Proverbios
15:3. Los ojos de
Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos. 1 Corintios 2:14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. Mateo 28:20. Enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Recordemos
estas promesas en este día. Dios está de nuestro lado, está a favor nuestro y
con nosotros siempre y cuando aceptemos el señorío de Jesucristo en nuestras
vidas por siempre. Y es que muchas veces no logramos entender todo lo bueno y
maravilloso que es nuestro Padre Celestial con cada de nosotros, si con solo el
hecho de levantarnos cada mañana y ver un nuevo día es un regalo de parte suya,
ahora imagínate el hecho de que Él está contigo y conmigo cuidándonos siempre
donde quiera que vamos.
Romanos
8:35-39. ¿Quién nos
separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro.
Como podemos
estar consciente de la presencia de Dios? Dios es Espíritu y para poder
estar conscientes y sentir la presencia de Dios, necesitamos estar en el
Espíritu también. El hombre natural no
percibe a Dios, realmente no puede; es por eso que no le importa pecar pues la
ausencia de la santidad es lógicamente ausencia de Dios, su consciencia está
cauterizada.
Cuando
pongo a Dios en primer lugar y me dejo llevar por los deseos de Dios, me voy
haciendo más consciente de la presencia de Dios y la santidad es algo tan
natural que no tengo que esforzarme para que Dios me use, él lo hará sin duda. Dios usa lo que sea, todo es de él, no te alegres de que te use, sino en
que lo agrades. ¿Qué agrada a Dios? Que guarde sus mandamientos, ¿cómo puede Dios
complacerse en mi vida? !VIVIENDO en la santidad!
Éxodo 33:14. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Salmos
16:11. Me mostrarás la senda de la vida; En tu
presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Salmos 139:7. ¿A
dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Jeremías 23:39. Por
tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a
vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres. Sofonías
1:7. Calla en la presencia de Jehová el Señor,
porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y
ha dispuesto a sus convidados.
Una reflexión muy importante para nosotros: Si no amamos la presencia de Dios, si no
anhelamos la presencia de Dios en nuestras vidas, este año será para un año de
tristeza, de problemas, de depresiones, de incertidumbre. La presencia de Dios
en nosotros como cristianos es lo más importante para nuestra existencia. Nos
da entender que Jesucristo está en nuestro corazón señoreando, también de que
somos hijos de Dios y que tenemos Salvación y vida eterna.
Veamos
la vida de Moisés: él fue comisionado por Dios para sacar a Israel de Egipto
como un gobernador, él se pasó toda su vida cuidando ovejas y Dios lo llamo
para sacar a Israel de Egipto, él sabía que sus hermanos judíos que ya
eran dos millones, eran difíciles, judíos complicados, además habían
estado 430 años viviendo bajo el yugo de faraón, con una mentalidad de esclavo,
y el esclavo es dependiente, es quejoso, no tiene iniciativa, así que la misión
que Dios le estaba encomendando a Moisés era, sacar a dos millones de esclavos
del yugo del faraón, y Moisés dijo: “Señor
si tu presencia no va conmigo, no nos saques de aquí”, Dios le dice: “Mi presencia ira
contigo”, que no es lo mismo que yo iré contigo,
quiero que me entiendas que, no es lo mismo que su presencia vaya contigo a que
él vaya contigo, Dios esa en todos lados por su omnipresencia, pero no es lo
mismo que la presencia de él este contigo, a que Él vaya contigo.
No
es solo el favor de Dios, ni la bendición de Dios, porque tú corres el riesgo
de tener la bendición de Dios, de tener el favor de Dios, de tener la
prosperidad de Dios y con todo no tenerlo a Él. ¡No confundamos la bendición de Dios, con la presencia de Dios!
Salmos 91:1-2. El que
habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a
Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.
Si
has aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, Dios vive en tu espíritu lo
sientas o no, pero él quiere que tú lo disfrutes, que lo experimentes, que
toque todo tu ser. Dios no te ha dejado sin su guía,
la presencia de Dios no se ha ido de tu vida, sigue disfrutando de la presencia
de Dios porque el Espíritu de Dios está sobre ti y no te dejará si decides
seguir los pasos de Jesucristo, sus mandamientos.
No
tener la presencia de Dios en tu vida es lo más parecido a la muerte; Moisés
estaba convencido que sin la presencia de Dios en su vida, era inútil que él
intentara cualquier cosa. Cuando él habló cara a cara con el Señor, él dijo, “…Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas
partir de aquí.” (Éxodo 33:15). Él estaba diciendo, “Señor,
si tu presencia no está conmigo, entonces no iré a ninguna parte. ¡No daré un
solo paso si no estoy seguro que estás conmigo!”
Moisés
sabía que era la presencia de Dios en Israel que distinguía al pueblo de otras
naciones. Y lo mismo es cierto de la iglesia de Jesucristo hoy en día. Lo único
que nos distingue de los incrédulos es que Dios “está con nosotros” – dirigiéndonos, guiándonos, obrando su voluntad en
y a través de nosotros de acuerdo a su Palabra. A Moisés no le importaba como otras naciones recibían su dirección,
formaban sus estrategias, dirigían sus gobiernos o sus ejércitos. Él dijo, “Nosotros operamos en un principio. La única forma en que podemos ser
guiados o gobernados, para hacer guerra y sobrevivir en esta tierra, ¡es
teniendo la presencia de Dios con nosotros!
“Cuando
la presencia del Señor está en nuestros medios, nadie nos puede hacer daño.
Pero sin él, somos impotentes, reducidos a nada. Deja que todas las naciones de
este mundo confíen en sus ejércitos poderosos, sus carros de hierro, sus
soldados amaestrados, y sus armas nuevas. ¡Nosotros confiaremos en la presencia manifiesta de nuestro Dios!”
Esta
es la forma en que Dios contesto la audaz declaración de Moisés: “…Mi presencia irá contigo, y yo te daré descanso.”
(v.14). ¡Qué
increíble promesa! La palabra hebrea para “descanso” aquí es “un descanso tranquilo y
confortable.” Dios estaba diciendo, “¡No
importa los enemigos o las pruebas que enfrentes, siempre podrás encontrar un
descanso tranquilo en mí!” Piensa en esto: Si una iglesia tiene la presencia manifiesta
de Dios en sus medios, no habrá ajetreo ni bullicio, sudor o lucha. Las
reuniones de adoración no serán apuradas, con tres canciones, una ofrenda y un
sermón corto. Al contrario, habrá un paz calmante, un descanso tranquilo – ¡y
todos los que entren por las puertas lo sentirán! Por supuesto que
esto no quiere decir que una iglesia no experimente alabanzas estrepitosas o
adoración exuberante. Por el contrario, creo que esas cosas son el resultado de
un pueblo que está en descanso. Un
cuerpo que tiene la presencia de Dios en sus medios vivirá, se moverá y adorara
con una confianza tranquila en el Señor en todo tiempo.
Lo mismo es cierto para todo cristiano
individualmente. Si tienes la presencia de Jesús en tu
vida, experimentarás el orden divino de Dios. Tendrás una paz y una calma, sin
apuro o ansiedad, sin correr de un lado a otro buscando consejo, sin sentirse
sin fundamento. ¡Vivirás en descanso, sabiendo que Dios tiene todo bajo
control! Veamos pasajes del Antiguo Testamento. La presencia de Dios era tan
evidente en la vida de Abrahán, hasta los impíos a su alrededor reconocieron la
diferencia entre sus vidas y la de él: “…Abimelec…habló
a Abrahán, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces;” (Gen. 21:22). Este rey impío
estaba diciendo, “Abrahán, existe algo diferente en ti. ¡Dios te
guía, te preserva y te bendice dondequiera que vas!”
Dios
le prometió a Josué que ningún enemigo podría enfrentarse contra él mientras la
presencia de Dios estaba con él: “Durante
todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como
estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Sé
fuerte y valiente,…” (Josué 1:5-6). Cuando
el Espíritu de Dios está presente con nosotros, podemos ser fuertes y valientes
– ¡porque ningún enemigo puede hacernos daño!
Dios
le dijo a Gedeón. “…¡El Señor está
contigo, guerrero valiente! …Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel…”
(Jueces 6:12, 14). La frase “la fuerza” en este verso se refiere
al verso anterior – “el
Señor está contigo.” ¿Puedes
ver lo que Dios está diciendo? “Gedeón, hay
un poder en ti que es tan poderoso, que puede salvar a Israel. ¡Y ese poder es mi presencia!” Las Escrituras revelan a Gedeón como un cobarde – así que,
¿por qué Dios le llamó “guerrero valiente?” ¡Es porque Dios quería demostrarle a Gedeón lo que cualquier
persona puede hacer cuando la presencia del Señor esta con él!
Dios
le advirtió a Jeremías que la nación entera se volvería contra él y rechazaría
sus profecías. Sin embargo, Dios prometió, “…pelearán contra ti, pero no te podrán vencer,
porque yo estoy contigo para salvarte y librarte…” (Jeremías 15:20). Dios estaba diciendo, “No importa si un país entero se pone en contra tuya, Jeremías. Lo único
que importa es que mi presencia está contigo. ¡Ten confianza, yo estoy
contigo!”
Estos
pasajes del antiguo testamento no son historietas de letras muertas. Su
propósito es animarnos y exhortarnos a buscar la presencia de Dios en nuestras
vidas. Podemos dar gracias a Dios por lo que su presencia hizo por Abrahán,
Josué, Gedeón, Jeremías y todo Israel. Aun así,
cada uno de nosotros tiene un poderoso testimonio de lo que la presencia de
Dios ha hecho por nosotros – guiando nuestras vidas, abriendo puertas, quitando
obstáculos, derritiendo corazones, y haciéndonos intrépidos.
Dios
da una condición a su presencia en nuestras vidas. Esta condición se encuentra
en 2 de
Crónicas 15. En el capítulo anterior, el rey Asa
había dirigido los ejércitos de Judá a una gran victoria contra el ejército de
un millón de hombres de Etiopía. Sin embargo, Asa testificó que fue la
presencia de Dios que dispersó al enemigo: “Entonces Asa invocó al Señor su Dios, y dijo:
Señor, no hay nadie más que tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y
los que no tienen fuerzas; ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, porque en ti nos
apoyamos y en tu nombre hemos venido contra esta multitud… Y el Señor derrotó a
los etíopes delante de Asa…” (2 Crónicas
14:11-12).
Mientras
Asa y sus ejércitos tomaban la delantera en la procesión triunfal de regreso a
Jerusalén, un profeta llamada Azarías los encontró a la entrada de la ciudad
con este mensaje de Dios: “Vino
el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed;
15:2
Y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: el
Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Y si le buscáis, se
dejará encontrar por vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará. Y por
muchos días Israel estuvo sin el Dios verdadero, y sin sacerdote que enseñara,
y sin ley. Pero en su angustia se volvieron al Señor, Dios de Israel, y le
buscaron, y él se dejó encontrar por ellos.” (2 Crónicas 15:1-4).
Este
es el secreto de conseguir y mantener la presencia de Dios en tu vida. El Señor
le recordó a Asa, claramente, sin rodeos: “Asa, nunca olvides como conseguiste esta victoria. Me buscaste con todo
tu corazón, te volviste a mí completamente, cuando estabas en problemas – y yo
te envié mi presencia. ¡Fue mi presencia que hizo huir a tus enemigos!” Ahora Azarías le estaba diciendo a Asa, “Recuerdas, ¿cómo estaba el
reino antes que tomaras el poder? Todo estaba descentrado, sin ley, sin
dirección, sin enseñanza recta. ¡Todos eran una ley a sí mismos, haciendo como
les pareciera!”
Esta
es una imagen correcta de muchos hogares cristianos en la actualidad. Todo está
fuera de orden, sin autoridad, paz o descanso. Todos hacen como les place.
Muchas de las tales familias se han convertido en desordenes trágicos y
disfuncionales. Sin embargo, no tiene que ser así. Ningún hogar cristiano tiene
que permanecer disfuncional. Las promesas de Dios no cambian y su palabra
promete, “Por el resto de tu vida – mientras continúes
buscándome – yo estaré contigo. ¡Cada vez que clames a mí, siempre seré hallado
por ti!” Esta no es una teología complicada.
Sencillamente, si ambos, esposo y esposa – o uno de los dos – están buscando
del Señor, no hay necesidad para que su hogar este agitado o “sin ley.”
Cualquiera puede tener la presencia del Señor, si él o ella sencillamente
buscan de él.
“…el
Señor estará con vosotros mientras vosotros estéis con él….” (2 Crónicas 15:2). La
palabra hebrea para “estáis” o buscar aquí es “matsa,” que significa, “su
presencia que viene a capacitar, a bendecir.” En resumen, este verso nos dice, “Busca
al Señor con todo tu corazón, y él vendrá a ti con su presencia. ¡Ciertamente,
su presencia será un poder todopoderoso que emanará de tu vida!” Según las Escrituras, nuestra mayor preocupación es seguir
buscando de Dios, para asegurar su presencia con nosotros.
Dios
hace su pacto de gracia con cada creyente. Este pacto está incorporado en
promesas tales como, “Dios ha puesto en Cristo la iniquidad de
todos nosotros.” “Jesús se convirtió en maldición por nosotros.” Él no nos
dejará, ni desamparará.” Aun, Dios también
asegura ciertas promesas especiales para aquellos que determinan buscarle con
todo sus corazones. Una de esas promesas es el pacto de la presencia de Dios. No obstante, este pacto es estrictamente
condicional. Las escrituras aclaran
que si nos atenemos a la regla de este pacto, gozaremos de increíbles
bendiciones de la presencia de Dios en nuestras vidas. Y esto no se refiere tan
solo a asuntos de salvación. Habla de ser tal buscador de Dios que su
impresionante presencia es derramada sobre nosotros – ¡y es vista y conocida
por todos!
Sólo cuando
la presencia de Dios está sobre nosotros podemos contemplar, ver y comprender
su gloria. Las
promesas de Dios nunca fallan. Pero algunas – como el pacto de su presencia –
son absolutamente condicionales. Requieren algo más que nuestra cooperación.
Por supuesto, Dios nunca nos abandonará ni dejará de amarnos. Pero si
continuamos en pecado, su presencia no estará con nosotros – y nuestras vidas no
serán instrumentos de su poderosa presencia. ¡Viviremos según la carne –
luchando, pataleando, sin poder ni dirección!
Cuando
Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube.
Esta nube fue una manifestación física del juramento de Dios de estar con su
pueblo. Bajaba y cubría el tabernáculo de noche y de día. Y actuaba como su
guía para cada tarea. Cuando la nube se movía, ellos se movían, y cuando se
quedaba, ellos se quedaban. El pueblo no necesitaba un comité para averiguar su
dirección o futuro. Ellos ponían su confianza en la nube visible de la
presencia de Dios. En la actualidad, esa misma nube de la su presencia ronda sobre tu
habitación secreta de oración. Espera todos los días para envolverte en su paz.
Te guiará, te dará poder y paz. Y te dará dirección detallada para tu hogar, tu
trabajo y relaciones.
Tu
habitación secreta puede ser dondequiera – en la ducha, en el bus camino a tu
trabajo, en tu trayecto al trabajo. Puedes cerrar todo lo demás y decir,
“Señor, tengo media hora ahora mismo. Te amo, Jesús, y te adoro. ¡Esta es mi
habitación secreta contigo!” Es algo maravilloso estar encerrado con Dios,
desarrollando una vida de oración consistente. Dios promete que mientras te
conviertes en un siervo que le busca y ora, su presencia saldrá como fuente en
tu vida – cerrando y abriendo puertas y obrando su orden divino a tu alrededor.
Mas sin embargo, algo mayor que esto sucederá: ¡la presencia de Dios te llevará a una revelación
de su gloria!
Dios
estaba diciendo, “aquí está mi gloria personificada – en
Jesucristo!” Ciertamente, Jesús es el cumplimiento de todo lo que Dios dijo que él
era para Moisés – lleno de gracia, misericordioso, paciente, abundante en
bondad y verdad, el que guarda misericordia a millares, perdonando la iniquidad
y la transgresión de pecados. Y ahora el Señor está diciendo, “Aquí está
una imagen viva de mi gloria. ¡Todo está personificado en mi Hijo!” ¿Dónde podemos encontrar esa revelación de Cristo? ¡La encontramos
solamente cuando vamos a las escrituras! Pablo dice que mientras permitimos que
la palabra de Dios refleje en nosotros una revelación creciente de Jesús,
seremos cambiados de gloria en gloria:
“Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más
gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.” (2 Corintios 3:18).
Esta
revelación de la gloria de Dios provee poder de mantenimiento a nuestra vida: “Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de
Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de
noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda la gloria habrá un
dosel;…” (Isaías 4:5). En otras palabras, la gloria de Dios nos mantendrá limpios
en la peor hora de nuestra vida.
Lo
que Dios nos está diciendo aquí es tan sencillo: “¡Toma tiempo para conocer a mi hijo! ESCUDRIÑA MI PALABRA Y BÚSCAME EN TU HABITACIÓN SECRETA DE ORACIÓN. Entonces, mientras habitas en mi presencia,
tus ojos comenzarán abrirse a mi gloria. Todo está revelado en
Cristo. Él es la revelación plena de mi amor,
gracia, misericordia y bondad. “Mientras reflexiones continuamente en esta
revelación, te limpiará y purificará – porque serás cada vez más como Jesús.
Mientras ves cuán amoroso y misericordioso que él es contigo, serás más amoroso
y misericordioso con los demás. ¡Y esa será mi gloria revelada en tí!”
Deja
de buscar una señal. Deja de esperar que alguna fuerza sacuda el edificio de tu
iglesia, o que algún predicador te imponga las manos y solucione todos tus
problemas. ¡Busca al Señor a solas! Su palabra lo dice claro – o disfrutarás de su continua
presencia o la menospreciarás: “Porque
los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo
corazón es completamente suyo…” (2 Crónicas 16:9). Búscale con todo tu corazón y desea su presencia diariamente
en tu vida. ¡Entonces conocerás y experimentarás la increíble gloria de Dios! Bendiciones.
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