Es tiempo de
sumergirnos en Dios y su Palabra buscando el amor, la gracia, la misericordia y
la fortaleza que vienen del Padre Celestial en estos tiempos; es por eso que empezamos
con el estudio de los módulos del Seminario Bíblico Reina
Valera: TEOLOGÍA
SISTEMÁTICA 1 y TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2.
Juan 5:39. Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 1. Es el estudio de las
doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e
infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres
de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las
doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la
regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la
plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original
y su caída en pecado.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA 2. Es el estudio de las
doctrinas bíblicas de la salvación: expiación, sustitución, redención,
reconciliación, propiciación, justificación, elección, predestinación,
regeneración, conversión, arrepentimiento, la adopción y la unión mística del
creyente con Cristo. Incluye el estudio de las doctrinas acerca de la
iglesia: sus miembros, propósito, comisión, culto, organización y ordenanzas.
Incluye el estudio de las profecías de la Biblia: principalmente las no
cumplidas todavía como el arrebatamiento de la iglesia, la Tribulación, la
segunda venida de Jesucristo, el reino milenial, los juicios finales y el
estado eterno.
Clase 48. El
Juicio De Israel y de las Naciones por Lewis Sperry Chafer.
En conexión con la
segunda venida de Cristo se incluyen juicios sobre Israel y las naciones entre
los grandes acontecimientos que establecerán el reino sobre la tierra. Los
juicios comienzan con el juicio de los santos resucitados del Antiguo
Testamento, israelitas y gentiles, y los santos de la tribulación, israelitas y
gentiles. Sin embargo, estarán presentes en este suceso, en juicios separados,
los israelitas y los gentiles que todavía estén viviendo sobre la tierra. Estos
últimos juicios tienen que ver con la separación de los que han sido contados
por dignos de entrar en el reino y de los que han sido considerados indignos y
quedan excluidos.
A. El juicio de Israel resucitado y de los gentiles.
La doctrina de la
resurrección es una verdad familiar en el Antiguo Testamento, como se dijo en
el capítulo anterior. Además de la resurrección que ocurre en el arrebatamiento
de la iglesia, hay también una resurrección de muertos justos en conexión con
la segunda venida de Cristo para establecer su reino. Como se dijo
anteriormente, esto es mencionado en Dn. 12:2. Y muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua. Is. 26:19. Tus
muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del
polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus
muertos. Job 19:25-26. Yo sé que mi Redentor
vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel,
en mi carne he de ver a Dios.
También se ve la
resurrección de Israel en conexión con su restauración como nación en el tiempo
de su segunda venida. En Ezequiel 37, en la visión del valle de los huesos secos,
aprendemos que aunque la restauración de los huesos secos para ser un cuerpo
vivo es simbólica de la restauración de Israel, es también el tiempo en que
Israel saldrá de sus tumbas.
Ez. 37:7-14. Profeticé, pues, como me fue
mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los
huesos se juntaron cada hueso con su hueso. 8 Y miré, y he aquí tendones sobre
ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en
ellos espíritu. 9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre,
y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro
vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. 10 Y profeticé como me había
mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un
ejército grande en extremo.11 Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos
son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y
pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. 12 Por tanto,
profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros
sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la
tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros
sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. 14 Y pondré mi
Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y
sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.
Aquí parece combinarse lo
simbólico y lo literal. En el mismo capítulo se presenta a David como una
persona resucitada que sirve como rey sobre Israel bajo Cristo. En general, el
Antiguo Testamento da una fe firme a todos los que creen en la resurrección de
los muertos.
En Apocalipsis 20 se
dice que la resurrección de los mártires de la tribulación ocurrirá en relación
con la segunda venida de Cristo. Probablemente esté conectada con la
resurrección de los santos del Antiguo Testamento. Se dice que los resucitados
vivirán y reinarán con Cristo mil años y aparentemente serán recompensados del
mismo modo que la iglesia fue galardonada en el tribunal de Cristo.
Ap. 20:4. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los
que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa
del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a
la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus
manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
La fidelidad a Dios hasta
la muerte en el servicio brindado se les reconoce dándoles parte en el reinado
con Cristo sobre la tierra.
Ha surgido alguna
confusión por el hecho de que también se dice que la iglesia reinará con
Cristo. Las Escrituras parecen indicar que todos los justos resucitados antes
del milenio compartirán en alguna forma el reino milenial, cada uno en su orden
y de acuerdo con el propósito soberano de Dios. La Iglesia reinará como esposa
de Cristo; los santos resucitados reinarán en sus diversas capacidades como
israelitas salvados o como gentiles salvados. Una ilustración es proporcionada
por el libro de Ester, donde Ester reinó como reina, mientras Mardoqueo reinó
como primer ministro del rey. Tanto Ester como Mardoqueo reinaron, pero de
diferentes maneras y en diferentes capacidades. Así será en el milenio.
Consecuentemente, puede
concluirse que los justos muertos de Israel y los gentiles serán resucitados en
el tiempo de la segunda venida de Cristo, y esta resurrección incluirá a todos
los que no están incluidos en la resurrección y traslación realizada en el
arrebatamiento de la iglesia.
B. El juicio de Israel viviente.
Cuando Cristo vuelva en
su segunda venida también librará a su pueblo de los perseguidores. Muchos ya
habrán sido asesinados, pero los que sobrevivan serán liberados por Cristo
cuando El venga.
Zac. 13:8. Y acontecerá en toda la tierra,
dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán;
mas la tercera quedará en ella.
Ro. 11:26. Y luego todo Israel será salvo,
como está escrito: vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la
impiedad.
Los israelitas que son
librados de sus enemigos, sin embargo no son todos dignos de entrar en el
reino, puesto que algunos no son salvos. Primero se cumplirá la reunión de
todos los israelitas de todo el mundo.
Ez. 39:28. Y sabrán que yo soy Jehová su
Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los
reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos.
Serán congregados ante el
Señor y serán juzgados. En Ezequiel 20:35-38 el Señor dice: «Os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré
con vosotros cara a cara. Como litigué con vuestros padres en el desierto de la
tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor. Os haré
pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de
entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra
de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y
sabréis que yo soy Jehová.»
Sobre la base de este
texto, el Israel congregado se divide en dos clases de personas, los que han
aceptado a Jesús como Salvador y Mesías y se cuentan por dignos de entrar en el
reino, y los que todavía son rebeldes, incrédulos y son excluidos y muertos.
Aunque Israel es una nación favorecida y aunque Dios le ha dado abundantes
bendiciones especiales, la salvación personal aún depende de la fe y la
relación individual con Dios.
Como ha sido en los
tiempos pasados, en este tiempo también hay quienes son considerados el
«verdadero Israel» (esto es, salvados) y los que son israelitas sólo de nombre
y no son salvos. Como Pablo lo expresa en Ro. 9:6: «porque no
todos los que descienden de Israel son israelitas». En Romanos 9:8 describe a los no salvos como «hijos según la carne»
y que no son hijos de Dios. La purga de los
rebeldes dejará en Israel solamente a los verdaderamente redimidos, y será
privilegio de ellos entrar en la tierra y poseerla, en contraste con los no
salvados, de los cuales Dios dice: «No
entrarán en la tierra de Israel» (Ez. 20:38).
C. El juicio de los gentiles vivos.
El juicio de las naciones
concierne al juicio individual de Dios sobre los gentiles, en contraste con su
juicio sobre Israel. Este juicio lo describe nuestro Señor en Mateo 25:31-46 como
un juicio que seguirá inmediatamente a su segunda venida.
Mt. 25:31-46. 31 Cuando el Hijo del Hombre
venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en
su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y
apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero,
y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o
sediento, y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos,
o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
vinimos a ti? 40Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque
tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43
fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero,
desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá
diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más
pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los
justos a la vida eterna.
En el versículo 31 se
dice que ocurre de este modo: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y
todos sus santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.»
En la descripción que
sigue los gentiles son descritos como ovejas y cabritos reunidos y mezclados
ante el pastor. Siendo diferentes en especie, son separados unos de otros, las
ovejas a la mano derecha del Rey y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey
invita a las ovejas a entrar en el reino. A ellas les dice: «Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán
diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y
te dimos de beber?» (vv. 34-37).
Cuando las ovejas
preguntan cuándo fueron hechas las acciones justas, el rey les responde en Mateo 25:40: «De
cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicisteis.»
En seguida el Rey se
vuelve hacia los de la izquierda y les dice: «Apartaos de mí, malditos, al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» (y. 41). El
Rey sigue diciendo que ellos no han hecho las obras de misericordia realizadas
por las ovejas. Los cabritos responden: «Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel y no te
servimos?» (y. 44). El Rey les responde: «De
cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños,
tampoco a mí lo hicisteis» (y. 45). Entonces
se declara que los cabritos serán lanzados al tormento eterno, pero los justos
son introducidos a las bendiciones de la vida eterna.
Este pasaje ha creado
algunos malentendidos debido a su énfasis en las obras. Un estudio superficial
parecería indicar que las ovejas se salvan a causa de sus obras y que los
cabritos se pierden por su falta de obras. Sin embargo, la Biblia deja en claro
que la salvación no es por obras en ninguna dispensación. Aun la ley mosaica
que enfatizaba las obras jamás tuvo entre sus promesas la salvación como una
recompensa por las obras fieles. Más bien la norma para todas las
dispensaciones la declara Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe.»
Debido a la depravación
innata del hombre, que ha nacido con una naturaleza pecaminosa, y debido a su
posición en Adán, su primer padre que pecó contra Dios, todos los hombres han
nacido perdidos y sin esperanza en sí mismos. Solamente sobre la base del
sacrificio de Cristo podría alguien ser salvo en el Antiguo o Nuevo Testamento.
Ro. 3: 25-26. A quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la
mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y
el que justifica al que es de la fe de Jesús.
La ley de las obras es
solamente un camino de condenación, mientras que la ley de la fe es el camino
de salvación.
Ro. 3:27-28. ¿Dónde, pues, está la
jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la
ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las
obras de la ley.
Si esto está bien
establecido en otros pasajes, ¿cómo podría explicarse el juicio de las ovejas y
los cabritos?
El principio comprendido
en este juicio es el de las obras como una evidencia de salvación, y no como
una base de la salvación. Aunque la fe solamente puede salvar, también es
cierto que la fe sin obras es muerta, es decir, no es una fe verdadera. Stg. 2:26. Porque
como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta.
Las obras de las ovejas
son especialmente significativas en el contexto de la Gran Tribulación por la
que estos pueblos habrán pasado. En este período habrá un antisemitismo mundial
y muchos israelitas serán muertos. Bajo tales circunstancias será muy
significativo que un gentil proteja a un judío, «a uno de estos mis hermanos
más pequeños»
Mt. 25:40. Y respondiendo el Rey, les dirá:
De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicisteis.
En realidad, que un
gentil proteja a un judío en un tiempo en que los judíos están siendo
perseguidos hasta la muerte sería poner en peligro la propia vida y libertad.
La única razón posible para tal bondad bajo tales circunstancias, en un tiempo
de gran engaño satánico y odio hacia los judíos, será que el gentil es un creyente
en Cristo y las Escrituras reconocen una posición peculiar de Israel como
pueblo escogido de Dios.
Consecuentemente, aunque
la bondad hacia un judío pudiera no ser especialmente significativa en
circunstancias especiales, en este contexto de sufrimiento mundial para Israel
la bondad hacia un judío se convierte en una marca inconfundible de salvación
verdadera en Cristo. Así, aunque las ovejas no se salvan sobre la base de sus
obras, sus obras demuestran que son salvas. Es el principio de ser conocidos
por sus frutos.
En este juicio se permite
que los gentiles justos entren en el reino. No se les da la tierra prometida,
que pertenece solamente a Israel, pero se les permite vivir en la tierra
milenial, en un tiempo de bendiciones sin precedentes para gentiles e
israelitas.
Por otra parte, los
cabritos son echados al fuego eterno. Si esto se refiere a que son echados en
el Hades, para ser resucitados después y ser echados en el lago de fuego, o si
se refiere a la entrada inmediata en el lago de fuego, no es completamente
claro; en cualquier caso, pasan por el castigo eterno y se les niega el
privilegio de ser ciudadanos del reino milenial. El juicio de Dios sobre los
gentiles es otro recordatorio de que Dios observa nuestras obras y que nuestras
obras deben demostrar nuestra fe.
Aun pequeñas acciones
como la de dar un vaso de agua al sediento o dar de comer al hambriento no
pasan desapercibidos para un Dios amante que está siempre atento al cuidado de
su pueblo. Este pasaje es otro recordatorio de que el reconocimiento adecuado
de la necesidad humana que nos rodea y la bondad y buena voluntad hacia
nuestros congéneres es una de las evidencias más selectas de un corazón
transformado que es producto de la fe en Jesucristo. El Dios que no permite que
un gorrión caiga a tierra sin su voluntad también está preocupado de todos los
problemas pequeños de sus criaturas. Quien tiene el corazón de Cristo tendrá un
corazón sensible hacia el pueblo de Dios.
Como resumen, digamos que
las Escrituras enseñan claramente que en la segunda venida de Cristo todos los
justos serán resucitados y juzgados antes que el reino milenial sea
completamente iniciado. Solamente los malvados permanecerán en la tumba,
esperando su juicio ante el gran trono blanco al final del milenio.
PREGUNTAS
1. ¿Qué juicios ocurrirán
en conexión con la segunda venida de Cristo?
2. ¿Qué resurrecciones
habrá en conexión con los juicios en la segunda venida de Cristo?
3. ¿Cuál es la naturaleza
de la recompensa dada a los que son juzgados?
4. ¿Cómo explicar que la
iglesia y los demás santos reinarán con Cristo?
5. ¿Qué juicio particular
se realizará sobre los israelitas vivos en la segunda venida
de Cristo?
6. Describir el juicio de
las ovejas y los cabritos.
7. Explicar la diferencia
entre las obras como evidencia de salvación y las obras como base de salvación.
8. ¿Enseña este juicio la
salvación por las obras?
9. ¿Por qué son tan
especialmente significativas las obras atribuidas a las ovejas en vista de la
Gran Tribulación?
10. ¿Qué aplicaciones
prácticas pueden hacerse del hecho de que Dios considere de importancia las
pequeñas acciones de bondad?
11. ¿Qué muertos quedan
en sus sepulcros después de empezado el milenio?
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