Veamos lo que significa la frase “tenemos la mente de Cristo”: La Biblia
dice que los creyentes tenemos la mente de Cristo. Está escrito en 1 Corintios 2:16 (RVR1960), “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?
Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” ¿Cómo sería
posible que una limitada criatura humana conociera la mente del infinito Dios?
Hay una sola manera: cuando el Señor la revela. Y se revela por las Escrituras y por el Espíritu Santo. También se aprende algo de ella por las
experiencias personales, especialmente por las malas decisiones que nos enseñan
lo que no fue de su mente, pero aun así, las experiencias no se comparan con
las otras dos fuentes.
Romanos 12:1-2 (DHH). Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia
de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a
Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los
criterios del tiempo de presente; al contrario, cambien su manera de pensar
para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios,
es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.
Tenemos la mente de Cristo porque
no podemos funcionar bien sin ella. 1 Corintios 2:1,3. (RVR1960) Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros
el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Y
estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor. El secreto de
vencer el temor y la debilidad y de tener la sabiduría es tener la mente de
Cristo.
Tenemos la mente de Cristo para
entenderle a él mismo y la cruz. 1
Corintios 2:2 (RVR1960). Pues me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. El enfoque de
nuestra vida es Jesucristo: quién es y qué hace. Su significado y el de la cruz no dependen de
la sabiduría humana. Una diferencia
entre inteligencia y sabiduría: el inteligente sabe qué decir, pero el sabio
sabe si lo dice o no. Y el sabio dice
que Jesús murió en nuestro lugar, cancelando así nuestra deuda. Con la salvación ya pagada, es cuestión de
recibirla, que requiere fe.
Tenemos la mente de Cristo con la ayuda
del Espíritu Santo. 1
Corintios 2:4. (RVR1960). Y ni mi palabra ni mi
predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con
demostración del Espíritu y de poder.
Considere lo que el apóstol Pablo aguantó. 1 Corintios 4:9-12. (RVR1960). Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los
apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a
ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Nosotros somos insensatos por amor de Cristo,
mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes;
vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos
hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada
fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y
bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.
Tenemos la mente de Cristo para darnos
poder. 1 Corintios 2:5. (RVR1960). Para
que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder
de Dios. Sabiendo lo que piensa Cristo
de un asunto, podemos avanzar con toda confianza y poder. Tenemos la mente de
Cristo que nos provee madurez. 1
Corintios 2:6 (RVR1960). Sin embargo, hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo,
ni de los príncipes de este siglo, que perecen.
Tenemos la mente de Cristo que nos provee
sabiduría. 1 Corintios 2:7-8. (RVR1960). Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría
oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que
ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido,
nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
Tenemos la mente de Cristo que nos
revela bendiciones. 1 Corintios 2:9-12. (RVR1960). Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu;
porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de
los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.
Tenemos la mente de Cristo para que
el Espíritu Santo pueda enseñarnos. 1 Corintios 2:13 (RVR1960). Lo
cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con
las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Tenemos la mente de Cristo que nos provee discernimiento. 1 Corintios 2:14-16, (RVR1960). Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Tenemos la mente de Cristo que nos provee discernimiento. 1 Corintios 2:14-16, (RVR1960). Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Necesitamos la vida de Dios en
nosotros, que el Espíritu Santo nos imparta la presencia divina, así como lo ha
hecho infinidad de veces con personas y pueblos. Como lo podemos leer de la
escritura de Ezequiel capítulo 37. Necesitamos
que el Señor coloque el querer como el hacer según su buena voluntad en
nosotros de buscarle, necesitamos que el derrame espíritu de oración y de
gracia de la manera que está escrito en el libro de Zacarías capítulo 12. Él fue el
que nos llamó, nos redimió, nos rescató, busquémosle de todo nuestro corazón, abandonémonos
en las manos de Dios sin importar cuál sea nuestra condición, él puede hacerlo
de nuevo con nosotros, busquemos los pensamientos divinos para nuestras vidas, Jeremías
29:11-14 (RVR1960). Porque yo sé los pensamientos que
tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para
daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y
yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra
cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os
arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.
Juan 15:1-16 Jesús, la vid
verdadera (RVR1960). Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo
aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros
estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en
vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece
en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera
como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en
mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será
hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así
mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced
en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas
cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea
cumplido.
Este es mi
mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor
amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos,
si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no
sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas
que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
No me elegisteis
vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis
y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al
Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Son tiempos peligrosos los que
estamos viviendo, la mente de los seres humanos está siendo bombardeada de
muchas maneras a través de la televisión, las emisoras, los colegios, las
universidades, en las empresas. Dentro de las iglesias cristianas se puede ver
en estos tiempos que ha sido influenciada por las corrientes de este mundo, la
política ha entrado, modas de vestir y de ministrar en los púlpitos.
1 Juan 2: 15-17 (RVR1960). No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Es por eso que debemos abandonarnos en las manos de Dios y buscar que seamos llenos de sus
pensamientos. Debemos volver a rudimentos antiguos, a la senda antigua, a la
sana doctrina. Nuestro cristianismo debe ser práctico y santo en toda nuestra
manera de vivir. Despertemos de este letargo espiritual en el que el diablo ha
querido meter a la verdadera iglesia de Cristo.
No es volvernos extremistas
sino radicales en cuanto a nuestra manera de vivir. Estamos en este mundo pero
hemos sido rescatados de nuestra vana manera de vivir.
1 Pedro 1:13 Llamamiento a una
vida santa (RVR1960). Por tanto, ceñid los lomos de
vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se
os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si
invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de
cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya
destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios,
quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y
esperanza sean en Dios.
Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque: Toda
carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La
hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para
siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
Hemos decidido aceptar el señorío
de Cristo sobre nuestras vidas pero debemos estar muy conscientes de lo que
este compromiso significa. Es el mantenernos firmes en lo que la Palabra de
Dios nos ha enseñado a pesar de todas las circunstancias buenas o malas que nos
estén rodeando. Es colocar primero los intereses de Dios que a los nuestros. Es
tener el orden correcto en cuanto a las prioridades. Salmos
40: 8 (RVR1960). El hacer tu voluntad, Dios mío, me
ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.
Lucas 14:25-33. Lo que cuesta
seguir a Cristo (RVR1960). Grandes multitudes iban
con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su
padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su
propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en
pos de mí, no puede ser mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo
edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene
lo que necesita para acabarla?
No sea que
después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean
comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no
pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta
primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él
con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una
embajada y le pide condiciones de paz.
Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo.
Mientras que estemos vivos sobre
esta tierra debemos cumplir con los propósitos por los que hemos sido creados.
Sólo la revelación de Dios nos puede mostrar que es lo que debemos hacer como
hijos suyos, como padres, como hijos, como parte de la sociedad en dónde nos
encontremos. El Señor es el que coloca el querer como el hacer según su buena
voluntad. Es necesario desarrollarnos como personas en todas las áreas, es
necesario aportar en nuestros lugares con una conciencia social llena del
perfecto amor, es necesario sacar adelante nuestros hogares, es necesario
compartir el amor de Cristo con aquellos que nos rodean, es necesario ganar
almas para Dios a través del evangelio eterno. Lo que siempre debemos tener en
cuenta es lo siguiente.
Mateo 22:34-40. El gran
mandamiento (RVR1960). Entonces los fariseos, oyendo
que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos,
intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el
gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Refugiémonos en Dios, abandonémonos en sus manos, en su gracia, en su
amor, en su bondad y que sea él mismo haciendo de nosotros y en nosotros como él
quiera, su voluntad es buena, agradable y perfecta. No te quedes en el piso
derribado o derribada porque poderoso es Dios para levantarte y darte vida,
poderosos es Dios para cumplir sus propósitos en tu vida, poderoso es Dios para
hacer cosas nuevas en medio nuestro, coloquemos los tiempos que nos quedan
sobre esta tierra delante de Dios. Ánimo,
sigue adelante con tu vida, vive para Dios que sólo él conoce tus pensamientos
y tu corazón.
Salmo 91 (RVR1960). El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la
sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi
Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, De la peste
destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo
y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de
día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente
con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a
Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal,
ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no
tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro del
león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le
pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le
responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo
saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación. Bendiciones.
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