Los dones del Espíritu Santo son
regalos que otorga Dios en forma individual al cristiano para testificar, y así
desarrollar el fruto del Espíritu Santo en favor de su iglesia. La predicación
de Pablo o de Bernabé, entre otros, siempre iba acompañada de milagros, señales
y prodigios. Hechos 14:1,3.
Aconteció
en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal
manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. Se
detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el
cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por
las manos de ellos señales y prodigios.
En 1 de Corintios 2:4, vemos que Pablo
no confiaba en su persuasión personal sino en el poder del Espíritu Santo, para
que su ministerio fuera con ‘...demostración del Espíritu y de poder’. De
hecho, la Iglesia no se puso en marcha en la conquista del mundo para Cristo
hasta recibir poder de lo Alto. Jesús así lo prometió a sus discípulos justo
antes de ser ascendido a los cielos: …recibiréis poder, cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Era necesario
recibir el poder del Espíritu Santo (y eso implica el obrar en los dones del
Espíritu), para cumplir con éxito con la Gran Comisión: Predicar el Evangelio a
todos / hacer discípulos en el nombre de Jesús (Marcos
16:15; Mateo 28:19,20).
Nosotros hemos de buscar del Señor lo
mismo hoy en día. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. Nada ha
cambiado al respecto. Jesús dijo en Juan 14: 12, enfatizando: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree,
las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy
al Padre”.
El requisito indispensable: Poner fe.
Para hacer estas obras, es necesario ‘creer en El’, eso implica creer de veras
que Dios sigue obrando sobrenaturalmente hoy en día y a través del verdadero
cristiano. Para hacer las obras de Jesús, e incluso obras mayores que las que
Él hizo, es necesario que el Espíritu Santo tenga toda la libertad a través de
nuestra fe práctica para manifestarse con poder.
DONES
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Ro. 12:3-8
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1 Co. 12:4-11, 28-30
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Ef. 4:7-12
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Palabra de sabiduría
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Palabra de ciencia
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Fe
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Sanidades
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Milagros
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Profecía
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Discernimiento de espíritus
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Géneros de lenguas
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Interpretación de lenguas
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Apostolado
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Enseñanza
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Ayuda
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Administración
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Servicio
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Exhortación
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Repartimiento
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Presidencia
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Misericordia
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Evangelización
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Pastorado
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Dios quiere que conozcamos acerca de los dones
espirituales (Veamos en 1 Corintios 12:1,4,7,11)
1 Corintios 12:1;
“No
quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales”. En el original griego leemos: “Y acerca de las
cosas espirituales, hermanos, no quiero que las desconozcáis”. “las cosas
espirituales”, ‘pneimatikón’,
en griego. Podríamos traducir ‘cosas espirituales’ o ‘asuntos espirituales’ por
‘dones espirituales’ o ‘dones del Espíritu’. (V. 4) “Ahora bien,
hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo”: En el griego
original, traducimos este versículo literalmente como: ‘hay diversidad de dones
por el mismo Espíritu’. Es decir, que todos los dones proceden del mismo
Espíritu Santo.
Estas manifestaciones del Espíritu
Santo gozan tanto de diversidad como de unidad. No todas tienen la misma
importancia o propósito, aunque cada una de ellas nos es dada por el mismo y
único Espíritu Santo. Como la salvación, los dones son obra de la gracia de
Dios, por lo tanto el mérito no es de la persona que los recibe y usa, sino del
Dador de éstos. Es el Espíritu Santo el que los da según Él quiere. (V. 7) “Pero
a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”: ‘Pero a cada uno le es dada...’: No hay acepción de personas; es para todos y cada uno
de los hijos de Dios. ‘...la manifestación del Espíritu...’: ‘Manifestación’,
del griego ‘fanérosis’: Significa evidencia, notoriedad, declaración ante
todos, esclarecimiento. La manifestación del Espíritu es la obra del Espíritu
puesta en marcha. Es el mismo Espíritu Santo obrando, y siempre es
sobrenatural. El resultado es la adoración a Dios, y no la admiración de un
don, y menos todavía la admiración hacia el creyente por el cual el Espíritu
Santo se manifiesta.... para provecho: O, ‘lo provechoso’; es decir, para dar
la gloria a Dios; para bendecir a los demás; para que la iglesia obtenga
provecho.
Por lo tanto, ‘la manifestación del
Espíritu’, es tan vital hoy, como lo fue en la época neotestamentaria. Hay que
anhelar los dones, y abundar en ellos con el propósito de edificar la iglesia.
Dice la Escritura en 1 Corintios 14:12¸ Así pues, ya que anheláis los dones espirituales,
procurad abundar en aquellos que sirvan para la edificación de la iglesia.
Disponiéndonos a creer.
Para que el Espíritu se manifieste,
será conveniente, que los hijos de Dios se dispongan a creer, recibir, y poner
en práctica creyendo la manifestación del Espíritu Santo. No debemos contristar
al Espíritu por la incredulidad, el temor al qué dirán o pensarán, testarudez,
etc. Debemos ser vasos de barro; canales dispuestos a ser usados por el
Espíritu Santo. La ‘manifestación del Espíritu’ hace manifiesta la presencia
del Señor en la congregación. Así pues, la ‘manifestación del Espíritu’ es don
por cuanto uno lo recibe, aunque en realidad es el obrar directo y poderoso del
Espíritu Santo, por lo tanto nadie le puede manipular ni dirigir, aunque sí
contristar.
El Espíritu Santo y uno mismo.
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” ‘Pero todas
estas cosas las hace (las produce en griego) uno...’: Aquí entendemos la importancia del papel del creyente en
cuanto a lanzarse en fe, así como su responsabilidad. Quiere esto decir que,
aunque el Espíritu quiera traer un mensaje, si el que debe profetizar no abre
la boca, el Espíritu Santo no podrá usarle; si el creyente no se lanza a orar
en lenguas, el Espíritu no podrá edificar su vida o si el mensaje debe ser para
todos, las vidas de los oyentes, a través de la interpretación, si el que debe
darla no abre su boca, y así en adelante.
Si no oramos por los enfermos
creyendo, ¿cómo se sanarán?, si no creemos que el Espíritu nos puede usar en
palabra de ciencia o de sabiduría, ¿cómo se hará la perfecta obra de Dios?,
etc. ‘...y el
mismo Espíritu...’: Es el Espíritu, como vemos, quien
hace la obra y la gloria es para Dios. ‘...repartiendo a cada uno en particular
como Él quiere (o le place gr.): Es el Espíritu Santo quien escoge a quien usar
porque la gloria es para Él. Sin embargo, cabe insistir en la importancia que
tienen los ‘vasos de barro’ que somos cada uno de nosotros, de estar
dispuestos, y más que de estar dispuestos a ser usados, a dar ese paso de fe
como el que dio Pedro cuando por orden de Jesús salió de la barca y caminó
sobre el mar (Mateo 14:28,29).
El Espíritu Santo sólo puede usar a
aquellos que se atreven a salir de la barca y caminar sobre las aguas.
Recordemos, no obstante, que Pedro sólo salió de la barca cuando oyó que Jesús
le dijo de salir, eso elimina toda presunción por nuestra parte. Sin embargo, a
veces oiremos claramente la voz de Dios empujándonos suavemente a lanzarnos en
las manifestaciones del Espíritu, pero otras veces no será tan claro; allí es
donde aprendemos a base de pasar tiempo con el Espíritu Santo a discernir Su
voz.
Muchas veces nos podremos equivocar
en discernir, pero eso nunca deberá ser un motivo para desistir; todo lo
contrario. Fijémonos en los pequeños que aprenden a caminar y se caen en sus
primeros intentos. Por otra parte, esta constituye una buena escuela de
humildad y de dependencia del Espíritu Santo. El Espíritu Santo lo coordina
todo y actúa, y un don de uno, motiva a veces al don del otro. Cada uno acciona
a través de la fe puesta en práctica. La decisión de rendirnos y que el Señor
nos llene y nos de sus dones es de cada uno de nosotros, ¿cuál será tu
decisión?
1- Dios imparte los dones
espirituales conforme a su gracia; no pueden ser adquiridos por mérito humano.
2- Dios imparte los dones de acuerdo a
su propia discreción, no está limitado a los deseos humanos.
3- Dios desea que todo cristiano
ejercite los dones espirituales, estas capacidades no están limitadas a ningún
creyente.
4- Dios provee los dones por causa del
ministerio y servicio de la iglesia; no son dados para atraer la atención hacia
una persona o satisfacer su ego.
5- La intención de Dios es el que el
ministerio de la iglesia sea ejercido a través de los dones espirituales.
Acerca de los dones ministeriales.
Los ministerios de la iglesia son el
equipamiento que dios le dio para cumplir su misión. La iglesia de cristo es
una iglesia con propósito hacia sí misma: perfeccionar a los santos. Y con una
misión: alcanzar al mundo con el evangelio del reino. Esta es una gigantesca tarea
que requiere de fuerzas sobrehumanas para ser llevada a cabo. No es posible
lograrlo sin la intervención divina; pero gracias sean dadas a Dios porque él
dotó a la iglesia con su santo espíritu para que pueda alcanzar la meta.
El llamado es importante para el
ministro; por cuanto su trabajo es de carácter espiritual, por ende, debe tener
una capacitación espiritual para llevar a cabo su misión de forma efectiva. La
capacitación de la que hablamos no puede obtenerse de fuentes humanas; sino por
fuente sobrenatural y espiritual. La capacitación espiritual del ministerio
pastoral, viene con la impartición de la unción del Espíritu Santo que se da en
el llamamiento.
Efesios 4:11-16. "Y
él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros. A fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera por todo
viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado unido entre si por las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para irse edificando en amor."
El llamado del Pastor.
http://casadeoracioniglesiacristiana.blogspot.com.co/2015/07/el-llamado-pastoral.html
El ministerio pastoral se destaca por su amor y
dedicación especial al cuidado de las almas. El Señor Jesucristo destaca esta
característica especial del pastor cuando se identifica así mismo como tal.
Veamos: "Yo soy el buen Pastor; el buen pastor su
vida da por las ovejas" (Juan 10:9). La figura o desempeño pastoral de Cristo le sirve de ejemplo
y parámetro al ministerio pastoral de la iglesia. Lo anterior es cierto en
todas las áreas del que hacer pastoral: Dedicación, esfuerzo, humildad,
integridad, amor, benignidad etc.
La mies es mucha. Mateo 9:35-38. Recorría
Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y
predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en
el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
El llamado del Maestro.
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Gran
parte de su ministerio está encaminado a enseñarnos los principios del reino de
Dios.
Jesús
enseña en Capernaúm. Marcos 1:21-27. La Biblia de las Américas. Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de
reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. Y se admiraban de su
enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los
escribas. Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu
inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo,
Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de
Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Entonces el espíritu
inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él. Y todos se
asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una
enseñanza nueva con autoridad! Él manda aun a los espíritus inmundos y le
obedecen.
La
diferencia entre un ministerio ungido y la elocuencia de los escribas, se hizo
evidente. El Señor Jesús tenía autoridad para enseñar, no era un maestro común,
había un poder especial en sus palabras. Sus frases calaban profundo en sus
corazones. Se maravillaban no solo de lo que decía, sino la forma en que lo
decía. No era un simple expositor de verdades textuales, él era la autoridad
que daba vida a sus palabras y no dependía de citar a maestros anteriores como
los escribas.
El
título de maestro fue usado en referencia a Jesús unas 45 veces en los
evangelios, generalmente por sus discípulos. Jesucristo fue reconocido como
maestro, el más prominente. "Nadie
puede hacer las cosas que tú haces; Maestro (Juan 3:2). Él era objetivo en su enseñanza. Generalmente
enseñaba sentado en a la barca, en el templo o igual en la hierba verde. La
fuente de inspiración del ministerio del Maestro es Cristo, “He aquí yo lo di por testigo a los pueblos, por
jefe, y por maestro a las naciones” (Isaías
55:4), este
texto define a Jesús en una faceta de su ministerio más fuerte, la de Maestro.
El llamado de evangelista.
http://casadeoracioniglesiacristiana.blogspot.com.co/2015/07/el-llamado-de-evangelista-en.html
Los
evangelistas son un regalo que Dios le da a la iglesia para conferirle poder y
movilizar su misión de anunciar las buenas noticias de Jesucristo. Los
evangelistas son la “fuerza” de las buenas noticias. Los evangelistas son los
que comunican con claridad y de manera convincente que Jesús es el camino, la
verdad y la vida. Los evangelistas son aquellos que ayudan a los que están sin
Cristo a confrontar su necesidad frente al Salvador y a abrazar a aquel que
puede librarlos de sí mismo.
El
evangelista es alguien que es ungido para predicar el evangelio. Sus mensajes
son diseñados para llevar a la gente al arrepentimiento y a la fe en el Señor
Jesús. Dichos mensajes van acompañados por milagros que atraen la atención de
los incrédulos y los convence de la verdad de su mensaje.
El
evangelismo en su esencia no es un método, sino una pasión del alma del
verdadero discípulo de Jesucristo. Claro, hay métodos de evangelismo. De hecho,
cualquier evangelismo que se lleva a cabo es mediante algún método. En la
Biblia encontramos a Jesús y a sus discípulos evangelizando usando varios
métodos. Pero no es el método lo más importante. Es la condición del corazón.
El
carácter de la persona que evangeliza es más importante que el método.
Ahora, debemos describir este carácter. Un principio de la vida cristiana
es que la importancia de “ser” cristiano es aún más que la de “hacer” algo.
Esto lo vemos en el fruto del Espíritu, que tiene que ver con lo que somos. El
fruto es previo a los dones del Espíritu, porque no se pueden practicar los
dones sin el fruto, o serían inútiles.
Para
una persona dotada con el don de evangelismo, la necesidad urgente de
evangelizar fluye de su interior como un río de agua viva. El ministro
verdadero comparte el plan de salvación por medio del evangelio de nuestro
Señor Jesucristo, como parte de su vida cotidiana, es algo natural que fluye de
su corazón. Es un llamado especial que se cumple por un impulso interno. Pero
no todos tenemos el don de ser evangelistas de masas.
El llamado del profeta.
Es
un vocero espiritualmente maduro, portador de un mensaje divino especial
dirigido a una iglesia o al mundo.
El
llamado de un profeta es dado solamente por el Señor. Fue su Espíritu Santo
quien llamó y habló por medio de cada profeta del Antiguo Testamento (Hebreos
1:1. La Biblia de las Américas. Dios,
habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a
los padres por los profetas).
Nadie por
decidirlo, o desear serlo, puede convertirse en profeta. Uno no puede heredar
el manto de un profeta; no puede ser dado por una persona a otra, aunque un
individuo puede ser el instrumento del Señor para tal cosa. No hay modo en que
un individuo pueda convertirse en profeta por medio de la carne.
El llamado del Apóstol.
El ministerio
en realidad es una mezcla del propósito y llamado de Dios con nuestra respuesta
y obediencia. El entendimiento de esto (de la soberanía de Dios y el libre
albedrío) nos permite ser más eficaces en lo que Él nos ha llamado a ser y a
hacer.
La palabra
apóstol significa: Ser enviado con un propósito especial o con autorización
oficial. En el nuevo testamento la palabra apóstol se usa de tres maneras. 1- Para designar a un enviado, delegado o mensajero. 2- Para referirse a los doce discípulos que el Señor Jesucristo escogió inicialmente de entre los israelitas. 3- Para designar de un modo general a maestros y misioneros.
Bendiciones.
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