Cuántas
veces hemos tratado de obedecer a Dios y nos frustramos por darnos cuenta que
hacemos lo contrario, en nuestro corazón esta una fuerte pasión por obedecer,
sin embargo, cuantas veces caemos, ya sea en un pecado, un mal hábito, en una
actitud que nos causa problemas, un círculo vicioso, hasta nos enojamos con Dios
y decimos, ¿cómo puedo obedecer a Dios?
La
biblia nos enseña que la obediencia de cada uno de nosotros, es lo que más le
gusta a Dios; él nos creó con libre albedrío y lo que más espera de nosotros es
precisamente que le obedezcamos.
Dios
se agrada cuando le obedecemos de todo corazón, esto es, hacer cualquier cosa
que Dios pide sin titubeos ni reservas, obedeces inmediatamente. Todos los
padres saben que la obediencia retrasada en realidad es desobediencia.
Dios
no tiene que darnos ninguna explicación por las cosas que nos pide hacer:
entender sus razones puede esperar, pero el obedecerle no. La obediencia
instantánea te enseñara más de Dios que una vida entera de discusiones
bíblicas, es más, nunca podrás comprender algunos mandamientos hasta que
primero los obedezcas, la obediencia es la llave para comprenderlos.
Esta
es la actitud de David: "
Dios mío, enséñame a cumplir tus mandamientos, pues obedecerlos me hace feliz;
¡los cumpliré toda mi vida! Aclara mi entendimiento, y los seguiré de todo
corazón." (Salmos 199:33 TLA)
Santiago,
al enseñar a unos cristianos, les dijo, "...Dios
aprueba a un hombre no solamente por la fe que tenga, sino también por lo que
haga". (Santiago 2:24 PDT)
La
palabra de Dios es clara al decir que no podemos ganarnos la salvación, solo la
obtenemos por gracia, no por nuestros esfuerzos. Como hijo de Dios. Tú traes
placer a tu padre celestial a través de la obediencia, cualquier acto de
obediencia también es un acto de adoración. Nuestra obediencia es necesaria
para obtener la santidad que nos acerca a la presencia de Dios. Hebreos 12:14. La
Biblia de las Américas (LBLA). Exhortación a la fidelidad. Buscad la paz
con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
1
Samuel 15:22. Reina-Valera 1960. Y Samuel dijo:
¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia
a la voz del SEÑOR? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio y el
prestar atención, que la grosura de los carneros.
Dios
se complace más en la obediencia que en cualquier cosa, sin embargo, el hombre
lo primero que hizo después de ser creado fue precisamente lo contrario,
desobedecer la voz de Dios. Obedecer es saber escuchar.
La
palabra obedecer viene de “oboedire”, y significa en latín “escuchar”. Si no
podemos escuchar las instrucciones que nos dan, no podremos obedecerlas. Nunca
te has preguntado, ¿qué parte de “más
del árbol del bien y del mal, no comerás” no
entendieron Adán y Eva? No obedecieron porque no escucharon esa parte, tal vez
estaban ocupados cumpliendo con la parte que si escucharon muy, pero muy bien,
la de fructificad y multiplicaos, pero esa partecita de no comerás de este
árbol, al no prestarle atención, fue fácil que la serpiente confundiera a Eva y
terminaran desobedeciendo a Dios.
Dios
nos da ordenanzas para vivir mejor, porque no guardar sus mandamientos, traerá
consecuencias, y es precisamente esas consecuencias las que Dios quiere
evitarnos, obedecer trae satisfacciones y bendiciones, sobre todas las cosas
nos acerca a la presencia de Dios que es lo que él quiere para nosotros, que
nuestras almas no se pierdan en el infierno.
Deuteronomio
4:6. Reina-Valera 1960. “Así que guardadlos y ponedlos por
obra, porque esta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos
de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: “Ciertamente esta
gran nación es un pueblo sabio e inteligente”
Dios
quiere que cuando obedezcamos sus estatutos seamos ejemplo de una vida en
abundancia, una vida plena, una vida que demuestre que escuchamos la voz de
Dios, que tenemos comunión con él; esa es la base de conocerle, mantener una
comunión que nos lleve a dar frutos, y los frutos se verán al obedecer su voz,
esto también es parte de una vida de adoración.
¿Que
nos impide obedecer? Gálatas 5:7. Reina-Valera 1960. “Vosotros
corríais bien, ¿quién os impidió obedecer a la verdad?” Es
muy probable que no estemos obedeciendo porque no estamos escuchando la voz de
Dios, la vida de un cristiano depende de escuchar la voz de Dios, mantener
comunión, cuando adoramos, nos acercamos a su presencia, y es en la adoración
cuando podemos escucharle.
Dios
no me habla solo en la adoración, pero, recordemos que adorar no solo es
música, adorar no solo es asistir a la congregación, adorar no solo es un
momento espiritual, adorar
es un estilo de vida; debemos mantener una vida sensible a
la voz de Dios, permite que Dios te hable de muchas maneras, es muy probable
que en tu pensamiento creas que tienes monólogos con Dios, seguramente has
pensado que no te habla, pero recuerda el usa muchas maneras para hablarte, lo
importante es ser sensible a su voz.
Te
animo a mantener una actitud correcta a la voz de Dios, cuando él te hable, ya
sea a través de la Biblia, de un canto, una conferencia, una persona, etc.
recuerda, escucha su voz, cree y obedece.
Esfuérzate
por escuchar la voz de Dios. Es
en su presencia, en el lugar secreto, donde se te facilitara poder escuchar su
voz, aprender a ser sensible, porque necesitas practicarlo, recuerda cuando
Samuel escucho por primera vez la voz de Dios, se confundió pensando que era el
Sacerdote Eli quien le llamaba, y solo al continuar, pudo aprender a escuchar
la voz, y llegar a tener un corazón sensible, todos necesitamos tener un
corazón sensible y permitirnos escuchar la voz de Dios en un sinfín de maneras.
Toma
un tiempo y medita cuantas veces no has obedecido por no haber prestado
atención a la voz de Dios, medita en las consecuencias que ha tenido para ti no
ser sensible a la voz de Dios y ahora, llévalo delante de su presencia, pídele
a Dios sensibilidad para tus oídos espirituales, date otra oportunidad de
obedecer, adórale con la convicción de que el obedecer es una manera en la que
vas a agradar a Dios y es una forma más de mantener comunión, cuando pases más
tiempo en su presencia, te aseguro que escucharas más claramente su voz y es
allí donde tomaras la fuerza para obedecer, porque recuerda, él se fortalece en
nuestras debilidades, cuando le damos la oportunidad de que trabaje en nuestras
vidas.
Escucha
la voz de Dios y obedécela, es el mejor consejo que puedo darte, obedecer es
una de las mejores maneras de demostrarle nuestra adoración y nuestro amor. Juan 14:15. Si me amáis,
guardaréis mis mandamientos.
Romanos
12:1-2. Dios Habla Hoy. La vida nueva. Por
tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten
ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el
verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del
tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie
su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es
bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.
Salmos
40:8. Reina-Valera 1960. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.
Isaías
26:3-4. Reina-Valera 1960. Tú guardarás en completa paz a aquel
cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová
perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
Otro
ejemplo del obedecer la Palabra de Dios lo vemos en la vida del rey
Nabucodonosor. La Biblia dice en Daniel
capítulo 4 que
Nabucodonosor, rey de Babilonia, tuvo un sueño que le turbó, de modo que mandó
llamar al profeta Daniel para que le interpretase su sueño. Daniel le dijo que
le sucedería lo siguiente al rey por causa de su orgullo: Daniel
4. La Biblia de las Américas. Sueño y locura de Nabucodonosor. 1 Nabucodonosor,
rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Que
abunde vuestra paz. 2 Me
ha parecido bien declarar las señales y maravillas que ha hecho conmigo el Dios
Altísimo. 3 ¡Cuán
grandes son sus señales, y cuán poderosas sus maravillas! Su reino es un reino
eterno, y su dominio de generación en generación. 4 Yo,
Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa y próspero en mi palacio. 5 Tuve
un sueño que me hizo temblar; y estas fantasías, estando en mi cama, y las
visiones de mi mente me aterraron. 6 Por
lo cual di órdenes que trajeran ante mí a todos los sabios de Babilonia para
que me dieran a conocer la interpretación del sueño. 7 Entonces
vinieron los magos, los encantadores, los caldeos y los adivinos y les conté el
sueño; pero no pudieron darme su interpretación. 8 Pero
al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi
dios, en quien está el espíritu de los dioses santos, y yo le conté el
sueño, diciendo: 9 “Oh
Beltsasar, jefe de los magos, ya que sé que en ti está el espíritu de los
dioses santos y que ningún misterio te confunde, declárame las visiones del
sueño que he visto, y su interpretación.
Un
año después, cuando Nabucodonosor estaba paseando por su palacio real el sueño
se convirtió en realidad: La Biblia dice en Daniel
4:30 que
el rey habló con gran orgullo diciendo: “¿No
es esta la gran Babilonia que yo edifiqué como residencia real, con la fuerza
de mi poder y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del
rey, cuando descendió una voz del cielo: “A ti se te dice, oh rey
Nabucodonosor, que el reino ha sido quitado de ti….con los animales del campo
será tu morada. Te darán de comer hierba como a los bueyes. Siete tiempos
pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es Señor del reino de
los hombres y que lo da a quien quiere”. En
la misma hora se cumplió la palabra acerca de Nabucodonosor.”
Una
cita semejante a la de Nabucodonosor se ha encontrado, aparte de la Biblia, que
es casi idéntica a esta afirmación de Daniel
4:30. La
inscripción conocida como la inscripción de La Casa del Este de la India deja
constancia de las actividades de construcción de Nabucodonosor en Babilonia y
afirma lo siguiente:
“Mi
nombre será recordado a lo largo de toda la historia durante todas las épocas
debido a que convertí Babilonia y Esagila en una poderosa fortaleza.”
La
grandeza de Babilonia también fue mencionada por el historiador griego
Herodoto, que visitó Babilonia noventa años después del reinado de
Nabucodonosor. En sus escritos dice que se sintió turbado y asombrado por la
enorme cantidad de oro que había en Babilonia. Dijo que todas las paredes de Babilonia
estaban cubiertas de una capa de oro. Nabucodonosor estaba convencido de que
había sido su propia mano la que había creado una ciudad tan magnífica y que él
mismo gobernaba de manera suprema, pero Dios hizo que este poderoso gobernante
se volviese loco durante siete estaciones con el propósito de enseñarle una
lección, a fin de que supiese que Dios es el que reina Supremo.
Daniel
4:24-26. Reina-Valera 1960. “esta es, oh rey, la
interpretación: Es un decreto del Altísimo que ha caído sobre mi señor el rey.
A ti te echarán de entre los hombres, y junto con los animales del campo estará
tu morada. Te darán de comer hierba, como a los bueyes, y serás mojado con el
rocío del cielo. Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el
Altísimo es Señor del reino de los hombres y que lo da a quien quiere. Y lo que
dijeron, que dejasen en la tierra el tronco de las raíces del árbol, significa
que tu reino continuará firme después que tú reconozcas que el señorío es de
los cielos”.
A
este rey le pasaron muchas circunstancias difíciles por su orgullo y dureza de
corazón en reconocer que Dios es sobre todos y todas las cosas. Ese mismo
principio lo vemos en la vida de muchos, que hasta que no volvamos nuestra
mirada y corazón hacia el Señor muchas situaciones quedarán estancadas, muchas
puertas cerradas. Es
un cambio de decisión, es colocar en nuestro corazón el obedecer a su Palabra,
obedecer sus mandamientos.
Jeremías
29:11-14. Reina-Valera 1960. Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y
no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y
oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré
volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los
lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os
hice llevar.
Daniel
4:34-37. Reina-Valera 1960. “Pero al cabo de los días yo, Nabucodonosor,
alcé mis ojos al cielo; y me fue devuelta la razón. Entonces bendije al
Altísimo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque su señorío es
eterno, y su reino de generación en generación. Todos los habitantes de la
tierra son considerados como nada. El hace según su voluntad con el ejército
del cielo y con los habitantes de la tierra. No hay quien detenga su mano ni
quien le diga: ‘¿Qué haces?’… Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y
glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdad y sus caminos
son justicia. Él puede humillar a los que andan con soberbia.”
El
gran ejemplo de obediencia y sujeción viene de parte de nuestro Señor
Jesucristo. Él nos fortalecerá en nuestras decisiones y en nuestros caminos. Esta
escrito que
todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Nuestro
deber es alinear nuestra mente, nuestros pensamientos y nuestros deseos con la
voluntad de Dios porque él sólo quiere lo mejor para nosotros quienes hemos
creído en él.
“Dios
mío, enséñame a cumplir tus mandamientos, pues obedecerlos me hace feliz; ¡los
cumpliré toda mi vida! Aclara mi entendimiento, y los seguiré de todo corazón.” (Salmos
119:33-35 TLA)
Mateo
26:36-39, 42. Reina-Valera 1960. “Entonces llegó
Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos
hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos
aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro,
orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea
como yo quiero, sino como tú. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo:
Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu
voluntad.”
El
sentir de Jesucristo, la actitud de obedecer a Dios, era “NO
SEA COMO YO QUIERO SINO COMO TÚ”. Ese es el sentir
que nos dice la Palabra de Dios que debemos de tener. No como nosotros
queramos, sino como Dios quiere. Es fácil ser obediente cuando todo va por el
camino que queremos. Cuando Dios nos da el deseo de nuestro corazón, lo
recibimos con mucha alegría. Sin embargo, ¿qué hacemos cuando las cosas no suceden
así? ¿Cómo reaccionamos cuando los planes del Señor parecen diferir de los
nuestros? Ahí está la diferencia entre el ser obediente y desobediente.
En
tiempos felices es fácil mantenernos. La felicidad, no es lo que causa la caída
de la gente de la segunda categoría de la parábola del sembrador. De lo
contrario, como Jesús dijo: “reciben
la Palabra CON GOZO” (Lucas 8:13). Pero
este no perdura. En la primer tribulación, caen (Mateo
13:21, Lucas 8:13). Cuando lo que Dios
quiere para nosotros no es lo que nosotros quisiéramos, la voluntad
desobediente huirá, mientras que la obediente permanecerá, diciendo: “si
no…..hágase tu voluntad”.
Ánimo
hermanos y hermanas, esforcémonos por entrar por la puerta estrecha a la
presencia de Dios, recordando todo el tiempo que nos ha dejado al bendito y
poderoso Espíritu Santo para ayudarnos, enseñarnos, guiarnos y fortalecernos
mientras que estemos como peregrinos y extranjeros en esta tierra. Bendiciones.
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