espirituales, a
riqueza— es un don de Dios para él. Mientras más se le confía, tendrá más de qué
dar cuenta. 1 Corintios 6:19-20.
Como mayordomos,
tendremos que dar cuenta ante el tribunal de Cristo de todo lo que Dios nos ha
dado, y no seremos responsables de lo que fue dado a los demás, pero si
tendremos que responder de lo que nos fue dado a nosotros. La clave del juicio
no será el éxito o el aplauso público que se haya tenido, sino la fidelidad en
el uso de lo que Dios nos ha encomendado.
2. 1 Co. 3:9-15. La vida del creyente es considerada como un edificio
levantado sobre Cristo como fundamento. Al determinar la fuerza de este pasaje,
debe observarse:
a) Se tiene en vista solamente a los salvados. El pronombre
personal «nosotros» y el «vosotros» incluyen a todos los salvados y excluye a
todos los que no son salvos; de igual modo, la palabra «alguno» se refiere
solamente a quién esté edificando sobre la Roca que es Cristo Jesús.
b) Habiendo presentado a los corintios el evangelio par el
cual fueron salvados —salvación proporcionada par la Roca sobre la cual los
salvados están—, el apóstol Pablo se compara con un perito arquitecto que ha
puesto el fundamento o cimiento; pero, en agudo contrasto con esto, señala que
cada creyente por si mismo está levantando la superestructura sobre el
fundamento único proporcionado por la gracia de Dios. Ga. 5:22-23.
Y es realizado, no por esfuerzos carnales, sino por
el andar en el Espíritu Ga. 5:16. Se
presenta al creyente levantando una superestructura de servicio, u obras, que
tiene que ser probada por fuego, posiblemente por los ojos de fuego de nuestro
Señor ante el cual tendrá que presentarse Ap. 1:14.
c) La obra que el cristiano está edificando sobre Cristo
puede ser de madera, heno, hojarasca, que el fuego puedo destruir; o puede ser
de oro, plata y piedras preciosas que el fuego no destruye y que, en el caso
del oro y la plata, en cambio, las purifica.
d) A aquel cuya obra levantada sobre Cristo permanezca, lo
será dada una recompensa; pero a aquel cuya obra sea quemada sufrirá pérdida:
no de su salvación, que es asegurada por medio de la obra consumada de Cristo,
sino de su recompensa. Aun cuando paso por el fuego que va a probar la obra de
cada cristiano y sufra la pérdida de su recompensa, él mismo será salvo.
3. En 1 Corintios 9:16-27, y
especialmente en los versículos 24-27, se usa la figura de una
carrera y el ganar el premio para revelar la calidad de la vida y del servicio
cristiano.
Haciendo referencia a su
propio servicio en la predicación del evangelio, el apóstol pregunta: « ¿Cuál,
pues, es mi galardón?» La verdadera respuesta a esta pregunta depende,
naturalmente, de la naturaleza y calidad del servicio rendido a Dios. Por lo
tanto, el apóstol continúa haciendo un recuento de su fidelidad en la obra (versículos 18-23);
nadie negará la veracidad de su informe. Luego compara el servicio cristiano o
una carrera en que todos los creyentes están participando, y que, como en una
carrera, uno solo recibe el premio y sólo por un esfuerzo superior.
En forma similar, el
creyente debiera poner en ejercicio todas sus fuerzas en el servicio cristiano,
a fin de obtener la recompensa completa, correr como si quisiera superar a los
demás.
Así como el atleta se
abstiene de muchas cosas a fin de obtener una corona corruptible, el cristiano
debe abstenerse de todo a fin de obtener la corona incorruptible. El
autocontrol del apóstol se ve en el hecho de que mantenía en sujeción su propio
cuerpo a fin de evitar que algún servicio indigno y no de todo corazón por los
demás hiciera quo fuera reprobado. La palabra traducida aquí «eliminado» es
adokimos, que es la forma negativa de dokimos; dokimos se traduce por
«aprobada» Ro. 14:18. Ro. 16:10. 1 Co.
11:19. 2 Co. 10:18. 2 Ti. 2:15. 1 Co. 9:24. 1 Co. 9:25. Fil. 4:1. 1 Ts. 2:19. 2
Ti. 4:8. Stg. 1:12. 1 P. 5:4. Ap. 2:10. Ap. 3:11. Col. 2:18. 2 Jn. 1:8. Ap.
3:11.
La doctrina de las
recompensas es la contrapartida necesaria de la doctrina de la salvación por
gracia. Puesto que Dios no cuenta los méritos del creyente para la salvación,
ni puede hacerlo, es necesario que las buenas obras del creyente reciban el
reconocimiento divino. Los salvados nada deben a Dios en paga de la salvación
que les fue dada como un regalo; pero deben a Dios una vida de devoción fiel, y
para esta vida de devoción se ha prometido una recompensa en los cielos.
Aunque las recompensas de
los creyentes están simbolizadas por coronas, las coronas, como símbolo de la
recompensa, serán puestas a los pies del Salvador en el cielo. ¿Cuál será
entonces la recompensa para el servicio fiel de parte del creyente? Ap. 4:10. Ap.
22:3-4.
Los creyentes verán
cumplidas sus más elevadas aspiraciones de servicio de amor para el Salvador
que los amó y se dio a sí mismo por ellos. En la ilustración de los talentos
usada por Cristo en Mateo
25:14-30, el hombre que recibe los cinco talentos y el que recibió dos (ambos
ganaron el doble sobre lo que le encomendó el Señor) fueron aprobados cuando el
Señor dijo: «Sobre poco has
sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor» (Mt. 25:21,23).
Aunque parece que este
juicio no tiene que ver con la iglesia, se puede aplicar el principio a todos
los creyentes de todas las edades que reciben recompensa en la eternidad. La
fidelidad en nuestro servicio presente tendrá como recompensa un servicio de
privilegio en la eternidad.
El pasaje central sobre
el tribunal de Cristo, 2 Corintio5 5:10-11, revela que el tribunal
de Cristo es un lugar donde se distinguen las buenas obras de las malas, y el
creyente recibe recompensa sobre la base do las buenas obras. 2 Co. 5:10-11. Como se ha dicho anteriormente, no se está juzgando el
pecado, porque el creyente ya ha sido justificado. Tampoco es cuestión de
santificación como se experimenta en el presente al ser disciplinado por no
haber confesado el pecado, porque el creyente ya es perfecto en la presencia de
Dios. 1 Co. 11:31-32. 1 Jn. 1:9.
PREGUNTAS
1. Nombrar las siete
figuras que se usan para Cristo y su iglesia.
2. ¿Cuáles son algunas de
las verdades importantes enseñadas por la figura del pastor y las ovejas?
3. Explicar en qué forma
habla de unión, comunión y producción de fruto la figura de Cristo come la Vid
verdadera y los creyentes como los pámpanos.
4. ¿Cuál es el
pensamiento principal de la figura de la iglesia como un edificio del cual
Cristo es la piedra del ángulo?
5. ¿Cuáles son las
principales funciones del creyente como sacerdote?
6. ¿Que verdad nos
ilustra la figura de Cristo como el Segundo Adán y la iglesia como una nueva
creación?
7. ¿Qué representa la
figura de Cristo como el Esposo y la iglesia como una esposa profética?
8. ¿Cuáles son las tres
grandes verdades presentadas en la figura de la iglesia como cuerpo de Cristo?
9. ¿En qué forma
determinan los dones espirituales el servicio particular de un individuo a
Dios?
10. ¿Qué nos revela el
concepto de la iglesia como un organismo vivo?
11. ¿Cuál es la triple
obra de Cristo bajo la figura de un Esposo?
12. Escribir
detalladamente qué es lo que Cristo está haciendo actualmente por su esposa.
13. Nombrar cinco
características del amor divino revelado en el amor de Cristo por su iglesia.
14. En vista del amor de
Cristo por su iglesia, ¿qué se revela acerca del amor del Padre por los
creyentes?
15. En vista del amor de
Dios por la iglesia, ¿qué se revela acerca de nuestro amor?
16. En conexión con el
juicio del hijo do Dios, ¿por qué el creyente no será condenado por sus
pecados?
17. ¿.Cuál es el
propósito principal del juicio de los cristianos en el tribunal de Cristo?
18. ¿.Qué contraste hay
entre el juicio de los cristianos y el juicio del gran trono blanco?
19. ¿En qué forma ilustra
la naturaleza del juicio de los cristianos la figura de la mayordomía?
20. ¿Cómo se ilustra el
juicio de los creyentes con la figura de un edificio levantado sobre Cristo
como el fundamento?
21. ¿Cómo se relaciona la
figura de ganar una carrera con el tribunal de Cristo?
22. ¿Cuál es la
naturaleza de la recompensa del creyente?
23. ¿Cuánta importancia
tiene el tribunal de Cristo, y cómo se relaciona con la evaluación de nuestras
vidas presentes?
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