Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Las proclamas proféticas°


El amor por la humanidad y por cada uno de nosotros es indescriptible y sólo podemos entenderlo con la ayuda del Espíritu Santo, que nos hace comprender por revelación el deseo del corazón de Dios a través del Señor Jesucristo para nuestras vidas. 

Es necesario tomar estos conceptos de la Palabra de Dios para que sean grabados en nuestra mente y escritos en nuestros corazones. La proclamación profética viene con una comisión y una responsabilidad. Proclamar es pregonar, divulgar, publicar y lo hace uno que es heraldo, comisionado e investido para transmitir el mensaje.

Lucas 4:18-21. Nueva Traducción Viviente (NTV). «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del Señor». Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él. Después Jesús comenzó a hablarles: «La Escritura que acaban de oír, se ha cumplido este mismo día».


El deseo y la voluntad de Dios para nuestras vidas es que podamos caminar en las proclamaciones de su Palabra y así poder entrar en el reposo que él ha preparado, desde antes de la fundación del mundo en Jesucristo, para su iglesia, para cada uno de sus hijos, los que hemos entregado nuestras vidas a él, y que podamos entender y vivir la realidad espiritual de estar sentados juntamente con el Hijo de Dios en los lugares celestiales en Cristo, con toda bendición espiritual, que es la herencia determinada por el Padre Celestial por la eternidad.

Hoy vamos a escudriñar (a profundizar), sobre el tema de las proclamas proféticas para poder comprender aún más la voluntad de Dios sobre nuestras vidas y a que nos ha llamado el Señor: a entrar en el reposo de Dios, “a eso vino nuestro Señor Jesucristo a la tierra”. Las proclamas son la publicación de un decreto o ley y que se hace solemnemente para que llegue a noticia de todos; también se puede decir que son los actos públicos y ceremonias con que se declara e inaugura un nuevo reinado, un principado, un nuevo periodo.

Verbo Hebreo הצהיר (hzhyr). Dar públicamente o por primera vez una información sobre un evento futuro.

Verbo Griego κηρύσσω (kérussó): predicado, predicando, predicaba, ser un heraldo, proclamar.

Con este estudio vamos a tener más claramente el concepto de lo que son las proclamaciones bíblicas para los creyentes y la iglesia en general. Primero que todo la proclamación es un mandato de Dios, es proclamar el mensaje de Dios para un tiempo específico, para un pueblo especifico, para una situación específica; es la antesala a lo que Dios piensa hacer en medio de las naciones, en medio de su pueblo, en medio de sus hijos.  En las siguientes porciones bíblicas vemos más claramente como es la proclamación de parte de Dios, como es que se hacen y quienes son los encargados de hacerla.

Juan 3:15-17. Nueva Biblia al Día (NBD). Para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

Efesios 1. Dios Habla Hoy (DHH). Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a quienes en la ciudad de Éfeso pertenecen al pueblo santo y como creyentes están unidos a Cristo Jesús. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad. Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo mediante su amado Hijo.

En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Pues Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su generosidad, dándonos toda sabiduría y entendimiento, y nos ha hecho conocer el designio secreto de su voluntad. Él en su bondad se había propuesto realizar en Cristo este designio, e hizo que se cumpliera el término que había señalado. Y este designio consiste en que Dios ha querido unir bajo el mando de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra.

En Cristo, Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad. Y él ha querido que nosotros seamos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que todos alabemos su glorioso poder. Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido.

Este Espíritu es el anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar, cuando haya completado nuestra liberación y haya hecho de nosotros el pueblo de su posesión, para que todos alabemos su glorioso poder.

Oración por los creyentes. Por esto, como sé que ustedes tienen fe en el Señor Jesús y amor para con todo el pueblo santo, no dejo de dar gracias a Dios por ustedes, recordándolos en mis oraciones. Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes.

Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, de quien ella recibe su plenitud, ya que Cristo es quien lleva todas las cosas a su plenitud.

Dios ha determinado que tomará en cuenta a su pueblo antes de que vaya a hacer algo en la tierra y en medio de su pueblo, así no lo ha mostrado como lo afirma la Escritura. Cuando Dios da un privilegio, también conlleva a una responsabilidad, cuando Dios da un mayor privilegio, también conlleva a una gran responsabilidad, al que mucho se le da, mucho se le exige, al que es fiel en lo poco, sobre mucho le pondrá. El Padre Celestial revela sus planes a sus profetas, a quienes pasan tiempo en el secreto.

Amós 3:1-8. Dios Habla Hoy (DHH). La tarea del profeta. Israelitas, oigan lo que dice el Señor al pueblo que sacó de Egipto: «Sólo a ustedes he escogido de entre todos los pueblos de la tierra. Por eso habré de pedirles cuentas de todas las maldades que han cometido.» Si dos caminan juntos, es porque están de acuerdo; si el león ruge en la selva, es porque ha hecho una presa; si el cachorro gruñe en la cueva, es porque ha capturado algo; si un pájaro cae al suelo, es porque había una trampa; si la trampa salta del suelo, es porque algo ha atrapado; si la trompeta suena en la ciudad, la gente se alarma; si algo malo pasa en la ciudad, es porque el Señor lo ha mandado.

Nunca hace nada el Señor sin revelarlo a sus siervos los profetas. ¿Quién no tiembla de miedo, si el león ruge? ¿Quién no habla en nombre del Señor, si él lo ordena?

Veamos inicialmente quien era el encargado de dar las proclamas en las cortes reales. Verbo Hebreo הצהיר (hzhyr). HERALDO. Era un funcionario de la corte que tenía a su cargo anunciar públicamente órdenes reales y decretos. La palabra aparece en Daniel 3:4. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Entonces el heraldo proclamó con fuerza: “Se les ordena a ustedes, pueblos, naciones y lenguas, donde se menciona a un heraldo que proclama el decreto de Nabucodonosor de que el pueblo adorase a la imagen que había erigido. Cuando Daniel iba a convertirse en tercer gobernante en el reino por orden del rey Belsasar, se ‘anunció por heraldo’. En los antiguos juegos griegos el heraldo anunciaba el nombre y país de cada participante, así como el nombre, país y padre del ganador.

El verbo griego que se traduce “predicar” κηρύσσω (kérussó), aparece muchas veces en las Escrituras griegas cristianas, y puede traducirse “anunciar por heraldo”. El uso de esta palabra en Mateo 24:14 y Marcos 13:10 indica que los proclamadores de las buenas nuevas del reino de Dios servirían de heraldos. Por lo tanto, kérussó significa “proclamar” en general (buenas o malas noticias), Noé fue predicador (o heraldo) en el mundo antediluviano y anunció la advertencia divina. (2 Pedro 2:5) Cristo predicó (como heraldo) a los espíritus en prisión, pero no las buenas nuevas. (1 Pedro 3:18-19).

En otras palabras para nuestros tiempos la proclama profética, es el anuncio vehemente de las buenas nuevas tocantes al señorío de Hijo de Dios Jesucristo, mediante la predicación y el testimonio cristiano integral de cada miembro o piedra viva. Según la misión de la iglesia ha sido y sigue siendo la proclamación de los hechos poderosos de Dios, que incluye la obra de redención, restauración y consumación final en Jesucristo: su perfecta voluntad.

Isaías 44:1-8. Dios Habla Hoy (DHH). Fidelidad del Señor, único Dios. Escúchame ahora, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, mi elegido. Yo soy el Señor, tu creador, que te formó desde antes de nacer y que te ayuda. No temas, Jesurún, pueblo de Jacob, mi siervo, mi elegido, porque voy a hacer que corra agua en el desierto, arroyos en la tierra seca. Yo daré nueva vida a tus descendientes, les enviaré mi bendición. Y crecerán como hierba bien regada, como álamos a la orilla de los ríos. Uno dirá: “Yo soy del Señor”, otro se llamará descendiente de Jacob, y otro se grabará en la mano: “Propiedad del Señor”, y añadirá el nombre de Israel al suyo propio.»

El Señor, el rey y redentor de Israel, el Señor todopoderoso, dice: «Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios. ¿Quién hay igual a mí? Que hable y me lo explique. ¿Quién ha anunciado desde el principio el futuro, y dice lo que está por suceder? Pero, ¡ánimo, no tengan miedo! Yo así lo dije y lo anuncié desde hace mucho, y ustedes son mis testigos. ¿Hay acaso otro dios fuera de mí? No hay otro refugio; no conozco ninguno.»

La iglesia proclama el evangelio por medio de la predicación, la enseñanza acerca del propósito de Dios para el hombre y la creación, y el servicio a la humanidad. Pero también lo proclama en términos de la presencia en el mundo de vidas que, ya sea individualmente, ya sea comunitariamente, reflejan a Jesucristo. Una proclama viva iluminando a la humanidad, como está escrito en libro del profeta Daiel, capítulo 12.

Lucas 12:3. Dios Habla Hoy (DHH). Por tanto, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto ya esta cerrado, será gritado desde las azoteas de las casas.

La proclamación de Jesucristo como como Dios, como Rey, como Señor y Salvador (evangelización para establecer el reino de los cielos en medio nuestro) tiene implicaciones sociales, puesto que llama a las personas a arrepentirse de sus pecados y a vivir una nueva vida de rectitud de acuerdo a la Palabra de Dios y paz en la sociedad que impera en el mundo que es dominado por el diablo y sus demonios, el reino de las tinieblas. El llamado para cada uno de  nosotros es el de volver a la Palabra de Dios, en sumisión al Espíritu Santo, andar en sus caminos, es regresar a la Biblia y al Señor Jesucristo que reina por medio de ella.

Mateo 28:19-20. La Biblia de las Américas (LBLA). La gran comisión. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Marcos 16:14-20. Dios Habla Hoy (DHH). La gran comisión. El encargo de Jesús a sus discípulos. Más tarde, Jesús se apareció a los once discípulos, mientras ellos estaban sentados a la mesa. Los reprendió por su falta de fe y su terquedad, ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.»

Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.  Ellos salieron a anunciar el mensaje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.

El mensajero o encargado de dar un proclama de parte de Dios adquiere una conciencia de su misión profética y es ungido por el Espíritu de Dios para anunciar las buenas nuevas de liberación y bendición a una pueblo en circunstancias especiales, en la desilusión y desaliento o “quebranto de corazón”, de la esclavitud y de la cárcel, y que dan como consecuencia el perder la visión de lo que Dios quiere para cada uno y para un pueblo en particular.

La meta del ministerio profético en cuanto a las proclamas es hacer resurgir la vida espiritual en medio del duelo general y personal. La ceniza, que es señal de duelo, va a ser reemplazada por una diadema de gloria, va ha haber aceite (oleo de gozo), de regocijo y manto (de alegría) de alabanza.

¿En qué reside la garantía de estas buenas nuevas, de las proclamas de parte de Dios? La respuesta fue dada en Isaías 60:21. Dios Habla Hoy (DHH). Todos los de tu pueblo serán gente honrada, serán dueños de su país por siempre, retoños de una planta que yo mismo he plantado, obra que he hecho con mis manos para mostrar mi gloria. Son efectivas las proclamas proféticas, porque han sido destinadas para manifestar la gloria divina. Para Dios es un asunto de honor, de fidelidad a su nombre, de su carácter, que la ruina y la desolación desaparezcan de en medio de su pueblo y que sean restauradas las ciudades destruidas, que sean restauradas las vidas de quienes hemos aceptado al Señor Jesucristo como Rey, que haya salvación, vida eterna, perdón de pecados, restauración, restitución y bendición.

La justicia como la base de la recompensa de los siervos de Dios, y la alabanza a Dios por su grandeza y santidad son el resultado del cumplimiento del ministerio sacerdotal delante de todas las naciones, es lo que el Señor mismo va a hacer germinar en el tierra por medio de sus proclamas hechas por sus ministros.

A continuación veamos algunas porciones de la Biblia para reafirmar las proclamas en diferentes contextos.

Proclamando ayuno. 1 Reyes 21:9. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Y escribió en las cartas: “Proclamen ayuno y sienten a Nabot a la cabeza del pueblo.

Proclamando salvación. 1 Crónicas 16:23. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Canten al Señor, toda la tierra; Proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación.  

Proclamando la gloria y la grandeza de Dios. Salmos 96:3. Nueva Traducción Viviente (NTV). Anuncias sus gloriosas obras entre las naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.

Isaías 45:20-25. Nueva Traducción Viviente (NTV). Reúnanse y vengan, fugitivos de las naciones vecinas. ¡Qué necios son los que llevan consigo sus ídolos de madera y dirigen sus oraciones a dioses que no pueden salvarlos! Consulten entre ustedes, defiendan su causa; reúnanse y resuelvan qué decir. ¿Quién dio a conocer estas cosas desde hace mucho? ¿Cuál de los ídolos alguna vez les dijo que iban a suceder? ¿Acaso no fui yo, el Señor? Pues no hay otro Dios aparte de mí, un Dios justo y Salvador; fuera de mí no hay otro. ¡Que todo el mundo me busque para la salvación!, porque yo soy Dios; no hay otro.

He jurado por mi propio nombre; he dicho la verdad y no faltaré a mi palabra: toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua me declarará su lealtad. La gente declarará: «El Señor es la fuente de mi justicia y de mi fortaleza». Y todos los que estaban enojados con él, se le acercarán y quedarán avergonzados. En el Señor, todas las generaciones de Israel serán justificadas, y en él se enorgullecerán.

Proclamando alertas para su pueblo. Jeremías 4:5. Nueva Traducción Viviente (NTV). ¡Griten a la gente de Judá y proclamen a los de Jerusalén! Díganles que toquen alarma en toda la tierra: “¡Corran y salven sus vidas! ¡Huyan a las ciudades fortificadas!”.

Jeremías 4:5. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Declaren en Judá y proclamen en Jerusalén, y digan: “Toquen la trompeta en la tierra; clamen en alta voz, y digan: “reúnanse y entremos en las ciudades fortificadas”.

Joel 1:1,14-15. Nueva Traducción Viviente (NTV). El Señor le dio el siguiente mensaje a Joel, hijo de Petuel. Proclamen un tiempo de ayuno; convoquen al pueblo a una reunión solemne. Reúnan a los líderes  y a toda la gente del país en el templo del Señor su Dios y allí clamen a él. El día del Señor está cerca, el día cuando la destrucción viene de parte del Todopoderoso. ¡Qué terrible será aquel día!

Proclamando guerra espiritual. Joel 3:9. La Biblia de las Américas (LBLA). Proclamad esto entre las naciones: Preparaos para la guerra, despertad a los valientes; acérquense, suban todos los soldados.

Proclamando juicio. Amós 3:9-10. Traducción en lenguaje actual (TLA) Samaria será destruida. Nuestro Dios ha dicho: ¡Den a conocer esto en los palacios de Asdod y en los palacios de Egipto! ¡Díganle a la gente que se junte en las montañas de Samaria! ¡Que vea el desorden y la violencia que hay en esa ciudad! Los de Samaria no saben qué significa hacer lo bueno. Sólo saben robar a la fuerza, y guardar en sus palacios lo robado.

Proclamando gratitud. Amós 4:5. Nueva Traducción Viviente (NTV). Presenten su pan hecho con levadura como una ofrenda de gratitud. ¡Luego entreguen sus ofrendas voluntarias para poder jactarse de ello en todas partes! Este es el tipo de cosas que a ustedes, israelitas, les encanta hacer», dice el Señor Soberano.

Proclamando honra a las personas. Daniel 5:29. Traducción en lenguaje actual (TLA).  Enseguida el rey Belsasar ordenó que vistieran a Daniel como a un príncipe. También hizo anunciar que, en todo el reino, Daniel tendría el tercer lugar de mayor importancia y autoridad.

Proclamando el buscar a Dios. Isaías 55:6-9. Dios Habla Hoy (DHH). Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está cerca. Que el malvado deje su camino, que el perverso deje sus ideas; vuélvanse al Señor, y él tendrá compasión de ustedes; vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar. Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes. El Señor lo afirma.

El deseo y la voluntad de Dios para nuestras vidas es que podamos caminar en las proclamaciones de su Palabra y así poder entrar en el reposo que él ha preparado, desde antes de la fundación del mundo en Jesucristo, para su iglesia, para cada uno de sus hijos, los que hemos entregado nuestras vidas a él, y que podamos entender y vivir la realidad espiritual de estar sentados juntamente con el Hijo de Dios en los lugares celestiales en Cristo, con toda bendición espiritual, que es la herencia determinada por el Padre Celestial por la eternidad. Bendiciones.

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