Conocer la
gloria de Dios es una necesidad en todo creyente que desea ser guiado por el
Espíritu Santo, no se puede llegar a la plenitud de la vida cristiana sin
esta incomparable experiencia. Moisés lo sabía. No se maravilló con los
milagros, hay algo más grande que ellos. No tuvo satisfacción solo con tener la
presencia de Dios a su lado. Fue más allá. Quiero tu presencia, tu respaldo,
pero quiero conocer tu gloria.
Zacarías 2:1-13. RVR60. Alcé
después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de
medir. Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para
ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud. Y he aquí, salía aquel ángel
que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo: Corre,
habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la
multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice
Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
Eh, eh, huid de la tierra del norte,
dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová.
Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os
despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo
alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová
de los ejércitos me envió. Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí
vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a
Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces
conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá
su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne
delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.
La gloria de
Dios es una promesa consumada en el sacrificio de Jesús; no es algo reservado
para cierto tipo de personas, esta es una bendición para todos aquellos que le
buscan de corazón limpio, los que le anhelan y han sido lavados con la sangre
preciosa del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. No son los
milagros, no son las conversiones o los bautizados con el Espíritu Santo. No es
un culto en bendición o fluido en alabanza. No es el fluir constante de los
dones.
La gloria de
Dios se conoce en un plano personal, en un encuentro íntimo con El. Porque
nuestro Dios es galardonador de aquellos que le buscan. Moisés conocía los
milagros y el poder de Dios. Tenía la certeza de su Presencia, pero pidió algo
más. La maravilla de este caminar es que siempre hay algo más. Conocer la
Gloria de Dios le costó 40 días fuera de su entorno, fuera de su casa, de su
comodidad. Es una intimidad con Dios. Una dependencia total, una disposición a
Él. Necesitamos conocer la gloria de Dios en nuestra intimidad, esta no se
conoce en un altar, no se conoce en un instante.
Existen dos
requisitos fundamentales para conocerlo: Debemos tener un anhelo ardiente por
conocerle, por adquirir su compañía y respaldo, pero esto no es suficiente sin
lo siguiente. Una vida en santidad. Una vida apartada del pecado. Mi decisión y
mi voluntad en un solo propósito agradar a Dios, vivir para El y morir por Él.
Anhelar su gloria es alejarme del pecado. Si hay un anhelo ferviente de
conocerle a Él, pero no una vida sin pecado, no podemos llegar a conocer su
Gloria.
Apocalipsis 21:22-27. RVR60. Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso
es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de
luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es
su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella;
y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca
serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra
de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace
abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la
vida del Cordero.
Se requiere
gente dispuesta a agradarle a El. Personas guiando a otras al camino de la
santidad. No al emocionalismo o a lo espectacular. Urgen personas que vivan en
integridad con Dios y no en falacias con ellos mismos. La Biblia nos enseña que
el joven Samuel trajo la presencia de Dios de nuevo a Silo (1 Samuel 3:21). La vida de una persona atrayendo la obra magnifica de Dios a un pueblo
que estaba alejado de Él. Si se pudo hacer en ese tiempo hoy también se puede
lograr. Dios es el mismo no cambia, permanece para siempre y donde este una
vida consagrada a El no tardara en manifestarse.
Como
cristiano puedo guiar a otros a la presencia de Dios o apartarlos del lugar de
adoración (Ezequiel 8:6). La gloria de Dios dejo el lugar de adoración (Ezequiel 10:4) porque la gente vivía en pecado. Traían adoración,
celebraban la victoria. Pero en su intimidad agradaban a su carne y buscaban
sus placeres. En un lugar así no puede habitar ni darse a conocer la Gloria de
Dios. El Padre busca adoradores en espíritu y en verdad. Abarca todo lo que soy
el adorar. Ezequiel 8:12 nos enseña que Dios no ignora lo que pasa en nuestra
intimidad sea agradable a El o no. Dios no puede ser engañado y no pasa por
alto nuestros actos. ¿Cómo puedo guiar a un lugar que no conozco? Jesús es el
camino, el guía inequívoco de nuestra vida. Las personas requieren gente que
viva como Jesús vivió, no enfrascados en cuestiones triviales como vestimentas
o música. Una vida en santidad se refleja sin dejar lugar a nuestro orgullo.
Deja que Dios te muestre
su gloria y esta se conoce en nuestra intimidad. No hay otro lugar, no hay otro
momento. Él te está esperando a reservado un monte para ti. Un lugar de
encuentro. Hoy es el tiempo. No son los años en la iglesia. No es el
ministerio. Es en tu intimidad donde descubres las grandezas que Dios tiene
para ti.
Nos hallamos
frente a un tiempo en que muchos mantienen las glorias pasadas como carta de
presentación, y entonces echan un velo sobre éstas para que los demás no vean
que las mismas han ido decreciendo hasta dejar de existir; son éstos quienes
emplean los conocimientos humanos y mediante ellos pretenden engañar al pueblo
de Dios tal como nos dice la Palabra que “hubo
también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán
al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y
muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la
verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de
vosotros con palabras fingidas”. 2 Pedro 2:1-3. RVR60.
Es tiempo de que el pueblo de Dios adquiera madurez
espiritual en el Señor, dejando de alimentarse solamente con leche
para hacerlo ya con alimento sólido, “pues todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de
justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los
que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”. Hebreos
5:13-14. RVR60; es tiempo en que sea el mismo pueblo de Dios
quien discierna los espíritus que se mueven a su alrededor a fin de tomar
distancia de aquellos que solo les llevarán a la perdición y alejamiento del
Señor.
Es lamentable
ver como preciosos siervos del Señor permanecen errantes o en congregaciones
donde no se predica la sana doctrina, y más lamentable es cuando vemos que lo
hacen no por falta de conocimientos sino a consecuencia de que no permiten que
sea el Espíritu Santo quien les redarguya e indique donde establecerse; no
permiten que sea el Espíritu quien les guíe pues se sienten atraídos por las
glorias aparentes que dan la antigüedad en la obra, el tamaño de la
congregación, si la alabanza es bonita, o cuantas otras cosas irrelevantes, y
sin darse cuenta, están desechando o postergando el ministerio o la obra de
Dios en sus vidas. Son éstos los que han dejado que su pensamiento, la mente y
el corazón se cubra con un velo que les impide ver más allá, y está dado
fundamentalmente por la falta de conversión verdadera al Señor; ese velo es el
que les impide ver la gloria verdadera del Espíritu manifiesta en sus vidas, la
gloria que les brinda la libertad en Cristo, y se ocupa de ocultar aquellas que
ya han sido abolidas por el Señor a consecuencia de resultar obsoletas o por
haberse desviado de la sana doctrina sus poseedores.
Frente a esta
realidad existente en el pueblo de Dios, es que nos resulta necesario estar muy
atentos a la voz y guía del Señor a fin de podernos quitar el velo que nos
ciega para impedirnos ver la gloria verdadera de Cristo, y que es la que nos
lleva a andar de gloria en gloria, de victoria en victoria, en la libertad que
solo Jesús nos puede brindar; son éstos los que “Irán de poder en poder; (y) Verán a Dios en Sion”. Salmo 84:7. RVR60.
Leamos la
Palabra de Dios en 2 Corintios 3:11-17. RVR60. “Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que
permanece. Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y
no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel
no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero
el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el
velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se
conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el
Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”.
En estos tiempos, como siervos de Dios vemos cómo
preciosos ministerios son desechados o postergados por aquellos a quienes el
Señor se los entregara, a consecuencia de permanecer obnubilados por lo que un
día vieron, o con su conocimiento embotado como dice la Palabra en lo literal
de la Palabra escrita que les mantiene aún en el Antiguo Testamento, pero lejos
del Espíritu que vino a derramar Jesucristo en el Nuevo Testamento; eso les
impide su desarrollo espiritual y hacer la obra del Señor en plenitud, ya que
nos dice la Escritura que “recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo”. Hechos 1:8. RVR60.
Cuando Moisés descendió de hablar con Dios, su
rostro resplandecía de tal manera que debió cubrirlo con un velo pues el pueblo
no podía soportar tal resplandor, y ese velo permanece sobre el corazón de los
judíos cuando leen la ley, eso les impide ver la gloria de Jesucristo; pero hay
también un velo que cubre el corazón y la mente de aquellos que se quedaron
soñando con el tiempo pasado, con la rigidez de la Ley que comenzaba a fenecer
al tiempo que Jesús crecía para mostrar su gloria, ya que “aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Juan 1:14. RVR60.
La gloria del viejo pacto era pasajera, poco a poco
iba palideciendo tras el velo que cubría el rostro de Moisés; y no tan solo que
se eclipsa frente a la gloria del evangelio, sino que llega a desaparecer ante
la eternidad del nuevo pacto establecido por Dios y sellado con la sangre de
Jesucristo. Y cuanto creyentes han endurecido sus mentes por no comprender
que toda la gloria del pasado es transitoria, pasajera como la manifestación de
la gloria en el rostro de Moisés; cuantos hay que se niegan a reconocer que
deben avanzar hacia los nuevos horizontes y servicios que el Señor les
presenta; cuantos se niegan a avanzar aun conociendo la dirección que el
Espíritu les marca, sabiendo que allí les espera la bendición y la culminación
de la obra de Dios en sus vidas; sucede que un velo cubre su mente y corazón,
el velo de la desobediencia y rebeldía.
“Y aun
hasta el día de hoy, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero
cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará” vs 15-16; es la
remoción del velo producida por una verdadera conversión la que brinda la
posibilidad de ver y disfrutar la gloria del Señor, es la vivencia del Señor en
nuestro interior la que nos vivifica, 1 Corintios 15:45. RVR60 , llevándonos de gloria en gloria y de victoria en
victoria pues solo llenos del Espíritu Santo obtendremos el poder necesario
para cumplir con nuestra misión en Cristo en su plenitud, Hechos
1:7-8. RVR60.
Es la conversión, humildad y obediencia la que te
permitirá ver la gloria de Dios en tu caminar cristiano, tanto en tu vida
terrenal como en tu ministerio o trabajo para el Señor; entonces “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira
en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando
Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria”. Colosenses 3:1-4. RVR60
Quita ahora el velo que te impide ser lleno del
Espíritu Santo y del poder de Dios, recuerda que eres su templo, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”. 1
Corintios 6:19. RVR60, y que “donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. 2
Corintios 3:17. RVR60, para servirle
como y donde Él te lleve para que puedas ver su gloria.
Moisés debió cubrir su rostro con un velo para que
la gloria de Dios que reflejaba no hiciera daño al pueblo, y ese mismo velo es
el que cubre los corazones de aquellos que se niegan a dejarse guiar por el
Espíritu Santo hacia el lugar correcto, al sitio en donde serán bendecidos y
desarrollarán el propósito para ellos establecido por el Señor. La mente
de muchos siervos y siervas del Señor se halla embotada detrás del velo que el
enemigo extiende frente a sus ojos para hacerles creer que detrás se encuentra
aún la gloria de Dios; Pablo nos dice que quitemos el velo, que dejemos de
pensar en la gloria del pasado, ya que ésta, junto con la Ley, se ha agotado en
cuanto a su utilidad para dar paso a la gloria manifiesta de nuestro Señor
Jesucristo.
La gloria pasada debía ser velada por cuanto el
pueblo no tenía capacidad para contemplarla, pero cuando Jesús murió, el velo
fue rasgado de arriba abajo y la gloria de Dios se manifestó en plenitud de
gracia y amor, y los cristianos pueden ahora ver la gloria sin velo, y esto es
lo que les hace cambiar “hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos
niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo
en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Efesios 4:13-15. RVR60.
Es tiempo de que los cristianos quitemos el velo de
nuestro corazón y de nuestra mente para permitirnos ver a Jesús; es ahora
cuando los creyentes debemos despojarnos “de todo
peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe”. Hebreos
12:1-2. RVR60.
Ha llegado el tiempo en que los verdaderos hijos de
Dios sean obedientes a los mandatos del Señor y dejen de esconderse tras el
velo de lo que vieron en el pasado, del anhelo de pertenecer a una
multitudinaria congregación, o desarrollar un ministerio solamente en
donde haya cientos o miles; es tiempo que hagamos como Pablo, quien “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento
de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:13-14. RVR60.
Es tiempo de quitarnos el velo para ver la
verdadera gloria de Dios, caminando hacia nuestro ministerio en la guía del
Espíritu Santo, y con nuestra mirada puesta en que “nosotros
todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor”. 2
Corintios 3:18. RVR60.
La
Biblia muestra claramente que es posible que un verdadero discípulo de
Jesucristo vea y entienda la gloria de Dios. Juan 4:23. DHH. Pero llega la hora, y es
ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo
verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan
los que lo adoran. Ciertamente,
nuestro Señor revela su gloria a todo aquel que la pide y busca diligentemente.
Creo
que la revelación de la gloria de Dios viene para equipar al pueblo de Dios, a
su iglesia, la que fue redimida por la sangre de Cristo, la que el Señor
conoce, a la iglesia a la que ha comisionado para hacer la obra del ministerio
que es la predicación del evangelio, la edificación del cuerpo de Cristo para
hacer la obra del ministerio que es la salvación de almas, porque muchos
se dicen ser cristianos pero realmente no viven vidas de santidad, amor y
obediencia a Dios de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia.
Mateo
7:21-23. RVR1960. No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día:
Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Juan
14:15. LBLA. Si me amáis, guardaréis
mis mandamientos.
Pablo
declara que esa revelación es "...para
edificarlos y darles herencia entre todos los santificados." Hechos 20:32. RVR60.
Contrario
a la creencia de algunos cristianos, la gloria de Dios no es una manifestación
física. Tampoco es un aura sobrenatural o luz angelical. Sencillamente, la
gloria de Dios es una revelación de su naturaleza y atributos a aquellos que le
buscan de corazón. El Señor mismo define Su gloria de esta manera en las
escrituras. Por lo tanto, cuando oramos, "Señor, muéstrame tu
gloria," en realidad estamos orando lo siguiente, "Padre, revélame
quien eres." Y si el Señor nos da una revelación de su gloria, es una
revelación de cómo Él quiere ser conocido por nosotros.
Isaías 61:1-11. RVR60. El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me
ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a
los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar
que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo
en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán
las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las
ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán
vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.
Y vosotros seréis llamados sacerdotes
de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de
las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble
confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en
sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. Porque yo Jehová soy
amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré
en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos
será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos
los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová. En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su
renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará
brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
Si has tenido una revelación de la gloria del
Señor, sabes lo que significa probar su amor, misericordia y perdón. Y eres
cambiado por esa gloria. Ahora el Señor nos dice: toma esa gloria y brilla en
el mundo a tu alrededor. Es tiempo para actuar en amor, como el Señor ha hecho
por ti y por mí. Bendiciones.
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