El
conocer a Dios es amar a Dios, y amar a Dios es confiar en Él. Confiar en Él es
obedecerle, y obedecerle es ser bendecido. El
éxito a la manera de Dios está determinado en la medida que buscarnos la
voluntad de Dios.
Todos
los seres humanos queremos ser exitosos, pero a veces no tenemos claro el
camino a seguir para alcanzar el éxito y eso nos puede llevar muchas veces a
tomar los caminos equivocados, a formar en nosotros un carácter mal sano y no
el carácter de Cristo, a tener nuestra escala de valores equivocada, a ver las
cosas materiales que se alcanzan como la meta de nuestras vidas, mientras que
el Señor nos enseña que eso es solamente la añadidura.
La
mayoría de las personas creen que una vez que uno planifica, busca las
estrategias y llega a las metas, sin importar el proceso ni nada más en el
proceso, uno puede hablar de éxito. Exitosa, hoy en día, es aquella persona que
puede llegar a concretar sus metas, aquel que puede utilizar cualquier medio
con tal de llegar a ese fin. También se considera exitoso a los que buscan
posicionarse, no solamente él sino su ministerio, su libro, etc., y tener un
impacto, una gran influencia. Pero si miramos, notaremos que ese no es el todo
del éxito, ni es el éxito a la manera de Dios. Si comenzamos a comparar con los
valores el Reino, ahí empezaremos a ver algunas diferencias.
Juan 14:6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí.
Hechos 5:29. Respondiendo
Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres.
Sal 40:7-11.
Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de
mí; El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi
corazón. He anunciado justicia en grande congregación; He aquí,
no refrené mis labios, Jehová, tú
lo sabes. No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; He publicado tu fidelidad y tu salvación; No
oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu
misericordia y tu verdad me guarden siempre. Romanos 8:5-6. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Porque el ocuparse de la carne es muerte,
pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
El
ejemplo de éxito más grande para los seres humanos es la vida de nuestro Señor
Jesucristo:
Juan 4:34. Jesús les
dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Juan 5:30. No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo;
y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del
que me envió, la del Padre.
Juan 6:38. Porque he
descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Juan
6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el
que me envió: Que de todo lo que me diere,
no pierda yo nada, sino que lo
resucite en el día postrero.
Hebreos 5:7-9. Y Cristo,
en los días de su carne,
ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía
librar de la muerte, fue oído a causa de
su temor reverente. Y aunque era Hijo,
por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido
perfeccionado, vino a ser autor de
eterna salvación para todos los que le obedecen.
En
este mundo en el que vivimos nos enseñan desde muy pequeños que el éxito para
nuestras vidas consiste en alcanzar bienes materiales, dinero, posición
económica, posición social, conocimiento, el mejor auto, el mejor cónyuge,
fama, pero
Jesucristo vino a nuestras vidas a mostrarnos y enseñarnos la verdad.
El
primer paso en descubrir el éxito es el manifestar una TOTAL DEPENDENCIA en el Señor. Proverbios 3:5-6 dice: "Fíate de
Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas."
¿Por
qué se nos hace difícil confiar en el Señor? Una razón es porque no le
conocemos lo suficientemente bien como para confiar en Él. El conocer a Dios es
amar a Dios, y amar a Dios es confiar en Él. Confiar en Él es obedecerle, y
obedecerle es ser bendecido.
Otro
problema que tenemos es que no nos desprendemos de la situación en la cual
necesitamos confiar en Dios. Queremos hacerlo nosotros mismos. Sin embargo,
para poder tener éxito, debemos entregárselo todo a Él. Él es digno de tenerlo
todo.
No tenga temor de la voluntad de Dios. Se dirá: "¿Qué si me envía a una villa
remota en el extranjero como misionero?" Si es que Él le envía allá,
entonces ése es exactamente el lugar en que a usted le gustaría estar. "Porque
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad" (Filipenses 2:13).
Cuando
usted depende completamente del Señor, entonces Él le proveerá la dirección
fiel. Proverbios
3:5-6 dice: "Él enderezará tus veredas." O eso es verdad o es
una mentira.
¿Cómo Él dirigirá su camino? Primero, lo hará por medio de su Palabra (Salmo 119:105). La Palabra de Dios le mostrará la voluntad de Dios. Segundo,
Dios le dirigirá por medio de la oración (Filipenses 4:6-7). No toda pregunta es
contestada en la Biblia. La oración es una avenida de dos vías. Deje que Dios
le hable. Tercero, Dios le dirigirá por medio de su providencia. Dios cierra y
abre puertas (Apocalipsis 3:8).
Cuando usted depende completamente del Señor, y Él le da dirección, habrá una poderosa dinámica en su vida. Revise la última frase de Proverbios 3:6: "Él enderezará tus veredas." Esto literalmente significa que Dios abrirá paso, construirá un camino, delante de usted. No sólo que Dios le muestra el camino, sino que Él despejará el camino. Cuando usted depende completamente del Señor, Él lo dirigirá.
Juan 8:31-32. Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres, vino a hacernos libres de la esclavitud del mundo.
Lucas 12:15-21. Y les dijo: Mirad,
y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que
posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico
había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y
dijo: Esto haré: derribaré mis graneros,
y los edificaré mayores, y allí
guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos
años; repósate, come,
bebe, regocíjate. Pero Dios le
dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte
tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí
tesoro, y no es rico para con Dios.
Mateo 6:31-34. No os
afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente
el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas. Así que,
no os afanéis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
En
una sociedad en la que la gente culpa a todos, desde sus padres hasta el
gobierno por su incapacidad de salir adelante, debemos asumir la
responsabilidad individual de la conquista de nuestro éxito y de nuestra misión
de vida tomando conciencia de que al decir: Somos Arquitectos de Nuestra Vida,
esto será así en la realidad dependiendo de nuestra fe, paciencia,
perseverancia y voluntad.
2 Timoteo 1:7.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. El Señor mismo nos ayuda
a desear, buscar, pedir y encontrar lo que él tiene preparado para cada uno de
nosotros.
Romanos 8:26-28.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios
intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En
la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas,
triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado de
rendir completamente nuestras vidas al Creador del universo, nuestro Señor
Jesucristo y vivir para él guardando sus mandamientos guiados siempre por el
Espíritu Santo,
Juan 14:16. Y yo rogaré al Padre,
y os dará otro Consolador, para
que esté con vosotros para siempre.
Juan 14:15. Si me
amáis, guardad mis mandamientos.
Juan 14:21-28.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda,
ése es el que me ama; y el que me
ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El
que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me
ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho
estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he
dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
Pero
Dios no se olvida de nuestras necesidades y deseos, él quiere darnos lo mejor,
lo que realmente nos conviene, debemos cada día aprender a depender de su
dirección y sabiduría, seguir su Palabra, sus enseñanzas. En las matemáticas del Reino, por ejemplo, hay que perder para ganar.
Uno tiene que renunciar a sí mismo para que pueda ganar otras cosas. Uno tiene
que dejar de hacer ciertas cosas que uno quiere y cree, para ser de beneficio a
otros.
En el Reino uno tiene que servir y no ser servido. Parte del éxito en el mundo es llegar a conquistar nuestras metas y que los otros estén a nuestro servicio. Pero en el Reino de los cielos el éxito se da cuando uno puede romper ese paradigma y estar sirviendo a otros. Esa es una persona exitosa según el Reino de los cielos. En el Reino de los cielos, uno tiene que dar para recibir algo mucho mejor.
En el Reino uno tiene que servir y no ser servido. Parte del éxito en el mundo es llegar a conquistar nuestras metas y que los otros estén a nuestro servicio. Pero en el Reino de los cielos el éxito se da cuando uno puede romper ese paradigma y estar sirviendo a otros. Esa es una persona exitosa según el Reino de los cielos. En el Reino de los cielos, uno tiene que dar para recibir algo mucho mejor.
Jeremías 29:11-14.
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de
mal, para daros el fin que esperáis.
Entonces me invocaréis, y vendréis y
oraréis a mí, y yo os oiré; y me
buscaréis y me hallaréis, porque me
buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová,
y haré volver vuestra cautividad,
y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os
arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice
llevar.
Romanos 8:14-19.
Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual
clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu,
de que somos hijos de Dios. Y si hijos,
también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que
en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Y por último una agradable reflexión: ¡SE FUERTE! No hay más fortaleza que la del
Espíritu de Dios. No fundes tus fuerzas en los demás, sólo en el SEÑOR. Aprende
a bastarte a ti mismo y serás el vencedor y no el vencido. Arráncale triunfos a
la vida y no derrotas; todo infortunio ha de darte una lección para el
porvenir; cada nuevo día que se te da es un regalo para crecer, amar y
compartir. Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco
y los días se convierten en años….
Pero
lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad; tu espíritu
es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada hay
uno de partida; detrás de cada logro hay otro desafío; mientras estés vivo,
siéntete vivo; si extrañas lo que alguna vez hiciste, vuelve a hacerlo; no
vivas de fotos amarillas…. Sigue aunque todos esperen que abandones, no dejes
que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengan
respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar,
camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón, pero nunca te detengas.
Vuelve
a empezar aunque sientas el cansancio, aunque el triunfo te abandone, aunque el
error te lastime, aunque una traición te hiera, aunque una ilusión se apague,
aunque ignoren tus esfuerzos, aunque la ingratitud sea la paga, aunque todo te
parezca nada…… ¡vuelve a empezar! Porque sólo las personas como tú le permiten
al mundo avanzar. ¡Ánimo! Comienza y
recomienza siempre, no te dejes vencer de la indiferencia. Si caíste levántate
y vuelve a empezar; si te equivocaste, párate y recomienza, si no lograste
educar tu voluntad empieza de nuevo.
!No
pierdas los ánimos jamás¡ Tal vez al concluir la lucha queden cicatrices que
serán tu gloria delante de DIOS. !Esfuérzate¡ no triunfa en la vida quien nunca
tuvo momentos difíciles……Triunfa quien los tuvo y supo superarlos. Todo lo
puedes en Jesús que te fortalece y recuerda que DIOS en su amor Omnipotente
siempre tiene preparadas para ti la ayuda y la fuerza que tú necesitas. Ten
presente que él siempre tiene sus brazos abiertos para recibirte, porque el que
a él va no le hecha fuera, ya que él dijo: venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados y yo os haré descansar.
Deuteronomio 30:14-16. Porque muy cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en
tu corazón, para que la cumplas.
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la
vida y el bien, la muerte y el mal;
porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la
cual entras para tomar posesión de ella.
La
decisión es de cada uno de nosotros, ¿cuál es tu decisión?, ¿quieres ver la
vida y alcanzar el éxito a la manera de Dios? El tiempo es ahora. Bendiciones.
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