Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Conociendo a Dios°


¿Tú conoces realmente a Dios? ¿Conoces realmente a Jesucristo?

Jesús dice: Yo Soy el Buen Pastor y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Este conocimiento bíblico no se refiere a un conocimiento del intelecto, no es un conocimiento que se obtiene por el resultado de esfuerzos sistemáticos y metódicos de investigación. Sino un conocimiento que tiene como punto de partida la experiencia, un conocimiento basado no en el intelecto sino en la realidad, conocer es tener experiencia concreta de algo.

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3 (RVR60)

Las Escrituras nos enseñan que la vida eterna es el conocer a Jesucristo. La vida eterna solo se logra por medio de conocer a la persona de Jesucristo. Este conocimiento no solo se limita a la salvación, pero va más allá en lograr tener una relación continua, permanente y duradera. Después que uno conoce a Jesús como su Salvador personal debemos comprender que esto solo el primer paso. Jesús desea revelarse de una manera personal y real a nuestras vidas diariamente. En una relación personal con Él es que encontraremos el verdadero significado de la vida eterna.

¡Al conocerlo a Él hallaremos la vida eterna! Esta vida eterna no es tan solo algo que se obtiene en un futuro, sino es algo que uno ya posee en el presente tiempo. La vida eterna que poseemos hoy día en Jesucristo tiene más que ver con la calidad de vida que tan solo de su duración en la eternidad. Hoy día nosotros no solo tenemos una vida eterna prometida después de la muerte, pero somos bendecidos con esta vida hoy. La vida que tenemos en Jesucristo es suprema, involucra una experiencia íntima y continua con Jesús diariamente.

Juan 17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

17  Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 

7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 

12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 

18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 

24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Un conocimiento en donde Dios y el hombre se hacen uno "como tú en mí y yo en ti que ellos sean uno en nosotros. Yo en ellos y Tú en mí para que sean perfectamente uno. 

Jesucristo quiere que le conozcan, un conocimiento real, porque él es el único capaz de revelar al Padre, nadie conoce quien es el hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el hijo. El apóstol Juan tuvo esta experiencia, este conocimiento profundo dirá lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos. No es un conocimiento meramente racional sino íntimo y concreto.

Solamente tendrá vida eterna aquel que cree en él y para que crean en Cristo la Palabra del Padre, la Palabra que existía en el principio, la Palabra que estaba con Dios, la Palabra que era Dios. Es necesario que él se haga carne y que ponga su morada entre nosotros, todos aquellos que creen contemplan su gloria, él manifiesta su gloria y así como Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto así tiene que fuertes y la Palabra de Dios habita en vosotros, y si alguno guarda su Palabra no verá la muerte jamás, Jesús insiste en esto si alguno guarda mi Palabra no probará la muerte jamás. Es importante lo que dice Jesús refiriéndose al Padre "Yo le conozco, yo sí que le conozco, si dijera que no le conozco sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco y guardo su Palabra.

Por eso, dice Jesús si mis Palabras permanecen en vosotros, porque las palabras que escucháis no son mías sino del Padre que me ha enviado, este es el alimento que permanece para la vida eterna. Dirá Jesucristo, es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo, porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Jesús declarará Yo Soy el Pan de la Vida el que venga a mí no tendrá hambre y el que crea en mí no tendrá nunca sed. 

Porque todo el que ve al Hijo y cree en el tiene vida eterna. Pero nadie puede ir a Jesús sino el Padre no lo atrae. Jesús dice os lo he dicho me habéis visto y no creéis, sin embargo la voluntad de Dios es que todo el que vea al Hijo y crea en él tenga vida eterna. Por eso, Jesús le dirá a Felipe: ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros Felipe y no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre, en otro lugar Jesús dice cada vez que lo hicisteis con estos hermanos míos más pequeños conmigo lo hicisteis.

Por tanto el hombre de hoy puede así como Felipe estar cerca de Dios y no conocerlo, estar en el templo, y no conocerlo, ¿hace tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces? Sin embargo, "Esta es la Vida Eterna, que te conozcan a ti único Dios verdadero y al que tú has enviado Jesucristo" porque esta es la voluntad del Padre que todo el que vea al Hijo y crea en él tenga vida eterna. Jesús también advierte que todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica será como el hombre insensato. Por eso, Jesucristo dice que es estrecha la entrada y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que lo encuentran. 

Mateo dice que junto al camino hay dos ciegos en Jericó que le piden a Jesús Señor que se abran nuestros ojos; es decir, que vea ¿ver qué? ¿Qué quieren ver los ciegos? Quieren ver la luz, quieren ver aquella luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Jesucristo es la luz del mundo, él es el resplandor de la gloria del Padre, él es la Palabra que estaba con Dios que se ha hecho carne y puso su morada entre nosotros. Los suyos han contemplado y experimentado su gloria, porque Cristo se ha transfigurado a los suyos.

Pero hay otro tipo de hombre que son los que murmuran de él, lo desprecian y dicen ¿no es este Jesús, hijo de José cuyos padre y madre conocemos? Por eso, dirá Jesucristo hay alguno entre vosotros que no creen. Sin embargo, sus discípulos los que verdaderamente creen en Cristo, les dirá nosotros creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios y en otro lugar nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Pero otros aún viendo a Jesús, viendo sus obras, los milagros que realiza, viéndolo vivo le dicen: ¿acaso va a venir de Galilea el Cristo? tú das testimonio de ti mismo tú testimonio no vale.

Por eso, Jesús les dirá no me conocéis ni a mí ni a mi Padre, si me conocieras a mí, conocerías también a mi Padre. Por tanto, si no creéis que Yo Soy moriréis en vuestros pecados, el que comete pecado es aún esclavo, vosotros sois de vuestro Padre el diablo, el que es de Dios escucha las Palabras de Dios.

Vemos en el evangelio de Juan que hay un hombre ciego de nacimiento, Jesús encontrándose con él le dijo: ¿tú crees en el hijo del hombre? Él respondió quién es Señor para que crea en él? Jesús le responde lo has visto el que está hablando contigo. Entonces le dijo creo Señor y se postró ante él. Por eso, Jesús dice Yo he venido para que los que no ven vean, pero bien dice el profeta Ezequiel, tienen ojos y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, otros en cambio dicen, lo hemos visto con nuestros ojos lo que contemplamos y tocaron nuestras manos. Pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y os anunciamos esta vida eterna.

Por eso, Jesucristo dirá que solo sus ovejas escuchan su voz, Cristo ha venido para que sus ovejas tengan vida, la vida eterna la da Jesús. Porque tanto amo Dios al mundo para que todo el que crea en él tenga vida eterna, el que cree en el hijo tiene vida eterna, el que rehúsa creer en el hijo, no verá la vida. Por eso, dirá Jesucristo vosotros no queréis venir a mí para tener vida. Porque Cristo es el Pan de Dios que ha bajado del cielo y da la vida al mundo, dice Jesús Yo Soy el pan de la vida, Yo Soy el pan vivo bajado del cielo el que coma de este pan vivirá para siempre. San Juan dice en su evangelio que estas cosas fueron escritas para que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios y creyendo tengáis vida en su Nombre.

Él es el buen pastor que da su vida por sus amigos, conoce a sus ovejas y sus discípulos también le conocen, es decir, comprende que Jesús está en el Padre vosotros en mí y Yo en vosotros, para que todos sean uno, como tú en mí y yo en vosotros. Pero uno puede estar cerca de Jesús verlo, escuchar sus palabra, estar en el templo, leer las Sagradas Escrituras sin embargo, decir refiriéndose a Jesús, tiene un demonio y en otro lugar encontramos que dicen de él está loco. Por eso, Jesucristo les dirá, ya os lo he dicho y no me creéis porque no son de mis ovejas, no creen en él, no han tenido una experiencia, no han tenido un encuentro profundo con el Hijo de Dios. Por eso, no tienen vida, porque Jesús dice. Yo a mis ovejas les doy vida eterna.

Pidamos que nuestro conocimiento de Dios sea más que solo información de Él y que lleguemos a conocerlo de una manera personal. Hay personas que hoy conocen de Dios, pero no conocen a Dios. El conocer a Dios se compone de una experiencia continua y diaria. ¡Esto es el todo de la vida! El conocerlo a Él. No hay otro plan, ni otro camino. Él es el “único Dios verdadero.” ¿Deseamos la vida eterna? Entonces la encontraremos en una relación íntima y personal con Jesucristo.

¡Realmente no conozco a Dios! Eso es que no le conozco de la manera que él quiere que le conozca.

En el Antiguo Testamento, Dios tomó a un pueblo para él - No un pueblo ni más rico o más inteligente que el resto - sólo para que él pudiera ser Dios para ellos: "Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios" Éxodo 6:7. Dios estaba diciendo, en otras palabras, "¡Voy a enseñarles a ser mi pueblo - para que pueda ser Dios para ustedes!"

De hecho, Dios se reveló y manifestó a sí mismo a su pueblo una y otra vez. Envió ángeles. Les habló audiblemente. Cumplió cada promesa con grande liberación. Pero después de cuarenta años de milagros, señales y maravillas, la estimación de Dios de su pueblo fue: "¡Ustedes no me conocen - ustedes no conocen mis caminos!"

¡Esta tiene que ser una de las cosas más impactantes en toda la Biblia! Dios había buscado un pueblo que le permitiera ser Dios para ellos y verdaderamente consiguiera conocerle en todo su poder y gloria.

Entonces los llevó a Canaán para poseer casas que ellos no construyeron, viñas que ellos no plantaron, industrias que ellos no desarrollaron. Les dio colmenas llenas de miel, rebaños que daban leche, y todo tipo de riqueza. El pueblo tomó posesión de todo esto. Todas las cosas fueron suyas por la mano poderosa de Dios. Pero el testimonio de las Escrituras fue que, incluso después de todos los milagros increíbles y las bendiciones que Dios les había dado, ¡aún no conocían a Dios!

"Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos" Salmo 95:10. Dios dijo "¡En todo esto ustedes nunca me han permitido realmente ser Dios! ¡En mis cuarenta años de querer enseñarles, ustedes todavía no me conocieron - todavía no saben cómo trabajo!" Hebreos 3:9-10. "Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos."

Dios todavía está buscando un pueblo que le permita ser Dios para ellos - ¡al punto que le conozcan de verdad y aprendan sus caminos! Aun así pocos en la iglesia hoy le conocen de esta manera. Somos como Israel: Todos hemos sido testigos de milagros. Hemos experimentado manifestaciones de su presencia. Hemos tenido oraciones contestadas, pecados perdonados. Hemos enseñado sobre Dios y le amamos lo mejor de nuestro conocimiento. Pero, al final, Dios puede decir de sólo unos cuantos: "Ellos me conocen como Dios. ¡Ellos realmente saben y caminan en la revelación de mis caminos!"

La Escritura dice de Israel "Y volvían, y tentaban a Dios, y provocaban al Santo de Israel." (Salmo 78:41). Israel se volvió de Dios en incredulidad. E igualmente, ¡creo que limitamos a Dios hoy con nuestra duda e incredulidad!

Confiamos en Dios en la mayoría de las áreas de nuestras vidas – pero nuestra fe siempre tiene linderos y límites. Tenemos por lo menos una pequeña área que bloqueamos, donde realmente no creemos que Dios va a encargarse de nosotros.

Israel murmuró continuamente, "¿Puede Dios?… Seguro, él hizo un camino para nosotros a través del Mar Rojo. Pero - ¿puede darnos pan?" Dios les dio pan - de hecho, extendió una mesa para ellos en el desierto. "Pero ¿puede darnos agua?", preguntaron. Les dio agua de una Roca. "Pero ¿puede darnos carne?" Les dio carne del cielo. "Pero ¿puede librarnos de nuestros enemigos?" Vez tras vez, Dios proveyó y liberó en cada área. Todavía el pueblo pasó cuarenta años diciendo, "¿Puede Dios? ¿Puede Dios?" Dios puede y hará todo lo que pidamos y creamos que puede hacer.

¡Es tiempo de que descanses confiadamente en el amor de Dios! Debes ponerte de pie y decir, "No aceptaré las acusaciones del diablo - porque de todos modos, nunca seré digno. ¡Todo mi valor viene a través de Jesús! Él me ha limpiado por su sangre." Bendiciones.


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