Cristo quiere que la gente sea tan sabia en cuanto a los
intereses de su alma como con los asuntos de la vida cotidiana. Que se apresuren a tener paz
con Dios antes que sea demasiado tarde. Si
un hombre halla que Dios está contra él por sus pecados, invoque a Dios en
Cristo que reconcilia el mundo consigo mismo. Mientras estemos vivos tenemos
oportunidad de alcanzar la misericordia y la salvación en Cristo Jesús. Ahora es nuestra oportunidad,
en el tiempo presente, la decisión es personal y cada uno de nosotros elegimos
nuestro destino final en la eternidad: el cielo o el infierno.
Lucas 12:35-40. Estén
ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed
semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que
cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a
los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se
ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a
la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así,
bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre
de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no
dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la
hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.
Lucas 12:41-48. Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a
nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente
al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo
así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si aquel
siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a
los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor
de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le
castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que
conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su
voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin
conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a
quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya
confiado, más se le pedirá.
El deseo del mensaje de hoy es que podamos ver a la luz de
la Palabra de Dios si estamos de corazón siendo fieles a Dios o llevamos una
vida doble de infidelidad. La venida de Cristo en un tiempo inesperado, no es
una trampa ni un truco mediante el que Dios espera sorprendernos. Es más, Dios
retarda su venida de manera que tengamos una mejor oportunidad para seguirle (2 Pedro 3:9. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por
tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento). Durante este tiempo, antes de su regreso, tenemos la oportunidad de
vivir mostrando nuestras creencias y reflejando el amor de Jesús a medida que
nos relacionamos con otros.
Las personas que se preparan para la venida de su Señor: no
son hipócritas, sino sinceras; están dispuestas a testificar; no viven
ansiosas, sino confían; no son ambiciosas, sino generosas; no son haraganas,
sino diligentes. Haga que su vida se parezca más a la de Cristo, de manera que
cuando El venga esté preparado para recibirle con gozo.
La mayoría de los seres humanos deseamos ir al cielo
cuando terminen todos nuestros días en esta tierra. Hebreos 9:27. Dice que para el hombre (la
humanidad entera) está establecido que muera una sola vez y luego el juicio. Pero la pregunta crucial de nuestra existencia, es si
realmente estamos preparándonos para este encuentro con nuestro Creador y
Salvador. ¿Estamos trabajando para alcanzar esa meta como buenos hijos y
siervos del Señor? ¿Cómo estamos viviendo nuestras vidas? ¿Cómo verdaderos
discípulos de Cristo que conforme a las enseñanzas de la Palabra de Dios
manejan todos los asuntos? Podemos tratar de engañar a los que nos rodean, a
nuestros amigos, a nuestros familiares, a nuestros compañeros de trabajo y
estudio, a nuestros vecinos y aún tratar de engañarnos a nosotros mismos, pero
a Dios no lo podemos engañar, él nos hizo, él nos creó, el conoce lo más oculto
de nuestro ser y de nuestro corazón, el conoce las verdaderas intenciones que
nos mueven para hacer las cosas.
Mateo 7:13-14. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta,
y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan. Mateo 7:15-20. Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos,
pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni
el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y
echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.
Mateo 7:21-23. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino
de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en
tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mateo 7:24-29. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace,
le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y
no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas
palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa
sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando
terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Al contemplar las multitudes
que le seguían para oírle, Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran de
la hipocresía, es decir, aparentar bondad cuando sus corazones se hallan lejos
de Dios. Los fariseos no podían
mantener sus actitudes ocultas para siempre. Su egoísmo crecería como levadura
y muy pronto quedarían expuestos a lo que en verdad eran: impostores
hambrientos de poder, líderes religiosos sin devoción. Es fácil enojarse ante la evidente
hipocresía de los fariseos, pero cada uno debemos resistir la tentación de
simular espiritualidad y santidad cuando nuestros corazones están lejos de
Dios.
El temor a la oposición o al
ridículo puede debilitar nuestro testimonio por Cristo. Muchas veces nos adherimos a la
tranquilidad y a la comodidad, aun a riesgo de nuestro andar con Dios. Jesús
nos recuerda aquí que debemos temer a lo eterno, no a lo temporal ni sus
consecuencias. No permita que el
temor a una persona o a algún grupo impida su verdadera devoción y amor por
Cristo. Otras personas nos evalúan y
categorizan según actuamos, qué logramos y cómo nos vemos. Pero el amor de Dios
nos da la base real para nuestra valía, le pertenecemos, nos creó, nos perdonó,
nos redimió por la sangre de Cristo, nuestro Señor murió y resucitó para darnos
vida eterna a los que hemos creído en Él.
Juan 14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Mat
22:34-40. El gran mandamiento. Entonces los
fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y
uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Negamos a Jesús cuando esperamos que nadie se entere que somos cristianos, cuando decidimos no defender lo bueno, cuando callamos en cuanto a nuestra relación con Dios, cuando aceptamos los valores y creencias que el mundo nos ofrece y que son contrarios a las enseñanzas dela Palabra de Dios. Por contraste, lo reconocemos cuando: llevamos vidas que honran a Cristo y sus enseñanzas, cuando buscamos oportunidades para testificar de nuestra fe a otros, cuando ayudamos a los necesitados, cuando salimos en defensa de la justicia, cuando amamos a otros, cuando tomamos en cuenta nuestra lealtad a Él, cuando usamos nuestra vida y recursos para llevar a cabo sus deseos antes que los nuestros.
Juan 14:23. Respondió Jesús y
le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a
él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la
palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas
cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo
lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el
mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Jesús nos prometió a sus discípulos que el Espíritu Santo estaría
con nosotros y nos enseñaría las verdades del reino de los cielos a través de
la Palabra de Dios. El testimonio de los discípulos mostraría la obra de Dios
en el mundo mediante la vida de Jesús en sus corazones junto con la presencia y
el poder del Espíritu Santo. Necesitamos orar para para que se nos abran puertas
para predicar el evangelio de Dios y luego confiar en Él para que nos ayude con
nuestras palabras. Debemos tener presente que estos discípulos tenían tres años
de enseñanza y aplicación práctica. Debemos
estudiar la Palabra de Dios y practicarla en todo momento y lugar. Luego Él
nos hará recordar sus verdades cuando más las necesitemos, ayudándonos a
presentarlas en la forma más eficaz.
El Señor Jesucristo ha prometido recompensar a quienes son
fieles a Él. Algunas veces experimentamos premios inmediatos y materiales por
nuestra obediencia a Dios, pero esto no siempre es así. Si las recompensas
materiales vinieran luego de cada obra fiel, estaríamos tentados a alardear de
nuestros logros y hacer lo bueno solo por lo que ganaremos. Jesús dice que si
buscamos recompensas ahora, las perderemos después (Marcos 8:34-38. Y
llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera
salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del
evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque
el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y
pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la
gloria de su Padre con los santos ángeles). Nuestro galardón celestial será mucho más grande de lo
que podríamos imaginar.
El Señor Jesucristo nos dijo
cómo vivir hasta que El venga. Debemos esperarlo y trabajar con diligencia,
obedeciendo sus mandamientos. Estas actitudes son muy necesarias en los discípulos, en
los verdaderos hijos de Dios quienes debemos estar alertas y fieles.
Recibiremos oportunidades y muchas responsabilidades que irán en aumento. A
mayores recursos, talentos y conocimientos, mayor responsabilidad para usarlos
con eficiencia. Dios no nos responsabilizará por dones que no nos ha dado, pero
todos tenemos suficientes dones y capacidades como para mantenernos ocupados
hasta que El vuelva.
Jesús reveló que su venida muchas veces acarrea conflicto.
El demanda una respuesta, de modo que algunos decidan seguirle y otros se
nieguen a hacerlo. Con Jesucristo no hay términos medios. La lealtad debe
declararse y la entrega llevarse a cabo aunque algunas veces se afecten otras
relaciones. ¿Ha arriesgado la aprobación de su familia a fin de ganar la vida
eterna?
A quién se debe temer. Lucas
12:4-7. Mas os digo, amigos míos: No temáis a los
que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién
debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder
de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. ¿No se venden cinco
pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de
Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis,
pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.
El que me confesare delante
de los hombres. Lucas 12:8-12. Os digo que todo
aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le
confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los
hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. A todo aquel que dijere
alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que
blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. Cuando os trajeren a
las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por
cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu
Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.
El reino de Cristo es espiritual, y no es de este mundo.
El cristianismo no se mete en política; obliga a todos a obrar con justicia,
pero el poder mundano no se fundamenta en la gracia. No estimula las
expectativas de ventajas mundanas por medio de la religión. Las recompensas de
los discípulos del Señor Jesucristo son de naturaleza espiritual. La avaricia
es un pecado del cual tenemos que estar constantemente precavidos, porque la salvación
y la vida eterna no dependen de la riqueza de este mundo. Las cosas del mundo
no satisfacen los deseos del alma ni mucho menos nos pueden servir para acceder
a la presencia de Dios. Erramos si
pensamos que nuestros pensamientos pecaminosos, egoístas, avaros y mundanos se
pueden ocultar ante Dios.
El rico insensato. Lucas
12:13-21. Le dijo uno de la multitud: Maestro, dí a mi hermano que
parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros
como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
También les refirió una parábola, diciendo: La
heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí,
diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto
haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos
mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados
para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio,
esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así
es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
Cristo es nuestro Maestro, y nosotros Sus siervos; no sólo
siervos que trabajan, sino siervos que esperan. Debemos ser como hombres que
esperan a su señor, que se sientan a esperar mientras él sigue afuera,
preparados para recibirlo. En esto alude Cristo a su ascensión al cielo, su
venida para reunir junto a Él su pueblo por la muerte, y segunda venida a
juzgar al mundo. No tenemos certeza de la hora de su venida; por tanto, debemos
estar siempre preparados. Si los hombres cuidan diligentes sus casas, seamos
nosotros igualmente sabios con nuestras almas. Por tanto, estad vosotros
preparados también; velando como lo haría el buen padre de familia si supiera a
qué hora viene el ladrón.
Jeremías 29:11-14. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de
vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me
buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré
hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os
reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice
Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.
El Reino de Dios debe ser nuestra necesidad primaria
porque de eso depende que el Señor Jesucristo tome el primer lugar de Señor y
Rey en nuestras vidas. Él debe controlar cada aspecto: trabajo, distracciones,
planes, relaciones. La voluntad de Dios para nuestras vidas es buena, agradable
y perfecta ¿Es el Reino solo uno de sus muchos intereses o es el centro de todo
lo que hace? ¿Oculta algunos asuntos de su vida para evitar que estén bajo el
control de Dios? Como su Señor y Creador, a Él le interesa ayudarle, satisfacer
sus necesidades, así como también le guía para que sepa cómo usar lo que Él le
da.
Tesoro en el cielo. Lucas
12:32. No temáis, manada
pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que
poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los
cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque
donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Todos tienen que tomar en serio lo que Cristo dice en su
palabra e indagar al respecto. Nadie es dejado en tanta ignorancia como para no
saber que muchas cosas que hace, y desprecia son buenas; por tanto, nadie tiene
excusa en su pecado. Nosotros debemos ser diligentes para dar a conocer la
verdad del evangelio de Dios, porque aunque se susciten divisiones y la propia
familia del hombre sea su enemiga, aún así, los pecadores se convertirán y Dios
será glorificado. Bendiciones.
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